Aviones de papel

由 Crisbeylis

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Uno, dos, tres, cuatro, muchos aviones de papel caían en mi mesa, cada uno con palabras motivadoras, a los cu... 更多

✨Nota de la autora✨
✨Sinopsis✨
✨ Playlist ✨
✨Dedicatoria✨
✨Prólogo✨
Capitulo 1: No soy especial
Capitulo 2: ¡Hola!
Capitulo 3: Ian Luján
Capitulo 4: ¿Puedo sentarme?
Capitulo 5: Distracción
Capítulo 6: Dolor.
Capítulo 7: Solo hay que sonreír
Capitulo 8: Cosas complicadas que no deberían serlo
Capitulo 9: Un futuro planeado
Capitulo 10: El misterio de los avioncitos
Capitulo 11: El misterio tiene nombre (pte 1)
Capitulo 12: El misterio tiene nombre (pte 2)
Capitulo 14: Más que una etapa
Lo que era antes
Capitulo 15: Luz y sombra
Capitulo 16: El miedo a caer
Capitulo 17: ¿Hemos perdido?
Capitulo 18: La melodía en mi cabeza
Capitulo 19: Tu risa/ su beso
Capitulo 20: Un trébol de cuatro hojas
Capitulo 21: Mi promesa.
Lo que era antes
Capitulo 22: Unas flores de papel amarillo
Capitulo 23: ¿Buena o mala suerte?
Capitulo 24: Es mi vida
Capitulo 25: Siempre estamos cambiando
Capitulo 26: Arreglar las cosas
Capitulo 27: Te quiero
Capitulo 28: Emociones
Capitulo 29: Lucia
Capitulo 30: Cofre bajo llave
Capitulo 31: Afortunados
Capitulo 32: Querer avanzar
Capitulo 33: La música
Capitulo 34: Canta conmigo
Capitulo 35: Pequeños momentos
Capitulo 36: Blue Eyes
✨ Epílogo ✨
✨ Última notita ✨
Extra 1| Mick

Capitulo 13: Una canción

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由 Crisbeylis

Ian.

Después de dejar el auto en la cochera, paso a la casa y las luces del salón están encendidas cosa que me hace fruncir el ceño, y camino silenciosamente para no despertar a nadie, hacía las las escaleras y subir a mi habitación, y tirarme en mi cama a dormir.

Pero un carraspeo me detiene cuando estoy apunto de comenzar a subir las escaleras, y me volteo para ver a mi padre en pijama, que me observa de brazos cruzados.

—¿Estas son horas de llegar? Son casi las dos de la mañana.

—Pero... Les dije que llegaría un poco tarde —me defiendo.

—¿Dónde estabas? —pregunta frunciendo el ceño.

—En la fiesta de cumpleaños de mi amiga Jana.

—A mí no me dijistes que irías a ningún lado.

Suspiro, claro que lo dije, se lo dije a él y a mi madre ayer, y mi madre me prestó su auto y todo, pero al parecer él no lo escucho, por estar revisando unos papeles sin prestar por lo menos un poco atención a lo que decía.

—Sí lo hice, mamá lo sabía y tú lo sabrías si por lo menos fueras escuchado lo que estaba diciendo ayer en la cena.

La severa mirada que me dedica me hace bajar la mirada a mis zapatos.

—A partir de mañana le dedicaras más tiempo a los estudios y entrenaras más, y si hace falta hasta te contrataré un entrenador personal o mejor te entrenaré yo mismo.

Eso me hace levantar la cabeza de golpe, mirándolo fijamente confundido.

—Pero ¿No es suficiente con lo que estoy haciendo hasta ahora?

—Si puedes salir de fiesta, puedes estudiar y entrenar más, facilmente —me dice impasible.

—Pero, solo era el cumpleaños de Jana, nunca salgo, además...

No me deja seguir hablando cuando hace un ademan con la mano haciéndome callar.

—No me repliques, comenzarás una nueva rutina a partir del lunes y no hay discusiones ¿Has entendido?

Aquello me hace apretar un poco los labios, y asentir resignado, ¿Negarme? ¿Para que? No creo que sirva de gran cosa, yo solo quería subir a mi habitación y descansar, no estar teniendo está conversación y muchos menos a esta hora.

—Ahora sube a tu habitación —me ordena, y eso hago, pero cuándo va voy a la mitad, su voz vuelve a interrumpir—. Espero que no hayas estado tomando o inhalando cosas raras por ahí ¿No? Porque sería el colmo.

—Creo que no te he dado razones, para que pienses así —le digo suspirando y terminado de subir a mi habitación.

En el pasillo me encuentro a mi madre con expresión pensativa, y que cuando me ve y paso por su lado me sonríe.

—Que descanses cariño —me desea y le sonrió.

—Tambien descansa, aunque no se que haces despierta a esta hora.

—Voy por un vaso de agua —asiento y ella me sonríe antes de bajar por las escaleras hacía la cocina.

Yo me quedo justo en dónde estoy, por un momento y lo último que escucho y de milagro es el "creo que estás siendo muy duro con él" de mi madre, antes de decidirme y entrar a mi habitación de una vez.

No enciendo la luz, así que camino ha oscuras hasta mi cama, en dónde enciendo la pequeña lámpara sobre la mesita de noche, me quito los zapatos y también la chaqueta, para luego acostarme boca arriba.

Mi celular vibra dentro del bolsillo de mi vaquero y saco para colocarlo sobre la mesita, pero me dentengo cuando veo que es un mensaje vía Instagram de Heather.

Heather_Harriet:
Buenas noches, descansa Ian.

Yo:
Buenas noches, Heather.

Le respondo con una pequeña sonrisa en mi rostro, antes de dejar el celular de lado en la mesita y apagar la lámpara para por fin cerrar los ojos y encontrar el sueño, porque a mí parecer la noche ya ha sido lo suficientemente larga para mí.

✯✯✯

Vale, no sé si estoy haciendo bien, pero estoy frente de la casa de Heather, pues anoche en la fiesta Jana, la invite indirectamente a ir por un helado hoy y antes de dejarla en su casa pues, me confirmó que sí.

Pero considerando que la última vez que estuve aquí, había olvidado que teníamos que hacer un trabajo juntos, tal vez lo haya olvidado o tal vez no, tengo fé en que no, y en qué si tocó está puerta y me abre ella, sabrá porque estoy aquí.

Así que tomo valor y toco el timbre de una vez por todas.

Me meso sobre mis talones, con las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón esperando pacientemente. Y quién abre es una mujer delgada, con el cabello largo y oscuro, de mirada cansada y ojos azules como los de Heather, de inmediato se que es su madre y me mira con confusión.

—Hola, eh, señora... —empiezo torpemente.

—Lucia.

—Señora Lucia, ¿Cómo se encuentra? Soy un amigo de Heather ¿Ella está?

—¿Eres amigo de mi hija? —pregunta sorprendida.

—Eh, sí.

Ella asiente y se aparta un poco de la puerta.

—Ah, sí, ella está en su habitación, ahora la llamo para que baje ¿Querés pasar y esperarla mientras tanto?

—Si no molesto...

—Para nada, anda pasa.

Y eso hago, y tras pasar el umbral, me guía hacía el salón, y la señora Lucia hace una seña hacía el sofá, me siento en este y observó un poco el salón.

—Ya la llamo —dice y camina hasta las escaleras y desde estás llama a su hija—. ¡Heather, un chico a venido a visitarte, por favor baja!

Y se vuelve hacía mí y ¿Debería sacar algún tema de conversación, mientras espero o dejo que perdure el silencio por todo el rato?

—¿Quieres algo de beber? ¿Agua o cualquier cosa mientras?

—Un vaso de agua es estaría bien, gracias.

Se va, supongo a la cocina y yo aprovecho para darle otro vistazo al salón, las paredes están pintadas de un verde manzana, aparte del sofá en dónde estoy sentado, hay otro dos, que parecen ser de cuero negro, hay algunos estantes donde están un par de libros y lo demás lo ocupa varias fotos familiares, y una mesita para cafés que tengo enfrente, pero que está ocupada por unos adornos y dos fotos más.

En una salen, el que creo es el padre de Heather, su madre, la señora Lucia, su hermana y Heather; es una foto de ellos en un soleado día en la playa, y en la otra salen ella y su hermana haciendo caras graciosas a la camara, en esa foto la hermana de Haether tenía el pelo súper corto. Por lo que se Alexa tenía cáncer, lucha que perdió hace casi un año, se veía como una buena persona, alegre, extrovertida y feliz, en la foto, en el instituto la mayoría la conocían, pues estaba en el último año aparte por ser una persona muy sociable, hasta yo que estaba en octavo grado la conocía de lejos, pero yo siempre me fijaba era en la chica tímida ojos azules que siempre estaba con ella.

Hasta que un día Alexa no fue más al instituto y se decía que estaba enferma, y Heather se la pasaba mayormente sola o con Elisa, y yo nunca me animé a hablarle, luego después de unos años, todas las personas que la conocían supieron que Alexa había fallecido tras haber perdido la batalla, y allí fue donde yo dejé el primer avión el la mesa de Heather.

—Ten —casi doy un salto del susto, cuando la señora Lucia me saca de mis pensamientos, tendiendo el vaso de agua hacía mí.

—Gracias —le agradezco tomado un trago.

—¿Así que eres amigo de mi hija? —ella se sienta en el sofá frente a mí.

—Sí, algo así.

—Y has venido a visitarla.

—Bueno, de hecho ella acepto de ir conmigo por un helado.

—Ah, ¿Y cuáles son tus intenciones con ella? —me mira con los ojos entrecerrados.

—¿In-intenciones? Ningunas, solo intento ser su amigo —tartamudeo apresurado.

—¿Tu fuiste quien la trajo anoche de la fiesta de su otra amiga?

—Sí, fuí yo.

—Pues gracias, por no dejar que volviera ella sola —la sinceridad se ve en su rostro cuando me regala una pequeña, pero pequeñísima sonrisa.

—Oh, no es nada, no lo permitiría —le devuelvo la sonrisa.

Nos quedamos en silencio por lo menos un minuto, hasta que se escuchan pasos bajando las escaleras, y ambos nos volteamos hacía Haether que nos ve con una pequeña sonrisa y se nos acerca.

—Hola —me saluda.

—Hola —le devuelvo el saludo y ella mira a su madre.

—Ian me ha invitado un helado, no hay problema en que vaya con él ¿Verdad?

—Oh, no, no, tú ve tranquila, solo no regreses tarde, igual tengo que ir un momento a la tienda.

—Vale, entonces, nos vamos más tarde.

—Sí, ahora ve.

Heather se queda un momento mirandola antes de asentir y volverse hacía mí.

—¿Vamos?

—Sí —asiento y agrego para Lucia—. Ha sido un gusto conocerla.

—Lo mismo digo, muchacho.

Heather toma mi muñeca y nos guía a la puesta no sin antes decir;

—Adios, nos vemos más tarde. Te quiero.

Y su madre le sonríe.

Cuando ya estamos afuera y caminado por al acera, me doy cuánta que Heather aún tiene agarrada mi muñeca y no se porque eso me pone nervioso ¿Acaso eso es normal? No lo creo, solo me esta tomando de la muñeca, y ella parece darse cuenta de ese pequeño detalle, porque aparta la mano.

—Cuado mamá me llamo diciendo que había venido un chico a visitarme, trate de bajar al salón lo antes posible para no hacerte esperar tanto, porque sabía que probablemente eras tú.

Dice balanceando sus manos y eso me hace sonreír un poco, lleva una camiseta manga larga color morado, con unos shorts y unos botines negros.

—No estuve esperando tanto y mientras estuve hablando con tu madre.

—¿Ah, sí?

—Claro, me agradeció el que te trajera anoche.

Asiente sonríendo y un rato después ya estamos dentro de la heladería, ella elige un helado de pistacho y menta, y yo una de frutos rojos, pago por lo helado y cuando salimos de la heladería, caminamos hacía el parque.

—Me debes algo —habla ella de repente y yo frunzo el ceño, porque no se a que se refiere.

—¿Te debo?

—Sí, o sea me dijiste que me demostrarías como es tu voz cantando alguna canción, dependiendo de si aceptaba o no a ir por un helado contigo —me recuerda—. Así que aquí estoy contigo, con un helado y tú no te has dignado a cantar.

Lo recuerdo eso fue lo que dije, pero la verdad es que hace muchísimo tiempo que no canto, quiero decir puedo tararear o cantar en voz bajita, pero en voz alta hace mucho que no lo hago.

—¿Así que me dijiste que sí, solo por el interés de saber cómo es mi voz cantando? —fingo indignación.

—Claro que no, también me interesaba el helado —dice y me hago el más indignado y ella cuando ve mi expresión se ríe—, es broma, si acepte fue porque en serio quería, no por hora cosa.

—Vale, pero yo me comprometí, así que voy a cantar.

Pasamos por unos columpios y Heather se sienta en uno de ellos, y yo hago lo mismo, más alla en el tobogan hay unos niños de unos cinco años jugando.

Miro a Heather que espera pacientemente, mientras come de su helado.

—Si sueno desafinado, es por falta de práctica.

—No te preocupes por eso.

Dejo mi helado por un momento y carraspeo preparándome para cantar, pero la canción simplemente no llega, me refiero a que se me vienen tantas a la mente que no se cual cantar.

—¿Alguna idea? —le pregunto.

—Nop, pero ten por seguro que así cantes hasta alguna canción de cuna, yo estaré muy contenta de escucharte —dice mientas se columpia.

—Que graciosa.

—Hablo en serio, eres un músico, has lo que los músicos hacen, dejar que fluya o algo así.

Me dice sonríendo.

—No soy músico —niego—, pero vamos a ver.

Y nos quedamos en silencio un momento más, hasta que a mí mente viene la canción que si quiero cantar, ahora mismo.

—Nothing really matters, Nothing really hurts, We can talk about it, It'll only make it worse... There's a time for saying who did what, Where it went wrong, I wanna hear all that, but right now, All I need you to know is.

Canto muy bajito, jamás le cantado a alguien o para alguien, solo una vez lo hice y fué ese muchísimo tiempo y tenía unos nueve años y era delante de mucha, mucha gente.

—You'll be ok, we can talk tomorrow, I'm on my way with some time to borrow, If every star is an eye in the sky... You'll see angels fly.

Ella me mira de una manera extraña, tan fijamente que me hace pensar que puede ver a través de mí, hasta que sonríe poco a poco alzando las comisuras de sus labios en una gran sonrisa.

Y voy a continuar la canción, pero una manada de niños pasas justo frente a nosotros corriendo y uno de ellos se cae al suelo. Nosotros nos miramos y después volvemos a mirar de nuevo al niño, que se para, se sacude la tierra de los pantalones y de va corriendo de nuevo con cara de querer llorar, Heather y yo nos volvemos a mirar y hacemos lo que cualquiera en nuestro lugar y con nuestra edad haría, y es reír, reír a carcajadas vivas.

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