Olas de intensidad

By nniss9

433K 22.5K 3.1K

A veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo... More

Capítulo 1. Qué pesadilla.
Capítulo 2. ¿Lo conoces?
Capítulo 3. Soy imbécil.
Capítulo 4. No, gracias.
Capítulo 5. ¿Todo bien?
Capítulo 6. ¿Es tu novio?
Capítulo 7. Deja de hacerlo.
Capítulo 8. Como quieras.
Capítulo 9. Que ni la miréis.
Capítulo 10. ¿Yo para qué?
Capítulo 11. Joder...
Capítulo 12. Fuiste tú el que me besaste.
Capítulo 13. ¿Te hace gracia?
Capítulo 14. ¿No vas a decir nada?
Capítulo 15. Gracias por quedarte.
Capítulo 16. ¿Qué te pasa?
Capítulo 17. Deja de provocarme.
Capítulo 18. Te quiero.
Capítulo 19. Espera, Valen.
Capítulo 20. Pedri...
Capítulo 21. Te voy a matar.
Capítulo 22. Gracias por traerme.
Capítulo 23. Ni se te ocurra.
Capítulo 24. Valen, por favor.
Capítulo 25. Ya te gustaría.
Capítulo 26. Lo siento...
Capítulo 27. Qué guapa eres.
Capítulo 28. Hasta mañana.
Capítulo 29. Como te quieren.
Capítulo 30. Pídemelo.
Capítulo 31. No pasa nada.
Capítulo 32. No puede ser...
Capítulo 33. Dame un beso.
Capítulo 34. Si quieres...
Capítulo 35. Nada que no sepas.
Capítulo 36. ¿Puedes llevarme a casa?
Capítulo 37. ¿Estáis juntos?
Capítulo 38. No te preocupes.

Capítulo 39. ¿Has dicho...?

20K 720 114
By nniss9

Volví a quedarme sola en el despacho con Alejandro, y con un agobio que no me cabía en el pecho. 

-Relájate -pidió al ver cómo observaba en la pantalla de mi móvil el contacto de Belén. 

Suspiré y le di a llamar, a la vez que ponía el altavoz y esperaba a que contestara, sin dejar de moverme de un lado a otro a lo largo de la mesa. 

-Hola, Valentina -saludó al instante. 

-Hola, perdona, no he visto la llamada antes -expliqué nerviosa. 

-No te preocupes, ya me ha dicho Alejandro que estabais trabajando -le quitó importancia y yo lo miré, a lo que medio sonrió. 

-Sí, sí, estamos bastante ajetreados -murmuré-. ¿Necesitabas algo? -pregunté casi sin voz y con bastante miedo. 

-Sí, te llamaba para pedirte que me enviaras el informe del proyecto que tenemos con Antonio -soltó entonces. 

Yo me quedé quieta al instante y miré fijamente a Alejandro, quien alzó las cejas. 

-¿Para? -acerté a preguntar-. O sea, perdona, me refiero, ¿Hay algún problema o algo? -corregí rápido con el corazón en un puño. 

-No, no, es solo para saber un poco cómo está funcionando y hacer unas revisiones, no sé si cambiar algunas cosas -explicó tranquila. 

Tomé aire y asentí tratando de no morirme del agobio. 

-Entiendo, vale, sin problema -tragué grueso-. ¿Mañana vienes a las oficinas? 

-Sí, mañana ya no tengo nada. 

-Genial, entonces si te parece te lo doy cuando nos veamos -intenté ganar tiempo. 

-Vale, pues muchas gracias. Nos vemos mañana -se despidió al instante. 

-Hasta mañana -contesté con un nudo en la garganta. 

Bajé el móvil de mi oreja y mordí mis labios hacia el inferior, sin saber qué decir, mientras Alejandro me examinaba con la mirada. 

-Joder, qué coincidencia -suspiró acercándose un poco. 

Me pasé las manos por la cara y resoplé. 

-¿Podemos intentar solucionarlo? -pregunté intentando no llorar. 

-Claro -asintió el moreno aparentando calma. 

-Necesito arreglarlo como sea -me dirigí hacia el portátil. 

-Valen -me siguió rápido. 

-No podemos perder más tiempo -aseguré levantando la tapa, pero acto seguido Alejandro la bajó-. ¿Qué haces? -lo miré con el ceño fruncido. 

Al instante cogió mis manos estirándome un poco hacia él, haciendo que quedara enfrente. 

-Si vas a trabajar agobiada no vamos a solucionar nada -aseguró mirándome a los ojos-. Primero intenta tranquilizarte un poco -habló con la mayor calma del mundo. 

-¿Pero cómo voy a tranquilizarme? -solté de golpe-. Alejandro, por si no te has enterado, quiere el proyecto mañana mismo, y como no lo arregle se va a dar cuenta de todo -expliqué más que obvia. 

-No tienes que arreglarlo. Tenemos, que arreglarlo -me corrigió-. Así que, por favor, hazme caso, e intenta no alterarte. 

Me quedé observándolo sin saber qué decir, mientras mis manos seguían atrapadas por las suyas, y mi corazón a punto de explotar por toda la presión. 

-Nos quedaremos el tiempo que haga falta, ¿Vale? No te preocupes -añadió intentando relajarme. 

Asentí, y a pesar de que pensaba que era imposible que lo hiciera, podría decir que lo logró un poco. No sé por qué, pero Alejandro me transmitía mucha paz y confianza, era como que siempre sabía lo que decir y hacer, y a mí eso me llenaba de seguridad. 

Le hice caso, y después de unas cuantas bocanadas de aire, ambos nos pusimos manos a la obra. Buscamos mil soluciones, intentamos mil cosas, cambiamos el plan mil veces, pero nada funcionaba. Era imposible. 

No podíamos recuperar el dinero perdido de ninguna de las formas. No podíamos denunciar tampoco, porque para eso necesitábamos el visto bueno de Belén, lo que implicaba contarle todo. Y tampoco podíamos hablar con nadie de la otra empresa, porque a saber qué iba a pasar si se enteraban de que lo sabíamos. 

Mi cabeza iba a mil por hora y lo único en lo que podía pensar era en qué diría Belén en cuanto se enterara. Según avanzaba el tiempo, también avanzaba mi pérdida de fe, así que acabé desistiendo e informé a Alejandro de que le contaría todo al día siguiente. 

-Como quieras... -suspiró mirándome preocupado. 

-Sino va a ser peor -me encogí de hombros cansada. 

Asintió y se acercó a mi lado, apoyándose también en la mesa. 

-Hemos hecho lo que hemos podido, se lo explicaremos y ya está -murmuró con pena. 

-Ya se lo diré yo, no te preocupes, es mi proyecto -no quería involucrarlo en un problema que no era suyo. 

Entonces vi cómo rodaba los ojos y se posicionaba delante de mí con una expresión un poco seria. 

-Se lo contaremos los dos, y punto -sentenció rápido. 

Suspiré y elevé la mirada hacia él. 

-Le enseñaremos todo lo que hemos intentado, y todos los datos que hemos conseguido, quizá ella sepa que hacer con ellos -ideó. 

Asentí y me quedé mirándolo con algo de esperanza.

-Lo que podemos hacer nosotros ahora es congelar los trámites, hasta que ella lo vea y diga qué podemos hacer -se le ocurrió. 

-Tienes razón -fruncí el ceño al darme cuenta. 

-Venga pues -me tendió una mano. 

Tomé aire y sonreí levemente mientras le correspondía, para ponernos después ambos frente al portátil y comenzar a modificar los sistemas de cobro. Menos mal que Alejandro era contable, porque yo de eso no tenía ni la menor idea, así que me limité a observar una cantidad enorme de números y letras extrañas, mientras él tecleaba como a mil por hora. 

Cuando terminamos, estuvimos un buen rato pensando en qué decirle a Belén, aunque eso fui más yo que Alejandro, el cual el pobre ya estaba escuchándome repetirlo por décimonovena vez. 

-¿Mejor, no? -pregunté mirándolo nerviosa al acabar de nuevo mi recital. 

-Valen... -suspiró rodando los ojos. 

-Joder, es que no sé... -negué cansada. 

-Así está bien, déjalo ya. Vámonos a casa, por favor -pidió suplicante. 

Sonreí con pena y asentí, tenía razón, ya era más que tarde. 

Recogí mis cosas, y mientras esperaba a que él terminara de guardar las suyas salí del despacho para llamar a Gavi. 

-Hey -contestó a los pocos segundos. 

-Hola -hablé cansada-. ¿Puedes venir a recogerme? 

-¿Y eso? -preguntó como extrañado. 

Fruncí el ceño y me quedé algo confusa. 

-Bueno, no sé, como habías dicho...

-Estoy abajo -me interrumpió. 

Me quedé callada y sonreí levemente al escucharlo. 

-Voy -informé al instante. 

Colgué y justo salió Alejandro, así que ambos nos dirigimos hacia el ascensor.

-¿Quieres que te acerque a casa? -preguntó pulsando el botón de la planta baja. 

-No, no, tranquilo -sonreí agradecida. 

Fue a decir algo, pero justo entonces su móvil comenzó a sonar. Lo sacó del bolsillo y en la pantalla ponía, "Javier", a lo que suspiró y descolgó. 

-Dime -puso cara un poco seria. 

Yo miré al frente mientras el ascensor bajaba. 

-Ya te he dicho que no, Javi, en serio -habló tajante. 

No sabía de quién se trataba, pero creo que nunca había visto a Alejandro tan serio, lo que me extrañó mucho. 

-No necesito que hagas nada por mí. Ni siquiera sé por qué me haces esto cuando fuiste tú el que me dejaste -soltó. 

Entonces alcé las cejas y traté de no mirarlo para que no se sintiera incómodo, pero me quedé bastante sorprendida. 

-Oye, he tenido un día muy largo y no tengo ganas de esto ahora, buenas noches -apartó el móvil y colgó sin esperar respuesta, justo cuando el ascensor se paró y las puertas se abrieron. 

Se giró hacia mí mientras salíamos y yo puse cara de circunstancia. 

-Ojalá se pudiera elegir por quién tener sentimientos y por quién no -habló como obvio. 

Asentí levemente y sonreí de la misma forma. 

-Aunque si pudiera elegir, elegiría que me gustaran las mujeres, porque de los hombres ya estoy harto -aseguró mientras cruzábamos el vestíbulo. 

-Totalmente de acuerdo -coincidí. 

Sonrió y yo hice lo mismo, sobretodo al salir del edificio y ver a Gavi apoyado en el coche con los brazos cruzados. 

-¿Estás segura de que estás de acuerdo? -pregunto Alejandro todavía a mi lado. 

Solté una risita y él negó con la cabeza incrédulo.

-¿Necesitas que te vaya a recoger mañana? -preguntó amable. 

-No, no, tranquilo. Descansa -me despedí de él. 

-Vale. Intenta relajarte, mañana solucionaremos todo -aseguró con calma. 

Asentí y me despedí con la mano, a lo que él se dirigió hacia su coche y yo hacia el de Gavi. 

-Hola -saludé cansada al llegar frente a él. 

-¿Qué tal? -preguntó clavando sus ojos en los míos. 

Tomé aire y me encogí de hombros, sin saber ni qué decir. 

-Venga, vamos -señaló el coche con la cabeza. 

Hice caso y me dirigí hacia el lado del copiloto, para subir y ponerme el cinturón mientras el sevillano arrancaba. 

-¿Lo habéis arreglado? -preguntó bajando un poco la música. 

Negué con la cabeza y él me dedicó una mirada rápida. 

-¿Y eso? -se extrañó. 

-Es imposible -suspiré. 

Frunció el ceño y volvió a mirarme, pero no dijo nada más. Se limitó a poner una mano sobre mi muslo, para después acariciarlo despacio y con algo de pena. 

No dijimos ninguno nada más, hasta que llegamos a su casa. Ni siquiera dije nada al darme cuenta de que no me estaba llevando a la mía, la verdad es que me daba bastante igual. Y para qué mentir, también me apetecía estar con él. Así que, ambos subimos hacia su habitación, y lo primero que hice fue desmaquillarme y ponerme el pijama, para después tumbarme sobre la cama, a lo que Gavi me imitó, posicionándose a mi lado. 

-¿Quieres que lo hablemos? -preguntó con un tono suave. 

Yo negué con la cabeza sin contestar. 

-Bueno, pues no te preocupes... Mi madre lo entenderá -aseguró. 

Suspiré y me incorporé un poco para poder mirarlo. 

-A saber qué me dice... -murmuré. 

-No te va a decir nada, Valen, estate tranquila -me miró con pena. 

Negué con la cabeza y me acerqué a él como una niña pequeña, para acurrucarme entre sus brazos, a lo que sonrió y posó un beso sobre mi cabeza. 

-¿Me cuidas un rato? -pedí cerrando los ojos. 

-Te cuidaré siempre -susurró apretándome un poco contra él. 

Tomé aire y correspondí su apretón, con algo menos de fuerza, pero con las mismas ganas. 

-Te he echado de menos -murmuré bajito. 

Entonces me separó un poco, a lo que yo abrí los ojos y él se quedó observándome, como sin creérselo. 

-¿Lo estás diciendo en serio? -frunció el ceño. 

-Claro -sonreí de forma suave. 

Me analizó durante unos segundos y después llevó una mano a mi cara, para acariciarla despacio, sin apartar sus ojos de mí. 

-No sé si lo piensas de verdad o estás delirando por el cansancio -alzó las cejas. 

Entonces solté una risita y negué con la cabeza.

-¿Me has echado de menos? -preguntó como nervioso. 

-Mucho -asentí. 

-¿Tienes fiebre? -llevó una mano a mi frente. 

-Pablo -chasqueé la lengua. 

Soltó una risita y volvió a observarme. 

-¿Tanto te cuesta creértelo? -lo miré obvia. 

-No, solo me ha sorprendido tu sinceridad -se encogió de hombros. 

-Ah, bueno -alcé un poco las cejas-. Entonces el decirte que te quiero me lo guardo ya para otro día -deduje. 

Ahí sí que clavó sus ojos en los míos, como si acabara de decir la mayor barbaridad el mundo. 

-¿Qué? -preguntó como si no lo hubiera escuchado. 

-Nada, da igual -cerré los ojos y fui a acurrucarme de nuevo. 

-Valen -me lo impidió. 

-Dime -lo miré de nuevo. 

-¿Has dicho...? 

-¿Qué? -lo interrumpí-. ¿Que te quiero? -alcé las cejas. 

Casi pude notar cómo tragaba grueso, y a mí no se me pudo hacer más adorable. 

-¿Estás bromeando o algo? -siguió sin creerme. 

-Te quiero, Pablo -sonreí dulce. 

Negó con la cabeza y repasó mi cara de forma rápida. 

-Un montón -aseguré. 

No contestó, se limitó a pegar de golpe sus labios a los míos, sin previo aviso y casi cortándome la respiración al notarlos. Seguí su beso de lo más tranquila, dejando que llevara el control completamente. Enredó sus dedos en mi pelo con suavidad, agarrando un poco mi nuca y apretándome contra él, como si no me quisiera soltar nunca. 

Sin embargo, se separó al poco, para darme otro repaso y sonreír de forma tonta. 

-Te quiero, Valen -susurró con media voz. 

Sonreí también, y lo atraje hacia mí de nuevo, para volver a fundirme en su boca con muchas ganas. 



----------------------------

Hola!! Este es el único de hoy porque se me ha hecho un poco tarde. Mañana intentaré subir más!!

Continue Reading

You'll Also Like

108K 11.7K 32
En el pueblo donde usualmente llovía y había mucho aburrimiento, llega Isabela y Addaly a ponerle más acción a todo lo aburrido ;)
591K 41.7K 76
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
965K 149K 53
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
389K 9.8K 43
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...