Heather.
He decidido alejarme un poco de Jana y Elisa, ellas empezaban a mostrarse más cercanas, que he decidido no interrumpir y hacer de mal tercio, aparte también por la masa de gente que hay dentro de la casa, ya me estaba empezando a sofocar con tanta gente junta.
Salgo al patio y me voy para una de las parte donde no hay casi gente, y agradezco la brisa fresca mientras me siento en una de las sillas. Saco mi celular del bolsillo de mi sudadera y veo que es casi media noche, más concretamente las once y treinta. Que bueno que la casa de Jana, queda relativamente "cerca" de mi casa.
Miro a los de la piscina seguir jugando con la pelota, y la música no se escucha tan fuerte. Más allá en las mesas con las comidas se encuentra Mick, comiendo de todo lo que hay, sin molestarse en que lo estén mirando.
—¿Puedo sentarme?
Me volteo ante la voz de Ian, y al mirarlo asiento con la cabeza y se sienta en la silla a mi lado.
—Ya has preguntado eso dos veces —le digo.
—¿Perdona? —luce confundido.
—Me refiero a que hace dos semanas, preguntaste eso mismo en la cafetería.
—Oh, bueno, pero ahora son ocasiones diferentes.
—Lo son.
Me le quedo mirando por un momento fijamente, si de por sí es él quién deja los aviones, he decidido no decirle que lo sé o algo al respecto, si no ha querido decirme nada es porque él no quiere que yo lo sepa y no soy capaz de decirle que lo sé y ponerlo en una situación incomoda. Tal vez, en algún momento, Ian quiera decirme que es él ¿No?
Creo que ya llevó más de un minuto mirándolo fijamente y él lo nota, porque esboza una sonrisa antes de preguntar;
—¿Por qué me miras así?
Parpadeo, apartado la mirada.
—Oh, eh, por nada.
—Vale, hare como que te creo.
—En verdad, no es nada.
—Pues, vale.
Nos quedamos en silencio, y miro hacía todos lados buscando algún tema para hablar.
—Una fiesta muy tranquila ¿No? —comento y él se ríe.
—Si lo dices por la gente, te digo que a Jana se le fue de las manos ese punto.
—Eso ya lo noté —sonrió divertida—, por lo demás es muy tranquila.
—Y tu cantas muy bonito.
Me vuelvo a mirarlo y no puedo evitar pensar en aquel avioncitos dónde decía lo mismo.
—No creo, la verdad, no es lo mío.
—¿Y que es lo tuyo? —pregunta y la vaga imágen de mí sosteniendo una camara me viene a la mente.
—No lo sé —contesto.
—Por tu mirada, creo que si sabes.
—Vale, ya —digo—, creo que a ti se te da mejor la música a qué a mí.
—¿Por qué piensas eso?
—Para mi la música, no es más que algo con que desaparecer un rato tus problemas, con la cual al escucharla, cierras los ojos y entras en un estado de relajación.
—La música es más compleja que eso, es sentirla, vivirla y crearla, algo con lo que escapas y experimentas diferentes sensaciones a través del ritmo y la letra, que te llevan a sentir todo lo que transmiten con intensidad, como si realmente hayas pasado por algo aparecido, y todos tenemos diferentes puntos de vista, tu tienes la tuyo, pero este es el mío.
—¿Ves? Hay está la respuesta, tú piensas con más intensidad sobre ella.
Sonrió golpeando mi hombro con el suyo.
—Eh, bueno, tampoco es lo mío.
—Oh, vamos no mientas, se nota que te gusta.
Lo sé, la vez que tocó el bajo en el salón de música, lo ví, se veía cómodo con el bajo de sus manos, tocando y tarareando, se notaba que disfrutaba de hacer música, y eso es suficiente para significar algo, ni siquiera se por que estoy pensando en eso ahora mismo.
Me mira y ladea la cabeza hacía un lado suspirando.
—Supongo, pero solo es un pasatiempos o algo así —se encoje de hombros.
—Esta bien.
—Tengo un voz horrible.
—No lo creo.
—Es verdad.
—Entonces canta.
—¿Que?
—Que cantes.
Le digo y se muestras un poco sorprendido ante mi petición, pero yo sonrió ligeramente.
—Eh, no estoy seguro —se rasca la nuca y considero ese gesto un poco tierno.
—Dices que tú voz es fea, pero ¿Cómo voy a creerlo si no me lo demuestras?
Él aparta la mirada y clava la vista en el suelo.
—Supongo que tienes razón.
—Pero tampoco tienes que hacerlo, si no quieres.
Digo, porque se muestras un poco nervioso, yo me siento nerviosa al estar junto a él, porque, lo considero una persona demasiado linda, y volver a pensar en que es el chico de los aviones me hace sentir más nerviosa todavía.
Porque todos estos meses diciéndome a mi misma, que intentar descubrir quién era supondría un problema, pero que sin quererlo ni intentar saberlo, porque la verdad se desmanteló ante mis ojos. Justo ahora, por obra divina, porque Ian no quiere que sepa que es él, pero supongo que al acercarse a mi sabía que estaba el riesgo de que lo descubriera.
—¿Que canción canto?
—¿Que? —ahora soy yo quien lo mira con sorpresa.
—¿Que canción quieres que cante?
—No hace falta, que...
—Pero quiero hacerlo.
—Pero si hace un momento dijiste que...
—Se lo que dije, pero...
—¡¡Muy bien, acérquese, vamos a cantarle el feliz cumpleaños a la cumpleañera!!
La vos de Mick nos interrumpe, y nos volvemos en la dirección del patio donde esta la mesa con el pastel y en de pie encima de otra mesa con el micrófono, que volvió a recuperar en una mano. Y Jana y Elisa estan junto con él.
Y las personas que hay cerca se comienzan a acercar a ellos, colocándose al rededor de la mesa.
—Vale, creo que el canto lo dejaremos para otra ocasión —digo levantándome de la silla y lo invito a hacer lo mismo.
—Depende de si aceptas a ir por un helado conmigo mañana.
Suelta de golpe y yo me volteo en redondo hacía él.
—¿Lo dices en serio? —pregunto con el calor subiendo a mis mejillas.
—Eh, bueno, solo si quieres —dice nervioso y sostenemos nuestras miradas, hasta que yo la apartó.
—Vale.
—¿Eso es un sí?
—Sí.
Me sonríe asintiendo con la cabeza y caminamos hasta acercarnos a la mesa y nos posicionamos a un lado de Jana.
—¡¡¡QUE LOS CUMPLA FELÍZ!!! —empieza a cantar Mick por el micrófono amortiguando las voces de los demás.
Le cantamos a Jana, que se ríe sin saber que cara poner y al terminar ella sopla las velas, no sin antes pedir un deseo, como Mick la obligó a hacer, porque sino el soplar las velas no tiene gracia, así mismo dijo.
Cuando ya cada quien obtiene su trozo de pastel, se fueron alejando un poco dejandonos solos, a Jana, Elisa, Mick, Ian y a mí en la mesa.
Mick, se acerca a Jana y la abraza, por los hombros.
—Jana, eres como una hermana para mí, no crezcas más, aunque bueno... —le da un vistazo a Jana—, que vas a estar creciendo.
Jana hace una mueca de indignación y Mick se ríe para después darle un beso en la frente.
—Lo que queremos decir, que que te queremos mucho, pequeña duende —le dice Ian, para abrazarla también y Jana hace un puchero.
—Me harán llorar, basta.
Ellos se ríen y veo como Elisa prepara la cámara de su celular y se acerca para colocarse a un lado de Mick.
—¡Foto grupal!
Dice y antes de que suene el flash de la cámara, Ian me toma de la mano y me cerca a su lado para que también salga en la foto, para la cual sonrió.
Y un buen rato después, todos comienzan a irse, ayudamos a Jana a limpiar un poco dentro de la casa, hasta dejarla un poco más ordenada. Ian se ofrece a llevarnos a nuestras casa, en el auto que su madre le ha prestado. Así que ahora mismo estamos fuera de la casa, despidiéndonos de Jana por esta noche.
—De verdad, gracias a todos por venir.
—Gracias por invitarme, la he pasado genial —le digo sonriendo con sinceridad, y ella la corresponde.
Comparte algunas palabras con los demás y cinco minutos después estamos dentro del auto.
—Te quiero —le dice por la ventana Elisa a Jana e Ian arranca el auto.
El primero en ser dejado en su casa fue Mick, ya que es la que queda más cerca, así que él e Ian comparten un choque de puños, antes de entrar a su casa.
La segunda es Elisa, Ian tuvo que hacer un recorrido hasta su casa y Elisa le agradece por eso, después de darme un beso en la mejilla a mí a modo de despedida.
Y la última obviamente soy yo, y cuando estaciona frente a mi casa, veo que las luces aún están encendidas y pongo la mano en la manija de la puerta, pero me volteo hacía él antes de bajarme y me veo que ya me esta mirando.
—Gracias por traerme.
—No es nada.
Asiento y me voy a bajar del asunto, pero su voz me detiene.
—Entonces ¿Lo de mañana sigue en pie?
—¿Lo del helado? Por supuesto.
—Bien —sonrie—. ¿A qué hora?
—Cualquier hora viene bien.
Sonrió y está vez si me bajo del auto cerrando la puerta, pero me vuelvo hacía la ventanilla para decirle;
—Ten cuidado, eh.
Digo refiriéndome a qué tenga cuidado al manejar a su casa.
—Tranquila, lo tendré.
Nos quedamos mirando un momento que considero largo, hasta que asiento, dandome la vuelta y cuando paso la puerta de mi casa, escucho que arranca el auto y yo suspiro.
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Notita: Hola, ¿Que tal?
¿Que les pareció el capítulo?
Bueno, nada que ver, pero es mi cumpleaños así que al subir este capítulo que es la fiesta de Jana, es como si fuera la mía también, solo que está es más de feliz, ajajaj. Pero ya, no hablo más de mí.
En fin, ¿Que les están pareciendo los personajes hasta ahora? Me refiero que si les caen bien o tienen algo que decir sobre ellos.
Iancito, yo te quiero mucho ❤️
Haethecita, yo te amo ❤️🩹
Tengo la personalidad de Mick, ajajaj <3
Muchas gracias por seguir leyendo a mis niños, se los agradezco mucho ✨
Hasta el próximo capítulo :)
Los quiero<3
Con mucho cariño, Cris <3