Aviones de papel

By Crisbeylis

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Uno, dos, tres, cuatro, muchos aviones de papel caían en mi mesa, cada uno con palabras motivadoras, a los cu... More

✨Nota de la autora✨
✨Sinopsis✨
✨ Playlist ✨
✨Dedicatoria✨
✨Prólogo✨
Capitulo 1: No soy especial
Capitulo 2: ¡Hola!
Capitulo 3: Ian Luján
Capitulo 4: ¿Puedo sentarme?
Capitulo 5: Distracción
Capítulo 6: Dolor.
Capítulo 7: Solo hay que sonreír
Capitulo 8: Cosas complicadas que no deberían serlo
Capitulo 10: El misterio de los avioncitos
Capitulo 11: El misterio tiene nombre (pte 1)
Capitulo 12: El misterio tiene nombre (pte 2)
Capitulo 13: Una canción
Capitulo 14: Más que una etapa
Lo que era antes
Capitulo 15: Luz y sombra
Capitulo 16: El miedo a caer
Capitulo 17: ¿Hemos perdido?
Capitulo 18: La melodía en mi cabeza
Capitulo 19: Tu risa/ su beso
Capitulo 20: Un trébol de cuatro hojas
Capitulo 21: Mi promesa.
Lo que era antes
Capitulo 22: Unas flores de papel amarillo
Capitulo 23: ¿Buena o mala suerte?
Capitulo 24: Es mi vida
Capitulo 25: Siempre estamos cambiando
Capitulo 26: Arreglar las cosas
Capitulo 27: Te quiero
Capitulo 28: Emociones
Capitulo 29: Lucia
Capitulo 30: Cofre bajo llave
Capitulo 31: Afortunados
Capitulo 32: Querer avanzar
Capitulo 33: La música
Capitulo 34: Canta conmigo
Capitulo 35: Pequeños momentos
Capitulo 36: Blue Eyes
✨ Epílogo ✨
✨ Última notita ✨
Extra 1| Mick

Capitulo 9: Un futuro planeado

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By Crisbeylis

Ian.

Estoy sentado en mesa de la cocina y muevo el lápiz compulsivamente en mi mano.

Bostezo porque ya estoy un poco cansado de estar repasando una y otra vez mis apuntes y ya me está comenzando a doler un poco la cabeza, llevo en esto desde hace unas horas.

Suelto el lápiz y lo dejo sobre mi cuaderno y me recuesto en la silla, hora lo que se mueve es mi pie que no deja de repiquetear en el suelo.

Siento la mirada de mi mamá que está al otro lado de la cocina preparando algo para comer, levanto la mirada hacía ella que me observa tras sus gafas con las cejas enarcadas. 

—¿Qué? —pregunto.

Mi madre es bajita y gordita, los ojos castaño claro igual que su cabello que le cae a la altura de los hombros, tiene las líneas de expresión marcadas en la frente y en el contorno de sus ojos, y una mirada agradable.

—Creo que deberías de tomarte un descansó —me dice poniendo las manos en la encimera.

—En eso estoy.

Le sonrió y me levanto de la silla estirando las piernas de pues de un largo rato y me desperezo con una mueca.

—Quiero decir que te apartes un poco del cuaderno, creo que ya has estudiado lo suficiente ¿Por qué no vas a dar una vuelta por ahí?

—Sí, no creo, estoy bien aquí.

—¿Seguro?

—Cien por ciento.

—Bien, testarudo.

Camino hacía a ella y le paso por un lado para ver qué es lo que está cocinado, y se me ilumina la mirada cuando veo que es un guiso.

Le hecho una mirada por encima del hombro a mi madre, que me mira con los ojos entrecerrados y le dedicó una sonrisa radiante, antes de volverme para agarrar una cuchara y con ella agarrar un poco de guiso para probarlo y obvio mi mamá al ver lo que hago se apresura hacía mí para quitarme la cuchara para que no vuelva a probar de su preciado guiso.

—¡No le metas la mano! —exclama.

—Pero es solo comida —suelto una carcajada.

—Sabes que soy muy quisquillosa con la comida y ademas no está listo.

Me reprende con la mirada y yo sonrió divertido y es verdad mi madre no deja que nadie toque nada de su cocina o desordene algo de ella.

—Sigue siendo solo comida —me encojo de hombros.

Y ella con el pañito que tenía en la mano me golpea el hombro.

—Eso no, señora Margaret —bromeo cuando me ataca de nuevo la risa.

—La comida se respeta —dice riéndose.

—Vale, vale.

Alzo las manos en señal de rendición y rodeo la encimera para sentarme en uno de las sillas altas que hay al otro lado.

—Hola, familia.

Dice mi padre entrando a la cocina y mi sonrisa se congela, por mero instinto me enderezó en la silla, y me pongo a jugar con uno de los pañitos de mi madre.

Levanto un poco la mirada hacía mi madre que sonríe con calidez mirando a mi padre que se posiciona junto a ella y le da un beso en al mejilla antes de volverse hacía mí, y me analiza con la mirada.

Mi padre, Alan, es un hombre que pisa los treinta y ocho años, por ahí, es alto como yo, con el cabellos oscuro que alberga alguna que otra cana, tiene los ojos grises, los mismo que me heredero a mí.

—¿Has estado entrenando? —pregunta refiriéndose al fútbol.

—Aja.

—¿Esa es una respuesta? —entrecierra los ojos.

—Entreno todos los días en el equipo del instituto, papá —suspiro.

—Sigo pensando que no es suficiente —murmura y casi pongo los ojos en blanco.

—Dejalo en paz —le pide mi mamá, pero él ignora lo que dijo aún mirándome.

—¿Que tal van tus notas?

—Bien, creo que no tienes de que quejarte —me encojo de hombros.

—Eso ya lo veré yo mismo.

—Como quieras.

Mi padre tiene la obsesión de que yo sea el alumno perfecto, con perfectas calificaciones, que en un futuro tenga mi destino asegurado, una carrera que me mantenga, o mejor dicho quiere que gane una beca en una de las mejores universidades del estado para estudiar mientras juego futbol profesionalmente. Cosa que yo no quiero, pero me veo obligado a hacer.

Básicamente planeo toda mi vida, tomo mi vida y futuro y la moldeo a algo que él quería hacer y no pudo, porque mi mamá estaba embarazada de mí y tuvo que empezar a trabajar en la empresa de mi abuelo, la empresa de la cual actualmente es jefe, pero como les decía, como no él no puedo, quiere que lo haga yo.

Suspiro y veo a mi padre ir por un vaso de agua y me levanto del la silla.

—Creo que te tomaré la palabra, mamá, iré a dar una vuelta por ahí —le digo dándole un beso en la mejilla.

—No vuelvas tarde.

—Que va, seguro que en media hora estoy de vuelta, iré a el café de mi tío Martin.

—Oh, vale, dale saludos a Martín y a July de mi parte.

Martin es el hermano de mi mamá y July es su hija, mi prima.

—De acuerdo.

Paso a un lado de mi papá, que me sugeta del codo.

—No te tardes.

Lo miro de reojo y asiento.

Salgo de casa por la puerta tracera de la casa y unos minutos después ya estoy cerca de el café de mi tío, el mismo a dónde traje a Heather aquel día.

Pensar en ella me hace sonreír un poco, y pensar en si estará bien hace unos días la ví, con los ojos un poco rojos y el azul de sus ojos más opaco que nunca.

Ese día le di un abrazo y le dejé un avioncito en su masa que espero haya ayudado un poco por lo menos. También le he dejado algunos estos días y aunque no hablemos casi, me siento bien con eso.

Entro y me posicionó en uno de los asientos de la barra, y tras ella está July, mi prima, es es la chica de cabello castaño, al igual que sus ojos, estatura baja y que siempre anda de un buen humor y que tiene cierto parecido a mí.

—Hola, Iancito.

—Hola, Juliecita.

—No me llames así —arruga la nariz—, suena como si me llamara Julia y ese nombre no va conmigo.

—Ya, vale —le sonrió.

Hace unas señas hacía el vaso que tiene en las manos, sube y baja las cejas, y me lo ofrece.

—Te apetece ayudar a tu pobre prima que secar vasos y a aliviarle la flojera ¿A qué sí?

—La verdad es que no.

—Pues de malas.

Deja un vaso y un pañito frente a mí y me sonríe exageradamente.

—Andale, tenemos mucho trabajo.

Pongo los ojos en blanco y me levanto y me posicionó al otro lado de la barra, junto a ella.

—Gracias por la ayuda.

—Creo, que no me diste opción ¿o sí?

—Nop.

Me distraigo secando los vasos y echando una mirada por todo el establecimiento, como siempre lo hago.

El lugar abarca al menos unas quince mesas, repartidas por toda la estancia, exactamente en el centro del lugar, que es en dónde estamos, está la barra, con los algunos gabinetes de tamaño mediano dónde se guardan los vasos y lo básico para preparar una bebida rápida y los cafés. En unas de las esquinas está la puerta que lleva a la cocina, en dónde mi tío prepara las hamburguesas que también vende aquí, el lugar está pintado con los colores, blanco, azul y un rojo caoba. Y del cual solamente se encargan, mi tío Martin, mi prima y dos o tres chicos más que no conozco bien. Y en frente de todo, está un pequeño escenario donde hay algún que otro instrumento básico, por lo que sé, mi tío algunas veces les pide a chicos y chicas venir a tocar para animar un poco el lugar en las noches.

—¿En qué piensas?

La voz de mi prima me saca de mi escrutinio y me vuelvo hacía ella. 

—En nada especial, solo observaba el lugar, como siempre hago.

Me mira de arriba a bajo buscando alguna mentira en lo que acabo de decir.

—Bien ¿Y a qué has venido realmente?

—¿No puedo solo venir a saludar?

—No, hay algo más —hace una mueca pensativa— ¿Has venido a escapar por un momento de tu asfixiante futuro?

Sonríe burlona y tuerzo los labios.

—No tiene gracia.

—Claro que si la tiene, desde una perspectiva diferente a la tuya.

—Pues no me parece gracioso.

Ella suspira y me pone una mano en el hombro.

—¿Quieres contarme?

La miro de reojo.

—¿Que cosa? Es lo mismo de siempre, que estudie más, que entrene más, que las calificaciones, que si no voy bien en las notas no voy bien en nada, lo normal.

—Sí, no es nada normal —dice y me encojo de hombros—. ¿Te da cuánta de que mi tío quiere hacer de tí, algo que tú no quieres? Quiere que alcances los objetivos que él no puedo alcanzar.

—Supongo.

—¿Y por qué se lo permites?

—No lo sé, tampoco es que sea fácil revelarte ante tus padres.

—Sera revelarte ante tu padre, porque mi tía, siempre te a apoyado en todo ¿No es así?

—Sí.

—Ian, tal vez sientas que se lo debes, pero no, no le debes nada, es tu padre y él tiene su vida y tú tienes derecho a construir la tuya, basándote en tus ideales no es los de él. Y es algo de deberían entender.

—Tienes razón, pero creo que tengo un poco de miedo ¿Sabes? No tengo ni idea de a qué voy a dedicar gran parte de mi vida y solo tengo dieciséis años así que me hace imposible saberlo....

—Lo entiendo más de lo que crees.

—Por otro lado, la perspectiva de todo mi futuro ya planeado, me hace sentir como si tuviera un objetivo, aunque no sea mío propio.

—Eres bueno tratando de solucionar los problemas de los demás, pero no lo pones en práctica para solucionar los tuyos. Irónico.

No digo nada más, y terminamos de secar los vasos. Pasamos un rato más hablando, está vez de temas de poca importancia, hasta que decido que es hora de volver a casa.

Me despido de mi prima y vuelva a caminar el mismo trayecto, y al llegar a mi casa, ceno solamente con mi madre porque papá esta ocupado revisando unos documentos en su despacho. Después de cenar subo las escaleras hacía mi habitación.

Me tumbo en al cama y conecto los audífonos para escuchar música, mientras reviso un poco mi celular y respondo algunos mensajes de mis amigos, Mick y Jana.

Voy a Instagram y navegó un rato, hasta que en sugerencias me sale la cuánta de Heather, me meto a su perfil, pero lo tiene en cuenta privada por lo que no puedo ver ninguna de sus fotos. Frunzo los labios y dudoso le doy a seguir.

Dejo el celular a un lado, y hago una mueca al voltear y ver todos los libros que están en mi escritorio.

Suspiro, y miro el techo de un blanco inmaculado y me permito pensar un poco en lo que me ha dicho mi prima está tarde, mientras la música sigue sonando por mis audífonos.

✯✯✯

Notita: Holaaa :) ¿Cómo van?

Bueno, ya conocimos un poquito de nuestro Ian, aunque todavía falta muchísimo más que conocer.

¿Que piensan de él, de Ian? Cuénteme.

¿Que les ha parecido el capítulo?

Muchas gracias por leer, por cada comentario, aprecio muchísimo todo su apoyo <3

Nos leemos prontito :)

Con mucho cariño Cris ❤️

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