Olas de intensidad

By nniss9

433K 22.5K 3.1K

A veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo... More

Capítulo 1. Qué pesadilla.
Capítulo 2. ¿Lo conoces?
Capítulo 3. Soy imbécil.
Capítulo 4. No, gracias.
Capítulo 5. ¿Todo bien?
Capítulo 6. ¿Es tu novio?
Capítulo 7. Deja de hacerlo.
Capítulo 8. Como quieras.
Capítulo 9. Que ni la miréis.
Capítulo 10. ¿Yo para qué?
Capítulo 11. Joder...
Capítulo 12. Fuiste tú el que me besaste.
Capítulo 13. ¿Te hace gracia?
Capítulo 14. ¿No vas a decir nada?
Capítulo 15. Gracias por quedarte.
Capítulo 16. ¿Qué te pasa?
Capítulo 17. Deja de provocarme.
Capítulo 18. Te quiero.
Capítulo 19. Espera, Valen.
Capítulo 20. Pedri...
Capítulo 21. Te voy a matar.
Capítulo 22. Gracias por traerme.
Capítulo 23. Ni se te ocurra.
Capítulo 24. Valen, por favor.
Capítulo 25. Ya te gustaría.
Capítulo 26. Lo siento...
Capítulo 27. Qué guapa eres.
Capítulo 28. Hasta mañana.
Capítulo 29. Como te quieren.
Capítulo 30. Pídemelo.
Capítulo 32. No puede ser...
Capítulo 33. Dame un beso.
Capítulo 34. Si quieres...
Capítulo 35. Nada que no sepas.
Capítulo 36. ¿Puedes llevarme a casa?
Capítulo 37. ¿Estáis juntos?
Capítulo 38. No te preocupes.
Capítulo 39. ¿Has dicho...?

Capítulo 31. No pasa nada.

11K 592 97
By nniss9

La verdad es que ni siquiera sé qué queréis que os cuente de la noche con Gavi. ¿Cómo os imaginaríais una de las mejores noches de vuestra vida? Porque yo creo que de la mía fue la mejor. Podría hasta decir que recuperamos todo el tiempo que habíamos perdido durante las semanas que no nos vimos. 

Sin embargo, a la mañana siguiente no pude evitar que varios pensamientos no tan buenos divagaran por mi cabeza. ¿Había vuelto a caer? ¿Volvía a ser lo mismo de antes? No sabía qué esperar de Pablo, ni sabía si me había equivocado. Aunque, pensándolo bien después, qué cojones. Había disfrutado con él, y de él, vaya, así qué, qué más daba. Si solo había sido una noche, pues que solo fuera una noche. Debía empezar a ser un poco más pasota en ese aspecto, y no depender sólo de lo que decidiera él. 

Aunque toda la calma desapareció de mí cuando desperté, porque por poco salí de la cama de un bote. Se me había pasado por mucho la hora de levantarme, y llegaba tarde al trabajo. 

-¿Qué haces? -preguntó Gavi abriendo los ojos poco a poco más que confuso cuando encendí la lamparita, a pesar de que traté de no despertarlo. 

-Lo siento, tengo que irme -murmuré poniéndome los pantalones. 

-¿A dónde? ¿Qué hora es? -intentó incorporarse. 

-A trabajar, Pablo, a dónde me voy a ir -contesté con mucha prisa. 

-¿Un sábado? -por fin pudo abrir los ojos del todo, tapándoselos un poco con la mano. 

-Si no te parece bien quéjate a tu madre -argumenté yendo hacia el baño a peinarme. 

Soltó un bufido y volvió a dejarse caer en la cama. 

-Me va a matar... -murmuré intentando arreglar mi cara con un poco de maquillaje. 

-Bueno, dile que te ha surgido un imprevisto y ya está -solucionó tapándose de nuevo con la sábana. 

-Sí, el imprevisto de estar follándome a su hijo -ironicé, aunque no era ninguna ironía. 

Gavi soltó una risa bajo la almohada y la levantó un poco para mirarme. 

-Seguro que por eso te perdona -bromeó. 

Asentí obvia y me puse los pendientes. 

Entonces es cuando me di cuenta. 

-Gavi -lo miré seria. 

-¿Mmm? 

-Levanta, tienes que llevarme -me acerqué a la cama. 

-¿Qué? -levantó la almohada. 

-Vinimos con tu coche, no tengo el mío y ni de coña me da tiempo a pedir un taxi -le aparté la sábana de encima. 

-Bueno, pues coge las llaves -solucionó. 

-¿Qué? -fruncí el ceño. 

-Llévatelo tú y ya -habló sin darle importancia.

-Ah, vale -acerté a decir un poco descolocada. Al menos me lo dejaba para ir. 

Terminé de vestirme, cogí mis cosas y fui a salir de la habitación a toda prisa. 

-¿Vas a irte sin darme un beso? -preguntó todavía ronco. 

-Joder -me quejé dando la vuelta. 

-Bueno, pues ya se lo pediré a la vecina -bromeó dándose la vuelta para mirarme mal. 

-Calla, idiota -me acerqué a la cama para dejar un beso sobre su cabeza. 

-Eh -se quejó también, atrapándome en un movimiento rápido entre sus brazos, tirándome hacia la cama. 

-Pablo, para -traté de soltarme-. Bastante tarde estoy llegando ya. 

-Me da igual, o me das un beso bien o no te vas -aseguró. 

Cogí su cara con una mano y le di un beso brusco. 

Sin embargo, no me soltó, sino que cogió también mi cara con las dos manos, besándome una y otra vez. 

-Vale, Gavi -hablé entre beso y beso. 

Rió de forma inocente y después me soltó de lo más orgulloso, a lo que me puse de pie de nuevo. 

-Y levanta ya tú también -me acerqué rápido a la ventana para subirle la persiana. 

-Ni se te ocurra, bájala -ordenó.

-Te jodes -fui hacia la puerta. 

-Valentina -amenazó. 

-Haberte dormido antes -salí encogiéndome de hombros. 

-Estaba ocupado follándote -elevó un poco la voz para que lo escuchara mientras empezaba a bajar las escaleras. 

Sonreí levemente y mordí mi labio inferior mientras negaba con la cabeza. 

Cogí las llaves del vestíbulo y bajé al garaje como una escopeta, para después regularme un poco el asiento del coche y comenzar a conducir hacia las oficinas. Por suerte, cuando llegué había sitio de sobra para aparcar, así que lo dejé en el primer hueco que vi y subí hacia el despacho en un santiamén. 

-Buenos días -traté de sonreír hacia Belén. 

-Buenos días -alzó un poco las cejas bajándose las gafas. 

-Lo siento -me apresuré en recuperar el aliento. 

Me siguió con la mirada y se cruzó de brazos cuando me senté, a lo que yo tragué grueso. 

-Supongo que habrá una explicación -me miró expectante. 

No creo que quieras saberla. 

-Emm, sí -dudé-. Se me ha estropeado el coche y no había ningún taxi por la zona, así que se me ha hecho más tarde de lo que pensaba -fue lo primero que se me ocurrió. 

-Ah -asintió-. ¿Y cómo has venido? 

Buena pregunta. 

-Me ha traído un amigo -mentí de nuevo. 

Asintió otra vez sospechosa.

-¿Un amigo? -repitió. 

Asentí y deseé que no me hubiera visto salir del coche que venía conduciendo, mientras intentaba seguir inventándome algo en la cabeza. 

-Estoy bromeando -rió después de lo más tranquila. 

Me caguen la puta. 

Tomé aire y suspiré intentando sonreír también, con las pulsaciones a mil por hora y agradeciendo que no le hubiera dado importancia a las tonterías que acababa de decir. 

-Sabes, pensaba que eras buena en todo, pero mentir se te da fatal -aseguró mirando de nuevo el portátil. 

Mierda. 

-Pero bueno, voy a perdonarte porque es la primera vez que llegas tarde, y porque es tu cumpleaños -volvió a mirarme. 

Entonces fruncí el ceño y miré el calendario que tenía enfrente al instante. 

-Hostia -me llevé una mano a la cara. 

-¿Qué? -sonrió dulce. 

Dirigí la mirada hacia ella y me quedé observándola, con cara de circunstancia. 

-No me digas que se te había olvidado tu propio cumpleaños -me miró obvia. 

Ni siquiera contesté, no entraba en mi cabeza cómo podía ser tan idiota. 

-Madre mía, Valentina, sí que te ha afectado el proyecto del torneo -frunció el ceño.

-Creo que nunca me he sentido tan inútil -acerté a decir. 

Ella soltó una carcajada y se levantó hacia mí, haciendo que me levantara también y dándome un abrazo muy cariñoso. 

-Muchas felicidades, cariño -me movió un poco de lado a lado-. Espero que cumplas muchos más, y que lo hagas aquí -se separó para mirarme-. Bueno, no justo aquí en la oficina, me refiero en la empresa en general -explicó después. 

Sonreí levemente y asentí. 

-Muchas gracias -volví a abrazarla. 

-Hay qué ver... -negó con la cabeza separándose. 

Me senté de nuevo y cogí el móvil al instante, para ver si había recibido alguna felicitación, y no puedo negar que me desilusionó el ver sólo un mensaje de mi madre. Aunque si incluso yo misma me había olvidado, no sé qué esperaba. 

-Si te parece hoy hacemos solo el proyecto del hotel 4 Seasons, que es el que más prisa nos corre, y por la tarde te vas -ofreció Belén. 

-Ah, tranquila, si tampoco tengo nada que hacer, no me importa quedarme más -le quité importancia. 

-Bueno, pero supongo que querrás celebrarlo con tus amigas, aunque no tengas nada organizado así a lo grande -sonrió como intentando que le contara mis planes, los cuales no tenía. 

-Ojalá -sonreí con algo de pena-. Todas mis amigas están estudiando fuera, así que no tengo mucha gente con quién celebrar, a parte de mi madre. Como mucho mi celebración será hacer una videollamada con ellas, la cual ni siquiera sé si podrán contestar -me encogí de hombros. 

-Oh, cariño... -me miró como diciendo "lo siento". 

-No pasa nada -negué rápido. 

-Si quieres podemos ir a tomarnos una copa de vino las dos, aunque no sea el mejor plan del mundo -ofreció amable. 

-Ah, pues claro -sonreí realmente un poco más animada. 

-Genial -me imitó volviendo hacia el ordenador. 

La verdad es que no podía tener más suerte con ella. No sabéis cómo me alegraba tenerla de jefa, era la mejor persona del mundo, y estaba más que agradecida por haberla conocido. 

Estuvimos trabajando toda la mañana, con un montón de llamadas, papeles y correos. Pensaba que al ser sábado, todo sería más light, pero qué va. Tuvimos un montón de faena, y yo juraba que no parecía acabarse nunca. No podía quejarme, porque me gustaba mucho mi trabajo, pero el agotamiento que me causaba no me lo quitaba nadie. 

Mentiría si dijera que no estuve mirando el móvil cada poco tiempo, esperando a que me llegara algún mensaje de felicitación, pero a medida que pasaban las horas, cada vez desistía más. Al principio pensaba que quizá era una especie de broma de mis amigas, y bueno, Pedri y los chicos tampoco tenían por qué acordarse, pero cuando Inés me llamó durante el descanso de comer, me di cuenta de que no. 

-Mierda, Valen -se llevó una mano a la boca cuando le conté como en una especie de broma de que yo misma me había olvidado de mi cumpleaños. 

Sonreí algo apenada, pero intentando no darle demasiada importancia. 

-Cariño, lo siento mucho, de verdad -entró un poco en pánico-. Lo siento, lo siento, lo siento. 

-No pasa nada -negué con la cabeza-. Es normal, estáis ocupadas y haciendo vuestras cosas, no importa. 

-Val, lo siento -fue lo único que repitió durante los siguientes tres minutos. 

-Está bien, tranquila -repetí yo también una y otra vez. 

Nuestra videollamada se trató de eso básicamente. Ella pidiéndome perdón y yo haciendo como si diera igual, cuando en realidad sabía que no. 

-Cuando vuelva te juro que lo celebramos -aseguró a modo de recompensa. 

-Claro -sonreí para que no se sintiera tan mal-. Voy a volver al trabajo, que ya me está esperando Belén -informé dirigiéndome hacia el despacho.

-Está bien. Lo siento, y te quiero -murmuró a modo de despedida. 

-Yo también, chau -agité un poco una mano. 

Colgué y tomé aire antes de volver a entrar, mientras trataba de pasar un poco del tema de mi cumpleaños. 

Sin embargo, justo cuando me senté, mi móvil comenzó a sonar de nuevo, apareciendo el nombre de Gavi en la pantalla. 

-¿Sí? -fruncí el ceño llevándomelo a la oreja. 

-Hey, ¿Sigues trabajando? -preguntó animado. 

-Sí, ¿Por? -mis pulsaciones se aceleraron un poco. 

Por un momento pensaba que de alguna forma sabía que era mi cumpleaños y que me diría de hacer algo, pero una vez más, me equivocaba. 

-Necesito el coche -soltó entonces. 

-¿Qué? -tragué grueso. 

-Fer es gilipollas y cuando se ha ido de casa ha puesto la clave de la alarma porque se pensaba que Pedri no estaba, y ahora Pedri no puede salir porque no se la sabe y su hermano no le coge el teléfono, y tenemos entrenamiento -explicó rápido. 

-¿Me estás tomando el pelo? -pregunté incrédula, a lo que Belén dirigió la mirada hacia mí. 

-¿Qué? -preguntó confuso-. No. 

-¿Y para qué necesitas el coche? 

-Pues porque tienen una llave de emergencia fuera, y tengo que ir a abrirle -contestó obvio. 

Tomé aire y me pasé la mano por la cara. 

-Ven a buscarme, me llevas y después te vas, ya hablaré yo con mi madre -habló de nuevo. 

Miré a Belén, quién me miraba como preguntando que qué pasaba, a lo que negué con la cabeza. 

-Ya voy -acepté sin opción. 

Bajé el móvil y colgué, disponiéndome a explicarle a Belén lo que pasaba. 

-Ves, le dije a Pedri que era mejor tener las llaves de toda la vida en lugar de poner esas tonterías, sabía que en algún momento iba a pasar alguna cosa así -aseguró algo enfadada. 

Suspiré y me levanté para recoger mis cosas. 

-Oye, Valen... -murmuró quitándose las gafas. 

-Dime -cerré el portátil. 

-Esta mañana has dicho que te había traído un amigo -habló tranquila. 

-Mhm -contesté sin mirarla mientras guardaba unos papeles. 

-Y ahora mi hijo te está pidiendo que le lleves el coche... -siguió. 

Me quedé quieta de golpe, casi al mismo tiempo que se me paraba el corazón. 

Mierda... 

Belén soltó una risita y yo tomé aire intentando no morirme. 

-¿Hay algo que deba saber? -preguntó sospechosa. 

-¿Si te lo cuento me subes el sueldo? -intenté bromear para que no se tomara el asunto en serio. 

-Buen intento -sonrió complaciente. 

-No hay mucha cosa que debas saber, no te preocupes -solucioné. 

-Bueno, ahora al menos podré decirle a Aurora que sus consejos han funcionado -dijo como pensando en voz alta. 

-¿Qué? -fruncí el ceño. 

Sonrió como diciendo "no he dicho nada" y volvió a su ordenador, a lo que me quedé observándola unos segundos recapacitando, para después volver a la realidad. 

-Vuelvo enseguida -cogí el bolso. 

-Ah, tranquila, ve a casa si quieres, ya me quedo yo acabando esto -rechazó. 

-Qué va. Además, me has prometido ir a tomar una copa de vino -advertí alzando las cejas. 

-Ya nos la tomaremos el lunes aquí, así seguro que trabajamos mejor -sonrió divertida. 

Solté una risita y me dirigí hacia la puerta.

-Gracias -me despedí con la mano. 

Me lanzó un beso y yo salí hacia el ascensor, para después coger el coche de Gavi e ir a buscarlo. 

Continue Reading

You'll Also Like

303K 26.1K 73
Agustina Ortiz,hermana menor de Valentina Ortiz es una Omega recién ingresante a la secundaria,ser Omega no es fácil menos a esta edad (historia crea...
502K 36.1K 71
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.
63.3K 3.5K 40
Violeta Hódar 23 años (Granada, Motril), es una estudiante en último curso de periodismo en Barcelona. Esta se ve envuelta en una encrucijada cuando...
194K 21.9K 37
En donde Emma Larusso y Robby Keene sufren por lo mismo, la ausencia de una verdadera figura paterna.