Olas de intensidad

By nniss9

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A veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo... More

Capítulo 1. Qué pesadilla.
Capítulo 2. ¿Lo conoces?
Capítulo 3. Soy imbécil.
Capítulo 4. No, gracias.
Capítulo 5. ¿Todo bien?
Capítulo 6. ¿Es tu novio?
Capítulo 7. Deja de hacerlo.
Capítulo 8. Como quieras.
Capítulo 9. Que ni la miréis.
Capítulo 10. ¿Yo para qué?
Capítulo 11. Joder...
Capítulo 12. Fuiste tú el que me besaste.
Capítulo 13. ¿Te hace gracia?
Capítulo 14. ¿No vas a decir nada?
Capítulo 15. Gracias por quedarte.
Capítulo 16. ¿Qué te pasa?
Capítulo 17. Deja de provocarme.
Capítulo 18. Te quiero.
Capítulo 19. Espera, Valen.
Capítulo 20. Pedri...
Capítulo 21. Te voy a matar.
Capítulo 23. Ni se te ocurra.
Capítulo 24. Valen, por favor.
Capítulo 25. Ya te gustaría.
Capítulo 26. Lo siento...
Capítulo 27. Qué guapa eres.
Capítulo 28. Hasta mañana.
Capítulo 29. Como te quieren.
Capítulo 30. Pídemelo.
Capítulo 31. No pasa nada.
Capítulo 32. No puede ser...
Capítulo 33. Dame un beso.
Capítulo 34. Si quieres...
Capítulo 35. Nada que no sepas.
Capítulo 36. ¿Puedes llevarme a casa?
Capítulo 37. ¿Estáis juntos?
Capítulo 38. No te preocupes.
Capítulo 39. ¿Has dicho...?

Capítulo 22. Gracias por traerme.

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By nniss9

*NARRA VALENTINA*

Creo que Gavi no me vio en todo el calentamiento, ni cuando volvieron a salir, y la verdad es que lo agradecí. Parecía muy concentrado en el partido y no era para menos. Todos esperábamos a que fuera duro, y obviamente así fue. 

En el primer tiempo los chicos parecían un poco descolocados. No se completaban los pases, se perdía rápido el balón y las recuperaciones iban muy justas. El Madrid tuvo varias ocasiones de gol, marcando el primero en la quinta ocasión. 

El Camp Nou se vino un poco abajo pero pronto se recuperó con varios paradones de nuestro portero. 

-Joder, sabemos que Marc es bueno, pero tampoco hace falta que lo exprimáis -murmuré para mí misma, sin embargo, Mikky rió a mi lado. 

Alcé las cejas como diciendo, "madre mía", a lo que ella sonrió coincidiendo. 

Nos fuimos al descanso 0-1, y no sabría decir si mientras entraban hacia el túnel recibí una mirada de Gavi, porque no lo pillé a tiempo. Suspiré y esperé nerviosa a que volvieran a salir. 

-Perdona, ¿Te importa hacernos una foto? -preguntó la rubia de mi lado tendiéndome el móvil. 

-No, claro -sonreí y lo cogí. 

Hice unas cuantas sonriendo inconscientemente a la vez, y después se lo devolví. 

-Si no os gustan os hago más -ofrecí tranquila. 

-Ah, no están genial, gracias -sonrió de nuevo. 

Sonreí también y dirigí la mirada de nuevo hacia el campo. 

Pronto los chicos volvieron a salir y yo tomé aire nerviosa. 

Parecían salir recompuestos, y empezaron a mantener más la posesión a nuestro favor. Tuvimos bastantes oportunidades, hasta que por fin llegó el primer con de la mano de Lewandowski. Todo el estadio estalló de alegría y aplaudimos muy emocionados. 

-¡Vamos! -gritó su mujer contenta. 

Yo sonreí y aplaudí de la misma forma. 

Entre las jugadas varias, Gavi hizo también una muy buena, cruzándose de tres o cuatro jugadores del Madrid, haciendo un pase perfecto al hueco, pero que acabó en córner. Aún así, todo el estadio lo aplaudió y gritó su nombre una y otra vez. Lo había hecho genial. Sonreí y aplaudí también junto a los demás, siguiéndolo un poco con la mirada. 

El partido siguió avanzando, y casi en el minuto 90, los chicos ya estaban desesperados. No había manera de hacer entrar la pelota en la portería de Courtois, se paraba todas. 

Hasta que Balde pilló el balón, y corrió por toda la banda hasta llegar arriba. Jugó con Raphina, quien intentó tirar, pero se lo pensó dos veces por la distancia a la que se encontraba de la portería. Mis nervios aumentaban a cada segundo y mis uñas los sufrían, porque no paraba de llevármelas a la boca. Finalmente, Raphina se decidió por centrar, con tan buena suerte que Pedri estaba justo en el punto de penalti, donde pilló la pelota con una fuerza enorme, y ni se pensó dos veces el chutar, coládola por debajo de las piernas del portero. 

Entonces sí estalló el Camp Nou, y con él todos nosotros. Creo que en la vida había aplaudido tanto, incluso se me humedecieron los ojos. Entrelacé mis manos con fuerza y mordí mis labios de la emoción. No podía estar más contenta por ganar, y sobre todo no podía estarlo más por Pedri. Había sido el gol decisivo, y me alegraba muchísimo. 

Me pasé las manos por la cara nerviosa, y no me volví a sentar en todo lo que quedó de partido, el cual solo fueron un par de minutos añadidos. En cuanto el árbitro pitó el final, todo el mundo volvió a aplaudir, contento y emocionado. 

Los jugadores se abrazaron entre ellos, y los del Barça se acercaron a la grada para aplaudir. De lo feliz que estaba, ni siquiera me di cuenta desde un principio de que Gavi me estaba mirando. Mi estómago se encogió cuando choqué con sus ojos y seguí sonriendo mirándolo también. Sonrió levemente y apartó la mirada de mí, para seguir el recorrido de la grada, a lo que yo también la aparté de él nerviosa. 

Una vez acabó, vi que Pedri me hacía una seña para ir, así que sonreí con ganas y me dirigí hacia el túnel del vestuario, donde estaban casi todos. 

-¡Madre mía, niño! -me dirigí entusiasmada hacia el canario. 

Abrió los brazos hacia mí y yo me abalancé sobre él más que orgullosa. Había jugado genial, y el gol que había marcado era de los mejores que tenía. 

-¡Enhorabuena! -elevé un poco la voz mientras me separaba de él. 

-Gracias -sonrió algo tímido, sabía que no le gustaba que le dieran tanta atención. 

Cogí su cara entre mis manos y la agité un poco sin dejar de sonreír. 

-Eso ha sido buena suerte porque has venido -aseguró obvio. 

-Sí, seguro que ha sido justo por eso -ironicé. 

El canario rió y al instante se nos juntaron Ferrán y Ansu, de lo más contentos. 

-Buen partido, chicos, habéis estado genial -los felicité también. 

-¿Te lo has pasado bien? -preguntó Ferrán. 

-Claro -sonreí. 

-Pues eso es lo importante -pasó su brazo por encima de mis hombros. 

Sonreí levemente y rodeé su cintura para darle un abrazo. 

-Oye, Val, por cierto -me miró el canario-. Esta noche vamos a hacer una fiesta... 

-Pedri, no -lo corté-. En serio, ya he hecho bastante con venir aquí...

-Pero si te hemos obligado -frunció Ansu el ceño. 

-Chicos, de verdad -suspiré. 

-Vaaale, no veeengas -rodó los ojos Pedri. 

Sonreí encogiéndome de hombros y él me guiñó un ojo. 

-Venga, pues vamos a cambiarnos -ordenó hacia los demás. 

Me despedí de ellos, y justo cuando me di la vuelta para salir choqué con alguien. 

-Mierda, perdón -me agaché para coger el bolso que se me había caído, reconociendo enseguida las botas que tenía delante. 

Tomé aire y me levanté despacio, para después encontrarme con la cara de Gavi. 

-Perdona, no te había visto -se excusó.

-No pasa nada -le quité importancia y me subí el bolso al hombro-. Enhorabuena por la victoria -acerté a decir muy nerviosa. 

-Gracias -asintió de forma suave. 

-Ah, oye, Valen, mañana iré a verte a... -me giré y Pedri se frenó de golpe detrás de mí al ver que estaba hablando con Gavi-. A ningún lado, chau -se giró de nuevo y se fue corriendo.

-¿Qué? -fruncí el ceño. 

El sevillano suspiró y me di la vuelta de nuevo hacia él sin entender qué quería Pedri. 

-Iba a preguntar que cómo es que habías venido, pero supongo que ha sido por él -habló clavando sus ojos en los míos. 

-Mhm -asentí sin más, hasta que me di cuenta a qué se refería-. O sea, no. O sea, sí por él, pero...

-Da igual -me interrumpió. 

-Quería decir que... 

-No importa, Val, es tu vida -se encogió de hombros. 

Iba a preguntar que si podía dejarme hablar, pero justo entonces pasó uno de los técnicos por al lado diciéndole que tenía que ir a una entrevista. 

Asintió y yo me quedé observándolo, a lo que posó media sonrisa sin solución en su cara y tomó aire antes de irse hacia donde lo habían mandado. 

Suspiré y traté de recuperar la respiración después de volver a escucharlo pronunciar mi nombre al cabo de tanto tiempo. Mentiría si dijera que no me revolvió todo el estómago, pero traté de no pensar en eso. 

Me di la vuelta hacia la salida del túnel y después subí hasta el parking, donde había dejado Pedri su coche. Esperé un buen rato apoyada en él a que llegaran mientras miraba un poco el móvil. 

-¿Al final vienes a la fiesta? -preguntó Pedri acercándose a mí junto a los demás. 

-Qué va -fruncí el ceño-. Pensaba que me llevarías a casa -contesté obvia. 

-Mierda, se me había olvidado -se llevó una mano a la boca. 

Traté de centrarme en él, intentando evitar al sevillano que estaba detrás. 

-Bueno, pues id vosotros con Ferrán y ya iré yo después -miró Pedri a sus amigos. 

-Da igual, anda, que pido un taxi -rodé los ojos. 

-Si, va a haber siete taxis para ti, con toda la gente que hay -ironizó Ansu. 

Le dediqué una mala mirada en broma y volví a Pedri. 

-Puedo llevarte yo si quieres -Gavi me miró con expresión seria. 

-No, no, tranquilo. Gracias, pero ya me lleva Pedri -rechacé amable. 

-¿No te importa? -se giró el canario hacia su amigo. 

Gavi negó con la cabeza sin darle importancia para después dirigirse hacia su coche, y Pedri se giró hacia mí con cara de circunstancia, a lo que yo lo miré seria. 

-Avísame cuando llegues a casa -pidió haciéndose el preocupado. 

-Ahora sí que te voy a matar -murmuré acercándome un poco más a él. 

Sonrió levemente y cogió mi cara entre sus manos para dejar un beso sobre mi cabeza. 

-Pedri, que me lleves a casa -ordené mirándolo. 

-Ya me lo agradecerás -susurró. 

-Una mierda -lo imité. 

Reprimió una risa y se encogió de hombros tan tranquilo.

Me solté de él y suspiré mientras me dirigía hacia el coche de Gavi, quien ya estaba dentro. 

-¿A tu casa? -preguntó cuando entré. 

-Mhm -contesté tratando de aparentar normalidad. 

Me abroché el cinturón e intenté mantener la mirada hacia cualquier lado que no fuera Gavi. 

Salimos del parking y el montón de gente que había fuera se abalanzó sobre el coche del futbolista. A mí la ansiedad me empezó a aumentar, pensando que no saldríamos nunca de ahí, sin embargo, no perdimos demasiado tiempo en ello. 

-Madre mía... -suspiré una vez nos habíamos librado. 

Gavi me miró durante unos segundos y yo traté de no hacerlo. 

-Si vas a seguir viniendo con Pedri a los partidos vas a tener que acostumbrarte a esto -murmuró volviendo a mirar a la carretera. 

-No volveré a hacerlo, tranquilo -aseguré obvia. 

Asintió y yo lo miré durante unos segundos, para después volver a mirar por la ventanilla. 

-¿Qué tal el trabajo? -preguntó entonces. 

-Bien -me encogí de hombros-. Muchas cosas, como siempre. 

-Mi madre no para de hablar de ti -soltó entonces. 

-Ah -me giré hacia él-. ¿Y eso? 

-Dice que eres la mejor Project Manager que ha tenido -me miró de forma rápida. 

Sonreí levemente y asentí agradecida. 

-No me va muy bien para eso de no pensar en ti, pero bueno, me alegro de esté contenta -habló  de nuevo. 

Seguí mirándolo durante unos segundos y él tensó la mandíbula. 

-Quizá un día de estos vaya a ver las oficinas -balbuceó pensativo. 

Asentí y tomé aire. 

-Avísame cuando para no estar -intenté bromear, aunque en verdad lo decía algo enserio. 

Sonrió de lado y aceleró un poco. 

Sonreí también y me di la vuelta hacia la ventanilla. 

-Me ha hecho gracia verte sentada al lado de Mikky y Anna -murmuró después.

-¿Por? -fruncí el ceño. 

-No sé, parecías una novia más de alguien del equipo -soltó. 

Sonreí y mordí mi labio inferior. 

-Puede que lo sea y tú no lo sepas -se me ocurrió entonces. 

-Lo dudo -alzó las cejas con superioridad. 

-¿Los tienes amenazados? -me interesé. 

Sonrió levemente y se encogió de hombros. 

-Aún así ya he visto que algunos no me hacen caso -se puso un poco más serio. 

-Qué pena -ironicé. 

-Pero apuesto a que no eres la novia de ninguno de esos -añadió como medio afirmando medio preguntando. 

-Apuesto a que querrías que fuera la tuya -solté sin pensar, girándome hacia él. 

Reprimió una sonrisa y yo negué con la cabeza. 

-Veo que todavía me conoces -murmuró acelerando más. 

-Por desgracia -suspiré, a lo que se giró hacia mí. 

Aparté la mirada de él y tomé aire intentando centrar mi atención en cualquier otra cosa que no fueran las mariposas de mi estómago. 

Por suerte, no tardamos mucho más en llegar hasta mi casa, donde el sevillano paró frente a la puerta. 

-Gracias por traerme -desabroché el cinturón. 

-De nada, señorita -contestó tranquilo. 

Sonreí levemente y fui a abrir la puerta, cuando de repente noté su mano sobre mi muslo, a lo que me giré hacia él. 

-¿No vas a darme un beso? -preguntó divertido, imitando lo que solía decirme. 

-Una hostia te voy a dar -se la devolví. 

Soltó una carcajada y yo reprimí una sonrisa. 

Rodé los ojos y abrí la puerta del todo para bajarme. 

-Nos vemos -bajó la ventanilla. 

-Sí que nos vamos a ver, sí -ironicé como hizo él una vez.

Sonrió burlón mientras yo abría la puerta de casa, a lo que volvió a arrancar comenzando a conducir de nuevo. 

Suspiré una vez dentro, y traté de acallar de una vez por todas las mariposas de mi estómago que seguían revoloteando como locas. 

Dejé las llaves y el bolso en el vestíbulo, y me pasé las manos por la cara intentando apartar la imagen del sevillano de mi cabeza. 




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