Señorita, permítame besarla ✓...

By CarlieLeblanc

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Brenda Callahan pasa sus días entre correos, tecnología y catálogos, además de su vida universitaria, ser la... More

Señorita, permítame besarla
Capítulo 01. Pésimos buenos días
Capítulo 02. La solución perfecta
Capítulo 03. Malos instintos
Capítulo 04. Una sorpresa inesperada
Capítulo 05. Coincidencia
Capítulo 06. Decisiones
Capítulo 07. No es por ella
Capítulo 08. Contradicciones
Capítulo 09. Mentiras y permisos
Capítulo 10. Un largo camino
Capítulo 11. Trampas y consecuencias.
Capítulo 12. Condiciones
Capítulo 13. Intenciones
Capítulo 14. Dulces sueños
Capítulo 15. La caída
Capítulo 16. Una próxima vez
Capítulo 17. Una invitación
Capítulo 18. Romper promesas.
Capítulo 19. Las cosas pequeñas
Capítulo 20. Nada inocente
Capítulo 21. Señorita, permítame...
Capítulo 22. Un jodido sueño...
Capítulo 23 Lluvia sin refugio.
Capítulo 24. Probabilidades
Capítulo 25. Siguiente paso
Capítulo 27. Una respuesta
Capítulo 28. Una distracción...
Capítulo 29. Señorita, permítame...
Capítulo 30. Señor, permítame...
¡SPB PRONTO EN FISICO! 🩷✉️

Capítulo 26. Lo reconozco.

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By CarlieLeblanc

13 de febrero 2021

—¿Debemos ir allí?

—Mi hijo no está ahí sí eso es lo que te asusta —replica Cecile saliendo del Tesla, relamo mis labios imitándola. Salgo para ver el lugar presionando mi espalda contra la puerta del auto.

No sabía que Caleb tuviera una casa aquí en Keaton city, de hecho, pensé que cuando dijo que había vivido aquí hablaba de haberlo hecho en su casa familiar o tal vez un departamento, pero Keaton puede considerarse un pueblo, muy pocos edificios obstruyen la luz del día a las casas.

—Parece que al su hijo le gustan las propiedades.

—De hecho, el problema es que no le gustan, tiene varias y cambia de ubicación constantemente porque no siente que se aferra o pertenece a ninguna y luego de un tiempo comienza a sentirse fuera de lugar en ellas—Entreabro los labios ante eso mientras observo la estructura.

La casa es de dos pisos, a diferencia de las que vi en el camino o como la casa familiar de los Spencer, no tiene una reja enorme solo una cerca blanca con una puertilla de hierro que chilla cuando Cecile la abre.

La pintura es blanca con azul oscuro grisáceo, en las ventanas de cristales se pueden ver cortinas color blanco y en el peldaño que lleva a la puerta hay un tapete color negro de "bienvenidos"

No puedo evitar recordar sus palabras en California, a veces tiene que aferrarse a las cosas pequeñas, ciertamente esta casa no es pequeña, pero es una gran diferencia en ambiente si la miras y luego ves su departamento en California.

—Vamos, Brenda, no tenemos toda la tarde, debemos revisar los preparativos para la cena—Me apresuro a seguirla cuando abre la puerta con una sola llave y luego me la extiende—. No la pierdas, hay que devolvérsela a Caleb cuando regrese.

La guardo en el bolsillo de mi pantalón deportivo mientras me detengo en el recibidor, en cambio, ella camina rápidamente a las escaleras de caracol para subirlas y la escucho gritar algo desde allí.

Por mi parte observo las fotografías que adornan las repisas del recibidor, aparte de una gran maceta que parece palma son la única decoración allí.

Las fotografías son similares a las que hay en la casa familiar Spencer, solo que, de hecho, aquí Caleb no aparece en ninguna.

Tiene fotos de sus hermanos, de su madre, de sus padres juntos, recortes de periódicos y revisitas sobre su madre y su hermano Mark que, aparte de ser empresario, tiene segmentos en televisión por lo que los periodistas de vez en cuando siguen su vida. También hay fotografías en grupo de la familia y tal vez amigos en las cuales solo una aparece él. La decoración de la casa es similar a su departamento, pero no grita tanto dinero como allá.

Sacudo la cabeza acercándome a las ventanas de la sala para mover un poco las cortinas y mirar hacia la entrada, es una vista bastante cálida desde aquí.

Dormí algo mal anoche no solo por el vino sino también por la llamada entre nosotros, admito que tranquilizó solo un poco lo mal que había sido mi sueño los últimos días, sin embargo, no lo suficiente.

Me envió un correo esta mañana el cual respondí antes de salir hacia acá donde su madre no me ha dado tregua desde entonces por lo que no he revisado mi celular.

Pero una sonrisa estúpida quiere deslizarse en mis labios cuando lo recuerdo.



De: CSpencer@gmail.com

Para: BrendaCal@gmail.com

Señorita Callahan.

Permítame solicitar un intercambio, ofrezco toda mi fortuna a cambio de una foto suya con el vestido en la boda.

Pd. También puedo robar un banco si quiere más de lo que tengo para la transacción.

Quedo pendiente, saludos cordiales.



No le respondí hasta que estuve desayunando para salir, pero mientras lo hacía observé el correo con impaciencia.

¿Cuándo se supone que volvería? No puedo decir que no estoy nerviosa y que he disipado todas las dudas que han venido atormentándome desde aquel fin de semana con él o la admisión de que estoy enamorada, sin embargo, realmente quería verlo.



De: BrendaCal@gmail.com

Para: CSpencer@gmail.com

Señor Spencer.

Permítame denegar esa transacción de la misma forma en que usted objetó sobre la mía a la invitación en la boda (donde de hecho no iba a necesitar perder toda su fortuna y podría haber visto el vestido más que en una foto)

Pd. Podría aceptar otra moneda, pero mi orgullo le recuerda leer las líneas de arriba.

Saludos cordiales.



—Vámonos—Cecile baja la escalera rápidamente sacándome de mis pensamientos y yo la sigo cuando sale, cierro detrás de mí corriendo para subir al asiento del copiloto cuando ella toca el claxon.

—Ya voy, ya voy.

—Niña la que está mayor aquí soy yo, necesito que seas más rápida.

—Me voy a reservar mi comentario porque usted es mi jefa—Ella arquea una de sus cejas hacia mí y luego resopla.

—Sabia decisión —murmura conduciendo, mantengo la vista en las casas que vamos pasando, hay un parque, cafeterías, grandes casas de incluso tres pisos.

Esto no es solo un pueblo normal, es un pueblo donde las personas vienen a dejar atrás sus trabajos, sus vidas ajetreadas, dónde, al igual que Caleb se desligan de los excesos.

Cuando Cecile se estaciona en la casa familiar ya hay un camión donde se están desmontando mesas y sillas para el jardín trasero dónde ya hay carpas instaladas. Todavía es febrero, en Keaton city no se sabe mucho del clima, pero preferimos evitar una catástrofe si llueve.

Por su parte el servicio de buffet ya llegó en la mañana, aunque todavía faltan un par de platos y postres para la cena.

La familia de María José vendrá solo para la boda, la cena de esta noche solo será de la —muy amplia—familia Spencer para que todos conozcan a la novia antes de la boda. Asumo que en el viaje que harán después de la boda él será presentado a su familia.

Aunque no puedo evitar la manera en que mi estómago se siente incómodo porque sé que ella no es bienvenida aquí y que de hecho Cecile tiene planes para esa boda, de la misma forma en que Caleb ha dicho que la celebración será en vano.

Ella realmente parece feliz con todo esto.

Muerdo el interior de mi mejilla mientras me encamino por el césped tachando en la lista del iPad las cosas que ya se encuentran aquí para la cena, Alana se ha quedado en el pequeño hotel que hay a unas cuadras de aquí, allí también están mis cosas porque honestamente no quiero estar en medio de esta familia, de todas formas, necesitan las habitaciones para los más cercanos, por ejemplo, los abuelos de los Spencer.

Así que ella y yo planeamos salir a cenar y luego ver una película por videollamada con mi hermana, mañana debo despertarme temprano porque Cecile quiere que recibamos a los invitados en las mejores condiciones posibles, no estoy segura de a qué se refiere con ello, tampoco entiendo por qué tengo qué hacer esto si no tiene que ver con mi trabajo ni son días laborables para mí, pero de cualquier forma necesito mantenerme ocupada así que no voy a quejarme en voz alta.

Me despido de Cecile a eso de las cuatro de la tarde, paso por una de las cafeterías que quedan de camino al hotel para obtener algo dulce y finalmente reviso mi celular mientras espero por mi pedido.



De: CSpencer@gmail.com

Para: BrendaCal@gmail.com

Señorita Callahan.

Me parece un poco cuestionable que pase por alto mis razones ya conocidas para no asistir, sin embargo, se lo dejaré pasar.

Pd. Solicito encarecidamente también ver un labial rojo por algún lado, solo porque la hace lucir preciosa, gracias.

Saludos cordiales.



No respondo porque la mujer al otro lado de la barra desliza mi café helado y mi paquete de galletas por sobre la madera, le sonrío pagándole mientras recojo mi pedido encaminándome a la puerta. Sin embargo, me detengo poniendo mis cosas sobre una barra que limita con el ventanal de vidrio para responder brevemente.



De: BrendaCal@gmail.com

Para: CSpencer@gmail.com

Señor Spencer.

Permítame aclararle que usted no está en condiciones de solicitar nada, sobre todo porque ya habíamos establecido (y pensé que había quedado claro) que usted no influye en mi ropa, sin embargo, voy a considerarlo solo porque resulta un buen método de tortura.

Pd. Si mal no recuerdo también quedamos en que yo me veo preciosa siempre.

Saludos cordiales.




14 de febrero 2021

—Feliz San Valentín, hermanita, tu regalo está en el departamento para cuando regreses—Ruedo mis ojos a pesar de que no puede verme mientras sostengo entre mi hombro y oreja el celular para poder deshacer la envoltura de mi pequeño bombón de chocolate. En el recibidor del hotel hay un frasco con muchos de esos, así que robé un puñado para poder soportar a Cecile el día de hoy.

—¿Y no podías dármelo antes de salir ayer?

—No, porque lo recibí justamente ayer—Se ríe y yo resoplo sintiendo las comisuras de mis labios alzarse mientras espero en la recepción, esta vez debo tomar un taxi para llegar al salón donde se celebrará la boda porque es más lejos de lo que queda la casa de los Spencer y porque solo he visitado Keaton un par de veces por lo que no sé si es seguro llevar el iPad y mi celular en la calle tranquilamente.

—Feliz San Valentín, piojosa, si vas a mi armario podrás encontrar el tuyo, porque como todos sabemos esto es una fecha comercial—Ella resopla al otro lado de la línea y la escucho moverse, abre la puerta seguramente de mi habitación y luego la de mi armario para encontrar la bolsa con el conjunto formal púrpura que compré para ella, aparte de una caja de bombones de chocolate blanco.

—No seas una amargada, hermanita, de cualquier forma, me amas.

—Ajá, como sea—Le resto importancia mordiendo mi bombón, el caramelo con algún tipo de licor explota en mi boca cuando lo hago, realmente sabe bien.

—Spencer envió algo para que seas menos amargada por San Valentín.

—¿Qué?

—Hay flores en la sala y el sobre tiene su nombre, no lo abrí por si te lo preguntas, tiene el nombre por fuera—Ruedo mis ojos haciendo una nota mental para avisarle que no me gustan las flores—. Son rosas color rosa, Bren.

—¿Y?

—Duh, el tipo sabe que es tu color favorito, no te hagas la tonta—Vuelvo a rodar mis ojos y salgo del hotel cuando el taxi se detiene frente a la puerta, le dicto la dirección al chofer antes de volver a llevar el celular a mi oreja.

—Si, pero siguen sin gustarme las flores.

—Igual las pondré en agua, realmente son lindas—Hago un sonido de afirmación terminando de comer mi bombón, guardo el envoltorio en uno de los bolsillos laterales de mi mochila antes de sacar el iPad para comenzar a tachar lo que ya se ha confirmado para la boda.

La cena de anoche, según las quejas de Cecile en mi correo, fue un éxito, pero pudo ser mejor. Como el perfeccionista y controlador ser que vive dentro de mi jefa definitivamente esperaba esa queja, aparte de ello también habló de algunas de sus sobrinas que según ella son mantenidas.

No le digo que yo también quisiera serlo a veces, cuando tengo que soportarla gritando, por ejemplo.

Sin embargo, no puedo hacerlo porque de hecho yo podría estar en mi casa ahora, mi hermana siempre repite que no tengo razones para trabajar o al menos podría buscar algo más "suave" según ella, pero esta es una buena forma para mí, todo el mundo sabe que trabajo mejor bajo presión.

—¿Usted no es de por aquí? —Alzo la vista para encontrar al conductor mirándome a través del retrovisor, sacudo la cabeza empujando mi cabello tras mis orejas.

—No, solo estoy aquí de visita, para una boda, de hecho.

—Lo sé, es un pueblo pequeño prácticamente todos nos conocemos y los chismes vuelan—Sonrío ligeramente divertida, pero también perturbada ante esa declaración—. El hijo de Cecile Spencer ¿no?

—Si, la novia hubiera elegido su país, pero entonces mucha gente no habría podido ir—murmuro distraídamente.

—Aunque es claro que Cecile eligió el lugar porque sus hijos no crecieron aquí, de hecho, ella volvió tan solo hace algunos años, cuando sus padres murieron—Esto me recuerda a cuando Caleb dijo que su padre quería sacar a Cecile de la casa de sus padres, tiene sentido que ella no volviera aquí hasta que ellos murieron.

—Pero igual este es su lugar materno, supongo que lo aprecian por ella—Él asiente con la vista fija hacia adelante mientras yo reviso los correos.

Para mi contradicción estos días no hay ningún correo de Caleb desde ayer que le respondí, admito que me sienta mal, sin embargo, probablemente está ocupado.

En día de San Valentín.

Habiendo un anillo en su departamento en California que nunca negó que fuera suyo.

Dios, tienes que superar eso, Brenda.

En cuanto ingreso en el salón donde se celebrará la boda casi quiero regresar sobre mis pasos ante los gritos de Cecile. Mi jefa camina de un lado al otro mientras la organizadora de boda—que en realidad ha terminado siendo asistente de Cecile en la decoración —la sigue con la mirada.

—Oh Brenda, finalmente llegas—Suelto un sonoro respiro mientras me acerco a ella que toma el iPad de entre mis manos para revisar por su cuenta como la persona controladora que no puede evitar ser.

Así que la dejo hacerlo mientras vislumbro alrededor.

El color blanco y beige predominan por todos lados, cortinas de ambos colores, la alfombra blanca, las flores del mismo color, pero también hay algunas amarillas, tulipanes predominando por todos lados; los bordes de las bancas están cubiertos por sedosa tela beige cruzada con blanco y los souvenirs con la foto de la pareja también son de ese color.

Es modesto, pero gritando elegancia y derroche en cuanto a todos los decorativos que han añadido, de paso este no es un salón precisamente humilde.

No estoy segura de cuantas horas pasan mientras Cecile grita órdenes, pero por mi parte cuando pasa del mediodía me quedo en la puerta tomando lentas respiraciones antes de decidir que en realidad puedo ir a ver cómo está la novia.

Digo, solo la conozco por ser la nuera de Cecile, pero ella ha ido a la empresa y me ha saludado todas esas veces, no es una mala persona, pero no puedo evitar sentirme inquieta respecto a ella por la manera en que se siente Caleb cuando la ve.

Me familiaricé demasiado con las emociones del hombre, definitivamente.

Camino rápidamente por el pasillo hasta el final donde hay un par de habitaciones, decidieron que lo mejor es que se arreglara aquí porque es más fácil para todos.

Toco la puerta y una de las damas de honor en bata de satín color beige abre apenas un poco para verme y luego completamente para dejarme pasar.

—Brenda, hola ¿Pasa algo? —María José me observa a través del espejo del tocador dónde se encuentra sentada mientras un hombre pasa las brochas de maquillaje por su rostro.

La novia de Nathaniel Spencer es delgada, de largo cabello negro que ahora se encuentra ondulado probablemente para atarlo en un elegante moño, de piel trigueña que luce suave y ojos impresionantemente azules de alguna forma, con un marco acento de América del sur, tal vez Colombia o Venezuela, no lo distingo del todo y nunca he preguntado cuál es su lugar de nacimiento en realidad, o tal no lo recuerdo.

Alta, estilizada, tal vez en algún punto de su vida podría pensar en el modelaje o tal vez no.

—Hola, no, de hecho, pasaba a ver si todo está en orden por aquí—Le sonrío brevemente mirando alrededor saludando con mi mano a las otras chicas.

—Oh, no te preocupes todo está bien y deberías ir al hotel para cambiarte, si es por Cecile te deja trabajando hasta el último segundo y llegarás tarde para la ceremonia.

—Ya casi me voy, de paso quería confirmar la caja que...llegará a su habitación.

—¿La de Velvetti?

—Si, ya está en la recepción—Ella sonríe ampliamente complacida.

—Perfecto, gracias, Brenda.

—Oh, necesito una recomendación de cuál sería la mejor opción para la lencería de mi noche de bodas—dice una de las chicas, la reconozco como la novia de un sobrino de Cecile, Cassandra.

Su largo cabello rubio ya se encuentra ondulado y su maquillaje perfectamente ubicado en su rostro, todos los vestidos de dama de honor perfectamente colgados en ganchos mientras ellas, unas cinco en total, se mueven por el cuarto revisando el vestido de María José o los zapatos mientras otras se toman fotos.

—¿También vas a casarte pronto? —cuestiono a Cassandra alzando las cejas mientras sonrío.

— Si no lo retrasamos tanto dentro de unos meses, por lo que no es taaan pronto, pero no quiero dejar todo para última hora y Arden me lo pidió hace dos noches, ven a ver esta belleza—Sacude su mano instándome a acercarme y yo suelto una risita obedeciendo para ver el anillo en su dedo—. ¿Qué te parece? Tiene nuestras iniciales grabadas.

—Es precioso, Cassandra, felicidades—Ella sonríe aún más amplio ante el halago mientras agradece.

Pero yo solo puedo parpadear sin borrar mi sonrisa, no solo porque genuinamente me alegra lo feliz que luce, sino porque en un segundo estoy sintiendo un alivio que eriza mi piel y hace mi corazón latir ligeramente acelerado porque lo reconozco, la piedra, el aro, el detalle de las iniciales.

Este es el maldito anillo.

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