Olas de intensidad

By nniss9

433K 22.5K 3.1K

A veces no se conoce a una persona de la forma más bonita, pero lo importante es lo que pasa después. Justo... More

Capítulo 1. Qué pesadilla.
Capítulo 2. ¿Lo conoces?
Capítulo 3. Soy imbécil.
Capítulo 4. No, gracias.
Capítulo 5. ¿Todo bien?
Capítulo 7. Deja de hacerlo.
Capítulo 8. Como quieras.
Capítulo 9. Que ni la miréis.
Capítulo 10. ¿Yo para qué?
Capítulo 11. Joder...
Capítulo 12. Fuiste tú el que me besaste.
Capítulo 13. ¿Te hace gracia?
Capítulo 14. ¿No vas a decir nada?
Capítulo 15. Gracias por quedarte.
Capítulo 16. ¿Qué te pasa?
Capítulo 17. Deja de provocarme.
Capítulo 18. Te quiero.
Capítulo 19. Espera, Valen.
Capítulo 20. Pedri...
Capítulo 21. Te voy a matar.
Capítulo 22. Gracias por traerme.
Capítulo 23. Ni se te ocurra.
Capítulo 24. Valen, por favor.
Capítulo 25. Ya te gustaría.
Capítulo 26. Lo siento...
Capítulo 27. Qué guapa eres.
Capítulo 28. Hasta mañana.
Capítulo 29. Como te quieren.
Capítulo 30. Pídemelo.
Capítulo 31. No pasa nada.
Capítulo 32. No puede ser...
Capítulo 33. Dame un beso.
Capítulo 34. Si quieres...
Capítulo 35. Nada que no sepas.
Capítulo 36. ¿Puedes llevarme a casa?
Capítulo 37. ¿Estáis juntos?
Capítulo 38. No te preocupes.
Capítulo 39. ¿Has dicho...?

Capítulo 6. ¿Es tu novio?

10.6K 556 112
By nniss9

Conduje de nuevo hasta casa, donde me esperaba mi madre emocionada, la cual se empezó a reír cuando le conté lo que me había pasado.

Nunca le había contado lo que había pasado esa noche que salí, así que le hizo mucha gracia que coincidiera con Gavi. Nunca se lo había contado no por falta de confianza, sino porque al final acabó solo en un susto, y no quería preocuparla de más, así que esa fue la primera vez que le contaba algo sobre el futbolista.

Después de estar todo el día haciendo cosas, me fui a correr un rato por el vencindario, aunque quien dice correr dice andar. Me gustaba mucho pasear escuchando música con los casos, a pesar de que empezaba ya a hacer bastante frío y cada vez se hacía antes de noche, por lo que mis paseos eran también cada vez más cortos.

Al volver me di una ducha rápida y bajé a cenar sola, ya que mi madre había quedado con un par de amigas para ir a cenar.

Me hice un sándwich rápido y me senté en un taburete mientras me lo comía y miraba Tiktok. Justo cuando fui a llamar a mis amigas al cabo de un rato, mi móvil comenzó a sonar.

-¿Sí? -descolgué llevándomelo a la oreja.

-Hola, Valentina, perdona que te llame a estas horas -habló una voz femenina.

-¿Belén? -fruncí el ceño.

-Sí, sí, soy yo -contestó rápido-. Te llamo porque hace poco he acabado con el resto de entrevistas.

Yo alcé las cejas.

-¿A estas horas? -me extrañé.

-Sí, hija, sí -suspiró, a lo que sonreí-. Como te he dicho nos urge bastante alguien que cubra el puesto, y después de estar dándole vueltas y ver a las demás personas, me gustaría que fueras tú la que lo hiciese.

Al escucharla pegué un bote levantándome de golpe de la silla y casi atragantándome con el sándwich.

-¡¿En serio?! -pregunté incrédula-. Digo, sí, claro, me encantaría -corregí mi postura rápido, eso no había sido muy profesional por mi parte.

Escuché una risita de Belén al otro lado, y yo sonreí también tratando de contenerme.

-Ven mañana a las 9 y te explicaré cómo funciona todo.

-Perfecto, ahí estaré -aseguré contenta-. Muchas gracias.

-A ti, Valentina, hasta mañana -se despidió amable.

Me despedí también y acto seguido entré al grupo de WhatsApp de mis amigas.

"¿Alguien videollamada? ¡¡Tengo trabajo!!", escribí con las manos temblorosas.

Esperé eufórica a que contestaran, sin embargo, ninguna lo leía.

Me moví impaciente de la cocina al comedor sonriendo sin parar y sin despegar los ojos de la pantalla.

María empezó a escribir.

"Tíaaa, ¡Qué bien! Hacedla sin mí, todavía no he salido de las prácticas, ya me contarás :(".

Contesté rápido que genial, y esperé a las demás.

"Lo mismo digo, si puedo me uno más tarde, pero enhorabuena amiga!", escribió Andrea.

Suspiré y le contesté también, diciendo que no pasaba nada. Sin embargo, las demás tampoco podían, porque o estaban en clase todavía o estaban haciendo algún plan con sus respectivos grupos de amigos.

Me dejé caer en el sofá y suspiré con algo de tristeza por no poder compartirlo con ellas. Estaba emocionada y muy contenta, pero supuse que eso se quedaría para mí, al menos hasta que llegara mi madre de la cena.

Pero en ese momento se me ocurrió otra cosa.

Me levanté de nuevo del sofá y busqué rápido entre mis contactos.

No sabía si tenía algún sentido eso, pero necesitaba compartir con alguien mi felicidad.

Esperé durante unos segundos sonriendo a la pantalla mientras daba tono, y en cuanto contestó, me llevé el móvil a la oreja.

-¡Me han cogido! ¡Me han dado el trabajo! -dije nada más descolgó-. Tu madre es la mejor.

Gavi soltó una risita al otro lado y yo casi pude imaginármelo.

-No me digas -murmuró después.

Sonreí y fruncí el ceño.

-¿Ya lo sabías?

-Lo sabía desde que te habías ido -aseguró.

-¿Por qué? -me extrañé.

-Porque sí, conozco a mi madre -contestó sencillo-. Además, ya te había dicho "hasta mañana", no es mi culpa que no pilles las indirectas.

Rodé los ojos y fui paseando por el comedor con el móvil en la oreja sin parar de sonreír.

-No te había entendido, pensaba que era una cosa más de esas que dices sin sentido -vacilé.

-Tú sí que no tienes sentido.

-¿Sabes lo que sí tengo? ¡Trabajo! -elevé la voz entusiasmada.

-Joder, pero no grites -se quejó.

Solté una risita y fui a hablar, pero entonces escuché una voz femenina que hablaba al otro lado.

-Bebé, ¿Nos vamos? -preguntaba una chica.

El sevillano no contestó, pero pronto se escuchó el sonido de unas llaves.

-Cuando vayas mañana dile a mi madre que iré a comer -pidió hacia mí.

Yo alcé las cejas y me quedé quieta.

-¿Perdón? ¿Que soy tu asistenta ahora? -pregunté irónica.

-A mí se me va a olvidar, y luego me echará la bronca por no avisar -explicó.

-Ese es tú problema -contesté obvia.

-Valeee, graciaaas, hasta mañanaaa -contestó como pasando por alto lo que le había dicho.

-Ga... -me colgó.

¿Pero éste que se piensa?

Negué con la cabeza y subí hacia mi habitación algo desconcertada.

Me tiré larga a la cama y me dispuse a buscar algunas noticias sobre la supuesta novia del futbolista, cosa que no tardé en encontrar. Ana, 20 años, de Sevilla, estudiante de criminología.

-Uy, qué guay -me sorprendió.

Seguí bajando en la página web, aunque lo que ponía tenía más pinta de ser mentira que verdad, así que me salí al instante.

Supuse que si realmente era su novia, que era lo que parecía, la conocería más bien pronto que tarde, pues justo él estaba con ella en esos momentos, quizá iría a comer al día siguiente también.

Dejé el móvil en la mesita y me quedé tumbada mirando al techo un buen rato. Estaba nerviosa por el primer día de trabajo, pero Belén me había parecido muy agradable y risueña, así que por eso no me preocupaba.

Por suerte, al día siguiente cuando desperté mi madre aún no se había ido, así que pude contarle todo y pedirle consejo para ver qué me ponía.

-No hace falta que te arregles tanto, no vas a una oficina -miró mi pantalón de traje.

Suspiré y comencé a quitármelo, tenía razón.

-¿Y esto? -saqué unos vaqueros rotos.

-Bueno, tampoco tan informal -abrió un poco los ojos.

Me quedé quieta frente al armario y me crucé de brazos.

-¿Por qué no te pones unos vaqueros negros normales? Siempre quedan bien con todo -ideó acercándose a mí.

Busqué entre los vaqueros y saqué unos del color que me había dicho. Saqué también unas botas, un cinturón dorado y una camisa blanca.

-¿Así? -lo ordené todo sobre la cama.

Ella asintió sonriente y dejó un beso sobre mi cabeza.

-Así está muy bien -murmuró-. Me voy, que voy a llegar tarde.

Le di un beso también y me despedí mientras empezaba a vestirme, porque o me daba prisa o yo igual llegaría justa.

Me maquillé un poco una vez vestida, y después de arreglarme el pelo y echarme colonia cogí las llaves del coche en dirección a casa de mi jefa.

Encontré sitio justo delante, así que aparqué con facilidad y una vez llegué a la puerta esperé con nervios a que me abriera.

-Buenos días -sonrió con energía.

-Buenos días -saludé también.

-Pasa, pasa -pidió apartándose.

Hice caso y después la seguí hasta una sala que había pasado el comedor en el que estuvimos el día anterior. Era enorme, con una mesa muy grande rectangular en medio y un ventanal que daba al jardín, frente a la piscina.

-Madre mía -alcé las cejas-. Qué bonito.

Me acerqué al ventanal y me quedé observando los colores anaranjados que todavía quedaban del otoño, con algunas hojas secas que seguían cayendo como a cámara lenta.

-Trabajaremos aquí de momento, porque están reformando las oficinas y todavía queda un poco hasta que estén -informó Belén acercándose a mi lado.

-Genial -sonreí girándome hacia ella.

-Te daré una copia de las llaves por si acaso algún día tienes que venir y no hay nadie, aunque yo casi siempre estaré contigo.

Asentí y di otra vuelta por la sala. Al ser toda de cristal, se veía parte del vestíbulo y las escaleras que subían hacia la planta de arriba, dejándome ver a Gavi entrar por la puerta a los pocos segundos.

Él no me vio, así que seguí mi paseo y volví al lado de su madre.

-Bueno, pues si quieres nos ponemos manos a la obra -sonrió.

-Claro -la miré entusiasmada.

Estuvo toda la mañana explicándome cosas, sobre cómo funcionaba la empresa, los miembros que había y todo lo relacionado con los clientes.

En principio yo iba a ocuparme de establecer nuevos proyectos, había un montón de trabajo sobre todo con cadenas de hoteles, otros empresarios y marcas. Estuve apuntando todos los consejos de Belén, y algunas características de los clientes que ya llevaban más tiempo, mientras ella me daba una lista con todos ellos que se había ocupado de hacer.

-Ay, qué bien -suspiré al ver que tenía todo preparado.

-Te facilitaré las cosas todo lo que pueda, no te preocupes. Sé que es mucho trabajo y costoso. Hay que trabajar duro y ser constante, pero ya te he dicho que estaré contigo en todo momento, y en caso de que no, puedes llamarme cuando necesites -habló con tranquilidad.

-Muchas gracias -sonreí.

Ella me guiñó un ojo y su móvil comenzó a sonar.

-Disculpa, es mi marido. Ve haciendo esa lista y ahora vuelvo -dijo dirigiéndose hacia la puerta.

Asentí y saqué mi portátil del bolso para ir buscando parte de la información que necesitaba para los papeles que me había pedido.

No era algo complicado de hacer, además, a mí me encantaba siempre estar enterada de todo, tanto de negocios, como moda, el mundo influencer, cotilleos, todo. No se me escapaba nada de eso, y estaba más que al tanto, así que fue algo que me vino muy bien.

La verdad es que ya se me empezaban a pasar los nervios, y cogí ritmo bastante rápido.

-¿Las marcas que usan los hoteles tengo que mirarlas también? -pregunté a Belén cuando entró, sin despegar los ojos de la pantalla.

-Y yo qué sé -contestó una voz que yo ya tenía por familiar.

Me giré de golpe al escucharlo y fruncí el ceño.

-¿Qué haces? -pregunté hacia el sevillano.

-Nada, venir a ver a mi madre -se encogió de hombros.

-Está fuera hablando con tu padre -informé volviendo al ordenador.

Asintió y se sentó en una de las sillas negras que había a mi izquierda.

-¿Qué estás haciendo? -se interesó cogiendo uno de los papeles que tenía sobre la mesa.

-Trabajar -se lo quité de golpe.

-Qué chica más lista -sonrió irónico.

Rodé los ojos y dejé el papel en su sitio para que no se me desordenara.

-Estoy mirando la cadena de hoteles NH. ¿Sabías que hay más de 400? -pregunté sorprendida.

-Wow -murmuró con sarcasmo.

Lo miré un poco seria y él negó con la cabeza sonriente.

-¿No vais a ir a las oficinas? -preguntó después.

-Tu madre ha dicho que están en obras -lo miré confusa.

-¿Ah sí? -me miró de la misma forma.

Solté una risita y alcé las cejas.

-Veo que estás muy al corriente de la empresa de tu madre.

-Yo ya tengo suficiente con mis cosas -argumentó tranquilo.

-¿Qué cosas? Si lo único que haces es ir a entrenar y jugar partidos -lo miré obvia.

-¿Te parece poco? -se incorporó un poco.

-Si al menos ganarais... -bromeé.

-Eh, cuidado -me miró serio.

Solté una risita y entrecerré un poco los ojos.

-Solo es una broma. ¿Por qué te ofende tanto cuando te digo algo malo del fútbol?

-Porque sí -contestó escueto.

-Ah, en ese caso... -levanté las manos inocente.

Rodó los ojos y sacó el móvil del bolsillo para mirarlo, así que yo me permití mirarlo a él durante unos segundos. Se había dejado algo de barba, haciendo que su cara de niño madurara un poco más. Llevaba una sudadera gris sin capucha y unos pantalones color crema. No paraba de pasarse los dedos por el pelo y se mordía luego las uñas mientras iba bajando la pagina de instagram en su móvil.

-¿Qué? -preguntó sin despegar los ojos de él.

-¿Qué, qué? -fruncí el ceño.

-¿Que por qué me miras tanto? -levantó la vista hacia mí.

-No te estaba mirando -alcé las cejas mirándolo.

-¿Y qué estabas haciendo? -se inclinó hacia la mesa para acercarse un poco.

-Pensando -contesté sin darle importancia.

-¿En mí? -me miró con una sonrisa traviesa.

Apreté la mandíbula ante esa superioridad con la que hablaba y me acerqué un poco también.

-En el director de la cadena de hoteles -sonreí suave.

Asintió incrédulo y acto seguido dirigió los ojos a mis labios. Inconscientemente pasé la lengua por ellos al darme cuenta, a lo que levantó al instante la mirada hacia mis ojos, para clavarla en ellos algo tenso.

-¿Puedes irte? Estoy intentando trabajar -murmuré sin apartar la mirada.

-¿Y qué pasa? Ni que no te dejara hacerlo -se encogió de hombros.

Tomé aire y entrecerré un poco los ojos, para después girarme de nuevo hacia el ordenador.

Justo me llegó un mensaje al móvil, así que lo cogí para leerlo, y después de ver que era mi madre diciéndome que ya estaba en casa, volví a dejarlo al lado del portátil bocabajo.

-¿Es tu novio? -preguntó el sevillano.

-¿Qué? -fruncí el ceño dirigiendo la mirada hacia él.

-El chico de la foto -señaló con la cabeza mi móvil.

Miré la foto de mi funda y lo miré a él de nuevo.

-No -contesté escueta.

Asintió y se quedó observándome.

-¿Quién es?

-Nadie -sonreí levemente y seguí trabajando.

-O sea, que es tu novio -repitió.

-¿Qué más te da? -lo miré de nuevo.

Negó la cabeza con desinterés y cogió de nuevo su móvil de nuevo.

Entonces al que le sonó fue a él, levantándose después hacia la ventana mientras lo cogía.

-Dime -contestó al descolgar.

Traté de seguir con mis cosas, pero no pude no interesarme por la conversación que estaba teniendo.

-Ya te dije que no podía. Tengo entrenamientos, no puedo ir siempre que quieras a Sevilla -murmuró moviéndose de un lado a otro.

Dirigí una mirada rápida hacia él y volví al portátil.

-No he dicho eso -suspiró-. Es solo que... -se escuchó al otro lado cómo lo interrumpían y él bufó.

Me incorporé un poco y lo observé mientras estaba de espaldas a mí.

-Como quieras... -dijo desganado-. Sí, yo también. Adiós.

Negó con la cabeza y colgó dejando caer el brazo a lo largo de su cuerpo y se quedó mirando por la ventana un poco.

-¿Quién es? ¿Tu novia? -lo imité bromeando.

Se giró un poco serio, sonrió irónico y se volvió a poner serio.

-Pues no -aseguró.

-Ah -asentí incrédula-. ¿La chica que te llamó bebé ayer tampoco era tu novia? -recordé entonces.

Frunció el ceño y fue a contestar, pero pareció pensárselo mejor, y finalmente no lo hizo, así que cerró la boca y se limitó a mirarme.

-¿Le has dicho a mi madre que venía? -preguntó pasando de lo otro.

Negué con la cabeza con desinterés y él se acercó a mí.

-Ahora me van a echar la bronca por tu culpa -se sentó apoyándose en una esquina de la mesa mientras cruzaba los brazos y se quedaba observándome.

-Te dije que no era mi problema -murmuré sin mirarlo.

-La próxima vez que salgas de fiesta y te emborraches tampoco serás el mío -aseguró amenazante.

Sonreí levemente y elevé la mirada hacia él.

-Nunca he sido problema tuyo -rebatí.

Clavó sus ojos en los míos y se humedeció los labios.

-Mejor -murmuró.

Fruncí el ceño sin entender a lo que se refería y él se inclinó un poco hacia mí, acercándose bastante a mi cara.

-Porque sino no serías de nadie más -sentenció.

Miró desde esa corta distancia mis labios de nuevo, y yo tragué grueso ante su cercanía. Sonrió con maldad y yo aguanté su mirada sin expresión, pero con cierta serenidad en el rostro.

Acto seguido se incorporó de nuevo y pasó por detrás de mí para salir de la sala.

-Cierra la puerta -pedí al ver que la dejaba un poco abierta.

Se giró, sonrió y me guiñó un ojo, para después seguir su camino sin hacer caso a lo que le había dicho.

Negué con la cabeza y me levanté para cerrarla yo, mientras lo seguía con la mirada, hasta que entró al comedor y ya no se le veía.

-Qué idiota -susurré para mí misma.

Continue Reading

You'll Also Like

397K 37.9K 62
La noticia de que Red Bull se arriesgo al contratar a una mujer para que reemplace a Sergio Pérez luego de su repentina salida del equipo, ronda por...
589K 41.7K 76
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
107K 11.5K 32
En el pueblo donde usualmente llovía y había mucho aburrimiento, llega Isabela y Addaly a ponerle más acción a todo lo aburrido ;)
106K 13.1K 31
Itadori descubre una debilidad del rey de las maldiciones. Su esposa Natsumi Pero para eso debería entender la historia de ambos que se remonta en la...