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By ihwax_

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LOCOS COMPAÑEROS

Soltó un quejido frustrado y su respiración contenida al no lograr su cometido. Frunció sus labios, golpeó la camilla, y volvió a intentarlo con más fuerza. Si seguía así, la cadena le rompería la piel y dejarían cicatrices, pero no le importó, sabia que él podria soportarlo. Sus dedos rozaron la pinza, y con una sonrisa victoriosa logró tomarla entre sus dedos índice y pulgar. Ahora, debía tranquilizarse. Sus manos temblorosas no ayudarían; debía serenarse. Lo había hecho montones de veces, pero nunca en una situación como la actual y tampoco con una cadena como esta. Aspiró y exhaló lentamente.

—Vamos, vamos...—cerro sus ojos, concentrándose.

—Es inútil. Les he dicho que esas cadenas no se pueden abrir—la voz casi inaudible de aquella mujer la hizo fruncir el ceño.

Se encontraba en un estado un tanto, desagradable. Su cuerpo parecía estar perdiendo toda su vitalidad, sus huesos comenzaban a notarse atraves de su piel, ella estaba perdiendo la vida lentamente.
Pero el hombre que estaba sentado aún lado de ella, estaba de lo mejor. Él no presentaba ninguna perdida de energía ni nada parecido.

No entendia el porqué las cadenas no le afectaban en nada a él. Sabía que él hombre tenía mucho más resistencia que la mujer, pero aun así. ¿Por qué parecía estar bien, mientras que la mujer se estaba muriendo?

No estaban hechas de Kairoseki, y la mujer no poseía ninguna fruta del Diablo. Así que no tenía sentido que ella estuviera de esa forma.

Miró más detenidamente a la pelirosa quien permanecía a los pies de su dueño. Su respiración era entrecortada y un pequeño hilo de saliva se escapaba de su boca, en su mejilla había una mancha de color morado casi verdoso. Debido al golpe que le había dado Roan por intentar escapar.

Lo cual le parecía ridículo ya que no tenía ninguna salida, por más que escapara, no tenía la fuerza suficiente para correr por los largos pasillos y en cuestión de segundos Jeremy o Roan la alcanzarían.

La vio apretar sus ojos de manera fuerte, como si estuviera evitando algo. Y después de varios minutos analizando su comportamiento, Hiromi lo entendió.

—Las cadenas te están absorbiendo la energía vital ¿verdad?

La mujer abrió sus ojos ligeramente, ya estaba comenzando a ver borroso y apenas distinguía las figuras a su alrededor.

—Qué inteligente—susurro con sarcasmo.

Hiromi alzó una ceja. Incluso al borde la muerte tenía el descaro de contestarle de esa manera.

—Lo note antes, pero se me hace raro que te absorba toda la energía a ti, pero a él no—señaló al moreno que miraba desinteresado la situación.

Roan solo quería irse de ese lugar, pero no podía hacerlo si tenia una estúpida mujer muerta que le impedía moverse con comodidad. Además de que debía encontrar la forma de quitarse estas cadenas, no le afectaban en nada, pero se sentía incómodo.

—Ustedes no saben nada.

—Entonces cuéntanos—guardo la pinza en el bolsillo de su chaqueta.

—¿Por qué haría eso?

—No lo se—levantó sus hombros—Quizás podrías servir de algo, antes de morirte como una completa inútil.

La pelirosa pasó su vista borrosa por alrededor del lugar. No habia nadie, solo estaba aquel hombre que ahora mismo era su dueño. Sintió un nudo en su garganta.

—Habla, o te golpeare de nuevo—adviertio el moreno moviendo las cadenas que estaban enroscadas en su cuello.

Nadie vendría por ella. Sabía que él señor Nash no tenía tiempo para ocuparse de estas cosas, que a él no le importaba en absoluto la vida de ella. Porque cuando muera simplemente sería remplzada, igual que todas las demás mujeres.

Entonces no perdería absolutamente nada siéndole de utilidad a estas personas. Porque al menos abría sido útil para alguien antes de morir.

—Estas cadenas tienen nombre—comenzó muy apenas—Zlate Verižice, así es como se llaman. Son utilizadas para distintos fines, pero el más importante de ellos, es restringir físicamente a alguien.

—Qué sorpresa—murmuró irónicamente el moreno.

—También son utilizadas para crear barreras, nunca he visto a alguien usarlas de esa forma, pero si lo escuché—cerro sus ojos un momento al sentir una punzada en su cabeza—Las cadenas no están hechas de Kairoseki, están hechas de otra cosa..no se de que específicamente—entrecerro sus ojos—Se dice que fueron creadas para retener a monstruos y robarles toda la energía que poseían.

Hiromi puso uno de sus dedos sobre su labio inferior, en un gesto pensativo. Eso último dicho por la pelirosa no tenía mucho sentido ¿a que tipo de monstruos se refería?

—¿Te refieres a monstruos Marinos?—pregunto mirándola.

—No. No ese tipo de monstruos.

—¿Entonces?—alzó una ceja.

¿Qué tipo de monstruos necesitaban unas cadenas inmensamente grandes? ¿Que clase de monstruos tenían tanta energía vital como para usar estas cadenas en su contra? 

—Me refiero a Los Bersērkers.

Claro, ese tipo de monstruos. Ella no estaba refiriéndose a un Rey Marino o un animal de gran magnitud. Ella estaba hablando sobre personas.

Personas que eran monstruos.

—¿Dices que estas cadenas fueron creadas para retenerlos a ellos?

—Así es. Las cadenas de Kairoseki no servían con los Bersērkers, así que tuvieron que crear algo mas poderoso para retenerlos—puso su vista en el techo de aquel lugar—Ellos era tan fuertes que los demás se vieron obligados a crear algo que pudiera controlarlos. Así es como nacieron las Zlate Verižice.

—Espera, si fueron creadas para retener a los Bersērkers y  robarles la energía vital. Eso explica porque las cadenas no le afectan a él—señaló al moreno—Pero tú..—miró a la pelirosa en el suelo la cual tenía una pequeña sonrisa en sus pálidos labios.

—Se lo que estas pensando. Y la respuesta es No. No soy una Bersērker.

—¿Entonces porque estas así?

—Solo tengo un poco de sangre Bersērker en mis venas, eso es todo.

—Eres una mestiza—murmuró Hiromi.

—Así es. Por eso estas cadenas me afectan. Van a absorber todo de mi hasta dejarme en cenizas.

Roan apreto el borde de la camilla metálica, tan fuerte que sus dedos se hundieron en el metal dejándolo marcado.
De tan solo pensar que esas cadenas fueron creadas para retener a Lyanna le hacia hervir la sangre. Y el pensamiento de ver a Lyanna en esa situación tan vulnerable y al borde de la muerte no le ayudaba en nada a calmarse.

—Roan—la voz baja de la pelirosa lo hizo mirar hacia abajo, en el suelo, justo donde ella estaba.

—¿Qué quieres?

—¿Abriste el sobre que te di?—pregunto con voz débil. En cualquier momento podría dejar de respirar.

—¿Qué sobre?—pregunto Hiromi confundida.

Él moreno llevó su mano hacia el bolsillo de su pantalón y sacó aquel sobre de color rojo que le habia dado anteriormente en la oficina de Nash. Paso sus dedos por la textura áspera de aquel papel y antes de abrirlo miró a la pelirosa que tenía sus ojos cerrados, pero aun respiraba.

Sin más abrió el sobre dejando ver una carta de color blanco doblada por la mitad, miró de reojo a Hiromi la cual se mantenía al tanto de sus movimientos.

—Es para mi la carta.

—Vete al diablo.

La pelinegra se cruzó de brazos y miro hacia otro lugar. Aunque no deseaba aceptarlo, él estaba en todo su derecho de no mostrarle lo que decía aquella carta.

Roan dejo el sobre rojo aun lado y puso su vista en aquel papel con perfecta caligrafía.
Y comenzó a leer.

La calavera resplandece con sed de sangre en la oscuridad eterna.

Eterna sea la noche.

Ven a mi, que te estoy esperando.

Rey sin corona.

Porque a ti te elegí de entre todos ellos.

Tu historia no ha sido borrada.

Oh, ven a mi..

Hombre inigualable.

Debajo de eso habia unos cuantos números y símbolos extraños. Parecidos a los que se encontraban en el libro de su hermano. Sólo que estos símbolos estaban ordenados y formaban un círculo alrededor de su nombre.

Todo esto era tan raro y confuso ¿que es lo que querían con él? Porque hace menos de un día ni siquiera lo conocían ¿verdad? ¿Qué podrían querer de él?

—Él señor Nash te quiere Roan—la voz casi inaudible de la pelirosa se hizo presente—Eres especial para él.

—¿A que te refieres?—pregunto Hiromi.

—Sabe que ustedes son parte del Hēishôu.

Ambos morenos se miraron. Si Nash sabía quiénes eran, entonces tenían una desventaja en esta situación. Ya no tenía sentido usar el factor sorpresa.

—Bueno, no tiene sentido que sigamos fingiendo—murmuró Hiromi.

—¿Estábamos fingiendo?—pregunto Roan. Porque la verdad él ni siquiera se estaba esforzando en ocultar quien era.

Una pequeña risa los hizo volver la vista al suelo. La pelirosa parecía estar en sus últimos minutos de vida. Ella ya no sentía nada desde su cintura para abajo, y un pequeño hilo de sangre se escapaba de sus labios hasta caer al suelo.

—Debes irte Roan—murmuró mirando hacia arriba, especialmente al foco de luz que se encontraba en el techo.

—¿Ya te vas a morir?—inquirió el moreno.

—No tengo nada más que hacer aquí, a menos que me perdones la vida.

Roan sonrió y bajo de aquella camilla para ponerse aun lado de ella. Estando de pie y mirándola desde arriba. Le hizo entender a ella que le diferencia de poder entre ellos era muy grande. Por más que tuviera sangre de un Bersērker en sus venas, ni siquiera pudo pelear por su vida ante ese hombre.

—Entonces muérete tranquila.

Él no le iba a perdonar la vida a nadie de este lugar. Si la dejaba con vida corría el riesgo de perder a uno de los suyos y no iba a permitir eso. Además, ella ya estaba casi muerta, no tenía sentido que le perdonara la vida a este punto.

—Roan—murmuró Hiromi aún lado él.

—¿Qué? No me digas que sientes lastima—inquirió doblando el papel y volviéndolo a guardar en el bolsillo de su pantalón.

—No. No es eso—busco algo dentro de su chaqueta.

—¿Entonces?

—Quiero que la des vuelta, necesito sacarle la médula ósea.

Hiromi tampoco sentía lástima por ella y no veía beneficios en perdonarle la vida a esta mujer. Si no se beneficiria en nada, ni a ella y a sus compañeros ¿de que servían tenerla con vida?

Roan sin decir nada con uno de sus pies movió el cuerpo de la mujer dejándola boca abajo, sabia que aún seguía consiente, pero no por mucho.

—Si te hace sentir mejor—comentó Hiromi antes se hacer un corte en la piel de la mujer—Nos fuiste de mucha utilidad, no morirás siendo una completa inútil.

La pelirosa cerro sus ojos dejando caer unas cuantas lágrimas al suelo. Toda su vida le habia servido a alguien que ella no quería, y moriría de la misma forma.

Siendo un objeto de utilidad para un hombre superior a ella.

Primero el señor Nash que estaba empeñado en creer que el mundo gira a su alrededor, solo porque es un hombre superior. Y no importaba la edad, todas las mujeres se rebajaban ante él.
Cuando él veía que alguna quería pasarse de lista, la pisoteaba como si de un insecto se tratara.

Y ahora estaba él. Que quizás no era muy diferente a Nash o tal vez si.

Para ella, Roan no parecía ser un hombre que destestara a las mujeres en general, porque después de todo tenía a una mujer como compañera y parecía importarle su bien estar. Pero se habia dado cuenta de que él no iba a permitir que una mujer se creyera mejor que él cuando no lo era.

Había mujeres que pisoteaban hombres, y hombres que pisoteaban mujeres ¿Cual era el punto de todo eso?

¿Ver cual de los dos era superior?

Si tendria que darle una respuesta rápida a eso en este momento. Diría que hombres y mujeres, ambos eran igual de estúpidos.

Recordó lo que el señor Nash solía decirle a todas; "Ustedes están aquí para servirme, todas ustedes son objetos, y como tal deben serme de utilidad. De lo contrario serán remplazada por objetos nuevos"

"Objetos nuevos" así se refería a las mujeres más jóvenes y que podrían serle de mejor utilidad.

—Hiromi, apúrate.

—No me apures bastardo, hazlo tu entonces.

—Bueno, pero no te enojes, estúpida.

—Cállate, imbécil.

Había mujeres osadas. La morena le parecía una de ellas, ya que a pesar de no ser más fuerte que esos dos monstruos que tenía de compañeros. Ella demostraba ser capaz de asumir retos y situaciones difíciles. Demostrándole a ellos que estaba a su nivel a pesar de no tener una gran fuerza física.

¿Cual de los dos era superior en ese momento? No sabía responder a eso. Por qué ella no estaba al nivel de ninguno de esos dos morenos.

Sus ojos se cerraron lentamente, su respiración se detuvo y una última lagrima rodó por su pálida mejilla hasta caer en el suelo.

—¡Lo tengo!—dijo Hiromi con felicidad, a pesar de no tener los instrumentos adecuados pudo hacerlo exitosamente—Ay, se murió—murmuró al ver a la pelirosa.

—Qué buena eres Hiromi—palmeo su espalda.

—Lo se.

Roan comenzo a desenredar las cadenas del cuello de aquella mujer sin cuidado alguno. No le veía sentido tener cuidado cuando ya estaba muerta.

—Bien, es hora de movernos.

—¿Podrás moverte con esas cadenas?—pregunto mirándolo.

—Por supuesto que si.

Hiromi asintió y se coloco aun lado de él empezando a caminar para salir de aquella habitación. Probablemente Jeremy ya haya encontrado una salida o al menos eso esperaban.

Los dos morenos salieron por la puerta hecha de metal, dejando atrás el cuerpo de la pelirosa que a los pocos minutos se volvió cenizas en el suelo. No habia quedado nada, ni siquiera sus huesos.

Solo una pequeña montaña de cenizas.

El viento soplaba con algo de fuerza, las olas chocaban entre sí y golpeaban en las grandes rocas de aquel lugar, creando un sonido tranquilizador que causaba paz con tan solo oirlo.

Pero claro, siempre algo...o mejor dicho alguien debe arruinar esa paz.

—Aquí voy ¡Gomu, Gomu no Pistol!—grito él pequeño azabache estirando su brazo hacia la persona frente a él dispuesto a golpearlo, pero su brazo rebotó contra el suelo y se estrello contra su propia cara.

—¡¿Qué demonios intentas hacer?!—Grito él otro niño que portaba unas preciosas pecas en su rostro, mientras pateaba el rostro del azabache.

—¡Se terminó!—hablo un niño rubio el cual portaba un sombrero de copa sobre su cabeza mientras escribía en un pedazo de madera con una tiza.

—¡Luffy!—grito una niña ojiazul corriendo hacia él—¿Estas bien?—pregunto de cuclillas frente al pelinegro.

—Lya..—murmuró aturdido.

Mientras tanto el pecoso y el rubio comenzaron a pelear entre ellos. La ojiazul apreto sus labios sabiendo el resultado de ante mano.

Así habían estado durante días, luchando entre ellos como una forma de hacerse más fuertes. Pero se sentía estresada de que los tres terminaran heridos, en especial Sabo y Luffy.

—¡Más despacito, Ace, Por favor!—chillo la ojiazul al ver a Sabo siendo enviado hacia otro lado a causa de un puñetazo del pecoso.

—¡Maldición, siempre pierdo contra Ace y Sabo!—se quejo el pequeño con sombrero de paja.

—No te preocupes Luffy, solo debes...

—¡Sabo, yo soy el siguiente!—dijo antes de correr hacia él rubio.

—¿Estas seguro de esto? ¡No pienso contenerme!—hablo Sabo de la misma forma.

—¡Con cuidado!

Ace solto una pequeña risa, sabiendo que ninguno de los dos le haría caso y terminarían igual que siempre.
Aunque también se sentía un tanto molesto, esa sensación de curiosidad hacia Lyanna no desparecia, de hecho se hacía más fuerte desde que la vio pelear contra los Piratas de Bluejam y con el mismo Porchemy, tambien la vio partir un árbol a la mitad para proteger a Luffy.

Quiso luchar contra ella, pero esta se negó diciendo que podría lastimarlos y eso lo enojó aún más. ¿Qué ella podría lastimarlo? Seguro no podría ni tocarlo.

—Sabo, eso fue muy grosero—se quejo la ojiazul al ver como envío a Luffy a rodar por un árbol con su propia técnica.

—Perdón, Lyanna—se disculpó este rascando su cabeza con nerviosismo.

—Ya te lo he preguntado muchas veces—hablo Ace de brazos cruzados—¿Esa habilidad tuya tiene alguna útilidad?

—¡Maldición, no resulta como quiero!—comenzó a gritar Luffy—¡Solo falta un poco más...! ¡Una vez más!

—No, solo tenemos derecho a 100 peleas diarias cada uno. Espera hasta mañana.

—No te preocupes Lu—hablo la ojiazul acariciando su cabello—Seguro que mañana lo derrotaras.

—En tus sueños—murmuró el pecoso.

—Ace y yo le ganamos a Luffy 50 veces cada uno—hablo Sabo anotando los números en aquella madera—Ace y yo quedamos 26 a 24. Solo por dos peleas... ¡Maldición!

—No te preocupes Sabo—dio un brinco al ver a la ojiazul aún lado suyo.

—Lyanna...

—Seguro que mañana tendrás otra victoria ¡Animo!—le sonrió.

Rápidamente las mejillas del rubio de pusieron rojas e intento disimularlo con una tos falsa.

—Ah..Gracias, yo..—no podía hablar las palabras no le salían—Tú aún estás en cero—fue lo primero que se le ocurrió decir para que ella dejara de mirarlo—¿Cuando planeas Luchar con nosotros?

—Oh, eso..—paso un mechon de su cabello detrás de su oreja—No quiero lastimarlos, no se controlar mi...

—Dices eso porque tienes miedo—hablo Ace mirándolos de forma seria—No podrías ni siquiera tocarnos. Al único que puedes derrotar es a ese idiota—señaló a Luffy.

—¡Oye! ¡Cuando yo tenga 10 años les pateare el trasero!—grito enojado.

—Para ese entonces nosotros tendremos 13 años.

—Y yo tendré 16—comentó la ojiazul con una sonrisa.

—¡¿16?!

—¿Qué edad tienes?—pregunto Ace con el ceño fruncido.

—Tengo 13.

Sabo alzó una ceja ¿como es que Lyanna era mayor que ellos? Siempre pensó que tenía la misma edad que Luffy.

De pronto sus mejillas se pusieron aún más rojas al darse cuenta de algo.
¡Habia besado a una niña mayor que él!

—¿Estas bien, Sabo?—pregunto ella acercandose.

—Ah, yo..

—¡Lya!—el pelinegro se tiro a los brazos de ella desviando la atención que tenía sobre el rubio.

—¿Ya te encuentras bien?—pregunto con una media sonrisa mientras acariciaba su cabeza.

—¡Estoy bien, Lya. Soy fuerte recuerdalo!—habló con una gran sonrisa.

—Lo sé, y te harás más fuerte.

—Shishishi ¡Por supuesto que si!

Ace y Sabo fruncieron el ceño. El pecoso porque detestaba que ella le dijera eso cuando Luffy ni siquiera podía darle un solo golpe. Debía decirle a él esas cosas no a ese idiota.  Y Sabo por el simple hecho de que Luffy en tan solo un movimiento había robado toda la atención de Lyanna.

En cambio Luffy no veía esas cosas, él simplemente quería que la atención de Lyanna fuera para él. Quería que ella lo viera haciéndose más fuerte y poderoso.

Mientras que Lyanna solo disfrutaba de estar con ellos. Sentía que su relación con esos tres se hacía más fuerte pasando los días.

Por paso que daba los jadeos se intensificaban tanto como el olor desagradable de la sangre. El corazón se le desbocaba. Y cuando abrió la puerta con tanta fuerza que provocó que algunos de los cuadros del fondo cayeran ruidosos, sus ojos se abrieron con desmesura. Las piernas le temblaron. La boca se le secó, y mientras demoró en registrar lo que veía, olvidó cómo respirar. Dos pares de ojos se clavaron en ella; unos horrorizados y obnubilados, los otros impávidos y con un brillo macabro en sus pupilas. Y entonces, la bilis se le subió a la garganta y casi no pudo reprimir una arcada cuando la sonrisa bajo esos ojos extasiados se curvó con malicia.

—Tardaste Hiromi—hablo el hombre moreno que ya se había adelantado y se encontraba recargado sobre la única pared que no tenía manchas de sangre.

—¿Estabas preocupada por mi?—pregunto el pelianaranjado con una sonrisa.

—Eres un demente, Jeremy—murmuró con desagrado.

—Me siento halagado, es bonito recibir cumplidos por parte de ti—confesó.

Vagamente Hiromi se preguntó sobre qué podía sentirse halagado, decidiendo optar –por su propia salud mental– que se refería al hecho de haber vuelto con él. No obstante, la visión frente a sus ojos decía todo lo contrario. Había sangre por todos lados. El color rojo contrastaba fuertemente con la pulcritud del salón. La alfombra, el techo, incluso las ropas del pelianaranjado. Pero el desastre estaba sobre el amplio escritorio.

Una mujer pelinegra. Jadeando, balbuceando palabras inentendibles por el exceso de sangre en su boca, estaba despatarrada sobre el escritorio. Pero no estaban sus piernas. Ni sus manos, ni sus brazos. Sólo era un torso y una cabeza. Por el rastro de sangre, Hiromi supuso que el trabajo fue irónicamente llevado a cabo en ese lugar y con las armas que poseía Jeremy. Era… grotesco.

Habia olvidado el fanatismo que tenia Jeremy por desmembrar cuerpos. Él siempre había sido así de sádico, y también un trastornado.

—¿Por qué no la matas y ya?—pregunto al ver como la mujer balbuceaba ahogándose con su propia sangre.

—¿Donde estaría lo divertido en eso?—se encogió de hombros—Ademas, morirá pronto.

Hiromi sacudio su cabeza, no era tiempo de pensar en lo inhumano que era lo que hacia su compañero.

—¿Por que le hiciste eso? No es que me importe, pero que fue lo que te hizo para que la desmembraras por completo—se apoyo en la puerta cerrada detrás de ella.

—Las mujeres son estúpidas. Creyéndose mejores que uno, cuando sólo saben...bueno, esta no sabía hacer nada más que hablar—dirigió sus ojos a Hiromi la cual lo miro sin entender—Hablar y Hablar, diciendo que todos están en su contra y que esto y que lo otro. Son una lloronas. Me caen mal.

Hiromi se mantuvo impasible, mirándolo acercarse a ella.

—Pero sabes algo..Hiromi—con cuidado paso su mano ensangrentada por la mejilla de ella, dejando un rastro de sangre. Pero aún así, ella no se movió y le sostuvo la mirada—Tú me caes bien, por eso te queria en mi equipo. Me gustas al igual que Roan. Los dos tienen esa chispa que les falta a los demás idiotas.

Roan quien se mantenía mirando la situación, hizo una mueca. Jeremy tenía esos momentos en donde no distinguía izquierda y derecha, arriba o abajo. Y apenas podía distinguir amigos de enemigos.

Le sorprendía que pudiera controlarse con Hiromi. Entonces significaba que al menos podía distinguirla de las demás.

—Eres muy bonita Hiromi ¿Ya te lo habia dicho?

Llevo su otra mano a la mejilla de ella, manchando por completo su rostro de sangre. Sangre que le pertenecía a aquella mujer desmembrada en el escritorio.

Viendo sus ojos de distinto color brillar con emoción. Mientras que los oscuros de ella lo miraban seriamente.

—Jeremy, te alejas o el próximo desmembrado serás tú.

La risa de Jeremy la hizo fruncir aún más el ceño. Pero luego abrió sus ojos con sorpresa al sentir como el tiraba de sus mejillas y acto seguido dejaba un beso en su frente. ¿Qué era esto? Jeremy era alguien cariñoso, a su manera, pero nunca había pasado esto.

—Me caes bien, Hiromi.

—Tú a mi no—murmuró con una media sonrisa.

Jeremy solto una risita y separo sus manos de las mejillas de ella, notando que había dejado dos enormes manchas de sangre que ensuciaban el perfecto rostro de ella.

—Lo siento. Te ensucie con sangre de esa perra—murmuró.

—¿Y ahora te das cuenta?

—Pero aun te ves bonita.

—Lo se. Siempre estoy bonita.

Él moreno resoplo, sabiendo que Jeremy al menos los distinguía y sabía que ellos eran sus compañeros. Al menos no lo tendría que noquear, por ahora.

—La perra hablo sobre el piso superior—comenzó el pelianaranjado—Hay cinco pisos, nosotros estamos en el tercero. Por lo que entendí este lugar es como una prisión antigua del gobierno o algo así.
Pero ellos la usan como base secreta, para sus experimentos y otras cosas. Y también dijo que sólo hay mujeres en este lugar, el único hombre aquí es Nash y bueno..nosotros dos—señaló a Roan.

—¿Solo mujeres?—murmuró Hiromi llevando uno de sus dedos a su labio inferior.

—Así es. A este tal Nash no parece agradarle del todo los hombres, aunque si esta algo obsesionado contigo—apunto al moreno—Dice cosas turbias sobre ti.

—Ni lo menciones—hablo entre dientes.

—También dijo algo sobre el Proyecto Dhartām, ellos intenta revivir o recrear a una Diosa, la verdad no estoy seguro. Por eso solo hay mujeres aquí, Experimentan con ellas—trato de explicar lo que había entendido de aquella mujer.

—Intentan crear a una Diosa que vivió aquí durante un tiempo. Esa Diosa era una Bersērker y están usando su sangre para intentar hacer una especie de copia de ella para que los proteja—resumió Roan.

—¿Y tu como sabes todo eso?

—No querrás saberlo.

—Como sea—murmuró Hiromi—Debemos de supones que las mujeres de aquí, al menos la mayoría, tienen sangre de un Bersērker en sus venas, lo cual puede ser peligroso.

—¿Esta tenía sangre de un Bersērker?—pregunto Jeremy señalando a la pelinegra—Porque la verdad era patéticamente débil.

—La pelirosa de antes también lo era—agregó Roan.

—Quizás ella no tenía la capacidad para adaptarse por completo a la sangre de un Bersērker o tal vez sólo no le dieron suficiente sangre para obtener la fuerza de un verdadero Bersērker—miró a la mujer desmembrada en el escritorio.

—¿Crees que ese tal Nash sea un mestizo también?—pregunto Roan aún lado de ella.

—Es lo más probable y quizás sea más fuerte.

Hiromi hizo una mueca, por el momento solo tenían suposiciones, pero nada concreto con lo cual guiarse. Así que estarían caminando a ciegas en un lugar repleto de mestizos.

—Bueno, sea lo que sea. Los aplastaremos—hablo Jeremy pasando sus brazos detrás de su cabeza.

—Yo voy por Nash, necesito arreglar unos asuntos con él—dijo refiriéndose a las cadenas que aún tenía.

—¡¿Por qué tu iras por él?!—se quejo Jeremy.

—Porque quiero y puedo. No me estorbes bastardo.

—¿Me dejaras con todas esas perras?

—Claro, podrías divertirte mucho con ellas.

—¿Entonces puedo arrancarles lo que yo quiera? ¿Hacerles lo que yo deseé?—pregunto con una sonrisa retorcida.

—Puedes hacerles lo que quieras, diviértete tanto como quieras Jeremy—palmeo su cabeza como si de un niño se tratase.

—¡Oíste eso Hiromi!—chillo con emoción.

—Si, Jeremy.

—¡Los quiero!—dijo abrazandolos a ambos.

Les importó muy poco que él estuviera cubierto de Sangre y manchara sus ropas, eso era lo de menos. Literalmente tenían un cuerpo desmembrado a su lado.

Hiromi sonrió. Al ver como Roan palmeaba la espalda de Jeremy.

Sean mestizos o no. Ya tenga sangre de un Bersērker en sus venas, eso no sería suficiente para derrotar a los monstruos de sus compañeros. No habia por que temer.

Saldrían juntos de esto y luego irían por unas cervezas para festejar.

Este capítulo va para Akiyama-Sempai , perdón la tardanza es que no me acordaba tu usuario jaksjsj, espero que te guste.

Ahora en otras noticias ¡PROTECTED Llegó a los 50k! ¡Estoy tan feliz! En verdad muchas gracias por todo el apoyo que me dan, los quiero mucho.
Saben en verdad nunca pensé que este fic tuviera tanta apoyo, creía que odiarían mucho al personaje que yo habia creado (Lyanna) no se, sentía que nadie lo leería como los demás fic que contienen escenas subidas de tono o tiene mejor narración, queceyo tenía mil dudas. Pero me alegro mucho de haber dado ese paso y animarme a publicarla. Porque de apoco voy viendo como más gente va leyendo y comentando, dándole estrellita y la verdad me emocina muchísimo.

En verdad muchas gracias por formar parte de esto, ¡Lya y yo se los agradecemos muchísimo!

Bueno, hace mucho que no hago preguntas, voy hacer una sola y quiero que me respondan.

¿Qué creen que pase si por casualidad Lyanna se entera de lo que hace Roan? Para ser más clara ¿que pensara ella sobre él?

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เฉˆโœฉโ€งโ‚Š ๐—˜l mundo entero se aparta cuando ve a un hombre que sabe adรณnde va. เฉˆโœฉโ€งโ‚Š โžถ ๐ƒraco estรก harto de su vida. โžถ ๐‹a guerra es un destino fijo. โžถยฟ...
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โ›โ›๐˜๐—ฒ ๐—ฝ๐—ฟ๐—ผ๐—บ๐—ฒ๐˜๐—ผ, ๐—พ๐˜‚๐—ฒ๐—ฟ๐—ถ๐—ฑ๐—ฎ, ๐˜†๐—ผ ๐˜€๐—ผ๐˜† ๐—น๐—ฎ ๐—ฐ๐˜‚๐—น๐—ฝ๐—ฎ๐—ฏ๐—น๐—ฒ...โœโœ - ๆญปโ†ช๐–ˆ๐–Š๐–ˆ๐–† ๐๐Ž๐’๐„๐ˆ๐ƒ๐Žฬ„๐ ๐— ๐Ž๐‚ ๐‘’๐“ƒ ๐’น๐‘œ๐“ƒ๐’น๐‘’... el corazon...