Cuando te enamores de mí.

By angel1810

159K 19.3K 12.3K

Cuando Liana termina la preparatoria, sus padres deciden regalarle un viaje a cualquier parte del mundo. Sus... More

Sinopsis
Prólogo.
CAPÍTULO 1: Sobredosis de belleza
CAPÍTULO 2: Un mes con Theo (Editado)
CAPÍTULO 3: Una simple explicación
CAPÍTULO 4: Cuidando de Liana
CAPÍTULO 5: El muelle
CAPÍTULO 6: "Coricella" (Editado)
CAPÍTULO 7: Limoncello (Editado)
CAPÍTULO 8: Lista mental (Editado)
CAPÍTULO 9: Tócame
CAPÍTULO 10: El acantilado (Nuevo)
CAPÍTULO 11: Primo
CAPÍTULO 12: El robo
CAPÍTULO 13: Políticamente correcto.
CAPÍTULO 14: El silencio
CAPÍTULO 15: Brazos definidos
CAPÍTULO 16: La nueva niñera
CAPÍTULO 17: Fogata I
CAPÍTULO 18: Transparente
CAPÍTULO 19: Favor
CAPÍTULO 20: Alma
CAPÍTULO 21: La sesión
CAPITULO 22: No se lo digas
CAPÍTULO 23: El trabajo
CAPÍTULO 24: Gracias, Liana
CAPÍTULO 25: Hogar
CAPÍTULO 26: La bañera
CAPÍTULO 27: Trato hecho.
CAPÍTULO 28: Zángano
CAPÍTULO 29: El primero de muchos
CAPÍTULO 30: "Lovely"
Capítulo 31: Noche de helado I
CAPÍTULO 32: Tacones
CAPÍTULO 33: Lo que tú desees
Capítulo 34: Reglas
CAPÍTULO 35: Libertad
CAPÍTULO 36: Estrellas
CAPÍTULO 37: Tratos rotos
Capítulo 39: La verdad

Capítulo 38: Desde Charlotte

1.3K 103 18
By angel1810

Liana

Cuatro de la tarde. 

Theo no debe estar en el departamento ahora mismo. Luca me deja en la puerta del edificio y luego se marcha porque aún tiene algunas cosas pendientes antes de su viaje. Regresar a este lugar me produce una presión en el pecho instantánea. No han sido muchos días, pero pareciera que hubiese pasado una eternidad. 

Ya en la sala, miro a mi alrededor y lo primero que me recibe es Kensy. Se pega a la bota de mi pantalón y pide que la cargue. La tomo y la acurruco entre mis brazos. Suelto algunas lagrimillas de felicidad.  Había reprimido mucho las ganas de regresar a este lugar y aunque solo fueron unos cuantos días, pareciera que hubiese sido una eternidad. 

Me dirijo a la habitación con Kensy entre mis brazos, en cuanto ingreso, el corazón me duele un poco más. Mi gata salta sobre la cama y yo me quedo mirando ese espacio desde la puerta. Hay mucho desorden, eso ni negarlo. Theo no ha hecho limpieza en toda la casa. Su ropa está sobre la cama y los cajones de la cómoda están abiertos. Pensé solo tomar mi ropa, guardarla en mi maleta e irme, pero no pudo dejar todo este desastre así como está. Pronto me veo guardando y doblando la ropa en su lugar. Al abrir el closet, su aroma me llena por completo. Tomo una de sus camisetas y la sujeto a mi pecho. La abrazo fuerte, como si lo estuviese abrazando a él. 

Consideraría regresar a esta habitación, a este departamento, si no fuese porque todavía me quiero demostrar a mí misma que puedo hacerlo. Puedo cuidar de mí, puedo avanzar sola. 

No me basta con la habitación, limpio la cocina y arreglo los cojines de la sala. También lavo los platos de Kensy y le cambio la manta de su camita. Le dejo comida en su plato y mucha agua. Todo queda más limpio y oloroso cuando termino. 

—Espero que Theo no lo note —me digo a mí misma y luego suspiro.

—Sí que lo voy a notar.

Escucho su voz y giro de inmediato. Theo está unos pasos cerca de la puerta mirándome con una hermosa sonrisa. Me sonrojo al notar que me ha descubierto. 

—Quise... ordenar un poco —agito una mano hacia atrás—. Espero que no te moleste.

—¿Por qué lo haría, Tigger? 

—No lo sé —subo los hombros.

—Es tu casa, puedes hacerlo.

Mi corazón se siente feliz al escucharlo. Es bueno saber que Theo siempre será ese lugar seguro, pero... no puedo ser dependiente de ello. Necesito volar.

Voy a responderle algo muy maduro, pero en segundos veo un gesto de dolor en él en cuanto trata de dar un paso hacia mí. Pronto descubro que su labio está más hinchado de lo normal y que tiene el pómulo enrojecido e inflamado.

—¿Qué te pasó?

—Nada —dice casi quejándose. 

Trata de dar otro paso más, pero le cuesta mucho. Corro hacia él para ayudarlo. Tomo su mochila y la dejo en el sofá, luego tomo su brazo y lo coloco sobre mi espalda para que pueda caminar. 

—Dime la verdad, Theo —exijo, en cuanto lo veo desplomarse sobre el sofá.

Me mira desde abajo como un niño pequeño y luego baja la mirada. Parece que está buscando alguna buena mentira, que por supuesto no voy a creer.

—Solo me...

—¿Te caíste de la motocicleta?

Levanta la mirada. Exhala e intentar afirmar lo que dije, pero no lo permito.

—No hablo en serio. Dime la verdad.

Sus hombros caen.

—¿Por qué nunca puedes decirme la verdad, Theo?

—No miento —habla de inmediato.

Sus hombros vuelven a caer en cuanto lo dice, como si se hubiese arrepentido.

—Ya no voy a preguntarte cómo pasó. No te preocupes —digo, un poco resignada—. Iré por alcohol para limpiarte esa herida. 

Theo toma mi mano antes de que me vaya.

—Espera, Liana.

Aclara la garganta. 

—Discutí con Adrián.

Suelto su mano.

—¿Peleaste con Adrián?

Asiente.

—¿Y la discusión necesariamente tuvo que ser con los puños? —reniego.

Theo no dice nada.

—No puedo creer que todos piensen que soy infantil, pero ustedes los maduros solucionan todo a golpes. 

—Adrián es un idiota.

—Pues son dos idiotas. ¿En algún momento fueron amigos, verdad? ¿Por qué no intentan serlo?

—Liana, eso es imposible —dice casi riendo.

—¿Por qué?

—Porque ambos estamos enamorados de ti.

Abro y cierro la boca. 

—Eso no debería ser un problema —expreso.

—¿Qué significa eso? —pregunta con preocupación. 

Sí, Liana, qué rayos significa eso.

Me quedo en silencio.

Theo se levanta con dificultad, lleva sus manos a mi rostro y me hace mirarle a los ojos.

—¿Sientes algo por él? —pregunta, no de una forma demandante, pero sí ansiosa. Trago saliva y me tomo unos segundos para responder.

—Lo aprecio mucho, pero es todo.

Theo no parece convencido; sin embargo, deja caer sus manos al costado de su cuerpo y exhala.

—Las cosas no me están saliendo bien últimamente. 

—¿A qué te refieres?

—Antes vivías aquí, conmigo y ahora estás con él. Adrián va delante de mí.

—Eso suena como una competencia.

Aprieta los ojos.

—Perdona, sonó mal. 

—Muy mal.

—Solo que acabas de decirme que lo aprecias. Y Adrián es muy astuto...

Niego con la cabeza.

—Es justamente por lo que me fui de este departamento. No confías en mí. En mi capacidad de discernir. 

—Liana, eres joven e ingenua. 

—Y lo dejaré de ser por mi propia cuenta. No porque tú o mis padres quieran dirigir absolutamente todo —le aclaro.

Theo se queda en silencio, aprovecho para ir a su habitación por mi mochila, la tomo y trato de salir, pero él va tras de mí. Cuando giro, me toma de los hombros y luego me estrecha en un abrazo fuerte que me desconcierta. 

—Hablo en serio cuando te digo que las cosas me han salido mal —dice sobre mi hombro.

Su voz suena como si estuviera a punto de quebrarse. Levanto los brazos y lo estrecho con fuerza. 

—¿Ha ocurrido algo? —pregunto preocupada. 

Lo siento negar tras de mí.

—No —dice apenas con fuerza.

Suspiro.

—Theo, has hecho todo lo que has podido por hacerme feliz, a tu modo. No te culpes, es solo que... quiero estar sola ahora. Me refiero a ser independiente, es necesario para mí. Nunca podré tener una vida normal si no lo hago.

—Lo sé. Lo he intentado. 

—Y he sido muy feliz contigo. 

—¿Y siempre pensarás que he hecho todo por verte feliz?

No entiendo su pregunta, pero se oye tan mal que busco una respuesta complaciente.

—Confío en ti y sé que siempre buscas lo mejor para mí. 

Me abraza fuerte y yo a él. Me siento extraña justo ahora. Y es que el momento se siente muy confuso. Lo abrazo fuerte, pero es como si hubiese algo escondido entre nosotros. Theo se siente triste y desolado, me aprieta como si estuviese a punto de deshacerme o peor aún, de desaparecer. Como si estuviese consciente de que este sería nuestro último abrazo. Y no lo entiendo, porque no lo será. Me quedaré en Procida y vendré a este departamento muy seguido. No soy tan fuerte como cree, no puedo soportar muchos días sin verlo. Pero él parece creer que he tomado una decisión. Me gustaría que entienda que esto no es por Adrián, ni por él, es por mí. Deseo comprobar que soy capaz, que puedo hacerlo, así sea en algo tan simple como vivir sola.

Decido quedarme esa tarde. Cocino la pasta favorita de Theo y vemos una película cliché en su sofá. Me sorprende lo feliz que soy en este momento. Podría quedarme con él así para toda la vida. Pero sé que esto no es todo. Hay mucho más. Viajar juntos, emprender algo nuevo, cumplir algún sueño, hacer algo que jamás planeamos, hay mucho más para nosotros, puedo sentirlo y él debe creerlo. Debe creerme.

Reímos y nos besamos unas cuantas veces en el sofá. Subo en su regazo y lo beso hasta cansarme, lo suficiente para encendernos, pero no para ir más allá. Theo pone un límite amable con sus manos en mi cintura y yo lo entiendo. No me siento mal por ello, no quiero que nuestra relación se base solo en sexo, sé que lo nuestro es mucho más que eso.

—Quédate conmigo esta noche, Tigger —dice cerca de mis labios.

—Debo...

—Por favor.

Sus cejas se arquean y extiende el labio inferior. Si me permitiera tomarle una fotografía ahora mismo, la guardaría para toda la vida.

—De acuerdo —digo complaciente.

Theo me da una bella sonrisa y luego de forma traviesa gira su cuerpo hasta caer sobre mí en el sofá. Empiezo a reír cuando siento su peso sobre el mío y él me acompaña mientras me observa como si estuviese haciendo por primera vez. Acomoda el cabello de mis mejillas y descubre mi rostro.

—Eres hermosa —dice.

—Lo sé —respondo con una pizca de arrogancia divertida.

Escucho su risa socarrona.

—Me agrada que lo sepas. 

—Y a mi me agrada que lo digas.

—Lo diré siempre que tú lo desees y... —estira el labio inferior—. Cuando no, también lo haré.

Reímos hasta que nos quedamos en un breve silencio.

—¿Alguna vez creíste que te ibas a enamorar de mí?

—No —admite—. Nunca pensé que me enamoraría de la niña que se le caían los mocos frente a mí.

—Y yo del chico que traía a sus novias adolescentes a mi sala. 

Sus mejilla se sonrosan. 

—Pero estoy feliz de que haya pasado.

—¿No te arrepientes? —mi inseguridad habla.

—No, jamás lo haría. Confieso que al inicio tuve miedo, mucho miedo. No sabía lo que me estaba pasando, pero a la vez sí. Desde el momento en el que abracé cuando llegaste a Procida, sentí algo tan especial y extraño a la vez. Me  puse muy nervioso y no lo supe llevar. Lamento haberte confundido tanto al inicio. 

—Yo también estaba confundida. No sabía si era mi admiración de niña o un sentimiento más profundo. 

Se muerde el labio y luego la mejilla.

—¿Y? —pregunta con un toque de intriga.

—¿Y?

—¿Lo descifraste?

Tomo su rostro con ambas manos y le doy un beso suave en los labios. 

—Te he amado desde que descubrí lo que es ese sentimiento. Creo que te he amado desde Charlotte, Theo.

Me mira de una forma que me traspasa el alma y luego se acerca a mí para besarme. Abro los labios para profundizar el beso y siento al instante su lengua rozar la mía. Quisiera poder desnudarme ahora mismo y hacer lo mismo con él, pero por algún motivo Theo se sobrepone a la calentura en unos instantes. Está controlándose muchísimo, puedo comprobarlo ya que siento la presión dura de su miebro sobre mi pierna. Está tan excitado o más que yo, sin embargo prefiere mantener  un límite esta noche. 

—Vamos a la cama, Tigger —dice con la respiración ligeramente agitada.

Asiento complacida. 

Aunque me hubiese gustado que esa oración esta noche signifique algo más.

***

Me levanto con un rayo de sol sobre mi rostro. Me cubro con un brazo y luego giro a mi costad. Veo el rostro de Theo pegado a la almohada mientras sus ojos cerrados me muestran las pestañas más lindas que haya visto. Está sin camiseta, con la sábana sobre el término de su espalda y con el cabello alborotado sobre su frente. Es un espectáculo verlo dormir y más aún cuando está a mi lado. Quisiera despetarle, subirme encima de él, besarlo y hacer el amor ahora mismo, pero no quiero arruinar su sueño, ni mucho menos romper el extraño límite que ha puesto desde la noche anterior. 

Minutos después, ya estoy usando una de sus camisetas y lavándome los dientes. Regreso a la habitación y aún lo encuentro dormido. Sigue luciendo más que fabuloso. Voy a la cocina y lavo un poco los traster de ayer con un poco de música. Últimamente escucho mucho This Love de Taylor Swift. En el pequeño trasncurso se me ocurre preparar algo sencillo pero delicioso de desayuno. Un poco de jugo de frutas, huevos revueltos con pan caliente y queso derretido, mi gran especialidad. Ya tengo todo listo al cabo de una hora. Voy otra vez a la habitación y lo encuentro todavía dormido. Está mucho más cansado que otros días. 

Regreso a la sala para alimentar a Kensy, le cambio el agua y le doy su comida especial de atún enlatado. La miro terminárselo mientras le acaricio el lomo, hasta que escucho el sonido de alguien llamando a la puerta. 

Ojalá que no sean mis padres, pienso. Por el bien de papá no debe verme en estas fachas o pensará lo peor.

Y lo peor ya ha pasado, je.

Vuelven a llamar y entonces decido preguntar tras la puerta quién busca.

—¿Liana? ¿Eres tú?

La voz de Adrián me deja helada.

Mierda. Mierda.Mierda. 

—¿Liana estás ahí?

—Sí —respondo.

Y luego me llevo las manos al rostro.

—Estaba preocupado por ti. No llegaste al departamento anoche.

—Lo lamento, tuve cosas que hacer.

—Vale —lo escucho decir—. ¿Estás bien? ¿Por qué no abres la puerta?

Me miro desde el pecho hasta los pies. Estoy descalza y usando una camiseta de Theo que apenas me cubre el trasero. No estoy en las fachas adecuadas para abrirle la puerta. Pero tampoco puedo ir a la habitación y traer mi ropa porque temo despertar a Theo y que tenga un enfrentamiento con Adrián. 

Decido abrir la puerta.

Adrián me mira de pies a cabeza, pero no de forma lasciva, sino un poco desilusión. 

—¿Estas bien? —vuelve a preguntar.

—Sí, lo estoy, eh... perdón por no avisar. Vine a recoger unas cosas y decidí quedarme. Theo necesitaba mi ayuda.

El rostro de Adrián no se ve peor que el de Theo, él solo tiene un pequeño moretón en el pómulo.

—¿Te contó lo que pasó ayer?

—Sí —respondo un poco molesta—. Me dijo que tuvieron una discusión. 

—¿Solo eso?

—¿Hay algo más?

—¿No te contó por qué nos agarramos a golpes?

Miro hacia el piso.

—Me habló de eso.

—¿Ah sí? ¿Qué dijo?

—Algo de lo que me es incómodo hablar, Adrián.

—¿Incómodo?

Aprieto los labios.

—No quiero herir los sentimientos de nadie y mucho menos deseo que tú y Theo tengan más conflictos por mi culpa. 

—No es tu culpa, Liana. Es culpa de él.

—No es culpa de nadie. 

Frunce el ceño e inclina la cabeza hacia atrás.

—¿Qué fue exactamente lo que te dijo Theo?

Me quedo en silencio. Mis mejillas se sienten calientes. Quisiera no haberme atrevido a abrir la puerta.

—Dilo, tenme confianza. 

Exhalo.

—Dijo que tu estabas enamorado de mí.

Adrián sonríe, pero no de una buena forma. Parece complacido y a la vez molesto. 

—¿Solo eso?

Empiezo a fastidiarme.

—¿Hay algo más?

—Claro que lo hay, hermosa. Y Theo es un hijo de puta por no decírtelo. 

—¿Decirme qué?

Adrián mira hacia un costado y se lleva la mano a la nuca. No parece muy convencido de hablar.

—Exijo que me lo digas. 

—Escucha, Liana. No voy a decírtelo. Ese es trabajo de Theo.

—Entonces tú no eres mi amigo. No estás siendo sincero, estás ocultándome cosas.

Parece desesperarse, aprieta los labios y gruñe un par de veces sin saber cómo empezar.

—Me encantaría decírtelo, en serio que lo haría, pero como te repito ese es trabajo de Theo —toma mi mano y yo se lo permito—. Lo único que quiero que sepas es que yo jamás te subestimaría, Liana. Nunca lo hice, ni lo haré. Siempre te he visto como la mujer que eres. Y... —toma mi mejilla—. Lo único en lo que Theo no ha mentido es en decirte que estoy enamorado de ti porque lo estoy. Estoy loco por ti y voy a hacer lo que esté a mi alcance para que estés a mi lado. 

Retrocede un paso, me da una sonrisa a medias y luego se va. 

Cierro la puerta, me quedo solo unos segundos procesando la conversación hasta que tomo valor y giro para ir en búsqueda de Theo. Cuando lo hago, lo encuentro tras de mí a pocos metros mirándome con una expresión neta de angustia. Nunca lo había visto tan preocupado. 

—¿Era Adrián?

Asiento.

—¿Qué te dijo?

—No, tú tienes que decirme algo —lo enfrento.

—No sé de qué hablas.

—Basta, Theo. Basta de mentirme. 

—Liana... yo...

Me siento tan frustrada que las lágrimas se me acumulan en los ojos.

—Confío en ti, pero no sé qué pensar cuando todo el mundo parece saber algo que yo no. Me hace sentir como cuando era niña y querían ocultarme todo. Todo, incluso sobre...

—No, no lo recuerdes —me corta.

—Entonces no me hagas sentir como si me engañaras—mis lágrimas caen.

—Yo solo quiero verte feliz.

—Lo seré cuando seas compleatmente sincero conmigo.

Camino hacia él y paso por su lado, voy a la habitación a buscar mi ropa y mi mochila. Theo esta vez no va tras de mí, me deja cambiarme a solas en su cuarto y preparar mis cosas para irme. Todo eso me hace pensar que prefiere que me vaya a seguir manteniendo esta conversación. En verdad me oculta algo y presiento que es algo terrible. 

Antes de irme, escucho su voz desde el sofá de la sala diciéndome:

—Mañana, Liana.

—¿Mañana?

—Mañana en la fiesta de Procida te diré la verdad. 

Mi corazón se parte a la mitad. Me duele comprobar que sí existe algo oculto.

—¿Por qué no ahora?

—Porque necesito que comprendas por qué lo hice. 

No digo más porque si me quedo podría echarme a llorar y no quiero eso. Bajo las escaleras sintiendo un nudo en  la garganta que poco a poco baja a oprimir mi pecho. No puedo respirar bien del todo y eso me asusta. Me asusta porque sus palabras me premeditan lo peor. 

***
















Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 190K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
64.6K 2.2K 48
#1 Bilogía "Seremos canciones"🎸🎶 Asia Harper está perdida, ella se encuentra en medio de un caos que no puede resolver por sí misma. Necesita aleja...
318 62 4
En un mundo donde los secretos susurran y las sombras danzan con mentiras, Xandra se aferra a la esperanza de desenterrar la verdad detrás de un dolo...
89.6K 4K 11
Fem.Reader x personajes de Avatar: The way of water