El Club de Hopewell

By AnthonyTesla

366K 15.9K 3.5K

Allyson recibió un mensaje en su casillero, sin firma, pero que proclamaba amor hacía su persona. ¿Será acaso... More

Capítulo I: La Carta
Capítulo II: Bizarro Triángulo Amoroso
Capítulo III: Poder, Corrupción y Boberías
Capítulo IV: Bailando En La Oscuridad
Capítulo V: La Vi En Rosa
Capítulo VI: El Tesoro de Sierra Hopewell
Capitulo VII: La Buena, El Malo y la Loca
Capítulo VIII: Por Un Puñado de Dolares Canadienses
Capítulo IX: Zapping
Capitulo X: Saliendo del Closét
Capítulo XI: Born This Nerd
Capítulo XII: El Círculo de la Vida
Capítulo XIII: I Kissed A Friend (And I liked it)
Capítulo XIV: Sexualidad Mundana
Capitulo XV: Figuras Paternas
Capítulo XVI: The Kids Are All High
Capítulo XVII: Band Of Siblings
Capítulo XVIII: La Unión Hace La Vergüenza
Capítulo XIX: Conspirando La Conspiración (Conspiradamente)
Capítulo XX: El Silencio de los Inconscientes
Capitulo XXI: Yo, Espía
Capítulo XXII: Bizarro Hexágono Odioso
Capítulo XXIII: Marque "P" para "Pandilleros"
Capítulo XXIV: Ocho Kandelikas (Y Tres Adolescentes)
Capitulo XXV: Easy F
Capítulo XXVI: Cinema Infernisso
Capítulo XXVII: Manos A La Obra
Capítulo XXVIII: Porrista Por Antecedente
Capítulo XXIX: Abuenazi
Capítulo XXX: The Stoner Games
Capítulo XXXI: Puking Fire
Capitulo XXII: Mockingjake
Capitulo XXXIII: Dónde hay Voluntad, hay un Will
Capitulo XXXIV: Canadian Pop
Capitulo XXXV: No Hay Que Estar Loco Para Escribir Canciones (Pero Ayuda)
Capitulo XXXVI: Cuando Una Letrista Ama a un Músico.
Capítulo XXXVII: Rock & Suck
Capítulo XXXVIII: Love Will Fuck Us Apart (Again)
Capitulo XXXIX: Bailar Drogados (es bailar)
Capítulo XL: No Te Olvides De Mí
ESCENAS ELIMINADAS: Saber y Llorar

BONUS TRACK: Playgirl

164 13 8
By AnthonyTesla

¿Alguna vez han visto esos comentarios sobre cómo la escuela no enseña temas realmente útiles, como el cómo llevar un presupuesto, llenar una forma de empleo, o quizá incluso enseñar a hacer tus declaraciones de impuestos?

La dura realidad que se veía en Hopewell High es que, de hecho esos temas sí se instruyen, el problema es que ni los alumnos ni los maestros están súper emocionados de verlos porque los primeros son adolescentes, y los segundos no reciben pagos extras por hacerlo.

—Lo primordial es entender el régimen fiscal en el que se encuentren —el profesor Kovacs anunció en lo que escribía en el pizarrón—. Eso puede significar un mundo de diferencia, para que no paguen extra: si lo hacen mal, si eligen la opción errónea, pueden tener un empleo vendiendo pescuezos de pollo en el centro pero pagando como si fueran atletas de la NBA que acaban de comprar una mansión con sáfari de cebras incluidos. ¿Alguien tiene una pregunta?

—¿Qué tal si no quiero cebras? —Jake preguntó—. ¿Qué tal si soy más de hipopótamos?

—Bueno, me imagino que tendrá que conversar con Vida Silvestre de Canadá —el docente replicó—, pero asumo que eso fue una broma, así que le diré: ¡PONGA ATENCIÓN!

—¡Vamos! ¡Para lo que pienso dedicarme, no se deben de pagar impuestos! ¡Yo quiero ser...!

—Antes que continué, señor Zabrocki, le voy a aclarar una cosa: los traficantes de narcóticos ilegales SÍ deben declarar impuestos en este país.

—¿Que qué?

A pesar de la utilidad de la clase, seguía sin ser tomada demasiado en serio porque a la edad de un colegial, esos problemas de la vida adulta se ven tan lejanos como Shangri-La.

Pero una estudiante sí estaba poniendo especial atención al tema.

—¿Alguna pregunta? —inquirió el profesor Kovacs—. ¿Qué tal usted, señorita Greenberg? ¿Dibujando otra vez esos dibujos coreanos raros de señores besándose con señores?

—¿El régimen de entretenedores está obligado a hacer declaraciones anuales o basta con nuestros reportes mensuales?

—...perdón, ¿me repite lo que dijo?

—Es que entiendo que algunos regímenes están obligados a la declaración anual, ¿qué hay de los entretenedores? ¿Y cuál es el umbral de ingresos sobre el cual estarían obligados a este trámite?

—...vale, con gusto le respondo señorita Greenberg —el maestro tomó su texto y buscó cómo ayudarla—. Verá...

—¿No es eso algo sospechoso? —Allyson le murmuró a Jake.

—Ya lo creo. ¿Cómo que pagar impuestos? ¡¿Cuál es la puta ventaja de la informalidad entonces?!

—¡No me refiero a eso! ¡Sino a Sarah!

—¿Qué tiene Sarah?

—¡Está poniendo atención! ¡Y no es clase de arte, ni el maestro está bueno!

—Tal vez de hecho le interesa.

—Sí: a Sarah Greenberg le interesa la Introducción a la Contabilidad instruida por un profe mal pagado de literatura.

—Todos somos más complejos de lo que parecemos, rojilla —Jake explicó—. Y Sarah... sería predecible si no fuera impredecible de vez en cuando.

—¡Estoy oyendo todo lo que dicen, señor Zabrocki, señorita Martin! —el profesor alzó su voz—. ¡No soy un Chris Evans, pero tampoco estoy tan fiera! —exclamó—. Lo de mal pagado, no obstante...

La clase prosiguió con normalidad, pero Allyson no se podía quitar de la cabeza lo extraño que era ver a Sarah, ya saben, poniendo atención, escribiendo en el cuaderno, haciendo preguntas (¡Y preguntas que de hecho tienen que ver con la sesión!). No al grado de obsesionarse, pero ahí estaba, en una gaveta de su cabeza, junto a la carpeta de "vecinos rockeros", debajo de la de "trivias inútiles de pelis ochenteras".

Un par de días después, otro acontecimiento extraño; al hogar de los Zabrocki (o bueno, al hogar que ocupan los Zabrocki), arribó un misterioso paquete.

Y como, no era el usual cargamento de, digamos, especies vegetales sudamericanas, sino de algo que no esperaba de él.

—¿Una peluca rosa? —Allyson preguntó en los casilleros al día siguiente.

—Larga y rosa eléctrico.

—¿Y no será que...?

—¡Y no olía "impregnada", rojilla!

En lo que discutían sobre el misterioso objeto, Sarah llegó con un tema a colación.

—¡Amigos! ¡Compadres! ¡Besties! ¿Cómo están? —exclamó con la autenticidad de testimonio de banquero en un caso de corrupción.

—Pues, yo...

—¡Ay, me encanta tu ingenio Allye! —Sarah interrumpió. —Jack-Jack, ¿si recibiste mi mensaje, verdad?

—Sí, y no me vuelvas a llamar así —el muchacho le indicó en lo que le pasó la caja con la peluca..

—¡Cómo sea! ¡Muchas gracias por tu cooperación!

—Espera, espera —Jake alejó una vez más la caja del alcance de su amiga—. ¿Por qué tan formal? ¿"Muchas gracias por tu cooperación"?

—¿Qué, te molestó que sonara como agente de gobierno? —declaró Allyson.

—¡SI FUERA UN AGENTE DEL GOBIERNO, ALLYE, YO SE LOS DIRÍA! ¡Y seamos honestos aquí: tú eres la que más llena el perfil de ser agente de gobierno!

—¿Que qué?

—...eso es verdad —Jake concordó.

—¿¡QUE QUÉ!? ¡No señor! ¡Me han dicho neurótica, traga-libros y plana, pero agente de gobierno, eso duele! ¿De dónde sacan tal id–?

—Buenos días jóvenes —el director LaFontaine les saludó.

—¡ELLOS FUERON! —la pelirroja gritó en un santiamén—. ¡No sé qué, pero ellos lo hicieron!

—...señorita Martin, tranquila —el educador le recalcó—. Parece agente de gobierno.

Sarah tomó la peluca y pareció evadir el tema tan bien como banquero de las Islas Caimán por el resto del día, lo cual finalmente llamó la atención de Jake; después de todo, esta era la chica sin vergüenza, ¿qué sería entonces lo que tendría que ocultar?

Obviamente, sus amistades abordaron el tema entre ellos con finura.

—¿Crees que Sarah tiene una doble vida de stripper? —Allyson preguntó a Jake en lo que esperaban que su amiga saliera del aula de la última clase del día.

—...somos menores de edad, no creo que esté haciendo eso.

—Y no deberíamos tampoco fumar o consumir drogas, pero no veo que eso te detenga querido Jake.

—¿De dónde sacas una idea tan descabellada de todas formas?

—Bueno, solo uní los puntos, ¿recuerdas la clase de contabilidad?

—Oh, claro rojilla, tienes razón: los números son TAN sensuales.

—¿No recuerdas su pregunta? ¿Aquello de los "entretenedores"? ¿Por qué le interesaría preguntar sobre ello?

—Sarah... Sarah es una artista; quizá por eso —dijo el muchacho, tratando casi en misma medida de convencer a su amiga como de convencerse a sí mismo.

—Y luego lo de la peluca.

—Sarah es un espíritu libre: ella viste raro, se disfraza raro, ¿una peluca de pronto te llama la atención?

—No me extraña eso —aclaró Allyson—. Vaya que bien sé de lo que es capaz: ¿recuerdas su disfraz de Halloween pasado?

—Trato de no hacerlo, me ayuda a dormir sin gritar en medio de la noche.

—¿Por qué entonces de pronto le daría tanta pena el que supiéramos de eso?

Jake no estaba del todo segura que apoyaba la tesis de Allyson, pero era por la crudeza de los términos que por la naturaleza de estos, y su propia imaginación empezó a tomar vuelo al respecto.

—Quizá no una stripper —él sugirió—, pero... ¿una página en OnlyFans, quizá?

—¿Verdad que tiene sentido?

—Mira... Sarah... Sarah tiene una vida familiar dura, y digo dura por no decir "ausente": sus padres no la ven, tiene un disque hermano pero creo que lo ve cada Luna Roja sino es que menos, vive sola la mayor parte del tiempo, las cuentas igual se tienen que pagar y no sé que ella tenga una herencia o un empleo de medio tiempo... y no está en las nóminas de los dealers de Hopewell: eso lo sabría.

—...como sea, el caso es que quizá ha tenido que recurrir a formas poco convencionales para sobrevivir, y... no me gusta la idea que alguien esté tomando ventaja de ella; tenemos que hacerle saber que tiene nuestro apoyo, que podemos ayudarla si es que lo necesita, en dinero, en un hogar, en lo emocional: que no está sola en cual sea la tormenta por la que atraviesa.

—¿Pusiste una cancioncita motivadora para tu discurso?

—Si no suceden las cosas, tienes que hacer que sucedan —Allyson replicó en lo que ponía pausa al audio en su celular.

El tema sentó raíces en la mente de Allyson, más no sabía cómo abordarlo: era un asunto delicado, —suponiendo que era cierto en primer lugar—. Aquella noche básicamente pensó en ello hasta dormirse, y aún en sueños, tales pensamientos no la dejaban en paz: la idea de que su muy querida amiga tuviera que recurrir a degradarse solo para ganarse el pan.

Y peor aún: el riesgo latente y constante de lidiar con lo peor de la sociedad. ¿Qué pasaría si algún pervertido quisiera sobrepasarse con ella? ¿Qué tal si no aceptaba un "no" por respuesta?

—Al carajo la sutileza y la delicadeza —se despertó Allyson la mañana siguiente con tales palabras.

No abordó el asunto en clases: lo peor que podría hacer era atraer la atención de todos en un lugar público. Fue paciente. Inclusive discutió el cómo abordar el tema a lado de Jake, la única otra persona que no la juzgaría tan severamente si es que resultara ser cierto que Sarah vendía su cuerpo a cambio de dinero.

Esperaron a la tarde, y acudieron los dos, mano a mano, como un frente unido, sin prejuicios sobre el carácter o las decisiones de su amiga.

En teoría.

—De acuerdo, entonces, ¿recuerdas lo que vamos a decir, verdad? —Allye le murmuró en lo que llegaban al hogar de los Greenberg.

—Que la vamos a apoyar, que no tiene que pasar por esta tormenta sola y que... rojilla, ¿volviste a encender la música?

—¡ES PARA METERME EN EL PERSONAJE! —se defendió Allyson, pausando una vez más su teléfono.

—¿Estás segura que no haces esto por algún tipo de "Complejo de Salvador"?

—...pero al final durante mi recibimiento del premio humanitario... eh, ¿cómo dices?

—No me malinterpretes rojilla, me parece lógico y solidario el querer ayudar a Sarah si es que está en tales problemas —se expresó Jake de hombros encogidos y caminar irregular—. Por algo estoy aquí contigo también.

—...¿pero?

—Pero... para empezar, todavía no estamos seguros siquiera qué es lo que ocurre realmente.

—Cierto.

—Además, ¿no es prejuicioso el suponer que solo porque una mujer se desvía de los parámetros usuales de comportamiento asumir de inmediato que debe ser de sexualidad libertina?

—...Jake, ¿de hecho lees los libros de feminismo que te regalé?

—Cuando el internet anda caído.

Entonces, algo ocurrió; desde el exterior se podía percibir música electrónica, y un juego de luces multicolor tintineando en patrones lúdicos, casi era una especie de discoteca en miniatura, contrastando con el gris y lúgubre aspecto decaído del resto de la residencia Greenberg.

—¿Sarah hizo una fiesta? —Jake inquirió.

—Nos hubiera invitado si fuera una fiesta —comentó Allyson—. ¡Y ella es más de colarse a fiestas que a organizar las suyas de todas formas!

—Eso no significa nada: le gusta la música estridente y las lucecitas de colores, no precisamente algo fuera de personaje en ella.

Dando unos pasos más, pudieron discriminar sonidos más entre el barullo de la melodía: era la voz de su amiga, exclamando en tono alto y sentimiento jubiloso.

—¡Ay, muchas gracias! ¡No tienes idea amor de cómo amo tus aportaciones! —fue el mensaje que ambos lograron distinguir.

—...no crees que puede tratarse de una tarea que haga con otros compañeros en línea, ¿verdad? —sugirió Allyson.

—Sarah es más de mi estilo a la hora de las tareas: dejarlo pendiente hasta el día siguiente y acabar lo que puedas en lo que se acerca el profesor.

—¿Entonces, crees que...?

—Mira, rojilla, vamos a tomar aire, calmarnos, pensar las cosas con lógica, ¿de acuerdo? —pidió Jake—. No necesariamente tiene que ser lo que parece...

—¡Ahora vamos a pasar al siguiente nivel! —la voz de Sarah se escuchó con mayor claridad—. ¡Será duro, será largo, pero eso es lo divertido!

—Vale, y-ya, ya: vamos a entrar —Jake finalmente concordó.

Y con la sutileza de un equipo SWAT en crack, forzaron su entrada en el hogar de Sarah, y siguiendo la música y el ruido, se

—¡Alto ahí hijos de puta! —Allyson ingresó al cuarto de su amiga, con más actitud que fuerza—. Eh... ¿por favor?

Pero ni ella ni Jake encontraron algún degenerado aprovechándose de la desesperación de su amiga. En su lugar, hallaron algo menos íntimo.

Mucho menos intimo.

—¡Problemas técnicos! ¡En un momento regreso! —Sarah anunció a su transmisión en su computadora antes de cortarla —. ¿¡Qué carajos están haciendo!?

—¿Podríamos preguntar lo mismo? —preguntó Allyson.

Sarah tenía una doble vida en efecto, pero una que involucraba menos el lidiar con hombres mayores en vivo, y más el ponerse ropa de color brillante y pelucas extravagantes en lo que juegan videojuegos viejos a cambio de vistas de... probablemente hombres mayores, pero también jóvenes.

—¿Eres una streamer? —cuestionó Jake.

Sarah se ruborizó y con sus manos acarició un fleco de su peluca.

—Una chica tiene que ganarse la vida —respondió.

—Haces arte, podrías vivir de ello —sugirió Allyson—. Y... vale, al decirlo en voz alta me doy cuenta de lo estúpida que estoy sonando.

—¿Y qué juegas? —interrogó Jake—. ¿Bloques? ¿Animatrónicos?

—...juegos de monas chinas peleando en calzones.

Jake arqueó su ceja.

—...una parte de mí siente que era más digno que trabajaras en lo que la rojilla originalmente pensó —le comentó.

—¿En lo que qué de qué?

—¡Mira, no importa! —Allyson se adelantó a tomar el centro de la conversación—. ¡El caso es que estás bien, y apoyamos tu manera completamente legítima de sacar dinero! ¡Ciertamente más que Jake!

—...no quiero ni imaginar lo que pensabas, así que por el bien de nuestra amistad, ¡no haré preguntas al respecto! —dijo Sarah—. ¿Qué tal tú, Jake? ¿Alguna idea en mente?

Jake suspiró, con gesto incrédulo tatuado en su frente.

—Es que... es algo que no puedo comprender —dijo.

—¿Qué cosa?

—No puedo aceptar que esto sea cierto... la internet siempre anda jodiendo con que quieren una "novia gótica culona"; finalmente Sarah les presenta una, y tienes que cambiar tu apariencia.

—¡JAKE! —Allyson exclamó.

—¡SÍ! —Sarah asintió—. ¡Sí, lo sé!

—¡SARAH!

—Es decir, lo de la peluca llamativa y la blusa ajustada lo entiendo —agregó el muchacho—. ¿Las orejitas? Siempre hay los clásicos furros. ¿Pero lo de los brackets dentales falsos?

—Ay, lo sé, Jake, lo sé, pero les gusta a estos chicos, ¿qué puedo decir?

—Momento, momento —Allyson pidió—. ¿Por esto preguntaste en la clase de contabilidad? ¿Cuánto dinero estás haciendo?

—Pues... no me haré rica, pero más que el maestro, eso sí.

—Vamos Sarah, no bromees.

—¿Y por qué entregaron tu peluca en mi casa? —Jake preguntó.

—Los de la mensajería debieron equivocarse porque en la esquina tengo una caja de... digamos, especies vegetales sudamericanas. 

Y en lo que estos adolescentes seguían conversando del tema, en su hogar, un hombre en sus 40, docente de profesión, sin nada que perder más que su dignidad, alistaba una cámara en su computadora y con peluca en tono neón en cabeza, comenzó a transmitir.

—Hola gente, soy el profesor Patrick Ko... quiero decir, El Pato Killer, y esta noche jugaremos el juego más definitorio de mi generación: entonces, Tetris se trata...

Y la moraleja es... ni Sarah está tan loca para meterse con Hacienda. 

FIN

N/A: Un pequeño bonus track. No necesariamente es canon, aunque quizá le encuentre lugar en él. Total, Hopewell es mi proyecto y hago con él lo que se me dé en gana, y si quiero agregar ocasionales capítulos nuevos, ¿por qué no?

Shalom camaradas. 

Continue Reading

You'll Also Like

75.9K 15.1K 47
No es una historia segura que vaya a mantener o vaya a escribir completa. Tengo alguna idea en mente que no sé cómo acabará. Quería disculparme de an...
Katastrophe 2 By C.O.C.O

Science Fiction

112K 11.7K 28
Han pasado dos años desde que Coraline llegó a la resistencia. Ella ha cambiado mucho desde el primer día ya que finalmente pudo encontrar un lugar d...
382K 45K 103
Yo solo estaba ahí en mi balcón. Hasta que la vi a ella robarse un girasol y desde ese momento todo mi mundo cambió. Iniciado: 29 de Marzo de 2016. F...
15.7K 1K 40
¿Me gusta mi niñera? Pero es 10 años mayor que yo...