𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐢𝑇𝐸𝐷 ❙ ONE PIEC...

By ihwax_

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𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐢𝑇𝐸𝐷
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INESPERADO

Había pasado algunos días desde que Lyanna había llegado a la Montaña Corvo. Las cosas aparentemente estaban yendo bien, logró tener una buena relación con la mayoría de los bandidos, por no decir que todos la amaban, la amaban a ella y la comida que preparaba.

Él ambiente en aquella casa habia cambiado rotundamente, el lugar se mantenía limpio, los bandidos parecía estar más tranquilos de lo normal, y Dadan y los demás, por primera vez, parecían estar agradecidos de tener a un niño en su casa.

Estaban agradecidos de tenerla a ella.
Porque de alguna extraña forma mantenía la paz que nunca supieron que existía en el lugar.

—¿Qué haces, Lyanna?—pregunto Magra mirándola.

Estaba sentada en una roca mirando a las hormiga que caminaban en una fila por el césped.

—Nada—dirigido su mirada a la persona frente a ella—Solo estaba pensando un poco.

El hombre la miró unos segundos, notando que ya habia colgado la ropa que dijo que lavaria esta mañana.

—¿Estas aburrida o algo así?—quiso saber.

—Un poco—confesó—¿Puedo preguntarte algo?

—Claro—le sonrió.

—¿Qué es lo que hace él estando fuera de la casa?

—¿Te refieres a Ace?—inquirió.

—Si. Es que siempre sale y llega tarde, ¿no les preocupa que le pase algo?

Magra alzó una ceja ante esa pregunta, tomo asiento junto a ella mientras seguían mirando las hormigas caminar.

—Ace esta bien, él siempre es así. Además es muy fuerte puede cuidarse solo.

—¿Es muy fuerte?—repitió.

—Así es, si el lo quisiera podría patearme el trasero—confesó con una gota de sudor bajando por su frente.

—¿Qué edad tiene?

—Si no me equivoco, creo que diez años tiene—contestó con su mano sobre su barbilla.

—Soy mayor que él—murmuró.

—¿Qué edad tienes tú?

—Trece.

Abrió sus ojos algo sorprendido, creyo que ella era menor que Ace.

—Ya veo...

De pronto los arbustos comenzaron a moverse llamando la atención de la ojiazul, a los pocos segundos salió Ace de entre ellos, y en sus manos traía su típico tubo de metal.

Sus ojos se encontraron con los de ella y automáticamente su ceño se frunció, mientras que ella le dedico una sonrisa.

—Oh, Ace Regresaste—hablo Magra poniéndose de pie.

—Bienvenido de vuelta Ace—exclamó la ojiazul con una gran sonrisa mientras se ponía de pié.

Él cuerpo de él se tenso por completo, el agarre en el tubo de metal se intensificó y sus dientes se apretaron con fuerza.

¿Por qué? ¿Por qué decía eso? No era nadie, ella no es nadie ¿por que tiene que decir eso? ¿Por qué lo recibe de esa forma?

Comenzó a caminar hacia ella, y cuando estuvo los suficientemente cerca la empujó hacia aún lado. La ojiazul tropezó pero no lo suficiente para caer al suelo.

—Muévete, estas en mi camino—murmuró sin mirarla.

—¡Oye Ace no seas así, ven y...

—Déjalo, Magra—interrumpió ella—Esta bien, no me hizo nada.

—Pero...

—Esta bien—sonrió—Aunque me preocupa el corte que tiene en el brazo.

—¿Corte?

—Si. ¿No lo notaste? Quizás solo sea un corte superficial, pero de igual manera debe ser desinfectado.

Abrió su boca asombrado. Ace sólo estuvo un minuto aquí y ella ya había notado al instante su herida, mientras que él ni siquiera la pudo ver.

—Estará bien, el es muy resistente no se morirá por eso—aseguró.

—¿Tu crees?—titubeo.

—Si. ¿Por qué te preocupas tanto? Él te trata mal desde que llegaste.

Era cierto. Ace no se habia comportado tan bien con la llegada de Lyanna, es como si tratara de evitarla a toda costa e incluso hacia cosas, como ensuciar la casa cuando ella ya habia limpiado, empujarla "accidentalmente", todo con el propósito de hacerla enojar o al menos era lo que pensaban ellos.

Pero Lyanna no reaccionaba a ninguna de sus provocaciones y eso era lo que a él le irritaba.

—No voy a tratarlo mal solo porque el me trata mal a mi, creo que así no funcionan las cosas—puso un mechon de cabello detras de su oreja.

—Eres muy buena, Lyanna—le sonrió.

—¡Gracias! Tu también eres muy bueno, Magra.

Se volvieron a sentar en el suelo y se quedaron allí mirando las hormigas como si fueran lo más interesante del mundo.
Incluso las habían nombrado a algunas de ellas.

Sin duda alguna Lyanna se llevaba bien con todos, pero con el que más había compartido hasta el momento era Magra, con el podían hablar de varios temas en particular y si él no sabía algo ella con gusto se lo explicaba.

A Magra le gustaba escuchar a Lyanna, y a Lyanna le gustaba hablar con Magra.


Llego la hora del almuerzo. La mayoría estaba babeando ante el gran plato repleto de carne frente a ellos. Apunto de arrebatar un pieza de carne una voz los detuvo haciéndolos caer al suelo.

—¿Se han lavado las manos?—pregunto la ojiazul de brazos cruzados.

—Por supuesto—contestaron.

—A ver, muestrenme.

Ningúno se animo a mostrarle sus manos, es más, las escondieron atrás de su espalda o en sus bolsillos.

—Saben que deben lavarse las manos, bastardos. Lyanna se los dijo mil veces—comentó Dadan quien quiso agarrar una pieza de carne pero fue detenida por la ojiazul.

—¿Tu también te lavaste las manos, Dadan?—inquirió.

—Claro que si.

—¡Mentirosa!—la acusaron los bandidos.

—¡Callense, idiotas!

Lyanna puso una de sus manos en su cintura, siempre era lo mismo.

—Solo les pido que se laven las manos, no es tan difícil. Por favor—pidió.

Entre quejas y murmurós los bandidos fueron a lavarse las manos tal y como Lyanna se los había pedido.

—Yo ya me lave las manos, Lyanna—aseguró Magra.

—Muy bien, ahora esperemos que vengan los demás.

Era un hábito que ella tenia, y de alguna forma poco a poco estaba haciendo que los demás lo siguieran, aunque era algo complicado. Al principio cuando se los había pedido algunos se rieron y otros no le dieron importancia.

Pero ahora,  quien diría que los bandidos de la montaña se lavaban las manos antes de comer.

Tan pronto se lavaron las manos regresaron con la ojiazul.

—Ahora si pueden comer—sonrió.

Sin dudarlo dos veces los bandidos comenzaron a agarrar piezas de carne para comenzar a comerlas. La ojiazul solto una risita aún no se acostumbraba a eso.

—Aquí tienes, Lya—dijo Magra extendiéndole una pieza de carne que había conseguido para ella.

—Gracias—dijo antes de darle un mordisco a la carne.

De pronto apareció el pecoso, mirando a su alrededor, chasqueo su lengua al ver a la ojiazul hablando animadamente con Magra.

Golpeó a uno de los bandidos arrebatando tres piezas de carne para el solo. Lyanna vio eso y no pudo evitar fruncir el ceño.

—No había necesidad de golpearlo, Ace—dijo acercandose al hombre que había golpeado—¿Estas bien?—pregunto cuando se acercó a él.

—Estoy Bien, Lyanna—dijo limpiándose la mejilla.

—Te quedaste sin carne—fue más una afirmación que una pregunta.

—No te...

—Ten—le extendió una de las carnes que Magra había tomado para ella—Te comparto.

—¡Gracias, Lya!—dijo antes de darle un mordisco.

—No fue nada—le dedico una última sonrisa y volvió a donde estaba Magra.

—¿Por qué hiciste eso?—pregunto confundido.

—No podía dejarlo sin comer—contestó sentandose a su lado—La comida no se le niega a nadie, Magra.

Magra la miró y luego miró a Dadan y Dogra quien también habían visto la situación.

—¿En verdad Roan la crío o que? Ese mocoso no perdonaba a nadie que tomara algo que era suyo, mucho menos la comida.

—Aún recuerdo cuando me golpeó por tomar una de sus Mikan. Casi muero.

Volvieron a mirar a Lyanna la cual reía junto a Magra. Pero la vista de ambos se poso en el colgante que traía en su cuello, tenía un crucifijo de color plateado.

—Oe, Lyanna—ella la miro—¿Qué es eso que te cuelga del cuello?—la pregunta de Dadan llamo la atención de varios, incluyendo la de cierto pecoso.

—Ah, es el colgante que me regalo mi tío—respondió con una sonrisa.

—¿Tu tío?—repitieron confusos.

—Así es, es algo importante para mi—apreto el colgante entre sus manos.

—Ya veo..¿Como se llama tu tío?—pregunto Magra.

—¡A nadie le importa!—grito Dadan quien parecía algo borracha, tenía sus mejillas rojas y se tambaleaba de un lado a otro—¡Seguro es un don nadie!

—Mi tío es muy fuerte—aseguró la ojiazul.

—¡Bah, estoy segura de que podría derrotarlo!—carcajeo Dadan.

Lyanna arrugó la nariz, su Tío Mihawk era muy fuerte, dudaba un poco que Dadan pudiera derrotarlo.

—Es muy bonito—comentó Magra señalando el colgante.

—¿Verdad que si? Me gusta mucho.

Mientras ambos seguían hablando, cierto pelinegro se encontraba mirando con curiosidad aquel colgante, preguntándose cuanto valor tendría.

Quizás eso le serviría para sus ahorros Piratas.

Cerro la puerta con cuidado, tratando de no despertar a la persona que dormía en aquel rincón de siempre. Camino a paso lento con cuidado de que la madera bajo sus pies no rechinara.

Hace un buen rato que habia anunciado que se iría a dormir, por alguna extraña razón siempre se dormía temprano como si alguien la regañaria por estar hasta tarde o quizás porque no tenía nada más interesante que hacer. Cualquiera que sea el motivo, ella ya se encotraba profundamente dormida.

Pudo notarlo ya que su pecho subía y bajaba tranquilamente, su respiración era suave y sus ojos se encontraban cerrados.

Una vez que estuvo lo suficientemente cerca de ella. Tal y como aquella vez no pudo evitar observarla de más.

Sus ojos oscuros viajaron por todo su rostro mirando cada detalle, desde sus mejillas levemente sonrojadas hasta sus labios entreabiertos. Se alarmó cuando la vio moverse un poco, como si intentara cubrirse de algo.

Nomon, Nontu...

Ace frunció el ceño al oírla, no había entendido lo que murmuró, pero parecía inquietarle ya que su rostro se había fruncido ligeramente.

Chasqueo su lengua, no podía despertarse, no ahora.

Espero unos minutos para ver si hacia otro movimiento o le daba alguna señal de que se lavantaria, para su suerte eso no pasó. Ella solo se mantuvo quieta.

Miró el colgante que aún colgaba de su cuello, resplandecía bastante, se preguntó así mismo como es que no lo vio antes ¿acaso lo tenía guardado?

Con cuidado y rapidez quito el collar de su cuello, ella solo se movió un poco, pero no se despertó.

Miró el colgante entre su manos y no pudo evitar sonreír. Pero esa sonrisa se borro al sentir como aquel objeto cortaba su mano.
Solto un quejido y dejó caer el colgante al suelo.

—¿Qué mierda..?

Observó su mano cubierta de sangre, al parecer el corte fue profundo ya que algunas gotas caía al piso de madera.

—¿Ace?

Levanto la mirada encontrándose con esos ojos azules mirándolo, trato de volver a tomar el colgante rápido sin que ella lo notará, pero a cambio recibió otro corte en su mano.

—¡Diablos!

Pateo el objeto lejos de él, mientras hacía presión con sus manos para evitar que la sangre siga saliendo.

Vio a la ojiazul levantarse y caminar hacia él de forma lenta.

—¿Estas bien?—pregunto, pero al enfocar la vista en su mano ensangrentada supo nada estaba bien—¿Qué fue lo que pasó?—se arrodillo aún lado suyo.

—¡Vete, esto es tu culpa!—se aparto de ella pero una punzada en su mano lo hizo sentarse nuevamente en el suelo.

—¿Mi culpa?—murmuró.

Ace noto como su rostro dejaba de tener esa tranquilidad que tenía al momento de estar dormida, como sus labios temblaban levemente.

¿Y ahora que le pasaba?

—¿Enserio fue mi culpa?—pregunto.

Y por alguna razón Ace sintió que su voz no era la misma. No sonaba de forma dulce y tierna como solía hacerlo, esta vez sonaba como...triste o quizás preocupada, no sabía muy bien cómo explicarlo. Pero definitivamente sonaba distinta.

—Tú...—sus palabras fueron interrumpidas por otra punzada en su mano.

¿Qué rayos tenía ese colgante?

—Ace...

—Rápido, trae algo para parar el sangrado y...

—¡Esta bien!—se levantó rápidamente—Quédate aquí, enseguida regreso.

El pelinegro la vio salir de la habitación, y no pudo evitar mirar sus manos cubiertas de sangre. Apreto sus dientes aguantando las punzadas de dolor que sentía.

—Ya estoy aquí—cerro la puerta detrás de ella y se volvió a poner de rodillas frente a él—¿Puedes darme tu mano, por favor?

Ace la miró unos segundos y chasqueo su lengua antes de dejar su mano sobre las de ella.

Con sumo cuidado Lyanna se encargo de limpiar la herida, tratando de no lastimarlo aún más. No entendia lo que había pasado, pero si fue su culpa...

Con cuidado paso el algodón con alcohol sobre su herida, lo escucho soltar un suspiro.

—Perdón—se disculpó.

—¿Qué tiene ese colgante?

—¿Eh?

Lyanna miró su cuello notando que ya no traía el colgante que le habia dado su Tío Mihawk. Apreto sus labios y comenzó a mirar hacia todas parte. Hasta que vio las gotas de sangre llegar hasta una parte de la habitación.

Allí estaba su colgante en el suelo. ¿Como es que llego ahí?

Volvió a mirar a Ace y lentamente sus cabeza junto las piezas. Ahora entendía lo que habia pasado.

No fue su culpa que Ace estuviera sangrando.

—Listo—dijo una vez que terminó de vendar su mano.

—No voy a agradecerte, después de todo fue tu culpa—gruñó.

—Tampoco esperaba recibir un agradecimiento de parte tuya—contestó mientras guardaba las cosas.

Dejo las cosas que habia usado aún lado y se levantó para poder tomar su colgante que estaba en el suelo.

Ace inmediatamente frunció el ceño al ver que ella no recibió ningún tipo de daño al agarrar esa cosa.

—Tomaste algo que no es tuyo.

Esas palabras lo sorprendieron y rápidamente se puso de pié.

—¿Como...

—No fue mi culpa que te lastimaras, fue porque tomaste algo que me pertenece—lentamente se coloco el colgante alrededor de su cuello, aun tenia la sangre de Ace en él, pero eso no le importo a la ojiazul—Te pido por favor que no vuelvas a tomar mi colgante. Es algo preciado para mi.

—¿Qué te hace creer que te hare caso?

Lyanna suspiro, y camino hasta tomar la caja en donde estaban las cosas que habia usado para curarlo.

—Por favor, Ace—camino hasta la puerta.

La miró con el ceño fruncido, pero antes de que ella saliera de aquella habitación, dijo;

—Déja de observarme mientras duermo, es extraño.

Las mejillas del pelinegro se tornaron de un color rojo, debido a la vergüenza que sentía en ese precisó momento.

—¡Vete al diablo!

Inevitablemente la ojiazul sonrió, desde el primer día supo que Ace la observaba mientras dormía, no era algo que le molestara por eso nunca le dijo nada.

Esa fue la primera noche en que Lyanna habia logrado un pequeño acercamiento con Ace. Y esa fue la primera noche en que Ace le llamó la atención Lyanna.

Al volver a la habitación ella noto que él ya se encotraba acostado, al parecer estaba dormido. Sonrió y se acercó para cubrirlo bien con la manta.

—Buenas noches, Ace.

Estando apunto de acostarse para dormir, comenzó a escuchar los ladridos del perro y seguido de eso escucho unos gritos e inmediatamente se puso se pié para salir de la habitación.

—¿Qué pasa?—pregunto al ver a Magra, Dogra y Dadan en la puerta.

Al no recibir respuesta alguna, se acercó y lo que vio afuera la dejó helada.

—¡¿Luffy?

En otro lugar, se encontraba un hombre sentado en la cima de aquel lugar, aquel hombre de cabello oscuro y piel morena. La fría brisa de la noche chocaba contra su cuerpo, pero no le provocaba nada, no sentía frío.

Miró el cielo, esta vez no habían estrellas lo cual lo hizo soltar un largo suspiro. Estaba algo cansado, solo quería ir, recostarse en la cama y dormir tranquilamente. Pero sabía que eso no era posible, al menos no estando aquí.

Se preguntaba que es lo que estaría haciendo ella ¿lo extrañaría? ¿estaría comiendo bien? ¿Como la estaría tratando aquellas personas?

Él la extrañaba mucho.

Paso sus manos por su rostro, no era momento de pensar en eso, pero no podía evitarlo, quería saber como estaba.

Se puso de pié y giro su cuerpo hacia el lado contrario de las escaleras, comenzó a caminar con las manos en los bolsillos de su pantalón, pero una voz a sus espaldas lo hizo frenar en seco.

—Me alegra tanto haberte encontrado—esa voz que tanto detestaba y le parecía insoportable, llegó a sus oídos—Es muy difícil contactarse contigo.

Volteo su cabeza y miro de reojo a la persona que estaba al final de las escaleras.

—Ah, el templo. Me trae algunos recuerdos ¿a ti no?—pregunto otra persona en tono juguetón.

Dirigido su vista a dicha persona y con tan solo ver su cabellera rubia, supo quien era.

Los miró tan solo unos segundos desinteresado. Y acto seguido se volteo hacia adelante para irse de aquel lugar.

—¡Oye! ¿A donde crees que vas?—cerro sus ojos al oír esa voz, en verdad era tan detestable.

Siguió su camino hasta que una persona apareció enfrente de él  e intento golpearlo, pero sólo tuvo que mover su cabeza a un lado para evitar ese golpe.
Chasqueo su lengua con fastidio y tomó el brazo de esa persona, e hizo presión en el brazo haciendo que este suelte un quejido.

—Mierda, maldito bas..

No lo dejo terminar, y lo lanzó hacia las escaleras, provocando que la persona rodará por cada uno de los escalones, hasta chocar contra el suelo.

—Eso fue patético—dijo la rubia.

—Pues, ve inténtalo tu—dijo molesto.

Él hombre en la cima de aquellas escaleras suspiro con fastidio y volvió a darse la vuelta para irse de aquel lugar.

—Oí, tenemos noticias para ti—dijo el hombre que estaba junto a la rubia.

—No me interesa—dice mientras seguía caminando.

La rubia miró al castaño el cual asintió, esta sonrió y dio unos cuantos pasos hacia adelante.

—Él está furioso porque aún no has ido a verlo.

—No me importa si esta furioso, iré cuando yo quiera—volvió a poner las manos en sus bolsillos—¿Qué es lo que quieren? Su presencia me molesta.

—Auch—la rubia puso una mano en su pecho—Me duele que digas eso, hace tiempo que no te veo ¿soy yo o te has puesto más atractivo?

—¿Soy yo o tú te has vuelto más molesta?—contraataco.

—Oye, no seas tan grosero con ella, solo te estaba halagando.

—No me interesan sus halagos.

—Qué amargado—murmuró.

—Sabes, todos te extrañamos.

Él solo se mantuvo impasible, mirando a las dos personas frente a él.

—Ve al punto, me estoy aburriendo—interrumpió su discurso.

La rubia y aquel hombre de cabello castaño se miraron entre sí con una gran sonrisa.

—Tengen-sama quiere verte Roan.

Quiero confesar que el capítulo iba hacer más largo, pero tuve que dividirlo en dos parte porque sino no iba a tener sentido.

Bueno, que decir....Ace eso te pasa por metiche, y estoy muy agradecida con Mihawk  o sea, hasta en estos momentos sigue cuidando de su sobrina que God que es, lo amo.

Encima el forro le hecho la culpa a ella y es un malagradecido, yo lo ubiera dejado sangrando ahí, corte, arrglatelas vos gil de mierda, encima que me queres robar queres que te ayude.

Bueno, vamos con las preguntitas.

¿Por qué creen que el colgante de Lyanna corto a Ace pero no a ella?

Luffy regreso, andaba perdido el pobre ¿que creen que pase?

Roan al parece ya llego a su destino ¿Quienes son esas personas? ¿Y en donde mierda se metió Kian? Por fa no dejen solo a Roan la puta que lo parió, tenes un solo trabajo que hacer Rubio de mierda.

Quiero decir desde ya, que yo lo voy a defender a muerte. Seguro va a tener un comportamiento realmente cuestionable pero yo lo voy a defender igual.

Si lo funan a él, me van a tener que funar a mi también. Somos Lya, Roan y yo contra el mundo.

Che que linda relación tiene Magra con Lya, la verdad que el es mi bandido favorito jaksjak.

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