Una vez que Travis se fue, me dispuse a ordenar las pocas cosas que traía, puse mi ropa en la cómoda que estaba en la pared, y mi laptop en la gaveta de la mesita de noche que tenía al lado de mi cama.
Una vez terminé, fui a la habitación de Mike, la cual estaba al lado de la habitación que yo tenía al lado, osea había una habitación de por medio, no sé porque me enrede tanto.
No toqué sino que entré y ya.
Al abrir, vi a Mike en paño, se acababa de bañar aparentemente.
Cuando me vio, dio un salto y un grito ( para nada masculino), y fue tanto así, que del tiro, se le cayó la toalla.
- Joder Alex, ¿ Es que no te enseñaron a tocar la maldita puerta?, casi me pegas un infarto estúpida, y por poco y no te doy un golpe, pensado que eres un jodido ladrón.
Él seguía desnudo, pero era tanta nuestra confianza y nuestro pudor que realmente no le parábamos a eso, así que me adentre más en la habitación y me lancé en su cama.
- Huy sí, que miedo, mira como tiemblo con el grito de niña que pegaste.....
No me aguante y me reí en su cara, es que fue épico su gritito.
Él como todo un hombre con dignidad, recogió la toalla y se la volvió a colocar, y bufó todo indignado.
- ¿ De qué te ríes estúpida?, ¿ Te parece gracioso reírte así de tú mejor amigo?, Descarada.
- Ya pues, tranquilo Drama Queen.
Me hizo un gesto de diva, como si estuviera lanzando todo su largo cabello hacía atrás mientras me lanzaba un beso.
Solo pude negar con la cabeza, Mike no tiene remedio.
Se dio la vuelta buscando un bóxer en su maleta, y me dijo.
- ¿No piensas bañarte?, anda para que nos vayamos.
- Si, voy.
Me levanto lentamente de la cama y justo cuando deja caer el paño para vestirse,le doy una nalgada y le dejo mi mano marcada en sus nalgas blancas.
- Uich, pero esto si está bueno vale.
Lo escucho maldecir en voz baja mientras se masajea la nalga.
- Larga a bañarte Alex.
Salí de su cuarto y fui al que ahora es mío.
Entré, busqué mi paño azul rey de stitche ( tengo una pequeña obsesión con ese muñeco), y salí.
En ésta jodida casa, solo había un baño y era de todos.
Travis nos dijo en el camino que lo hicieron así ya que cuando compraron la casa, ésta solo tenía 3 baños , uno en el primer cuarto, el del pasillo, y uno en la planta baja.
Así que quitaron el del cuarto para que no hubiera problema.
Entré en el baño del pasillo y wow, es gigantesco, tiene una tina enorme y la ducha ya ni les cuento, hay un enorme armario donde de seguro guardan las toallas y demás cosas del baño, un mueble y un gran espejo al lado de la puerta, es del techo hasta el piso, lo amo.
Todo el baño está cubierto de cerámica blanca y color salmón, es bellísimo.
Puse mi toalla en el perchero que estaba en una de las paredes y empecé a desvestirme.
Entré a la ducha y empecé a bañarme, no moje mi cabello, pero a pesar de eso, disfrute del baño.
Una vez lista, salí de la ducha y tomé mi toalla.
Llegué al cuarto y no sabía que ponerme, así que empecé a revisa en busca de un outfit.
Total es que me decante por esto.
Y éstos zapatos.
Como estaba de moda el estilo coquette, me puse un lazo en la parte tracera de mi larga cabellera para verme como toda una niña buena.
Me maquillé a lo natural y una vez lista, salí en busca de Mike.
Entré a su cuarto pero no estaba, me pareció extraño así que lo llamé.
- !!Mike!!.
- !! Aquí abajo!!.
Salí de su cuarto y baje las escaleras, se encontraba sentado en uno de los sofás de la casa y apenas me vio, frunció el ceño.
- ¿Saldrás así vestida?.
- Si, ¿ Por qué?.
- Afuera está haciendo frío alex, hay nieve.
Rodé los ojos con fastidio.
- Lo sé Mike, no soy ciega, pero no voy a dejar que un poco de frío me detenga, me gusta lo que tengo puesto, y ni tú ni el jodido clima, me harán creer lo contrario, así que levanta tu perezoso culo de allí y salgamos.
Se levantó sin protestas, pero antes de salir, me dijo que se le había olvidado algo.
Así que subió las escaleras y en menos de un minuto ya estaba a mi lado, así que empezamos a andar hacia la entrada de la casa.
- Ya le avisé a Carlos y a Hugo, nos están esperando afuera con la camioneta.
Solo asentí, salimos y efectivamente, estaba una camioneta negra estacionada frente a la casa y de ella se bajó Hugo y nos abrió la puerta trasera.
Al estar más cerca, me puse de puntillas, ya que Hugo media como 2 metros, y besé su mejilla.
- Muchas gracias Hugo.
El me sonrió con cariño.
- De nada mi niña.
Al subirnos, Carlos volteo a vernos.
- ¿Y para mí no hay beso?, yo soy el que los está llevando ¿y el agradecimiento se lo lleva Hugo?.
Reí por sus celos hacia Hugo y me acerque a él por medio de los asientos y también besé su mejilla.
- Gracias Carlos.
Él, ya satisfecho por mi acción, solo asintió sonriendo.
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15 minutos después, ya que el tráfico aquí es una locura, pudimos llegar al campus universitario, debo de admitir que la universidad de Princeton es bellísima.
Carlos estaciono el auto en el estacionamiento del campo de fútbol y todos bajamos.
Los tres me rodearon, y aunque no había casi nadie en las instalaciones, ya que ésta semana seria solo de práctica para los equipos universitarios, si habían muchos chicos.
Los cuales no dudaron ni un segundo en lanzar miradas hacía nosotros, mejor dicho, a los tres gorilas que me escoltaban.
Es irónico, ya que suelo quejarme de mis hermanos todo el tiempo, porque me suelen tratar como una niña pequeña.
Pero por alguna razón, me encanta ser escoltada por ellos, me siento pequeña, pero segura, no sé si me entenderán, son pensamientos contradictorios.
Caminamos por el estacionamiento, había un señor como de 45 años, calvo, bajo y algo regordete, estaba esperándonos en una puerta al fondo del estadio, nos dirigimos hacía él, y se presentó como Gustavo, uno de los entrenadores de los chicos, y que Courman, es decir mi hermano Travis, lo había puesto al pendiente de nuestra visita y pidió el favor de dejarnos pasar al campo.
Así que sin más, el nos guió al campo a través del vestuario de los chicos, pasamos debajo de las gradas y al fin salimos.
– Joder está haciendo un frío de puta madre.
Me quejé cuando una brisa fría me dio de lleno en el rostro.
– Lo sé, pero como vos sos tan testaruda, y quisiste venir así, te traje un suéter para que te lo coloques.
Efectivamente, el traía un suéter negro doblado en su brazo, pero en el camino no le tomé importancia porque pensé que era para él.
Iba a agradecerle cuando unos gritos nos hicieron voltear.
Allá en el centro del campo de fútbol estaban unos 40 chicos calentando y otros haciendo diversos ejercicios, había un grupo que estaba sentado en círculo en el suelo.
Entre todos ellos, encontré al numero 74, es el número de la camisa de Travis.
Así que sin más, empezamos a caminar hacia él.