Será una nueva versión del ritmo original, no quiero eliminarlo o cambiarlo
ya que le tengo mucho cariño. El libro original comienza a partir de: Cero.
espero disfruten ente libro como yo.
Gracias por todo su apoyo <3
P. Decidan que nombre se quedara _______ o si deciden si siga así.
En el castillo todo era relativamente tranquilo, a excepción de las peleas de los hermanos o algunas cosas más, pero en especial en al alcoba de la reina, en donde se podían escuchar las olas del mar armonizando el ambiente o el viento entrando por la ventana.
Ese día era un día especial, donde Edmund no tenía juicios que atender y ella no tenía a nadie que entrenar.
—Mi hermosa guerrera — ella rió sintiendo como la barba de Ed hacia cosquillas en su cuello acompañado de un beso.
—¿Crees que deberíamos ir a ver que tus hermanos no se estén matando?
—Que Vinned los cuide — respondió refiriéndose al consejero real.
Ambos estaban sobre la cama de la reina mientras veían el cielo pintado en el techo y él acariciaba el vientre de la chica.
—¿Entonces será desterrado? —preguntó la chica acariciando la barba de su prometido.
—Si — respondió tomado la mano de su novia dejando un beso en ella. — ¿Crees que algún día lleguen a la crueldad de los humanos en nuestro mundo?
—No lo se amor — respondió volviendo a acariciar su barba.
—Chicos — habló Lucy entrado emocionada a la habitación — un ciervo — ambos jóvenes la miraron con emoción poniéndose de pie — corran.
—¡Dale! — ordenaron los tres haciendo que los caballos comiencen a andar.
Los árboles se inclinaban creando un especié de camino indicado hacia donde debían ir los tres para llegar a los reyes que seguían al ciervo.
Con Lucy a la cabeza y Edmund de último, los tres galopaban rápidamente hasta lograr ver a los chicos a lo lejos.
—¡Iré por él! — gritó Edmund pasándolos a todos.
A los minutos lograron alcanzarlo, resulta que su caballo se había cansado y el ciervo había sido más rápido.
—¿Que es lo que dijo Susan? — preguntó Lucy bajado de su yegua.
—Iré por él — respondió la chica en broma.
—Lo siento, me temo que ya no soy tan joven — murmuro el caballo con sentimiento.
—Todo bien amigo — murmuro Edmund dandole dos palmadas en su cuello.
—Tu corona — habló la chica acomodando el cabello de su novio.
—Hay que volver ya — dijo Peter volviendo a subir a su caballo acomodado su propia corona.
Los ojos de Lucy analizaban la vieja farola, la cual estaba con algunas hojas cubriéndola.
—¿Lu? — preguntó la chica mirándola.
—Habitación — murmuró.
—¿Que?
—Habitación — Lucy comenzó a correr a lo que Edmund fue rápidamente detrás de ella.
—Con cuidado.
Todos avanzaron detrás de los dos hermanos encontrándose con un marco de madera entre los árboles.
Eso los atraía, el cálido sentimiento que salía de ahí, Peter guió a las chicas dentro del lugar.
—Ay, pisaste mi vestido — se quejó la chica.
—Lo siento — hablo el rubio.
—Peter, mi pie — murmuró Susan empujándolo.
—Esta muy apretado — habló Peter.
—Ay ¿que es esto? — preguntó Evans al sentir algo frente a ella.
—Soy yo — respondió Edmund.
—Perdóname mi amor.
—Oigan, ¿que hacemos aquí? — habló de nuevo el mayor.
—No lo se, hay que salir de aquí Lucy — respondió Susan.
Lucy empujó la puerta que estaba frente a ella, haciendo que los cinco cayeran al suelo sobre la alfombra.
—Auch, Peter estas sobre m — ella se quedó congelada, el Peter de diecisiete años estaba sobre ella — pero — todos se miraron.
Ya no eran mayores, o tenían sus ropa común y tiaras.
¿Que pasa?
|1 año después|
Para ella era común esperar a Edmund fuera del colegio, especialmente después de las detenciones por falta de entregas de tareas.
Mientras comía una barra de chocolate, aunque sus piernas estaban cubiertas con medias tenía frío ya que hace solo unas horas había estado lloviendo, tenia un libro entre sus manos y con su mochila rozándole la pierna.
El frío de la acera y el viento corriendo no ayudaba, miró hacía la puerta del colegio del chico, pero aun no se veía por ningún lado.
Edmund por otro lado mientras bajaba por las escaleras paso por su aula para tomar sus cosas poder irse, sacó el regalo que había hecho para su novia, cerro su mochila y salió rápidamente del lugar.
—¡No corra señor Pevensie!
—Lo siento — dijo dejando de correr y caminando a la puerta.
Salió del lugar, comenzando a bajar las escaleras viendo a su novia que en ese momento se encogió un poco por el frío, él sonrió al verla ahi sentada, se sintió un poco mal, ella ya había salido hace mas de una hora, estaba sentada en una acera fría, con el viento frío, solo para esperarlo.
Caminó lentamente hacia ella esperando a que no se de cuenta de que él iba ahí con unos pasos rápidos Edmund se acerco arrebatándole el libro. Ella miro asustada a la dirección de Edmund.
—Ey — se quejó poniéndose de pie — Ed — sonrió acercándose para tomarlo y él lo escondió en su espalda y sacando el regalo para ella.
—Para ti — se inclino hacia atrás tratando de ver lo que era, una sonrisa se formo en su cara tomando la flor de papel.
—¿Como hiciste eso? — Edmund no pudo evitar ver el brillo en los ojos de la chica — es muy bonita Ed, ¿por que hiciste?
—Quería darle un regalo a mi novia — respondió tomando la mochila de la chica — ademas, te la mereces — el rostro de un novia se enterneció, pero él no se dió cuenta por estar juzgando la lectura de la chica. — herbolaria.
—Ey — trato de quitárselo pero lo movió de nuevo.
—Dame un beso.
Ella sintió como su corazón dio un salto en el pecho al escuchar esas palabras, miró al rededor notando que había algunas personas y compañeros de su escuela.
—Yo, eh, nose no — lo miro nerviosa — no me molesta, solo que.
—Vamos, solo uno — pidió con una media sonrisa — y te lo devuelvo.
—Déjame pensarlo — respondió comenzando a caminar.
—¿Que es lo qué hay que pensar?
—Que me da miedo que tu madre se entere — respondió mientras jugaba con la flor en sus manos.
—Pero... — Edmund lo pensó por unos segundos, si, eso podría ser un problema — ella no se enterara, ¿por que se enteraría?
—Por que aquí, todo mundo se entera de todo, eso podrá ser el por que se entere.
—Nadie le diría.
—¿No fue suficiente cuando habló contigo porque la señora de la panadería le dijo que su hijo molestaba mucho a una chica? Que por cierto, yo era la chica.
—La señora Janis es una chismosa — argumento — además exagero, no te jale el cabello, se atoro en el botón de mi abrigo.
—Digámosle así — murmuró mientras miraba antes de cruzar la calle — extraño los roles de canela que hacia mi madre, deberíamos hacer — comentó ella tomado la mano del chico para hacerlo caminar más rápido.
—Tengo algo de dinero, podemos ir a buscar los ingredientes de una vez — dijo mientras buscaba en sus bolsillos.
—Tranquilo, solo quiero ir a casa a dormir, podemos comprarlo mañana, ademas yo también tengo algo de dinero.
—¿Quieres ir por algo de comer mañana? — preguntó mientras entrelazaban sus dedos.
—¿Como una cita? — preguntó con una sonrisa buscando ponerlo nervioso.
—Si, como una cita — ambos se miraron por unos segundos hasta llegar a las escaleras de subterráneo de la estación.
Ella se acercó a él abrazando su brazo dejado disimuladamente un beso en él.
—Me encantaría.
—Genial — respondió algo nervioso mirando hacia atrás — ¿Saliendo de la escuela? — preguntó acomodándose su gorro.
—Claro — respondió.
—Genial.
Edmund quiso tomar su mano con su mano libre, pero se percató que en ella aun sostenía el libro de su novia. La miró por unos segundos y recordó.
Primera norma del sinvergüenza: si no te pillan, no te pueden echar la bronca.
—Aquí si podrías besarme — dijo haciendo que ella lo mire confundida.
—¿De que hablas?
—Solo son alumnos, ellos no le dirán a mi madre — una risa nerviosa salió de los labios de la chica.
—Estas loco — murmuró sonrojada.
—¿Por ti? — preguntó abrazándola por la cintura acercando la espalda de la chica a su pecho — claro que si bonita.
—Edmund — se quejó entre risas al sentir el beso en su cuello.
—¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea! — Ellos dejaron de poner atención a lo que hacían para mirar al frente.
Muchos comenzaron a amontonarse obstruyendo el camino.
—¡Golpéenlo!
—Peter — dijo ella al ver un destello de cabello dorado a lo lejos.
Ambos comenzaron a bajar rápidamente pasando entre la gente.
—Edmund — hablo Lucy tomando la mano de su hermano, él la miró por unos segundos, le dió las mochilas a su novia y siguió bajando.
—¡Ed!
—Oye no — habló Susan tomado la mano de su amiga al ver sus intenciones — no vas a bajar.
—Susan — pidió la chica viendo a su amigo como lo golpearon en el estomago.
Peter callo al suelo por el dolor quedando al filo de las vías.
Susan se cubrió lo la boca a lo que ella aprovechó para comenzar a correr hacia abajo.
Empujado a todos hasta llegar al chico en el suelo, uno de ellos lo seguía pateando y con toda la fuerza que tenía golpeó en su tercera costilla para que se quedara sin aire unos segundos, un truco Narneano que le fue enseñado.
Paso sus antebrazos por debajo de los de Peter y lo ayudo a levantarse, Peter reaccionó a mirarla exaltado.
—¿Que haces aquí? — preguntó aceptando la ayuda de la chica para levantarse.
—No es nada Peter, no tienes que agradecer.
—Lo tenía controlado — Peter goleó a uno de los chicos que se acercaba detrás de ella Evans solo se agachó esquiando el golpe de su amigo — ¿Ves?
—Casi me das — se quejó poniéndose de pie.
—Confío en tus reflejos
No era un secreto que la que poseía más reflejo de los tres espadachines era ella, algo merecedor después de años de entrenamiento.
—Sal de aquí — pidió Edmund tomándola del brazo y quitándola antes de que alguno de los chicos se de acerque de nuevo — es peligroso — la dejo junto a unas chicas que rápidamente se movieron para darle espacio.
—Permiso — murmuró pasándolas hasta llegar al pasillo comenzando a buscar a un guardia.
Se sentía pesada su respiración, pero la carga de adrenalina le dio un subidón, extrañaba tanto esa sensación, el defenderse, el pelear, era algo que aunque era una obligación para ella, le encantaba.
—Señor — habló la chica acercándose al guardia — hay una pelea.
—¿Está vez por que fue? — preguntó Susan dejándose caer sobre la banca seguido de sus hermanos y amiga.
—Me empujó —Ed en ese momento, tomó las manos de su novia levantándola para él sentarse en su lugar.
—Ey — se quejó.
—Shhh — dijo mientras ponía su dedo índice en su boca y después señalaba a Susan y Peter.
—Me empujó — respondió para después ponerse de pie, en menos de un segundo Evans estaba en su lugar.
—¿Solo por eso? — preguntó Lucy.
—No, me empujó y luego me dijo que me disculpara — respondió.
—¿Sabes? No es tan difícil sólo alejarse de los problemas— dijo Susan ya cansada de la situación.
—No quiero solo alejarme... ¿no están cansados de que nos traten como unos niños? — preguntó.
—Somos unos niños— respondió Edmund.
—No siempre lo fuimos — dijo Peter mientras se acercaba a su amiga, levantándola y empujándola a las piernas de su hermano.
—Oye — se quejó sonrojada, tratando de levantarse, pero Edmund tomó su cintura dejándola sobre sus muslos.
—Ay por favor, están comprometidos— dijo mientras se sentaba en su lugar.
—Estábamos.
Ella miró a su novio acomodándose en sus piernas algo avergonzada, como le explicara eso a la señora Pevensie.
Edmund dejo un pequeño beso en el hombro, ella volvió a la realidad al ver a dos chicos acercándose por el pasillo.
—Su — murmuró ella.
—¿Que pasa? — respondió.
—Ahí vienen — dijo mientras apuntaba con mi mirada hacia atrás.
—¿Quienes? — preguntó Edmund mirando hacia esa dirección.
—Alguien... nadie.
—¿Alguien o nadie? — preguntó celoso.
—Ay, no seas así Ed — después de decir eso él apretó un poco más el agarre en su cintura.
—Rápido, finjan que hablan con nosotras — dijo Susan acomodándose.
—Estamos hablando con ustedes — respondió Edmund recargándose en el hombro de su novia, su hermano miró a ambos unos segundos sin poder evitar una sonrisa.
—Auch — se quejó Lucy levantándose.
—Lu, guarda silencio— dijo su hermana regañándola.
—Es que algo me pellizco — se defendió.
—¡Edmund! — esta vez fue el mayor.
—Cállense — dijo Susan.
—Yo no te toque.
—Auch—esta vez fue Evans al sentir un piquete en su pierna.
—Yo no fui — se levantó Edmund quedando a lado de su novia.
—Lo se — respondió esta mirándolo, hasta que sintió una corriente de aire detrás de ella — ¿Porque no se detiene? — preguntó mirando el tren.
Este iba demasiado rápido, pero las demás personas, parecía que nada ocurría.
—Parece magia—murmuro la menor.
—Okay, tómense de las manos — hablo Susan.
—Yo no haré eso — dijo Edmund mirando la mano de su hermano.
—No ahora Ed.
Este parecía que cada vez iba más rápido y más rápido, las paredes parecían caerse; pero sorpresivamente, no tenían miedo, podía verse del otro lado de las ventanas de el tren y se veía como la pared de adelante comenzó a caer y de la nada apareció.
¿Una playa?
Si reconocen la referencia de "primera norma del sinvergüenza" las amare más de lo que ya hago.
—Com amor VALERIA.