"Siento las sombras arrastrándose
hasta el techo. Un soplo en mi nuca y mi torrente sanguíneo se está congelando. Me escapé al infierno y volví. Me siento como un maníaco, me cazan."
—Monsters In My Mind
(Cloudy June)
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Hoseok recorrió con la mirada los campos de Casiopea que al fin habían comenzado a estar libres de cenizas y negrura. Los intentos por devolverle la fertilidad a las tierras que habían pasado por los incendios provocados antes de la guerra entre Lunas Rojas y Lunas Azules, habían sido constantes a lo largo de todo un año pero los progresos… Simplemente parecía no haber progresos.
—¿Cómo lo llevas?—el guardián se acercó hacia la zona en la que Jimin se mantenía agachado, revolviendo la tierra con una pequeña paleta de jardinería mientras Taemin llenaba cubos a varios pasos de distancia—. Tus servicios comunitarios están a punto de cumplirse. Un mes más y tú y tu madre seréis libres. También ese mestizo tuyo al parecer.
Jimin alzó la mirada y tras apartar la leve capa de sudor que le perlaba la frente, llevó los ojos hacia Taemin. Nadie le había pedido que los acompáñase y mucho menos lo habían obligado a hacerlo tras su buen inicio como mediador entre mestizos y lobos, pero él estaba ahí y trabajaba tan duro como cualquier otro. Llevaba ahí el mismo tiempo que ellos, cada día cargando y descargando cubos repletos de tierra fértil de otras zonas de la montaña, conduciendo un coche repleto de semillas, herramientas y productos para trabajar en los cultivos, bajando a comprar en el poblado humano cuando los recursos se le agotaban en la montaña y ante todo manteniendo arriba los ánimos de los lobos que habían sido destinados a realizar trabajos comunitarios tras la batalla.
Y eso hacía que Jimin lo admirase a diario. Cada sus sentimientos por ese mestizo crecieran incluso si ninguno de los dos parecía ser capaz de atravesar la línea del tonteo. Se habían acostumbrado a tontear y compartir momentos juntos, ahora que el omega no tenía a su mejor amigo estaba apoyándose en el mestizo más de lo que jamás pensó que llegaría a hacerlo.
—Creo que le gusta esto. Nadie lo ha obligado a venir pero desde que empezó como voluntario hasta ahora parece tomárselo con una energía que yo no logro encontrar por ningún lado. ¿No es realmente admirable? Nunca parece cansarse de cargar con todos esos cubos de tierra.
Hoseok se acuclilló a un lado de Jimin. Generalmente eran otros quienes se encargaban de las guardias que comprobaban el que los lobos condenados a servicios comunitarios por delitos menores cumplieran con aquello que se esperaba de ellos pero de vez en cuando él dejaba que su hocico se asomase por la zona para comprobar el estado general de la zona de cultivo que se pretendía restaurar, quizás con la absurda esperanza de ver algún tipo progreso.
Esa tarde había decidido ocupar su tiempo con una visita a Casiopea mientras el consejo territorial decidía cuál era la mejor forma de permitir que Yoongi fuera translado con sus cachorros desde el hostal hacia otra casa sin que a muchos les pareciese que estaban perdonando a un prisionero. La justicia debía ser igual para todos y se arriesgaban a que el pueblo pensase que las decisiones del consejo se apartaban de la equidad. Su papel era importante y requería tomar decisiones con un tiempo de debate previo.
—No puedo decir que me preocupe—Hoseok sonrió—. En realidad necesitamos más personas como él en esta zona en concreto. Gente centrada en ayudar al resto, si más fuesen así…
—Todo sería mucho más sencillo. Las personas amables consiguen poner este mundo en funcionamiento y después de una guerra esta montaña sin duda necesita amabilidad. Ha pasado un año pero como puedes ver… La tierra aún no está recuperada de todo el fuego y sangre vertidos.
Hoseok se puso de pie y siguió a Jimin hacia la camioneta de trabajo cuando este se levantó para obtener algunas semillas.
—¿Has sabido algo acerca de Taehyung y Jungkook?
El omega negó.
—La última vez que alguien los vió estaban cerca de las tribus de nuevo. De vez en cuando se acercan a Crystallo pero han pasado al menos dos meses desde la última vez que yo los ví y pude pasar un poco de tiempo con ellos—Jimin detuvo las manos sobre las bolsas de semillas y suspiró—. Creo que he perdido a mí me mejor amigo para siempre, no te haces una idea de lo mucho que lo hecho de menos a diario. Nada aquí es igual sin Tae. Se supone que este año, después de nuestra ceremonia de mayoría de edad, los dos pasaríamos un tiempo entre los poblados humanos para aprender acerca de su mundo. Decidimos eso hace mucho pero ni él, ni yo hemos llegado a cumplir con ello.
—Bueno, sé que no es un consuelo en lo absoluto pero al menos has ganado a otro mejor amigo. Si alguna vez necesitas algo no dudes en decírmelo, ¿de acuerdo?
Jimin sonrió y le dedicó una rápida sonrisa a Hoseok tras revisar las semillas de trigo que llenaban el saco entre sus manos.
—Deberíamos salir más a menudo. Espero que este año empieces a pensar un poco más en tí mismo. La guardia se lleva todo tu tiempo.
—Todavía podemos tomarnos una cerveza juntos después de mi horario de trabajo una o dos veces por semana. Y Taemin está tratando de restaurar la vieja taberna del poblado de guardianes.
—Me refería a tiempo real, Hoseok. No a un par de horas apuradas porque estás tan agotado que solo quieres llegar a casa y dormir.
El alfa se tomó un momento para pensar en las palabras del omega y tras unos segundos se limitó a suspirar y asentir.
—Supongo que podría intentarlo—Hoseok suspiró—. De todos modos, tengo un favor que pedirte. Quizás puedas terminar tus servicios comunitarios haciendo algo más interesante que intentar cultivar en tierras que no han sido fértiles durante meses.
Los ojos del omega se llenaron de interés.
—Te escucho.
—Verás, mi madre me ha hecho entender que Yoongi lleva demasiado tiempo encerrado en un mismo sitio y tal vez si no hubiera cachorros de por medio podríamos considerar que su celda es bastante lujosa para un prisionero…—el guardián se tomó un instante para pensar en sus siguientes palabras—. Sin embargo, él llegó a nuestras tierras buscando venganza por una masacre hacia su gente que todavía no hemos resuelto y a pesar de que le prometí encontrar un culpable ambos sabemos que los guardianes hemos estado retrasando esa investigación una y otra y otra vez. No soy capaz de considerarlo como mi prisionero a pesar de que sé que mi deber dicta que lo haga. Para mí es alguien a quién debo proteger hasta que el culpable de lo sucedido en las tribus aparezca.
—Ve al grano—el omega se limpió las manos repletas de tierra con un paño húmedo—. ¿Qué quieres que haga?
—Voy a llevarlo conmigo a casa pero como tú mismo has dicho, mi tiempo está contado. Ahora mismo hay mucho que hacer en la guardia y no pretendo que esa casa se convierta en una nueva prisión para él y los cachorros. Me gustaría que lo visites un par de horas al día y qué tal vez lo ayudes a salir si puedes, lleva sin sacar a su lobo demasiado tiempo para una persona que acostumbraba a ser más animal que humano.
—¿Quieres que lo lleve a los bosques e intente que se convierta? ¿A eso te refieres?
Hoseok asintió.
—¿A pesar de lo que podría suponer que se escape?
El guardián volvió a asentir.
—Como guardián no me perdonarían un error así, pero tú…
—Pero yo soy un delincuente bajo vigilancia, un traidor y cómplice de un padre que casi genera una guerra sangrienta entre bandos de diferentes ideologías. Yo puedo arriesgarme a ser juzgado nuevamente y tú no.
—No es eso, Jimin.
—Lo es y lo comprendo. También estoy dispuesto a hacerlo. Puede que para muchos ese chico sea culpable de haber dañado a miembros de nuestra guardia pero para mí es tan víctima como cualquiera de nosotros. Masacraron a su gente, ni yo mismo sé cómo podría reaccionar ante un genocidio así. Su manada era una de las más pacíficas en esta montaña, las tribus jamás tenían contacto con nosotros sin motivos, así que no puedo llegar a imaginar el dolor que llegó a sentir para tener que transformarse de esa forma. Si puedo ayudarle, lo haré. Sin importar las consecuencias.
Hoseok no pudo evitar sentir un gran orgullo al percibir la convicción del omega. Jimin era mucho más fuerte de lo que la mayoría pensaría. Llevaba mucho tiempo demostrándolo.
—No escapará sin sus cachorros—mencionó Hoseok—. Pero es importante que su lobo vuelva a recuperar fuerza y que sus instintos naturales no se pierdan. Él necesita esa estabilidad, aunque no lo haya pedido me atrevo a predecir que regresar a los bosques le aportará paz a su alma. Y sobre todo felicidad. Quizás con eso finalmente se anime a avanzar y a hablar de lo que sucedió esa noche en la cima de la montaña.
Sacar a Min Yoongi de su habitación en el hostal de los Jung fue complicado a pesar de todas las palabras que Hoseok trató de utilizar y sin importar lo mucho que poco a poco la comunicación verbal había avanzado con el chico desde la primera vez que los dos se vieron.
—Yoongi—el guardián suspiró—. Creeme. Mi casa no parece la mejor de las ofertas pero te aseguro que podrás tener mucha más libertad que aquí y los cachorros…
Tan pronto como mencionó esa palabra, el lobo de las tribus hizo soplar viento con la suficiente fuerza para que Hoseok cayera de culo sobre el suelo.
—Tienes que pensarlo un par de veces. Sé que aquí hay personas en las que has llegado a confiar pero durante todo este año he sido sincero contigo.
Los ojos del lobo se llenaron de rabia. Y Hoseok lo sabía, sabía que su malestar estaba ligado al hecho de que le había prometido encontrar un culpable que nunca encontró. Entendía el rencor de Yoongi y eso tan solo implicaba que intentaría ayudarle con más ahínco ahora.
—Llevaré allí a alguien para ayudarte. Las heridas de tus tobillos y piernas se han curado incluso si quedan secuelas. Tienes que comenzar a convertirte, perderás la noción de lo que es tu lobo si permaneces mucho más tiempo en tu forma humana.
El lobo gruñó pero algo pareció cambiar en su mirada. Un punto de consciencia, preocupación, la señal de que realmente se sentía asustado por la posibilidad de que su lobo se viera afectado por el encierro.
—Ahora… —Al chico todavía le costaba un poco pronunciar en voz alta ciertas palabras—. ¿Por qué tanta prisa ahora? ¿De repente?
Hoseok se levantó con lentitud, procurando no asustar o provocar al lobo con sus movimientos.
—Es cierto que he sido egoísta y también es cierto que no te he dedicado el tiempo necesario pero en cuanto mi madre me ha mencionado que necesitas entrar en contacto con tu lobo y salir de aquí… Ni siquiera he tenido que pensarlo demasiado para hablar con los líderes. Ellos han dado su permiso, así que incluso si mis promesas te parecen vacías creeme cuando te digo que voy a encontrar al culpable de lo que le pasó a tu familia y lo haré con tu ayuda. Pero para eso debes volver a caminar, tienes que entrenar y fortalecerte de nuevo.
—¿Tú… quieres fortalecerme?
Hoseok sonrió con sinceridad.
—Aunque suene absurdo, lo quiero. Para defenderte y demostrar que no eres un criminal sino una víctima, debes ser fuerte. Y yo me encargaré de ello. Así que confía en mí, ven a mi casa y deja que te ayude.
Un año en una celda con forma de habitación era mucho pero de alguna manera ese lobo había convertido el sitio en un lugar seguro para sus cachorros y para él mismo, Hoseok era perfectamente consciente de ese detalle. De cómo el lugar se mantenía constantemente repleto del olor que el chico deseaba mantener intacto, solo dejando que las personas en las que había comenzado a confiar atravesaran la puerta de entrada. Cambiar aquello de repente sería estresante pero también era necesario.
—Siento no haber demostrado ser de confianza durante este tiempo pero deja que me redima. ¿De acuerdo?
Hoseok no había estado presente durante el parto de Yoongi pero había protegido el hostal en aquella ocasión con el mismo ímpetu que había luchado durante la batalla de las Lunas. Las personas que buscaban castigar a ese chico eran más de las esperadas, familiares de los guardianes que fueron heridos por este y personas que llevaban sus ansias por la paz hasta el extremo después de haber estado al borde de entrar en una nueva guerra un año atrás. Aún sin haber estado presente, el olor de esos cachorros y el aroma del alfa que ahora lo miraba con duda desde ese pequeño sillón individual situado ante la ventana de la habitación, resultaban tan familiares para él como el de su propia familia.
—Bien.
Fue lo único que respondió el chico.
—¿Bien?—Hoseok sonrió, mas cuando intentó acercarse para ver a los cachorros el viento volvió a apartarlo con un soplo tan fuerte que abrió la puerta y lo hizo tropezar más allá del pasillo. En un abrir y cerrar de ojos estaba fuera de la habitación.
La mirada de Hoseok buscó la de Yoongi y de alguna manera no pudo evitar dejar que una carcajada brotase de sus labios desde la distancia que ahora los separaba.
—Tú…—alzó una mano, señalando directamente hacia el chico.
—Bien, llévame contigo. Pero todavía no eres alguien de mi entera confianza. Tus palabras nunca se cumplen.
El guardián asintió. No podía culpar a Yoongi por no confiar en él, ahora necesitaba demostrar que lo que decía era cierto y cumplir las promesas que tantas veces había repetido sin éxito.
—Entonces deja que arregle un par de cosas, en una hora o dos vendré a por tí. Tengo que acabar de preparar una habitación y conseguir que muevan la cuna desde aquí hasta mi casa.
Pero no obtuvo respuesta alguna más allá de un asentamiento y la puerta cerrándose fuertemente con el viento nuevamente soplado por el poder del lobo de las tribus.
—¡Una cosa más!—Hoseok alzó la voz mientras una sonrisa recorría su boca—. ¡La primera norma es que está prohibido golpear así las puertas en mi casa!
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Holiii!!
Nuevo miércoles y nuevo capítulo que espero de verás que os guste preciosuras. Aviso a navegantes de que el inicio de este fic va a tener una leve tonalidad de "enemies to lovers". Para los amantes del género, ojalá disfrutéis los caps con tira y afloja entre Yoongi y Hoseok.
Un beso,
os amo
Mel
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