-Levihan- OneShots en Edición

By YepYepYeap

98.7K 8.9K 3.4K

Historias aleatorias que involucran varios aspectos que Hajime Isayama no nos ha mostrado de nuestra amada pa... More

A Perfect Date
A flower
Stressful
Weird situations
Let him know
Doubting my sanity
New friendships
Shyness?
Rainy days
Forever
Knowing us
The time we own
It's hard to say goodbye.
How to handle drama...
Helping a friend.
A matter of trust.
Things that happen... Part 1
Things that happen... Part 2
By myself.
Dealing with stress
In sickness and health
In sickness and health 2nd part
In sickness and health 3rd Part
We got the stars
We got the stars 2nd part
Hope
Hope 2nd part
The distance
The distance 2nd part.
From zero
From zero 2nd part
Surprises, surprises..
Surprises, surprises 2nd part..
Surprises, surprises 3rd part.
Little details
Little details 2nd part
New
New 2nd part
The last day
About sadness and misfortune
More than a dinner
In another life
Unexpected Situations
When we meet again
Especial Octubre #1
Especial Octubre #2
Especial Octubre #3
Especial Octubre #4
Especial Octubre #5
Mini ~ shots #1
Mini ~ shots #2
Mini ~ shots #3
Secrets are lies?
Secrets are lies? 2nd part
Songfic #1
Secrets are lies? 3rd part
Songfic #2
Secrets are Lies?, Final
Songfic #3
No need for...
Overwhelmed
Rumor Mill
Communication is the key
All those silences
Void
In the eyes of the beholder
Looking after...

Not yet

435 51 7
By YepYepYeap

Aún no...

Entonces me dije a mi misma, ¿y si escribimos un AU?, ¿tiene que ser triste, corto, deprimente o puede ser largo, no tan triste y conciso?

Mi cerebro: ¡Sorprendeme!

Advertencias: esto es un AU de SNK... cualquier cosa que hayan leído en el manga sirve como referencia de lo que leerán en esta historia en general, así que...

¡Nos leemos al final!

Él rubio frente a mi se sentó con calma mientras yo le miraba de mala gana.

—Discúlpame por llegar tarde pero había muchísimo tráfico.

Suspiré.

—Está bien, no hay nada que se pueda hacer de cualquier forma —le respondí indiferente.

Aquello le hizo soltar una risa.

Él se cruzó de brazos mientras me miraba.

—En mi defensa puedo decir que la urgencia de tu llamado me hizo salir lo antes posible, así que cuéntame —finalizó aquello abriendo una libreta de tamaño considerable mientras garabateaba no se que cosas.

—Quiero contarte una historia.

Me miró con agudeza.

—¿Esto tiene que ver con...?

Asentí, no hacía falta que le diera los detalles si estaba a punto de escucharlos.

Me sonrió y después dándome un asentimiento de cabeza me indicó que podía comenzar.

Tomé aire.


¿Dónde?

Escuchaba el ajetreo de varias personas hablándose a gritos, una tras otra, eran sonidos que no terminaba de comprender.

Eran tantas cosas a la vez.

Nada de lo que decían tenía sentido, era como si me estuviesen hablando en un idioma diferente, pero sabía que no era así, solo que había sucedido algo, y ese algo me impedía entender.

No podía abrir los ojos, no podía pensar con claridad, no sentía la fuerza para poder moverme.

—No te preocupes Levi, todo estará bien.

Ahí estaba, la voz que había estado buscando.

Entre todo aquel mar de gente gritando, y aún más sonidos desesperantes, por fin escuchaba su voz.

Era ella.

Era Hange.

Aquello me tranquilizó, e intentando enfocarme únicamente en su voz fue que finalmente comprendí que debía hacer.

Si ella decía que todo estaba bien, le creería.

Siempre lo hacía.

♦️ ♦️ ♦️

Un sueño profundo, un sueño profundo pero lleno de sonidos distantes y conversaciones inconexas.

Así se había sentido.

Fue difícil...el despertar.

Pero la voz de ella fue aquello que me ayudó a poder concentrarme en intentar alcanzarla, no sabía si me refería a la lucidez o a ella como persona.

Pero se trataba de algo por el estilo.

El comenzar a abrir los ojos poco a poco se sintió como si en lugar de párpados tuviese una sábana sobre mi rostro, una sábana mojada, gruesa y asfixiante.

Necesitaba removerla pero no podía concentrarme lo suficiente.

Quería gritar, correr, que esto se detuviera de una vez.

Que me permitiera hacer algo, lo que fuera.

Hasta que su voz volvió a hacerse un espacio de claridad entre toda aquella desesperación.

—sitabamos volver a la oficina pero nadie sabía dónde estaban los documentos, así que fui personalmente a buscarlos y resulta que todo el tiempo estuvieron sobre la mesa del cuarto de descanso.

La escuché mencionar sin detenerse a tomar aire.

Quise sonreír por aquella historia rara que estaba contando.

¿Qué?, intente preguntar pero nada salió de mi garganta.

Únicamente algo parecido a un quejido, uno muy bajo.

Demasiado bajo, podría ser que ella ni siquiera se diera cuenta.

Pero lo intente de nuevo, aquel sonido volvió a dejarse escuchar una vez más, con un poco más de fuerza.

Aún así seguía siendo nada en comparación con el sonido de su voz.

Y entonces se hizo silencio y escuché su voz aún más cerca de mi.

—¿Estas despierto?

Ah, era un alivio, ella me había escuchado.

Moví mis párpados con ligereza esperando que aquello fuera suficiente, intentando que lo notara con todas mis fuerzas.

—¡Ah, estuve muy preocupada! —mencionó con la voz entrecortada.

Una máquina a mi costado comenzó a hacer sonidos raros y un momento después escuché tanto a personas extrañas como a Hange hablando a la vez.

Todo a la vez, era demasiado, me sentía perdido de nuevo.

Y después alguien levantó uno de mis párpados, pasando una luz frente a mi ojo, aquella acción tan repentina me obligo a intentar huir de aquel haz de luz.

La persona que hizo aquello desapareció de mi limitado campo de visión, dejando que mi ojo derecho pudiera observar un techo color crema o eso creí que era aquello encima mío.

Enseguida la misma persona apareció a mi costado opuesto, realizando la misma acción, era un hombre, tenía el cabello castaño, llevaba una bata blanca y debajo una camisa azul.

El color azul de la prenda me hizo consciente de que empezaba a entender de a poco lo que sucedía.

De un momento a otro aquel hombre comenzó a hablar pero había demasiado ruido en el lugar por lo que no pude hacer más que continuar posando mi mirada entre su rostro, el color de su ropa y aquel techo.

Después una chica se acercó a colocarme un líquido en los ojos, ella al igual que la persona anterior comenzó a hablar pero seguía sin terminar de comprender.

No había forma de hacerles saber que no estaba entendiendo que trataban de decirme, así que simplemente continué observando todo cuanto pude.

Y después el ruido desapareció, todo el ruido, la excepción era un leve pitido a mi izquierda el cual repiqueteaba suavemente.

Bip, Bip.

—Hola de nuevo, Levi —me sonrió Hange.

Algunos mechones de cabello castaño danzaron sobre mi rostro, mientras mi campo de visión se llenaba completamente por su imagen.

Sentí un suspiro abandonar mi cuerpo, era un alivio poder verla de nuevo.

—Me da mucho gusto que estes de regreso —dijo.

Quise responderle, pero no pude... por lo que intentando concentrarme cerré los ojos y los volví a abrir, no sin antes tener un par de intentos fallidos de por medio.

La observé suspirar, una expresión de alivio se había instalado en sus facciones, intuí que aquel alivio en su expresión era un reflejo idéntico del mío.

—Descansa, no hace falta que permanezcas despierto.

Y esa fue mi señal para volver a cerrar los ojos.

Sabía que no me abandonaría.

Así que como anteriormente había hecho, obedecí.

♦️ ♦️ ♦️

Lo que pareciera un largo momento, me indicó el doctor, había sido poco más de un mes.

Mientras aquel descanso había tenido lugar podía escuchar a Hange contándome historias, y a los doctores entrar y salir de la habitación.

Día y noche.

Así es, me encontraba en un hospital, aparentemente había tenido un accidente, y según lo que escuché desde que recupere nuevamente la conciencia, de aquello no había logrado salir bien librado.

Suspiré.

Ahora podía abrir y cerrar los ojos sin problema, no podía hablar, pero podía mover ligeramente la cabeza.

Aquello era un avance.

Hange se mostraba comprensiva, indicándome que no hiciera esfuerzo y que me dedicara a reponerme, ella podía contarme muchas historias y cosas para que no me sintiera solo.

Lo importante como ella me hacía saber varias veces al día, era que me tomara mi tiempo.

Asentí levemente ante aquel comentario suyo, y nuevamente caí dormido.

♦️ ♦️ ♦️

No llevaba la cuenta de cuántas veces había pasado de mi normalmente estado de inconsciencia a estar completamente lúcido, ya que no era muy a menudo.

Cuando mis sentido dejaron de sentirse adormilados fue la última vez que tarde más tiempo en despertar.

Mis ojos se abrieron como cualquier mañana sabiendo que debía levantarme temprano para ir a trabajar, excepto que no tenía que ir a ningún lado, y aunque tuviera... no hubiese sido posible pasar de la cama a la puerta, o por lo menos no sin previamente tener que arrastrarme.

Intenté incorporarme y lo logré, sin estar seguro de que estaba pasando, pero enseguida Hange ya se encontraba mi lado.

—En un momento vendrán los doctores, no te muevas.

Dijo indicándome que me recostara de nuevo.

Hice lo que me dijo y la observé dedicarme una mirada de preocupación, mi alrededor comenzó a girar de forma aleatoria, aquello de incorporarme había sido mala idea.

Los pitidos agudos de la máquina comenzaron a hacerse más y más intensos, los médicos entraron un momento más tarde.

—Estas bien, no te preocupes, déjalos hacer su trabajo.

Mi voz aún se negaba a abandonar mis labios, así que simplemente la observé y espere pacientemente a que hicieran lo suyo toda esa gente.

Muchas preguntas después, las cuales por obvias razones no pude responder, ya que no entendía de que hablaban... mencionaron que volverían en otro momento.

Simplemente asentí mientras una enfermera se dedicaba a revisar mis signos vitales y colocaba nuevos medicamentos a través de la intravenosa que reposaba en mi mano izquierda.

Suspiré y nuevamente la voz de Hange volvió a tranquilizarme, ella había comenzado a relatar no tenía idea de que historia, intenté escucharle pero mi cuerpo decidió que mas días de sueño eran necesarios.

Relatos varios de oficina, de tiendas, de cosas, era demasiada información, hasta que un día en particular ella habló acerca del porqué me encontraba aquí.

—Creo que es momento de que lo sepas, ¿podrías abrir los ojos?, necesito asegurarme de que esto lo entenderás.

Abrí los ojos como ella me lo pidió, y la observé acercarse a la cama, tomó asiento sin hacer ruido y enseguida comenzó.

—¿Podrías decir mi nombre? —preguntó.

Asentí.

—Hange —hice una pausa y después agregué—. Hange Zöe.

Mi voz era muy diferente a lo que alguna vez había sido, pero por lo menos ya podía comunicarme, aunque muy lentamente, después de todo era la primera en meses que lo hacía.

Ella sonrió y comenzó a asentir con entusiasmo.

—Muy bien, te contaré lo que sucedió.

No hablé de nuevo, aquello me suponía un gran esfuerzo por lo que esperé a que ella simplemente continuara.

—Tuviste un accidente en tu auto, una de las ruedas, se salió de su eje después de que un coche en sentido contrario te golpeara de frente.

Moví los ojos a través de la habitación intentando recordar, sin mucho éxito.

—Después de aquello tu auto se volcó, es prácticamente un milagro que sigas con vida... sobretodo después de lo que tuviste que pasar.

Suspiró y continuó hablando.

—Los doctores han hecho de todo por ti para que pudieras recuperarte, y mírate, ¡lo lograste!

Me sonrió.

—Estuve muy preocupada, pero siempre supe que si alguien podía sobrevivir a algo como esto, ese serías tú.

Intente sonreírle por aquella confianza desmedida que tuvo en mi aún cuando mi cuerpo era aquel que había llevado acabo tal hazaña.

—Bien, ahora que ya sabes lo que pasó, necesito que te recuperes —dijo con entusiasmo y fingida urgencia y luego su tono se suavizó—. No es que tenga prisa pero tú sabes que viajo con frecuencia y estos últimos meses he pasado más tiempo contigo que trabajando, lo cierto es que me han tenido mucha paciencia.

Hizo una pausa.

—No es para menos considerando tu estado de salud, como sea, el punto es que seguiré aquí contigo, pero en algún momento deberé irme y no me gustaría quedarme con la preocupación de que tú salud empeore mientras no estoy aquí.

Asentí.

—Haré lo que pueda por salir lo antes posible.

Aquello pareció darle la respuesta que estaba esperando.

Después de aquella plática había intentado practicar más el habla, poner atención a mi alrededor, intentar ponerme de pie.

Hange se notaba mucho más relajada, su semblante antes mortificado había abandonado sus facciones, la verdad es que aquello me hacía sentir mejor, el simple hecho de que ella se dejara de preocupar por mi.

Los doctores a veces entraban con precaución, como esperando que les gritara por alguna razón, o algo parecido, aquello no hacía más que hacernos reír tanto a Hange como a mi.

Las enfermeras eran quienes se mostraban más calmadas, ya que eran ellas quienes más veces al día me visitaban, siempre con "un disculpe la interrupción".

Me acompañaban a salir a caminar, aunque fueran unos simples pasos, los cuales fueron evolucionando a caminatas cortas y después simplemente a caminatas.

A veces ellas me contaban algo interesante del hospital, o en algunas ocasiones era Hange quien rellenaba el silencio, como de costumbre yo no solía hablar mucho.

Después de 8 meses, largos y tediosos meses comenzaron las pláticas con los doctores para poder darme el alta.

Ellos me dijeron que no podía volver de lleno al trabajo, debía ser algo gradual, debía de tener cuidado, debía frecuentar un psicólogo para poder tratar aquel trauma que había vivido.

Lo sabía, todo aquello del accidente venía con un precio, ellos no parecían fiarse por completo de mi salud mental.

Era obvio.

Pero igual me molestaba un poco, Hange me decía que aquello era para asegurarnos estar un paso más cerca de la recuperación.

Confié en lo que ella me decía, después de todo no solía equivocarse.

El último día en el hospital, después de 10 meses y medio, de pláticas un sin fin de personal médico,y demás especialistas de todo tipo dentro de aquel lugar, por fin me dejaron salir.

Isabel se presentó aquel día y firmó todo lo necesario, me llamó animadamente para darme la noticia de que todo estaba listo, e incluso me invitó a comer pero no me encontraba de ánimos después de tanto tiempo lejos de mi casa.

Hange un día antes me había hecho saber que no podría acompañarme ese día pero me aseguro que estaría en casa esperándome.

Es por ello que escuché a Isabel hablar de todo y nada en aquel trayecto en auto hasta mi domicilio, en varias ocasiones la descubrí mirándome con tristeza.

No entendía porque pero sabía que si le preguntaba no me diría nada, era raro pero suponía que debía de tratarse por mis heridas o algo parecido.

Los doctores, las enfermeras, Isabel, Hange... todos sabían que algo había pasado.

A veces me preguntaba que es lo que había sucedido, o si algo en mi simplemente desapareció aquel día del accidente y por eso a veces descubría esas miradas que todo mundo me enviaba.

Finalmente llegamos a mi hogar.

Isabel me ayudo a salir del auto aunque en realidad aquello no había sido tan necesario.

—¿Estas bien, necesitas que te ayude?

Negué con la cabeza y luego mencioné.

—¿Podrías esperar un momento aquí afuera?

Aquello pareció sorprenderla pero asintió con cuidado.

—Te daré cinco minutos, después entraré.

Asentí, ella tomó mi mano y después de un apretón me dejó ir.

Al entrar al lugar una ligera capa de polvo se dejaba ver por todos los muebles, seguramente alguien había hecho el intento de limpiar aunque sin mucho éxito.

Camine por el pasillo y finalmente me encontré con Hange en la entrada de la sala.

—¡Que gusto verte de nuevo en casa, bienvenido!

Le sonreí, pero ella se notaba algo mortificada.

—¿Qué pasa? —pregunté.

Se aclaró la garganta antes de volver a hablar.

—¿Recuerdas aquel viaje que te mencioné en el hospital?

Asentí con lentitud, ¿tan rápido debía irse?

Después tomó aire con cautela, aquello que diría no sabía si sería difícil para ella o para mi.

—¿Recuerdas que te dije que si alguien podía salir de una situación como la de aquel accidente, ese alguien sin duda eras tú?

La observé contrariado, y me pregunté a donde quería llegar con aquello.

Asentí de nuevo.

La observé suspirar, se notó de inmediato un cambio en su expresión.

Había resignación en su rostro, aquello era un gesto que después de años de conocernos y de finalmente casarnos había podido llegar a comprender.

—Eso también incluye esto —dijo finalmente moviéndose a un costado y dejándome ver el espacio abierto de la casa, es decir la sala y el comedor.

Me giré para observarla, para preguntarle a qué se refería pero ella simplemente me indicó con un gesto de cabeza que mirara en dirección al comedor.

Sobre la mesa un jarrón de tamaño mediano, junto con un pequeño marco fue lo único que encontré.

Me acerqué con cuidado y entendí.

Por un momento no pude respirar.

Creo que algo dentro mío lo sabía, pero yo no había querido escucharlo.

Esto solamente reafirmaba lo que todo el tiempo mi cuerpo y mi mente habían estado trabajando minuciosamente para hacerme entender.

Después mi vista se nubló por completo.

—Estoy segura de que estarás bien, confío en ti, se que lo lograrás —aún había una sonrisa en su rostro.

No sabía cuánto tiempo más podía estar así por lo que le dije.

—¿Era esto para lo que me estabas preparando? —me giré un poco para observarla.

Me sonrió con mucho más cariño que antes.

—Hay mucha gente dispuesta a ayudar, espero puedas confiar en que ellos están ahí para ti, para que puedas hacer que tu carga no sea tan pesada. Se que no será fácil y tampoco pretendo que salgas de esto de inmediato pero como te dije antes, se que lo lograrás.

Se posicionó detrás de mi, esperando que dijera algo.

—No me despediré, ya que se que nos volveremos a ver, así que esto es un hasta pronto, Levi.

Estaba seguro de que si algo salía de mi boca terminaría por desplomarme, así que juntando toda la cordura que me quedaba momentáneamente dije.

—Hasta pronto, Hange... te quiero.

—Yo también te quiero —fue lo ultimo que la escuché mencionar y pude haber jurado el sentir su respiración en mi oído, así como el contacto de sus manos sobre mis hombros.

Y luego, nada.

Tomé aquel cuadro que se había deslizado de donde se encontraba al momento de recargar mi peso sobre la mesa.

La imagen de una Hange sonriente me devolvía la mirada, no pude más que dejarme caer a un costado del comedor, mis rodillas no pudieron con tantas emociones.

Llorando amargamente, mientras sostenía aquella imagen contra mi pecho, y miraba con incredulidad la urna donde descansaban los restos de Hange fue que Isabel me encontró una vez entró al domicilio.

—Es todo.

Él rubio me miró entre sorprendido y contrariado.

—¿Durante toda tu recuperación ella...?

Asentí con tranquilidad.

—Me hizo compañía, y me alentó a poco a poco intentar todo lo que el accidente me había arrebatado el poder hacer.

Erwin me miró con intensidad.

—¿Has vuelto a verla desde aquel día en tu casa?

Negué.

—Puede decirse que nos despedimos, aunque aquello, como te dije antes era más bien un hasta luego.

Anotó algo en su cuadernillo y comenzó a hablar de nuevo.

—¿Alguna vez mencionó algo acerca del accidente, es decir aparte de lo que te dijo cuando te explicó?

Me quede en silencio un momento intentando recordar.

—No, Isabel fue quien me habló de esas partes en las que no sabía con certeza que, o como había ocurrido.

Él asintió.

—Sí, en tus primeras sesiones me comentaste que ella te explico lo mismo que Hange, pero también mencionó que en aquel accidente iban ambos en el vehículo, y solo tú sobreviviste.

—Así es.

El rubio se pasó una mano por el rostro.

—Entonces como tú lo cuentas, ella siempre supo que había fallecido, pero no te lo dijo para que no sufrieras en ese momento —hizo una pausa—. En ningún momento de tu recuperación.

Asentí, era complicado, lo sabía pero también quería que alguien además de mi mismo lo supiera, ahora me sentía en paz.

Nos observamos un momento y luego volvió a preguntar.

—¿Le has contado esto a alguien más?

Negué.

Una mirada de escepticismo recorrió su semblante antes de finalmente observarme.

Le sonreí antes de hablar.

—El creer o no en esto que acabo de contarle, depende de usted, yo también lo he pensado con detenimiento... pudo haber sido mi mente intentando encontrar la forma de mantenerme con vida, pudo haber sido una serie de alucinaciones audiovisuales a causa del accidente o bien pudo haber sido ella.

Me encogí de hombros.

—La verdad es que nunca lo sabremos, pero personalmente me gusta pensar que fue ella quien estuvo conmigo en todo aquel proceso.

Suspiré y ya habiéndome desahogado fue que finalmente le dije.

—Gracias por escuchar.

Asintió.

Me levante con cuidado y antes de abandonar el consultorio me giré para decirle.

—Nos vemos la siguiente semana.

Me miró como si le hubiera hablado en una lengua extraña y después de un instante pareció recordar que debía decir, ya que me devolvió aquel comentario de despedida.

—Nos vemos, cuídate.

Como cuando no te parece suficiente que el autor mate a Hange, vas tú y lo haces una vez más, el fic.

Pues les dije que era triste, lo fue.

Ya llore, ahora les toca a ustedes.

No se que tan bien me quedo, no suelo escribir cosas tristes, o no tanto por lo menos, cuéntenme que les pareció.

¡Todos aman los votos y los comentarios!

Nos leemos pronto.

Bye, bye.

Continue Reading

You'll Also Like

230K 22.1K 37
Jungkook, un empresario con ahora 30 años, ha heredado la agencia de su padre. En el pasado amó como nunca amo a un pequeño pelirrubio, y cayó en una...
31.7K 2.3K 22
TU SOLO MUEVETE QUE NADIE SE VA A DAR CUENTA DE QUE LA TIENES ADENTRO,SOLO ACTUA NORMAL,QUIERO QUE NOMAS ME MIRES A MI
571K 44K 82
Las tragedias pueden marcarte para toda la vida. Las marcas pueden cambiarte la vida. La vida puede ser una verdadera tragedia. Fiorella Leblanc es u...
134K 10.1K 64
🍎⚠Advertencia⚠🎸 🎸En este libro hay LuciAdam [Lucifer x Adam] Sino te gusta este ship por favor no comentar Hate o Cringe, de lo contrario el comen...