EUPHORIA [kiribaku]

By HappinessPills_

23.1K 1.5K 2.3K

Ciertos chicos van a pedir su mercancΓ­a a la fiesta organizada por la clase 3-A. Ellos esperan pasar una noc... More

CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5

CAPITULO 6

1.1K 85 52
By HappinessPills_

Advertencia por exceso de idiotez.

* * *

—¿Qué sucede? —preguntó el pelirrojo al ver que su compañero se acercaba de nuevo al montículo de basura.

—Me pareció ver algo... —murmuró mientras se ponía en cuclillas y con su mano removía un poco de basura. Kirishima lo miró con curiosidad, preguntándose porqué Sero, siendo una persona que se asqueaba con facilidad, se encontraba metiendo los brazos en una pila de desechos. Se sobresaltó cuando el pelinegro soltó un grito—. ¡Ajá!

Kirishima se acercó a ver lo que su amigo sostenía entre sus manos. Sus ojos se abrieron al ver el brillante brazalete dorado con la letra K impresa en el. Era el brazalete que usaron para pedir la droga, y solo había dos personas que tenían la misma inicial de apellido.

—¡Es el de Kaminari! —Kirishima cayó dramáticamente de rodillas y arrebató la delgada joya de las manos de Sero—. Seguramente se le cayó al salir.

Sero lo miró con seriedad, colocando una mano sobre su barbilla de forma pensativa.

—O tal vez... La dejó apropósito.

Kirishima negó con preocupación.

—¿Qué? ¿Por qué lo haría? —Sus pequeñas cejas se juntaron mientras su cerebro intentaba razonar una respuesta. Sero parecía cada vez más desesperado, como si hubiera conectado todos los hilos.

—No lo entiendes, Kirishima. —La mirada de Sero le envío escalofríos—. Ese brazalete tiene un mecanismo complejo para ser abierto. Bakugou y yo nos aseguramos de que ninguno de ustedes lo supiera. —Palmeó el hombro de Kirishima cuando vio como el pelirrojo le lanzaba una mirada indignada—. No me mires así, lo hicimos para que no los perdieran. La droga de Mirio está cara y no queríamos eh... problemas innecesarios.

Kirishima hizo un puchero, sin entender muy bien porque su novio y su amigo habían querido ocultar un dato tan importante como ese. Sabía que Bakugou a veces dudaba de su capacidad intelectual y la de sus amigos, y bueno, Kirishima no es la persona más brillante, lo sabe, pero al menos es bueno siguiendo órdenes ¿verdad?

Volviendo al tema principal, Kirishima seguía sin entender el punto de vista de su amigo pelinegro.

—¿Y eso que tiene que ver con la desaparición de Kami? —preguntó mientras sus ojos seguían con concentración a una mosca que volaba sobre una de las bolsas negras. Observó como el animal se posaba sobre una de ellas y se frotaba las patas como si tuviera un plan malévolo en mente.

Sero suspiró cansado al verlo y pidió a Dios que le diera paciencia, porque si le daba fuerzas seguro que mataba al pelirrojo.

—Mira, Kirishima. Lo que trato de decir es que... ¡Ya deja de mirar esa puta mosca! —gritó dando manotazos para ahuyentar a la molesta criatura.

El pelirrojo puso de nuevo sus ojos sobre Sero y sonrió.

—Oh, lo siento. Continua por favor.

—No lo repetiré así que escucha. Estoy seguro de que Kaminari le pidió a uno de esos tres que se lo quitaran porque de alguna manera que no entiendo, él sabía que adentro había un chip GPS y no quería que lo rastreáramos de alguna forma. Lo que me lleva a la conclusión de que no se perdió sino que huyó ¿A dónde? No lo sé, pudo haber ido a cualquier lado.

Kirishima había perdido el hilo a la mitad de la explicación.

—Espera, espera, espera. ¡¿GPS, rastrear?! ¿Por qué pusieron un-?

—Si, todas las preguntas que tengas se las haces a Bakugou ¿de acuerdo? Ya me está dando migraña. —Sero se tocó la frente y cerró los ojos fastidiado. Kirishima solo asintió y se levantó cuando vio que Sero lo hizo. Los dos caminaron de vuelta en silencio.

Al entrar, se toparon de lleno con su amiga rosada y Shoji agarrando a un furioso Bakugou con los nudillos magullados y la boca lanzando una sarta inmensa de insultos. Kirishima frunció los labios preocupado y se acercó rápidamente con Sero a sus espaldas. Ahí fue cuando se percató de su compañero peliverde encorvado en el suelo tocando con una mueca de dolor su mejilla hinchada.

—Bakugou... ¿Qué pasó? —preguntó con cautela mientras apartaba con suavidad los brazos de Shoji alrededor de su novio. Los reemplazó con los suyos, observando como la ira iba disminuyendo gradualmente del cuerpo del rubio.

Vio los labios de Bakugou abrirse para explicarle, pero antes de que dijera una palabra, Mina interrumpió con una risa nerviosa mientras palmeaba la espalda de Kirishima y le lanzaba una mirada extraña a Bakugou.

—Solo una tontería, ¿cierto Blasty? —dijo acentuando la 'y', Bakugou la miró con una ceja alzada antes de suspirar y apartarla del medio para sonreírle a Kirishima.

Detrás de ellos, Midoriya comenzaba a levantarse, aliviado porque no lo hubieran acusado con la roca humana.

—Cierto, solo una estupidez. —Sus ojos rojos miraron con desprecio al peliverde, si tan solo las miradas mataran, el chico ya hubiera desaparecido de este mundo hace mucho—. ¿Y ustedes, encontraron algo?

Antes de que Kirishima pudiera decir algo, Sero se acercó y empezó a explicar con pánico en su voz.

—¡Kaminari no se perdió! Él se fue por cuenta propia. Encontramos esto. —Alzó el brazalete y lo puso frente al rubio, quien se lo arrebató con una expresión de preocupación rara en él—. Sospecho que uno de los chicos también tenía uno y por eso logró quitárselo.

—¿Uno de los chicos, estaba con alguien más? —preguntó Mina, sus pequeños cuernos se movieron levemente en alerta.

—Si, la cajera del supermercado nos dijo que había visto a Kami con tres chicos más. Uno era tan pequeño como un duende y el otro se parecía a este tipo —explicó señalando a Kirishima a su costado.

Bakugou bufó con molestia.

—Claramente se trata del imbécil de Mineta y del idiota cabeza de metal.

—¡Eso es lo que dije! —Kirishima sonrió, orgulloso por su anterior deducción. Sus amigos y novio sólo lo miraron con una sonrisa divertida.

—Bien Kiri, lo hiciste bien. —La mano suave de Bakugou acarició sus cabellos con ternura, la sonrisa del pelirrojo aumento mientras movía su cabeza para más contacto—. Pero me dijiste que eran tres idiotas, ¿no? ¿Quién era el otro?

—No lo sabemos, ella solo nos dio poca información.

—Demonios... —Bakugou frunció el ceño y la mano que sostenía el brazalete se apretó. Una risa oscura salió de sus labios, provocando que todos a su alrededor lo miraran con extrañeza.

—¿Todo bien amigo? —Sero arqueó una ceja con duda.

—Nada está jodidamente bien, cara de cinta —respondió, aun manteniendo esa inquietante sonrisa en su rostro—. Tan solo no puedo creer que por una vez en su vida ustedes dos hayan sido productivos en algo. Solo estoy un poco sorprendido, supongo.

Sero hizo una mueca ofendida mientras el pelirrojo trataba de recordar el significado de productivo.

—Eso es realmente ofensivo ¿Lo sabes? —dijo enfadado antes de codear a su amigo pelirrojo para que le prestara atención—. ¿Kirishima? Vamos, dile algo —insistió con un puchero, al menos su amigo sería capaz de enfrentarse a su novio. O eso pensó hasta que vio a Kirishima salir de su trance y chasquear los dedos poniendo la misma sonrisa que cuando conseguía algo importante.

—Ya sé ¿Productivo tiene algo que ver con producción, cierto?

Mina rio fuertemente y Sero movió la cabeza en negación. No sabía porque lo intentó, Kirishima era un caso perdido al igual que su mejor amigo eléctrico.

Estaban tan concentrados en su propio círculo que no se dieron cuenta de que algunos de sus compañeros se acercaban preocupados, entre ellos el pecoso que al escuchar toda la conversación entendió muchas cosas, entre ellas la razón por la cual Kacchan estaba vuelto loco preguntando y amenazando a todo el que se le cruzara. Midoriya decidió que tenía, no, debía ayudar a encontrar a sus compañeros fugitivos.

—U-Uhm, yo podría ayudarles a buscarlos —Se ofreció, un poco nervioso por la reacción del grupo, especialmente del rubio al que había mancillado con la mirada anteriormente.

Tres pares de ojos lo miraron con incredulidad, los ojos de Bakugou lo perforaron fulminantemente. Un escalofrío atravesó a Midoriya.

—Jódete maldito ner-

—¡Claro Midoriya! Todos pueden ayudar en la búsqueda, mientras más personas seamos buscando, más rápido encontraremos a Kami. ¿Qué dices, Blasty? ¿Podemos llevarlo con nosotros? —Kirishima sonrió brillantemente y miró a su novio con ojos de perrito bajo la lluvia. El ceño fruncido de Bakugou tembló hasta desaparecer completamente. Suspiró llevándose una mano a la cara, repensando sus opciones.

—Está bien —aceptó con una clara advertencia en su voz—. Pero, si vuelve a pasar algo parecido. Lo asesinaré y les echaré la culpa en los malditos tribunales. —Cruzó los brazos sobre su pecho y alzó la barbilla de forma indignada.

—No te preocupes cariño, eso no volverá a pasar ¿Cierto Mido-kun? Me prometiste que serías un buen chico. —Los ojos dorados de Mina brillaron de forma peligrosa frente a la mirada asustada del peliverde. Midoriya asintió rápidamente, sin querer arruinar su segunda oportunidad de vivir.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Sero con cierta sospecha. Kirishima permaneció callado, recordado que por más curiosidad que tuviera, se le tenía prohibido indagar en los problemas pasados entre su novio y Midoriya.

—Una tontería, ahora díganme ¿Por dónde dijo que se fueron?

. . .

Bien, esta situación era... un poco... ¿Cómo explicarla en primer lugar?

Se supone que Kaminari debería estar con sus amigos disfrutando de lo que quedaba de la noche, se supone que debía haber llevado el botiquín a Sero como lo tenía planeado. Absolutamente no debía haberse quitado ese brazalete. 

Pero aquí está, tratando de tomar el metro que lo llevaría al hotel más grande del amor en su ciudad, junto con tres personas con las que nunca pensó hacer, ni por un segundo, lo que estaba a punto de hacer.

Recapitulando, hace más o menos una semana, Kirishima invitó a sus mejores amigos a una pijamada varonil. Excepto Sero porque se enfermó. Entonces, después de un par de películas, el celular de Kirishima comenzó a timbrar con una llamada, y antes de que pudieran detenerlo, el muy desvergonzado se fue sin darles explicaciones.

Kaminari se enfadó, por supuesto que lo hizo, ¡su mejor amigo los había abandonado de nuevo! Y es que últimamente esto parecía convertirse en la norma. Ellos estarían haciendo algo divertido con Kirishima y de repente su malhumorado novio (si, Kaminari si sabía sobre su relación, era demasiado obvio) lo llamaría por teléfono para exigirle salir. Y Obviamente Kirishima, como el mandilón que es, obedecería e iría a hacer quien sabe que con Bakugou. Oh, espera, Kaminari tenía una idea: Seguramente iban a tener sexo. 

¿Pero por qué cuando estaban entre amigos? ¿Bakugou no podía esperar a que terminaran o lo hacía a propósito? Mierda, hasta la pregunta era ridícula ¡Era más que obvio que lo hacía para joderles! Lo veía en esa sonrisa de perra engreída cada vez que se lo recriminaba. Pero hey, él amaba a su explosivo amigo, es sólo que últimamente ha estado acaparando a Kirishima solo para él. Eso no era justo, ¡ellos lo vieron primero!

Volviendo a ese día, Kirishima no regresó. Entonces Mineta hizo una pregunta y Tetsu Tetsu abrió el armario de Kirishima para sacar su Crimson Riot de edición limitada y mostrárselos. Mineta tenía un brillo en la mirada, pero Kaminari... Kaminari tuvo una idea: ¿Y si lo ensuciaba un poco? Sería como una pequeña venganza. Su intención era pintarle la cara con rotulador semipermanente para que pudiera quitarse fácilmente. Pero todo se fue a la mismísima mierda cuando Tetsu lo pellizcó demasiado fuerte para que soltara al muñeco, provocándole a su cuerpo una reacción en cadena que terminó con él calcinando al pobre Crimson. 

Juraba que todavía sentía el dolor en su antebrazo y el olor horrible de plástico quemado. 

Sacudió su cabeza buscando apartar el desafortunado recuerdo y miró sobre su hombro, asegurándose por milésima vez que esto era real. Un par de ojos violetas le devolvieron la mirada. Shinsou se acercó a él mientras los otros dos continuaban hablando despreocupadamente.

—¿Estás bien? —Le susurró, colocando una mano sobre su hombro tembloroso.

—S-Si —dijo poco convencido, luego lo miró de nuevo y no pudo más—. ¡No! No sé si esta sea una buena idea.

—¿Te arrepientes?

—Un poco...

—Te recuerdo que fuiste tú quien propuso esto —dijo con un leve tono de reproche.

—Lo sé...

Kaminari bajó la cabeza con pesadez. Trató de poner sus ideas en orden. ¿Era muy tarde para arrepentirse y volver a casa? El pequeño Kirishima dentro de su cabeza le recriminaba que era muy poco varonil arrepentirse de sus decisiones, que debía enfrentarlo como un hombre. Joder, tenía razón. Enfrentaría esto como verdadero hombre. Además, si todo salía según lo planeado, muy pronto tendría el dinero suficiente para comprarle esa figura de Crimson Riot al riquillo que encontraron por internet.

El chico de cabello púrpura suspiró preocupado al verlo sobrepensar demasiado. Lo tomó suavemente por la barbilla temiendo otro cortocircuito neuronal.

—Denki... escucha. No tenemos que hacerlo, podemos conseguir el dinero de otra forma.

—¿De qué otra forma? Es solo cuestión de tiempo que Kiri se dé cuenta, y cuando eso pase y revise las cámaras ¡PAM! ¡Se acabó!

—Bueno yo... yo puedo... usar mi peculiaridad.

—¡¿QUÉ?! ¡No te dejaré hacer eso! 

—Pero-

—¡No! No permitiré que rompas tus reglas por culpa mía —dijo con seriedad, tomando las manos de su amigo entre las suyas—. Fue mi error, yo soy el único idiota que tiene que pagar por lo que ha hecho.

Los opacos ojos de Shinsou se iluminaron con cariño ante las palabras. Le dio un apretón a las manos de Kaminari mientras sus mejillas enrojecían.

—Idiota.











* * *

Pasaron cosas...

Continue Reading

You'll Also Like

134K 11.3K 32
|π€π‘π“πˆπ’π“π’ π‹πŽπ•π„| Β«El amor es el arte de crear por la sensaciΓ³n misma, sin esperar nada a cambio,mΓ‘s allΓ‘ del placer mismo del acto creativo...
75.8K 8.5K 14
Tras la victoria de Max en los X-Games Bradley se encarga de ser el chico de las toallas del equipo de patinaje de Max, ambos se ven forzados a iner...
305K 20.7K 93
Todas las personas se cansan. Junior lo sabΓ­a y aun asΓ­ continuΓ³ lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.