Esto me estaba volviendo loco. Ya no sabía en qué creer y en qué no.
— ¿Qué te pasa? Pareces más... metido en tu mundo que nunca. —dijo Willa cuando nos cruzamos en los pasillos, cuando las clases ya habían terminado.
— Estoy pensando.
— Eso es nuevo. —yo solo la miré.— Bien, lo siento. Fue una broma. La del mal humor soy yo, ¿no? —dijo con sarcasmo.— Solo habla. ¿Qué pasa?
No sabía si decirle la verdad, o no. Ella fue la primera en sospechar de Lena. Y seguramente no dudaría en sacarme en cara que ella tenía razón. Pero... también necesitaba respuestas. Respuestas que yo solo no podría encontrar.
— Metiste lo de los lobos blancos en mi cabeza. Eso es lo que pasa. —traté de ser lo más... sutil posible.
— Ay, vamos. ¿Quieres discutir en la escuela?
— No es eso. Es que... creo que no recuerdo algunos detalles. ¿El la leyenda decía algo de... cambiar su cabello?
— Pues... no.
— ¿Decía algo acerca de que un humano se pueda convertir en... eso?
— No, pero... —trató de buscar una excusa, pero no la había. O al menos no con lo que ella sabía.— Si intentas hacer que me retracte, no vas a conseguir que lo diga.
Esto no estaba funcionando. Si quería su ayuda, no me quedaba otra opción que decirle la verdad.
— Tienes que prometerme que no irás y... tendrás uno de tus momentos de hermana sobreprotectora frente a Lena. —cuando vi que iba a quejarse, me apresuré a hablar primero.— Si quieres que te diga, claro. —eso fue suficiente para llamar su atención.
— Ok. Bien. No... haré nada.
— Willa, estoy hablando en serio. No quiere que vayas a hablar con ella.
— Habla antes de que me arrepienta y vaya a sacarle la información a ella.
Estaba por decirle una parte de la verdad, cuando vi como alguien tomaba del brazo a Lena y la alejaba de los demás. Mi lado sobreprotector no tardó en salir a la luz.
— Espera. —le dije a mi hermana antes de ir a buscar a Lena.
Todo mi... ser estaba enfocado en averiguar quién rayos era él, y por qué rayos se atrevía a hacer eso con Lena, así que no presté atención a si mi hermana me seguía, o no.
Ambos estaban ahí, al final de un pasillo que estaba casi vacío. Parecían estar discutiendo. El tipo seguía sosteniendo su brazo con firmeza, pero Lena solo lo miraba con seriedad. Más le valía no estar sujetándola con fuerza, porque ni Willa podría detenerme.
— No eres consciente de lo que puedes ocasionar... —en el momento en que llegué con ellos, lo obligué a soltar a Lena, al mismo tiempo en que me metía entre ellos.
— Mantente lejos de ella, ¿quieres?
— Wyatt, déjalo, está bien. —me dijo ella.
— Claro que no está bien. Él...
— No te metas, lobo. —antes de que yo pudiera reaccionar, mi hermana lo estaba amenazando, pero él... no se inmutó. Le sostuvo la mirada, antes de mirar a mi novia, que seguía detrás de mí.— Ya te lo dije. Más te vale que tengas cuidado. —dijo, para luego de alejarse.
— ¿Estás bien? —le pregunté a Lena, mientras giraba en su dirección para poder mirarla.
— Sí, no te preocupes. No tenías que hacer esto.
— Te trajo casi a arrastras aquí. Creo que era más que necesario hacer esto.
— Solo estábamos hablando, ¿sí? Tranquilo. No fue nada. Gracias... a ti también, Willa. Pero tampoco era necesario.
— ¿Y quién dice que lo hice por ti?
— Willa... —apesar de que la "regañé", no se disculpó.
— Te espero con el resto de la manada. —dijo antes de irse.
— ¿De qué quería hablar? —ella miró a los lados, pero no dijo nada.— ¿No confías en mí?
— Sabes que no es eso. —dijo con calma.— Tengo que hacer algo, pero... ¿te parece bien si te lo explico en la noche? —¿por qué ahora sentía que esto tenía que ver con mi... actitud en el descanso?
— Claro. Te veo en la noche. Te quiero, linda.
— Y yo a ti. —ella no dudó mucho en besar mi mejilla, antes de irse.
Necesitaba encontrar las respuestas, antes de que... todo este asunto de los lobos blancos destruyera mi relación con Lena.
Cuando dije que quería respuestas, no creí que... el aire, literalmente, las buscaría por mí. O, bueno, lo intentaría.
Esto de poder... controlarlo y entenderlo era raro, pero por alguna razón me gustaba. Como sea, después de que se acabarán las clases, fui a buscar mis respuestas. Ese chico me había dado la pista que necesitaba, sin saberlo.
El resto de las clases estaba transcurriendo con normalidad, hasta que sentí como alguien tiraba de mi brazo. Si ignoraba el cabello rubio, sabía quién era. El mismo chico de cabello blanco que me trajo a Seabrook cuando me perdí en el bosque por seguir a... ¡Ese había sido el aire! ¡Fue quien me llevó a esos... chicos con cabello blanco!
— ¿Qué haces aquí? ¿Y qué pasó con tu cabello? —pregunté cuando se detuvo.
— Tratar de limpiar tu desastre. ¿Qué pensabas cuando hiciste eso?
— ¿Cuándo hice qué?
— Enviar al aire al bosque a buscarnos.
— Yo no... Oh, eso era.
— Sí, eso era. —dijo con sarcasmo.— Oye, no sé por qué lo haces, y prefiero no saberlo, pero debes parar. Solo tu presencia llama la atención de los aliens. Que nosotros vengamos, solo pondrá peor las cosas.
— Bueno, tal vez si me dijeras que es lo que pasa, tanto con ellos como conmigo, no tendría que buscarlos.
— Para con eso, Lena.
— No. A cada segundo todo se pone más confuso. Lo único que dijiste fue un "cuidado con los aliens". Jamás mencionaste que... terminaría teniendo poderes, ni por qué tengo el cabello blanco.
— No eres consciente de lo que puedes ocasionar. —dijo con más seriedad. Estaba segura de que iba a decir algo más, pero Wyatt llegó a interrumpirlo.
Entendía que lo hizo porque creía que yo "estaba en peligro". Pero hubiera preferido que tardara un poco más en llegar. Sentía que el chico podía decir algo más, tal vez por desesperación. Lamentablemente, no fue así. Pero... tenía lo necesario para empezar. O al menos una pista de lo que debía hacer.
Caminaba lentamente por la ciudad, mientras trataba de... encontrar a mi plan B.
— Hablar contigo es raro, pero al menos sé que me escuchas. —una fuerte brisa me despeinó. Supongo que fue su forma de quejarse.— Lo siento. Ok, plan A. ¿Hay alguna forma de que pueda... hablar contigo? Estoy segura de que tú sabes lo que yo necesito saber. —pero no hubo respuesta.— Tomaré eso como un "no". Entonces, plan B. —la nave estaba a la vista, por suerte.— ¿Hay alguna forma de que me ayudes a... subir? —otra vez, no hubo respuesta.— Por favor, esta en la única forma en la que encontraré respuestas. Tienes que ayudarme. —nada.— Escucha. No sé porqué puedo hablar contigo, ni controlarte, ni nada, pero sé que hay algo más detrás de todo esto. Algo que, probablemente, nos unía. Entonces... ¿me ayudas a descubrir que es lo que ocurre conmigo?
Por un segundo creí que no había funcionado, pero luego comenzó a correr a mi alrededor. Todo se sintió muy raro. Y de un minuto a otro yo.... no estaba flotando, pero no era yo.
Era muy difícil de explicar. Era como si... mi cuerpo hubiera desaparecido, pero me... había unido al aire.
No sabía de qué otra forma explicarlo, pero... de un segundo a otro estaba en... lo que, supongo yo, era la nave de los aliens.