Heridas Ocultas ✅ | editando |

Af kendymadness

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La vida de Dominic Armstrong siempre había sido un tormento. Durante su infancia y adolescencia tuvo muy mala... Mere

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo dieciséis.
Capítulo diecisiete.
Capítulo dieciocho.
Capítulo diecinueve.
Capítulo veinte.
Capítulo veintiuno.
Capítulo veintidós.
Capítulo veintitrés.
Capítulo veinticuatro.
Capítulo veinticinco.
Capítulo veintiséis.
Capítulo veintisiete.
Capítulo veintiocho.
Capítulo veintinueve.
Capítulo treinta.
Capítulo treinta y uno.
Epílogo.
Capítulo extra: DEGAN.

Capítulo extra.

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Af kendymadness

Dominic nunca había planeado su futuro. Sus pensamientos siempre se centraron en una sola persona que ahora, ya no era un inconveniente. Sin embargo, sabía que tenía mucho por recorrer. Que su padre estuviera pagando su merecido, no significaba que Dominic iba a olvidar cada momento que vivió a su lado. Sería complicado borrar el odio. Cada recuerdo abrumador siempre estaría marcado en su memoria. Y lidiar con el dolor de haber perdido a su madre, parecía quedarse en lo más profundo de su corazón.

Soltando un suspiro, Dominic dejó de observar el techo para mirar a la persona que yacía a su lado, en su cama. El rostro de Megan estaba sereno mientras dormía. El cabello que caía de sus hombros estaba desordenado y un largo mechón castaño estaba cruzado entre sus ojos. Dominic alejó el brazo que tenía en alrededor de su cintura solo para apartar el mechón de su rostro. Megan murmuró algo por lo bajó y se movió, acurrucándose en el pecho desnudo de su Tierno Luchador, como ella lo consideraba.

Dominic sonrió, fascinado por la sensación de tenerla abrazada junto a él. Gracias a ella, podía encontrarle sentido a cada uno de sus días.

Desde que Dominic salió hace cuatro meses del hospital, habían pasado varias noches juntos. No relativamente sexual. Se besaban entre caricias y susurros, pero nada más. Dominic ansiaba por sentirla y saborearla, pero se recordó que era brusco y controlador en el sexo. Además, el respeto y el amor que sentía por ella fue otra pauta para que tomara las cosas con calma.

Había algo más en ellos que sólo atracción. Era la compañía y la certeza que cada uno ofrecía incondicionalmente, el descubrimiento que se pertenecían con o sin defectos. Ambos decidieron seguir adelante apesar de los acontecimientos abrumadores que perseguían a Dominic.

Al principio dudó de su propia fuerza de voluntad. Decía que no estaba preparado de enterrar los recuerdos de su pasado. De hecho, hubo ocasiones que tuvo crisis nerviosas, en donde se encerraba en su departamento y no dejaba que nadie lo mirara. Se gritaba a sí mismo que aún era el responsable de lo mierda que había sido su vida todo estos años.

Para Megan, Derek, Jay, incluso el agente Craig, fue difícil verlo desesperado por algo que parecía haberse solucionado. Por un momento, ella había perdido la esperanza. Pensó que Dominic no lograría superar la situación de haber estado presente cuando su madre era humillada, golpeada e insultada. Se le rompía el corazón cuando lo veía deprimido o cuando se portaba cortante. Ella sabía que su comportamiento era una muralla para no contar sus tormentos.

Pero Megan fue paciente.

Lo había sido desde que lo conoció y ahora que había entrado en su vida, no se alejaría. Sabía que sólo era una etapa que puso a prueba su amor por él y viceversa. Atravesar por esa niebla que parecía no tener fin, fue frustrante para los dos. Aunque irónicamente, fue algo que los unió aún más. Dominic se refugiaba en la dulzura y tranquilidad de Megan, y ella lo recibía con los brazos abiertos. Era algo admirable desde la respectiva de los demás.

Derek aún le parecía un poco desconcertante ver que su mejor amigo, que siempre había sido reservado y duro consigo mismo, se había mostrado un poco más confiado con respecto a sus sentimientos. Siempre lo había visto como un hermano menor. Aún tenía grabado en su mente la manera en que se cerraba en sus propios problemas, sin darle la oportunidad de ayudarlo. Afortunadamente se ganó su confianza con los años. Su amistad junto con la de Jay, lo confortaron un poco de su agonía emocional.

Y todavía a estas alturas, Dominic se cuestionaba por qué Derek no se había burlado de él al confesarle de la violencia que experimentaba en casa cuando era adolescente. En lugar de humillarlo por su debilidad, lo protegió, enseñándole a desprenderse de la ira en el ring. Pelear no era un remedio muy sano, pero sí era suficiente para que se sintiera liberado.

El teléfono de Dominic sonó desde la mesita de noche y se separó un poco de Megan para tomarlo. Era un mensaje de Derek, recordándole que tenían entrenamiento en una hora en el gimnasio. Dominic suspiró y cuando miró el pequeño cuerpo que estaba en sus brazos, se encontró con un par de ojos verdes entreabiertos y soñolientos

—Buenos días, nena. —Retiró suavemente ese mechón rebelde que se interponía en su rostro—. ¿Te desperté?

Ella negó la cabeza mientras esbozaba una sonrisa. Le encantaba cuando él se portaba atento y delicado. Todo en él la atraía como un imán en medio de un campo magnético.

—Tengo que irme en un hora al gimnasio. ¿Quieres acompañarme o...?

—Lo siento. Tengo reunión de estudio a las diez —respondió Megan, tallándose los ojos.

—¿Reunión de estudio los sábados? —preguntó Dominic, arqueando las cejas.

—Sí. La tesis que nos encargaron es extensa y complicada. —Disimuló un bostezo y se sentó de rodillas. Miró a Dominic, quien parecía querer entender su dedicación por las clases. Luego de que él asintiera, notó una inquietud en sus ojos que le permitió a Megan acordarse de algo importante—. Tuviste pesadillas de nuevo, ¿verdad?

La piel tatuada de Dominic se estremeció bajo la mano que Megan tenía apoyada en su pecho. Ella recordó como su cuerpo se había estremecido durante la noche mientras suplicaba entre murmullos no ser lastimado. Megan se sintió triste e impotente. Se limitó a susurrarle al oído que ella estaba a su lado y que su padre ya no haría nada para que pudiera hacerle más daño.

—Trato de no tenerlas, Megan. —Dominic desvió la vista a la pared—. Pero las mayorías de las noches simplemente no puedo evitarlo. Las pesadillas siempre aparecen.

—¿Le has dicho al psicólogo sobre eso?

—Sí. Dijo que es una reacción normal y necesaria, que los traumas serán imposible de eliminarlas pero... —Cerró los ojos y se sobó la frente como signo de frustración—, no lo sé. Las sesiones cada vez se hacen más difíciles. Contarle mi pasado con detalles es... demasiado. No sé si pueda seguir con las terapias.

—Has estado yendo por cuatro meses, Dominic. Lo has manejado bastante bien. —Megan, con el corazón encogido, se colocó en su regazo y acunó su rostro, obligándolo a mirarla—. No te rindas ahora. Sé que es doloroso revivir todo de nuevo, pero poco a poco, serán sólo recuerdos.

Dominic la miró fijamente, dándose cuenta que estaría perdido sin ella. La besó con suavidad, rodeándola de la cintura y la aproximó hacia él. La abrazo tan fuerte como si estuviera protegiendo una joya preciosa. El pecho se le llenó de confianza y seguridad con tal sólo escucharla. Era afortunado por tenerla en su vida, era el motor que lo ayudaba a esforzarse en las cosas que se proponía. Y se sentía bien tener a alguien que estaba ahí apesar de las sombras que trataban de hacerlo caer de nuevo.

Después de que ambos se acurrucaran unos minutos más, tuvieron que seguir con la rutina del día. Dominic la llevó a su departamento, en donde se encontró con algunos compañeros de la clase de Megan. Entre ellos, a Daniel Wester. Dominic le había agradecido su colaboración que aportó durante el caso de su padre. Bastaba con saber que tanto él como el chico llamado Josh estaban pagando las consecuencias de sus actos en prisión.

Sin embargo, pensaba que seguía en deuda con él por el simple hecho que su confesión había sido importante en la situación.

—¿Cómo has estado? —preguntó Dominic luego de despedirse de Megan, quien se unió con sus amigas en la sala.

Daniel lo miró, todavía sintiéndose un poco intimidado. No debía sentirse así, sabía que tanto Dominic como sus amigos no eran malas personas, pero su presencia lo hacía sentir como si estuviera a punto de luchar con él.

—Bien. —Asintió y luego esbozó una nerviosa sonrisa—. Espero que no te moleste que esté aquí con tu novia.

Dominic, sin poder evitarlo, rio entre dientes. Las últimas semanas en que habían intercambiado palabras, Daniel le pedía permiso o disculpas cuando tenía que compartir clases o proyectos con ella. Dominic no se sentía muy contento al principio. Megan era lo más preciado que tenía y de ninguna manera dejaría que alguien tuviera otras intenciones.

Sin embargo, el chico con gafas no era un inconveniente. Daniel era un chico amigable y respetuoso. Además, sabía que él no se atrevería a intentar algo más que compañerismo. Desde que vio a Dominic luchar en el ring un fin de semana, supo que no haría nada que lo hiciera enfadar. Daniel no correría el mismo riesgo de sus contrincantes.

—Creo que no es necesario advertirte nada, ¿o sí? —dijo Dominic, arqueando la ceja.

Daniel instantáneamente negó la cabeza mientras se acomodaba las gafas desde el puente de la nariz.

—Claro que no.

—De acuerdo. Tengo que irme —Le sonrió a Megan desde la puerta y cuando ella le respondió con el mismo gesto, se volvió hacia a Daniel que lucía un poco tenso—. Espero que tu madre y tú sigan yendo a terapia.

—Lo mismo digo —dijo Daniel, al recordar que acudían al mismo psicólogo.

Y con un seco asentimiento, Dominic se marchó. Le llevó poco tiempo llegar al gimnasio. Encontró a Derek y Jay en una de las muchas mesas desocupadas en el bar. Comúnmente estaban vacías en el día. Camino hacia a ellos y quedó un poco desprevenido cuando se percató que Dave Craig, el agente, estaba acompañándolos.

—Ya pedí los tragos por ti, Dominic. —Dave señaló los vasos de vidrio y la botella de whisky—. Va por mi cuenta.

—Gracias —Dominic sonrió amablemente mientras se sentaba frente a él.

El agente Craig cumplió las palabras de hace cuatro meses. Poco a poco fue ganándose la confianza de Dominic. Aún no la obtenía del todo, pero Craig no se preocupó por ello. Conocía la verdadera historia de Dominic, y no iba a recordárselo cada minuto. No podía hacerlo cuando él todavía seguía recuperándose mentalmente por la muerte de Jocelyn, la mujer que amaba con el alma, y de su hija, que nunca llegó a conocer.

—Tenía pensado invitar a Daniel, pero dijo que estaría ocupado con alguna mierda de la universidad —comenzó Jay después de que todos se sirvieran sus respectivas bebidas.

—¿En sábado? —dijo Derek con perplejidad.

—Es una persona dedicada, supongo. —Se encogió de hombros y luego miró a Dominic—. Así como tu chica.

—Megan es hermosa, sexy e inteligente. —Dominic sonrió de oreja a oreja al sentir esa sensación de felicidad cuando pensaba en ella.

Derek resopló, poniendo los ojos en blanco. Estaba alegre por él, pero aún le costaba acostumbrarse al lado enamorado de su mejor amigo.

—Pareces un poco molesto hoy, Derek —habló Dave Craig con intriga.

—Estoy bien —respondió Derek, sacudiendo la cabeza y desviando la mirada.

Los tres hombres en la mesa intercambiaron miradas entre sí pero Dominic era el que mejor lo conocía. Tenía la certeza que algo le sucedía. Y debía ser algo delicado para que no se lo haya contado.

—¿Seguro? —exigió Dominic con el ceño fruncido.

Derek lo miró y supo que no podía ocultar sus emociones por mucho tiempo. Suspiro de golpe y dejó caer el cigarrillo en la mesa. Jay y Dave lo observaron con cautela mientras Dominic seguía tratando de descifrar su comportamiento.

—Regreso en un rato. Tengo que hacer unas cosas —Derek dio un profundo trago hasta que hizo una mueca y luego se puso de pie, dejando a los demás confundidos.

Se dirigió hacia la salida del gimnasio, pero antes que pudiera cruzar por la puerta, Dominic lo detuvo.

—¿Qué diablos te pasa? —preguntó él, bloquéandole el paso.

Derek cerró los ojos fuertemente, como si quisiera encontrar una excusa creíble.

—Creí que estar aquí me ayudaría a distraerme —Abrió los ojos, sintiendo de repente que se le cerraba el mundo—, pero necesito estar solo. Necesito pensar...

—¿Pensar sobre qué? —Dominic se cruzó de brazos mientras empezaba a angustiarse.

Derek miró sobre su hombro, viendo que Jay y Dave los miraban de reojo. Se volvió hacia su amigo, sobándose la nuca.

—Sobre Cecy.

El entendimiento cruzó por el rostro de Dominic. Sabía que ellos dos no estaba en una relación aparentemente seria, pero era evidente que no podía permanecer separados por mucho tiempo.

—¿Discutieron de nuevo? —Derek asintió, sin decir nada—. No me asombra, siempre pelean y luego en dos días vuelven hablarse.

—Esta vez es diferente, Dom. —La tristeza cubrió la voz del chico robusto y amenazador—. Ayer conversamos sobre la relación que tuve con Marissa y cuando menos pensé, estábamos gritándonos cosas sin sentido.

Dominic respiró hondo y asintió. Una de las cosas que caracterizaban a Derek, era que cuando se enojaba decía cosas que no sentía solamente para ganar la discusión.

—¿Qué fue lo que le dijiste? —Inquirió pacientemente.

Derek hizo una pausa, queriendo tener el valor de decirlo de nuevo.

—Le grité que no era la única con la que follaba. Lo peor de todo es que es mentira. —Se tocó los labios, casi deseando despegarlos de su cara—. Cecy ha sido la única con la quien he estado en la cama desde que la conocí, y créeme, eso es sorprendente para mí.

—Eres un idiota, Derek.

—Lo sé. —Se pasó la manos por su cabello castaño que le llegaba a la mitad de las orejas—. No sé por qué diablos le dije eso. La ira no me dejó ver las consecuencias.

—Te gusta, ¿no es así? —Dominic casi quiso sonreír, pero hizo lo posible para no hacerlo—. ¿La quieres?

Derek no podía sentirse más confundido. La culpabilidad lo llenaba de pies a cabeza y no entendía por qué. Le indignaba no tener la respuesta que lo llevó a sentirse de esa manera.

—No lo sé, es sólo que...

—Vamos, Derek. No tiene nada de malo admitirlo —Dominic jamás pensó que estuviera dándole consejos a la persona que se los había dado a él—. Si de verdad te importa, haz algo al respecto.

—No quiere verme. Me quedé casi toda la maldita noche afuera de su departamento. —Su amigo agachó la cabeza, avergonzado—. Además no me contesta las llamadas ni los mensajes.

—Ve a buscarla de nuevo —Dominic lo alentó, poniendo la mano en su hombro—. Y sigue insistiendo hasta que puedas hablar con ella. Dile lo que sientes y punto. Es mejor que lo sepa a que tú estés lamentándote como un bebé.

Derek no se veía muy convencido de hacerlo, pero trató de sacar las agallas y la valentía de su personalidad.

—¿Desde cuándo eres un experto en eso? —preguntó, tratando de cambiar el tema.

Dominic sonrió y sacudió la cabeza.

—Lo aprendí del mejor —Lo señaló con orgullo.

—Siempre seré el mejor —Derek rio brevemente y le dio un medio abrazo, ya que era la forma en que le agradecía su apoyo. Era muy terco como para hacérselo saber.

Dominic lo miró salir del gimnasio y volvió a la mesa, sintiéndose alivio por haber tenido una pequeña charla con él. Era necesario retomar la conversación en donde Jay estuviera presente.

(...)

Las horas pasaron rápidamente durante la tarde. Después de que Dominic conversó con Jay y Dave sobre las apuestas de las peleas de mañana, recogió a Megan a su departamento. La mayoría de sus compañeras se habían marchado, incluso Daniel. Ambos comieron mientras platicaba sobre la situación de Derek y Cecy.

—Hablé con ella hace media hora —comentó Megan mientras se servía un vaso de jugo—. La escuché molesta y triste. No me dijo exactamente qué sucedió, pero asumo que cuál fue la razón.

—Son un poco indecisos, ¿no crees? —Dominic se calló, sólo para confirmar que él también lo era—. A quién engaño, no hay nadie más indeciso que yo.

—Claro que no —Megan dejó la botella de jugo en la mesa y se giró hacia Dominic, quien estaba recargado encimera. Ella pensaba que se veía sexy ocupando esa parte de la cocina. Se acercó hasta ponerse frente a él—. Además, lo nuestro es diferente. Ellos simplemente no se conocen lo suficiente.

—Tienes razón. Les faltaba mucho por conocerse —Dominic sonrió mientras posaba un brazo alrededor de su cintura—. Pero han estado follando por bastante tiempo.

—Eso no cuenta. No puedes conocer a una persona de esa manera. Quiero decir, sólo se conocen físicamente.

—Y eso no es suficiente para tener una relación, ¿cierto? —ronroneó Dominic, cuando su pecho chocó con el suyo. Megan negó la cabeza y él llevó sus labios a su oreja para susurrarle—: A nosotros nos falta cumplir la parte íntima.

—Lo sé —El cuerpo de Megan se estremeció por la calidez de su voz.

—Y no creo ser paciente por mucho tiempo.

Las mejillas de ella se ruborizaron. El pulso se le aceleró como si hubiera trotado miles de kilómetros. Tuvo que esconder su rostro en el cuello de Dominic para confesar su inquietud.

—Yo tampoco.

Dominic sintió la abrupta necesidad de subirla a su regazo y tomarla en la encimera. Pero calmó sus impulsos mientras acariciaba su cintura con una mano y con la otra su espalda. Pasaron los momentos y cuando sus rostros estuvieron a centímetros del otro, se besaron como si estuviera prohibido. Saborearon la intensidad de sus sentimientos por un largo momento hasta que sonó el teléfono de Megan. Dominic gruñó cuando ella verificó quién era.

—Es mamá. —Sonrió en modo de disculpa antes de atender la llamada—. Hola, mamá. ¿Necesitas algo?

Dominic la observó mientras trataba de pensar en otra cosa que no fuera en su miembro erecto.

—Uh, está bien. —Megan se volvió hacia a él, quien frunció el ceño ante su mirada sospechosa—. Estaremos ahí a las ocho.

Y con esa palabra en plural, Dominic supo que iba incluido. Tuvo una idea clara sobre la conversación y lo pudo confirmar cuando Megan dejó salir un suspiro.

—Mis padres quieren que vayas a cenar con nosotros.

Dominic no le quedó más que asentir. Hablar con ellos un pequeño percance que no tenía contemplado.

—Lo haré por ti —dijo finalmente tras darle un beso en la frente.

Los últimos meses se había librado de intercambiar unas cuantas palabras con sus padres, en especial con su madre que seguía con la misma postura de "Megan no sale con chicos que parecen adictos". Pero era un reto que tenía que llevar a cabo para demostrar que en verdad se tomaba las cosas en serio y que no la dejaría ir sólo porque ellos no estuvieran de acuerdo.

No importaba si eran sus padre, Dominic tardó años en encontrarla y de ninguna jodida manera iba a permitir que la alejaran de ella.





N/A: El siguiente capítulo extra (que lo publicaré cuando pueda) será el momento DEGAN, narrado por Dominic asjdhkñlj.

Hasta luego(:

Fortsæt med at læse

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