Cuando te enamores de mí.

By angel1810

159K 19.3K 12.3K

Cuando Liana termina la preparatoria, sus padres deciden regalarle un viaje a cualquier parte del mundo. Sus... More

Sinopsis
Prólogo.
CAPÍTULO 1: Sobredosis de belleza
CAPÍTULO 2: Un mes con Theo (Editado)
CAPÍTULO 3: Una simple explicación
CAPÍTULO 4: Cuidando de Liana
CAPÍTULO 5: El muelle
CAPÍTULO 6: "Coricella" (Editado)
CAPÍTULO 7: Limoncello (Editado)
CAPÍTULO 8: Lista mental (Editado)
CAPÍTULO 9: Tócame
CAPÍTULO 10: El acantilado (Nuevo)
CAPÍTULO 11: Primo
CAPÍTULO 12: El robo
CAPÍTULO 13: Políticamente correcto.
CAPÍTULO 14: El silencio
CAPÍTULO 15: Brazos definidos
CAPÍTULO 16: La nueva niñera
CAPÍTULO 17: Fogata I
CAPÍTULO 18: Transparente
CAPÍTULO 19: Favor
CAPÍTULO 20: Alma
CAPÍTULO 21: La sesión
CAPITULO 22: No se lo digas
CAPÍTULO 23: El trabajo
CAPÍTULO 24: Gracias, Liana
CAPÍTULO 25: Hogar
CAPÍTULO 26: La bañera
CAPÍTULO 27: Trato hecho.
CAPÍTULO 28: Zángano
CAPÍTULO 29: El primero de muchos
CAPÍTULO 30: "Lovely"
Capítulo 31: Noche de helado I
CAPÍTULO 32: Tacones
CAPÍTULO 33: Lo que tú desees
Capítulo 34: Reglas
CAPÍTULO 36: Estrellas
CAPÍTULO 37: Tratos rotos
Capítulo 38: Desde Charlotte
Capítulo 39: La verdad

CAPÍTULO 35: Libertad

1.2K 128 30
By angel1810


Fingir que lo aceptaba fue una tarea lejos de difícil, humillante. Quería gritar, gritar fuerte y decirle a todos que no tenían derecho de dirigir mi vida. Que detestaba que la presencia de mis padres signifique una atadura de pies y manos al pie de la cama de Theo. Que me sentía un cachorro indefenso al cual ellos podían cuidar. Pero fue lo mejor que hice mientras pensaba en cómo recuperar mi libertad. 

No me despedí de mis padres. Me mantuve encerrada en la habitación escuchando los murmullos de su conversación con Theo. Ni siquiera quise pegar un oído a la puerta, porque sabía que hablaban de mí y de cómo intentarían sobre protegerme más y más. Lo que más me dolía es que Theo ahora formaba parte de aquello de lo que salí huyendo de Charlotte. Así que esperé en silencio hasta que el sonido de las voces se esfumaron. Mi madre tocó un par de veces  esperando alguna respuesta, pero ni siquiera ella logró que la ira se disipara. Luego de aquello, solo esperé a que Theo fuera el siguiente en llamar a la puerta, pero él me conocía tanto o mejor que mi padre. No iba a soltar una palabra más después de lo sucedido. 

Me quedo entonces tendida sobre su cama. Viendo en mi cámara las fotografías que he tomado hasta ahora. Son hermosas. Las que más me agradan son las de este departamento. Donde salimos Theo y yo como un par de novios universitarios conviviendo en una pieza. Podría lucir como una estudiante de segundo año. Theo también luce como un universitario. No se le notan los veinticinco años que tiene encima. Me hubiese gustado que fuera una realidad. Nos imagino juntos después de clases. Viendo una peli fea de la cual podríamos criticar al terminarla. Besarnos en el sofá de nuestro departamento de medio pelo, pagado por nuestros sueldos de trabajos de medio tiempo. Besarnos en la biblioteca de mi facultad. Bajo las escaleras.  Dormir por las tardes sobre el césped del campus. Tomar fotografía a nuestros almuerzo en el cafetín. Ojalá hubiese podido vivir esa parte de mi vida con él. 

De pronto, las paredes parecen juntarse. La habitación se siente más pequeña, más cálida. Tanto que me es insoportable. Debo salir de aquí.

THEO

—Theo, estas no son las cajas que te pedí. 

Parpadeo.

—Mierda. 

Korina resopla.

—¿Dónde rayos tienes la cabeza hoy día?

Suspiro.

—No es nada. Tranquilízate, ¿quieres?

—¿No me digas que te pelaste con esa mocosa?

Entorno los ojos.

—No le llames así.

—Es lo que es, Theo. Es una niña, una mocosa inmadura y caprichosa que no entiende de razones. Todo el tiempo con su discursillo de pobre niña rica. No sé como la soportas. Es una...

—Cállate, Korina. No quiero oír más de tus estupideces.

—Son verdades.

Camino hacia el almacén. Korina me sigue como una madre regañando a su hijo.

—¿Podrías por favor decirle la verdad y acabar con esto de una vez? Me está jodiendo mucho tener que aguantar a esos imbéciles. Y de verdad no sé cómo acepté.

—Porque en el fondo no eres tan mala como quieres parecer —digo, al mismo tiempo que dejo una caja sobre otra. Me dispongo a buscar la correcta. 

—De verdad que eres un idiota.

—Lo sé.

—Basta, Theo.

Me coloco de cuclillas mientras intento identificar el código de la ropa que llegó esta mañana.

—Yo sé que tienes corazón, Kori. No es necesario que te esfuerces en negarlo.

Encuentro la caja y la arrastro con todas mis fuerzas.

—Pues no lo he hecho por ella, Theo. Lo he hecho por ti. 

Giro un poco, pero no lo suficiente para verla a la cara. Me siento un imbécil. 

—Y siempre te voy a agradecer la ayuda. 

Trago saliva y luego me dispongo a levantar la caja del suelo. Cuando lo consigo, giro, pero Korina sigue tras de mí. Se ve muy contrariada. 

—Theo, yo te quiero. Estoy harta de fingir que no —suelta de repente.

—Yo también te quiero...

—Como amiga.

—¿Cómo más podría?

—Eres un idiota —gira e intenta irse, pero algo la detiene.

Con la caja sobre mis antebrazos, deseo que este momento incómodo termine de una buena vez. 

—La idiota soy yo por creer que ayudándote te ibas a dar cuenta de hasta qué punto estoy enamorada de ti. Y no pensé que tú sentías algo por esa... chica. Pensé que solo la querías como alguien de tu familia. Y yo... —de pronto se arroja hacia mí y me besa. Con la caja entre las manos me quedo rígido, sin saber cómo reaccionar. No puedo decir que jamás la he besado. Porque han sido varias las ocasiones en la que lo hemos hecho. Muchas de ellas después de fiestas con el grupo, otras entre tragos, consumidos por varias botellas de alcohol. Otras solo por juego, besos cortos de amigos que Korina me ha robado y que yo correspondía a manera de broma. Y Korina me solía gustar cuando llegué a Procida, tampoco voy a negarlo. Me sentí atraído a ella no solo en cuanto la vi, sino porque era el tipo de chica que no había conocido jamás en vida.  Pero el sentimiento, simplemente, no evolucionó. 

Cuando se separa de mis labios, trato de actuar con cautela. No quiero herirla, pero sé que el solo hecho de no haberle correspondido, ya lo hace. 

Mierda.

Sin decir nada, asiente con la cabeza y sale casi corriendo del almacén. 

Se me pasa por la mente detenerla, pero prefiero no hacerlo. No tengo nada que decirle que pueda servirle de consuelo. 

El resto del día mi mente está la mayor parte del tiempo con Liana. Debe estar odiándome. Debe creer que soy un traidor. Que la he abandonado. Pero no es así. Apoyar a sus padres en su decisión de seguir trabajando, es solo algo a lo que tuve que ceder. Ceder para que no crean que he estado atentando contra el bienestar de ella. Quiero que sigan creyendo que pueda cuidar de Liana. Que todavía sigo las reglas.

Trabajar con Korina las próximas horas es incómodo. Se limita a hablarme solo cuando están presentes los clientes y fuera de ello, hace como si no existiese. Me hace sentir un idiota. No quiero lastimarla, pero no puedo cambiar mis sentimientos por ella. La quiero como a una amiga y estoy enamorado de Liana. Es fácil para mí y difícil de comprender para Korina. 

Planeo hablar con ella cuando esté un poco más calmada. Un gran consejo de mi madre siempre fue que es mejor esperar que las chicas aclaren su mente antes de desatar una discusión. Tampoco esperar mucho tiempo, ya que puede significar desinterés en sus sentimientos. Así que el día de mañana intentaré acercarme a Kori. No quisiera perder su amistad. 

Pero ahora mismo... Liana. Liana. Liana. Solo tú estás en mi mente y mi corazón.

Conduzco la moto de regreso al apartamento. Compré en el camino flores y muchos chuches para ver una peli con Liana. Si me los arroja en la cara, me lo merezco. Pero lo único que quiero por ahora es verla. No me importa que no quiera hablar conmigo, su sola presencia me hacer sentir mejor. Nunca pensé que iba a acostumbrarme tanto a ella. Me solía gustar la soledad de mi apartamento, regresar a casa y encontrar todo tal cual lo dejé, prepararme mi comida, ver la televisión a solas, fumarme un cigarrillo mientras veía a la gente pasar desde la ventana, ir a dar una vuelta por el malecón con mis audífonos puestos, beberme una cerveza sentado frente al mar, salir con mis amigos los fines de semana, todo eso era lo idóneo para mí. Y ahora... solo pienso en regresar a casa, encontrar a Liana jugando con la gata, que me reciba con esa hermosa sonrisa, ver una peli juntos, salir a pasear por la playa o decidir quedarnos en la cama, besándonos y haciendo otras cosas que solo ella quisiese. 

Me toma menos tiempo del normal llegar a casa. Estaciono la moto y subo las escaleras casi corriendo. La manos me tiemblan mientras tomo las llaves y las introduzco en la cerradura. Al ingresar, solo hay silencio. Intuyo que Liana está dormida o pegando y recortando nuevas fotografías para su álbum. La primera en recibirme es Kensy, con su largo maullido que solo utiliza cuando está hambrienta. Me dispongo a darle un poco de comer, pero al llegar a la cocina encuentro su plato completamente lleno. Hasta arriba. Como si le hubiesen dejado comida y agua para todo el día. Ladeo la cabeza y luego dejo las bolsas sobre el mesón. Me preparo entonces para entrar a la habitación y saludar a Liana. No sé cómo empezar, peor debo hacerlo. Abro la puerta con sigilo, esperando encontrarla tendida en la cama, sin embargo, cuando abro completamente la puerta, ella no está. ¿A dónde habrá ido?

Me adentro a la habitación y la llamo, ella no responde. Luego, me voy hacia el sanitario, donde tampoco la encuentro. Se me cae el alma a los pies. Voy a la sala otra vez y vuelvo a pronunciar su nombre, esta vez un poco más fuerte. Ella no responde. Me tomo el pelo y con un pesado suspiro me siento sobre el sofá. Casi cayendo sobre este. 

Es probable que se haya marchado, como también que solo haya ido a la tienda a comprar algo. Aunque es poco lógico, ya que tan solo hace unos días hice las compras. Así que la última alternativa que queda es que ella se ha marchado. 

Tigger se ha ido. Me ha abandonado. 

LIANA

Tomo una respiración honda antes de tocar su puerta, incluso me detengo varias veces e intento regresar por donde vine, pero cuando entiendo que es posiblemente mi única oportunidad para demostrar que soy libre, lo hago. Toco fuerte hasta que su voz preguntando quién es me pone más nerviosa. Abre la puerta y en cuanto me ve su rostro se desencaja. Claro, no imaginaba verme aquí afuera de su apartamento, es lógico y estar aquí me parece una locura. Cuando me doy cuenta de que no va a decir nada más que mirarme, doy un paso hacia atrás y digo:

—No debí venir, lo sé, disculpa. 

—¿Qué haces aquí, Liana?

La voz de Adrián se oye sorprendida, pero no molesta, diría que por la expresión que tiene ahora le agrada verme de nuevo. 

—No lo sé, pasaba por aquí...

—¿Pasabas por aquí? Liana, este lugar está muy lejos del apartamento de Theo.

Qué boba soy.

—Bueno, sí, alguien me dio tu dirección y vine.

—¿Por qué?

—¿Vas a hacer muchas preguntas?

—No, solo quiero saber qué te trajo a mi puerta. Es un jodido milagro y ese tipo de cosas no me pasan a mí —sonríe.

Hago lo mismo.

—Si me dejas pasar, te cuento.

De pronto le echa una ojeada a mi pequeña mochila entre mis piernas. Una sonrisa más ensanchada aparece en su rostro. 

—Claro que sí, preciosa —acepta. 

Ingreso con un poco de temor, pese a que extrañamente confío en Adrián, pero él no deja de ser un desconocido para mí. 

Su departamento luce muy diferente al de Theo. Es mucho más moderno y los muebeles de su sala se ven como nuevos. Tiene un televisor más grande y de última generación en su sala. Su cocina es mucho más espaciosa y tiene varias copas colgando sobre el mesón. La decoración es sobria, pero bonita, aunque le falta mucho por ordenar. Hay cajas de comida rápida sobre la mesa de centro, que no parecen de hoy y tiene algunos platos sucios sobre el fregadero. Miro todo muy rapido, pero capto todos los detalles. 

—Wou, bonito departamento.

—Es nuevo. Lo estoy ordenando aún. 

—Sip, se nota —digo, señalando una toalla húmeda sobre el mesón de la cocina.

Él ríe avergonzado. 

—¿Vas a contarme?

—¿Me invitas un vaso con agua? —se me ocurre decir. 

Adrián sonríe y asiente para luego dirigirse ala cocina. Me quedo entonces a solas por un momento y aprovecho para tomar asiento en su sofá. Los cojines huelen un poco a tbaco, pero no es aroma tan molesto ya que parecia que está mezclado con una esencia frutal de moras o frutos rojos. Noto que tine muchas figuras de moticiletas por todos lados, ya sea en pinturas o en piezas de colección en rincones. Adrián me hace recordar un poco a mi padre. Solía ver sus fotografías de jóven y tenía la misma vibra que este apartamento. El típico chico malo incomprendido, atractivo y molesto por el que las chicas se alocaban. 

Adrián regresa con un vaso de agua y me lo entrega. Bebo solo un sorbo y lo dejo en la mesa de centro. Él me mira como si fuese algo increíble de creer y sienta a mi lado. Sé que va a preguntarlo de nuevo, así que empiezo a hablar.

—Decidí que ya no quiero vivir con Theo mientras estoy en Procida —digo directa.

—¿Puedo preguntar por qué?

—Uhmm.

—Si quieres, no me lo diga.

Frunzo el ceño y trago un poco de saliva. —Puedo decírtelo. Es algo tonto en realidad, solo que siento que debo alejarme un tiempo de él. Vine a Procida buscando algo y creo que no lo voy a conseguir viviendo con él. Y bueno, quería pedirte el favor de quedarme aquí esta noche. Solo mientras encuentro dónde quedarme.

—Puedes quedarte todo el tiempo que quieras, preciosa. 

—Vale,te lo agradezco, pero no será mucho tiempo. No quiero causar problemas.

—¿A mí o a Theo?

—A los dos. Ustedes se llevan muy mal y no entiendo por qué no dejan esas rivalidades. Es momento de olvidar el pasado. 

—Tú eres el presente ahora y ya ves cómo van las cosas, Liana —toma mis manos—. Me gustas y él te tiene. No va a acabarse nada.

—Pero yo no he decidido nada —digo sin pensar. O quizás solo por la idea de estar enojada con Theo—. Bueno, me refiero a que no le pertenezco a nadie. Yo vine aquí para tener un poco de libertad. 

—¿Me estás diciendo que ya no interesa Theo?

Suspiro.

—No quiero hablar de Theo. 

—De acuerdo, pero en serio, Liana. Puedes quedarte aquí los días que quieras. Tengo una habitación extra, así que estarás más que cómoda aquí. 

Sonrío y aprieto la mano de Adrián, es muy gentil y me hace sentir bien recibida aquí. Puede que tenga defectos y haya cometido errores muy graves, pero siempre me ha mostrado su mejor lado y eso me agrada. No me siento insegura con él, de hecho, pese a todo siento que puedo confiar en Adrián. En cambio con Theo siento que ya no sé de qué lado está. 

—¿Tienes hambre? —pregunta, después de un buen rato de charlar. 

—Podemos ir a comer al Limonccelo. Te aseguro que el pollo con salsa picante que preparan ahí te va a encantar. 

—¿Por qué no preparamos algo? Tienes una cocina espectacular.

—No la he usado mucho. 

Me levanto del sofá y le extiendo una mano.

—Pues el tiempo que estaré aquí usaremos mucho esa cocina.

Adrián achina los ojos y sonríe. Toma mi mano y se mantiene muy cerca de mí, tanto que por un momento pierdo ligeramente el equilibrio y él me toma por la espalda. 

—Eso quiere decir que sí vas a quedarte más de una noche aquí.

—No es eso lo que dije.

—Sabes que sí —me guiña un ojo y se retira lo suficiente para que el calor corporal de su pecho deje de sentirse sobre el mío. La sensación que me deja es extraña.

Busco una receta en internet para preparar, hasta que recuerdo la clásica lasagna de queso y pollo de mi abuela. Es fácil, deliciosa y lo mejor es que Adrián tiene todos los ingredientes. Los coloco sobre la alacena de marmol negro por orden de preparación. Empiezo por la salsa blanca.

—Y yo en qué te ayudaré.

—A lavar los trastes y serás mi asistonto, digo mi asistente de cocina. 

—Bien, cobro honorarios muy económicos. 

—Qué chistoso.

—Me conformaría con besos. 

Achico los ojos.

—Me stás haciendo pensar que fue mala idea venir aquí —digo incómoda.

—No, no, no. Solo estaba bromeando.

Subo y bajo los hombros. 

—De acuerdo, empecemos por los champiñones y la nuez en polvo.

—¿Nuez en polvo?

—Mierda, olvidé la nuez en polvo.

—No tengo esa cosa, no pidas mucho a un soltero que no usa su cocina más que para preparar tragos a sus invitados.

—Lo supuse —digo dirigiéndome a la sala.

—¿A dónde vas? —pregunta tras de mí. Un poco más angustiado que confundido.

—Duh, pues a comprar la nuez. La receta no es la misma sin la nuez, es el secreto de mi abuela. 

—Vale, pero no irás sola, te llevaré en la moto. El supermercado está a un par de calles y solo ahí podrás encontrar esa cosa. 

Salimos en su motocicleta en pocos minutos. La noche está fresca y el cielo estrellado. Nunca me había sentido tan libre desde que llegué a Procida. Incluso con Theo a mi lado, siempre sentía que había algo en él que me detenía. Que todavía me hacía sentir pequeña. Quizás por la diferencia de edad o porque Theo siempre ha sido para mí como una imagen de hermano mayor. Theo siempre fue el de las historias y yo las que solía escucharlas. Y aquí, con Adrián siento que solo somos un par de amigos disfrutando de un momento juntos. No hay reglas. No hay impedimentos. Solo pasamos el tiempo y ya. Es algo simple, pero es algo que me libera.

Llegamos al supermercado muy rapido. Dejamos la motocicleta afuera de este e ingresamos. No es muy tarde, así que todavía hay personas haciendo algunas compras. Me dirijo a la sección de especias y busco en los estante algún frasco que diga nuez. Pierdo un poco la fe cuando estoy a punto de llegar al último nivel, pero me sorprnedo al encontrar el último frasco al último de la fila. ¡Sí! digo mientros lo tomo.

—Eso fue un golpe de suerte.

—Lo sé, así que prepárate para probar la mejor lasagna de pollo de tu vida —afirmo.

Mientras caminamos hacia la caja, Adrián se detiene en la sección de trago. Psrece muy decidido en comprar uno, o lo está hasta que se da vuelta para mirarme.

—¿Te parece buena idea acompañarla con vino?

Vinos y Adrián. Es terrible idea.

—Vale —digo, soprendiéndome a mí misma por aceptar.

Qué de malo puede pasar.

—Genial. Escogeré este porque creo que es un poco más suave. 

—Alcochol para chicas—cuestiono—. Qué anticuado.  

—¿Se sigue usando la palabra anticuado señora Liana?

Golpeo su hombro y reímos.

En la caja soy yo quien paga la nuez en polvo, pero Adrián paga el vino. Se me ocurre la idea de hablarle de los gastos y del dinero que le daré por quedarme en su casa, pero pienso que es mejor decirselo cuando lleguemos a su apartamento. Con las bolsas en la mano, salimos del super mientras charlamos de las posibilidades de usar su cocina más a menudo. Y en cuanto cruzamos la puerta para llegar hasta su moto, siento como el alma se me cae a los pies. Theo estpa apoyado sobre esta con los brazo cruzados sobre su pecho mirándonos con un gesto que jamás he visto en él. Se ve furioso, pero su mirada iracaunda no va hacia mí, sino a quien me acompaña. Adrián y yo nos detenemos en cuanto lo vemos. él toma mi mano y yo, sin saber por qué la acepto, provocando que la mirada de Theo ahora se dirija a mí. Hay un gesto en eél mucho peor que la furia ahora mismo, se ve desolado. Como si estuviera derrumbándose algo frente a él. 

**************************************************************


Nota de autor.

Perdón por la espera, peRo currieron muchas cosas y se me bajoneó el ama de escritora, pero ya me pasó. Al menos esas "cosas" me sirvieron para escribir este capítulo. Espero que les haya gustado y disfruten el proximo que viene con algo de salseo(? gente ya no sé cómo le llaman por aquí al setso, por favor díganme que ya soy una señora JAJAJAJA. Gracias por seguir aquí, en verdad GRACIEEEES. BESOS Y

Pdta. Me imaginé a Theo con la canción The way I Loved you y ahhh amé.

BLESSINGS.













Continue Reading

You'll Also Like

89.7K 4K 11
Fem.Reader x personajes de Avatar: The way of water
478K 35.9K 68
Aquí volumen dos del primer libro de one-shots que hice de personaje x lector. La historia es para lector masculino. Los pedidos están abiertos solo...
9.8K 442 21
Este One Shots, Los Countrys Pueden Ser Tu, Novio, Esposo, Pretendiente, Acosador, Yandere, Amigo, Hermano, Ect....
1.1M 190K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...