Classic Family (Metal Family...

Ghinka tarafından

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¿Se han preguntado que habría pasado si.. Chess le hubiese dado el disco correcto a Sebastián? Una realidad a... Daha Fazla

𝔄𝔠𝔩𝔞𝔯𝔞𝔠𝔦𝔬𝔫𝔢𝔰 𝔶 𝔰𝔬𝔟𝔯𝔢 𝔩𝔬𝔰 𝔭𝔢𝔯𝔰𝔬𝔫𝔞𝔧𝔢𝔰
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔲𝔫𝔬
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔡𝔬𝔰
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔱𝔯𝔢𝔰
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔠𝔲𝔞𝔱𝔯𝔬
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔠𝔦𝔫𝔠𝔬
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔰𝔢𝔦𝔰
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔰𝔦𝔢𝔱𝔢
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔬𝔠𝔥𝔬
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔢
𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔬𝔫𝔠𝔢

𝔈𝔭𝔦𝔰𝔬𝔡𝔦𝔬 𝔡𝔦𝔢𝔷

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Ghinka tarafından

"Míralos, se creen mejor solo por tener dinero"

"No entiendo porque están tristes, tienen de todo"

"¿Por qué deberías estar triste? Tienes un hogar, comida, tienes todo."

"Tu hermano es raro, siempre llora. ¿No le enseñaron que si tienes que comer en casa, no debería llorar?"

"Ustedes solo ingresaron a esta escuela porque pagaron el ingreso, no sufrieron ni se esforzaron."

"Deja de llorar Lydia. Ya basta con ver a tu hermano."

Muchas de esas palabras aún permanecen en mi mente. Ser la hermana mayor, es un duro trabajo. Afrontas todo primero, vives los problemas primero. Si no confías en las personas.. aprenderás por tu cuenta.

Y es por eso que.. cuando Sebastián nació, me prometí protegerlo de todos esos comentarios, basta decir que no lo hice bien.

Incluso antes de ser consciente de las cosas, tenía mi destino sellado por el apellido Shvagenbagen. Crecí bajo sus jodidas leyes de pingüino. Tenía que ser perfecta, tenía que ser la mejor, debía ser el ejemplo para mi hermano.

Con la llegada de las postulaciones al conservatorio, Gustav aligeró el peso para mí; porque vamos.. Es Gustav. Iba a exprimir a Sebastián hasta el cansancio solamente por ser su primer hijo varón.

Comenzó a los 10 años, durante una sesión de práctica en el salón. Sebastián tocaba las notas teniendo mi voz como acompañante; fue solo una nota errada la que desesperó y liberó la ira de Gustav. Tomó la regla como de costumbre y no percibí el cambio..

◇─◇──◇────◇ P A S T ◇─────◇──◇─◇

Un joven Sebastián se apresuró a mostrar su mano, sabía que su padre daría un leve golpe en la palma.

— Brazo.

Confundido, remango su brazo mirando con disimulo a su hermana. Un golpe seco, el eco del mismo inundó la sala. Fue uno tan certero que ninguno de los herederos pudo reaccionar.

◇─◇──◇────◇ E N D ◇─────◇──◇─◇

Desde aquel día el maltrato hacia Sebastián aumentó. Lo defendí por un tiempo, hasta que el viejo decrépito dirigió esa frustración hacia mí. Fue doloroso; no quería repetir eso nunca más.

¿Sabes lo que es unirse al enemigo, a costa de la otra parte de tu familia? — veo las gotas de lluvia resbalar por las ventanas. Libres y salvajes recorren mis ventanas.. libres, salvajes.. oh; cómo adoro los días nublados, mas no los recuerdos que traen consigo. Observo a mi invitada, sí que pensó bien en su respuesta.

— No lo sé..

Inhalando, y exhalando humo; sonrió nostálgicamente. Observando las nubes continuó con mi relato.

— Sebastián dio el examen de admisión, quedando en segundo lugar. claramente era algo que podía usar a mi favor para evitar la presión.

— ¿Por qué no le ayudaste?

— Él o yo ¡Era supervivencia! Mira, es simple.. la presión iba más a Sebastián, Gustav pasaba mucho más tiempo con él y eso significaba menos para mi; yo salía ganando y sin embargo.. cuando perdió ante ese vagabundo yo.. por enojo, por decepción, por algo creí que sería buena idea ir al conservatorio a reclamar el resultado. Mi hermano no era tan malo, solo era mediocre. Pensaba.. ¿Cómo era posible que un salvaje le ganara a Sebastián? Un salvaje, sucio..

Pude sentir un leve rubor, pensar en Chess, era una guerra de emociones que se desataba en mi interior. 

— Fue entonces que, en un salón, le conocí. Victor Stoltz, o como se hace llamar ahora.. Chess.

Vi como ella bebió un sorbo de la taza con café que tenía en la mesita; por su expresión pude saber que me sobrepase con el azúcar.

— Él era un loco, de hecho, conocerle fue.. Fue un desastre en ese entonces. Un desastre libre y salvaje.

◇─◇──◇────◇ P A S T ◇─────◇──◇─◇

El conservatorio estaba vacío en la mayoría de pasillos, los exámenes habían terminado, mas no las clases. Lydia caminaba por el pasillo que daba a la administración, hasta que escucho un grito fugaz

— ¡MUEVETE CHERRY!

— ¿Ah?

No hizo caso, por lo que el muchacho la llevó al interior de la habitación del conserje. Asustada y a medio segundo de gritar, sintió como una masa dulce estaba en su boca.

— Es mi soborno, ya tiene tu saliva, no tienes más opción que comerlo o tomarlo como evidencia de que tu robaste los postres.

◇─◇──◇────◇ E N D ◇─────◇──◇─◇

۪ ҉ ╮ღ꧁ 𝐂𝐥𝐚𝐬𝐬𝐢𝐜 𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 𝐌𝐅𝐀𝐔 ꧂ღ╭ ۪ ҉

— ¿Por qué no continuas?

Una sensación de molestia invadía a Lif, al parecer.. Anna tenía razón con Lydia. El pequeño silencio se extendió a minutos, hasta que finalmente la rubia respondió.

— Solo.. no quiero mencionar nada más. Seré directa. El hijo de Sebastián no se parece en nada a él. Sebastián fue obligado a ser perfeccionista, a ser perfecto y siempre el mejor, su hijo tiene la opción de no serlo. ¿Sabes que hubiese dado yo por tener la opción de dejar todo?

— ¿Por eso decidiste escapar de la mansión, tía?

La silueta oculta de Ludwig hizo presencia, con su cuerpo apoyado en la pared de la entrada al departamento, camuflándose con el ambiente oscuro y nostálgico. Tenía una mueca de disgusto,

— Oh, te pareces a ella.. excepto por-

— Pecas, si.

— Iba a decir el talento. Eso lo heredaste de tu padre. — la sala comenzaba a lucir mucho más pequeña con cada paso que daba el pelirrojo.

"Tenemos mucho por hablar, querida tía."

۪ ҉ ╮ღ꧁ 𝐂𝐥𝐚𝐬𝐬𝐢𝐜 𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 𝐌𝐅𝐀𝐔 ꧂ღ╭ ۪ ҉

— ¿Shvagenbagen?

La enfermera los llamó mediante el micrófono. Los demás pacientes ni se inmutaron ante el llamado. Era de esperarse, el hospital tenía una dura política; fue construido solamente para aquellas personas que dieran la inversión a la seguridad y construcción de la misma. Algo que solo pocos podrían pagar.

Eso, por obvias razones, enfureció a la región. ¿Construir un hospital solo para los ricos? Una blasfemia, un insulto, un gasto innecesario.

Pocos entendían que ese dinero, no provenía directamente de sus bolsillos. Venía de los negocios externos tanto de la familia como de las demás personas que pagaron por el hospital. Era necesario por la seguridad de todos, ahí no tenían paparazzi, no existían cámaras, reporteros, no había nada.

Johann se encontraba en el piso 4, el área de descanso. Sebastián iba de camino junto a Victoria por los pasillos y escaleras. Rememorando mil cosas en su mente, preguntándose qué hizo mal, que debía hacer y cómo debía reaccionar después de su decisión.

¿Fue su forma de educarlo? ¿Fue demasiado blando con el tema de la música? ¿Debió prohibir esto antes?

— Querida, en un momento regreso, ve con nuestro hijo.

— Claro, ve cariño.. — Un leve apretón en el hombro bastó para aliviar un poco la presión.

Entre sonrisas leves, ambos caminaron por pasillos opuestos.

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¿En que me equivoqué ahora? No lo puedo entender, he sido un padre ejemplar, les di todo, les di apoyo en los estudios, no lo presioné tanto, no le pedí ser el mejor..

Mis manos tiemblan, debo reaccionar. El reflejo del baño no deja de mirarme...

— ¿Y la medicación, Sebastián?

— No la necesito, se supone que estabas enterrado hace años.

Esa voz, si, en definitiva era él. El reflejo inmundo que atormenta mis minutos de paz.

— Mírame, será divertido

No debo perder la concentración, debo estar concentrado. Concéntrate, vamos..

— ¡MÍRAME!

Mis ojos reaccionan automáticamente, observando esa imagen. Maldigo el momento en el cual apareció. Sus ojos, ese destello brillante y esa maldita sonrisa.

— ¿Me extrañaste?

No puedo respirar, no veo bien, no otra vez, no otra vez, no otra vez.

— ¿Me extrañaste?

No.. no lo hice

— ¿Me extrañaste?

No

— ¿Me extrañaste?

¡No!

— ¿Me extrañaste?

— ¡¡NO!!

Siento algo deslizándose por mi rostro ¿Agua? No, el agua no sabe a metal..

۪ ҉ ╮ღ꧁ 𝐂𝐥𝐚𝐬𝐬𝐢𝐜 𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐲 𝐌𝐅𝐀𝐔 ꧂ღ╭ ۪ ҉

◇─◇──◇────◇ P A S T ◇─────◇──◇─◇

En la mansión todo era silencioso, como siempre, lo único que se puede oír es el sonido de las agujas del reloj en la sala, el cielo está nublado. Sebastián se encuentra leyendo el libro de política que le regalaron por su cumpleaños.

El mayordomo ingresa a su habitación, inspecciona todo antes de pedirle a Sebastián que salga de inmediato. Él obedece, y siente los pasos de su padre acercándose, confundido se aparta y sin embargo..

De repente siento ardor en la mejilla.

Algo inconsciente, con la visión borrosa, intentó asimilar lo que había sucedido, estaba en el piso, sentía ardor en la mejilla izquierda.

Vio como su padre tenía el diario de Lydia; no le parecía motivo para estar tan molesto, era el diario de una chica después de todo. Aun así el aura de su padre era de temer.

— Me deshonras

Dicho eso, le exigió bajar a esperar a su hermana. Mary quien estaba en la cocina caminó observando a su hijo, asustada preguntó qué le pasó; obteniendo un regaño por parte de su esposo.

— Lo que le suceda o no, no es de tu incumbencia —

Destrozó unas hojas, en frente de Sebastián, Mary y el mayordomo.

— Afuera. Ahora.

Sin titubear el heredero de los Shvagenbagen salió apresuradamente siendo atrapado por las gotas de lluvia que se sentían como afiladas agujas, frías y duras: lastimaban mucho.

A lo lejos, se veía a Lydia cubriéndose con un maletín, repitiendo algo, Sebastián no podía leer sus labios, pero podía decir que era un monólogo ensayado por la forma en la que repetía lo mismo una y otra vez. Los pasos de su hermana fueron cesando al darse cuenta de la situación.

— ¿Cómo estuvo el ensayo, hija?

El deja caer el diario. Sebastián observa en silencio, sin tener idea de que contiene. Escucha a su padre hablar con Lydia, luego ve a su hermana llorar, sintiendo el impulso de ir con ella; siendo detenido por el golpe de su padre a la puerta. Todo comienza a nublarse, algo que no ha podido controlar últimamente, es una sensación que no podía describir, el aire escapaba por completo de sus pulmones, acumulándose en un nudo que no se movía de su garganta cada que intentaba conseguir más aire. La realidad se distorsionaba haciéndolo sentir cada vez más pequeño y frágil, pero, en esta ocasión había algo nuevo.. una sombra sonriente lo veía desde lo lejos, sonriendo con unos ojos que no dejaban de brillar. Estaba consumiéndose en sí mismo que solo los gritos tan desgarradores de su padre lo regresaron a la realidad.

— ¡¡ES AQUÍ Y AHORA LYDIA, LA FAMILIA.. O LA BASURA!!

Instintivamente vio a su hermana con unos ojos que solo reflejaban esperanza, esperanza en que tome la decisión correcta de quedarse a su lado, esperaba verla acercarse, acercarse y ayudarlo a sobrevivir bajo el techo de su padre; sería diferente, haría lo que fuera por protegerla desde ahora si ella está dispuesta a protegerlo a él también. Quizá formar un vínculo más profundo como hermanos; quizá ambos puedan ser mejores, quizá, y solo si ella decide quedarse..

Pero..

— Mi nombre es Queen.

Sintió cómo todo iba más despacio, Sebastián no pudo evitar llorar en silencio en un intento de no temblar; intentaba con muchas ganas gritar el nombre de su hermana, pero un nudo en su garganta solo le permite llamarla en silencio. A punto de colapsar, una realidad cruda lo golpea hasta los huesos, el peso de la familia iba a recaer solo sobre sus hombros. Cae de rodillas en el suelo ignorando los gritos de su padre. Quizá.. aun podía ir con ella, quizá podría escapar junto a su hermana.

No... no podía ser lo suficientemente valiente para dejar a su madre con ese monstruo.

Gustav entró a casa, caminando a paso firme a una de las salas con licores en mano; tomando una copa de ron mezclada con vino, que desestabilizó su equilibrio. Sebastián seguía afuera, esperando a que Lydia regresará corriendo, que todo lo ocurrido solo haya sido un mal sueño.

Lydia jamás dejaría a mamá sola ¿Verdad? Ella regresaría y planearían huir entre los tres ¿No? Si, ese debe ser su plan, buscar un hogar nuevo para ellos tres.. después de todo, Lydia lo prometió. Prometió que si él no decía nada de sus huidas nocturnas, huirían con mamá lejos de Gustav. Ella no rompería esa promesa, ella no..

— ¡¡MENTIROSA!! — cayendo al suelo, ya empapado y gimoteando entre lágrimas, miraba el suelo, las hojas de su diario casi no se distinguían; tomó una de las que aún no estaban muy mojadas, era el dibujo de alguien.. alguien que el rubio juraba haber visto antes. Con el peso, el nudo y los gusanos en su estómago, guardó el papel en su bolsillo.

— Sebastián, entra por favor, podrías resfriarte.

Era su madre.

Ante el silencio, se acercó a la puerta.

— Espero que tu hermana llegue pronto..

— Se fue.

— Disculpa, ¿Cómo dices?

— Nos abandonó mamá, padre decidió expulsarla de la familia.

El rostro de Mary se tornó pálido en segundos, saliendo desesperada a las calles, gritando el nombre de su hija, la lluvia era aún más intensa, rayos y centellas invaden los cielos.

Un grito, Mary estaba de rodillas en la calle viendo al cielo, cuando un rayo cae por las calles, es el momento en el cuál Sebastián ve la mirada apagada de su madre. Como si aquella luz fugaz se hubiese llevado la vitalidad que tenía.

Y todo era por culpa de Lydia.

Temblando, el rubio estaba dispuesto a ir por su madre cuando sintió una mano sujetando su cuello jalándolo hacia la sala, para soltarlo con fuerza; golpeando su cuerpo débil y mojado contra el piano.

— ¿HACE CUANTO TIEMPO LO SABÍAS? —

Sebastián negó en repetidas ocasiones con la cabeza, provocando aún más la ira de su padre, quien decide agarrar la regla, y comienza a golpear a su hijo por todo su cuerpo, reclamándole que él tiene la culpa de todo, que de no ser por haber estado más entretenido intentando enseñarle a su mediocre hijo cómo tocar el violín, habría podido darse cuenta en qué momento su hija había cambiado tanto.

Los golpes se sentían como cuchillas por la temperatura que su cuerpo manifestaba, estaba congelado. Fue cuando escuchó dos gritos, uno de aquel monstruo llamándole escoria, otro de su madre pidiéndole al monstruo que se detenga o llamará a la policía.

Gustav se sostuvo de pie, arrojando su vaso a la pared. Toma la botella de licor y la deja sin una sola gota, mientras su esposa intenta levantar a su hijo herido gravemente, Mary siente una mano tomando su vestido, voltea y ve a Gustav borracho y con una mirada de repulsión, pidiéndole que traiga su arma para ir por Lydia.

— Busca mi arma, iremos por esa mocosa malagradecida.

— No.

Gustav se tambalea, escupiendo cerca de Sebastián, quien logra ponerse de pie con ayuda de su madre.

— Debemos irnos cariño.. Perdóname por no haberte defendido.. yo no sabía... yo jamás esperé que él... yo...

Entre lágrimas de impotencia, el joven entendía lo que su madre quería decir. Ella no era parte del teatro familiar, no era perfecta, no era fuerte, ella solo aguantaba y seguía con todo, solo por ellos, por Lydia y por él.

— Madre... ma.. mamá, vámonos.. por favor —

Suplicó intentando caminar, su padre podría regresar.

— Oh, esposa mía, ¿A dónde vas? — Gustav apareció apoyado en el marco de la puerta, ingresando con el arma, sin titubear un poco apunta hacia su familia.

— No irán a ninguna parte —

— Gustav nuestro hijo está sangrando, nuestra hija desapareció y tú estás ebrio, debemos ir al hospital y luego a la policía para-

Un disparo hacia el techo, hizo temblar a Mary, quien miraba directamente a los ojos de Gustav.

— ¿En qué momento te has convertido en un monstruo, amor? — sonrió levemente, empujándolo para dar una vía libre a su hijo.

Hubo tres gritos durante un lapso de 30 segundos.

Gustav había gritado que se calle, sin darse cuenta de lo que había hecho

Mary gritó de dolor, apartándose de Gustav, sintiendo menos fuerzas.

Sebastián, quien observaba como el vestido de su madre se pintaba de rojo. Gritó horrorizado al ver como su madre se apoyaba en la pared, dejándola manchada con sangre.

Aún con poca fuerza, intentó quitarle el arma a su padre, quien no dudó en intentar dispararle también. Rozando su pierna derecha.

— ¡¡¡ERES UN MONSTRUO!!! — exclamó Sebastián pateando débilmente a su padre, quien apenas podía asimilar lo que estaba pasando.

Una pequeña pelea había comenzado, en donde el hombre mayor decidió ir con su esposa, pidiendo perdón. Que no era culpa suya, ella se había atravesado.

Sebastián aprovechó esto para tomar el arma y apuntar a su padre.

— Piensa bien lo que estás a punto de hacer.

Bajando el arma extendió sus brazos hacia abajo, Sebastián estaba cansado. Sentía sus pulmones llenos de vidrio.

— NO TENGO NADA QUE PENSAR, ALÉJATE DE MI MADRE — rugía de rabia y dolor, sus ojos tenían un destello brillante. Era odio puro. Odiaba a su padre, odiaba a su mayordomo, odiaba a Lydia.

Por muchas ganas que tenía de defenderse, su cuerpo estaba debilitado. Algo que el mayor aprovechó para golpearlo, aturdirlo, quitarle el arma y retirarse a hacer una llamada.

Entonces.. solo había oscuridad.

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