Skawng // Neteyam

By WhiteVenus_writer

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❪ Neteyam ❫ -Toda la energía es un préstamo... que algún día hay que devolver ❪ 𝘓𝘪𝘦 𝘴𝘪 𝘰𝘦 𝘕𝘦𝘵𝘦𝘺𝘢... More

Regalitos Gráficos 💙
¡Cuenta de Edits! 🎥 🎶
1. Cambios
2. Nuevos lazos
3. Sucesos extraños
4. Estabilidad
5. Te veo
6. Inicio del aprendizaje
¡Feliz Navidad! 💙
7. El comienzo de algo
8. Acercamiento
9. Presentación al pueblo
10. La llegada de los Tulkun
11. Payakan
12. Futuras tsahík
13. Distanciamiento necesario
14. Puedo renunciar pero no olvidar
15. El retorno del recuerdo
16. Un regalo diferente
17. Oel ngati kameie
18. Una vida a tu lado
19. Regreso a la realidad
20. Cambios de aptitud
21. Sobre protector
22. Defensiva
23. Caos y miedo
24. Patrullas
25. Una presentación formal
26. Una pérdida esencial
28. Unión de fuerzas

27. Te veo

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By WhiteVenus_writer

Maratón 3/3

Lo fulminé con la mirada y me tragué la gran cantidad de insultos que querían escaparse de mis labios ante su sola presencia. Sabía que no debía confiar en él.

—Al fin, apareció la estrella de la noticia. Cuéntanos, Ngayä, ¿hace cuanto que tienes «visiones»?

Me tensé de pies a cabeza y abrí la boca con sorpresa.

Era imposible. No había ninguna forma posible de que ese Skawng supiera sobre mis visiones. ¿Cómo podía saber eso? ¿Cómo se atrevía a ponerme en esa situación delante de todo Mi pueblo?

—Es importante porque... francamente, no me gustan los mentirosos y no sé si podría convertirme en Olo'eyktan teniendo como pareja a una.

Bajé las orejas llena de rabia y le enseñé los colmillos provocando que él se tensara también. Si tenía que destrozarlo lo haría, pero no dejaría que acabara con todo el esfuerzo que había tenido que hacer para ganarme mi lugar entre los Metkayina. Nadie arruinaría todo lo que tanto esfuerzo me había costado, ni mucho menos él.

—Cuida tus palabras, Ae'itan, aún no eres Olo'eyktan. Recuerda donde está tu lugar.

Ahora fue él el que me mostró los colmillos. Empezaron a oírse murmullos entre los Metkayina, quienes no entendían como podía tener visiones, y aún menos sin ser tsahík. Pero el problema vino después.

—Pero no es solo eso, ¿verdad, Ngayä? Cuéntales la verdad, cuéntales lo que viste o lo haré yo —me desafió con la mirada y pegué las orejas a mi cabeza mientras agitaba la cola con furia. Sin embargo, la cara de confusión de mi madre me descolocó y acabé agachando la cabeza apenada—. ¡Ella sabía que esa Tulkun y su bebé morirían! Lo sabía y no dijo nada.

Todos comenzaron a hablar horrorizados y miré a mi madre, pidiéndole perdón con la mirada. Ella solo me miraba apenada sin saber qué decir o cómo reaccionar.

—¡Asesina!

Retrocedí asustada ante las palabras de Ae'itan y me encogí ligeramente.

—¿Qué...? —murmuré, comenzando a retroceder con miedo.

—¡Esos Tulkun han muerto por tu culpa!

Ae'itan dio una gran paso en mi dirección y me empujó, provocando que tropezara bruscamente cayendo frente a él. Comencé a temblar, asustada, pero justo cuando Ae'itan iba a dar otro paso hacia mí, alguien se metió en medio y lo empujó con tanta fuerza que Ae'itan cayó también al suelo; lejos de mí.

—Que sea la última vez que le pones una mano encima.

Todos enmudecieron ante la escena y Ae'itan se levantó, cabreado por la humillación de haber caído al suelo. Una sonrisa cínica apareció en su rostro y rió de forma incrédula.

—¿Por qué no me sorprende? Cuando la princesa cae, el principe siempre corre a su rescate. Que caballeroso, Neteyam.

El mencionado le miraba con seriedad, pero podía notar como cada uno de sus músculos se encontraba en tensión.

—Apártate, esto no tiene nada que ver contigo.

—¿Sabes? Empiezas a cansarme, Skawng, parece que no lo pillas —Neteyam se rió en su cara y luego volvió a su rostro serio, mirándole amenazante—. ¿Ves a esa preciosa Na'vi en el suelo? Bien, en ese suelo mugriento debería estar estampada tu cara ya solo por el hecho de haber respirado el mismo aire que ella por dos segundos, pero es que además has tenido la osadía de ponerle la mano encima y además tirarla al suelo, donde repito, está tu lugar. Así que aquí van tus dos opciones, o desapareces de mi vista y rezas porque nunca nos encontremos en esta isla o vuelves a dirigirte a ella como lo has hecho y entonces te reviento la cara de imbécil que tienes con, ¿cómo lo dices tú? Con mi fuerza descomunal de maldito demonio de cinco dedos. ¿Te ha quedado claro o te dejo un recordatorio para aclarártelo un poco más?

El rostro de Ae'itan se descompuso y vi un ligero destello de miedo en sus ojos. Nadie se esperaba algo así, ni mucho menos él. Las lágrimas estaban acumuladas en mis ojos mientras veía a Neteyam frente a mí.

Nadie me había defendido nunca con tanta fiereza como lo había hecho él, nadie se había puesto jamás por delante de mí dejándole claro al mundo que antes de tocarme tendrían que pasar por encima de su cadaver. No entendía que había hecho para merecer al Na'vi frente a mí, pero agradecía una y mil veces a Eywa por habérmelo traído a él.

Sin esperar una respuesta de Ae'itan, Neteyam se giró en mi dirección y se puso de cuclillas a mi altura para mirarme con suavidad y algo de preocupación mientras yo aún le miraba conmovida por lo que había hecho.

—¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?

Acarició mi rostro con suavidad, apartando algunos mechones de él y me miró preocupado. 

—E-estoy bien.

No podía siquiera apartar la mirada de él, no podía asimilar lo que acababa de pasar; mi cabeza era un caos. Neteyam me sonrió levemente y me ayudó a pasar lentamente uno de mis brazos por sus hombros; en otra ocasión me habría negado, ya que estaba segura de que podía andar perfectamente, pero dudada que las palabras salieran de mis labios con facilidad así que simplemente le dejé ayudarme.

Colocó su brazo en el hueco de mis piernas, bajo mis rodillas, y se levantó conmigo entre sus brazos. Tras mirar una última vez a Ae'itan amenazante, se abrió paso entre los Metkayina, quienes se apartaban de su camino. Miré a mi madre a los ojos antes de alejarnos y descubrí una pequeña sonrisa triste en sus labios y como una lágrima caía por su mejilla con nostalgia. Su mirada me dejó aún más descolocada, pero ya nos alejábamos así que no pude indagar sobre ello. 

Tras un rato andando, Neteyam por fin se detuvo y me dejó suavemente apoyada en un árbol. Nos habíamos alejado mucho de la aldea, demasiado incluso; no sabía en qué momento Neteyam había logrado andar tanto, y aún más soportando mi peso en el proceso. 

Salí de mis pensamientos cuando Neteyam se sentó frente a mí y le miré expectante. Ni siquiera yo sabía que decir después de la escena que habíamos vivido.

—Gracias... —Atraje la atención de Neteyam, quien me miró a los ojos y le di una rápida sonrisa con algo de timidez—. Por defenderme antes.

Él asintió lentamente y me dio una leve sonrisa antes de bajar la mirada de nuevo.

—¿Sabes? Cuando estabas con él en algún evento, me dolía —empezó, atrayendo mi atención. Tragué con fuerza sintiéndome muy mal por saber eso—. Pero no era nada comparado con lo que he sentido hoy cuando te he visto en el suelo por su culpa.

Le miré sorprendida y busqué en sus ojos algún rastro de mentira, pero no, estaba siendo sincero; podía leerlo en sus ojos.

—Por un momento ha sido como si el mundo se detuviera y ya no tuviera el control sobre mi cuerpo o mis acciones. La adrenalina se expandía por mi cuerpo como si tuviera un poder físico, la ira me hacía sentir que podía derribar montañas o incluso matar a alguien —me miró con los ojos algo asustados y le devolví la mirada, compasiva—. Solo había ira, y me sentía vacío. Podría haberlo matado si hubiera querido, sé que habría podido, Ngayä.

Se pasó las manos por el rostro abrumado y entonces comencé a entender todo.

—¿Me amas?

Mi voz salió débil, casi inaudible, y él subió la cabeza entre confuso y sorprendido.

—¿Qué...? 

Su rostro mostraba lo confundido que estaba, al contrario de mí que por una vez no sentía peso de ningún tipo, sentía que sabía exactamente todo lo que quería y necesitaba; mis ideas estaban tan claras como mis sentimientos.

Recordaba el momento exacto en el que él me había hecho esa misma pregunta, o al menos parecida. En ese entonces éramos unos adolescentes enamorados, pero ahora... sentía que algo entre nosotros había cambiado, ya no éramos sólo unos críos haciendo locuras, me sentía una adulta que quería algo real por lo que luchar.

—Tú, Neteyam, ¿me quieres tanto como yo a ti? —Me preparé mentalmente para mis próximas palabras y Neteyam me miró en shock—. Ya no me siento una cría, Neteyam, ya no soy la adolescente que corría por el bosque jugando a esconder a su pareja de sus padres. No somos los críos que se escogieron como pareja pero no hicieron nada que demostrara que lo fueran. Siento que he crecido, y quiero algo real, sin importar las consecuencias o las opiniones.

El mencionado me miraba aún sorprendido y sin entender del todo mis palabras. Se inclinó un poco hacia mí y sentí que apoyaba una de su manos en el tronco en el que estaba apoyada, mientras me observaba expectante.

Te veo, Neteyam Sully. Te veo como nunca antes, y... me veo a mí en ti, en tus ojos y en tu mirada. Me encanta como te enfadas cada vez que Lo'ak hace una locura porque cuando él no te ve sonríes porque en el fondo te hacen gracia las locuras que se le pasan por la cabeza; me encanta el orgullo con el que miras a tu padre o el cariño en tu mirada cuando miras a tu madre; pero... me encanta como me miras porque siento que tú me defines, siento que tú podrías cambiarme de cualquier forma y a pesar de eso dejaría que lo hicieras sin dudar, porque a veces me miras como si fuera lo mejor de este mundo, pero la verdad es que tú eres lo mejor del mío. Y-y puede que nunca vaya a ser suficiente para ti o que no tenga el tiempo suficiente para agradecerte todo lo que me has dado, pero quiero tener una vida junto a ti, una real en la cual no haya nadie de por medio y todo el mundo lo sepa, porque tú eres mi familia y eso no es algo que deba esconderese.

Tragué, haciendo una pausa bajo la mirada descolocada de Neteyam.

—No sabemos si habrá un mañana, pero tenemos un ahora —agarré sus manos y lleve una a mi mejilla mientras colocaba la otra sobre la zona donde se encontraba latiendo mi corazón—. Es ahora nunca, Neteyam... Podemos hacer que esto sea real, podríamos tener una familia y una vida juntos. Te veo, Te amo, Te quiero, mi grandísimo Skawng.

La mano de Neteyam que se encontraba sobre mi corazón se desplazó lentamente hacia arriba, acariciando con suavidad y cariño mi piel hasta llegar a la comisura de mis labios.

Oí cómo expulsaba lentamente el aire en un leve suspiro y me miró con dulzura.

—Sabes que Eywa nos unió por un motivo, ¿verdad? —Asentí, riendo ante su pregunta y una sonrisa comenzó a extenderse por sus labios—. Y sabes que tenia todo un discurso preparado para este momento y que te lo has cargado soltando todas esas cosas tan conmovedoras, ¿no? 

Me reí con fuerza y le miré. Realmente había tenido mucha suerte con mi Skawng bromista.

—Puedes soltarme tu discurso si quieres.

—Claro, eso querrías, ahora que sabes que no podré superar el tuyo, ¿eh, listilla? Pues ahora te has quedado sin él.

Apartó sus manos de mi rostro y se cruzó de brazos, a la vez que yo abría la boca indignada y tratando de ocultar mi risa.

—Oh, ¿de verdad? 

Me miró de arriba a abajo en broma y entonces sonrió acercándose un poco más a mi.

—Pues no, y ¿sabes porqué? 

Negué con la cabeza y me acerqué mas a él, dejando nuestros rostros notablemente cerca.

—Pues porque mientras tú descansabas cómoda entre mis brazos no te has dado cuenta de que te has dormido y yo he estado recogiendo flores por el camino —abrí la boca, sorprendida, a medida que oía sus palabras; sin poder creérmelo—. Al igual que no te has dado cuenta de que llevas ya un rato rodeada de todas ellas y apoyada en mi sorpresa.

Bajé la mirada al suelo y me quedé en shock al ver todas las flores acuáticas que me rodeaban, todas de un hermoso azul celeste. Me giré, separándome levemente del tronco y descubrí nuestros nombres escritos en ese mismo tronco con una frase debajo que me hizo sonreír ante el humor del Na'vi frente a mí.

«Claro que te amo, estúpida, ¿cómo podría no hacerlo?»

Me giré hacia él con la boca abierta y le miré de arriba a abajo sin creérmelo.

—¿Cuando has escrito eso ahí?

—Los nombres ya estaban, pero la frase la he escrito cuando has empezado a soltar tu discurso. Vas a matarme pero no me he enterado de mucho, no está para nada a la altura del mío, el tuyo era mucho más aburrido.

Me abalancé sobre él y cayó tumbado de espaldas conmigo encima.

—Eres cruel.

—Se le dice realista, cariño.

Entrecerré los ojos de broma en su dirección cuando noté cómo dejaba lentamente sus manos sobre mis caderas y me miraba con una sonrisa.

—Sabes que es una broma —me guiñó un ojo y me relajé a punto de sonreír—. La verdad es que estaba tan concentrado en el movimiento de tus labios que me he olvidado de prestar atención a tus palabras. 

Le di un golpe en el hombro pero no pude evitar sonreír, y aún más al ver su gran sonrisa. Había echado de menos los momentos así con él.

—¡Hey! Te había reservado una, sospechaba que las aplastarías.

Me mostró una de las flores, intacta, y le sonreí dejando que la colocara sobre mi pelo.

—Ibas enserio cuando contestaste que el mejor regalo para mí serían las flores acuáticas, ¿eh?

—Sé que te encantan.

—¿Sabes porqué? —Le miré risueña y él frunció el ceño al darse cuenta de que no lo sabía.

—La verdad es que no, ¿por qué?

—Porque el día en el que llegasteis llevabas una enganchada en la cola.

Hice el amago de levantarme para quitarme de encima suya pero me lo impidió, colocándome de nuevo sobre él.

—No hablas enserio —me miró sorprendido y yo asentí, lo que le hizo empezar a a reír.

—Bueno, la verdad es que me gusta más como te quedan a ti.

—Lo sé —presumí.

—Ya que hablamos de confesiones, ¿quieres saber las razones por las que te amo? —Me quedé en shock ante sus palabras, algo sonrojada, pero le miré esperando a que continuara—. No eres solo tú. Es tu forma de ser, de entender, de amar... La forma en la que tu mirada me conecta con Eywa. No eres una sola cosa para mí, eres todas. No me importa que la gente del cielo llegue y arrase nuestra tierra mientras tú sigas a mi lado, solo necesito mirarte para ver Pandora. Porque francamente, no he vuelto a mirar este planeta desde que te conocí.

Le miré con los ojos aguados y dejé que una lágrima se deslizara por mi mejilla antes de que él la apartara dulcemente con su pulgar. Su mirada había cambiado, me miraba totalmente inmerso en mis ojos y con un cariño abrumador que hacía que mi corazón latiera frenético.

—Solo tenía, y tengo, ojos para ti. Así que te lo suplico, quédate conmigo, escógeme a mí... porque, joder Ngayä, yo te escogí desde el primer día en el que tu mirada se conectó con la mía. En el momento en el que me miraste y me sonreíste, me sentí un Skawng por estar ahí plantado viéndote sabiendo que no tenia el valor suficiente para acercarme. Desde ese día, he sabido que te seguiría allá a donde fueras, sin siquiera planteármelo dos veces; y si ahora te sigo en la vida, ten por seguro que te seguiré en la muerte, porque solo tú tienes mi corazón ahora, solo tú decides si sigo respirando o no. Tal vez muramos mañana o tal vez no —agarró mi rostro con sus manos apartando todas las lágrimas que caían sin control por mi rostro—. Pero sé algo con una certeza que nadie podría quitarme... Sé que, pase lo que pase, somos nuestra fortaleza. Tú eres mi Eywa, mi vida. No quiero ni necesito nada más, no mientras estés tú para guiarme.

Y sin esperar más bajé mi rostro hasta chocar sus labios con los míos. Ese día sabía exactamente lo que quería, y lo daría todo para conseguirlo; todo cambiaria pero con él solo podría ser a mejor.

El beso subió de intensidad y sentí como Neteyam apretaba con más fuerza mis caderas, atrayéndome hacia él para sentir más contacto. Moví mi cola hacia su brazo y lo acaricié con ella sintiendo como sus músculos se tensaban por el contacto. Él comenzó a incorporarse lentamente ayudándome empujando levemente mi cadera, y se quedó sentado dejando que mi peso cayera, para quedar a horcajadas sobre él. Volvió a hacer presión en mi cadera y me empujó lentamente hasta dejarme tumbada en el suelo, esa vez con él sobre mi. Sus codos estaban apoyados a cada lado de mi cabeza para evitar aplastarme a la vez que empezaba a bajar con suavidad los besos por mi rostro y mi mandíbula. Dejó suaves besos sobre mi mandíbula para luego comenzar a humedecerlos algo más una vez llegó a mi cuello. Arqueé la espalda por la sensación y sin querer choqué mi cuerpo contra el suyo haciendo que él soltara un gruñido a la vez que mordía levemente mi cuello. Sentía que mi mente se perdía en las sensaciones y aproveché para explorar también por mi propia cuenta. Sin que se lo esperara, nos di la vuelta, volviéndome a posicionar sobre él y le sonreí juguetona al ver sus ojos algo nerviosos por el cambio; estaban eufóricos mientras observaban cada centímetro de mi rostro. Bajé mi rostro y respiré sobre su piel notando como su piel se erizaba ante lo cerca que se encontraban mis labios pero sin hacer contacto con su piel. Cuando le vi lo suficientemente desesperado por el contacto comencé a dejar besos por su abdomen mientras dejaba que mis manos exploraran cada uno de sus músculos. Sus abdominales se marcaban aún más al contraerse por el placer y pude notar como su piel comenzaba a sudar ligeramente. De nuevo sentí como mi espalda impactaba contra el suelo, de forma más brusca esa ocasión, y vi los ojos eufóricos de Neteyam mirándome frenéticos.

—Estás jugando muy sucio, amor —su voz ronca hizo que toda mi piel se erizara y le miré con una falsa sonrisa inocente. De un momento a otro su mirada cambió y me miró algo preocupado—. ¿Estás segura de que quieres hacer esto? No tenemos porque hacerlo si no estás cómoda, y además es algo muy personal y espiritual, una vez hecho no habrá vuelta atrás. Tendrás que soportarme por el resto de tu vida, amor.

Le sonreí y le di un suave beso para después acercar su rostro al mío y juntar nuestras frentes.

—Suena como un buen plan.

Me sonrió como un niño feliz y volvió a lanzarse sobre mis labios. 

Esa noche fue única, diferente y totalmente especial. Sentí que nuestras almas se enlazaban frente a Eywa y que nuestra conexión se había encajado para siempre hasta el punto de sentirle en cada zona de mi mente. Sus sentimientos y emociones me embargaban como si fueran los míos propios.

Nunca en mi vida me arrepentiría de esa noche, y esperaba atesorarla hasta el fin de mis días...







¡Espero que os haya gustado!

Amo como ha evolucionado la personalidad de Neteyam, personalmente su lado risueño es mi favorito.

¡Dejad vuestros comentarios y opiniones sobre el capítulo! 

¡Os leo!

Atte. Venus.

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