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Junto con Liam entramos a la escuela, pasamos entre los jugadores, quienes querían entrar a los vestidores pero el entrenador se los negaba y también corría a Garret del equipo.
Cuando llegamos pudimos ver a Scott hablando con su papá por lo cual nos quedamos a un costado.
— Papá, de verdad, estoy bien.
— Debí hacer estado acá. Y dije que estaría en el partido
— Fue solo un partido de pretemporada. Ni te había contado.
— Pero le prometí a tu mamá que estaría cerca, para que ella pudiera hacer doble turno en el hospital. Debí haber estado acá.
— Estás acá ahora. — eso pareció conmoverlo.
Segundos después apareció Violet, quien era llevada por el oficial Parrish.
El agente McCall y papá se fueron juntos con Parrish y nosotros nos quedamos con Scott.
— ¿Dónde está Kira?
— Se fue — respondí.
— Stiles le contó que Lydia descifró la segunda parte de la lista.
— Su mamá está en ella — dijo Scott
— Todos están en ella. — habló Liam.
— Vos no.
— Todavía. Queda una tercera ¿no?
De pronto el silencio reino entre los tres y pude ver su cara de concentración por lo que entendí que estaban escuchando la conversación que estaban teniendo los oficiales y Violet.
Es lo único que odio de ser humana.
Pero me di cuenta que algo andaba mal cuando ambos se miraron tensos.
— ¿Que paso? — pregunté pero no respondieron sino que Scott tomó mi mano y salimos corriendo hacia un lugar.
Los vestidores.
Scott y yo entramos, Liam se quedó vigilando.
— ¿Que buscamos?
— No lo sé todavía.
Fuimos hasta el casillero de Garret y comenzamos a buscar.
Abajo de todo había un bolso de lacrosse.
— Creo que viene alguien. Rápido — anunció Liam.
Llevé mi mano hacia el bolso y lo abrí. Al hacerlo nos quedamos en shock al ver lo que había adentro.
— ¿Encontraron algo?
Scott y yo nos miramos, su mirada me dio a entender que no diga nada, yo asentí y lo volvimos a cerrar.
— No, nada — le respondió mi amigo.
Scott se había llevado el bolso a su casa y lo escondió. Todo ese dinero era una parte de lo que estaba en la lista.
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— Su papá volverá en una hora ¿lo quieren esperan en la oficina?
— En realidad, queremos hablar con vos. — le contesto Stiles
— En privado — le siguió Lydia
Fuimos hasta una oficina y yo le extendí la lista.
— ¿Esto es una lista de objetivos? — preguntó
— Nosotros la llamada lista negra.
— ¿Reconoces algún nombre? — preguntó Stiles.
— Si. El Sheriff me hizo buscar varios en el sistema anoche. Pero no hallamos a ninguno de ellos.
— Enséñale lo otro
Yo agarre la lista y se la di vuelta. En ese último nombre se encontraba el suyo.
— Okey. Es un poco aterrador. ¿Que significa el número?
— Eso es cuánto vales — respondió mi amiga
— ¿Valgo cinco dólares?
— Cinco millones — le corrigió Stiles.
— Solo ganó cuarenta mil al año. Quizá debería suicidarme — Los tres nos miramos entre si alarmados — No entiendo, ¿por qué estoy en ella?
— La verdad, esa pregunta es para otro día. Aún queda un tercio de la lista por descifrar.
— Necesitamos la tercera clave. — habló Lydia. — Pero necesitamos ayuda
— ¿De quién?
— Meredith
— ¿La chica de Eichen? La última vez que la viste, casi le produces una crisis nerviosa — dijo abriendo la puerta para que nos vayamos.
— Casi.
Al parecer Lydia logro convencerlo y nos fuimos directo hacia Eichen House.
El enfermero no sabía cuál era la llave y comenzó a probar una por una. Hasta que apareció otro tipo alto que también era enfermero.
— Oh no, no este tipo — susurró mi hermano.
— ¿Que diablos pasa aquí? ¿Alojamiento y desayuno? — le sacó las llaves al otro enfermero — No le abres la puerta a cualquiera que tenga placa.
— Debemos hablar con Meredith Walker. — dijo Parrish — Es una investigación de asesinato.
— Puede hablar con ella todo lo que quiera, pero estos tres, especialmente este — señaló a Stiles — Se van de acá
— Son testigos cruciales en una investigación en curso. No los habría traído si no fueran absolutamente cruciales.
— De acuerdo, agente. Cunado venga con una orden judicial, lo escucharé. En cuanto a usted, Sr. Stilinski, ¿que tal si vuelve con el pago completo? Así es, papá puede ser el Sheriff, pero se retraso con sus pagos. Supongo que los trabajos públicos no son confiables como antes ¿no?
— Pero le ayudan cuánto necesita un favor — interrumpió Parrish — Cómo, hace un mes la policía de Canaan lo ayudó cuando el alcoholímetro le dio 0,1.
— No — cometamos Stiles y yo en forma de burla.
— Te cerró el orto — aguanté la risa ya que el chabón me miro sin entender y eso lo hacia mas gracioso.
— Muy bien. No estoy en contra de un pequeño quid peo quo. En absoluto — le entregó las llaves a Stiles y Lydia y yo lo saludamos con una sonrisa triunfadora.
— Vos. Vos me caes bien. — le dijo Stiles a Parrish — Me voy a quedar con vos.
Parrish abrió y nos encontramos con Meredith sentada en la cama.
Comenzamos a preguntarle sobre la tercer clave pero ella decía que no, no nos podía contar.
— Meredith, ¿cómo que no puedes contarnos? — preguntó Lydia.
— Necesitamos la tercera clave. Puedes dárnosla en números, letras, jeroglíficos, cómo quieras. — siguió Stiles
— No puedo — respondió
— Entonces ¿por qué nos diste la segunda clave? — pregunté
— Quería ayudar. Eso quiero hacer. Quiero ayudar.
— Genial. Ayúdanos ahora ¿si? — le dijo mi amiga — Danos la tercera clave
— Las cosas cambiaron. No puedo.
— ¿Por qué no? — preguntó Stiles.
— Chicos, tengan paciencia — interrumpió Parrish
— Lo siento. No puedo. El no quiere que lo haga.
— ¿El? ¿Quien es él?
— Meredith ¿quien no quiere que nos digas la tercera clave? — preguntó Lydia.
— El benefactor.
— ¿Cómo se llama? — Meredith empezó a negar — Podrias solo decirnos su nombre.
— Niegas con la cabeza ¿que significa? ¿Que no sabes o que no querés ayudarnos?
— Ya no puedo ayudar.
— ¿Cómo sabes de el? — pregunté
Ella comenzó a agitar su cabeza negando pero muy rápido
— Creo que es mejor parar — dijo Parrish
— Meredith, mucha gente morirá si no nos dices.
— No lo sé. No lo sé. Por favor.
— Meredith, está bien. Vas a estar bien.
Ella comenzó a agitar mucho su cabeza mientras decía que no sabía.
— Dije ¡No lo sé! — gritó haciendo que Lydia se tape los oídos y se vaya para atrás. Stiles y yo la agarramos. Al sacar la mano de su oído este estaba sangrando.
Mire a Meredith quien se abrazaba sus piernas y seguía negando con la cabeza muy rápido.
Los cuatro salimos de ahí y nos fuimos.
Nos dirigimos hacia nuestra casa con Lydia. Le alcancé un trapo para que se limpie la sangre.
Me senté en la cama de Stiles, Lydia en la silla del escritorio con la computadora y mi hermano caminaba de un lado a otro.
Tratabamos de descifrar la clave pero no había caso.
— Bueno, sabemos una cosa. Las dos primeras claves, Allison y Aiden, ambos son nombres de muertos ¿no?
— Ya probamos todos los nombres de muertos posibles — dije
— Y por si no te diste cuenta, fueron muchos intentos. — siguió Lydia
— Si, me di cuenta. ¿Estás bien?
— La única otra banshee que conocí. Y creo que yo fui quien la enloqueció.
— Lydia, no fue tu culpa — hablé — nosotros también estamos ahí.
— Y probablemente no seas la única.... — dijo Stiles pero antes de terminar la oración paró — Espera. Las banshees predicen la muerte. ¿Que tal si la tercera clave es alguien que no está muerto...?
— Pero lo estará — dijimos Lydia y yo al mismo tiempo.
Me levanté de la cama y me puse al lado de Lydia al igual que Stiles.
Mi amiga cerró los ojos y se concentró. A los segundo comenzó a escribir.
DEREK
Lydia puso enter y los nombres comenzaron a aparecer.
Derek era la clave, Derek iba a morir.
— Llama a Parrish. Necesitamos llamar a Parrish. — dije
Lydia llamó y le avisó que Meredith estaba en la lista.
— ¿Que decis? — habló mi amiga por teléfono
Lydia, Meredith falleció. La encontraron hace una hora en su habitación. Se ahorcó. Lo siento.
Stiles y yo la abrazamos, ella no respondió, estaba en shock, sin moverse y con los ojos llorosos.
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— ¿Ya lo contaste? — preguntó Stiles
— No
— Deberíamos contarlo — hablé
Los tres estamos sentados en el piso con el bolso lleno de plata en el medio.
Agarramos el bolso y lo dimos vuelta haciendo que todo caiga al piso.
Los que nos tomó por sorpresa que además salió un cassette que decia "Play me"
Scott agarró algo para poder escucharlo y los producimos.