DAYLIGHT | julián álvarez

By lvndrhaze

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"Lo único que se me ocurre es amarte porque llenas mi vida de luz. No puedo, ni quiero dejar de quererte, no... More

DAYLIGHT
─ chapter one
─ chapter two
─ chapter three
─ chapter four
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─ chapter six
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─ chapter twenty three
─ chapter twenty four
─ chapter twenty five
─ chapter twenty six
─ extra one
─ extra two
─ extra three
─ extra four (final)
DELICATE & ENCHANTED
no da che

─ chapter seven

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By lvndrhaze


— ¿TODO BIEN SOL? —la chica de ojos chocolate alzó su mirada de lo que Mateo y Thiago le estaban mostrando en su Tablet, para poder ver a Antonella que iba en el asiento del acompañante. Hacía tan solo unos minutos que habían pasado a buscarla por la casa del Kun, ya que este tenía otro compromiso y no iba a ir al bowling con ellos, y Lionel al saber esto se había ofrecido a llevarla con Antonella y los nenes para evitar que tuviera que tomar un taxi.

— Sí, todo bien Anto. —hizo una pausa acomodando a Ciro en su regazo— Un poco cansada porque estuve todo el día hablando con mis superiores por videollamada y con el resto del equipo. Estamos organizando desde ya como nos vamos a organizar con el tema del Mundial, quieren que incluyamos además de esto de los videos con juegos y eso, videos especiales como esos edits ponele que se usan ahora con música y así, también quieren que mostremos un poco de los jugadores en los entrenamientos, imágenes de ellos en el calentamiento y así. Entonces tengo que ver como voy a poner todo en la cuenta, las historias, el feed y eso. Y con el equipo diagramar la estética que vamos a seguir para que quede todo acorde. Además de que ya no va a ser solo la cuenta de Instagram, sino que vamos a usar también Twitter y Tiktok.

— Me imagino que deben estar a full. Ayer ni bien subiste el video nuevo me puse a verlo, te tengo las notificaciones activadas. —comentó Antonella con una sonrisa— No tenes idea de lo mucho que me tenté con Lio y Ángel jugando al Whisper Challenge, cada vez que necesite cagarme de risa lo voy a volver a ver, no hicieron ni un miserable punto dios mío.

— Bueno che, no es tan fácil como parece ese cosa. —se quejó Lio.

Sol sonrió con entusiasmo— Desde donde yo estaba grabando se escuchaban las risas, se notaba que la estaban pasando bien.

— Como ustedes, parece. —comentó Messi con su vista en el frente, observando la calle y los demás vehículos— Nos quedamos todos bastante sorprendidos de ver a Julián cagándose de risa mientras los demás respondían las preguntas, por lo general es bastante tímido, todavía le cuesta soltarse con nosotros.

— Me hace acordar a vos. —Antonella lo observó con una sonrisa— Cuando recién entrabas en el Barcelona, se nota que es tímido y ustedes son bastante intensos.

— ¿Ustedes? —Lio le dedicó una mirada incrédula— ¿Qué ustedes? Yo no hago nada, los demás son el tema ahí. —se quejó como un nene, robándole una carcajada a las dos mujeres— No, pero igual me alegra que se vaya soltando y se nota que con esto de los juegos está agarrando confianza, con nosotros y con Sol también, con Sol parece que bastante. —ante este comentario, Antonella giró su rostro para observar a Sol con una ceja alzada.

— ¿Algo para contar Solcito? —cuestionó con una sonrisa de lado, Messi soltó una risita sabiendo que estaba pensando su mujer.

— ¿De qué? —cuestionó como si no entendiera la pregunta.

— No te quieras hacer la boluda que ya sabes que con nosotros no te sale. —ante las palabras de Lionel, Sol frunció su ceño haciendo un pequeño puchero con sus labios— Para, mejor no, porque no sé si quiero escuchar esas cosas sobre ella que es prácticamente mi hermana. —puso una expresión horrorizada.

— De golpe se volvió la madre Teresa de Calcuta. —murmuró Sol soltando una carcajada acompañada de Antonella— Nada de qué preocuparte igual Lio, no vas a escuchar nada raro porque somos amigos con Julián.

— ¿Te comiste las barritas de cereal al final?

Al escuchar esa pregunta, Sol abrió sus ojos con sorpresa— ¿Cómo sabes de eso?

— Yo sé todo, Agüero. —alzó sus hombros de forma despreocupada, soltando un quejido cuando Sol le dio un golpe en su brazo, Mateo y Thiago soltaron una carcajada al ver esto para volver a prestar atención a la pantalla en las manos del mayor.

— ¿Qué barritas? —preguntó Antonella sin entender— ¿De qué me perdí?

— Sol les contó que no había llegado a desayunar nada antes de ir a grabar con nosotros, ya que estamos la próxima vez que no desayunes te llevo yo a rastras, ¿tamos? —cuestionó dedicándole una mirada fugaz a la menor— Y dijo que tenía que seguir trabajando, entonces la Araña le dio unas barritas de cereal para que comiera algo por lo menos.

— ¿Cómo te enteraste de eso vos? —Sol lo observó con una ceja alzada porque recordaba que cuando Julián se las entregó ellos ya estaban solos en el campo.

— Como él tardaba en llegar al comedor con los demás me preocupé y me volví para ver qué onda, le pregunté si había pasado algo. —se detuvo en el semáforo, aprovechando para girarse y mirar a Sol y su mujer— Medio que se puso nervioso y terminó largando todo.

— ¡Lo asustaste, boludo! —exclamó Sol, dándole otro golpe— Encima que le cuesta abrirse con los demás, vas y haces eso, lo intimidas.

— Tamos re agresivas hoy loco. —se quejó Lionel— Yo le pregunté bien, él solito se puso nervioso. —soltó una risa, recordando como Julián le había contado todo y como él le había asegurado que estaba todo bien, notando lo rojo que se había puesto.

La sonrisa en el rostro de su esposa cuando Lionel terminó de hablar parecía la del gato de Alicia en el país de las Maravillas— Es un amor por favor, se nota que es buen pibe. Me gusta la pareja que haría con Sol, los dos unos amores, yo compro.

— ¡Anto!

— ¿Qué? —cuestionó la mujer soltando una carcajada al ver como Sol se ponía toda roja— En serio Sol, me hacen acordar mucho a Lio y a mí cuando éramos más chicos, re dulce él para hacer eso. Va por buen camino, ya tiene mi aprobación.

— ¿Aprobación? —Lionel no pudo evitar reír— Amor, ¿sabes todo lo que falta para que Julián se anime a avanzar? Si según vos, es como yo, le va a llevar su tiempo.

Antonella negó— No, dije que se parece, no que fuera igual. Acordate que para cuando nos demos cuenta él y Sol ya van a estar juntos, les doy dos meses como mucho.

— Dios mío. —susurró Sol, sintiendo su cara caliente y aunque no quisiera admitirlo una sensación de cosquilleo en su interior. Aclarando su garganta, la chica de ojos chocolate volvió a hablar— ¿Podemos dejar de hablar de esto? Que vergüenza, basta por favor.

— Bueno, no te jodemos más... Por hoy. —un quejido escapó de sus labios mientras Lionel y Antonella chocaban los cinco, luego de que él hubiese frenado y apagado el auto— Ya llegamos, si quieren bajar...

— Tranquila Sol, no vamos a decir nada más, solo jodemos. —Antonella le dedicó una sonrisa, completamente divertida con la situación— Si Lio llega a decir algo de más, me avisas nomás. —Lionel la observó con indignación, soltando un "¿Perdón?".

Al oír aquello Sol soltó un suspiro aliviada, mientras le dedicaba una sonrisa burlona al futbolista— Por eso Anto es mi favorita. —y descendió del vehículo sintiendo la brisa otoñal nocturna impactando contra su rostro y disminuyendo el enrojecimiento y la temperatura del mismo. Arreglando su campera de jean, la joven aguardó a que Antonella acomodara la ropa de los nenes, y una vez que estaban todos listos se dirigieron hacia la puerta principal donde ya había algunos de los demás jugadores con sus familias esperando.

Con entusiasmo comenzaron a saludar a todos los que ya estaban, comenzando a charlas con ellos mientras los nenes jugaban a la mancha, aguardando a que llegaran los últimos.

— Perdón por llegar tarde, Olivia se manchó la ropa a último momento y tuvimos que cambiarla otra vez. —Valentina les dedicó una sonrisa apenada al llegar al grupo acompañada de Enzo y Julián, que había venido con ellos, completando todo el grupo.

— No pasa nada Valu, no hay drama. —le aseguró Linda, la mujer del Papu, saludándola con un beso mientras Enzo y Julián comenzaban a saludar a los demás.

Julián saludó a todos con una sonrisa amable hasta que finalmente llegó a donde Sol estaba de pie, sonriendo con dulzura al ver que la chica de ojos chocolate alzaba su mano a modo de saludo. Sol no pudo evitar apreciar lo bien que Julián se veía vestido de esa forma, con ese suéter de un color clarito colgado sobre sus hombros y los pantalones oscuros contrastando con la remera blanca que portaba, que resaltaba sus ojos y su sonrisa, esa sonrisa que tenía un no sé qué que sin dudas le gustaba.

Esto es culpa de Antonella y Lionel. Pensó la chica, desviando su mirada hacia un costado, sintiendo que su rostro volvía a teñirse de rojo por pensar en Julián de esa forma cuando sólo eran amigos. Mejor dicho, cuando recién lograban ser amigos después de que el cordobés finalmente dejara atrás un poco de esa timidez e incomodidad.

— ¿Ya estamos todos entonces? ¿Entramos? —todos comenzaron a decir que sí, y de a poco, gracias a la gran cantidad que eran, fueron ingresando al lugar. Una sonrisa apareció en los labios de Sol cuando Julián sujetó la puerta para que ella pudiera pasar, susurrando un "Gracias, Juli" antes de ingresar siendo seguida por él. Un suspiro escapó de sus labios al oír eso, porque a pesar de que ya lo había dicho antes, el oír que Sol lo llamaba de esa forma le causaba una especie de cosquilleo.

No seas pelotudo Julián por favor, es tu apodo nomás. Se dijo a sí mismo en su cabeza, como si aquello fuera a lograr desaparecer esa sensación.

— ¿Todo bien, araña? —la voz de Gonzalo llegó a sus oídos, y sintió como le da una palmada suave en la espalda— ¿Listo para perder?

— Si no recuerdo mal, la vez que fuimos a un bowling les terminé rompiendo el orto a todos. —le recordó el de ojos chocolate— No sé que tanto andas boqueando.

— Era la suerte del principiante, ya no surte efecto, es mi momento. —le dedicó una sonrisa de suficiencia.

— Si, si, seguro Cachete, lo que vos digas amigo. —murmuró Julián riendo.

— Bueno, ya hablé con la chica de la reserva. —comenzó Sol llamando la atención de los dos y también de los demás— Hay un área para los nenes donde hay juegos como metegol, tejo de mesa, maquinitas y esas cosas, y también hay unos inflables y peloteros para los más chiquitos con unas chicas que se encargan de cuidarlos. Y para nosotros tenemos las pistas de bolos, y podemos pedir algo para tomar y comer mientras jugamos, después igual en el segundo piso hay una especie de patio de comida donde podemos ir a comer algo todos juntos. —hizo una pausa, señalando el costado— Se supone que tienen que pasar por ahí para pedir los zapatos para jugar y la chica me acaba de comentar que la temática de hoy es la competencia en parejas, la pareja ganadora del grupo se lleva un postre especial de regalo.

— ¿De qué postre estamos hablando? —preguntó el Papu, ahora más interesado que antes en ganar.

Sol se encogió de hombros— Ni idea, me dijo que era sorpresa, pero incluye helado si eso te sirve.

— Me sirve —habló Lionel, la simple mención de la palabra helado era suficiente para que su espíritu competitivo saliera a flote. Antonella a su lado tapó su rostro con su mano, mientras los demás reían porque acababa de recrear el conocido meme que daba vueltas por internet.

— Bueno, metámosle entonces que mientras antes empecemos antes puedo romperles el orto y quedarme con el helado. —Rodrigo frotó sus manos con malicia.

— Necesito que me vayan diciendo las parejas así las dejo anotadas en la hoja de nuestro grupo, vayan diciendo y a medida que pasan van por sus zapatos y pueden aprovechar a dejar a los nenes en la zona de juegos con las encargadas. —en un pobre intento por organizarse, todos trataron de ponerse en fila frente a Sol que tenía la hoja y una lapicera en mano. Uno a uno, los jugadores comenzaron a dejar sus nombres y los de sus parejas mientras Sol los anotaba, aquellos que tenían hijos se dirigían directamente a la zona de juegos para dejarlos antes de ir a las pistas, mientras que los demás pasaban directamente a estas— ¿Quiénes quedan? —Sol alzó su mirada, notando que sólo quedaban Rodrigo, el Dibu, Lautaro y Julián.

— Agus y yo vamos juntos, ella ya fue a dejar a la nena y yo ahora voy por los zapatos esos. —Lautaro le dedicó una sonrisa para luego encaminarse hacia donde Lisandro, Muri, Linda y el Papu ya esperaban por los suyos.

— Rodri y yo, mi motorcito juega conmigo. —Dibu pasó el brazo por los hombros de Rodrigo, robándoles una risa ante esto. Sol asintió, anotando sus nombres en la hoja, escuchando sus pasos a su lado.

— Entonces, eso nos deja juntos. —la chica alzó su cabeza, su mirada chocando con la de Julián que ya la estaba observando con ojos chispeantes— ¿Te parece bien? Sino podemos ver como cambiar, por ahí querés jugar con alguien. —Julián sonrió completamente divertido, agachándose un poco para agarrar con delicadeza la hoja y la lapicera en sus manos, comenzando a anotar su nombre y el de Sol bajo la mirada sorprendida de la joven.

— No quiero cambiar ni jugar con nadie más, Sol. —aclaró entregándole la planilla a la chica del mostrador— No podría tener mejor compañera de equipo.

— No sabes en lo que te estás metiendo, mira que soy bastante competitiva Julián. —le dedicó una mirada preocupada, no quería agobiarlo con su intensidad a la hora de jugar y su competitividad. Si Sol jugaba a algo era para ganar, más allá de que eran todos amigos, si había competencia entonces ella apuntaba siempre al primer lugar.

Sin embargo, agarrándola absolutamente por sorpresa, Julián tomó su mano con suavidad tirando de ella hacia la zona de los zapatos— Me parece perfecto porque somos dos, Sol.

La chica no pudo evitar sonreír al ver la sonrisa radiante que el cordobés le otorgaba para luego girarse hacia el chico detrás del mostrador que se encargaba de los zapatos.

Que linda sonrisa tiene, debería sonreír más seguido, probablemente le alegraría el día a más de uno.



— NO BUENO, ES UNA BANDA YA. —Leandro miró como en la pantalla aparecía la marca de otra chuza para Sol y Julián, dejándolos varios puntos por delante de los demás, mientras los dos jóvenes chocaban los cinco riendo— Estos dos están haciendo trampa, no puede ser loco.

— ¿Se puede hacer trampa en esto? —preguntó el Papu mirando a los demás— ¿Por qué no avisaron antes? Y uno acá tratando de hacer unos puntos miserables. —Linda, a su lado, ahogó una carcajada.

Sol lo observó con una sonrisa burlona— ¿Cómo vamos a hacer trampa? ¿Son pelotudos?

Leandro le dedicó una mirada frustrada— Y qué se yo, por ahí sobornaron a la flaca de la recepción.

— Seguro la miraron con esa cara de buenitos que tienen los dos y se la terminaron ganando, buenitos las bolas, dos demonios son. —el Dibu hizo la seña como si tuviera unos cuernitos sobre su cabeza provocando la risa de los demás.

— Si, justo yo, que no entiendo un pingo de inglés y de pedo puedo decir hola, le voy a decir que me arregle la máquina para ganar. —habló Julián parándose junto a Sol, robándole una sonrisa a la de ojos chocolate.

— Si ustedes son chotos jugando nosotros no tenemos la culpa, ¿no Juli? —el chico asintió completamente divertido con las caras de los demás— Kuni les dijo que yo sabía jugar, pero no le dieron bola.

— ¿Ni Jili? —repitió Enzo tratando de imitar a la chica.

— Si bueno, tu hermano dice muchas boludeces Sol. —Otamendi se encogió de hombros, provocando la risa de Messi que estaba sentado a su lado— ¿Y la Araña? ¿Qué onda, activó los reflejos de Spiderman?

— Yo ya había jugado con los chicos una vez y también les rompí el orto, nada nuevo la verdad. —explicó el cordobés con tono despreocupado.

— ¿Por qué poronga dejaron que jugaran juntos entonces? Todo mal hacen, loco.

— ¡Pensé que era la suerte de principiante! —exclamó Gonzalo ante la pregunta de De Paul.

— Igual todavía no ganaron, queda el tiro de Lisandro y Muri, hay chances de que empaten. Esta es de ellos, no dejen de los pendejos ganen.

— ¡Hacelos mierda carnicero! —gritó Enzo, provocando que Sol y Julián lo miraran— ¿Qué? Me niego a que ganen, quisieron robarse mi hija, defendé mi honor Licha. —Valentina soltó una carcajada, recordando las quejas porque Olivia no quería salir de los brazos de ellos.

— ¿Qué honor? —cuestionó Julián, las risas de los demás estallaron al ver la cara de indignación de Enzo— Quedaste casi último hermano, ni chances de entrar al podio tenés.

— Bueno, a ver, dejen al Licha jugar. —todos observaron al jugador del Manchester United colocándose en posición con la bola de boliche en su mano. Sol por su parte estaba a un costado junto a Julián, ambos cruzando los dedos para que Lisandro no hiciera una chuza que pudiera empatarlos.

Un grito de emoción escapó de los labios de Sol mientras daba saltitos en su lugar cuando la bola rozó los pinos, pero terminó escapando por el costado, sin siquiera derribar uno. La chica observó a Julián a su lado, que también sonreía con entusiasmo y que ya tenía la mirada sobre ella. Sol sopesó la idea de arrojarse sobre él para abrazarlo, pero no estaba completamente segura, sí, le había dicho que no le molestaba que lo abrazara, pero aun así ella no quería molestarlo. Y Julián fue capaz de percibir esto, por lo que con una sonrisa dulce abrió sus brazos y movió su cabeza ligeramente indicándole que se acercara. Y sin dudarlo la menor de los Agüero lo hizo, siendo recibida entre sus brazos, sintiendo la calidez que emanaba su cuerpo y el aroma de su perfume, uno de esos que Sol podría oler durante todo el día sin cansarse.

Todos comenzaron a quejarse, diciendo que estaba arreglado, que habían hecho trampa, que sus bolas de boliche estaban rotas, y otras cosas sin sentido que solo provocando que los dos se separaran para observarlos con sonrisas divertidas— Bueno, ¿ya dejaron de llorar? Me gustaría ir a comer algo y reclamar el premio con Julián.

— Esto no va a quedar así, me niego a perder con dos pendejos. —el Dibu los señaló— Ya vamos a tener la revancha, ¿estamos?

— Cuando ustedes quieran. —respondió la chica— Hacemos equipo de nuevo, ¿no?

— Obvio, no pienso cambiar más de compañera. —Julián la observó con una sonrisa radiante, sus ojos vivaces mientras la rodeaba por los hombros con su brazo atrayéndola hacia él, sintiendo que su corazón se aceleraba por la cercanía una vez más.

Así, aquellos que habían dejado a los nenes en el área adecuada para ellos fueron a buscarlos mientras los demás subían al segundo piso para reservar las mesas donde pudieran sentarse todos. Pero eran tantos que los encargados del lugar debieron mover las mesas para poder armar una mesa lo suficientemente grande para que todos pudieran estar juntos. Sol había quedado sentada a la derecha de Julián y a la izquierda de Magui, la pareja de Giovani. Frente a ellos se hallaban Alexis, su pareja Camila y Agustina, la pareja de Lautaro, con Nina en su regazo.

Al final se habían decantado por pedir pizzas porque era algo que todos comían y para los nenes habían pedido los menús infantiles que había disponibles. La cena había pasado entre risas, anécdotas y más quejas por parte de los chicos porque Sol y Julián se había llevado la victoria esa noche, sobre todo cuando llegó el postre especial para ellos que era el típico Banana Split que se veía en las películas estadounidenses para que pudieran compartirlo.

— Te gusta bastante el helado, ¿no? —preguntó Julián, notando la sonrisa de satisfacción en el rostro de Sol cuando probó un poco del mismo.

— Me encanta, pero no me dejes comiendo sola, se supone que es de los dos y si me lo termino sola me voy a sentir culpable. —la chica empujó el tazón donde estaba preparado el postre hacia él, arrugando su nariz tiernamente, un gesto que provocó la sonrisa del cordobés. Al ver que Julián no le hacía caso, Sol tomó la otra cuchara que había el tazón y la cargó con un poco de helado para acercarla hasta él— Juli, abrí por favor.

Julián pudo sentir las miradas de los demás sobre ellos, sintiendo también como se ponía rojo, pero aún así abrió su boca permitiendo que Sol le diera helado, no pudiendo decirle que no al ver la sonrisa dulce de la chica y sus ojos brillando. Era consciente de la cantidad de cargadas que se iba a comer después, pero si eso le permitía ver a Sol sonriendo, entonces lo valía.

— Ah bueno, encima le dan de comer el helado en la boca.

Sol giró su rostro, notando las miradas de todos, y es que por un momento había olvidado que los demás estaban con ellos. Ignorando la sensación de calor en su rostro, la chica le sacó la lengua a Enzo— Eso de envidioso porque vos no tenes postre, a llorar al campito.

— Che... Yo no me pienso quedar con las ganas, me voy a pedir uno para Linda y para mí. Me re antojaron estos dos. —murmuró el Papu levantándose, dispuesto a ir a la caja.

— Nosotros también queremos uno Papu. —habló Fideo alzando su mano.

— Por acá otro también. —lo siguió Leandro. Y así, todos terminaron pidiendo uno para compartir con sus parejas y los nenes, mientras Sol y Julián continuaban disfrutando del suyo.

— Deberíamos sacar una foto ahora cuando venga Alejandro, no tenemos ninguna todos juntos de este viaje. —todos asintieron de acuerdo, acomodándose en sus lugares, y cuando el Papu volvió con el recibo del pedido, Linda le pidió a una de las chicas que trabajaba ahí si podía tomarle unas fotos a todo el grupo.

— Acérquense más que sino no vamos a entrar boludo, somos una banda. —habló Lio mirando a los que estaban el extremo, corriendo su silla para acercarse más Anto.

Así como el capitán se había acercado más a quien tenia a su lado, los demás hicieron lo mismo para tratar de entrar todos en la pantalla del teléfono. Julián había movido su silla más hacia la derecha donde se encontraba Sol, colocando el brazo sobre el respaldo de su silla, y cuando la chica se movió ligeramente una ráfaga de un aroma floral dulce llegó a él embriagándolo por completo y robándole un suspiro que logró llamar la atención de Sol.

— ¿Estás bien, Juli? —cuestionó la chica con una pequeña sonrisa para luego volver a mirar hacia el frente donde la chica esperaba con el teléfono para sacar la foto.

— Más que bien. —respondió el cordobés en un susurro, sin poder dejar de sonreír. 

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