¡Maratón 3/3!
Miré mi reflejo en el agua y sonreí inconscientemente.
Hacia mucho tiempo que no me veía tan iluminada, tan imponente. Parecía una verdadera reina, como diría la gente del cielo, y eso me hacía llenarme de orgullo. Sentía que así estaba a la altura de mis ancestros, a la altura de lo que se esperaba de mí.
Había dormido bastante bien, por lo que las ojeras habían desaparecido al completo; mi piel estaba bastante más iluminada con su color azul aún más llamativo, y mis ojos poseían un brillo especial que no veía desde que era tan solo una niña. Algo había cambiado, o estaba cambiando, y no estaba segura de qué era pero aún así era algo que claramente necesitaba.
—¡Llegué! Lamento el retraso, mi padre había convocado una reunión familiar —Neteyam llegó a mis espaldas y respiró con dificultad.
Sonreí antes de girarme para mirarle con esa misma sonrisa. Él se paralizó por un momento, observando mis facciones y habló, tal y como esperaba:
—¿Ha ocurrido algo? Pareces muy... deslumbrante —murmuró.
Volví a sonreír, enseñando mis colmillos y me giré para mirar el mar frente a mí.
—Algo ha cambiado... No estoy segura de el qué, pero lo siento así.
Neteyam se sentó lentamente a mi lado mirándome aún inquisitivo.
—¿Qué vamos a hacer? —Me miró con una intensa curiosidad.
Ambos habíamos acordado que le enseñaría todo lo relacionado a los Metkayina, para que de esa forma él pudiera impresionar a su padre y lograr que este se sintiera orgulloso de él.
—Vamos a empezar por lo más básico, aprender a controlar la respiración. Debes reducir tu latido al mínimo y mantenerte en calma bajo el agua para no perder este —le expliqué, notando su mirada atenta. Definitivamente tenía muchas ganas de aprender y mejorar.
Me giré sobre mi sitio para estar sentada frente a él y respiré profundamente, esperando que él hiciera lo mismo.
—Respira con mucha calma. Siente la presión aquí abajo —coloqué mi mano sobre mi abdomen y él hizo lo mismo sobre el suyo, para asegurarse de estar haciéndolo bien—. Cuanta más práctica vayas obteniendo, más tiempo durarás ahí abajo.
Cerré los ojos, sintiendo mi latido mucho más leve.
—¿Qué pasa si me altero bajo el agua?
—Tendrás que concentrarte en calmarte.
—¿Y si he tragado agua o expulsado todo el aire?
—Entonces te recomiendo que subas a la superficie si no quieres morir ahogado —dije sarcástica.
Sentí que mi concentración se perdía tras cada pregunta y mi latido comenzaba a latir de nuevo con regularidad.
—¿Cuánto tardaste en dominar la respiración? —Inquirió, curioso.
Abrí los ojos y los entrecerré en su dirección, perdiendo todo el avance que había logrado en mi respiración.
—Menos del que tardarás tú sino te concentras —bufé.
Neteyam comenzó a reírse agachando la cabeza y abrí la boca con sorpresa.
Skawng (imbécil)
Entrecerré los ojos en su dirección al ver que su risa no cesaba.
—¿Qué es tan gracioso? —Le miré de arriba a abajo cuando levantó la cabeza aún riendo.
—Eres muy sarcástica, pero tienes gracia —me guiñó un ojo y abrí la boca con indignación.
—¿Acabas de guiñarme un ojo?
Sus ojos revelaron pánico y luego soltó una risa nerviosa mientras mi mirada se suavizaba.
—Puede...
Luché por aguantar una carcajada y me mantuve serena para asustarlo, incorporándome muy lentamente sin que lo notara.
—Hablas con una... ¡tsahík! —Sin que se lo esperara me abalancé sobre él y le lancé directo al agua.
Me levanté y cuando le vi sacar la cabeza del agua, aún sorprendido por haber acabado en el agua, solté una carcajada y le sonreí divertida.
—¡Ese ha sido un golpe bajo, futura tsahík!
A pesar de tratar de sonar serio no pudo evitar reírse igualmente.
Cogí carrerilla y me lancé al agua, salpicándole en el proceso.
Saqué la cabeza del agua riéndome al ver su expresión indignada mientras se quitaba los restos de agua de los ojos.
—Así que quieres jugar, ¿eh? —Su mirada cargada de malicia me hizo borrar mi expresión, cambiándola por una asustada.
Neteyam enseñó sus colmillos con un gruñido amenazante y lo tomé como mi señal para comenzar a huir.
Comencé a nadar, sintiéndolo seguirme por detrás y llamé a un Ilu.
Este llegó rápidamente, posicionándose frente a mí y me subí para ir más rápido. Neteyam imitó mi acción y se subió a otro Ilu.
—A ver cómo te las arreglas bajo el agua, futuro Olo'eyktan —le miré burlona y me sumergí bajo el agua junto al Ilu.
Giré mi cabeza para ver a Neteyam bajo el agua también, aguantando bastante bien la postura.
Sorprendentemente bien para ser un principiante.
Me incorporé hacia arriba volviendo a salir del agua con un grito emocionado cuando él Ilu dio una vuelta sobre su cuerpo en el aire para sumergirse de nuevo.
De nuevo miré a mi acompañante quien aún no ganaba ventaja y le sonreí juguetona antes girar junto al Ilu de forma rápida, pillándole por sorpresa.
A mucha velocidad logré desestabilizar a su Ilu y que este girara, así provocando que Neteyam no aguantara sobre él.
Este salió a la superficie y junto a mí Ilu hice lo mismo.
—No te tomaba por una tramposa —dijo de broma.
—Aún hay mucho que no sabes sobre mí. Soy toda una caja de sorpresas —sonreí abiertamente y él me devolvió la sonrisa.
—Te veo —hablé, a la vez que movía mis manos haciendo los gestos.
Neteyam trató de imitar mis señas, fallando en el intento.
Reí con fuerza al darme cuenta de que había estructurado mal la frase.
—Creo que te has equivocado de orden —reí un poco más y agarré sus manos para dirigirlas de forma correcta—. Así, justo de esa forma.
El mencionado volvió a intentarlo y esa vez logró simbolizarlo bien.
—¡Eso es!
Neteyam sonrió aliviado de haberlo hecho bien al fin y bajó sus brazos para apoyarlos en el suelo.
—Al fin, pensé que no lo lograría nunca —suspiró más relajado y volvió a mirarme—. Nunca mencionaste que vuestras señas bajo el agua fueran tan enrevesadas.
—Nunca preguntaste —rebatí.
Le sonreí burlona y miré a mi alrededor. Hacia mucho tiempo que no podía estar tan relajada, sin personas a mi alrededor atentas a todos mis movimientos o acciones. Siempre alerta para ver si era suficientemente buena para ser una tsahík.
Una pregunta apareció en mi cabeza y tragué borrando la sonrisa.
Neteyam pareció notar mi cambio de humor y fue borrando su sonrisa mirándome con confusión.
—¿Qué ocurre? —Cambió su postura y apoyó sus brazos en sus rodillas para mirarme más de cerca.
Respiré moviendo mi cabeza a un lado, sin saber si estaba bien o no hacerle esa pregunta. Definitivamente a mi madre no le gustaría que la hiciera, pero necesitaba algunas respuestas también.
—¿Cómo es? —Mis ojos brillaron con anhelo de respuestas y Neteyam se quedó mudo, sin entender del todo la pregunta—. El bosque...
El mencionado puso cara de entender pero luego su expresión cambió a una compasiva.
—Bueno... hay mucha más vegetación que aquí —sonrió con nerviosismo y apoyé mi cabeza en las rodillas para escucharle con atención; tratando de imaginarme todos los detalles que me diera—. Árboles tan altos como montañas, y montañas flotantes incluso.
Sonreí, imaginado tal paisaje. Me encantaba como lo describía Neteyam, era su hogar y se notaba por cómo hablaba de él. Sus ojos se iluminaban al hablar de su antiguo hogar, y su actitud era de mucha ilusión. No sabía si me gustaba más lo que describía o el como lo describía.
—Nuestro padre nos contó que cuando él llegó con los Omaticaya estos vivían en un árbol. El más grande y fuerte de todo el bosque. Decía que el pueblo sentía una gran conexión y un gran cariño por ese árbol —la mirada en Neteyam se ensombreció y me tensé.
—¿Qué pasó con el árbol?
—La gente del cielo lo voló por los aires. Muchos Omaticaya murieron por el fuego e incluso aplastados por su propia casa —Neteyam inspiró profundamente—. Nuestro abuelo murió ese día, y nuestra madre no pudo salvarlo.
Bajé las orejas con pena y la vista al suelo.
Los clanes del bosque habían sufrido mucho más que los del agua. Me sentía incluso culpable de saber cuál era el estado de los Na'vi de allí comparado con nuestra paz. Siempre quise ser útil, pero no solo como tsahík, quería luchar por los míos; ayudar en la gran guerra que se avecinaba.
Odiaba quedarme de brazos cruzados mientras oía las noticias de pueblos Na'vi masacrados por la gente del cielo, o de guerras fallidas que solo traían la muerte de nuestro pueblo.
—La gente del cielo nos obligó a irnos de nuestro hogar, a huir. Si vuelven... pienso luchar. No volveré a huir, ya no —Neteyam apretó los puños a su costado.
Agarré sus muñecas, sintiendo su presión deshacerse hasta abrir por completo la mano.
—Solo tienes que pedírmelo... y lucharé a tu lado —susurré, mirando nuestras manos apoyadas sobre las del otro. Él me miró con una sonrisa triste que le devolví—. Sé que soy la futura tsahík, conozco mi lugar en esta lucha. Pero no me quedaré de brazos cruzados viendo cómo masacran a mi pueblo.
Alcé nuestras manos, apoyadas la una con la otra en el aire.
Miré nuestros dedos, ambos poseíamos cuatro a pesar de que él era mestizo, y se sentían bien apoyados .
Neteyam entrelazó nuestros dedos y bajó nuestras manos.
—Ya no estás sola, Ngayä. Ahora tienes un amigo... si lo quieres.
Miré nuestras manos y luego a él, sonriéndole.
Tenía razón, había conseguido un amigo, uno que vivía una situación parecida a la mía.
Por un momento incluso olvidé las oscuras visiones que había tenido. Ese era el efecto Neteyam, olvidar tu alrededor...
Al menos, era el efecto que tenía en mí.
¡Aquí el último capítulo de la maratón! Lamento el retraso, no me convencía el capítulo y aún no estoy segura de si ha quedado a la altura de los demás, pero bueno jajajaj
Si tengo tiempo intentaré subir otro hoy, para compensar un poco también.
¡Seguir comentando y dejando vuestras opiniones! Amo cada comentario que me dejáis en los capítulos y algunos me emocionan muchísimo, no sabéis cuánto os lo agradezco enserio.
¡Ha habido muchas actualizaciones en la lista de lectura de Neteyam, así que si buscáis seguir leyendo sobre él pasaros por ahí! Debe de haber ya unas 18 historias de Neteyam.
¡Os leo! 💙🫶
Atte. Venus.