Spiderverse ✓ ⋆ Julián Álvare...

Galing kay astrolupin

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"Te pareces un poco a Tom Holland, arañita." Moira disfrutaba ver las películas del Hombre Araña con Julián... Higit pa

Introducción
oo. el comienzo
01. los jugadores
02. arabia saudita
03. primeros acercamientos
04. él dijo, ella dijo
06. el sueño argentino
07. besos interrumpidos
08. entre maquilladoras
09. el plan
10. triple t
11. salida de botineras
12. anda pallá bobo
13. promesas mundialistas
14. la final
15. los festejos en argentina
16. navidad en familia
17. el final del viaje

05. el hombre araña

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Galing kay astrolupin

Moira se levantó la mañana siguiente recordando todo lo que había pasado la noche pasada. Nunca había sido el tipo de persona borracha que perdía la memoria, aunque tampoco se había emborrachado de esa forma jamás. Era la primera vez que perdía totalmente la cabeza y se comportaba de forma coqueta con otras personas. Y justo le había dicho cosas vergonzosas a Julián Álvarez, agradeció a Candela por haberla sacado de ahí antes que hiciera algo todavía más vergonzoso. Pensar en sus palabras le causaban vergüenza y lo único que quería hacer era volver el tiempo atrás y no haber tomado ese tercer vaso. De esa forma, nunca habría dicho en frente de más personas y del mismo Julián, que básicamente estaba interesada en él por ser cordobés. Y, que además, por él se hacía de River. La fotógrafa tuvo intenciones de faltar ese día al entrenamiento y su compañera de habitación le recordó que era importante que estuvieran ahí, porque Argentina iba a jugar contra México mañana y tenían que sacar todas las fotos posibles.

Revelando cómo se sentía por dentro, Moira agarró unos lentes de sol y se puso una gorra. Tenía los ojos rojos y unas ojeras, su cara estaba demacrada por ayer y su cabeza dolía. Se hizo unas dos trenzas, una en cada costado, y el resto de su atuendo consistió en vestirse de negro. Sólo quería quedarse acostada en la cama pero era imposible, tenía que comportarse como una adulta y asumir las consecuencias de sus actos. Nadie la había obligado a beber, ella decidió tomar unas cervezas a tal punto de ponerse borracha hasta la médula. Había tenido suerte de que nadie le dijera nada por haber ido pasada de copas por la calle, conocía las reglas de Catar y eran estrictas en cuanto al uso de alcohol. Sólo permitían beber alcohol en ciertos lugares autorizados, como los bares y restaurantes, y tomar alcohol en la calle estaba sumamente prohibido. Si bien había acatado esas reglas, había estado borracha en medio de la vía pública y eso podría haber creado ciertos problemas. Le debía a Candela más favores de los que pensaba.

—¿Qué voy a hacer cuando lo vea a Julián? ¿Y a Enzo y a Lisandro?— la castaña se quejó por tercera vez, mientras juntas caminaban y esperaban por el ascensor.— Haceme acordar de nunca tomar alcohol, jamás.

—Dijiste que tenías tolerancia, bolu.

—La tenía. Seguro que las cervezas que hay acá son diferentes a las que hay en Argentina, capaz por eso también joden mucho con todas las reglas. No puedo creer que le dije esas cosas a Julián, soy una boluda.— Moira no hacía otra cosa más que agarrarse la cabeza y lamentarse. Se insultaba a ella misma por ser, básicamente, una boluda que no sabía controlarse cuando estaba pasada de tragos.

Candela soltó una carcajada, pareciendo divertirse ante su desgracia.— Si yo no estaba ahí, seguro te tirabas arriba de Julián.

El rostro de Moira no hizo otra cosa que ponerse rojo. La joven trató de no levantar la cabeza en el resto del trayecto o de llamar la atención, escuchaba a los jugadores pero ninguno de ellos se le acercó o hizo un comentario referido a ella. Candela estuvo para hacerla sentir distraída y le habló de diferentes cosas, le contó que Mariano le había escrito de vuelta y que capaz esa tarde, cuando terminaran con el trabajo, se iban a ver de vuelta. En cuanto a Moira se trataba, iba a pasar toda la tarde acostada y esperando que la resaca se hiciera más leve.

Hizo su trabajo con responsabilidad y evitó hacer contacto visual con Julián Álvarez. Lo vio correr y cuando estaba lo suficiente distraído, le tomó fotografías. Se sentía que el aire estaba mucho más tenso que de costumbre, y todo se resumía a la concentración; mañana tenían un partido y era de vital importancia ganar. Según lo que le había contado Nicolás, el amigo de Mariano, Argentina estaba en la fase de grupos y hasta el momento, contaban con cero puntos por haber perdido el partido contra Arabia Saudita. Si le ganaban a México sumaban puntos. Sólo los primeros dos equipos del grupo que contaban con más puntos eran los que iban a seguir en el Mundial. Si Argentina no sumaba puntos, volverían a casa con el sueño frustrado. Moira podía ser un cero a la izquierda cuando se refería al fútbol, aunque de igual forma ponía todas sus buenas vibras para que su Selección pudiera saltear cualquier obstáculo hasta llegar a la final.

—Hola, Mary Jane.— Enzo Fernández la saludó, pasándole la pelota a Paulo Dybala. Ella puso los ojos en blanco y le tomó unas fotografías.

Cuando finalmente el entrenamiento terminó y fueron libres de retirarse, volvieron a la habitación y se arrojó pesadamente sobre la cama. Su cabeza dolía y al mismo tiempo, quería desaparecer de la faz de la tierra. Antes de irse con Mariano, su compañera de trabajo pidió unas hamburguesas y comieron en silencio. Moira se quedó con su celular, perdió al menos unas dos horas mirando reels y viendo historias en Instagram. De repente, una notificación le llegó.

[juliaanalvarez]

hola, moira

estás ocupada?

Ella no sabía si responderle o clavarle el visto. Dejó su celular arriba de su pecho y miró el techo, pensando en qué hacer. Soltó un suspiro y agarró su celular nuevamente, lo había estado evitando todo el día y no era lo más maduro, ya que tenía que seguir conviviendo y trabajando con los jugadores de fútbol, y entre ellos, Julián Álvarez.

[moira.ph]

hola

no, ya terminé con mí trabajo, por?

[juliaanalvarez]

querés q lleve comida y la compu y nos ponemos a ver películas?

Ella pensó en la idea. Tenía la habitación vacía y estaba al pedo, la idea le parecía copada. También se sentía con la necesidad de hablar con Julián sobre lo que le había dicho y aclarar las cosas. Había tenido un día sumamente incómodo y no quería que el resto de su estadía en Catar fuera igual.

[moira.ph]

prometes no hacerme pasar vergüenza por lo que pasó ayer?

[juliaanalvarez]

lo prometo

lo que pasó ayer queda olvidado

estabas borracha, no lo decías en serio

aunque sí te quiero hacer de River

Moira sonrió a la pantalla.

[moira.ph]

bueno, venite

Ella le mandó el número exacto de la habitación y corrió para ordenar un poco el desorden. Se revisó en el espejo y se puso un poco de perfume y desodorante. Unos diez minutos después, escuchó que golpeaban la puerta y fue a abrir, dándole una última mirada al panorama. Julián estaba parado frente a la puerta, vestido con un conjunto deportivo negro y con la computadora en una mano. En su otro brazo traía una caja de pizza y una gaseosa. A Moira se le hizo agua la boca, amaba la pizza y podía comer todo el día.

—Vení, pasa.

El futbolista entró a la habitación y dejó la caja y la bebida en la pequeña mesa ratona. Ella le hizo señas a Julián de sentarse en la cama, mientras pensaba en cómo comenzar a hablar de lo ocurrido. Miró sus ojos marrones y su cara.— Quiero pedirte perdón, Julián. Ayer me fui de boca y dije cosas vergonzosas, normalmente no soy así. No quería molestarte ni hacerte sentir incómodo, así que te pido perdón.

—No pasa nada, no tenes que pedirme disculpas. Ahora vení acá así vemos alguna peli.— el jugador le habló con la buena onda que lo caracterizaba y aún sintiendo un poco de vergüenza, se sentó a su lado.— ¿Cuál de todas las películas del Hombre araña querés ver?

Moira siquiera lo dudó.— La primera de todas. Es la mejor.

Mientras Julián prendía la computadora y ponía la película, agarró la caja de pizza y la puso sobre la cama. El silencio antes de la película fue un tanto extraño, porque todavía no tenían la confianza necesaria y Moira no olvidaba su momento de vergüenza. Sentía que de vez en cuando, la mirada del jugador se ponía en su rostro y aún así, no se había animado a volver a mirarlo. La película se desarrolló y ellos dieron opiniones mientras la veían, soltaron pequeños gritos y actuaron como dos nenes que veían su película favorita. Nadie creería que tenían veintiuno y veintidós años respectivamente, porque parecían de diez años. Una vez que terminó, los dos se miraron.

—Hablame de vos.— Julián interrumpió el silencio.

—¿De mí?— él asintió y ella lo pensó por unos segundos.— Bueno, soy de Buenos Aires. Estoy estudiando para ser profesora de literatura, amo leer, mi escritor favorito es Oscar Wilde. Me gusta la fotografía y hasta hace poco, la consideraba un hobbie, porque nadie me contrataba o mostraba interés en mis proyectos. Mi sueño es poder dedicarme a dar clases de literatura, hacer que los chicos lean buenos escritores y disfrutar de sacar fotografías. Soy de libra, soy indecisa. Me gustan las películas del Hombre Araña, y cuando tenía quince años me hice un tatuaje, mi papá nunca se enteró.

Julián Álvarez se rió de lo último que había dicho.—¿Dónde te hiciste el tatuaje?

Moira solamente estaba usando un par de medias en sus pies, así se bajó un poco una de ellas y le mostró el tatuaje de la máscara del hombre araña, en su tobillo.— Es fácil de ocultar.

Julián soltó un silbido.

—Me gusta.— reconoció él, dándole una sonrisa adorable. Moira puso todo su esfuerzo para mirar a otro lado, porque quería comportarse como una adulta responsable comprometida con su trabajo, no como una piba que iba a Bariloche y se volteaba a todo lo que caminara.

—Ahora háblame de vos, Juli.

—Soy de Calchín, Córdoba. Siempre me gustó el fútbol y jugaba allá, mi familia me apoyó muchísimo y estoy agradecido por siempre. Jugué en River hasta hace unos meses y ahora estoy en el Manchester City. Desde chiquito soñaba jugar un mundial y por fin se me dio. Estoy en el lugar en el que quiero estar y no puedo pedir nada más.— se notaba a simple vista que el futbolista decía la verdad sobre cómo se sentía, mientras relataba su historia, sus ojos brillaban y parecía un soñador. De jugar en su propio pueblo a jugar en un mundial, había sido un gran salto.

—Estoy segura que te mereces estar acá y espero que puedas disfrutarlo. ¿Cómo es Inglaterra?— la fotógrafa suponía que debido al nombre, el Manchester City tenía que ser un equipo que estaba localizado en Manchester, Inglaterra, aunque no podía estar del todo segura. Sin embargo, el chico se quedó pensando por un rato; en algún momento habían terminado recostados en la cama y ella observó su nariz y su perfil.

—Es totalmente diferente a lo que estoy acostumbrado, la gente es más seca, son más serios.

—Estoy segura que ellos no se emborrachan y dicen cosas de las que después se avergüenzan.— comentó ella, tratando de aligerar el ambiente y usar su propio acontecimiento vergonzoso para hacerlo reír. De esa forma, le quitaba cierto peso su vergüenza.

—¿Cuántas veces te tengo que decir que no me molestó?— el jugador no dejó de sonreír, sin embargo, dejó de mirar el techo y volvió a mirar sus ojos.— Me sentí halagado, la verdad.

Moira levantó sus cejas, había esperado cualquier cosa menos eso. No tenía sentido.— Dale, estoy segura que hay un montón de pibas y pibes que te escriben comentarios más zarpados en las redes. Creo que hasta en el mismo partido escuché a una gritar que quería tener tu primogénito.

La cara del jugador se puso roja y Moira se preguntó si Julián Álvarez era vergonzoso y tímido, o tal vez se estaba haciendo el boludo y era un profesional en cuanto a chamuyar a las pibas. Aunque teniendo en cuenta que ella había sido la que lo avanzó cuando estaba borracha, no terminaba de comprender cómo era su persona. Ella siguió hablando, porque no quería estancarse en una conversación incómoda.

—¿Estás nervioso por el partido de mañana, contra México?— cada vez quedaban menos horas, y lo más probable era que Julián tenía que estar con sus compañeros, pensando y concentrándose en el partido. Había mucha presión en la Selección Argentina para que lo dieran todo y los resultados fueran favorables.

—Siempre estoy nervioso, pero espero que nos vaya bien.

—Te va a ir bien, no te preocupes. Te voy a sacar fotos piolas, también.

Moira parecía no dejar de sonreír, al igual que Julián. No supo cómo pero empezaron a charlar y la timidez en ambos empezó a desaparecer. Él no paraba de hablar, le contó sobre sus hermanos, sobre sus momentos en River y sus quejas sobre los hábitos nocturnos que tenía Enzo, con quien compartía la habitación. Ella lo escuchó atentamente, interrumpiendo sólo para soltar comentarios o carcajadas. Julián se demostraba como un pibe que no se la creía, que a pesar de haber llegado a un lugar muy importante, todavía tenía los pies sobre la tierra. Se había abierto ante ella, sus nervios por el partido de mañana disminuyeron, al igual que la vergüenza que Moira había sentido por la noche pasada. Quería que ese día no terminara, la estaba pasando muy bien, hablando con él de diferentes cosas y olvidando que eran dos adultos con responsabilidades.

Ambos notaron que la puerta de la habitación se abrió y por ahí entró una sonriente Candela. Tenía sus cabellos despeinados y su labial estaba un poco corrido, Moira tenía varias ideas de lo que había ocurrido.

—Uy, perdonen, no sabía que estaban acá.

Julián se levantó de la cama de un salto y ella se sentó.— Yo ya me tenía que ir, mañana jugamos y lo mejor es que vaya a descansar.

—No te preocupes, yo ordeno todo.— ella lo detuvo, notando que el jugador había querido agarrar la caja de pizza y los residuos que habían dejado. Una vez que ella le dijo aquello, en cambio, el castaño agarró la computadora.

—Nos vemos mañana, espero que nos alientes, eh.

—Obvio que sí, Juli. Suerte mañana, la vas a romper.— Moira le contestó, bajo la atenta mirada de Candela y Julián. Tenía fe en que mañana iba a ser un mejor día y que el partido iba a tener buenos resultados. Aunque eso no significaba que no sintiera ciertos nervios en su estómago.

El número nueve de la Selección Argentina se fue acercando a la puerta y Candela se la dejó abierta.— Sacame buenas fotos.

—Siempre saco buenas fotos.— ella le guiñó un ojo.

Julián Álvarez salió de la habitación, despidiéndose de las dos y la mujer no dudó en correr a ella cuando la puerta se cerró. Moira se levantó de la cama y agarró la caja de la pizza, tratando de arreglar el desorden y mantenerse ocupada en algo. Era obvio que en cualquier momento su compañera de habitación iba a empezar a llenarla de preguntas.

—Boluda, la tensión entre ustedes se podía cortar con un cuchillo. ¿Qué fue eso?

Moira negó con su cabeza.

—Nos llevamos bien, eso es todo.

HOLAAA

mañana es la final, lloro, estoy re contra nerviosa. si hacen macumba, porfa hagan todo para mañana ganar !!

Bueno, hasta la próxima. Porfis recuerden votar y comentar, me ayudan mucho y me hacen sentir que lo que escribo no es tan malo jajajn't <3

besitosss

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