–Jake te estoy diciendo que ese vestido no le va a quedar bien. Ya creció un poco más. Tiene dos meses y medio ya. Eso es para un recién nacido.–Le dijo Marc desde el espacio mental.
Jake estaba en una tienda de bebés donde había visto ropa para ti que le había gustado, mientras te llevaba en su elaborada mochila en su pecho, tú durmiendo con tu mano en tú boca y dejando su camisa manchada con un poco de saliva.
–Ay que estrés, cabrón. Si tanto te molesta, ¿por qué no tomas el control tu y te dejas de chingar tanto, culero?–Rodó los ojos, dejando el vestido donde estaba y comenzando a caminar fuera de la tienda.–Y ya me aburrí, no quiero ni una mamada de acá.
–Jake solo tenías que buscar una talla un poco más grande.–Le dijo Steven desde el espacio mental.
–¡AY MIRA UNA BOINA!–Exclamó tan fuerte que la gente le quedó mirando mientras él se acercaba a la tienda.
Marc y Steven realmente no sabían cómo es que no te habías despertado con ese grito.
Mientras tanto, Jake estaba emocionado comprando la boina que había visto. Y otras de otros colores y diseños para combinar con tu ropa.
Finalmente se terminó llevando diez distintas.
Jake se fue a sentar a una de las bancas en el parque para dejar las bolsas a un lado y poder darte tu leche ya que habías comenzado a llorar.
–Ya, mami tranquilita...–Te dijo con voz suave, dándote el biberón.
–¿Marc?–Escucharon a alguien decir por detrás.
–Verga...–Dijo Jake, quedándose helado en su lugar.–Marc, te toca.
Jake forzó un cambio e hizo que Marc tomara el control, mientras te seguía alimentando.
Al no estar con su boina y chaqueta de cuero distintiva puesta, no parecía que era Jake quien había estado en control todo ese tiempo.
–¿Marc eres tu?–La persona se acercó y se puso frente a él, y Marc quedó helado en su sitio, aún sosteniendo el biberón en tu boca.
–L-layla...–Dijo verdaderamente sorprendido de verla.–No sabía que estabas aquí en Londres...
La última vez que se habían visto, fue el día que firmaron los papeles del divorcio. Después de eso, no volvieron a encontrarse nunca más. Hasta ese preciso momento.
–Sí, bueno. Solo estoy cumpliendo un par de misiones.–Le dijo con una sonrisa.–¿Y ella de quien es? ¿Quién es ésta pequeña y hermosa princesa?–Le preguntó sentándose a su lado, tomando con delicadeza tu pie y viéndote con una gran sonrisa.
–¿Q-qué?–Preguntó confundido al estar tan distraído viéndola.
–Te está preguntando por T/N.
–¡Oh claro! ¡Si! Ella... b-bueno ella es...–Tartamudeó mientras dejaba el biberón vacío a un lado, para luego acomodarte en su pecho y comenzar a darte ligeras palmadas en tu espalda para hacerte botar eructos. Mientras Layla le observaba con una sonrisa.–Ella es T/N... nuestra hija.
–¿S-su qué?–Preguntó completamente sorprendida.
–Ya la cagastes güey.
–¿Y qué querías que dijera? ¿Que T/N es de alguien más? ¿Negar a TÚ propia hija?
–Ya, culero... me 'stás haciendo quedar mal, güey.
–Es nuestra hija. Se llama T/N Spector Grant Lockley. P-pero es adoptada. Steven la encontró en la puerta del edificio un día que volvía del museo. Jake insistió en quedársela, y yo la quería dejar en un hospital. Pero aquí estamos, dos meses y medio después.–Le explicó mientras te acomodaba de vuelta en la mochila, viendo en dirección hacia ella, con una sonrisa en el rostro.
Agarraste sus dedos índices con tu pequeña mano y comenzaste a jugar con ellos, mientras balbuceabas y te caía algo de saliva de la boca.
–E-esto es... e-es inesperado. No creí que la siguiente vez que los viera serían padres, para serles honesta. Es la última cosa que me podría haber imaginado.–Rió ligeramente tomando tú manta que colgaba del hombro de Marc y con ella te limpió la boca.
–Sí... yo tampoco me imaginaba que podría llegar a ser padre, pero aquí estoy.–Le ofreció una pequeña sonrisa, apartando la vista de ella.
Layla reconocía muy bien esa mirada. Era la misma mirada llena de miedo, culpa, ira, rabia, y mil emociones más mezcladas de cuando recordaba a su madre o hablaba de ella.
–Estoy segura de que van a ser grandes padres. Que tú vas a ser un excelente padre, Marc. T/N tiene mucha suerte de tenerte.–Layla tomó su mano y le ofreció una sonrisa, sin quitar la vista de él.
–Gracias.–Bajó la mirada y tragó el nudo en su garganta, dándole un suave apretón en la mano.
–Además, si ustedes quieren, puedo ayudarles cuando quieran. Con todas las misiones que tengo, decidí mudarme aquí a Londres. Así que si algún día necesitan de una niñera, o ayuda con cualquier cosa, solo me llaman y aquí estaré. Siempre.–Le dijo con una sonrisa, pasando su dedo con cuidado por tu mejilla, mientras tú reías y la veías.
–Eso es muy amable de su parte.
–Sí, si, muy lindo. Ahora bésense.–Dijo Jake desde el espacio mental, lo cual hizo que Marc rodara los ojos.
–¿Puedes callarte por cinco minutos y no arruinar el momento por una sola vez en toda tu vida?–Le dijo Steven molesto.
–Bueno yo ya tengo que irme.–Dijo Layla poniéndose de pie, totalmente ajena a lo que ocurría en la mente de Marc.–Fue lindo volver a verte. Y conocer a ésta hermosa princesa.–Marc se puso de pie y Layla tomó tus manos, haciéndote reír.
–Lo mismo digo, y gracias, por todo.–Le dijo con una sonrisa.
Layla se acercó y le dio un pequeño abrazo, tratando de no aplastarte, para luego despedirse de ti e irse caminando por el parque.
Marc dejó ir el aire que no sabía se estaba aguantando, para luego tomar tú bolso con tus cosas, las bolsas, y luego comenzó a caminar en dirección a donde Jake había aparcado su taxi.
–Esa mamada estuvo bien intensa.
–Sí... la verdad es que sí...
Marc aún estaba procesando lo que había ocurrido. No había visto a Layla desde el divorcio, y ahora se reencontraron y él era padre. Una locura. Pero eso no quitaba el hecho de que podría considerar hacer uso de su ayuda en el futuro.