❝ Forbidden ❞ || Michaeng

Від _xYoungOnce

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❝ Aveces las sensaciones prohibidas son las mejores ❞ ⚘ Aclaraciones en el primer capítulo ¡! ⚘ Mención de... Більше

𓏲 Prólogo
𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 4
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 9
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 12
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo 15
𓏲 Capítulo 16
𓏲 Capítulo 17
𓏲 Capítulo 18
𓏲 Capítulo 19
𓏲 Capítulo 20
𓏲 Capítulo 21
𓏲 Capítulo 22
𓏲 Capítulo 23
𓏲 Capítulo 24
𓏲 Capítulo 25
𓏲 Capítulo 26
𓏲 Capítulo 27
𓏲 Capítulo 28
𓏲 Capítulo 29
𓏲 Capítulo 30
𓏲 Capítulo 31
𓏲 Capítulo 32
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Extra O1
𓏲 Extra O2
𓏲 Extra O3
𓏲 Extra O5

𓏲 Extra O4

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Від _xYoungOnce

Nayeon y Jeongyeon

Desde hace mucho tiempo que Nayeon no tenía ese sentimiento de disgusto hacia ella misma y su imagen en particular. Suspiró por tercera vez en lo que arreglaba su cabello, no se sentía cómoda, no se sentía satisfecha con lo que veía en el espejo, y odiaba muchísimo esa sensación porque ella siempre se sentía tan segura, decidida, confiada, pero justo ese día, todas esas cualidades habían desaparecido.

Sin nada más que hacer, dejó de tocar su cabello y no cambió nada de lo que llevaba puesto, no le quedaba mucho tiempo de todas formas como para seguir quejándose.

Tomó su celular tras escuchar la notificación de mensaje, sabiendo perfectamente que se trataba de su novia. Leyó el mensaje, sintiendo el nerviosismo recorriéndolo completamente. Ya era hora de irse.

Nayeon muy difícilmente lograba sentirse desconfiada, principalmente de ella misma, pero desde que Jeongyeon le dijo que su familia quería conocerla, el sentimiento de que no podría ser suficiente para los Yoo apareció sin poder evitarlo, parecía que necesitaba su aprobación. Es cierto que no tenía que dejarse llevar por las críticas, pero sabía muy bien lo que todos decían y pensaban de ella, de su aspecto, de sus gustos, y después del incidente de las fotos, tener que ver a la familia de su novia no se sentía como una buena idea.

Al principio, intentó convencer a Jeongyeon de que debían esperar más, y aunque lograron alargar el tiempo de espera, los padres de Jeong volvieron a insistir. No los culpaba, su novia le había comentado en varias ocasiones su dinámica familiar y el por qué ellos deseaban conocerla, además de que ya llevaban un buen tiempo juntas.

Salió de su casa, dirigiéndose a la casa de los Yoo. Jeongyeon le había dicho que podía pasar por ella, pero se negó, ese tiempo que le tomaría llegar, lo usaría para calmar sus nervios, para mentalizarse y para intentar retomar su seguridad y confianza, necesitaba sentirse segura justo en ese momento para no echarlo todo a perder.

Unas calles antes de llegar, le avisó a la mayor que estaba cerca. Suspiró un poco más tranquila, pero no del todo; visualizó a su novia a lo lejos, esperando por ella.

— No debiste venir hasta aquí — sonrió la rubia al encontrarse frente al castaña.

— ¿Así me saludas?

Nayeon sonrío automáticamente, acercándose para dejar un corto beso sobre sus labios.

— Así está mejor — sonrió ampliamente, sobando sus mejillas.

— Lo siento, es que estoy muy nerviosa — se apenó, entrelazando sus dedos con los de Jeongyeon para empezar a caminar hacia su destino.

— Todo estará bien, eres increíble y lo sabes, no hay nada de qué temer.

— Eso espero — murmuró, agachando la mirada ante su propio temor de ser rechazada.

La única persona que estaba medianamente de acuerdo de su relación con Jeongyeon, era la señora Yoo, aún no la conocía, pero su novia se lo había comentado anteriormente. Su problema principal eran el señor Yoo y Wooseok, no deseaba generar ningún tipo de conflicto familiar, mucho menos quería que las consecuencias se las llevara Jeongyeon por su culpa.

— Te ves hermosa, como siempre — halagó la castaña, causando que Nayeon levantara la mirada hacia ella con una corta sonrisa dudosa en sus labios — No olvides que no necesitas ser otra persona para agradarle a mis padres, a mi me gustas como eres, te amo así — le dio un apretón a su mano, dándole cierta seguridad con ese gesto.

Se sentía muy afortunada, la manera en la que Jeongyeon siempre encontraba la forma de hacerla sentir mejor, era demasiado para ella, mucho más de lo que esperó en alguien, porque incluso cuando no le decía como se estaba sintiendo, de alguna manera lograba descifrarlo, y debido a eso es que siempre tenía algo para decirle, llenándola de cumplidos, diciéndole justo lo que quería escuchar sin pedirlo.

Y como siempre, funcionó.

La primera en recibirlos al llegar a la casa, fue la señora Yoo. Nayeon la saludó con mucha timidez a pesar de que la mujer no dejaba de sonreírle, dirigiéndose a ella con alegría, como si realmente estuviera muy emocionada por tenerla ahí, y aunque quizás ella lo estaba haciendo por su hija, apreciaba que por lo menos lo estuviera intentando, porque hubiera sido mucho más incómodo si solo la invitaran para juzgarla en su cara.

— La cena casi está lista, solo esperaremos a que tu padre venga del trabajo y que tu hermano termine sus prácticas — se dirigió a la menor mientras caminaban hacia la cocina.

Jeongyeon asintió, ahora tan nerviosa como Nayeon. Toda su familia sabía que su novia llegaría a cenar, y ella personalmente le advirtió a su hermano que no dijera nada fuera de lugar, pero tenía miedo, conociéndolo, muy probablemente diría algo para molestarlas o para molestarla a ella, y de verdad no deseaba que Nayeon se sintiera mal o que terminara molesta, aunque también la reacción de su padre la tenía muy a la expectativa.

Estuvieron hablando las tres en la cocina durante una hora, movilizándose de un lado a otro, arreglando la mesa y terminando algunos detalles de la comida en un intento de que el ambiente se sintiera un poco más cómodo. A la señora Yoo le cayó muy bien Nayeon, en ese corto tiempo, se dio cuenta de que era una chica muy amable y alegre a pesar de su evidente timidez con ella, también notó que la sonrisa en los labios de su hija no desaparecía en ningún momento, causando que su pecho se llenara de calidez, porque definitivamente, podía asegurar que Nayeon no era ningún tipo de mala influencia ni nada por el estilo, a ella le interesaba que su hija fuera feliz, y si esa chica la hacía feliz, entonces ella también lo era. Aunque al principio fue difícil aceptar que su hija se sintiera atraída por una chica, con los meses logró que ese no fuera un gran inconveniente, y ahora que al fin estaba conociendo a su pareja, no podía sentir disgusto, solo mucha tranquilidad.

Al cabo de unos minutos, el auto del señor Yoo se escuchó fuera de la casa, anunciando la llegada de los integrantes faltantes. Nayeon trató de tranquilizarse con la ayuda de su novia quien no paraba de decirle que todo estaría bien y que no dudaría en ayudarla en caso de que las cosas se pusieran tensas, y realmente esperaba no tener que armar algún escándalo gracias a su padre y hermano, porque estaba decidida a ponerse del lado de Nayeon.

Cuando el señor Yoo entró, lo primero que hizo fue dirigirse al comedor, encontrándose con Jeongyeon junto a otra chica que sin dudas, era su novia. Nayeon se puso de pie rápidamente e hizo una corta reverencia como saludo, a lo que el mayor respondió con una corta sonrisa.

— Ya que estamos todos, empezaré a servir — anunció la señora Yoo con una gran sonrisa, notando el tenso ambiente del lugar.

Wooseok ni siquiera se dignó a saludar, cuando vio que Nayeon tuvo la intención de saludarlo, simplemente la ignoró y pasó de largo, haciéndole una mueca de disgusto, viéndola de pies a cabeza antes de dirigirse a la cocina junto a su madre. Nayeon mordió su labio inferior con mucho nerviosismo y volvió a sentarse en su silla, dándose cuenta de que esa cena no sería tan fácil de sobrellevar, sin embargo, estaba dispuesta a quedarse hasta el final con tal de demostrar que era buena para Jeongyeon.

— Entonces, Nayeon, ¿qué piensas estudiar? — el señor Yoo se había prometido a sí mismo esforzarse por el bien de su hija. Tal vez no se sentía del todo acostumbrado, ni podía aceptarlo completamente, pero lo había hablado con su esposa, y lo mejor era hacer el intento porque después de todo, no podían obligarlas a separarse, eso solo la destrozaría — Changbin nos comentó que pasaste el examen de la universidad, así que felicidades por eso.

— Uhm, gracias — sonrió, dirigiendo su mirada hacia ella — Entré a la carrera de psicología, estoy muy emocionada por empezar.

El señor Yoo asintió, satisfecho con la respuesta.

Poco a poco, Nayeon empezó a entrar en confianza, dado que no le hicieron mala cara ni le hablaron mal, dedujo que todo iba bien, a excepción de Wooseok que no dejaba de rodar los ojos cada vez que hablaba. No entendía por qué tanto odio hacia ella, era primera vez que convivían, nunca hizo nada para que él tuviera esa actitud de desprecio, ni siquiera por haber publicado sus fotos; ella debería de estar molesta, no él.

— ¿Cuántas novias has tenido antes de nuestra inocente Jeongie?— Wooseok aprovechó el corto silencio para preguntar — No creo que ella sea la primera, ¿o si? — sonrió de manera burlesca al notar la expresión incómoda en Nayeon, justo lo que quería.

— ¡Wooseok! — regañó su madre con tono reprobatorio, dándole una mirada de advertencia a la que él respondió con un encogimiento de hombros.

— No le hagas caso, solo quiere molestarte — susurró Jeongyeon a su novia, tomando su mano bajo la mesa.

— Es necesario saber ese tipo de cosas, no queremos que a nuestra Jeongie se le pegue alguna enfermedad, ¿cierto? He escuchado que las tipas como ella suelen meterse con muchas chicas por diversión.

Nayeon mordió su labio inferior, demasiado enojada por la manera en la que ella trataba de avergonzarla y de hacerlo pasar un mal rato. Por un momento, sintió ganas de llorar porque ella no era una cualquiera para que dijera ese tipo de cosas, siempre trató de ser muy cuidadosa, y no quería que ellos tuvieran esa imagen de ella.

— ¡Suficiente! — el señor Seo exclamó, dirigiendo la mirada hacia el chico que había borrado por completo su sonrisa, viéndose ahora más serio — Vete a tu habitación, no vas a cenar con nosotros.

— Pero no hice nada malo — se defendió, dejando los cubiertos con brusquedad sobre la mesa — ¿En serio van a permitirle a su hija que salga con una chica así? — empezó a alterarse, desesperado por no ser el único que recibiera un castigo — ¡Solo mírenlo! ¿Es que no recuerdan el tipo de fotos que le mandó a Jeongyeon? ¡Son asquerosas! Y de seguro hace lo mismo con otras más, así son los gays. Además, si ustedes permiten todo esto, van a decirnos muchas cosas, nadie nos tomará en serio, y todo por esa... Esa cualquiera que pretenden aceptar en esta familia.

Nayeon agachó la mirada, avergonzada, tímida e incómoda. Quería irse, pero no debía mostrar debilidad, no frente a ella.

— ¡Ya cállate! — Jeongyeon se levantó de su silla, retándola con la mirada. Estaba cansada de él y sus ganas de llamar la atención — Estás tan aburrido con tu miserable vida que siempre quieres arruinar la mía y ya estoy harta — su respiración se volvió pesada, estaba enojada — Si tan celoso estás porque al menos yo si soy feliz, busca la manera de cambiar tu actitud, porque de lo contrario, siempre estarás solo y amargado. Solo demuestras lo desesperado que estás porque alguien te tome en cuenta, pero lo único que haces es dar pena, ¿es que no lo entiendes?

— Ya basta, los dos, no hagan esto justo ahora — interrumpió su madre, preocupada por la reacción de la rubia que se limitó solo a bajar la mirada — Discúlpate y vete a tu habitación, ya te lo dijo tu padre — se dirigió a su hijo, viéndola con severidad.

— No — respondió, levantándose — No voy a disculparme con ellas, merecen ser tratadas así, luego no digan que no se los advertí — fue lo último que dijo antes de subir las escaleras rumbo a su habitación.

Se sumergieron en un incómodo silencio por un rato en el que Nayeon seguía con la mirada hacia abajo. Todo había pasado de manera repentina, creando de nuevo ese ambiente tenso que había al principio.

— Lamentamos eso — habló la mayor, rompiendo el silencio — No le tomes importancia a lo que él dice, no nos interesan esas cosas, estamos muy emocionados por tenerte aquí — fue sincera, porque, a decir verdad, la vida de Nayeon solo debía de importarle a ella, a nadie más.

— Está bien, muchas gracias — sonrió la rubia, luciendo como si nada de eso hubiera pasado — Supongo que no le agrado por alguna razón — rió secamente, apartando las ganas de llorar por lo fea que se había tornado la situación.

La cena transcurrió de manera tranquila, ninguna volvió a tocar el tema porque no era necesario darle más importancia, Wooseok recibiría su castigo por comportarse de esa manera, querían hacer sentir a Nayeon bienvenida, no querían que eso afectara de alguna forma en su relación, por lo que la señora Yoo se mantuvo conversadora con la mayor, distrayéndola para hacerla sentir cómoda de nuevo.

Jeongyeon por su parte, se sentía apenada, sabía que esas palabras habían afectado a su novia, principalmente porque en algunas ocasiones le había comentado sobre lo mal que la hacía sentir que los demás la juzgaran por cómo era, y exactamente eso fue lo que hizo su hermano al decirle todo eso. Agradecía enormemente que sus padres echaran a Wooseok, porque de no ser así, de seguro, Nayeon ya se habría ido.

La habitación que le habían dado a Nayeon para quedarse era muy espaciosa, la decoración era simple, pero bonita, y todo estaba muy ordenado. Ella dijo que podía regresar a casa, pero los Yoo le dijeron que era mejor que se quedara debido a que ya era un poco tarde, así que solo les avisó a sus padres que se quedaría con su novia y que regresaría temprano al día siguiente, a lo que ellos aceptaron sin oponerse.

Ya que no llevó ropa de dormir, Jeongyeon le prestó algo cómodo para que pudiera usar, sin embargo, terminó solo usando una camisa holgada sin nada más que ropa interior, se despidió de todos y se recostó sobre la cómoda cama, sintiéndose demasiado extraña y emocional por lo sucedido. A lo mejor debería de solo olvidarlo, pero le estaba resultando un tanto difícil ya que de por sí, ese día se estaba sintiendo muy mal consigo misma, su autoestima no estaba tan bien como normalmente solía estar y su seguridad simplemente había desaparecido. Sin darse cuenta, había empezado a llorar en silencio, permitiéndose sacar todo eso que la estaba molestando, y aunque Jeongyeon intentó hacerla sentir mejor, la soledad de esa habitación solo la hacía pensar en que quizás, todos tenían razón con respecto a ella. Pocas veces cuestionó su comportamiento, pocas veces se detuvo a pensar en lo que hacía con tal de tener alguien con quien pasar un rato y divertirse, hasta que al final terminó solo involucrándose con Momo; no estaba orgullosa, descubrir su sexualidad fue algo impactante y el deseo de experimentar siempre estuvo en ella, empujándola a los brazos de cualquier persona.

Su llanto fue interrumpido gracias a que la puerta de la habitación se abrió, asustándose de sobremanera debido a que ya era muy tarde y todo estaba en plena oscuridad. Limpió su rostro y vio a la persona que había entrado tras encender la pequeña lámpara que estaba sobre un mueble al lado de la cama.

— ¡Me asustaste! — exclamó en un susurró, tirándole una almohada a la menor.

— Lo siento — rió por lo bajo, cerrando la puerta con seguro tras ella — ¿Estuviste llorando? — preguntó preocupada, acercándose hasta sentarse a su lado.

— No — negó con la cabeza.

Jeongyeon no le creyó en lo absoluto, sus ojos aún se miraban cristalinos y su pequeña nariz estaba roja, así que, claramente, estuvo llorando, y mucho.

— Si sabes que Wooseok dijo puras estupideces con la mera intención de que te pusieras así, ¿verdad? — la miró, acunando su rostro entre sus manos mientras limpiaba sus mejillas con sus pulgares — Sabes quién eres, Nay, no dejes que eso te afecte.

— Ese es el problema — sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas — No es la primera persona que piensa así de mi, esa es la impresión que doy cuando me miran — apartó la mirada, avergonzada de sí misma — ¿Por qué nunca me has preguntado cuántas parejas tuve antes de ti?

— Porque eso no me importa — respondió segura — ¿Por qué eso debería de ser incluso importante? Estás conmigo ahora.

— No digas eso — se apartó de su tacto. Quizás no debía de comportarse así, pero muchas veces fue criticada de la misma manera, la mayoría de veces en la escuela, y aunque siempre trató de lucir como si nada de eso la lastimara, muy en el fondo sí que le hacía daño, metiéndole en la cabeza que nadie iba a quererla por todo lo que había hecho con otras personas.

— ¿Por qué no? — frunció el ceño. Se estaba sintiendo demasiado fuera de lugar, era primera vez que lo veía de esa manera, tan preocupado por ese tipo de comentarios. Es cierto que ya se lo había dicho, pero nunca reaccionaba así — Hablo en serio, no me importa nada de eso, hemos estado juntas desde hace meses y me sigues gustando de la misma manera.

— ¿Aunque hablen de mi? — levantó la mirada hacia ella, sintiendo sus lágrimas caer — ¿Aunque siempre digan que soy una cualquiera y te digan tonterías por mi culpa?

Jeongyeon la miró con cariño, sintiéndose un poco triste por sus inseguridades, triste porque odiaba verla sufrir y porque justo su hermano tuvo que casuar eso en ella. No merecía nada de lo que estaba sintiendo en ese momento.

Sin decir nada más, unió sus labios en un beso lento y profundo, respondiendo así todas las preguntas que tenía sobre el tema, dándole a entender que no significaba nada para ella su pasado, ni las personas con las que estuvo, ni las cosas que hizo, dándole a entender que solo le importaba tenerla a su lado, amándola y entregándole todo el cariño que fuera posible. Nayeon recibió el beso con la misma intensidad, dejándose llevar por la sensación reconfortante que llenó su pecho con solo ese tacto en sus labios, ahora con la menor sobre ella. No podía describir cómo la hacía sentir, simplemente podía llegar a la conclusión de que estaba segura en esos brazos que la rodeaban con gentileza y posesión al mismo tiempo.

— Me gustas muchísimo, Nayeon — la volvió a besar, otra vez con lentitud, robándole suaves suspiros — ¿Acaso no estás convencida? Creo que he sido lo suficientemente directa en cuanto a eso.

Nayeon le sostuvo la mirada por unos segundos antes de rodear su cuello con sus brazos y acercarla de nuevo, besándola con necesidad y urgencia, sintiendo su pecho llenarse de emoción, disfrutando de las suaves caricias en sus piernas descubiertas que subían lentamente hacia su cintura, repitiendo la acción con mucha delicadeza. Jeongyeon sentía sus dedos cosquillear con cada vez que lo tocaba, su piel tan suave era demasiado adictiva para ella, y eso solo la incitaba a seguir haciéndolo.

— Debemos parar — su voz salió junto a un jadeo, acariciando el rostro de la contraria que se encontraba muy cómoda entre sus piernas.

— ¿Por qué deberíamos? — murmuró sobre sus labios, sintiéndolo ansiosa bajo su cuerpo.

— Porque estoy muy caliente ahora y no queremos despertar a tus padres.

Jeong sonrió ante tal respuesta, metiendo sus manos dentro de la camisa holgada del menor sin vergüenza alguna, casi rozando sus pezones a propósito, cosa que hizo que soltara un suave jadeo ante la placentera sensación y la sorpresa.

— No te preocupes, la habitación de mis padres está en la planta baja, te aseguro que no van a venir a revisar — sonrió ladina antes de inclinarse hacia su cuello y empezar una serie de besos húmedos en toda la zona.

— Pero tu hermano...—suspiró, arqueando la espalda cuando la contraria mordió sutilmente esa parte sensible.

— Que se joda mi hermano, puede escucharnos si quiere.

Nayeon mordió su labio inferior con fuerza, evitando que un gemido saliera de su boca ante el estímulo, demasiado caliente, demasiado excitada

Agarró un puñado de cabello de la contraria y lo apartó de su cuello, acercándola bruscamente a su rostro para besarla con fuerza, rodeando su cintura con sus piernas para evitar que se alejara.

Jeongyeon no pudo evitar gruñir ante ese inesperado movimiento, intensificando el beso, dejando que sus lenguas se enredaran mientras ejercía presión sobre la intimidad de Nayeon, frotándose desesperadamente en busca del placer mutuo.

Ambas se encontraban deseosas, llevando los besos y caricias a otro nivel. Jeongyeon se separó levemente para quitar su camisa, tirándola despreocupadamente a un lado. Nayeon jadeó ante la vista, delineando su torso y brazos con sus dedos en total silencio; se elevó hasta quedar sentado frente a la mayor y empezó a besar su cuello, succionando la piel de esa zona, dejando leves marcas que se borrarían en unas horas. Sus besos bajaron lentamente hacia su pecho y clavículas, escuchándola gemir bajito.

— Te deseo, Nayeon — murmuró, obteniendo la atención de la rubia otra vez quien la miraba con ojos brillantes — Deseo todo de ti — recogió tras su oreja los cabellos que caían a los costados de su rostro, admirando sus facciones.

La mencionada asintió y procedió a quitar su blusa, la cual era la única prenda que tenía a parte de su ropa interior, quedando únicamente en estos bajo la lujuriosa mirada de la contraria. Es cierto que no era un buen lugar, ni un buen momento, pero había estado esperando tanto tiempo para que Jeongyeon decidiera por fin tener sexo con ella que poco le importaba lo demás, se encontraba demasiado ansiosa para razonarlo en ese momento.

Jeongyeon terminó de bajar sus pantalones antes de recostar a Nayeon sobre el colchón, otra vez posicionándose entre sus piernas con el deseo recorriéndola por completo. Bajó hasta la altura de su vientre y empezó una hilera de besos desde ahí, pasando por todo su abdomen, causando que la castaña arqueara la espalda mientras cerraba los ojos, entregándose a sus besos y caricias. Siguió subiendo hasta llegar a sus labios, besándolos con más tranquilidad

Para Nayeon estaba siendo una enorme tortura, ella necesitaba sentirla de una vez por todas, sin embargo, al mismo tiempo estaba amando toda esa delicadeza con la que estaba siendo tratada, como si temiera hacerle daño, y eso hacía que su corazón latiera con más fuerza.

El juego previo duró un rato, ambas demasiado ansiosas y emocionadas, esforzándose para que ningún gemido saliera demasiado alto, porque a pesar de que no había mucha posibilidad de que los Yoo las escucharan, no querían arriesgarse, ser descubiertas de esa manera sería demasiado vergonzoso.

Jeongyeon no podía apartar sus ojos del cuerpo totalmente desnudo de su novia luego de retirar su última prenda, y aunque no era la primera vez que la veía de esa forma, siempre se encontraba admirando su perfección, o al menos para ella era perfecto.

— ¿Estás segura de que lo harás? — preguntó Nayeon, rodeando su cuello con sus brazos para atraerla más cerca, sintiendo sus húmedos centros rozarse sutilmente por la cercanía de sus cuerpos.

— Muy segura — movió su cadera para tener más contacto, notando como Nayeon cerraba sus ojos con fuerza ante cada sensación.

— Hazlo entonces, te necesito ahora mismo, no sabes cuánto — jadeó desesperada, elevando ahora ella un poco sus caderas para frotarse con más ganas, sintiéndose tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de su orgasmo.

Jeongyeon rió divertida, oscureciendo su mirada segundos después, tomando el valor suficiente para tomar las riendas de la situación a pesar de que se trataba de su primera vez. Ya sabía que hacer, por lo que se sentía un poco segura, pero Nayeon sabía más que ella, y ese hecho no podía ignorarlo por completo, por eso, decidió mantener una actitud más confiada para demostrarle que a pesar de su inexperiencia, podía hacerla sentir muy bien.

Al tenerlo a su total disposición, llevó dos de sus dedos hacia los hinchados labios de la castaña, a lo que esta captó rápidamente y los atrapó, lamiéndolos con sensualidad y determinación, preparándose para lo que se avecinaba. Mientras tanto, con su otra mano, Jeongyeon coló sus manos en su ropa interior iniciando una lenta masturbación que hizo que Nayeon succionara con fuerza sus dedos en su boca, sacándolos ocasionalmente para lamerlos con su lengua extendida, y así meterlos de nuevo.

Jeongyeon no podía evitar seguir mojándose ante esa imagen tan erótica, su intimidad ya bastante húmeda sin siquiera tocarse o ser tocada, era demasiado para ella.

— Jeong hazlo~ — lloriqueó, removiéndose inquieta

— Si sabes que es mi primera vez, ¿cierto?

Nayeon asintió repetidas veces, sobando su mejilla con ternura. No le importaba en lo absoluto que fuera nueva en el tema, solo necesitaba que fuera ella y nadie más, solo quería sentirla a ella.

— Espero que no tengas altas expectativas — rió cortamente Jeong para luego gemir de manera inesperada cuando la menor la tomó con fuerza para besarla, siendo una indirecta para que aguardara silencio y siguiera en lo suyo.

Nayeon la soltó y la empujó levemente hacia atrás, teniendo así un poco más de espacio para abrir sus piernas, quedando totalmente expuesta hacia su novia. Nunca tuvo vergüenza alguna de mostrarle su cuerpo, en lugar de sentir vergüenza, sentía mucha satisfacción al ser vista de esa manera, especialmente por su novia que no apartaba la mirada ella él, haciéndola sentir un poco engreída.

— ¿Te gusta lo que ves? — llevó su mano hacia su clítoris, masturbándose frente a ella.

Jeongyeon relamió sus labios ansiosa, apartó la mano de su novia y la reemplazó por la suya, moviéndola a ritmo pausado para no hacerlo llegar todavía. Guió su otra mano hacia su entrada, tanteando con sus dedos la zona hasta que luego de unos segundos, empezó a introducir el primer dedo. Nayeon se acostumbró rápidamente a la intromisión, deseando aun más, y es que había pasado tanto tiempo sin tener sexo que estaba desesperada y realmente excitada

Ante la paciencia con la que Jeongyeon estaba jugando, Nayeon no pudo contenerse y comenzó a moverse contra el dedo de su novia, en busca de más. Jeongyeon notó rápidamente esa acción e introdujo un segundo dedo, sacándole un jadeo un poco más audible debido a lo bien que se sentía.

— Vamos, Jeong, hazlo con fuerza — pidió con súplica, todavía moviéndose contra su mano. No le importaba que Jeongyeon la viera así de necesitada, simplemente estaba sacando a flote todo lo que estuvo reteniendo durante ese tiempo.

Jeongyeon obedeció rápidamente, moviendo con más velocidad sus dedos dentro de ella, escuchando sus apenas audibles gemidos que tanto estaba silenciando.

Nayeon estaba extasiada, todo su cuerpo reaccionaba ante la sensación de estar llena después de tanto tiempo, demasiado a gusto con las caricias en su cintura proporcionadas por su novia.

Jeongyeon no esperó más tiempo para empezar a moverse, se sostuvo con ambas manos en la cintura de su novia y arremetió con fuerza, soltando roncos jadeos de excitación. Ya qué más daba si su hermana las escuchaba, ese era su momento, no se iba a detener a pensar en nada más que la deliciosa sensación de tener sexo con su novia

Nayeon no tardó en acostumbrarse al ritmo de las embestidas, su cuerpo moviéndose al mismo tiempo que Jeongyeon entraba cada vez más en ella, más profundo, demasiado cerca de tocar ese punto que la hacía enloquecer. Sus gemidos eran amortiguados por su labio inferior, quedándose atrapados en su garganta, escuchándose casi como suaves gruñidos. Jeongyeon se encontraba de la misma manera, se inclinó hasta llegar a la nuca de Nayeon, repartiendo besos y pequeñas mordidas con cada embestida, jadeando en su oído de vez en cuando.

Con su brazo rodeó la delgada cintura de la rubia y la jaló hacia su cuerpo con facilidad sin dejar de penetrarla, el pecho de Nayeon chocó contra su pecho, ocasionando que la menor recostara la cabeza sobre su hombro mientras sus ojos seguían cerrados, disfrutando de los besos en su cuello. Nayeon no pudo evitar que un gemido se escapara de sus labios en el preciso momento en el que Jeongyeon volvió a embestirla con fuerza luego de haber salido de ella, tocando por fin su punto más placentero.

— Silencio, no hagas tanto ruido — dijo la mayor con diversión en su oído.

— Solo síguete moviendo — pidió en un suspiro — Lo haces muy bien — gimió.

Una corta risa salió de la garganta de la menor antes de empezar a moverse con fuerza contra ella, golpeando repetidas veces su punto g, dejándola sin la posibilidad de respirar correctamente debido a la rapidez con la que su cuerpo se sacudía. Una de sus manos se dirigió hacia el hinchado clítoris de la rubia y la masajeó al ritmo de sus movimientos dentro de ella. Nayeon solo sabía lloriquear del placer, sintiéndose débil por la fuerza ejercida

Amaba eso, amaba sentirse de esa manera, amaba que la tomara con fuerza entre sus brazos, amaba que no fuera capaz ni de formular palabra alguna debido a la brusquedad, amaba a Jeongyeon

Y a pesar de que estaba siendo un poco agresiva, podía sentir que al mismo tiempo estaba cuidándola. Por alguna razón, esa sensación lograba excitarla mucho más, porque la mezcla de ambas cosas llenaba de satisfacción su cuerpo y su corazón. Jeongyeon era perfecta en todos los sentidos, enfocándose en hacerla disfrutar a ella en lugar de buscar una satisfacción propia, además de que no solo le estaba dando sexo, si no que también le estaba dando mucho amor, y eso lo valía totalmente.

Jeongyeon jadeó cuando el interior de su novia presionó con fuerza sus dedos, notando que la mayor ya se había corrido. La soltó para que pudiera descansar, salió de ella y empezó a masturbarse hasta luego de unos segundos, llegó a su orgasmo, siendo éste muy duradero e intenso debido a lo mucho que estuvo conteniéndolo.

Se recostó a su lado, tratando de regular su respiración. Ambas se encontraban cansadas, débiles, pero muy felices.

— Eres la mejor, Jeong — dijo la mayor con la voz amortiguada debido a que se encontraba boca abajo, con su mejilla contra la almohada — Deberíamos de hacerlo más seguido.

Jeongyeon rió y besó su frente, sobando ahora su mejilla sin dejar de mirarla, demasiado inmersa en sus sentimientos hacia ella, recordándose lo afortunada que era por encontrarse ahí, junto a Nayeon, porque no había nada más que quisiera hacer que estar ahí solo viéndola por mucho tiempo.

— Quédate a dormir conmigo, no quiero estar sola aquí — pidió en voz baja mientras hacía un puchero.

— Está bien, me levantaré temprano para regresar a mi habitación, no quiero que nos encuentren aquí.

Nayeon asintió con pereza con una media sonrisa. Jeongyeon se levantó, limpió el cuerpo de su novia y le puso su ropa interior. Por su parte, se vistió de nuevo con su ropa de dormir, se metió bajo las sábanas con la mayor y la atrajo a su cuerpo, dejando que ésta apoyara la cabeza en su pecho, encogiéndose cada vez un poco más debido al repentino frío que llenó la habitación.

Jeongyeon no tenía dudas en cuanto a Nayeon, no se iba a llenar la cabeza con ideas absurdas sobre las cosas que los demás decían de ella, tenía claro que su pasado era importante, más no un obstáculo; quizás, Nayeon no se había dado cuenta de que el amor que sentía por ella no era algo pasajero o superficial, y es que Nayeon estaba tan acostumbrada a ser blanco de criticas que creía que nadie iba a soportar estar con alguien que en su pasado estuvo metiéndose con chicas y chicos cada vez que tenía la oportunidad, pero a Jeong poco le importaba, la Nayeon de ahora estaba enamorada de ella, y eso era más que suficiente para hacerle entender que la palabra de los demás era totalmente nula.

La abrazó contra su cuerpo, prometiéndose jamás soltarla y ser su apoyo cada vez que sintiera que no era suficiente, porque im Nayeon era perfecta para ella, con todo su pasado y defectos, era simplemente perfecta.

N/A: Personitas, nunca se condicionen por su pasado, todos tenemos uno, nunca permitan que los demás los señalen por algo que sucedió o por algo que hicieron, siempre enfoquense en su futuro y en la persona que quieren ser, eso es lo importante, las cosas del pasado no se pueden cambiar, ya están, y lamentarse por eso no tiene sentido, alrededor de ustedes siempre habrán otras personas que van a aceptarlos tal y como son, no se preocupen por esas cosas <3 el primer paso es perdonarse uno mismo, y cuando logren eso, verán que todo irá para mejor<3

Mil años después pero aquí está, realmente no saben lo complicado que se me hace adaptar el smut así que lo siento si hay algún error, trataré de traer el extra michaeng pronto <3

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