Amistad, descubrimiento y rom...

De giu099

1.3M 145K 46.2K

¿Podría ser posible que el destino y una aplicación de citas se pusieran de acuerdo para que así Nani descubr... Mais

Introducción
Capítulo 1: Mali vuelve para arreglarlo todo
Capítulo 2: Jai, Nani y Mali
Advertencias, personajes y notita♡
Capítulo 3: El chico en línea
Capítulo 4: La idea para decirle la verdad a Jai
Capítulo 5: "Jaini"
Capítulo 6: Lo siento, es culpa del alcohol
Capítulo 7: Límites a mis sentimientos
Capítulo 8: Una confesión [parte 1]
Capítulo 8: Una confesión [parte 2]
Capítulo 9: Asimilación
Capítulo 10: Viajes y nuevos amigos
Capítulo 11: Mis deseos no importan
Capítulo 12: El hijo perfecto
Capítulo 13: Lo que en verdad quiero es...
Capítulo 14: El comienzo de todo
Capitulo 15: ¿Jai y Kiento en una misma habitación?
Capítulo 16: Empezar desde cero
Capítulo 17: Recuerdos, monstruos y... ¿Celos?
Capítulo 18: ¿Netflix and chill? No es mi tipo.
Capítulo 19: Entre ilustraciones y películas de terror.
Capítulo 20: Confusión
Capítulo 21: Me gusta tu atención [Parte 1]
Capítulo 21: Me gusta tu atención [Parte 2]
Capítulo 22: ¿Serán celos?
Capítulo 23: Si me besas...
Capítulo 24: Sentimientos, cuerpo y mente
Capítulo 25: "Me fascinas"
Capítulo 26: Tu mirada en mí
Capítulo 27: Una piscina puede guardar secretos
Capítulo 28: Pequeños pasos
Capítulo 29: Mi confidente
Capítulo 30: Comida coreana y el río
Capítulo 31: Confía en mí
Capítulo 32: Harry Styles y la cita oficial
Capítulos 33: La picadura del mosquito
Capítulo 34: Tiene que ser una maldita broma
Capítulo 35: Un sentimiento estúpido
Capitulo 36: Las ilustraciones
Capítulo 37: Una llamada de madrugada
Capítulo 38: Sentimientos verdaderos
Capítulo 40: Sostén mi mano
Capítulo 41: El plan malvado
Capítulo 42: Seré bueno contigo
Capítulo 43, final: El fenómeno más hermoso
EPÍLOGO

Capítulo 39: La persona correcta

23.9K 2.3K 931
De giu099

Holis, hay una escena +18, por así decirlo. Ya saben, empieza y termina con este amiguito➡️(*)
Canción recomendada: Chase Atlantic - Moonlight.

×
×
×

JAI

Nani había vuelto a mis brazos y eso era todo lo que había estado esperando estos dos días, esos mismos que se habían vuelto eternos en mi cabeza repleta de miedos, pero ¿qué importaba ahora todo lo que había sucedido? Todo lo que quería era a Nani, y él estaba aquí, conmigo, recostado en mi pecho.

Sonreí al observarlo.

Él realmente estaba conmigo.

Sus ojos se encontraban cerrados y sus largas pestañas castañas descansaban sobre su piel, haciendo contraste con la palidez de esta. Mi mano recorrió su cabello avellana, y mientras lo observaba, me resultaron curiosos los mechones más claros en él, casi rubios, algo que posiblemente no habría notado antes con la mentalidad de que nunca estaríamos tan juntos, o en una cama de esta manera, semi desnudos.

Bajé mi mano de su cabello hasta su mejilla y sonreí al sentir la suavidad de su piel en la yema de mis dedos mientras recorría a esta con lentitud, tratando de recordar cada centímetro de su calidez, como si aquel toque fuese a ser efímero, pero en realidad desease que se conviertiese en algo imposible de olvidar.

Mi dedo pulgar, curioso por rozar sus labios, se dirigió hacia estos con lentitud y al instante él sonrió, abriendo lentamente sus ojos, a la par en que centraba a los mismos, color miel, en mí.

—¿Te gusta lo que ves, Kian? —preguntó y aquello me provocó una sonrisa imposible de ocultar.

Claro que me gustaba.

—Si te digo que sí te agrandarás, así que mejor dejémoslo en, no luces nada mal por la mañana.

Nani me regaló una amplia sonrisa, para luego quitarme la mano de su rostro y esconder a este en mi pecho desnudo. Su cuerpo se acomodó más cercano al mío, y fui capaz de sentir a su abdomen desnudo y tibio sobre el mío, como si él quisiese escapar de la habitación por aquellas palabras que le había dicho, pero su mejor escape fuese el contacto y la calidez que encontraba en nuestros cuerpos.

—Oye, ¿por qué tan tímido? Como si nunca te hubiesen dicho que te ves bien.

—Nunca me lo han dicho. —Continuó tapando su rosto sobre mi pecho mientras hablaba, y al hacerlo, pude sentir la suavidad de sus labios moviéndose en mi piel.

Sonreí ante aquel contacto a la par en que cerraba mis ojos, permitiéndome sentirlos en mí.

Jai, Jai. ¿Qué te pasa, hermano? Cálmate.

—¡Mentiroso! —volví a la conversación—. Dime, ¿no recuerdas a la chica de tercer grado? Esa que siempre llevaba trenzado su cabello, ella decía constantemente que estaba enamorada de ti, que eras hermoso y que cuando fueran mayores se casaría contigo.

—Sí sigues molestando la buscaré y me casaré con ella.

¿Auch?

—Ya sé, ¿y la chica de nuestro último año en el secundario que te invitó a ir al baile de graduación y tú la rechazaste? Eres malvado, Circe.

—Ya, suficiente.

—Y ni siquiera hablemos de la cantidad de personas que se quisieron acostar contigo desde que empezamos la Uni, ¿a cuántos les has contestado? Cuéntame, por favor.

—A nadie —dijo por lo bajo, y pude sentir como me pegaba una suave palmada en el estómago.

Sonreí.

—¿Ni siquiera a aquellos que querían una cita con buenas intenciones?

—¿Qué es esto que siento en el aire, Jai Kian? ¿Acaso huele a celos? —dijo sin moviendo su rostro minimamente para observarme desde abajo.

El fleco de su cabello se había despeinado minimamente, lo cual había generado que se vea malditamente hermoso.

Por otro lado..., mentiría si dijese que no son celos, porque la verdad era que algo dentro de mi se revolvía al pensar en que podrían haber más personas que quisieran interferir entre nosotros porque gustan de él o les atrae.

—Simple curiosidad —respondí, sin dar mucha explicación.

Él sonrió.

—Claro, claro. No conozco tu expresión cuando mientes, no te preocupes. Por si no lo notaste eso fue ironia.

Giré mis ojos.

—No se notó tu ironía, Circe. Solo tenías un cartel luminoso en tu frente que decía estoy siendo irónico.

—Es mi especialidad.

Asentí, acomodando su cabello despeinado para poder ver mejor a su rostro.

—Besar también es tu especialidad, ¿ya te han dicho lo bien que besas?

Nani me observó por unos segundos sin decir ni una sola palabra. Posiblemente estaba pensando en algún insulto por seguir molestándolo.

—¿Y cómo recuerdas todo lo que digo y me pasa, eh? —Me ignoró. La expresión en su rostro, con sus cejas elevadas y una media sonrisa, me indicaba que ahora era él quien me estaba molestando, y no al revés.

Me achiqué de hombros

—Soy una persona muy observadora y me gusta escuchar a quienes me interesan.

—Sí, o te anotaste todos los rechazos que hice en mi vida para molestarme —dijo, mostrándome el dedo del corazón.

Quise reír, porque sabía a la perfección que es algo que yo haría.

—¡Oye, oye! Ese dedo no me lo muestres a mí, prefiero el anular.

—Además, la rechacé porque me gustabas tú. —Pasó por alto lo que dije de la mejor manera posible, o posiblemente, ni siquiera había entendido a lo que me refería.

Rechazado a la primera, pero obteniendo una mejor respuesta.

—¿Eso es verdad? —pregunté con una curiosidad genuina.

—Supongo que antes estaba confundido, no lo sé, era chico todavía y no sabía ni lo que quería. Pero de cierta forma..., sí, me atraías.

Asentí, tratando de ocultar la felicidad en mi rostro aunque posiblemente mi sonrisa ya me había delatado.

—Entonces, ¿ahora sí sabes lo que quieres?

—Te quiero a ti, Kian.

—Y yo te quiero todo para mí, Circe.

Comencé a reír al ver como subía ambas manos rápidamente y se tapaba con estas su cara. 

—Tan tierno.

—Tierno mi culo. —Lo escuché quejarse por lo bajo y aquello provocó que comience a reír más alto.

—No sé si sea tierno, pero sí es lindo.

—¿Me has mirado el culo, Jai Kian? —gritó, haciendo énfasis en mi nombre, para luego golpearme en el pecho con la almohada que hasta hacia unos segundos había estado detrás de su cabeza.

Le guiñé un ojo.

—Sí —confesé, relamiendo mis labios.

Nani se quedó quieto en su lugar, sin decir nada.

—Tú me has mirado mis abdominales como si fuese una paleta de helado y nadie te dijo nada.

—¿Será porque te encanta que te  miren los abdominales?

—Tienes razón, pero hay algo en lo que te equivocas.

—¿En qué?

—En que no me importa quien me mire, solo quiero que lo hagas vos. No puedo evitar que me guste como te sonrojas una y otra vez al verme sin camiseta —admití, y aquello generó que un tenue rubor se comience a plasmar en sus mejillas.

Sonreí, acariciando una de ellas.

Sí, de eso hablo...

Su rostro ruborizado era digno de una foto para encuadrar.

—¡Deja de coquetear conmigo!

—Entonces deja de ser tan malditamente tierno.

—Que no soy tierno, imbecil. Cállate de una vez.

—Te digo que sí.

—No lo soy.

—Lo eres y me encanta eso de ti.

—No lo soy, me molestan las cosas tiernas.

—Debe ser muy difícil que te molestes tú mismo, ¿cómo haces para vivir con eso?

—Cierra la boca, Kian.

Palabras incorrectas, Nani. Muy incorrectas.

—¿Eso te gustaría?

Él asintió, fingiendo estar ofendido.

(*)

Entonces lo tomé del rostro con ambas manos y le dejé un beso en la suavidad de sus labios.

—Esta es mi manera favorita de callarme —admití aquellas palabras en un susurro, soltando un pequeño suspiro, mientras mis labios aun rozaban los suyos—. Ahora quiero estar callado más tiempo —confesé para luego volver a sus labios.

Mi mano recorrió su brazo hasta llegar a su cintura, para luego tomarlo de esta y acercarlo a mí. Su piel contra la mía aceleró su respiración a la par en que besaba sus labios con rapidez.

—También me gustas cuando estás callado —susurró escapándose de nuestro beso por unos segundos, y luego volvió a besarme.

La humedad y calidez de los mismos me volvía loco, quería saborearlo más, quería sentir cada parte de su cuerpo en el mío.

Sus piernas se sujetaron a mí cintura en el ínterin en que mi lengua se escabulló entre sus labios, moviéndose dentro de su boca encontró a su lengua, tibia, queriendo saborear a la mía tanto como yo deseaba hacerlo con la suya.

Tomé su rostro con mi mano libre y alejándolo corté el beso por unos segundos, a causa de ello, un largo suspiro de relajación dejo la boca de Nani, con sus labios brillosos debido a la saliva que habia dejado allí mi lengua.

—Eres tan malditamente hermoso —confesé, lo cual logró que una tímida sonrisa se forme en su rostro.

—¿Lo soy?

Asentí a la par en que llevaba mis dedos a sus labios rozándolos y apretándolos, notando como se tornaban rojizos ante la presión que ejercía sobre ellos. La mirada de Nani se posó en mi labio inferior el cual había comenzado a mordisquearme yo mismo, ante la excitación de su expresión, sin haberlo notado.

—¿Qué crees que me guste más? ¿Tu mirada tan tierna o tus labios rojizos a causa de mis besos?

Él sonrió, generando que sus ojos se achicasen y unos pequeños hoyuelos se formasen en sus mejillas.

Adorable.

—Mis labios.

Sonreí.

Sus malditos labios me encantaban, se verían tan bien besando mi dureza en este momento.

—Has acertado, Circe —dije para luego tomarlo de su mandíbula y atraer su rostro hacia el mío. 

Sus labios se veían tan apetecibles que no pude controlar las ganas de lamerlos y luego, mordisquearlos con cuidado, tornando a estos más rojizos de lo que habían estado hacia unos segundos.

Solté un suspiro pesado al verlo entreabrir su boca y apretar sus ojos mientras hacia ello.

Bajé mi rostro a la altura de su cuello y en él dejé un corto beso.

—Tan jodidamente hermoso.

Dejé un beso más del otro lado de su cuello.

—No sabes cuanto extrañé tentarte de esta manera.

Mi lengua comenzó a bajar por su pecho desnudo mientras oía como su respiración se agitaba y la sentía en su pecho subiendo y bajando.

Él utilizó sus antebrazos como apoyo, para inclinarse y observar el recorrido que mi lengua tibia realizaba sobre su piel.

—Extrañaba tanto a tu respiración agitada por mi toque, esa que ni tú mismo puedes controlar.

Continué bajando con mi lengua hasta su abdomen, encontrándome con unos abdominales no muy marcados.

Mi mano subió hasta su pecho, y relamiendo mis labios, apreté uno de sus pezones y él se dejó caer en la cama.

Besé su piel a un costado de su ombligo y mientras hacía ello, una de mis manos se dirigió hacia el borde de su pantalón de pijama, bajándolo mínimamente sin dejarme ver nada. El cuerpo de Nani sabía lo que estaba sucediendo, y más lo sabía la ereccion que se marcaba a través de la fina tela de su ropa.

Sonreí, quitando las sábanas del medio, tirandolas hacía el suelo.

—Mira esto, Circe —demandé en un susurro y él volvió a la pose en la que habia estado hacía unos minutos, observándome.

Mis labios besaron, por última vez, la única parte de su bajo abdomen que quedaba desnuda, y por arriba de aquella tela que no cumplía el deber de taparlo, abrí mis labios y comencé a moverlos sobre su erección, sin dejar de observarlo ni un segundo.

Su expresión repentina al igual que sus pupilas dilatadas en exitación, generaron en mí entrepierna un cosquilleo que calentaba y se extendía por cada parte de mi cuerpo.

(*)

Entonces, su maldito teléfono comenzó a sonar.

—Circe, apaga eso.

Él lo tomó, y observando a la pantalla me quitó de encima suyo, poniendo su mano en mi rostro, para luego levantarse de la cama.

—¡Oye! Más te vale que tengas una buena excusa para—

—¡Olvidé que Mali estaba en mi habitación!

—¿Qué?

—¡Qué me quedé dormido aquí y se suponía que tenía que estar durmiendo con ella! —dijo caminando de un lado hacia el otro de mi habitación, hasta parecía que en cualquier momento caminaria por las paredes.

—Atiende. Tú te lo pierdes.

—Cállate, Kian.

—Bonita erección, por cierto.

Él me mostró su dedo del medio, para luego atender y comenzar a hablar con nuestra mejor amiga por teléfono.

Lo observé hablar con Mali, aguantándome las ganas de reír porque aparentemente se estaba inventando algo.

Negué parándome yo también de la cama, colocándome unos pantalones. Supongo que hasta ahí habíamos llegado el día de hoy.

Me dirigí hacia la cafetera para preparar café y mientras esperaba a que se termine de hacer me apoyé sobre la mesada, cruzándome de brazos para observarlo caminar de un lado hacia el otro de la habitación hablando con Mali.

Aparentemente Mali se había quedado a dormir en su casa y alguien la olvidó. Quería reírme de la situación en la que se encontraba y en como le inventaba que su padre lo había llamado temprano por la mañana para ir a hablar.


Al terminar de hacerse el café le serví un poco a él en una taza y otro poco a mí, para luego tenderle la misma.

Él me sonrió al tomarla, para luego seguir hablando por unos minutos con Mali. Yo simplemente lo observé con una sonrisa en mi rostro. Sí que era tierno, era la persona más adorable que había visto en mi vida, y más cuando se ponía nervioso.

Bajé mi mirada por un momento, recordando un poco más de lo que había sucedido cuando Kiento le mostró la imagen a Nani y pasó toda la mierda que no debía de pasar.

Días atrás.

Hoy tenía una sesión con mi psicóloga, no venía muy seguido ya que las prácticas me lo impedían, pero últimamente sentía que todo iba en declive.

Todavía recuerdo la sonrisa de "yo gané" de Kiento, tan amplia y egocéntrica, sabiendo que había obtenido lo que quería. Sabiendo que había obtenido el primer puesto en ese tan miserable juego en el que solo él jugaba.

La maldita foto.

Al principio creí que no era yo, no recordaba haber besado a nadie así, luego comencé a recordar y todo encajó.

—Jai, entra —habló mi psicóloga, con una sonrisa en su rostro, mientras despedía a la chica que había terminado su sesión con lágrimas en los ojos.

Sé que muchas personas tienden a llorar cuando van a terapia, mi madre lo hace, pero yo nunca he sentido esa necesidad de llorar delante de ella. Al principio creí que era yo quien estaba mal, hasta que la psicóloga dijo que todos tenemos nuestras maneras de lidiar con nuestros problemas, y aunque yo no llore en terapia, probablemente lo hacía o lo haría en otros momentos.

Y eso era completamente verdad.

—Bienvenido, Jai. Hace bastante tiempo no venías, me sorprendió que no hayas cancelado nuestra sesión —habló ella, sentándose en su gran sofá reclinable color marrón.

—Hoy necesitaba esto.

Ella asintió, y ya con tres palabras había comenzado a escribir. A veces me preguntaba si dibujaba cosas randoms hasta que el paciente se vaya o si en verdad escribía algo allí. Supongo que nunca lo sabré.

—¿Y eso por qué? Cuéntame.

—He tenido unos días malos y me ha ido mal en mis prácticas.

Mi psicóloga asintió.

—¿Será que estoy reaccionando de más?

—Jai, ya lo hemos hablado. Sabes que cualquier sentimiento es válido, a menos que este sea destructivo.

Asentí, recostándome en el sofá blanco. Era tan cómodo que siempre me daba sueño mientras hablaba en este lugar.

—¿Has peleado con alguien? —preguntó enseguida, mientras me miraba fijamente, expectante por una respuesta.

—¿Me has leído la mente?

Una risa casi inaudible se escuchó salir de sus labios.

—Luces enojado y algo parece no estar bien contigo. Has llorado.

—Solo fue un rato, unas lagrimas, nada más.

—¿Quieres contarme qué sucedió?

—No lo sé.

Ella sonrió y volvió a escribir.

—Bien, no insistiré. Cuéntame lo que desees.

—Está bien, lo contaré.

Ella asintió.

—Creo que... Estaba saliendo con alguien.

—¿Estabas...?

—Sí, pero dudo que él quiera volver a verme.

—Entonces es un él.

Mi psicologa sabía que me gustaban tanto hombres como mujeres, mis padres, cuando les conté sobre mi sexualidad, se habían encargado de buscar a alguien que no solo pueda ayudarme, sino comprender. Alguien que esté a la altura.

—Sí.

—¿Alguien los molestó? Eso explicaría tu claro enojo.

Reí.

—No importa, fue un idiota.

—Ya veo. ¿Qué hizo él?

—Mostró una foto mía, era antigua, por eso dije que no era yo, porque no la reconocí, ni siquiera me reconocí a mi en ella. Pero después la mostró desde otro ángulo y claramente era yo.

Asintió.

—¿Cómo te sentiste al respecto?

—Enojado y triste. Él no me escuchaba, le creyó al otro. Me conoce de toda la vida, ¿por qué creyó que le mentiría?

—¿Estabas saliendo con tu mejor amigo?

—A veces siento que me lees la mente, en serio, me das miedo.

Ella anotó.

—Era un chiste, ¿qué anotaste?

—Que haces chistes cuando estás nervioso.

—¡Ay, por favor! Tú sabes que hago chistes todo el tiempo.

Ella sonrió al escuchar mi queja.

—Bien, entonces salías con tu mejor amigo, o algo así, ¿no? Luego aparece otro y le muestra una imagen, tu mejor amigo le cree y te deja.

—Me dejó a los gritos.

—¿Te has planteado que quizá le dolió verte con otra persona?

Mi corazón comenzó a latir con rapidez al escuchar esas palabras.

—Sí, sé que fue por eso su reacción. Lo conozco. Pero a mí también me dolió verlo elegir a otro por sobre mí.

—¿Le has contado esto? ¿Lo de la imagen antigua? ¿Sobre tus sentimientos? En situaciones así lo mejor es—

—Ser sincero y hablar. Las personas suelen separarse por no tener un vínculo en sus conversaciones —la interrumpí, completando su famosa frase que me había salvado más de una vez—. Lo intenté, pero me ignora.

—Nani era, ¿no?

Sonreí al escuchar su nombre y asentí. Había hablado sobre él con mi psicóloga más de lo que podía recordar.

—¿Te gusta o solo estás por diversión con él como con tus otras parejas?

Siento que debería de dejar de mencionar estas cosas.

—Es algo..., es serio.

—Felicidades, Jai.

—¿Por qué?

—Quizás encontraste a tu persona, esa de la que tanto has hablado en sesiones. La perfecta, quien te haría cambiar de parecer. ¿Lo recuerdas? Son tus palabras, no mías.

Asentí. Claro que lo recordaba.

—Solo que ya la perdí, como un idiota. Y todo por mi pasado.

—Jai, las personas somos muy influenciables. Cuando vemos algo que siempre creímos que sucedería solemos creerlo en el instante, sin darnos tiempo de pensar con profundidad —empezó a hablar, reclinandose sobre su sillón, dejando la libreta en la mesa de al lado—. Muchas veces sucede en las relaciones que están pendiendo de un hilo, o porque llevan años juntos y el cansancio pasa factura, o como en tu caso, porque recién comienza y todo puede provocar que aquella relación termine. Jai, quiero que llegues a tu casa y pienses qué podrías hacer para mejorar tu conversación con él, necesitas saber afrontar estos problemas, para poder saberlos afrontar en un futuro y luego, intentar enseñarle a él la forma exacta de una relación con conversación —pidió y al asentir, ella continuó—. Mira, las relaciones son eso, problemas, soluciones y luego felicidad. No hay una relación sana en la que no se afronten las problemáticas, si ese fuese el caso, entonces ya estarían cansados y no habría amor, mucho menos interes por querer arreglar algo que llevó tiempos de creación. Si lo quieres, si en verdad ambos quieren una relación, nunca dejen de intentarlo.

Asentí, mientras escuchaba a mi terapeuta que más parecía mi madre.

La conocía desde pequeño, ella siempre sabía lo que necesitaba escuchar.

—Con respecto a la persona que inventó eso, no te preocupes. Cuando Nani sepa la verdad él creerá con mayor fervor en ti, y ya no confiará en él. A veces es mejor así, demuestra que no necesitas de trucos sucios para poder ganarte el corazón de la persona correcta para ti, esa que siempre has estado esperando.

Actualidad.

—Ya he terminado de hablar con Mali —dijo Nani, trayéndome a la realidad.

—Genial, ¿se ha creído tu excusa?

Asintió, aunque parecia algo triste.

Tomé su rostro con ambas manos y lo acuné en las palmas de estas.

—¿Qué sucede, mi Nani?

—Me siento una basura por no decirle sobre nosotros, ¿crees que ya sea hora de ser honestos?

Asentí.

—No eres una basura, Nani. Solo queriamos estar seguros de lo nuestro y estamos en todo nuestro derecho. En todo caso, ambos seríamos las basuras aquí y si llegado el caso ella se ofende, entonces los dos la molestaremos hasta que recuperemos su amistad, ¿si? —dije, sonriendo, provocando que él también lo hiciera—. Y sí, Nani. Ahora que nosotros sabemos lo que queremos, ella también merece saberlo.

Él asintió, concordando con mis palabras.

—Los dos sabemos lo que sentimos en este momento, ¿verdad?

—Sí.

—¿Me quieres?

—Más de lo que podría demostrar, Kian, ¿y tú?

Sonreí al escuchar aquellas palabras.

Mi psicóloga tenía razón...

—Claro que te quiero, Circe. Eres mi persona correcta, la que siempre he esperado.

Sí, Nani definitivamente era mi persona correcta...

××××

HOLAAAA!
Sé que tardé, pero ya saben que estamos en la recta final de ADYR y para mí tomarme el tiempo que cada capítulo se merece, me parece lo más correcto.
Ojalá que la espera haya valido la pena...

Por otro lado, no quiero dejar de decirles que me hace muy feliz ver cuanto amor le están dando a ADYR. Desde la última actualización llegamos a las 500.000 lecturas y ya estamos a nada de las 600.000. Sé que al final del día las lecturas son solo un número, pero para mí es un claro ejemplo del apoyo que le dan a mi libro, a mis niños y a mí.
So, MILES DE GRACIAS.🩵🥹


Continue lendo

Você também vai gostar

581 106 4
[Secuela de mi libro "Mi chico revoltoso"] Roy y Conan han luchado para estar juntos y al fin lo han logrado, construyendo una vida juntos en base al...
5.1K 474 11
"Dicen que el aleteo de una mariposa puede cambiarlo todo. Un simple batir de alas de una criatura minúscula, y el caos puede desatarse. Tú fuiste es...
7K 234 5
Tres años han pasado desde la separación de Fifth Harmony; una entrevistadora se le ocurre reunir de nuevo al grupo para realizar una entrevista que...
113K 8.5K 25
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...