Capítulo 20: Confusión

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TW: Mención de comentarios que pueden llegar a ser ofensivos; violencia.

NANI

No quería levantarme. No quería que se moviera.

La respiración tranquila de Jai, subiendo y bajando en su pecho, este mismo chocando contra el mío, lograba que mi mente se calme y esté tranquila luego de aquel beso que había provocado que todos mis sentidos se acelerasen.

Su toque se sentía cálido después de aquellas palabras que me incentivaban a querer seguir conociendo cada faceta suya, cada parte de sí que creía que nunca conocería y mucho menos esperaba conocer... Hasta hace un tiempo.

Mientras su mano recorría mi espalda, y mi rostro se encontraba sobre su hombro, me quedé observando hacia la ventana como poco a poco la escasa luminosidad que quedaba del día se escondía.

Su beso en mis labios seguía resurgiendo en mi mente a cada segundo, sus labios, mi cuello, mi cuerpo recibiendo el toque de su mano curioseando, queriendo saber qué partes de mi les gustaban ser tocadas.

Esto era una locura total.

Que Jai me haya besado es una locura, que él haya recorrido mi cuerpo con su mano de esa manera. Sus labios en mí, su respiración tibia golpeteando mi cuerpo, su lengua recorriendo la piel sensible de mi cuello, es... Sí, una locura.

Una locura que me encantaba, pero también me aterraba.

—Me gustas, Jai. Demasiado.

Jai sonrió, acariciando mi rostro.

—Me halaga saber que tus sentimientos son solo para mí —respondió, con su mirada subiendo de mis labios hacia mis ojos miel.

No necesitaba que él me devolviera la frase, en realidad, no quería un "tú también me gustas". Todo era tan difícil y complicado en este momento que el hecho de que lo corresponda me era suficiente. Y así debía de serlo, no quería exigirle nada, ni tampoco era lo correcto, ya que no conocía cuáles eran sus sentimientos.

—Solo... Por favor, no me lastimes —susurré, mientras apoyaba mi frente en su hombro, para luego voltear mi mirada hacia él, quien me miraba con ganas de saber qué ocurría.

Jai sonrió, acariciando mi rostro. Aunque en su mirada se notaba un cuestionamiento interno, como si estuviera intentando descifrar bien a qué me refería.

—¿Me crees capaz de herirte? —cuestionó luego de analizar bien la última parte, con su entrecejo hundido. Conocía bien a Jai, sabía cuándo fingía estar ofendido y cuando no, este no era el caso.

Jai nunca me había herido, bueno, una vez, pero ambos teníamos cinco años y en el juego, tenías que elegir a alguien para atrapar al otro, él la eligió a Mali para que ambos me atrapen a mí. Recuerdo que esa vez lloré como tonto por un juego que definitivamente no se jugaba así, pero éramos niños y nos gustaba inventarios nuestras propias reglas. A partir de aquel momento Jai me eligió siempre; a Mali aquello no le molestó, porque prefería esconderse  reírse ya que no la podíamos encontrar, que buscar.

Negué moviendo mi cabeza mínimamente.

En realidad no sabía si le tenía miedo a lo que él podía hacer o a lo que yo desconocía. Cuando empiezas a hacer algo que es completamente nuevo en todas sus formas es tan común tenerle algo se terror, que puede llegar a que te retraigas y dejes de hacerlo.

—¿Nani?—me alejó mínimamente para poder verme bien a los ojos—. ¿Hay algo que te está preocupando? Estás raro, no me gusta esa mirada tuya. Pareces... ¿Arrepentido?

Amistad, descubrimiento y romanceWhere stories live. Discover now