𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐢𝑇𝐸𝐷 ❙ ONE PIEC...

By ihwax_

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𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐢𝑇𝐸𝐷
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By ihwax_

LLEGADA

Un hombre de cabello blanco se encotraba sentado en un peñasco mientras observa el hermoso paisaje que tenía enfrente.
Las olas chocando en la orilla, el sonido de la aves cantar, la suave brisa chocar en su rostro trayendo el olor del mar consigo.
Ese era su lugar favorito de aquella isla, nunca se cansaba de estar ahí sentado y disfrutar del clima y los sonidos del mar.

—Papá ¿de donde venimos?—pregunto su pequeña y única hija, la cual le estaba haciendo compañía el día de hoy.

—No somos de otro mundo—dijo el mayor, provocando confusión en la niña.

—¿A qué te refieres?—sus enormes ojos azules como el mar estaban puestos en el precioso horizonte.

—Pertenecemos aquí desde hace mucho tiempo, como la gente común—respondió tranquilamente.

—Entonces...¿Por que no tengo abuelos ni otros parientes como las personas comunes?—había visto y oído hablar a los Niños de la isla sobre sus Abuelos, primos, tíos, tías e incluso de sus antepasados, Pero ella no sabía si tenía algo de eso.

—Teníamos parientes, pero quedamos solo nosotros—contestó con algo de nostalgia, pero sin quitar su sonrisa.

La niña movió su cabeza aún lado, y bajo la mirada hacia sus pequeñas manos blancas como la nieve. Las cuales hizo un puño y las apretó ligeramente.

—¿Por que somos tan fuertes?—miró a su progenitor el cual solo sonrió y con calma decidió responder la pregunta de su hija.

—Bueno, eso es porque...—puso su vista en ella—hay algo que debemos hacer con nuestra fuerza.

La peliblanca frunció el ceño sin entender, ¿qué se supone que debería hacer? Esa fuerza que poseía solo le había causado problemas. Por culpa de ello nadie quería jugar con ella, solían decir que era muy "Brutal para jugar" y por esa razón ninguno de los padres en la isla dejaban jugar a sus hijos con ella. Siempre terminaba sola, nadie quería estar y jugar con ella. Nadie quería ser su amigo.

Pero eso no le importaba, ellos se lo perdían.

De pronto sintió como su padre se levantaba de un salto y se ponía de cuclillas a su lado.

—Estas aburrida porque solo tienes a Papá y Mamá para jugar, ¿verdad?

—¡No es así! ¡Me gustan las cosas como son ahora!—se apresuró a decir.

—¡¿Si?! Entonces ¡¿Quieres que Papi te lance por los aires?!

—¡Si!—exclamó emocionada mientras agitaba sus brazos.

Tomo a su hija en brazos y se preparo para lanzarla al aire. Mientras que esta estaba emocionada por volver a estar cerca de las nubes.

—¡Aquí vamos!—grito con emoción, pero antes de siquiera poder hacer algo, alguien lo agarro de su hombro deteniendo por completo su acción.

—¡Tiene que ser una broma!—Una voz femenina que ambos reconocieron se hizo presente.

Bajo a su hija en el suelo y miro a la mujer frente a él la cual se notaba furiosa.

—Les he dicho mil veces que dejen de hacer eso, ¡¿Acaso no oyeron los rumores que corren en la isla?! ¡Es muy peligroso hacer eso estando aquí!

—Vamos, solo quiero hacer lo que hacía mi padre cuando yo era niño—se excuso mientras rascaba su cabeza.

—¡Es peligroso! ¡¿no te das cuenta de que hay ojos en todas partes?! ¡Cualquiera pudo haberlos visto!

—Comprendo, cariño, no tienes que seguir explicando—se acercó a ella para poder tomar su cintura.

—Siempre dices los mismo, y lo sigues haciendo—se cruzó de brazos.

—¡a mi me gusta volar por los aires!—comentó la pequeña.

—Ya ves.

Ambos recibieron una mirada asesina que los hizo temblar e inmediatamente cambiaron de opinión.

—La verdad es muy peligroso, pude haberme lastimado, Papá eres muy irresponsable.

—¡¿Qué yo qué?!—dijo totalmente indignado.

Se oyó una pequeña risita de parte de aquella mujer, la cual observaba con gracia la indignación de su esposo.

—¡Te reíste!—dijeron ambos a la vez.

La mujer al momento de escuchar eso dejó de reír.

—No, yo no me estába ri...

—¡Si te reíste, estamos salvados!

—¡Ni se crean!

—¡Estamos salvados!—volvieron a decir ignorandola completamente.

La mujer suspiro mientras sostenia su cabeza y una pequeña sonrisa aparecía en su rostro.

Entendía perfectamente que su familia no tenía mucho, pero eran muy unidos. Y todo los días eran muy felices juntos.

—Mamá ¿por que debemos usar estas cosas?—pregunto algo fastidiada por la peluca de color negro que le estaba colocando su madre.

—Ya te lo dije, Lyanna, no debemos llamar mucho la atención—explicó mientras terminaba de acomodar su peluca.

Lyanna hizo una mueca, no le gustaba para nada tener que usar una estúpida peluca.

—¿Ya están?—pregunto su padre entrando a la habitación, Lyanna miró el cabello de su padre e hizo otra mueca al verlo llevar una peluca también, que no dejaba a la vista su cabello blanco.

—Ya casi—contestó su madre la cual ahora estaba acomodando su propia peluca.

—Esto es ridículo—murmuró para si misma.

Una vez que los tres estuvieron listos salieron de su hogar, el cual estaba en una de las montañas que poseía la isla.

—Bueno, ahora que acabe con los arreglos, ¿por que no hacemos lo que debemos hacer hoy?—dijo su padre acariciando el cabello de su hija o mejor dicho aquella peluca.

—¿Hablas de lo que dijiste que debíamos hacer?—habló Lyanna con una sonrisa.

—Así es.

Ambos adultos tomaron las manos de su hija y con una sonrisa dijeron;

—Esto es algo que nuestra Familia debe hacer.

Lyanna sintió su corazón latir con fuerza por la emoción que sentía.

—Y ¿De qué se trata?

—Ya lo veras...

—¡Tengo un mensaje para todas las buenas personas de la aldea! Hice una promesa y haré todo lo que pueda para cumplirla—hablo mientras ponía una de sus manos en su pecho—¡Quienes visiten nuestro restaurante pueden probar la comida gratis!

Dicho eso la gente comenzó a acercarse curiosa a aquel pequeño restaurante.

—¿Puedo comer las muestras gratis hasta llenarme?—pregunto un señor de avanzada edad.

—¡Claro que si!—contestó la mujer mientras se colocaba un delantal.

—¡Confíen en nosotros y los retribuiremos con un delicioso platillo!

—¿Qué clase de promoción es esa, Cariño? ¿intentas hablar como un político o algo así? Si que apesta—se burlo de su esposo.

—Je, Je, Papi es raro.

—¿Qué tiene de malo? Hasta Lyanna la disfruta. Supongo que sólo es mi sentido del humor.

Lyanna no lo comprendía pero en tan poco tiempo, sus padres se habían ganado la total confianza de los aldeanos. Pero aún así, no podía acercarse mucho a la gente.

Aunque para Lyanna eso era lo de menos, lo importante era que ella y sus padres eran felices, siempre oía las historias de las personas que venían a comer al restaurante de sus padres. A lo largo de ese tiempo oyó varias historias, sobre criaturas extrañas, sobre aventuras, sobre los Piratas e incluso algo había oído sobre el Rey de los Piratas y el One Piece. Eso le parecía algo realmente emocionante.

—¡Lyanna, no corras!—le grito su madre al verla correr por el restaurante tratando de atrapar una mariposa que había entrado por la ventana—Te vas a caer y te vas a lastimar.

—¡No te preocupes, solo voy a...—se quede en silencio al sentir como su cuerpo chocaba contra el de otra persona haciéndola caer al suelo.

La mujer soltó un suspiro y dejo de hacer lo que estaba haciendo para poder ir a ayudar a su hija. Pero se quedó quieta al ver como aquel hombre con el que había chocado, le extendia la mano para ayudarla a levantarse.

—Lo siento no te vi, ¿Te encuentras bien, pequeña?—le pregunto.

Una vez de pié sacudío su vestido y observó al hombre frente a ella. Su cabello era de un color rojo y tenía una cicatriz de tres líneas en su ojo izquierdo, pero lo que llamó la atención de Lyanna fue el sombrero de paja que portaba aquel sujeto en su cabeza.

—¡Si, estoy bien! No se preocupe fue mi culpa, mi mami me dijo que no corriera porque me iba a lastimar y no le hice caso—comentó con una sonrisa.

En eso entonces sintió los brazos de su madre tomar sus hombro.

—Lamento lo que sucedió—hablo ella mientras miraba aquel hombre.

—No te preocupes por eso—hablo restandole importancia.

—Pues..¡Sean bienvenidos a nuestro restaurante!—dijo con una sonrisa—¿Que desean pedir?

—Uh, ¡Tiene que probar la carne asada con curry! Es muy rica, Je, Je, Je—comentó Lyanna.

—¡¿Enserio?! Suena delicioso ¡Quiero probarla!—dijo con una enorme sonrisa.

—Ya, le diré a mi papi que te prepare y...—observó a las personas que venían detrás de él—¿Son tus amigos?—le pregunto en un susurro, pero claramente los demás la escucharon.

—Si, ellos vienen conmigo—le contesto el pelirrojo.

—¡Bien! ¡Le diré a mi Papi que preparé mucha carne con curry para ti y tus amigos!—salió corriendo hacia la cocina en donde se encotraba su padre.

—Oh, Lyanna ¿que sucede?—pregunto al verla.

—Tenemos clientes ¡y quieren probar la carne con curry!—dijo con felicidad.

—¿Si? Pues es hora de ponernos a trabajar—dijo mientras acomodaba su delantal.

—¡Si! Yo te ayudo Papá—dijo mientras se colocaba su pequeño delantal de color celeste e iba a lavarse las manos.

—Muy bien, ya sabes que hacer Lya.

—¡Si!

Padre e hija comenzaron a cocinar, Lya ayudaba a preparar el curry mientras que su padre se encargaba de la carne asada.
Al rato entro su madre a la cocina, para buscar tarros de cerveza. Sonrió al verlos a ambos tan concentrados en lo que hacían, amaba verlos asi juntos, sacudío su cabeza y agarro lo tarros para poder ir a cerviles a los clientes que tenían el día de hoy.

—Ya solo queda emplatar—murmuró Lyanna con una sonrisa en su rostro.

Comenzó a servir la comida en los platos con ayuda de su padre. En verdad le gustaba mucho ayudar en la cocina del restaurante. Era uno de sus lugares favoritos, ya que además de ayudar y aprender cosas sobre cocina, podía probar las nuevas recetas de su padre y comer de vez en cuando los postres que preparaba su madre.

—¡La comida ya está lista!—grito Lyanna mientras tocaba una campanilla que estaba encima del mostrador.

Su madre se acercó a ella con una sonrisa, y ayudó a su esposo a servir los platos a los clientes, los cuales al sentir aquel exquisito aroma comenzaron a babear.

—Aquí tienen—dijo dejando uno de los platos cerca del pelirrojo y luego siguiendo con sus amigos.

—¡Gracias!

Una vez que todos tenían su comida servida, Lyanna se asomo detrás del mostrador observando la reacción de la gente hacia su comida. Bueno, su comida y la de su padre.

—La niña no mentía, ¡Esto es delicioso!—comentó el pelirrojo haciendo que Lyanna sonriera.

—¡¿Verdad que si?!—dijo saliendo detrás del mostrador.

—Oh, ahí estas—termino de tragar la comida que traía en su boca—Si. Esta muy rico ¿Verdad muchachos?—dijo mirando a sus hombres.

Pero estos no pudieron hablar ya que tenían toda su boca llena de carne con curry y un poco de arroz en sus mejillas, literalmente estaban devorando aquel platillo, a excepción de uno que comía tranquilamente.

—¿Eso es un si?—murmuró Lyanna confusa.

—Te lo aseguro.

Eso la puso feliz, le fascinaba que la gente disfrutará de la comida hecha por su padre y ella.

—Muy bien, iré por más cerveza para los muchachos—hablo su madre con una sonrisa—No molestes a los clientes, Lya—le advirtió antes de irse.

La pequeña asintió, pero hizo totalmente lo contrario. Agarro una silla que estaba en otra mesa y la Acercó hacia la mesa en donde se encontraba el pelirrojo con sus amigos. Un vez sentada observó uno por uno a los hombres frente a ella, nunca los había visto por este lugar, así que supuso que eran viajeros o....Piratas. Esto último hizo que sus ojos brillarán de curiosidad.

—Hola—dijo llamando la atención de algunos en la mesa, pero en especial la del pelirrojo—Mi nombre es Lyanna—se presento—¿Cual es su nombre señor?

—Shanks—respondió el pelirrojo, a lo que la pequeña frucio el ceño sin entender—mi nombre es Shanks—aclaró.

—Oh, ya veo...—murmuró.

Había oído ese nombre en una de las historias que contaban los aldeanos cuando venía a beber aquí.

—¿Y usted?—esta vez le pregunto al hombre de cabello negro recogido en una larga coleta—¿cual es su nombre?

Él hombre la miró uno segundos como si estuviera examinandola. A Lyanna le llamó la atención lo relajado que estaba aquel hombre a comparación de los demás amigos del pelirrojo.

—Benn Beckman—respondió de forma tranquila.

—¿Puedo decirle Benn?—pregunto tímidamente.

—Claro.

—¡Genial!—dijo sonriente—Benn ¿como se llaman tus otros amigos?—pregunto señalando a los demás hombres que estaban haciendo demasiado escándalo, y veía como el pelirrojo se sumaba a ellos.

—El que está comiendo carne y lleva unas gafas, se llama Lucky Roux—Lyanna observó al hombre grande que vestía una camiseta verde con rayas blancas—El de allí, es Yasopp—señaló a un hombre que traía una banda en su frente con el nombre "Yasopp" grabada en ella—Y el de hay es...

No pudo continuar ya que un fuerte golpe hizo que la atención de Lyanna se fuera hacia otro lugar.

—Ay no...—murmuró la pequeña mientras tapaba su rostro con sus pequeñas manos.

Un hombre alto y de piel morena había provocado tal ruido, abriendo la puerta del restaurante de forma brusca casi rompiéndola. Al entrar observó a las personas que se encotraban allí, hasta que su mirada choco con la de Lyanna.

—Oí, Mocosa, ven aquí—dijo señalandola.

—No Gracias, estoy bien aquí—contestó, provocando que aquel hombre se enojara.

—¡Te dije que vinieras aquí! ¡Es una orden!

—Tú no me mandas, no eres mi mamá—volvió a responder, pero esta vez se paro en la silla—Vete.

Mientras tanto los presentes observaban la situación con curiosidad.

—Mocosa..—hablo entre dientes y comenzó a caminar hacia ella.

Pero se detuvo al ver salir de la cocina a una mujer de ojos azules que traía varios tarros de cerveza con ella.

—¿Por qué tanto escándalo?—pregunto, pero al ver al moreno que estaba apunto de acercarse a su hija, puso una mueca de desagrado—Eras tú.

—Ya sabes a que he venido—exclamó con seriedad.

La mujer suspiro y lo ignoró, siguió su camino hasta llegar a la mesa del pelirrojo.

—Disculpen la demora—dejo los tarros de cerveza en la mesa.

—No se preocupe...

—¡Oí, Te estoy hablando!—el hombre tomó bruscamente los hombros de la mujer, haciendo que Shanks se levantara de golpe para intervenir.

—Shanks, No—dijo Lyanna tirando de su ropa para que se volviera a sentar—No tienes que meterte.

—Pero...

—Bastardo..—murmuró la ojiazul mientras apretaba su mandíbula y un aura asesina comenzaba a rodearla.

Tomo uno de los brazos que estaban apretando sus hombros. Y comenzó a apretarlo con fuerza provocando que el moreno se arrodillara del dolor. Pero aún así no lo soltó.

—Te dije que no volvieras, ¿Acaso no lo entiendes? ¿Acaso quieres recibir otra paliza?—solto su brazo con asco-¿Por qué no paras de una vez?

—Parare..—murmuró mientras se levantaba—cuando estés muerta.

A tan solo centímetros de recibir un golpe en su rostro, la mujer movió su cabeza hacia un lado para evitarlo y de un solo puñetazo en la mandíbula mando a aquel sujeto a volar hacia una de las mesas rompiendola en el proceso.

—¿No lo entiendes?—murmuró con la mirada ensombrecida y aún con esa aura asesina rodeándola—Lárgate y no vuelvas, esta es la última advertencia que te doy, de lo contrario..—levantó su mirada mostrando aquellos ojos azules con sus pupilas verticales como las de un gato—Tú serás quien termine muerto.

—Tú mamá da Miedo..—murmuró Shanks a Lyanna.

—¿Verdad? También es muy fuerte—comentó.

Ambos Siguieron viendo la situación, aquel hombre se levantó del suelo mientras limpiaba la sangre que caía de su boca.

—Te vas a arrepentir de esto—dijo antes de darse la vuelta y caminar fuera del restaurante.

El lugar quedó en silencio hasta que un hombre iba saliendo de la cocina muy alegre con dos platos en sus manos.

—Aquí esta el...¡¿Has roto otra mesa?!—dijo al percatarse del desastre causado por su esposa.

—Lo siento—se disculpó esta mientras rascaba su cabeza—ahora lo limpio.

—Esta es la cuarta mesa que rompes—suspiro—Debes dejar de golpear a los clientes o al menos intentar no romper nada si lo haces.

—¡Ellos me provocan!—se justifico.

—Ya, Ya, no te preocupes.

Lyanna sonrió al ver como su padre calmaba a su madre, amaba mucho verlos asi de juntos.

—Oí, niña ¿Quien era ese tipo?—pregunto Benn Beckman.

—No es importante—contestó—es un tipo realmente fastidioso, no me agrada. Siempre quiere darle ordenes a los demás, pero...mis padres no le hacen caso y creo que eso lo hace enojar.

—Ya veo..

—Benn, Shanks ¿Puedo preguntarles algo?—dijo tímidamente mientras jugaba con sus manos.

—¡Claro que si!—contestó Shanks con una sonrisa.

Lyanna sonrió y se inclinó hacia los adultos y les hizo una señal con la mano para que se acercarán, a lo que obviamente ambos se acercaron, y como si de un secreto se tratase ella pregunto;

—¿Ustedes son Piratas?

Los dos se miraron entre sí y de la misma forma en que lo habia preguntado Lyanna, respondieron;

—Si, lo somos.

Pequeños destellos aparecieron en los ojos de Lyanna, debido a la emoción que comenzaba a sentir en ese momento.

—¡Es asombroso! Tengo muchas preguntas para hacerles.

—¿Ah, Si?—exclamó Shanks mientras soltaba una risita—Pues, El tío Benn, responderá todas tus preguntas—este frunció el ceño al oir eso—Yo iré a pedir otro trago—dicho eso se levantó para ir a la barra de tragos.

—¡Tío Benn! Suena bonito—río Lyanna—¿te molesta si te digo así?

El hombre la observó unos segundos, para luego suspirar y apoyar sus brazos sobre la mesa.

—Para nada—le dedico una media sonrisa—¿Cuales son tus preguntas?

—¿Es cierto que los Piratas viven muchas aventuras?—pregunto con inocencia cosa que hizo reír a Benn Beckman.

—Claro que si, los Piratas vivimos muchas aventuras, algunas divertidas y emocionantes, y otras peligrosas y muy arriesgadas. Muchas cosas pueden pasar estando en el vasto Mar azul ¿Entiendes?—respondió a su primer pregunta.

—Lo entiendo. El mar puede ser muy peligroso y hermoso a la misma vez ¿No? Tío Benn.

—Así es.

Ha Benn Beckman le parecía interesante la forma en que Lyanna se expresaba al hablar e incluso las preguntas que hacía y la forma rápida de entender lo que el decía.

Ha Lyanna le fascinaban las explicaciones que le daba su nuevo tío. De hecho nunca había tenido un tío con el cual hablar, así que se encotraba muy emocionada en este momento.

Mientras que los de la tripulación del pelirrojo observaban de manera curiosa la forma en que Lyanna se refería a su amigo. La oían decir "Tío Benn esto.." "Tío Benn aquello.." No comprendían el como se habían amigado tan rápidamente.

Y cierto pelirrojo miraba desde la barra de tragos, la situación con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Ya veo, Ellos son tus Nakamas—murmuró—Oí, tío Benn ¿Qué es eso de Nakamas?—pregunto ya que nunca había oído esa palabra.

Los presentes se quedaron en silencio al oír esa pregunta, lo cual hizo que Lyanna frunciera el ceño.

—¿Qué suce...

Sus palabras fueron interrumpidas por una risa que provenía del pelirrojo.

—¿Por qué te ríes, Shanks?—pregunto Lyanna.

—¡Oye! ¿Por qué a mi no me dices Tío?—exclamó ofendido.

—Nunca me dijiste que podía decirte Tío—cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Pues, ¡Tú nunca me lo preguntaste!

—Ya...—dijo restandole importancia—Pueden decirme ¿Qué es eso de Nakama?

—¿Quieres saberlo?—pregunto acercándose a la pequeña.

—Por eso pregunte, Tío Shanks, tonto.

—¡No soy tonto!—Dicho eso se sentó junto a Lyanna—Como sea, te diremos lo que es un Nakama.

—¡Si!

—Pues, un Nakama es alguien en el que puedes confiar y que quieres mucho, un amigo, un compañero, colega ¿Entiendes?—la pequeña asintió.

—También es alguien con el cual puedes divertirte mucho y pasar muchas aventuras juntos—Agregó Benn Beckman.

—Pueden beber Sake juntos—agregó Yasopp.

—También comer mucha carne—le siguió Lucky Roux.

Lyanna escucho atentamente cada una de las cosas que decía la tripulación del pelirrojo sobre lo que era tener un Nakama, en verdad le parecía algo increíble.

—¡Suena genial! Pero...¿como encuentras a un Nakama y como sabes que es el indicado?

—Algún día, encontrarás a personas que quieras proteger con tu vida, que las cuidarás pase lo que pase y ellos te cuidarán también. Lucharán a tu lado y tendrán muchas aventuras juntos—le sonrió el pelirrojo mientras posaba su sombrero de paja en la cabeza de la niña—Sabrás que son los indicados cuando los veas.

Lyanna toco el sombrero de paja que reposaba en su cabeza y con una gran sonrisa se abalanzó a abrazar al pelirrojo.

—Eres genial, Tío Shanks.

—Oyeron eso muchachos—miro a su tripulación—soy genial.

—Si claro..—se escucho un murmuró.

—Tú también eres genial y muy inteligente, Tío Benn—dijo esta vez abrazando al azabache.

—¿Y nosotros que?—dijo Lucky mientras le daba una mordida a su trozo de carne.

—¡Ustedes también son increíbles! ¿No les molesta que los llame tíos?—pregunto.

—¡Claro que no!—dijeron todos.

Lyanna sonrió y comenzó a abrazar a cada uno de los miembros de la tripulación del pelirrojo.

—¿Qué hacen ustedes?—apareció de repente la madre de Lyanna.

—¡Mamá, ahora tengo muchos tíos!—dijo mientras acomodaba el sobrero de paja que traía en su cabeza.

—¿Si? Eso suena sensacional, cariño.

—¿Verdad que si? Je, Je, Je, Je.

Y sin darse cuenta alguna, Lyanna estaba comenzando con su gran aventura hacia lo desconocido.

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