The million dollar man

By EscarlynFernanda

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Esta es la historia de Salomé, una joven de veinte años, quien navegando por sus redes sociales llega a entab... More

Prólogo
Belmont's Character
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50

Capítulo 6

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By EscarlynFernanda

El viaje a Mónaco me encantó; pasar tiempo con Alexandré y conocerlo más, hemos hablado de muchas cosas con anterioridad, pero Alexandré siempre tiene algo nuevo para decir, muchas experiencias por compartir, y yo me muero por escuchar, por saber todo sobre él.

En el viaje, Alexandré había propuesto  ir a comprar ropa "adecuada" para la ocasión, yo accedí, no es como si yo hubiese traído mucha ropa, además seria otra actividad para compartir; y así fue, habíamos acordado llegar antes que todos, ponernos cómodos, y luego iríamos de compras, aunque también había dicho que no podía ser mi guía de turistas en Mónaco, porque aparte del evento de su familia también venía por trabajo, que solo estaríamos máximo tres días y dos noches en Mónaco, pero prometió que volveríamos a venir, prometió una próxima vez y yo estaba encantada por eso.

En ese momento en el que sentía que conocía un poco más a Alexandré, podría hacer una corta descripción sobre su persona, porque me daba la impresión de que era un chico sensible, le gustaba hablar mucho, pareciera  inofensivo a simple vista pero también tenía esa aura característica que imponía respeto y admiración, desde mi punto de vista con mucha elegancia y educación; Hasta el momento no consideraba a Alexandré una persona compleja, más bien todo lo contrario, y me gustaba eso.

Alexandré me llevó a las mejores tiendas de monte carlo, lo podría afirmar por aquellos nombres de gran peso que gritaban calidad y lujo; fue algo extraño, porque solo había ido a comprar ropa anteriormente con mi mamá, mi tía, algunas veces con Marí, mi mamá si compraba tres blusas, un pantalón y unos nuevos zapatos, ya decía que con eso podría vestir el año entero, con Alexandré era diferente, era la primera vez que iba a comprar ropa y accesorios con un hombre, y encima, un hombre que tenía un gusto de la moda muy elevado y crítico; Alexandré escogía los vestidos, los zapatos, los accesorios, todo era muy hermoso y elegante, me daba la impresión de que quería impresionar, o hacer que yo destacara.

Me veía en el espejo, y no sentía que fuera yo, no es como si yo tuviera un estilo en particular, solo usaba la ropa que tenia, pero con este nuevo estilo me veía totalmente diferente, más sofisticada, más elegante, más atractiva, incluso podría decir que hasta me veía más alta, me gustaba lo que veía, "la mejor versión de mi" como había dicho Marí.

Alexandré era todo un caballero, en todo el rato pedía mi opinión, a pesar de que yo estaba a su total disposición ya que no sabía nada de moda, aún así me preguntada que si estaba cómoda, o si quería algo diferente, en fin, así pasamos casi tres horas eligiendo unos cuantos atuendos, para estos tres días que íbamos a pasar en Mónaco.

-Me gusta mucho tu cabello, ¿es natural? - estábamos en el ascensor, para que cada quien fuera a su respectiva habitación a arreglarse, como había dicho, Alexandré siempre tenía qué decir, en muy pocas ocasiones se quedaba callado, no me molestaba en absoluto, eso evitaba mi mayor fobia, los silencios incómodos.

- Sí, es natural, mi mamá nunca me dió permiso de pintarme el cabello. - Alexandré había hecho una mueca extraña a mi respuesta, seguro no estaba acostumbrado a que una adulta de veinte años le dijera que su mamá no le permite pintarse el cabello.

- Tu mamá debe de ser un poco inflexible.

- Es estricta, muy estricta.

- Estas en Monte Carlo ahora, puedes hacer lo que quieras.

- Podría hacer lo que quisiera, menos pintarme el cabello si quiero volver a casa.

- Entonces no deberías volver. Haz lo que te haga feliz. — había dicho con una enorme sonrisa en su rostro.

Iba a decir algo más, explicarle como eran las mamás latinas, pero decidí quedarme en silencio, ¿Acaso me estaba proponiendo no volver a mi casa y quedarme con él? Estaba loco si creía que me quedaría con un extraño.

-Por cierto, no sé si te había dicho, el evento de mí familia no sería precisamente hoy, si no mañana. Esta noche iremos a cenar con mi familia, esta noche solo conocerás a mi hermano mayor, mis otros dos hermanos decidieron viajar  hasta acá mañana- continuó diciendo.

Cenar con su familia, ay dios, de solo pensarlo me sudaban las manos, y creo que se notó en mi cara lo nerviosa que estaba de solo pensarlo.

- No tienes que ponerte nerviosa, ellos no van a comerte. - Alexandré tomó mi mano para tranquilizarme, pero eso no quitaba el hecho de que quisiera que me tragara la tierra, o que el tiempo se detuviera y yo pudiese escapar.

El ascensor abrió sus puertas, y fuimos a mi habitación primero, una habitación hermosa, con una vista increíble. Alexandré dejó las bolsas encima de la cama, y empezó a buscar y a sacar cosas de las bolsas.

Sacó un vestido precioso, elegante pero juvenil, un vestido de noche, corto de color  rojo.

- Desde que vi este vestido supe que puesto en ti se vería aún más hermoso. - No pude evitar burlarme un poco de él, a este punto ya no sabía si Alexandré era mi amigo, mi pareja o mi estilista de imagen personal.

- ¿Qué? ¿Porqué te ríes?.

- Perdóname, es que me recuerdas a ese personaje de Los increíbles, Edna Moda. - dije riendo. Alexandré estaba más despistado que antes, al parecer no sabía de qué le hablaba- Espera, espera, ¿Nunca has visto la película de Los increíbles?

-No, nunca la he visto, ¿es buena?

Aveces se me olvida que Alexandré y yo teníamos diez años de diferencia y veníamos de continentes diferentes, para mí era inimaginable pensar que alguien nunca hubiese visto la película de Los increíbles.

- Es una película animada, es muy buena, deberíamos verla aunque sea una vez, espero que no te molestes conmigo cuando aparezca Edna Moda en la pantalla.

Alexandré había elegido los zapatos perfectos, eran de tacón corto, y una chaqueta de color negro. Esa sería mi vestimenta para cenar con sus padres.

Hablamos un rato más, y después se fue a su propio cuarto para que yo pudiese arreglarme, y así lo hice, una ducha rápida, me puse el vestido, los zapatos, admitía que Alexandré tenia razón, este vestido era hermoso, no tenía escote, pero se ajustaba más a mi cintura, y después caía suelto, era un vestido corto, unos centímetros por encima de mis rodillas nada más, me hacía una silueta más definida y más elegante, lo amaba; lo que más tardé en hacer, fue arreglarme el cabello, hice unas ondas en el cabello como pude, y luego me maquillé dentro de lo que cabe porque no sabía maquillarme muy bien, entonces me puse los accesorios, los aretes de oro, la pulsera y el reloj que Alexandré me había regalado, estaba casi lista, un poco de perfume y ya.

Tomé un momento para respirar y mentalizarse, caer en cuenta en dónde y con quién estaba, debía sacar lo mejor de mí esta noche, y sobretodo no arruinar la noche, no importaba lo que pase, mientras no se relacione conmigo de alguna forma.

Debía ser yo, pero en mi mejor versión.

Tocaron mi puerta, sabía que era él; No me consideraba religiosa a pesar de venir de una familia sumamente católica, aún así esa noche recuerdo haberle pedido a Dios que me diera fortaleza y seguridad, para no sentirme menos entre esa clase de gente.

Alexandré traía un traje elegante, pero su sonrisa era su mejor accesorio, recuerdo haberle dicho lo guapo que se veía luego de abrirle la puerta, y su sonrisa se hizo aún más grande.

Si de fingir se trataba, yo era buena fingiendo que nada me impresionaba, ni los autos de lujo, ni los regalos caros, ni los viajes, ni la ropa, fingir o disimular que nada me impresionaba a pesar de que sí que lo hacía, esa podría decirse que era la única carta que tenía, pero luego de ver a donde Alexandré me llevó a cenar con su familia, a un Yate, un yate!, en mi vida había subido a un yate, no hay duda de que iba a compartir todas mis primeras veces con Alexander.

Un Yate grande, lujoso, hermoso, mi corazón estaba acelerado pero debía mantener la compostura, si hubiese estado en esta misma situación pero con mi amiga Rosmery a mi lado, seria completamente diferente, si Marí estuviera aquí conmigo podría escucharla decir todo lo que cruzara por su mente sin pensar, y yo hubiese hecho lo mismo también.

En este yate habían unas cuantas personas, algunas quince o más personas, no sabía quiénes eran, pero parecían sacadas de una revista, las mujeres vestidas de una manera elegante y sencilla, los hombres en traje, unos tomando alcohol, y otros fumando, eran señores ya; Estar con esas personas me daban nervios, Alexandré me había dicho de camino hacia acá, que ninguna de estas personas hablaban español obviamente, que si tenía que decir algo lo hiciera en inglés, pero luego dijo que el inglés no era del agrado de los franceses, así que cruzaba los dedos para mantener mi boca lo más cerrada posible.

Si de hablar inglés se trata no tendría problemas, para eso estudié inglés todo un año, y me esforcé muchísimo para mejorar la pronunciación y así, pero estas personas eran franceses, yo francés no sé absolutamente nada.

Alexandré me presentaba a las personas que estaban ahí, yo no entendía absolutamente nada porque ellos hablaban en francés; las primeras personas que me presentó fueron una señora muy elegante, y un señor que fue muy amable conmigo, pero no intercambiamos muchas palabras, luego Alexandré me dijo que la señora era una amiga de su mamá, y el señor era su esposo.

Luego fueron sus padres, pero cuando los presentó no sabía que eran sus padres, me parecieron unas personas educadas, elegantes, pero muy frías, entendía que conmigo no iba haber más que un apretón de manos, pero con Alexandré apenas unas palabras, eso se me hizo muy frío, supongo que solo era una diferencia cultural.

Así fue con todas las demás personas, me parecían personas demasiado frías, poco amigables, no sabía si era por mí, porque les caía mal o es que eran así , incluso llegué a ver que una de las señoras me miró mal, y yo le sonreí de vuelta, cada quien estaba en sus asuntos, en su plática; incluso Alexandré estaba platicando con un señor, yo estaba a su lado, pero como estaban hablando en francés no podía participar de la conversación.

Me sentía incómoda, ya me quería ir y apenas hacía unos minutos habíamos llegado; la noche estaba hermosa, Monte carlo de noche se veía aún más hermoso, y también podías ver a los demás yates, unos más pequeños que otros, podías ver qué hacían las personas de los otros yates a lo lejos. Luego llegó otro hombre, era más joven que los otros señores que ya estaban, de algunos treinta y cinco podría decirse, era alto, pero no tan alto como Alexander, tenía ojos verdes, cabello castaño, muy muy guapo, ya lo había visto antes, en Google cuando estaba buscando información de Alexandré, era su hermano mayor.

Alexandré no era feo físicamente, pero tampoco tenía mucho atractivo, era muy alto, muy delgado, su sonrisa y sus ojos eran su atractivo, tenía la frente ancha y la nariz grande, pero su hermano mayor si era muy guapo, era alto, unos centímetros más bajo que Alexandré, no era tan delgado como Alexandré, tenía los ojos grandes y verdes, la mandíbula marcada, labios carnosos, su mirada cautelosa, era muy hipnotizador, un hombre muy guapo y muy elegante, aunque eso de la elegancia creo que venía de familia, todos eran muy elegantes.

Alexandré me presentó con su hermano, y no sé qué agregó de más, la mirada de su hermano pasó de la suya a la mía, había cierta intriga entre hermanos, y yo por la barrera del idioma estaba fuera de ese círculo; Extendí mi mano igual que con todos los demás, para tener el simple saludo formal de un estrechado de manos, pero el señor besó el torso de mi mano, y yo más que sorprendida solo miré de reojo a Alexander, y él hizo lo mismo, ambos intercambiamos miradas, yo no entendía nada.

- Mucho gusto, soy Jules, el hermano mayor de Alexandré. -Había dicho en inglés, creo que porque estaba nerviosa se me cruzaron los cables del idioma y le respondí "Enchanté". Agradecí que nuestras manos se soltaran, él se río de mí, tal vez por mi mala pronunciación del francés o porque no se lo esperaba.

- Soy Salomé, gusto en conocerte Jules. - Esta vez dije todo bien en inglés, sin equivocarme, estaba muy nerviosa, y quería irme al hotel, pero la noche apenas empezaba. El señor Jules había hecho un comentario en francés que no le había hecho nada de gracia a Alexander por como le había cambiado el rostro, de uno muy sonriente a uno muy serio en un segundo, y como no entendía nada del idioma no sabía si se trataba de mí o no tenía nada que ver conmigo.

La noche apenas comenzaba, y ya quería huir.

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