Entre tus Manos [Versión anti...

By Sheery195

682K 33K 385

Fabrizio Benedetti era un hombre frio, cruel, arrogante, incluso peligroso, pero tenia una pequeña debilidad... More

Nota de inicio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Especial: Julia & Carlo

Epílogo

14.5K 602 5
By Sheery195

Pov Fabrizio

Contemplaba a mis tres razones de ser con una sonrisa, mi Daniela, mi hermosa mujer, aquella que me volvió loco con solo una mirada, estaba dormida en nuestra cama junto a nuestros hijos, ya hacía cinco meses que habían nacido, esos pequeños seres que tanto amaba.

Salí con cuidado de la habitación, caminé por los pasillos hasta llegar a las escaleras, una vez abajo fui hacia el despacho donde me estaban esperando Nestore y Carlo, ambos me miraron serios.

– ¿Qué habéis descubierto?–cuestioné sentándome

– Octavia perdió al bebé cuando tenía 6 meses, pero no le importó mucho, muchas son poco después de la perdida–comentó Carlo mostrándome fotos de ella, en discotecas, con otros hombres, sin lugar a duda era una mujer sin sentimientos.

– ¿Y él?–

– Perdió su empleo con el ministro, está sumido en una fuerte depresión por la pérdida–fue el turno de Nestore mostrarme una fotografía de él donde se le veía bastante desmejorado, ojeroso, con una barba descuidada, más delgado, su ropa parecía vieja y llevaba unas tallas de más.

– ¿Por qué quieres información de estos dos?–cuestionó Carlo, suspiré recostándome

– Son personas que podrían causar problemas, el imbécil de Stefano sabe todo lo del contrato, mientras que Octavia–me quedé callado, odiaba recordar esa época, aquella en la que fui un estúpido que casi pierde a la mujer que ama solo por no aceptar sus sentimientos.

– ¿Quiere que los sigamos vigilando, señor?–

– Solo a ella, ponedle una trampa, si habla, quiero que la traigáis ante mí–sonreí con malicia, ambos asintieron.

Ambos se marcharon en silencio, me quedé contemplando la fotografía que tenía de los cuatro, No iba a permitir que nada, ni nadie interfiriera en nuestra felicidad.

Miraba a aquella mujer que metí en mi vida por estúpido, su cabello rubio estaba revuelto, tenía los ojos vendados y las manos atadas a una silla, llevaba puesto un vestido corto color rojo, apenas cubría algo. Hice una señal a Carlo para que le sacara la venda, en cuanto lo hizo sus ojos hicieron contacto con los míos

– Un placer volver a verte Fabrizio–comentó con total tranquilidad

– No puedo decir lo mismo–

– ¿Entonces qué hago aquí?–

– Estás aquí, porque tienes una lengua muy larga–dije mirándola fijamente, ella sonrió de lado cruzándose de piernas

– No tienes idea de cuánto, si solo era eso, no hacía falta que tus hombres me trajeran de esta forma tan brusca–suspiré ante sus palabras, me acerqué más a ella, agarré con fuerza sus mejillas haciendo que me mirase

– No me provoques, bastante cabreado estoy ya–la solté con brusquedad– Sabes perfectamente por qué lo estoy diciendo, en su día te dije que si volvías a aparecer ante mí con una otra estupidez, sabrías lo que es conocer el infierno–

– Has sido tú quien me ha traído aquí–dijo con nerviosismos, me incliné hacia ella

– No te hagas la estúpida, aunque para ser sincero creo que no te lo haces, ¿Por qué vas divulgando lo que no debes?–ante mi pregunta palideció, su sonrisa se había desvanecido, ahora en sus ojos podía ver miedo

– Yo... Yo no–

– No te atrevas a mentirme, el hombre con el que coqueteabas anoche, era uno de mis hombres y se lo contaste todo–

– De verdad que lo siento, fue sin querer, bebí más de la cuanta y–

– ¡Cállate!, no quiero escuchar tus estúpidos balbuceos–chasquee los dedos, unos pasos se acercaron a nosotros – De hecho, no quiero volver a escucharte, ni a verte–me incorpore dando unos pasos hacia atrás dejándole paso a Raffaello, un hombre más o menos de mi estatura, delgado, era un verdadero sádico, se colocó detrás de ella agarrándola con fuerza por la cabeza

– ¿Qu... Que va a hacerme?–cuestionó en tono asustado, Raffaello metió su mano en la boca sacándole la lengua

– Te la va a cortar para que no vuelvas a hablar–sus ojos se agrandaron de la sorpresa, comenzó a negar con la cabeza– Sujetadla–ordene a los demás que se movieron rápidamente acatando mi orden

Raffaello sacó un cuchillo de a saber dónde, poco a poco fue acercándolo, ella comenzó a gritar y a llorar histérica, decía algo, pero no lograba comprenderla, imagino que debe estar suplicando, vi como colocó el cuchillo encima de la lengua, él me miró a lo que asentí, la solo con brusquedad alejándose de ella.

Me acerqué levantándole el mentón, sus ojos estaban impregnados de terror, sonreí con malicia soltándola, Carlo me entrego un sobre y se lo extendí haciendo que me mirase confundida

– Es un billete de avión para Los Angeles, hay veinte mil dólares, cógelo y lárgate, si vuelvo a verte, si vuelvo a escuchar de ti, no solo no voy a dudar en cortarte la lengua yo mismo, sino que haré que te la tragues, ¿Qué claro?–cuestioné mirándola fijamente, ella asintió cogiendo el sobre con las manos temblorosas.

Pov Daniela

Baje las escaleras soltando un suspiro, me había costado conseguir que se durmieran, me desplome sobre el sofá disfrutando del silencio con los ojos cerrados.

Me sobresalté al escuchar la puerta de entrada, abrí los ojos mirando hacia el pasillo, una sonrisa adorno mis labios al ver a Fabrizio, iba a levantarme, pero me hizo un gesto para que me detuviera, se sentó a mi lado abrazándome, colocó su mentón en mi cabeza

– ¿Dónde estabas?–cuestioné aspirando el aroma de su perfume

– Arreglando un asunto sin importancia–me separe un poco de él mirándolo con suspicacia, suspiró dándome un beso en la frente– Octavia–

– ¿Qué ha pasado ahora con esa mujer?–

– Nada malo, solo ha estado hablando más de la cuenta–suspiré poniéndome de pie

– Es un maldito parásito, nunca nos dejará en paz– dije revolviéndome el cabello con frustración

– Lo he solucionado, la he enviado lejos, si sabe lo que le conviene... No volverá–se levantó abrazándome por la cintura

– ¿De verdad?–

– De verdad mi amor–besó mi frente, regalándome una sonrisa la cual devolví

– La verdad... Me da pena ese bebé, le ha tocado unos padres maravillosos–dije con ironía

– No hay bebé, ella lo perdió cuando tenía seis meses–lo miré sorprendida

– Dios... Pobre Stefano, él siempre deseo ser padre–sentí mi pecho oprimirse, no podía imaginar el dolor por el que podría estar pasando él.

Seguimos hablando un poco más con respecto al tema, también me enteré de su depresión, a pesar de lo que pasó entre nosotros, sentía pena por él, por su situación.

Veía con una sonrisa a mis padres jugar con sus nietos, esta noche se quedarían con ellos, nosotros habíamos decidido tener una cita, desde que nacieron los pequeños no habíamos salido a una.

Al salir de casa de mis padres, mi vista se desvió a casa de Stefano, respiré hondo dirigiendo mis pasos hacia allí, una vez delante de la puerta, llame al timbre esperando, no tardó mucho en abrirse, me abrió Beata, se vea bastante desmejorada,

– Daniela querida, es un gusto verte–dijo con una pequeña sonrisa

– También me alegro de verte–comenté besando su mejilla– ¿Esta Stefano?–cuestioné, ella suspiró con tristeza asintiendo

– Está en su habitación, apenas sale de allí desde... Desde lo del bebé–

– Iré a hablar con él–comenté a lo que asintió, subí las escaleras, recordaba perfectamente el recorrido hacia su habitación, una vez delante de la puerta, toqué un par de veces

– Ahora no mamá–suspiré abriendo la puerta, al hacerlo me azoto un olor fuerte bastante desagradable, la habitación se encontraba casi a oscuras, estaba acostado en la cama bocarriba

– Stefano–se sentó de inmediato mirándome impresionado

– ¿Qué haces tú aquí?–preguntó con voz ronca

– Me entere de tu pérdida...–me adentre más quedando cerca de la cama, él asintió con una pequeña sonrisa– Stefano, no puedes echar a perder así tu vida–comenté mirándolo con pena

– Lo perdí todo Daniela, tu amistad, tu amor, mi trabajo, pero lo que más me importaba... A mi hijo–

– Eres joven, no puedes hacerte esto, debes salir adelante, sé que...No, no lo sé, pero puedo hacerme más o menos una idea de lo doloroso que puede ser perder un hijo–me acerqué sentándome a su lado cogiendo sus manos ente las mías– Pero no puedes dejar que la depresión gane, siempre llevaras ese dolor en tu pecho, pero la vida sigue–

Después de hablar un poco más con él volví a casa, todo estaba en absoluto silencio, aquello me desconcertó, se suponía que íbamos a salir, saqué mi móvil del bolso, iba a llamarlo cuando justamente me entro una de él.

– ¿Fabrizio?–contesté algo confundida

– Sube a nuestra habitación y ponte lo que hay encima de la cama, cuando lo hagas, Nestore te estará esperando fuera de casa, nos vemos en un rato–sin más colgó la llamada dejándome aún más confusa

Subí rápidamente hacia la habitación, al abrirla me quede sorprendida ante el precioso vestido que había sobre la cama, era de color borgoña, largo de corte sirena, tenía apliques florales en la parte de abajo del vestido y en la superior, escote corazón, junto a él había unos zapatos de tacón negros.

Una vez lista, salí de casa, Nestore me esperaba junto a una limusina blanca, me acerqué a esta, me ayudó a entrar con una sonrisa.

El trayecto fue largo, lo conocía fue el mismo recorrido para ir al lago Maggiore, cuando llegamos me ayudó a bajar, me coloqué bien el abrigo, quedé totalmente embelesada ante lo que tenía delante, un camino de luces de navidad, unas en blanco y otras rojas, con cuidado fui hacia la entrada, abrí la puerta.

Al abrirla un camino de pétalos de rosas se perdía, por una esquina que daba hacia el salón, entré con una sonrisa, cerré la puerta siguiendo el camino, me quedé quieta viendo a Fabrizio arrodillado con un anillo en mano

– ¿Qué es esto?–pregunté mirándolo sintiendo mi estómago revolotear

– Cásate conmigo–

– Pero ya estamos casados–comenté acercándome sin dejar de sonreír

– Sí, pero fue una boda realizada por un contrato–se puso de pie, cogió mi mano entre la suya– Esta vez, quiero hacerlo bien, mi amor–colocó su mano en mi mejilla acariciándola suavemente– ¿Qué dices?–

– Que si quiero, claro que si–me abracé a él comenzando a derramar lágrimas de felicidad, cuando nos separamos me quito el primer anillo de compromiso reemplazándolo por el nuevo.

Acercamos nuestros rostros comenzando a besarnos, al hacerlo una corriente recorrió cada rincón de mi cuerpo, movíamos los labios al compás de otro, era lento, pero apasionado, su lengua se introdujo en mi boca de forma sorpresiva.

Me estremecí ligeramente al sentir sus manos deslizarse por mi espalda, hasta llegar al cierre, lo fue bajando poco a poco, sus dedos rozaban mi piel, llevé mis manos hacia su chaqueta quitándosela, después a los botones comenzando a desabotonarlos.

Nuestras prendas habían desaparecido por completo, nos encontrábamos acostados sobre la alfombra delante de la chimenea, estábamos ambos totalmente desnudos besándonos con pasión, nos separamos mirándonos a los ojos.

Un fuerte gemido escapó de mis labios al sentir como se abría paso en mi interior, volvimos a besarnos mientras comenzaba a embestirme con suavidad, sus labios se desviaron a mi cuello mordiéndolo, poco a poco estas se fueron volviendo más fuertes, su miembro rozaba a la perfección mi clítoris dándome mayor placer, clave mis uñas en su espalda.

Podía sentir como el orgasmo se aproximaba, me aferre a su cuello, unas fuertes embestidas más fueron más que suficientes para que me tensara, contrajera mi interior y un fuerte gemido escapo de mis labios.

– Te amo mi Daniela–susurro en mi oído con la respiración agitada igual que la mía

– Te amo mi señor Benedetti–ambos nos reímos, volviendo a besarnos entregándonos todo el amor que sentíamos el uno por el otro.

Continue Reading

You'll Also Like

34.3K 2.2K 30
[Segunda temporada de El Presidente de mi Clase ] ¿ Que pasó ? ¿Donde se supone que esta mi final feliz ? - si acepto - no me podía arrepentir...
7.9M 440K 126
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
3.2M 155K 49
¿Que podría cambiar una propuesta de trabajo? Cuando lo dejas todo por solo pronunciar "si, acepto". ¿Una chef y un empresario? Solo basto, el mirar...
134K 13.6K 62
Ella es esa pequeña ración de sensualidad que prende y altera cada uno de mis sentidos. Son sus movimientos tan sensuales y expertos frente a mí. Son...