Entre tus Manos [Versión anti...

By Sheery195

640K 31.6K 356

Fabrizio Benedetti era un hombre frio, cruel, arrogante, incluso peligroso, pero tenia una pequeña debilidad... More

Nota de inicio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Epílogo
Especial: Julia & Carlo

Capítulo 49

11.7K 559 0
By Sheery195

Tanto Julia como su pequeña ya habían vuelto a casa, el tiempo paso rápido, tanto que antes de darnos cuenta, ya era 24 de diciembre, nos habíamos reunido todos en nuestra casa para celebrar la navidad, miraba todo con una sonrisa, era un ambiente realmente maravilloso, todos estaban felices, era una estampa fantástica.

– ¿Qué piensas tanto?–preguntó Julia sentándose a mi lado

– En lo maravilloso que es esto, todos felices, mi matrimonio va mejor que nunca, incluso mira–señale a este y a mi hermano hablar– Pareciera que jamás supo sobre el contrato–

– Todo es bueno, pero sé que algo te ocurre, ¿Qué es?–la miré unos segundos, le hice una señal para que se acercara, una vez que se acercó susurré en su oído, ella me miró sorprendida, hice un gesto de que guardara silencio, asintió volviendo su vista al frente.

Tenía la cabeza de Fabrizio cabeza encima de mi vientre, acariciaba sus cabellos con suavidad, estábamos en absoluto silencio, me dio un beso en este, fue ascendiendo hasta llegar a mis labios, los atrapó en un suave beso cargado de amor, pasé mis manos por su cuello.

– Una de muchas navidades juntos–susurró apoyando su frente en la mía

– Por supuesto que si–ambos reímos levemente– Tengo una cosa que darte–dije poniéndome seria, él me miró algo confundido, asintió colocándose a mi lado

Me levanté de la cama, fui hasta el vestidor, me adentre en este abriendo uno de los cajones, rebusqué en el fondo hasta que encontré una cajita de regalo color turquesa, lo cogí volviendo a la habitación, me senté ofreciéndosela

– ¿Me das ya mi regalo de navidad?–cuestionó con una sonrisa

– Bueno, técnicamente ya es navidad–dije señalando el reloj que marcaba la una de la mañana, negó con la cabeza abriéndolo, de repente esta desapareció

– Tú...–me miró impresionado, dejó el regalo a un lado y me abrazo con fuerza

– Feliz navidad mi amor–comenté riendo

– ¿Desde cuándo?, ¿Cómo?–preguntó de forma torpe, jamás lo había visto así, eso me impresionaba

– Tengo casi tres semanas, dejé de tomarme los anticonceptivos cuando nació Nico...Y ¿De verdad debo explicarte como hicimos un bebé?–dije con burla a lo que el negó con la cabeza–

– ¿Por qué no me lo dijiste?–cuestionó mirándome con felicidad

– Quería que fuera una sorpresa–

– Lo ha sido, sin duda–coloqué mis manos en su rostro atrayéndolo hacia mí, besé la punta de su nariz, seguido de sus labios.

Después del beso, se puso a gritar la noticia como un loco despertando a todos, al enterarse del que ocurría las felicitaciones no se hicieron esperar al igual que los abrazos y lágrimas de mi madre, con esa felicidad en el cuerpo diciembre acabo dando la entrada a enero junto a las náuseas.

Iba a abrir la puerta del despacho de Fabrizio cuando esta se abrió de golpe, su secretaria salió corriendo echa un mar de lágrimas, suspiré mirando dentro, él pobre tenía café en toda la camisa y en el escritorio, me mordí el labio recordando que a mí me había pasado lo mismo

– ¿Una camisa nueva?–cuestioné con una sonrisa sacando una que casualmente había comprado antes

– Eres mi salvación, sin duda–se levantó desabotonándosela, se acercó a mí dándome un corto beso en los labios

– ¿Qué ha pasado?–

– Que es una inútil, eso pasa–tiró la camisa manchada a la silla con enfado–

– Mi amor, te recuerdo que yo tuve el mismo tropiezo a las dos semanas de trabajar para ti, me gritaste muchas cosas feas, pero no me despediste–comenté abotonándola

– Era diferente–

– ¿En qué sentido?–me agarró por la cintura pegándome a él

– Que a ti, te quería devorar, no podía permitir que te alejaras–reí negando con la cabeza, pasé mis manos por su cuello

– No puedes despedir a todas las secretarias mi amor–

– Estoy en mi derecho de despedir a una persona inepta–suspiré alejándome de él, agarré la camisa manchada guardándola

– Fabrizio, como marido eres maravilloso, pero como jefe... Eres un ogro–comenté haciendo que me mirase impresionado, sonreí sentándome en el sillón– Mira, yo comprendo que no puedes ser amigo de tus empleados, pero tampoco debes comportarte como un dictador–

– No soy un dictador–dijo frunciendo el ceño

– Lo eres, por ejemplo aquello de los tres errores, te hace trabajar bajo presión y mucho estrés–

– Intento motivar a que trabajen bien–

– Pues mi amor, así no motivas nada, muchas veces me plante dejar de trabajar para ti, porque era muy duro–sonreí con nostalgia recordando cómo era todo antes en mi vida

– Pero no lo hiciste–

– Cierto, no sé cómo aguante tanto la verdad–suspiró sentándose en el otro sillón

– ¿Y qué puedo hacer?–

– Ser más tolerante, todos cometemos errores, deja los Strikes–

– ¿Strikes?–cuestionó mirándome confuso

– Así llamábamos a las tres faltas antes del despido–él sonrió asintiendo– También estaría bien si felicitaras a algún trabajador que haya hecho algo bien–

– Se supone que es su trabajo, ¿Por qué debo felicitarlo?–cuestionó con el ceño fruncido, suspiré masajeándome el puente de la nariz

– Porque nos hace sentir que nuestro trabajo y esfuerzo es valorado–

– Comprendo–

– Bueno, puedo ayudarte en lo que pueda hasta que encuentras una nueva secretaria–

– No hace falta, bastante tienes con Mancini, además no es bueno que te esfuerces de más, debes cuidarte–se estiró tocando mi vientre aun plano, sonreí con ternura por esa acción

– Está bien, pero si llegas a necesitar mi ayuda–

–Te la pediré, no te preocupes– dijo interrumpiéndome, suspiré sabiendo que mentía– Por cierto ¿Qué te trajo por aquí?–cuestionó poniéndose en pie, rodeo el escritorio hasta su silla

– Pues invitar a mi marido a comer–

– ¿Ya es la hora?–miró su reloj de muñeca impresionado– Se me ha pasado la mañana prácticamente volando–agarró su americana colocándosela– Pues vamos a comer–dijo con una sonrisa, se acercó a mí tendiéndome la mano, reír aceptándola levantándome.

El tiempo comenzó a pasar demasiado deprisa a mi parecer, ya tenía cinco meses de embarazo, Fabrizio se había convertido en un sobre protector, sus exagerados cuidados me abrumaban, había contratado personal de servicio que se quedaban en casa para que no tuviera que hacer nada, hablo con Enzo para que me diera la baja, a pesar de mis negativas, el acepto alegando que si yo fuera su mujer, haría lo mismo, traslado su despacho a casa para estar conmigo en todo momento.

– De verdad que puedo quedarme–

– Fabrizio, como no te largues a esa reunión en este instante, te juro que duermes en el salón un maldito mes–dije mirándolo irritada, el suspiro asintiendo, besó mis labios marchándose

– Solo se preocupa–comentó Julia riendo, la miré con los ojos entrecerrados

– Lo sé–dije suspirando recostándome en el sofá– Es solo que me va a volver loca, ¿Carlo también era así?–cuestioné mirando a la pequeña dormir plácidamente en el sofá

– Se preocupaba mucho, pero no era tan intenso–volví a suspirar, me llevé la mano al vientre al sentir como comenzaba a darme pequeñas patadas– ¿Estás bien?–

– Sí, solo está jugando futbol–dije con algo de incomodidad

– De acuerdo, volviendo a lo de Fabrizio, relájate y disfruta de su atención–

– Es demasiada atención–comenté haciendo una mueca

– Veamos un poco la televisión para que te relajes–dijo cogiendo el mando de esta y encendiéndola, comenzó a pasar hasta que hice que se detuviera en las noticias

– El ex comisario Franco Santoro, acusado hace unos meses de diversos crímenes ha sido asesinado anoche en prisión durante un motín–pusieron conexión con las afuera de la cárcel, miraba sorprendida la noticia.

Los meses siguieron pasando ya tenía siete meses, Fabrizio se había relajado debido a una discusión, hoy por fin haríamos la fiesta del bebé, donde se revelaría a nuestras familias y amigos una gran sorpresa, teníamos el jardín decorado con colores azules y rosas.

– Tenemos que revelar un secreto antes de saber el sexo de bebé–dije llamando la atención de todos, Fabrizio paso su mano por mi cintura pegándome a él– ¿Quién lo dice?–cuestioné mirándolo

– Yo mismo–besó mi frente con dulzura– En la ecografía, la ginecóloga notó algo extraño–

– ¿Él bebé está bien?–cuestionó mi madre con preocupación

– Mamá no te preocupes, no es nada malo–dije con una sonrisa tranquilizándola– Cariño para ser un gran empresario, te expresas mal–le di un pequeño golpe en el hombro haciendo reír a todos– Vamos a tener mellizos–todos exclamaron con alegría, hicimos que trajeran las dos tartas blancas, juntos partimos el primero, el color que salía era azul y la segunda era de color rosa.

La fiesta había acabado, los regalos que recibimos fueron muchos, los guardamos todos en la habitación que habíamos decidido que sería para cuando nacieran los bebés.

Fabrizio decidió tomarse unos días libres, decidimos comprar todo lo necesario, también pintamos la habitación de color gris claro, pegamos en las paredes una luna llena gigante, junto a estrellas las cuales brillaban en la oscuridad, los muebles en color blanco.

– Me encanta–dije mirando la habitación con una sonrisa

– A mí también–me abrazo por la espalda, colocó sus manos en mi vientre acariciándolo con suavidad– ¿Crees que seré un buen padre?–cuestionó con algo de preocupación en su voz, me alejé de él, me giré mirándolo con una sonrisa

– Quizás serás uno celoso cuando nuestra hija crezca, pero... Serás un padre excelente, no tengo duda de eso–dije pasando mis manos por su cuello

– ¿Cómo estás tan segura de eso?–

– Porque lo siento aquí–comenté colocando una mano justo, donde se encontraba el corazón, él sonrío inclinándose hacia mí, junto nuestras narices jugueteando con ellas, reí levemente al sentir un poco de cosquillas.

El 1 de septiembre nacieron Dante y Alessia Benedetti, ambos nacieron sanos y fuertes, a mis ojos eran preciosos, ambos tenían el cabello negro Alessia saco los ojos de Fabrizio mientras que Dante saco los míos.

Era complicado cuidar de ambos porque cuando lloraba uno, lo hacía el otro, pero con la ayuda de Fabrizio se me hacía todo más ameno, dejé mi trabajo con Enzo, por uno que amaba mucho más, ser madre y esposa.

Continue Reading

You'll Also Like

83.8K 4.3K 18
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...
76.7K 8.7K 16
🍒 omegaverse, mpreg {top jimin/bottom jungkook}.
232K 16.2K 47
⭐Trilogía Obsesión.❤ Libro II Independiente del primero, por lo que no es necesario que lo leas en orden. ⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜⚜ Ella es loca...
1.9M 219K 21
«No dejes que puedan contigo. Sé que la vida puede ser muy cruel, pero... también es muy larga. Todavía no has conocido a todas las personas que te q...