Entre tus Manos [Versión anti...

Galing kay Sheery195

639K 31.5K 356

Fabrizio Benedetti era un hombre frio, cruel, arrogante, incluso peligroso, pero tenia una pequeña debilidad... Higit pa

Nota de inicio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Epílogo
Especial: Julia & Carlo

Capítulo 35

12K 575 1
Galing kay Sheery195

– ¿Qué dijo el médico?–preguntó nada más entrar en la habitación, rodé los ojos acercándome a la cama

– Te dará el alta en tres días–resopló molesto recostando su cabeza en la almohada mirando al techo– Pero ha dicho que puedes darte una ducha, pero con cuidado a la hora de enjabonar–me miró con un brillo de felicidad, sonreí mirándolo enternecida– También tendrás que contratar a alguien para que te cuide hasta que estés curado del todo–

– ¿Iba en serio lo de no cuidar de mí?–cuestionó mirándome fijamente

– Claro que iba en serio–

– No lo entiendo, has cuidado de mí todo este tiempo, ¿Por qué no quieres seguir?–preguntó a lo que suspiré cruzándome de brazos

– No deseo volver a pisar el pent-house... Me trae malos recuerdos–iba a alejarme, pero me agarró del brazo impidiéndomelo

– Ya no vivo allí–lo miré sorprendía– Me mude al poco de macharte, me recordaba a ti, a lo que te hice... Así que lo puse en venta–

– ¿Dónde vives ahora?–

– En la casa que compre para que nos mudáramos, el día que decidiéramos tener un hijo–tiró de mí haciendo que quedara inclinada sobre él

– No hagas eso, no debes hacer esfuerzos–susurré quedando absorta en su mirada– ¿Compraste una casa?–

– Sí, para estar con mi amor... Y con nuestros hijos–sentí como mi corazón palpito con fuerza, colocó una mano en mi rostro acariciándolo levemente haciéndome estremecer

– Que no soy tu amor–

– Eres mi amor... La mujer que amo, la que me vuelve loco–acercando su rostro al mío

– Cállate, no sigas diciendo esas cosas–sentía mis mejillas comenzar a calentarse, intente alejarme, pero me lo impidió

– ¿Por qué no?, ¿Acaso hace que tu corazón se acelere?–preguntó con una sonrisa coqueta, negué con la cabeza– Entonces creo que tendré que esforzarme más–susurró contra mis labios haciéndome estremecer, cerré los ojos, giré levemente la cabeza, nuestras respiraciones se mezclaban, estábamos a punto de besarnos,

Cuando la puerta se abrió de forma abrupta haciendo que nos separásemos, fruncí el ceño al ver a Octavia forcejear con Sorrentino que le impedía el paso

– ¡Fabrizio, tenemos que hablar!–exclamó histérica– ¡Tengo algo importante que decirte!–

– Señor, lo siento mucho–

– Deja que pase, quiero saber qué es eso tan importante–él asintió soltándola, ella lo miró con odio, se acercó a los pies de la cama

– Veo que tu querida esposa ha vuelto...–comentó con rencor

– Habla y márchate de mí vista–se le quedó mirando en silencio un momento, después sus ojos se posaron en mí con malicia

– ¿Seguro que quieres que tu mujercita se entere?–

– Iré por un café–dije agarrando mi bolso, su mano en mi brazo me impidió marcharme

– Lo que tengas que decir, lo puede escuchar ella, así que habla–asintió sin borrar su sonrisa

– Estoy embarazada–mis ojos se agrandaron ante la impresión de sus palabras, mi pecho comenzó a oprimirse, miré a Fabrizio, parecía estar tranquilo– ¿No dirás nada?–

– Claro, quiero pruebas de ello, ahora mismo–exigió con frialdad, ella asintió, sacó unos papeles de su bolso y se los entrego, tenía la vista perdida en algún punto, mi pecho ardía, mis ganas de llorar estaban en un punto más alto, ella iba a darle un hijo, miré a Fabrizio estaba concentrado leyendo los análisis, agaché la cabeza sabiendo que nuestro matrimonio ahora sí que no tenía arreglo– Sin lugar a duda... Estás embarazada–

– Te lo dije, así que quizás va siendo hora de que te divorcies–me miró con burla, cerré los ojos girando la cabeza hacia otro lado

– Pues a no ser que ese niño sea del espíritu santo, no sé cómo podría ser mío–lo miré sorprendida– Jamás nos acostamos, no entiendo esta estupidez–tiró los papeles en la cama, lo contemple impactada ante sus palabras, la miré a ella, estaba tensa, incluso pálida

– Es tuyo, no estuve con na–

– ¡Cállate!–rugió interrumpiéndola– ¿Qué te dije Octavia?, que no me provocaras o te verías envuelta en una situación que no te gustaría–la miraba de una forma que no auguraba anda bueno– Agradece que estas embarazada, de lo contrario...–dejo la frase sin terminar, sonrió de una forma maliciosa que hizo que un escalofrió me recorriera la espalda

– Yo...–no era capaz de decir nada, sus ojos se posaron en mí, había miedo

– Tú nada, busca al padre de tu hijo, y no vuelvas a aparecer delante de mí, de lo contrario...no seré ten bueno–ella agarró los papeles, y se marchó casi corriendo, el silencio inundo la habitación, respiré hondo limpiando la lágrima que había conseguido escapar

– Por hoy me iré a casa–comenté caminando hacia la puerta

– Daniela, perdóname, esto es culpa mía–me detuve en seco– Espero que esto no haya estropeado las cosas entre nosotros–suspiré girándome a mirarlo enfadada

– ¿Nosotros?, No hay un nosotros y mucho menos después de esto–

– Mi amor yo quiero recuperarte– sonreí negando con la cabeza

– No soy tu amor–me quedé callada ante el nudo que ejercía presión en mi garganta, suspiré retomando el camino hacia la puerta

– Déjame explicarte las cosas, por favor–

– Por ahora me voy a casa, no quiero escuchar nada–respiré hondo intentando no llorar– Volveré mañana–

Al día siguiente desperté con dolor de cabeza, había dormido realmente poco, mi mente no paraba de darle vueltas a lo sucedido con Octavia, ella había mentido haciendo que creyera en su palabra, pero esa posibilidad estuvo ahí por culpa de Fabrizio y su mentira, aunque tampoco tenía muy claro en que fuera una.

En mi cabeza sus gemidos, aquella noche en la que los vi besarse, estaba grabadas a fuego en mi cabeza, eso no podía ser una mentira.

Suspiré saliendo de la habitación, lo mejor era no darle más vueltas y dejarlo en el olvido por ahora, caminé por el pasillo hasta llegar a la cocina, me quedé quieta al ver varios ramos de rosas rojas repartidos entre la cocina y el salón.

– ¿Te las envía un admirador?–pregunté sonriendo con picardía mientras me servía una taza de café

– No–comentó acercándose a mí con una tarjeta blanca en mano

– ¿Carlo?–cuestioné agarrando la nota leyéndola, una sonrisa se escapó de mis labios al ver que eran para mí, de parte de Fabrizio, rápidamente la borre

– Parece que comienza a tomárselo en serio–miré a Julia apoyada en la barra, solo asentí volviendo a leer la nota, suspiré comenzando a romperla para después tirarla a la basura– ¿Por qué lo has hecho?–

– No puedo perdonarlo, no mientras no sepa qué diablos es verdad...y que es mentira–me miró algo confusa, suspiré comenzando a contarle lo sucedido

Después de contárselo, nos quedamos en silencio, empezó a hablarme de su embarazo, sobre que ella y Carlo, habían quedado en que él la acompañaría a todas las citas médicas, cuando comenzaran los antojos ella debía llamarlo sin importar la hora, cuando ella tuviera el embarazo muy avanzado, uno de los dos se mudaría con el otro.

– ¿Sientes algo por él?–pregunté haciendo que se quedase callada, sonrió con algo de pesar y asintió

– Creo que sin quererlo, me enamore de él, pero no creo que algo entre nosotros pudiera funcionar–

– ¿Por qué no?–

– Él es un mujeriego, yo no puedo estar en una relación, además, aunque lo intentásemos, si llegara a salir mal perjudicaríamos a nuestro hijo–comentó soltando un suspiro

– No tiene por qué ser así, si sale mal simplemente podéis ser amigos–

– No quisiera arriesgarme, lo mejor es que las cosas se queden como están, y si llega a surgir algo entre nosotros, pues adelante–asentí mirándola con una pequeña sonrisa, la cual me devolvió.

Baje del autobús, la verdad no sabía si hacia bien en volver, suspiré caminando hacia la entrada del hospital, me detuve al escuchar mi nombre, busque alguna cara conocida hasta que mis ojos se encontraron con el rostro de Isabella quien se acercó con una amplia sonrisa

– Hola, ¿Cómo estás?, hacía días que no te veía–pregunte dándole un beso en la mejilla

– Bien ¿y tú?, no he podido venir, las niñas han estado con gripe–

– Igual, ¿están bien?–cuestioné con preocupación, ella asintió con una sonrisa

– Si tranquila, ahora están en casa comiendo un trozo de pastel que plácida les ha hecho, esa mujer las consiente demasiado–ambas reímos– ¿Y la herida cómo va? Carlo me dijo que una de ellas volvió a abrirse–me miró con picardía, me sonroje desviando la mirada, la escuche reí con gana

– Cuanto tiempo sin verte, querida sobrina–dijo una voz detrás de nosotras, ella se tensó, se puso pálida, giré la cabeza viendo a Constantino, nos miraba con una sonrisa cínica– Con los años te has puesto más bonita–

– Isabella, recuerda que Fabrizio te está esperando, sabes que no le gusta que lo dejen esperando–comenté haciendo que me mirase, asintió de forma torpe, entro al hospital casi corriendo– Es un placer volver a verlo, señor De Rosa–lo miré con una falsa sonrisa

– Lo mismo digo, pero no me digas señor, me haces sentir viejo–

– Claro, ¿Qué te trae por aquí?–pregunté cruzándome de brazos

– Me entere del atentado que sufrió, quería saber cómo estaba–sonrió cínicamente

– Se encuentra muy bien, pronto le darán el alta–él asintió sin borrar su sonrisa

– Me alegro, subiría a verlo, pero dudo que le guste mi visita–

– También lo pongo en duda–nos quedamos en silencio mirándonos mutuamente

– Nos veremos pronto–dijo con una mirada maliciosa la cual me puso más nerviosa de lo que me hacía sentir, dio media vuelta alejándose, mezclándose entre la gente.

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

411K 29.6K 123
¿Que sucede cuando dos despedidas de solteros terminan en un casamiento accidentado? ¿Destino? ¿Error? Eso es lo que Jackie y Pablo deberan descubrir...
2K 90 20
Amelia es una princesa siendo una su vida debería ser fácil pero no ,ella esta en una constante lucha por abrir los ojos de su padre intentando most...
4.2K 546 34
Gemma fue la primera en contar su historia, ahora es el turno de Caden de relatar la suya. Aquella trágica noche, lo dejo a él lleno de dolor, irá y...
1.1M 111K 150
SINOPSIS Herónimo Mon. El señor oscuro. Dueño de una de las metalúrgicas, más grande del mundo. El rey del acero. El jefe de los jefes, según la Mer...