13 enero de 2002
Les gustaba mucho hacer vida muggle, al menos a Ylenia en lo que se respectaba a las tareas del hogar, aunque la mayoría lo hacía Fred ya que él si que usaba magia y era más fácil y cómodo, pero ella variaba mucho.
Sobre todo cuando estaba inquieta o nerviosa, lo hacía todo a lo muggle. Y hoy que estaba demasiado inquieta, estaba haciendo tareas de casa mientras su prometido trabajo en un nuevo producto para la tienda y sus hijos estaban en casa de sus abuelos paternos.
Ahora se disponía a hacer la colada. Había agarrado el cesto de la ropa sucia y había metido ropa, la mayoría de Fred.
Cuando va metiendo camisas en la lavadora muggle, agarra una camisa blanca donde llega a distinguir pequeñas manchas rojas.
Se fija bien, dándose cuenta de que son marcas de labial rojo.
Suspira con estrés y coloca la mano sobre su frente, intentando calmar su enojo.
Sus emociones estaban a flor de piel, y no pudo evitar que una pequeña lágrima chorrease por su mejilla hasta llegar a su labio y relamer la salda lágrima.
Con la furia centralizada en su cabeza, agarra la camisa con molestia y se dirige hacia el gran pasillo, en busca de la pequeña sala de experimentos que Fred se había montado en la casa.
Entra sin llamar y lo ve con dos cubetas en las manos.
Tira la camisa blanca con desdén sobre la gran mesa.
-¿Qué es esto?- pregunta, cruzándose de brazos mientras Fred deja lo que tiene en la mano para prestarle atención.
-¿Una camisa?
-No- se acerca y le muestra las manchas -. ¿Qué mierda es eso?
-¿Labial?
-¿De quién?
-¿Tuyo?
-No, Fred, no es mío- dice intentando parecer calmada, pero esta muy alterada y confusa -. Yo no uso labial rojo.
-¿No?
-¡Fred!- insiste, al borde del llanto por la impotencia de aquel momento y la que ha llevado durante todo el día -¿¡Qué coño estás haciendo!?- pregunta, rompiendo en llanto y moviendo las manos con énfasis -¡Tú y yo estamos bien! ¿Por qué tienes que ser un capullo?
-Hey- se acerca, preocupado al verla de esa manera -, ¿qué te pasa?
-¿Que qué me pasa? ¡Que encuentro labial de otra en tus camisas!- grita mientras se sienta en una silla.
-George, sal- murmura un Fred serio.
El Weasley aparece tras deshacerse de la capa de invisibilidad que lo estaba tapando, éste se acerca a su cuñada.
-Era una broma- habla Fred.
-Era una broma, cuñada- deja la capa sobre la mesa y se acerca a la menor.
Ylenia mira a su cuñado, que llevaba un labial rojo en los labios.
Llora más.
-¿Por qué te pintas los labios?- dice entre quejidos.
-Era para la broma- agarra un papel y se lo quita mientras su gemelo habla.
-Ya está, amor, era una broma..
-¡No me hagas esas bromas!- dice en llanto -¡No me hagáis estas putas bromas!
-Lo siento.
-Perdón..
Murmuran ambos Weasley.
-¿Por qué lloras tanto?- pregunta Fred después de unos minutos viéndola llorar a moco tendido.
-Yo creo que los voy a dejar solos. Lo siento, cuñada, no te enojes- George deja un beso en el cabello de su cuñada y se despide con la mirada de su hermano -. Nos vemos mañana, tórtolos. Arréglense.
Después de la marcha de su gemelo, el pelirrojo se inclina para ver el rostro de su prometida.
-Lizzie, amor, deja de llorar.. todo era una broma.
-¿Tú quieres tener otro hijo?- pregunta repentinamente, dejando a Fred confundido.
-¿Qué? ¿Otro hijo?
-Sí..- dice, sorbiendo su nariz - otro hijo.
-Yo quiero ocho.
-¡Fred!- regaña - Es enserio..
-Y lo mío también- sonríe al ver que ha dejado de llorar.
-Fred, te estoy preguntando enserio...
-¿Por qué me preguntas eso?
-Creo que estoy embarazada.
-¿Qué?- pregunta, cayendo en la silla que había enfrente de ella.
-Que creo que estoy embarazada...- repite, agachando la cabeza.
-¿Crees?
-Sí, yo.. no.. no me he hecho ninguna prueba.. no...
-Voy a la farmacia- el pelirrojo se levanta.
-Fred- la castaña también se levanta.
-Voy a ir rápido y compro un par de test para estar seguros..
-Vale- acepta, con los ojos aún brillosos.
El Weasley deja un beso en su frente.
-No tardo, tú ve bebiendo agua.
-¿Cuánto hay que esperar?- pregunta un Fred tranquilo sentado en la taza del inodoro.
-Tres minutos, ya lo sabes- dice la mujer, caminando nerviosamente por el gran baño matrimonial.
-Tranquila- le dice, sobando su propia nuca mientras la observa caminar de una pared a otra -. Ylenia- llama pero ella hace oídos sordos -. Ylenia- vuelve a llamar, esta vez más fuerte, captando su atención -. Tranquilízate, ¿vale?
-¿Que me tranquilice?- deja de caminar para mirarlo -¿Estamos buscando otro hijo ahora, Fred? ¿Crees que es el momento? ¿En pleno crecimiento de James y Georgia? Apenas tienen tres años, necesitan toda nuestra atención.
-Lo sé- alarga la mano para atraerla hacia él, colocándola entre sus piernas -. Pero, si estás embarazada... bueno- suspira, mirando aquellos brillantes ojos marrones -, tenemos una casa, somos una familia, tenemos trabajo, podemos tenerlo.
-Sé que podemos, pero no me parece..
-¿Tú no quieres tener más hijos?- la interrumpe, acariciando las largas piernas de su prometida.
-No lo sé- responde con sinceridad -. Yo lo pasé mal en el parto, Fred. Y sí, el dolor no es nada comparado con lo que sentí cuando vi las caras de Georgia y de JJ, pero... tú no sabes el dolor que se siente.
-Te comprendo, pero..
-Igualmente no es por eso- suspira, haciéndose una pequeña cola baja para que el pelo no le molestase -, es que no me parece el momento idóneo, Fred. Quiero darle toda nuestra atención a los bichos, por lo menos hasta que tengan diez años... porque es lo que me gustaría. Y sé que tú quieres una familia grande, que quieres más hijos, pero sinceramente, yo no sé si..
-Yo te quiero a ti- la vuelve a interrumpir, dejándola con la palabra en la boca -. Sí, me gustaría tener una familia grande para montar un equipo de Quidditch- bromea, haciéndola reír levemente -. Pero yo no soy el que carga con nueve meses de embarazo, esa eres tú. Y si no quieres pasar por más embarazos, yo lo comprendo perfectamente, es tu cuerpo, no el mío. Es tu decisión, por mucho deseo que yo tenga- dice con tranquilidad, ella asiente levemente -. Yo ya tengo mi familia, y no necesito más.
-Eso es.. gracias por ser tan compresivo conmigo. Sé la ilusión que te hace tener una gran familia, como la que tú tienes.
Fred sonríe.
-No tengo que ser comprensivo, amor, es la pura verdad. Además, me basta y me sobra con lo que tengo- deja un beso en su estómago y ella sonríe, acariciando su pelirrojo cabello -. Mira el predictor.
La mujer coge aire durante unos segundos antes de llevar el predictor a sus manos y mirar detenidamente el resultado.
No estaba embarazada.
Suelta un suspiro alentador que le da una respuesta al pelirrojo que había sentado enfrente suya.
Se deja caer sobre las piernas de su prometido y éste le soba el hombro mientras deja un beso en el otro.
-Igualmente, si no te llega el periodo en estas semanas- habla mientras deja pequeños besos en su hombros derecho -, deberías ir a ver a Meredith para estar seguros.
Ella asiente.
-Eso haré- gira la cara levemente para mirarlo y deja un beso casto en sus labios.
-Te quiero.
-Yo a ti te quiero más.
-No- murmura mientras se esconde en la espalda de la menor.
-Sí- la Lupin deja caer su peso para que salga de su escondite, y eso hace -, sí- dice una vez que vuelve a ver su rostro.
-No- deja un pequeño beso en sus labios y ella sonríe.
-Que sí.
-Que no.
-Que pesado- ríe cuando Fred acaricia su cabello -, que sí.
-Dejémoslo en empate, o no acabaremos nunca.
-Está bien...- se incorpora, y tras dejar otro beso en sus labios, se levanta, con el predictor en sus manos -voy a tirar esto, antes de que recojamos a los niños.
-Vale...- Fred se adelanta para llegar antes a la puerta del baño - pero yo te quiero más- murmura mientras sale corriendo antes de que ella pueda contestar.
-Cuñada, siento haberte hecho llorar- se disculpaba George en susurro mientras sus sobrinos se despedían de Arthur y Molly.
-Tú no me has hecho llorar- le lanza una sonrisa vacilona y éste sonríe.
-Pues me alegro, ¿qué te ha pasado entonces?
-Cosas de mujeres.
-Oh, ¿tienes la regla?
La castaña hace un mohín con las cejas.
-Más o menos, Georgie... más o menos..
Cuando los mellizos se despiden de sus abuelos, lo mismo hace el futuro matrimonio Weasley-Lupin junto a George, que se iba con la pequeña familia a su hogar, pues era la noche en la que el tío Georgie se quedaba en casa.
Una vez llegados, los niños dejan sus abrigos en el perchero de la entrada y se ponen a corretear por la sala mientras los mayores van hablando sobre la cena.
-¿Pedimos algo?- dice la mujer -, porque yo no tengo ganas de cocinar ahora..
-Pues yo cocino algo...- habla Fred.
Georgie ríe en voz baja.
-Pues yo- gira el rostro para mirar a sus sobrinos antes de pegar un pequeño vozarrón - ¡me voy a comer a dos bichos gritones!- corre hacia ellos mientras ambos salen corriendo por el gran pasillo.
Ylenia ríe.
-Lo bien que se lo pasan con George..
-Sí- el pelirrojo sonríe y va directo a la cocina, seguido por su prometida, que tenía la necesidad de estar con él.
-¿Qué vas a hacer de cenar?- pregunta mientras se sienta en las altas sillas de la isla de la cocina.
-Revuelto de verduras y una mini hamburguesa para los bichos- dice, mientras saca dos copas y las pone delante de ella. Va al refrigerador y agarra una jarra. Sirve de en las dos copas.
Ella bebe.
-Hm...- saborea - menudo cóctel- bromea mientras bebía zumo de naranja.
Fred ríe.
-¿Has visto?- bebe de su copa y sonríe -Yo me voy a hacer una buena hamburguesa, completa, que lleve de todo- alza las cejas, tentándola -. ¿Quieres?
Ella muerde levemente su labio inferior.
-Estoy a dieta, Fred...- suspira, cerrando los ojos.
-No entiendo porqué- bufa, sacando dos sartenes de los cajones de debajo de la vitrocerámica -, si tienes un cuerpazo.
-Lo dices porque me quieres.
-¿Qué tienes que ver eso?
-Pues, que me ves con muy buenos ojos, cariño- ríe levemente y el otro vuelve a bufar -. Tengo que poner mi culo en su sitio, y quiero adelgazar un poquito.
-Tu culo está en el sitio perfecto, y tu cuerpo también, mujer, créeme. A todos se les van los ojos cuando pasas por delante, incluso a mis hermanos, que ya les he dado varios golpes por eso.
Ella ríe.
-Que mentiroso.
-¿Que no?- bufa -Mira, la primera vez que me di cuenta fue en Hogwarts. Estabas en mi habitación, Y George y Lee iban a salir a una fiesta en Hufflepuff... pillé a mi hermano mirándote el culo- relata-, fue durante un microsegundo, pero lo hizo.
La mujer se sonroja levemente.
-¿Qué dices?
-Que sí..
-Yo no..
-No te pongas incómoda- dice antes de que hable -, tú que culpa vas a tener de que estés tan buena- bromea -. No, de verdad... ya no lo hacen, pero hace años sí que lo hacían...
-Claro, porque ahora se me ha caído el culo- bromea y el otro ríe.
-No creo que sea por eso- suspira, mirándola mientras saca las cosas de la nevera -. Tú culo está perfecto, tú también, fin de la disputa.
La Lupin suspira.
-¿Qué verduras vas a echarle a los niños?
-Eh.. pimiento, brócoli- dice mientras va sacándolos del refrigerador -, champiñones, judías y huevos revueltos.
-Hm.. yo quiero de eso.
-Muy bien, tú te pierdes mi deliciosa hamburguesa- dice, haciendo burla con la lengua mientras la otra se ríe.
Fred intenta elegir una corbata para el día de hoy, pero está indeciso.
Cuando se decide por una, se mira en el espejo del vestidor compartido que tenía en la habitación con Ylenia y se dispone a atarla.
Su prometida aparece por detrás, abrazándolo por la espalda, aún en bragas.
-Restriégame más las tetas y ambos llegaremos tarde al trabajo.
Ella suelta una risa, asomándose para verlo a través del espejo.
-Ha llegado mi periodo- dice, con una pequeña sonrisa.
Fred le devuelve la sonrisa.
-Me alegro, cielo- se da la vuelta para mirarla, pero sus ojos se desvían un pelín mas abajo de su rostro.
-Ven- quita las manos de su prometido para reemplazarlas por las suyas -, yo te la ato- con una sonrisa, comienza a atar la corbata -. Deja de mirarme las tetas.
-¿Y eso cómo se hace?
La mujer suelta una sonora risa.
-Se me han caído las tetas por la lactancia- dice una vez ha terminado de atar la corbata -. Listo.
Fred suspira, inclinándose para llevar uno de aquellos pechos a su boca. Deja unos besos hasta que decide dejar un mordisco.
-Ay..
Ylenia se queja.
-Deja de decir que se te han caído las tetas- dice con seriedad, pasando al otro seno para hacerlo lo mismo y oírla quejarse -, porque están donde tienen que estar... en mi boca.
La Lupin reprime una sonrisa.
El mayor la pone frente al espejo, esta vez de perfil.
-Mírate, Ylenia- dice mientras hinca la rodilla en el suelo, colocándose tras ella -, si eres preciosa, sexy, perfecta- se acerca a una de sus nalgas para dejar un mordiscos fuerte, del que ella se queja pegando un pequeño brinco. Deja una nalgada en su trasero y sonríe, levantándose del suelo -. Es que mírate... jodidamente sexy por muchos años que pasen...
Ella suelta un suspiro exasperante.
-Me halagas demasiado, Fred..
-Me llevas poniendo cachondo desde que tenías quince años- dice, mirándola con seriedad -. Y ahora con veintitrés, me pones el cuádruple de cachondo...
-Es que lo dices de tal manera, que parece romántico- bromea, jugueteando con su corbata -. Tienes mucha labia... pelirrojo- se acerca, mirando hacia arriba levemente por la pequeña diferencia de altura -. Tú también me pones muy cachonda...
-Entonces, ¿qué hacemos?
-Podríamos.. dejar que los niños duerman un rato más...- sugiere mientras se alza sobre sus dedos - cerrar bien las puertas.. y...
-¿Y...?
La castaña sonríe pícaramente.
-Y te dejaré follarme por donde quieras...- susurra, dejándolo sin respiración -... por la boca, por delante... por detrás... con mis tetas...
-¿Tienes tres horas?
Ella ríe.
-Me parece que no puedo llegar tan tarde.. tú, cómo eres tu propio jefe...
-Entonces tendremos que hacer algo rápido, para evitar que te despidan- bromea mientras se deshace de su corbata, que había sido atada hace unos minutos.
-Sí, Weasley- dice, ayudándolo a deshacerse de la ropa -, ¿donde te gustaría metérmela esta mañana?
-Empecemos por la boca, ¿quieres?
-¿Tenemos tiempo para preliminares, papá?
-Entonces empecemos ya- se deshace de la camisa, dejándola en el suelo mientras ambos caminan hacia fuera del vestidor para llegar a la cama.
Tras lanzar ambos hechizos para asegurarse de que nadie se enterase o interrumpiese el momento, el pelirrojo manosea los pechos de su prometida mientras ella se deshace de los pantalones de éste.
Ylenia entierra sus uñas en la espalda del más mayor cuando nota aquellos mordiscos en sus pezones.
Gruñe, notando la piel de su espalda escocer. Se deshace rápidamente de las bragas de su novia y roza con su intimidad aún tapada.
Ella intuitivamente alza las caderas para crear más contacto entre sus partes, pues algo le estaba palpitando aparte del corazón.
-Ponte un condón- murmura ésta después de repartir besos por el cuello del Weasley.
El alto se levanta, después de quitarse los bóxers, para abrir su mesita de noche y agarrar un pequeño envoltorio. Lo abre, y después de colocárselo juega con su punta en la palpitante entrada íntima de Ylenia.
Con un movimiento brusco de ella, hace que gran parte de su miembro se sumerja dentro de sí misma.
La menor suelta varios gemidos cuando el pelirrojo comienza a moverse, llegando a lo más fondo.
Da unas estocadas concisas y duras mientras deja varios mordiscos en su cuello.
Por la parte de la castaña, que esta tirando levemente del cabello de la nuca de su acompañante, estaba disfrutando aquel polvo mañanero.
Hacía unos días que no habían tenido tiempo para ellos, y estaban intentando disfrutarlo a pesar de que no les sobrara el tiempo aquella mañana.
-Dame más fuerte, Fred- susurra, erizándole aún más la piel, como si eso fuese posible.
El pelirrojo hace lo que le pide, pero tras unos segundos, logra dar la vuelta para quedar él tumbado con ella encima.
-¿Quieres que te monte, amor?- pregunta, echando su pelo a un lado, poniendo las manos en las pantorrillas de Fred, así colocándose para empezar con sus movimientos cuando él le diera el visto bueno.
-Por favor- sisea, viendo sus grandes pechos moverse cuando empieza con los movimientos.
Al principio eran lentos y concisos, hasta que el lado vaquero de la Lupin salió a la luz y comenzó a saltar levemente sobre su gran longitud, llegando a lo más fondo mientras gemía en voz alta.
Fred no lograba reprimir aquellos gemidos que salían por su boca, que, a oídos de su novia parecían cantos angelicales creados por el mismo Merlín.
Se da la vuelta, dejándole una vista plena de su espalda y sus pequeñas cicatrices en ella. Ésta gime cuando se dedica a precisar más sus saltos y hacerlos más largos para disfrutar de su polla dentro de ella.
Fue un solo movimiento el que ideó Fred para agarrar sus piernas y colocarla a cuatro patas sobre la cama.
Las sábanas ya estaban mojadas por sus flujos vaginales, y aunque ambos llegaban tarde, no querían parar.
El pecoso deja una fuerte cachetada en la nalga izquierda de su prometida, dejando la marca de su gran mano.
Se deshace del condón lleno de su corrida y cubierto de sangre por fuera y coloca su miembro en la entrada trasera de la mujer.
Ylenia jadea cuando se da cuenta de lo que iba a pasar. Un jadeo delicioso a los oídos de su acompañante.
Mete delicadamente la mitad, después de unos segundos explorando, mete lo más que puede.
Deja una última nalgada antes de empezar con sus movimientos.
El castaño cabello era agarrado por una de sus grandes manos, y con la otra, empujaba la espalda de la menor.
La Lupin ahora tenia la cabeza apoyada en una almohada, con el cuerpo más inclinado para que Fred tuviera acceso completo en aquella vía.
Gemía contra el cojín blanco mientras él tiraba de sus caderas mientras daba unas duras estocadas que lo iban a hacer terminar en poco tiempo.