Alex.
Jamás creí que lamentaría tanto todo lo que ocurrió después.
Para ser sincero, las heridas en mi corazón todavía no sanan.
Los primeros años...
¿Fueron felices?
Ya no logro recordarlo con claridad.
Nuestra historia pudo haber acabado aquel año, con nuestro "felices para siempre", tras haber enfrentado a nuestros enemigos. Tras haber acabado con la Ruleta y haber declarado nuestros sentimientos.
Cada noche, de rodillas en el suelo, rezo al cielo e inclino mi cuerpo hacia el infierno por esa oportunidad, ahora robada. Suplico, entre lamentos que queman mi cuerpo, deseando que no hubiéramos sido nuestros propios enemigos.
Y ella, cada noche, me recuerda mis pecados.
Veo sus ojos, juzgando cada paso que doy. Veo mis manos, manchadas de sangre, parado en medio de una inmensa sala oscura, alrededor de mis errores.
¿Soy el Dragón?
No.
Soy la Bestia que encerró a la Bella.
Pero este cuento carece de final feliz. No es como en las películas... y sin embargo creí que lo sería. Que íbamos a lograrlo. Que el espejismo frente a mis ojos era un hecho real, el principio de una gran historia.
Pero ese, solo era...
El principio de su final.