Los Sementales

By YukiTsuki18

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Machistas, lujuriosos, atractivos e infieles, así son los sementales... tres hermanos ricos y guapos que no c... More

Booktrailer y Presentación
0.- Prólogo
1.- Fruta prohibida
2.- Marcado
3.- En la cuna de Los Sementales
4.- Castigo
5.- Apuesta
6.- Calumnia
7.- Buitres
8.- Borracho
9.- El color de tus ojos
10.- Última cena
11.- Triste adiós
12.- Testamento
13.- El patrón
14. Boda
15.- Noche de Bodas
16.- Reencuentros
17.- De rodillas
18.- Capricho
19.- Estos celos
20.- Pasiones
21.- Evidencias
22.- Romances
23.- Bajo el mismo techo
24. Noche de donceles
25.- Corazón galopante
26.- Cita
27.- Primera vez
28.- Lágrimas
29.- La propuesta
30.- Poco a poco, lentamente
31.- Hacer el amor
32.- Nubes negras
33.- Decisiones
35.- Lágrimas de amor
36.- El fin de Los Sementales

34.- Amar es libertad

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By YukiTsuki18

¡NUEVO CAPÍTULO!

MUCHAS GRACIAS POR TODO SU APOYO Y COMENTARIOS A ESTA HISTORIA.
MÁS PRONTO QUE TARDE LES TRAIGO ESTE NUEVO CAPÍTULO.

¡DISFRÚTENLO Y NO OLVIDEN COMENTAR Y DARLE ESTRELLA!
🤠🤠🤠

En el hospital de San Benito, Carlos terminó de leer la carta de Martín en la que el doncel le informaba que no regresaría al rancho y se alejaría un tiempo de él para reflexionar sobre todo lo ocurrido.

Con gesto de dolor e incredulidad, el semental mayor arrugó el papel en sus manos diciendo: ¡NO, MARTÍN... TÚ NO ME PUEDES ABANDONAR! ¡TÚ NO!

La ira se apoderó de Carlos y comenzó a pisotear el ramo de rosas que había comprado para Martín.

El barbado vociferaba: ¡otra vez quieres escapar de mí! ¡otra vez me rechazas! ¡otra vez no crees en mí!

Asustada, la enfermera exclamó: cálmese señor... está haciendo un escándalo... este no es lugar para eso... váyase, por favor...

Al ver que la gente lo miraba con extrañeza, Carlos comprendió que estaba haciendo el ridículo y sin decir nada, salió apresuradamente del hospital.

El ojiverde subió a su camioneta e intentando tranquilizarse, pensó: Martín no pudo haber ido muy lejos... tiene que seguir en el pueblo...

De pronto, una idea cruzó su mente: claro, seguramente se fue a la casa donde vivía con su abuela... sí, tiene que estar ahí... no tiene a dónde más ir...

Carlos encendió su camioneta y a toda velocidad se dirigió a la excasa de Martín.

Pero grande fue la decepción del semental al encontrar esa casa vacía... las luces estaban apagadas y no había señales de que alguien hubiera entrado.

Carlos preguntó con los vecinos, quienes le confirmaron no haber visto a Martín.

El barbado volvió abordar su camioneta y tras golpear el volante con rabia, se dijo a sí mismo: ¿dónde estás Martín? no me puedes abandonar así... eres mi doncel y llevas un hijo mío dentro de ti... voy a buscarte y encontrarte donde sea que estés... ¡TENGO QUE ENCONTRARTE PORQUE YA NO PUEDO VIVIR SIN TI!

**********

Carlos no suponía que Martín se encontraba en casa de los Montero, donde Daniel le mostraba al doncel ojicafé la recámara de huéspedes que ocuparía.

Daniel: siéntete como en tu casa, Martín... cualquier cosa que necesites, solo dímela...

Sentándose en la cama que dormiría, el ojicafé agradeció: muchas gracias por recibirme en tu casa, Dani y también gracias a tu papá por aceptar quedarme, al menos en lo que decido qué hacer... te prometo que no los molestaré mucho tiempo...

El ojiavellana se sentó al lado de Martín diciéndole: puedes quedarte todo el tiempo que quieras... no te preocupes y no te sientas incómodo... es más, a mí me da mucho gusto que estés aquí... con mi papá todo el tiempo en el hospital, siempre me sentí muy solo... hubiera deseado tener un hermano...

Martín: a mí también me habría gustado tener hermanos... pero de cualquier forma, no quiero abusar de su hospitalidad y pronto buscaré a dónde irme, pero no puede ser a la casa que vivía con mi abuela, porque ahí Carlos me encontraría muy fácilmente...

Daniel: es que tampoco puedes vivir escondiéndote de Carlos... entiendo que en estos momentos no quieras verlo, pero tarde o temprano tendrás que darle la cara... recuerda que además de estar casados, estás esperando un hijo de él y ese niño es un lazo que los atará toda la vida...

Martín: es precisamente por mi hijo que no sé qué hacer... no sé si perdonar nuevamente a Carlos, si creer otra vez en sus palabras... le he perdonado tanto que ya no sé si es "correcto" perdonarlo una vez más...

Daniel contestó evocando las palabras de Julián: a veces lo "correcto" no siempre es lo más "justo" y eso se debe a que lo correcto siempre responde a la razón y lo justo responde a los mandatos de nuestro corazón... ¿qué dice tu corazón, Martín?

Tras dudarlo unos segundos, el ojicafé expresó: mi corazón está muy confundido... una parte me dice que Carlos ha cambiado y me quiere, pero la otra me dice que Carlos sigue siendo el mismo semental que tanto daño me hizo... creo que no podré perdonarlo hasta que me demuestre que realmente ha cambiado...

Daniel: pues entonces, tómate tú tiempo y medítalo bien... no tomes decisiones apresuradas... lo que sí te digo es que hagas lo que tu corazón te dicta, yo hoy seguí a mi corazón y por eso retiré los cargos contra Mauro, claro, eso no significa que piense volver con él, porque precisamente mi corazón me dice que mi lugar ya no está junto a Mauro...

Martín cuestionó: ¿estás seguro, Dani? ¿acaso ya no amas a Mauro?

Daniel: por supuesto que lo sigo amando, pero él a mí no, por eso no está dispuesto a cambiar... para Mauro es más importante reclamar su herencia y yo no soy el doncel que necesita para cumplir con las cláusulas del testamento... yo tengo otros sueños, otras metas y solo separándome de Mauro podré cumplirlas...

Martín: ¿a qué sueños te refieres?

Daniel respondió sonriendo: quiero ser bailarín de ballet profesional... por mi obsesión con Mauro, me olvidé de mis sueños, pero aún estoy a tiempo de retomarlos... en cuanto me divorcie, me iré a la capital del país para estudiar en una gran academia de baile y lucharé por mi sueño...

Martín vio cómo se iluminaban los ojos de Daniel, por lo que comentó: me gustaría tanto ser como tú... tener el valor y la fuerza para dejar todo atrás y comenzar de nuevo...

Daniel: ¿hablas en serio? a mí me gustaría ser como tú... tener tu bondad, tu gentileza y la dulzura que despiertas en todos los que te conocen... eres un gran doncel, Martín, no dejes que nadie te haga pensar lo contrario...

Martín: tú también eres un gran doncel, Dani, y mereces que todos tus sueños se hagan realidad...

Martín abrazó con efusividad a Daniel, quien correspondió de manera afectuosa.

Daniel: bueno, ya basta de ponernos cursis... vamos a cenar que ya tengo hambre... ¿qué te parece si cenamos aquí? será como hacer una "pijamada" entre amigos...

Martín: nunca he ido a una pijamada...

Daniel afirmó sonriendo: pues esta será tu primera pijamada... iré por la cena, ahora vuelvo...

Martín sonrió tiernamente, pero al salir Daniel de la habitación, su sonrisa se esfumó y acarició su estómago abultado.

El tierno doncel se sentía intranquilo porque sabía que para esos momentos, Carlos ya debía estarlo buscando por todo el pueblo... conocía muy bien al semental mayor y sabía que no se quedaría de brazos cruzados.

**********

En el rancho, Diego recibía una muy mala noticia por parte de Tomasa.

Diego: ¿qué dices? ¿cómo que Julián fue a cenar con Fabricio Cisneros?

Tomasa: pues eso fue lo que Julián me dijo antes de salir... pero no te pongas así, solo se trata de una simple cena...

Muy molesto, el ojinegro vociferó: ¿una simple cena? Julián fue a cenar con su exnovio, con el hombre con el que estuvo a punto de casarse y que todavía anda detrás de él... ¿pretendes que tome como si nada esa cena?... es verdad que Julián y yo no estamos bien por todo el asunto del hijo de Tiago, pero que él vaya a cenar con otro hombre se me hace una falta de respeto... ¿qué diría Julián si yo me voy a cenar con otro doncel?

La mujer intentó calmar al varón: por favor, no lo tomes así... seguramente Julián fue a tratar algún tema importante con el doctor Cisneros... no necesariamente tiene que ser una cena romántica...

Diego: sí, claro... ¿y por qué no trataron ese "tema importante" aquí en el rancho? ¿por qué tenían que salir a cenar como pareja? La actitud de Julián me está afectando demasiado... ya hasta comienzo a creer que es verdad lo que me dijo el otro día respecto a que el verdadero hombre que ama es Fabricio...

Tomasa: por Dios, hijo, no digas tonterías... tus celos están hablando por ti... yo sé que tú no crees en esa absurda mentira de Julián... tú mismo me dijiste que no eras tan tonto como para creerlo...

El ojinegro aclaró: sí, tienes razón, Tomasa... es mi orgullo de hombre el que me está haciendo hablar así... pero yo necesito ver qué están haciendo Julián y Fabricio... yo sé que tú sabes a qué restaurante fueron, dímelo, por favor...

Tomasa: pero para qué quieres saberlo... ¿para ir a vigilarlos y que termines haciéndoles un escándalo?

Diego: no, te juro que no voy hacer ningún escándalo... solo quiero comprobar que efectivamente es una simple "cena de amigos"... por favor, Tomasa, dime el lugar a dónde fue Julián... porque si no lo haces, de todas formas iré a todos los restaurantes del pueblo hasta encontrarlo... evítame perder el tiempo y dime en qué restaurante está cenando... confía en mí, Tomasa, recuerda que yo ya no soy el SEMENTAL que antes fui...

La ama de llaves dudó, pero finalmente dijo: está bien, voy a creer en ti... por eso don Serafín no me dejó a mí como albacea, porque sabía que ustedes siempre terminan convenciéndome de todo...

Diego sonrió y le dio un beso fraternal en la frente a su fiel ama de llaves.

**********

En un elegante restaurante del centro de San Benito, Julián cenaba con Fabricio en un ambiente más romántico que amistoso.

Julián: muy bien, ¿ya vas a decirme cuál es el verdadero motivo de esta invitación o vas a esperar hasta el postre?

Con una sonrisa, el ojiverde contestó: no, voy hacerlo de una vez... la verdad es que la principal razón para invitarte a cenar es ofrecerte disculpas... me comporté como un patán cuando me confesaste lo que pasó entre tú y Diego... te dije cosas que no debí decirte y por ello te pido perdón...

Dando un sorbo a su copa de vino, el doncel respondió: no te preocupes ya por eso... entre todo lo que me dijiste, había algo de razón... yo he cambiado al vivir tanto tiempo en el rancho de "Los Manzanos", en los últimos meses he cometido muchos errores y el principal de ellos fue entregar mi corazón a uno de LOS SEMENTALES... por eso mi decisión ya está tomada... muy pronto me iré de San Benito para siempre...

Fabricio: pero es que tú no tienes por qué marcharte del pueblo...

Julián: y a qué me quedo si pienso renunciar a ser el albacea de los Obregón... yo no nací en San Benito... no tengo nada por qué quedarme... nada me ata a este pueblo...

Fabricio: tienes razón, a mí tampoco me ata nada, por eso... ¡te propongo que nos vayamos juntos de San Benito!

Las palabras del joven médico sorprendieron a Julián, que inquirió: ¿juntos? ¿irnos juntos? pero Fabricio, tú estás trabajando en el hospital del doctor Montero...

Fabricio: ese trabajo solo es temporal y pronto terminará, por eso, ya que tú también quieres irte de San Benito, te propongo marcharnos juntos... iniciemos una nueva vida lejos de este pueblo y olvidemos todo lo que aquí sucedió...

Julián: precisamente eso quiero, olvidarme de todo lo que aquí pasó, pero es que no entiendo lo que me propones... tú y yo no somos pareja, Fabricio... si nos vamos de San Benito, cada uno tomará su propio camino...

El ojiverde posó su mano sobre la suave mano del doncel diciéndole: es que no tenemos que ir por caminos diferentes... si tú quisieras, podríamos caminar por el mismo sendero...

Julián comprendió las intenciones del varón y dijo: Fabricio, no, yo creo que...

Fabricio: por favor, Julián, déjame terminar... yo sé que hace años cometí un error, un terrible error, al serte infiel unos días antes de casarnos, pero yo ya no soy el hombre de antes, he cambiado mucho... sin embargo, lo que aún permanece en mí es el amor que siento por ti... un amor que se niega a aceptar que tú ya no sientes lo mismo...

Fabricio miró a los ojos del doncel y añadió: por favor, Julián, dame una nueva oportunidad... ahora que lo tuyo con Diego terminó, déjame ser el hombre que sane tu corazón... alguna vez dijiste amarme y estoy seguro que esos sentimientos aún habitan dentro de ti... solo tienes que darme una nueva oportunidad... te lo ruego, Julián, déjame demostrarte que yo soy el hombre que tú te mereces...

El ojiverde acercó su rostro al del doncel y unió su boca a la del pelirrubio, quien no opuso resistencia a la caricia en sus labios.

En ese preciso momento, Diego entró al restaurante y vio a Julián besándose con Fabricio... el corazón del semental se estremeció al ver que el doncel que amaba, se estaba besando con otro hombre.

Los instintos primitivos de Diego le ordenaron lanzarse sobre Fabricio y golpearlo hasta saciar su rabia, pero al percatarse que Julián no se resistía al beso, se detuvo.

Apretando sus puños y conteniendo al SEMENTAL que llevaba dentro, Diego salió del restaurante sin que Diego y Fabricio notaran su presencia.

El ojinegro subió a su camioneta con el corazón deshecho y pensó: Julián aún quiere a ese imbécil... aún no ha podido olvidarlo... pero entonces ¿qué siente por mí?... cuando me entregó su cuerpo y su virginidad, me demostró su amor... ¿a quién amas realmente, Julián? ¿a Fabricio o a mí?

Dentro del restaurante, Fabricio despegó sus labios de los de Julián, quien se quedó callado mirándolo a los ojos.

Fabricio: no te opusiste a mi beso... eso quiere decir que aún sientes algo por mí... no estaba confundido al pensar que todavía me am...

Julián silenció al ojiverde colocando dos de sus dedos en la boca del varón.

Con tono suave, el pelirrubio habló: no, Fabricio, yo ya no te amo... si no me resistí a tu beso es para comprobarme una vez más que tú ya no mueves nada en mí...

Fabricio se resistía a creer en las palabras de Julián: mientes... no puedes haberte desecho totalmente del amor que sentías por mí, estuviste a punto de casarte conmigo... si te resistes a reconocerlo es porque sigues pensando en Diego Obregón, aún guardas la esperanza de volver con él, pero pronto te darás cuenta que él no te merece y...

Julián interrumpió: esto no se trata de Diego... él no tiene nada que ver con lo que dejé de sentir por ti...

Fabricio: ¿qué no tiene nada que ver? ese maldito SEMENTAL me está robando tu amor... si él no existiera, seguirías amándome a mí...

Julián: estás equivocado... Diego no te robó nada porque lo nuestro terminó mucho tiempo antes de conocerlo a él... yo te saqué de mi corazón mucho antes de llegar a San Benito...

Con los ojos nublados por las lágrimas, Fabricio expresó: no me digas eso, por favor...

Julián: tengo que hacerlo porque tienes que entender que entre tú y yo nunca volverá haber nada y no es por culpa de Diego, sino porque yo ya no te amo... y la verdad es que tampoco creo que tú me ames...

Fabricio: por supuesto que te amo...

Julián: no, Fabricio, no te engañes a ti mismo... si realmente me amaras, me habrías buscado hace mucho tiempo... el reencuentro entre nosotros fue una casualidad, si no nos hubiéramos encontrado en este pueblo, tu supuesto amor por mí jamás habría renacido...

Fabricio: eso no es verdad porque yo nunca dejé de pensar en ti, la prueba es que aún conservo el anillo de compromiso que te regalé y que luego me devolviste...

El ojiverde sacó de su pantalón la sortija, al tiempo de decir: mira, aquí traigo el anillo... por favor, Julián, acéptalo nuevamente... acepta mi propuesta de volver conmigo, yo sé que puedo reconquistarte, puedo lograr que me ames como alguna vez lo hiciste...

El pelirrubio contestó mirando a los ojos del varón: no puedes conseguir que renazca lo que nunca existió...

Fabricio: ¿qué quieres decir?

Julián: que hoy ya sé lo que es el verdadero amor... hoy conozco lo que es amar con intensidad a una persona y es algo muy distinto a lo que sentí por ti... ahora sé que nunca te amé, por eso jamás pude entregarme en cuerpo y alma a ti... ahora entiendo que casarme contigo hubiera sido un error...

Fabricio: tus palabras me hacen mucho daño, Julián...

El doncel acarició la mejilla del ojiverde: lo que menos quiero es hacerte daño, pero tengo que hacerte comprender que no debes insistir en algo que jamás va a ocurrir... yo no voy a volver contigo nunca más...

Fabricio comentó con rabia: si Diego no existiera, sería diferente...

Julián limpió con ternura la lágrima que escurría por uno de los ojos de Fabricio: no, aunque Diego no existiera, yo no volvería contigo y la única razón es que NO TE AMO... en este preciso momento, estoy seguro que lo mío con Diego se terminó... en estos momentos considero que Diego es el peor de los hombres y a pesar de eso, no acepto tu propuesta de volver contigo... acéptalo, Fabricio, con o sin Diego, yo jamás podré corresponderte...

El ojiazul besó en la mejilla a Fabricio concluyendo: si quieres mi amistad, siempre estaré dispuesto a dártela, pero si buscas en mí el amor de una pareja, tendré que rechazarte las veces que sean necesarias...

El doncel se levantó de la mesa y se alejó mientras que Fabricio estrujaba entre sus manos el anillo que ahora sabía, nunca más pertenecería a Julián.

Desde su camioneta, Diego vio salir a Julián del restaurante... el semental tuvo la intención de acercarse al doncel y reclamarle por lo que había visto, pero no lo hizo porque sabía que en esos momentos, solo terminarían lastimándose y diciéndose palabras que no sentían en realidad.

El ojinegro prefirió esperar y minutos después observó que Fabricio salió del restaurante... vio que el joven médico abordó su automóvil y luego que arrancó, el semental comenzó a seguirlo.

**********

Julián regresó al rancho y no había subido ni el primer escalón cuando la voz de Carlos lo detuvo.

Muy agitado, el barbado se acercó al ojiazul diciendo: Julián, tú tienes que saberlo... tienes que decirme dónde está...

Sorprendido, Julián cuestionó: ¿dónde está quién? ¿de qué hablas?

Carlos: no te hagas el ingenuo... estoy seguro que tú sabes dónde está Martín... él tuvo que habértelo dicho...

Julián: ¿Martín? pero si él estaba en el hospital... se supone que tú ibas a recogerlo cuando lo dieran de alta...

El barbado aclaró: pero cuando llegué al hospital, Martín ya no estaba... le dieron de alta antes y se fue dejándome solo esto...

Carlos le entregó la carta a Julián, quien la leyó apresuradamente.

Carlos: Julián, si tú sabes dónde está Martín, dímelo... yo sé que tú no me soportas, pero estoy dispuesto a suplicarte si es necesario para que me digas a dónde se fue Martín... ya lo busqué por todo el pueblo y no lo encuentro, estoy desesperado... Martín no puede abandonarme, él es mi esposo y está esperando un hijo mío... no me puede dejar así nada más...

Julián: Carlos, tranquilízate... en su carta, Martín no dice que te abandonó para siempre... solo quiere tiempo para pensar... estoy seguro que Martín ni siquiera se ha ido del pueblo, debe estar por ahí en algún lugar... déjalo estar solo por unos días... no te mortifiques tanto...

Molesto, el ojiverde contestó: claro, debí suponer que tú no ibas a entenderme... al contrario, a ti te alegra que Martín me haya dejado...

Julián: Martín no te está dejando... solo necesita tiempo... unos días para pensar...

Carlos vociferó: pero yo no puedo dejarlo ni un solo día... no entiendes que Martín me hace falta, lo necesito como el aire para respirar... sin él no puedo estar tranquilo, ni ser feliz... pero claro, tú qué vas a entender de mis sentimientos... voy a buscar a Martín hasta encontrarlo, con tu ayuda o sin ella, ¡LO VOY A ENCONTRAR!

El varón salió de la casa dando un fuerte portazo al tiempo que Julián se recargó en el barandal de las escaleras diciéndose a sí mismo: por supuesto que te entiendo, Carlos... claro que te entiendo, porque yo también necesito a Diego para ser feliz... pero no puedo sucumbir a mis instintos, no hasta mañana... mañana por fin comprobaré si todo lo que Tiago me dijo es verdad... comprobaré si Diego realmente es el peor de LOS SEMENTALES...

**********

Diego siguió a Fabricio hasta el departamento que rentaba en San Benito y tras verlo entrar, el semental pensó nuevamente en lo que estaba a punto de hacer.

El ojinegro bajó de su camioneta y caminó con pasos firmes hasta llegar a la puerta del departamento de Fabricio.

Dentro de su recámara, Fabricio estaba por cambiarse de ropa cuando escuchó el timbre sonar, por lo que se dirigió a abrir la puerta... grande fue su sorpresa al encontrarse con Diego Obregón parado frente a él.

El ojiverde habló con prepotencia: ¿qué haces tú aquí? ¿cómo supiste dónde vivo?

Diego respondió al tiempo de entrar al departamento: te seguí desde el restaurante donde estabas cenando con Julián...

Fabricio: ¿me seguiste? ¿quieres decir que nos estabas espiando?

Diego: así es... tengo que reconocer que cuando supe que Julián salió a cenar contigo, la idea me desagradó tanto que fui a espiarlos... llegué al restaurante precisamente cuando tú y Julián se estaban besando...

El ojiverde sonrió maliciosamente: ¿así que nos viste besando? ¿y qué vas hacer? ¿me vas a golpear? ¿me vas a decir que Julián es tu novio y te pertenece? ¿o me vas amenazar nuevamente con hacerme daño si no me alejo de Julián?

Diego miró fijamente al médico y tras unos segundos de silencio, habló con seriedad: sí, cualquiera de esas cosas habría hecho hasta hace unas horas, pero después de verlos besándose y ver que Julián no se resistía a tu beso, comprendí que él aún no me pertenece porque obviamente sigue teniendo sentimientos por ti...

Sorprendido por las palabras del semental, Fabricio mintió: tienes razón... precisamente, Julián acaba de decirme que está muy confundido, que ahora no sabe a cuál de los dos ama realmente... si a ti o a mí...

Con una sonrisa maquiavélica, el ojiverde esperaba una reacción violenta de Diego, pero no fue así.

El semental comentó con voz grave: en ese caso, estoy aquí para proponerte un trato...

Fabricio: ¿un trato? ¿de qué trato hablas?

Mirando a los ojos de Fabricio, Diego expresó: te propongo luchar por el amor de Julián, pero luchar como caballeros... sin trampas y sin mentiras... aquel de los dos que no logre conquistar el corazón de Julián, tendrá que aceptarlo y alejarse de él para siempre...

Con sonrisa burlona, el médico contestó: ¿qué tontería estás diciendo? ¿acaso estás borracho?

Diego: jamás he estado más sobrio en toda mi vida... si te hago esta propuesta es porque no quiero que Julián siga sufriendo al tener el corazón dividido... él debe decidir entre uno de nosotros y el que no sea elegido debe retirarse como un buen perdedor...

Fabricio: sí, claro... ¿tú crees que me voy a creer este cuento? Aunque te conozco poco, sé muy bien que si Julián me eligiera a mí, tú no te quedarías de brazos cruzados... jamás nos dejarías ser felices...

Diego: tienes razón, el hombre que antes fui no los dejaría ser felices, pero hoy soy un hombre diferente... aprendí a amar y comprendí que el amor no encadena a nadie... mi amor por Julián es tan grande que estoy dispuesto a dejarlo ser feliz AUNQUE NO SEA CONMIGO...

Incrédulo, el ojiverde agregó: ¿a quién pretendes engañar con todo este show? A mí, no... ¿cómo puedo creer en ese gran amor que dices tener por Julián cuando sé que embarazaste a otro doncel? cuando sé que le fuiste infiel a Julián con el nieto del licenciado Riva Palacio...

El semental aseveró: eso no es verdad...

Fabricio: ¿no es verdad que Tiago está embarazado y que probablemente ese hijo sea tuyo?

Diego: puede ser, pero eso aún está por comprobarse... lo que de ninguna manera es cierto es que yo le haya sido infiel a Julián... mi relación con Tiago fue algo efímero y ocurrió antes de hacerme novio con Julián... Tiago sabía muy bien que lo de nosotros solo era diversión, yo jamás lo engañé, ni a Tiago ni a Julián...

Fabricio: pues esa "diversión" tuvo consecuencias... ¿qué harás si el hijo de Tiago es tuyo?

Diego: te repito que eso aún está por comprobarse... precisamente mañana, Tiago me entregará los análisis que definirán mi situación con él... pero independientemente de los resultados, yo estoy dispuesto a luchar por Julián...

Fabricio: ¿y crees que Julián te perdonará si ese hijo resulta ser tuyo?

Diego: pues aún con esa desventaja, pienso jugármela por Julián... y si al final, Julián se decide por ti, yo me haré un lado... dejaré que seas tú quien lo haga feliz... porque eso es lo único que te pido, que lo hagas feliz, Julián ya ha sufrido mucho y se merece ser feliz...

Fabricio: eso no tienes ni que pedírmelo... si Julián me aceptara, yo viviría cada día intentando darle la felicidad que se merece...

El ojinegro se acercó al médico diciendo: entonces, ¿aceptas mi propuesta? ¿aceptas luchar por el amor de Julián, de manera limpia y honesta? Y si él no te elige ¿aceptas retirarte como un buen perdedor?

Diego extendió su mano derecha ofreciéndola al ojiverde para sellar el pacto como caballeros.

Diego: ¿aceptas?

Fabricio dudaba, pues él sabía que la lucha por el amor de Julián ya la tenía perdida... el mismo Julián se lo había aclarado en la cena... la única arma que tenía Fabricio era falsificar los análisis del embarazo de Tiago... su única estrategia para ganarle a Diego era jugando sucio.

Diego: ¿por qué dudas? ¿acaso no amas a Julián?

Fabricio: por supuesto que lo amo y estoy seguro que lo amo más de lo que dices amarlo tú...

El semental añadió con firmeza y sin dejar de ofrecerle la mano al ojiverde: entonces ¿por qué no cierras el trato conmigo? ¿tu amor por Julián no es tan grande como para dejarlo ser feliz, aunque no sea a tu lado?

Fabricio miró a los ojos de Diego hallando en ellos sinceridad, pero sobre todo, humildad... el hombre que estaba frente a él ya no era el mismo que conoció, el prepotente y arrogante semental... el hombre frente a él era un hombre enamorado.

Finalmente, Fabricio también extendió su mano y la estrechó con la de Diego mirándolo retadoramente... ambos sonrieron disimuladamente sabiendo que pese a sus diferencias, había algo que los unía y también los separaba, su amor por Julián.

Frente a frente y con un fuerte apretón de manos, Diego y Fabricio sellaron su pacto.

**********

Al día siguiente en casa de los Montero, Daniel desayunaba con Martín, quien apenas probaba bocado.

El ojiavellana comentó: Martín, debes de comer bien... ya tienes más de tres meses de embarazo... el bebé tiene que alimentarse muy bien para que se desarrolle sin ningún problema...

Martín: lo sé, pero es que... no tengo mucha hambre...

Daniel: pues tendrás que comértelo todo... yo no me voy a levantar hasta que termines todo tu plato...

Martín sonrió: gracias por preocuparte por mí, Dani...

Daniel: pues si estás agradecido, apúrate a comer porque tengo que salir...

Martín: ¿a dónde vas?

Daniel: voy a verme con un abogado para iniciar con los trámites de mi divorcio... mi papá dice que es un muy buen abogado y que según él, mi separación con Mauro será muy sencilla, ya que no hay hijos de por medio, ni tampoco bienes en común... además, yo no pienso pedirle nada a Mauro, lo único que quiero es que me dé mi libertad...

Martín: por lo visto estás muy decidido de lo que vas hacer...

El ojiavellana contestó con firmeza: sí, Martín, ya te dije que estoy decidido a divorciarme de Mauro e irme a la capital a estudiar ballet... esta vez, nada me hará cambiar de opinión...

Martín asintió guardando silencio.

Daniel agregó: por cierto, quería comentarte que voy a comunicarme con Julián para decirle que estás aquí...

Martín: ¿a Julián? pero para qué vas a decirle...

Daniel: ¿cómo para qué? Julián ya sabe que decidiste no volver al rancho... mi papá me comentó antes de irse al hospital que ayer en la noche, Julián le habló para preguntarle por ti... obviamente mi papá no le dijo que estabas aquí, pero Julián está preocupado y creo que, al menos él, debe saber que estás en esta casa...

El ojicafé agachó la mirada diciendo: no lo sé... Julián me decepcionó al haber callado todo lo relacionado con el testamento... de alguna manera, él también fue cómplice de Carlos...

Daniel refutó: no, Martín, no juzgues tan duramente a Julián... a mí me consta que él vivía una encrucijada por no poder decírtelo... Julián deseaba que tú conocieras toda la verdad del testamento, pero tampoco quería arruinar lo que tenías con Carlos... en alguna ocasión, yo mismo le sugerí a Julián que no te lo dijera porque creí que quien debía hacerlo era el mismo Carlos...

Martín: pero Carlos nunca tuvo el valor para decírmelo... me mintió hasta el último instante...

Daniel: puede ser, pero Julián no tiene la culpa de eso... Julián te quiere mucho, Martín... y creo que no es justo que él también sufra por no saber dónde estás...

**********

Daniel no se equivocaba, pues en el rancho, Julián apena si había podido conciliar el sueño... su cabeza estaba llena de preocupaciones, una de ellas la desaparición de Martín.

El pelirrubio terminó de desayunar y cuando se dirigía al despacho, se topó con Diego, quien estaba por salir para los huertos de manzanas.

Esta vez, Diego no intentó ser cariñoso con Julián, pues la imagen del beso con Fabricio, le dolía, pero lo saludó cortésmente.

Diego: buen día, Julián, ya me voy a trabajar...

Julián: ¿te vas sin desayunar?

Diego: comeré algo en los huertos... nos vemos después...

El rubio detuvo al ojinegro comentándole: espera, Diego... antes que te vayas quiero decirte algo...

Diego: ¿qué cosa?

Julián suspiró para luego decir: ayer, Tiago me habló para informarme que hoy le entregarán los análisis con los que podrá comprobar que el hijo que espera es tuyo...

Diego: ya lo sé... a mí también me habló y me citó en su casa a las 4 de la tarde para entregármelos...

Julián: así es... de hecho también me citó a mí... quiere que yo sea testigo del momento cuando tú veas esos análisis...

Diego: ¿y piensas ir?

Julián: sí... porque a mí también me interesa conocer esos resultados, ya que ellos me revelarán muchas cosas...

El ojinegro cuestionó: ¿muchas cosas? ¿cuáles?

Julián: te las diré después de leer esos análisis... espero no te moleste que haya aceptado estar presente en ese momento...

Con una leve sonrisa, Diego expresó: créeme, Julián, a mí más que a nadie le interesa que tú conozcas esos resultados... nos vemos en la tarde...

Aunque Julián percibió un aire extraño en Diego, lo que más le importaba en esos instantes era conocer los resultados de los análisis de Tiago.

En ese momento, el teléfono sonó y Julián contestó... Daniel era quien llamaba.

Julián: hola, Dani, ¿cómo estás?... ¿qué? ¿Martín está en tu casa?... qué tonto soy, ¿cómo no lo pensé antes?... no sabes cuánto me alegra saber que está contigo y que está bien...

El pelirrubio no se dio cuenta que, desde la parte superior de las escaleras, Carlos lo había escuchado.

El semental se pasó toda la madrugada buscando por todas partes a Martín, pero ahora ya sabía dónde estaba.

Carlos pensó: Martín está en casa de Daniel Montero... soy un imbécil por no pensarlo... pero ahora ya lo sé, y ahora mismo voy por ti, Martín...

**********

Dos horas después, Martín se encontraba dentro de la habitación de huéspedes en casa de los Montero, pensando en lo que haría de su vida.

El doncel sabía que no podía quedarse mucho tiempo en esa casa, por lo que tenía que definir pronto su situación, pero su corazón aún tenía muchas dudas.

Martín pensaba en lo que Julián le había dicho en el hospital, cuestionándose si el pelirrubio tenía o no razón... ¿realmente Carlos se había enamorado de él? pero aunque así fuera, la agresividad del semental mayor le asustaba.

Martín necesitaba una prueba irrefutable del amor de Carlos, pero no sabía cuál podría ser esa prueba.

El ojicafé decidió despejar su mente y salió de la habitación para dirigirse a la cocina y beber un poco de agua.

Al dar la vuelta en un pasillo, el doncel sintió que era jalado bruscamente y sus ojos se abrieron grandemente al percatarse que quien estaba frente a él era Carlos.

Martín exclamó: ¡Carlos! ¿qué haces aquí?

Con tono burlón, el barbado contestó: ¿creíste que podrías esconderte mucho tiempo de mí? no, Martín... recuerda que esta no es la primera vez que intentas huir de mí... recuerda que a donde vayas, yo siempre te encuentro...

Martín: pero cómo entraste... ¡suéltame o grito!

Carlos: si gritas, solo vendrán las sirvientas porque sé que ni el doctor Montero, ni su "hijito" están en la casa...

El doncel se liberó del agarre del ojiverde con brusquedad: ya suéltame... por lo visto a ti no se te quita la maña de meterte en casas ajenas como si fueras un ladrón...

Carlos: por ti soy capaz de cualquier cosa y lo sabes... ¿crees que iba quedarme tranquilo sin saber nada de ti? ¿por qué no quieres volver al rancho?

Martín: ¿y me lo preguntas? ¿acaso no leíste la carta que te dejé en el hospital?

Carlos: sí, la leí...

Martín: entonces por qué no respetas lo que te pedí... lo único que quiero es tiempo para pensar en todo lo que pasó... ¿tengo que repetirte cada palabra de esa carta?

Carlos: no necesitas repetirme nada y entiendo que estés afectado por saber la verdad del testamento... pero para pensar no necesitas desaparecerte, puedes pensar lo que quieras viviendo en el rancho...

El doncel respondió con ironía: sí, claro... quieres que reflexione mientras duermo a tu lado... para que te la pases acosándome y presionándome... no, Carlos, necesito un espacio para meditar bien las cosas...

Carlos: y ¿qué tanto tienes que meditar? Ya reconocí que sí me casé contigo por interés, pero también te dije que te amo... ya escuchaste lo que tanto querías oír de mí... ¿qué más quieres?

Martín: lo que quiero es comprobar que lo que dices es realmente cierto... ¿cómo puedes pedirme que crea de nuevo en tus palabras cuando me tuviste engañado tanto tiempo?

Carlos: ¿y cómo quieres que te lo pruebe? ¿quieres que me arroje desde un avión en paracaídas gritando que te amo? pues si eso quieres, pídemelo y lo hago, pero regresa conmigo al rancho ahora mismo...

Martín: no se trata de ese tipo de pruebas...

Desesperado, el varón vociferó: ¿entonces qué prueba quieres para demostrarte que realmente te amo?

El doncel también alzó la voz: ¡NO LO SÉ! pero podrías empezar por respetar el tiempo que te estoy pidiendo... vete y déjame pensar con tranquilidad en lo nuestro por unos días...

Acostumbrado a hacer siempre su voluntad, el ojiverde aseveró: no, Martín, eso no... tú y mi hijo tienen que estar en el rancho conmigo... allá puedes pensar lo que quieras... así que te vienes al rancho ahora mismo...

El varón sujetó del brazo a Martín jalándolo para sacarlo de la casa.

El doncel se resistía forcejeando: no, Carlos, no quiero irme... suéltame, suéltame...

Carlos: regresarás al rancho y es mi última palabra...

Martín vociferó: pues si me obligas a volver al rancho, entonces entenderé que para ti, lo que opino no vale nada... ¿forzándome nuevamente es como quieres demostrarme tu amor?

Carlos: precisamente porque te amo es que te obligo a volver conmigo...

Martín pronunció: ¡eso no es amor!... ¿no has escuchado que amar también es dejar en libertad?... yo solo estoy pidiéndote unos días para pensar...

Ante esas palabras, Carlos se detuvo: no me chantajees, Martín... lo único que quiero es tenerte junto a mí... ¿por qué no me entiendes?

Martín: eres tú quien no me entiende a mí... pero una cosa si te digo, si me sacas de esta casa a la fuerza, entonces todo se terminará entre nosotros... si me regresas a la fuerza al rancho, ya no tendré nada que pensar... me quedará claro que tú jamás cambiarás y que no eres el hombre tierno y amoroso que en algún momento me demostró su cariño...

Carlos miró fijamente a Martín sin saber qué hacer o responder.

**********

En casa de la familia Riva Palacio, Tiago terminaba de ponerse el collar de perlas mientras se miraba en el espejo de su habitación con una gran sonrisa de satisfacción.

Luego de acicalarse los rizos de su cabello, el doncel salió de su recámara y tras descender por las escaleras, se encontró con su abuelo, quien lo miró de pies a cabeza.

Joaquín: ¿a dónde vas?

Tiago: voy al hospital para ver al doctor Cisneros, él me va a entregar los análisis que me hice...

El anciano cuestionó: ¿y para ir por unos análisis tienes que arreglarte tanto? ¿incluso ponerte ese collar tan caro?

Cínicamente, el pelirrubio respondió: sí, porque después de recibir esos análisis, me encontraré aquí con Diego y Julián para mostrarles los resultados... cuando ellos lean esos análisis, entenderán que todo lo que he dicho es verdad... este es un día de triunfo para mí, abuelo, y por eso me he arreglado así...

Joaquín: ¿triunfo? ¿le llamas triunfo a esto? para mí no es más que una situación francamente vergonzosa y tú también deberías sentir pena, si es que algo de dignidad te queda...

Tiago: piensa lo que quieras abuelo, pero con esos análisis también a ti te demostraré que no soy un mentiroso... porque tú también has dudado de mí, pero hoy le voy a callar la boca a todos...

El viejo abogado aseveró: ojalá que así sea Tiago, porque si esta no es más que otra de tus mentiras, te juro que no te lo perdonaré jamás y no sé de lo que seré capaz...

Tiago aseguró muy sonriente: no te preocupes, abuelo, dentro de poco ya no tendrás que ver por mí... porque después de hoy, Diego Obregón tendrá que hacerse responsable de mi hijo y de mí... muy pronto yo también seré un Obregón...

**********

En casa de los Montero, continuaba la discusión entre Carlos y Martín.

Carlos: por lo que veo Daniel Montero ya te influenció muy bien... ahora lo que sigue es que tú también me quieras denunciar por maltrato tal como él lo hizo con mi hermano Mauro...

Martín: no metas a Dani en esto que él no me ha aconsejado nada... por una vez en tu vida, reconoce que son tus acciones las que me han alejado de ti...

Carlos vociferó: pero de qué acciones hablas... si estábamos muy bien antes de enterarte de las malditas cláusulas del testamento... estaba siendo cariñoso contigo, como no lo he sido con nadie más en mi vida...

Martín: ¿de qué sirve que seas cariñoso solo conmigo, si te comportas como una bestia con todos los demás?... violentaste a Julián y por tu agresividad yo terminé cayéndome de las escaleras... gracias a Dios, no le pasó nada a mi bebé, pero si le hubiera pasado algo, tú serías el único culpable... ¿tampoco tienes el valor de reconocer eso?

Carlos: sí, ya sé que estoy mal, pero tampoco me exijas que cambie de un día para otro... toda mi vida he sido así, me he acostumbrado a atacar primero para evitar que los demás me lastimen...

Martín aseveró: pues llegó el momento de ser un hombre y dejar de ser un SEMENTAL... si quieres que crea en tu amor, demuéstrame tu cambio... demuéstrame que puedes ser un hombre diferente y lo primero que debes hacer es darme los días que necesito para pensar bien las cosas...

Sintiéndose entre la espada y la pared, el ojiverde cuestionó: ¿y cuántos días quieres para "pensar"?

Martín: pues... no lo sé... quizás una semana o dos...

Carlos exclamó: ¿tanto tiempo? Martín, yo te amo y te necesito cerca de mí... te doy tres días y se acabó...

Martín: ¿ves cómo solo quieres hacer tu voluntad sin tomar en cuenta mis sentimientos?

Respirando para no salirse de sus casillas, el semental mayor agregó: está bien... si te doy esa semana, entonces tú volverás conmigo al rancho cuando pase ese tiempo ¿verdad?

Con sinceridad, el ojicafé respondió: no, Carlos, no es así... aunque me des el tiempo que necesito para pensar, eso no significa que obligatoriamente volveré contigo... puede ser que al final, tome la decisión de no regresar...

Carlos explotó: pero ¿cómo puedes decirme eso? tú no puedes abandonarme... estás esperando un hijo mío... un hijo que nos ata para siempre...

Martín: lo sé y no voy a negarte tus derechos como padre... pero una cosa es que tengamos un hijo en común y otra muy distinta que yo acepte ser tu doncel nuevamente...

El barbado tomó por los hombros al doncel diciéndole: Martín, no hagas más difícil todo esto y vuelve al rancho conmigo de una vez...

El doncel habló con firmeza: te repito que si me obligas a volver ahora, todo estará perdido entre nosotros... yo me volveré a escapar las veces que sea necesario y regresaremos al punto de partida cuando entre tú y yo solo había obsesión y persecución... pero si tú me das el tiempo para pensar, entonces me daré cuenta que al menos estás intentando cambiar por mí...

Carlos guardó silencio por varios minutos mientras apretaba sus puños con fuerza... el semental interior le ordenaba llevarse a Martín al rancho a la fuerza, pero sabía que entonces perdería todo el avance que había logrado con su doncel.

Con rabia, el barbado respondió haciendo un esfuerzo para hablar: está bien... quédate y tómate el tiempo que necesitas... pero también yo pensaré en lo nuestro... quizás al final sea yo quien no te quiera de regreso...

Martín comprendió que era el orgullo que hablaba a través de Carlos: me parece perfecto que tú también lo pienses... quizás descubras que en realidad nunca me amaste y que solo fui una obsesión...

Carlos siguió hablando con prepotencia e intentando calar el corazón del doncel: puede ser y para comprobarlo, me voy acostar con otros donceles... luego no me reclames si es que te soy infiel en estos días que me pides estar solo...

El ojicafé respondió con entereza: hazlo... es más, te doy mi consentimiento... acuéstate con los donceles que quieras, emborráchate, vuelve a ser el SEMENTAL que siempre has sido... todo eso me ayudará para tomar una mejor decisión...

Viendo la determinación en la mirada de Martín, Carlos añadió: tu frialdad me hace dudar, ahora a mí, del amor que me dijiste sentir la noche que te me entregaste...

Martín respondió mirando fijamente a los ojos del semental: Carlos, te recuerdo que... ¡EL MENTIROSO DE ESTA RELACIÓN NO SOY YO!

Quedándose sin palabras, Carlos le dio la espalda a Martín y salió apresuradamente de la casa de los Montero.

Al subirse a su camioneta, el varón golpeaba con rabia el volante.

Con los ojos rojos de rabia, Carlos se decía: ¿por qué, Martín? ¡maldita sea! ¿por qué no puedes creer que sí te amo? ¿cómo puedo comprobarte que eres el único doncel que he amado?

El semental mayor encendió su camioneta, arrancando a toda velocidad... Carlos se alejó de casa de los Montero sintiendo un pesar en el alma y sin saber a dónde dirigirse.

***********

En el rancho, Tomasa le entregaba a Mauro un sobre que había llevado un mensajero.

El menor de LOS SEMENTALES lo abrió apresuradamente y sus ojos se engrandecieron al leer el contenido.

Al ver el gesto de preocupación en el ojimiel, la ama de llaves preguntó: ¿qué pasa Mauro? ¿qué papeles vienen en ese sobre?

Mauro respondió angustiado: no, Dani, no me puede hacer esto... no puede...

Tomasa: ¿qué es lo que no te puede hacer? dime, muchacho...

El ojimiel contestó con rabia: Dani ya comenzó los trámites de nuestro divorcio... estos papeles son la primera notificación para firmar la separación...

Tomasa: ¡Santo Dios! pero... quizás si hablas con él, puedan arreglar las cosas y...

Sintiendo un nudo en la garganta, el semental menor respondió: ¿y cómo voy hablar con él si hay una restricción judicial que me lo impide? si me acerco a Dani sin su consentimiento, puedo volver a ir a la cárcel...

Con preocupación, la mujer agregó: ay, hijo, no sé qué decirte... pero quizás lo mejor, en estos momentos, sea que se separen... ustedes no se estaban llevando bien y...

Mauro vociferó: ¿cómo puedes decir eso, Tomasa? yo amo a Dani... fui un pendejo, lo sé, pero lo amo y no quiero separarme de él... no quiero...

Tomasa: pero entiende que si ese doncel ya no quiere estar contigo, tienes que respetar su decisión, dejarlo libre... el amor no son cadenas que aprisionan, sino lazos que unen... alguien dijo una vez que "si amas a alguien, déjalo en libertad; si vuelve, es tuyo, pero si no vuelve, nunca lo fue"...

Mauro: no puedo aceptar eso porque sé que Dani también me quiere... seguramente está siendo presionado por su papá... sí, eso es, el doctor Montero está obligando a Dani a separarse de mí...

El ojimiel se apresuró hacia la puerta de salida, al tiempo que Tomasa le preguntó: espera, Mauro, ¿a dónde vas? si buscas a Daniel, puedes meterte en otro problema legal...

Mauro: no voy a ver a Dani, sino al doctor Montero... le voy a pedir, a suplicar si es necesario, para que deje de obligar a Dani a divorciarse de mí... yo no puedo quedarme de brazos cruzados... si pierdo a Dani, ya no tendré ninguna razón para vivir...

El semental salió sin decir más mientras la mujer se quedó con un gesto de preocupación: ay Dios Mío, que este muchacho no se vaya a meter en más problemas con los Montero...

**********

En el hospital, Tiago entró al consultorio del doctor Cisneros, quien terminaba de lavarse las manos dentro del baño.

El pelirrizado dijo con una sonrisa: buenas tardes, Fabricio... espero no ser inoportuno...

Tras cerrar la puerta del baño, el ojiverde caminó hacia su escritorio y se sentó invitando al doncel a hacer lo mismo.

Fabricio: viniste exactamente a la hora que te indiqué, eres muy puntual por lo que veo...

Sonriendo coquetamente, Tiago respondió: siempre soy puntual con todo lo que me interesa... ¿ya tienes los resultados de los análisis?

El médico calló unos segundos y luego dijo: sí, ya están listos...

Fabricio sacó de la gaveta de su escritorio un sobre y se lo entregó a Tiago.

El ojiazul abrió el sobre y leyó los resultados comprobando que decían que solo tenía un mes y 10 días de embarazo y no 3 meses como era en realidad.

Con una gran sonrisa, Tiago miró al médico expresando: perfecto, dicen exactamente lo que necesito... gracias, Fabricio, muchas gracias... te prometo que voy a recompensarte este favor...

Fabricio respondió en tono hosco: no tienes por qué agradecerme tanto, después de todo yo también me estoy beneficiando con esos falsos análisis... recuerda que si tú amarras a Diego, yo me quedo con Julián ¿no fue eso lo que tú mismo me dijiste?

Tiago: así es, de cualquier modo, muchas gracias... y ahora me voy...

Antes que el doncel se levantara de la silla, Fabricio añadió: solo una cosa más Tiago... antes de irte, me gustaría que me hablaras con la verdad...

Tiago: ¿a qué verdad te refieres?

Fabricio: a la del padre de tu hijo, por supuesto... una vez me aseguraste que Diego sí es el padre solo que no se acuerda de haberse acostado contigo hace más de tres meses... ¿eso es cierto o no?

El ojiazul inquirió con desconfianza: ¿y para qué quieres saberlo?

Fabricio: por simple curiosidad... ayer me dijiste que tú y yo somos "amigos y cómplices", entonces háblame con claridad... después de todo ya tienes en tus manos los análisis que necesitas y yo, por supuesto, jamás le diré nada a Diego...

Tras dudarlo unos momentos, Tiago volvió a acomodarse en su asiento y habló: está bien, te voy a decir la verdad... Diego no es el padre de mi hijo, el verdadero padre es un hombre millonario de la capital... ese hombre y yo fuimos amantes por varios meses, pero cuando supo que estaba embarazado, me echó a la calle como un perro... él es muy poderoso y no puedo hacer nada para obligarlo a responsabilizarse de nuestro hijo...

Fabricio: pero entonces, ¿por qué quieres achacarle ese hijo a Diego Obregón?

Tiago: porque me conviene... yo no voy a ser un doncel con un hijo sin padre... yo necesito un hombre que me respalde y mantenga a mi hijo... hace más de un mes, me encontré por casualidad con Diego en la capital y al saber que su abuelo ya había muerto, entendí que Diego era el heredero millonario que yo necesito...

Fabricio: ¿te olvidas que Diego no es dueño total de su herencia? Julián es el albacea de todos sus bienes...

Sin dejar de sonreír, el pelirrizado aclaró: ¿y a ti se te olvida que mi abuelo es quien redactó el testamento de don Serafín? Gracias a eso, yo sé perfectamente que Diego tendrá acceso a su fortuna cuando su primer hijo cumpla los tres meses... por eso tengo que casarme con él lo más pronto posible... porque de esa forma, cuando mi hijo tenga tres meses, Diego será dueño de toda su herencia y yo como su legítimo esposo también lo seré...

Fabricio: entonces, todo es por interés...

Acariciando el collar de perlas que llevaba puesto, Tiago respondió: por supuesto, a mí siempre me ha gustado vivir bien, es lo que me merezco... y ahora sí me voy...

El médico se apresuró a decir: espera, espera... solo una cosa más... aclárame algo...

Tiago: ¿qué cosa?

Fabricio: ¿Diego le fue infiel a Julián? me queda claro que tú y él tuvieron relaciones íntimas, pero después que Diego se hizo novio de Julián ¿siguieron siendo amantes?

Tiago contestó en tono burlón: no... en cuanto Diego inició su relación con Julián terminó conmigo... él siempre fue claro y me dijo que lo nuestro era pasajero porque estaba enamorado de un doncel que no le correspondía... después supe que ese doncel era Julián Grajales... lo cierto es que Diego sí ama a Julián, tanto que hasta se volvió un hombre fiel...

Fabricio agachó la mirada susurrando: ¿entonces sí lo ama realmente?

Tiago añadió: pero no te preocupes por eso... después de hoy, Julián jamás perdonará a Diego... ellos nunca van a reconciliarse...

Fabricio: ¿por qué estás tan seguro?

Cínicamente, el ojiazul detalló: porque le hice creer a Julián que Diego no lo ama, que solo estuvo jugando con él todo este tiempo... no solo le hice creer que Diego le fue infiel conmigo, también le dije que Diego me contó que se había propuesto seducir a Julián solo para despojarlo de su título de albacea y vengarse de él por prestarse a las locuras de don Serafín...

Fabricio miraba fijamente a Tiago, quien con total descaro continuaba hablando: por supuesto que todo eso es mentira, yo me lo inventé para asegurarme de romper esa relación y el muy tonto de Julián se lo creyó... ay, perdón, quise decir el "ingenuo" de Julián creyó todo lo que le dije... así que no te preocupes, Julián jamás volverá con Diego, tú tienes el camino libre con él...

El joven médico se quedó callado sin decir nada.

Tiago preguntó extrañado por el incómodo silencio: ¿me escuchaste, Fabricio? ¿oíste todo lo que te dije?

Fabricio miró a los ojos del perverso doncel: sí, Tiago, te oí muy claramente...

Fabricio se puso de pie al tiempo de decir en voz alta: ¿y ustedes? ¿ustedes también oyeron todo?

En ese instante, la puerta del baño se abrió dando paso a Julián y Diego, quien expresó con tono serio: sí, también nosotros escuchamos todo perfectamente...

Los ojos de Tiago casi se desorbitaron al ver que había caído en una trampa y todas sus mentiras estaban al descubierto.

HASTA AQUÍ EL CAPÍTULO DE HOY...

¿QUÉ PASARÁ CON TIAGO AHORA QUE FUE DESCUBIERTO?

¿CARLOS VOLVERÁ A SER EL SEMENTAL BORRACHO Y LUJURIOSO SIN MARTÍN A SU LADO?

¿MAURO PODRÁ CONVENCER A DANI DE NO DIVORCIARSE?

RECUERDEN APOYAR ESTA HISTORIA COMENTANDO Y DÁNDOLE ESTRELLA.

¡NOS LEEMOS MUY PRONTO!
🤠🤠🤠

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