Mina despertó gracias a la respiración que hacía cosquillas en su cuello, abrió lentamente los ojos para ver aquel pequeño cuerpo encima suyo, agarrándola como cama acurrucado en su pecho.
Sonrió al ver a su hijo y después dirigió la vista al reloj colgado en la pared frente a ella, nueve con siete, aún era temprano así que podían hacer sus deberes con calma.
— Jisung, ya es hora de levantarse — Habló suavemente mientras se levantaba del colchón y sentía al niño abrazarse a ella como si fuera un abrazo de oso, recargando su cabecita en su hombro.
— Mami Mina — Murmuró Sung — ¿Qué se supone que vamos a hacer hoy?
— Tenemos que hacer deberes — Contestó caminando por los pasillos de su casa situada en el bosque, viendo por los grandes ventanales sin cortinas que el día empezaba soleado.
— ¿Y qué sentido tiene eso? Levantarnos, ir a la escuela, jugar, regresar a casa, hacer tarea y por último volver a dormir para seguir haciendo lo mismo todos los días. ¿No es eso aburrido?.
Mina entró al cuarto de baño, viendo la enorme tina, se acercó a esta y abrió las llaves de agua caliente. Se sentó en un banco afelpado y se separó del menor para quitarle la ropa.
— Supongo que si, pero hoy no vas al colegio. — Se encogió de hombros quitando la playera con cuidado de no desesperarlo.
— ¿Por qué no sucede nada interesante? — Siguió Sung, con los ojos a medio abrir.
— Bueno, al principio la vida siempre es aburrida, por eso te tienes que esforzar para que en un futuro se haga interesante y puedas saber el significado de esta.
Finalmente metió a su hijo al agua caliente.
— No quiero saber el significado de la vida, quiero vivir la vida.
— Bueno mi pequeño príncipe, entonces tienes que hacer tus deberes para que en un futuro hagas lo que quieras.
Jisung sonrió recargando su mejilla en la orilla de la tina, tenía mucho sueño porque su mamá la noche anterior le puso toda la serie de Bob Esponja, y se develó hasta las once de la noche, ya era un niño grande.
Mina acarició sus cabellos aún secos, él era una copia exacta de Chaeyoung, su cabello, su piel, incluso sus platicas tan profundas. Aquel niño de cinco años era muy listo, y le daba remordimiento porque lo único que sacó de ella fue su sonrisa, porque incluso sus ojos eran iguales a los de Chaeyoung.
— Si te bañas solito dejaré que comas helado en el desayuno, ¿de acuerdo? — Jisung abrió los ojos de inmediato y se enderezó agarrando un buen chorro de agua entre las palmas de sus manos para aventarla de inmediato a su rostro.
Mina soltó una risilla ante eso y salió de la habitación para dirigirse a la cocina y hacer el desayuno.
Todo estaba solo, ya no estaba Chaeyoung, ni Yeri junto a Sana, no había nada de ellas tres. Solo juguetes de su hijo regados por todo el suelo, dibujos alegres pegados en el refrigerador.
Sonrió nostálgica, pero aún así siguió con el desayuno hasta que diez minutos después su hijo gritó.
— ¡Mami ya me sacas! — Escuchó al menor y bajó la flama de la estufa para ir directo al baño.
— ¿Te tallaste todo el cuerpo?. — El menor asintió — a ver los codos — Jisung dobló sus brazos — A ver las rodillas — Sacó sus piernas del agua — Muy bien.
Finalmente tomó una toalla de seda y lo cargó sacándolo y envolviéndolo en esta, para llevarlo así a la habitación.
— Entonces... ¿qué quieres ponerte mientras hacemos tiempos de irnos?.
Jisung, con sólo calzóncillos puestos negó repetidas veces saltando en el suave colchón de su habitación.
— Así quiero estar.
— ¿Así?, ¿Estás seguro?.
— Si.
— Okey, vamos a que desayunes — Cargó al niño soltando un quejido ronco, ya era vieja, tenía cuarenta y seis años, tenía un hijo de cinco, y le daba miedo que en vez de que le dijera mamá la llamara como abuela, pero Jisung no conocía a sus abuelos, o por lo menos no por parte de Mina. Porque los padres de Chaeyoung amaban al pequeño.
Después de, exactamente tres horas, de estar jugando con el pequeño, y tratando de darle de comer en la primera hora, el claxon de un auto sonó en la entrada principal y Jisung se levantó de inmediato.
— ¡Es mamá Chaeng! — Exclamó feliz.
— Espera Sung no puedes salir desnudo — Lo siguió casi corriendo, al llegar a la puerta el menor volteó a verla con un puchero, su ceño fruncido y mejillas infladas.
— No es mamá Chaeng — Murmuró cruzándose de brazos y yendo de nuevo al interior de la enorme casa.
— Te dije que no podías salir desnudo niño malcriado — Habló viendo a su hijo encogerse de hombros sin voltear a verla. Negó con la cabeza sacando un suspiro y volteó de nuevo a la entrada.
— ¿Aún piensa que es Chaeyoung? — Preguntó Jeongyeon entrando al lugar seguida de Nayeon y el ya no tan pequeño Daehyun.
— Aún, ya se le pasará.
— Ojalá — Finalizó Nayeon.
Cuando el reloj marcó las cuatro con cuarenta minutos iban saliendo de la casa, las tres chicas en vestido y Sung en su bonito traje, Mina con un arreglo de más, y cuando finalmente llegaron al lugar, a la enorme hacienda retirada de la ciudad fue cuando se puso un poco nerviosa.
Jisung apretó su mano y le sonrió — Mami, no estés nerviosa, yo estoy aquí contigo. Y si mami Chaeng te dice que no, le pego,y si alguien se interpone, le pego.
Mina rió, su hijo... sí, era su hijo. Y hoy, era el día de su boda.
Después de tanto tiempo por fin podía casarse con Chaeyoung, pero la llegada de Sung complicó aquello, no podían casarse teniendo a un bebé de meses así que esperaron a que creciera un poco más para poder hacerlo. Y el día ya había llegado.
Las puertas se abrieron viendo las sillas llenas de gente, Sana y Yeri hasta el frente acompañadas de Momo y Joy, los padres de Chaeyoung igual al frente pero del otro lado. Habían familiares de Chaeyoung, primos, sus abuelos, tíos y demás.
Sonrió triste, nadie de su familia estaba, nadie de su sangre. Sólo su pequeño Jisung porque incluso Momo aunque fuera su familia era adoptada. Pero no le importaba, porque por fin era feliz, y si su familia no la aceptaba, pues ni modo, ellos se lo pierden.
Cuando llegaron a donde estaba Chaeyoung, el niño sonrió al verla. — Te la encargo mucho — Todos rieron tiernos al escucharlo y el menor de inmediato corrió a los brazos de su hermana mayor riendo y abrazándola.
La ceremonia empezó, todos habían desaparecido, al menos para Mina porque veía los hermosos ojos de Chaeyoung de reojo, su sonrisa y lo bien que le habían sentado los años.
Ya eran viejas, pero se concervaban como el vino, entre más viejo más rico.
La fiesta había pasado, todos habían estado tan felices y ni se diga de Chaeyoung y Mina quienes solo se encerraron en su burbuja de amor.
Pero tenían que irse así que cuando todos estuvieron afuera, el lujoso auto llegó y Jisung corrió en medio de sus madres.
— ¿Y tú qué? — Preguntó Chaeyoung sonriente.
— Pues ya nos vamos a la luna de miel — Sentenció feliz.
— No no no. — Sana llegó y lo cargó — Tú te quedaras con Momo y conmigo. Deja a nuestras mamás tranquilas aunque sea por una semana mocoso
— Noo, Momo y tú siempre hacen cosas raras en la noche. No quiero, quiero irme con mami Mina y mami Chaeng.
— Que se quede conmigo — Yeri interrumpió.
— Nooo, la otra vez tú y Joy quemaron la cocina — Siguió berrincheando.
Todos empezaron a alegar de quien se quedaba con el pequeño. Jihyo y Somi también se postularon pero el menor dijo que su primo solo le daba besos y era muy empalagoso. Jeongyeon iba a hablar pero ahora fue Mina quien se negó, pues Daehyun siempre agarraba de conejillo de indias a su hijo.
Así que, finalmente lo llevaron con ellas a la Luna de miel.
Porque la vida de una mamá, es así.
Fin 💗
N/A: Este no es el final original de la historia, pero de todas formas ese también se lo subiré más adelante <3. Y no se preocupen que falta el epílogo 💗