— Suleyman, creo que sería mejor si ellos me conocieran cuando regresen de la campaña de Rodas, se que traeran el triunfo y se sentirán menos desconfiados. — Mihrimah llevaba cerca de dos horas dando excusas al sultan del porque creía que no debía presentarle a los paşas aun.
— Mihrimah, ¿que ocurre? — preguntó el sultan directamente.
— Creo que quizá pueden sentirse inconformes al conocerme, se bien que sus costumbres son diferentes, así que considero que es mejor que esperemos el triunfo antes de hacer las presentaciones. — ella lo miró. — Imagina que tu ejercito falla, no pienso quedar como la culpable del fracaso por haber dado la idea.
Suleyman la miró con una sonrisa de absoluta diversion en sus labios, pensando en lo particularmente sincera que era Mihrimah.
— ¿Crees que mi ejercito va a fallar? — el abrazó la cintura de la joven.
— Siempre hay una posibilidad. — ella asintió. — Ademas, si fallan diran que fue porque siguió el consejo de una mujer.
— Le cortaría la cabeza a cualquiera que intentase discutir tu gran inteligencia. — el sonrió, intentando besarla, pero justo cuando iba a hacerlo, Mehmed comenzó a llorar.
— Si que es un niño consentido. — susurró el sultan tomándolo en brazos. — ¿Que ocurre Mehmed?
— Tal vez está molesto porque lo recostó en la cama donde me fue infiel cuando yo lo daba a luz. — ella mostró una sonrisa con todos sus dientes, recordándole que no iba a olvidarlo, mientras Suleyman solo soltaba un suspiro de cansancio, entregando el bebe a su madre. — ¿Que pasa amor mio? ¿Estas molesto con tu padre?
El pequeño pareció calmarse al escuchar la voz de su madre, pues rápidamente dejó de llorar, haciéndola sonreír.
— Justo lo que creía, el tampoco lo ha perdonado. — la pelirroja sonrió.
— Mihrimah. — susurró con una sonrisa. — Al parecer los hijos de Suleyman paşa tampoco podrán presentarse hoy.
— ¿Porque? — ella preguntó curiosa.
— Voy a reunirme con el consejo para hablar sobre Rodas, hablaré con Nazu Efendi también, necesitamos buenos barcos. — el la miró. — ¿Tienes alguna sugerencia sobre eso?
— Aunque le extrañe, lo mas que conozco sobre los barcos es como mi familia y yo naufragamos en uno. — ella sonrió, haciendo reír al sultán.
— Eres mi alegría Mihrimah. — el sultán besó su frente, haciendola sonreír.
— Me alegro que mis desgracias le produzcan alegría. — ella soltó con burla, haciéndolo reír aun mas. — Fingiré que eso no me ofende.
— Debo ir al consejo. — el la miró. — Permanezcan aquí si quieres.
— ¿Y sentirme la única dueña de los aposentos de nuestro sultan? — ella sonrió.
— Eres la única dueña. — el la miró.
— La sonrisa arrogante de Firuze no me dice lo mismo. — ella lo miró. — No crea que lo olvidaré tan fácil.
— Imaginaba que así seria, puedo decir que no esperaba menos. — el la miró, sacando un precioso anillo verde del cajón. — Lo hice para entregárselo a la mujer que iluminara mis días y esa mujer eres tu, Mihrimah, se que lo he repetido demasiadas veces, pero tu eres todo para mi, eres la mujer mas importante en mi vida, mi guía, mi sol y mi luna, la sultana que mas amo.
El sultán tomó su mano, colocándole la preciosa joya, mientras ella entrecerraba los ojos, dándole una sonrisa llena de amor.
— Típico de los hombres, son infieles y te dan joyería para remediarlo. — ella sonrió, haciendo que el sultan la besara intensamente. — Tal vez pueda perdonarlo con un collar o una corona hecha por usted mismo.
— Haré todas las joyas que mi hermosa sultana desee. — sonrió, besándola nuevamente.
— Debe irse, el consejo lo espera. — ella aliso las inexistente arrugas de la túnica del sultan, mientras le daba una gran sonrisa.
— ¿Estas echandome nuevamente y ahora de mis aposentos? — el le sonrió.
— Usted ha dicho que yo soy la dueña de ellos, solo tomó mi lugar. — ella guiñó un ojo divertida, haciendolo reir.
— Bien, volveré al atardecer. — el asintió, besando su frente y la del pequeño bebe antes de salir.
Fecha: 10 de abril de 1523
El palacio entero estaba de fiesta, los sirvientes repartían jugo y dulces a las mujeres del harén, haciendo que Mihrimah los mirara confundida.
— Gul agha, ¿que estamos celebrando? — preguntó, tomando un poco de jugo.
— Mi sultana mas hermosa del palacio. — comenzó el, pensando en como darle la noticia. — La señorita Firuze, ella está embarazada, espera un hijo de nuestro sultan.
Mihrimah sintió el jugo amargarse en su garganta cuando lo escuchó, dirigiendo su mirada furiosa a el.
— ¿Estas seguro? — lo miró penetrantemente.
— Lo estoy mi sultana, Daye nos lo dijo esta mañana. — el asintió.
— ¿Como es que yo no lo sabia entonces? — preguntó, cerrando los ojos con molestia.
— Perdoneme mi sultana, pero no sabia como decirselo. — el la miró.
— Gul agha, que Nuray cuide de Mehmed, iré a ver a nuestro sultan. — ella lo miró.
— Como ordene sultana. — la pelirroja le dio una ultima mirada al haren, observando como Firuze la miraba victoriosa.
— Oh, no ganaste serpiente asquerosa. — susurró molesta, hasta ese entonces creía que no tenia sentimientos por el sultan, pero parecía darse cuenta que realmente si los tenia, para su desgracia en realidad lo amaba.
Caminó furiosa por los pasillos, llegando hasta la puerta de los aposentos, mirando con furia a los hombres ahí.
— Quiero ver al sultan. — ordenó, dándoles una mala mirada cuando le dijeron que no podía entrar.
Fue entonces que se armó de valor y furiosa los empujó, pasando por en medio de ellos y abriendo la puerta.
— ¡Está embarazada Suleyman! — Mihrimah entró gritando a los aposentos del sultán.
— Ibrahim, dejanos solos. — ordenó el sultan con voz pasiva, mirando con tranquilidad a la joven, mientras el paşa asentía y salia con una pequeña sonrisa de triunfo en sus labios. — ¿Que ocurre Mihrimah?
— ¿Que ocurre Mihrimah? ¿Que ocurre? — gritó furiosa en un marcado idioma ruso. — ¡La maldita desnutrida con nombre de perro está embarazada!
— Mihrimah, baja la voz y hablame en un idioma que pueda entender. — el cerró los ojos, estaba comenzando a molestarse.
— Firuze está embarazada. — ella susurró furiosa, hablando en turco. — Su infidelidad ha dado frutos Suleyman.
— Mihrimah. — respondió el, su paciencia estaba agotandose.
— No me llame de esa manera, ese nombre me lo puso un hombre enamorado, no uno infiel. — ella lo miró molesta, haciendo que le fantasma de una sonrisa se dibujara en el rostro del sultan, quien rápidamente volvió a su semblante serio. — Espero por Allah que no sea un príncipe.
— Mihrimah, ¿como puedes decir eso? — el la miró fijamente.
— Decir la verdad no es un pecado su majestad. — ella lo miró furiosa. — Le deseo gran salud a su futuro hijo pero rezo a Allah que sea una sultana.
— ¡Mihrimah! — gritó.
— Oh, ¡Mihrimah, Mihrimah tal parece que no sabe decir otra cosa! — gritó molesta en ruso.
— Y usted, oh por Allah que espero que le vaya muy mal en su campaña, tan mal que nunca regrese, porque no olvide que Allah castiga severamente a los infieles. — ella lo miró furiosa. — Compermiso su majestad.
La joven por primera vez le hizo una reverencia, mostrándole lo furiosa que estaba.
El sultán la observó salir con una sonrisa, bien, la sangre rusa comenzaba a hacer efecto, el temperamento de su sultana habia aparecido al fin.
¡Gracias por leer!❤
Nuevamente les pido una disculpa por lo que pasó anteriormente con el capitulo :(
Y aprovecho para agradecerles por sus comentarios ❤