Los Sementales

By YukiTsuki18

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Machistas, lujuriosos, atractivos e infieles, así son los sementales... tres hermanos ricos y guapos que no c... More

Booktrailer y Presentación
0.- Prólogo
1.- Fruta prohibida
2.- Marcado
3.- En la cuna de Los Sementales
4.- Castigo
5.- Apuesta
6.- Calumnia
7.- Buitres
8.- Borracho
9.- El color de tus ojos
10.- Última cena
11.- Triste adiós
12.- Testamento
13.- El patrón
14. Boda
15.- Noche de Bodas
16.- Reencuentros
17.- De rodillas
18.- Capricho
19.- Estos celos
20.- Pasiones
21.- Evidencias
22.- Romances
23.- Bajo el mismo techo
24. Noche de donceles
25.- Corazón galopante
26.- Cita
27.- Primera vez
28.- Lágrimas
29.- La propuesta
30.- Poco a poco, lentamente
31.- Hacer el amor
32.- Nubes negras
34.- Amar es libertad
35.- Lágrimas de amor
36.- El fin de Los Sementales

33.- Decisiones

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By YukiTsuki18

¡NUEVO CAPÍTULO!

PUES NUEVAMENTE, EN AGRADECIMIENTO A TODOS SUS COMENTARIOS, DOS CAPÍTULOS EN ESTA SEMANA.

¡DISFRÚTENLO Y NO OLVIDEN SEGUIR APOYANDO LA NOVELA CON SU ESTRELLA Y COMENTARIOS!
🤠🤠🤠

Gruesas gotas de lluvia comenzaron a caer sobre el rancho de "Los Manzanos", al tiempo que un trueno iluminó el oscurecido cielo, pero el retumbar del rayo no fue lo suficientemente fuerte como para callar el grito del mayor de LOS SEMENTALES.

"¡MARTÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍN!"

Como en cámara lenta, Carlos vio que Martín, el doncel que ama, el único doncel que ha amado en su vida, caía por las escaleras sin poder hacer nada para salvarlo.

Aunque todo ocurrió en fracción de segundos, para Carlos ese trágico instante duró una eternidad.

Cuando el doncel detuvo su caída en el último escalón, el barbado soltó de su mano el amuleto de don Serafín, sin importarle más nada que correr a auxiliar a su amado.

Julián también bajó corriendo las escaleras para socorrer a Martín, quien de bruces en el suelo gritaba: aaaayyyy, me duele... me dueleeee...

Muy asustado, Carlos se agachó para intentar levantar al ojicafé, pero este se quejaba lastimosamente: aaaayyyy...

Julián también se agachó diciendo: no, Carlos, no lo muevas, espera un poco...

El ojiazul se dirigió al pelicastaño intentando tranquilizarlo: ¿qué te duele Martín? ¿te duele tu estómago?

Con el rostro bañado en lágrimas, Martín respondió: me duele, aaayyy... me duele todo aaayyyy...

Desesperado, Carlos vociferó: tengo que llevarlo al hospital, no puedo dejarlo así...

Julián: sería mejor esperar una ambulancia... moverlo en este estado puede ser peligroso...

Carlos: más peligroso es esperar sin hacer nada... mi hijo podría morir... voy a llevarlo al hospital ahora mismo...

El barbado levantó entre sus fuertes brazos al adolorido doncel, al tiempo que Tomasa apareció.

Tomasa: ¡Santo Dios! ¿qué le pasó al joven Martín?

Julián contestó apresuradamente: se cayó de las escaleras... Carlos y yo lo llevaremos al hospital... avísale a Diego, por favor...

Tomasa no tuvo tiempo de decir más y solo vio que Carlos salió de la casa llevándose en brazos a Martín, que no dejaba de llorar, seguidos de Julián.

En esos instantes, la mujer se percató que sobre uno de los escalones estaba tirado el amuleto de don Serafín.

La ama de llaves lo levantó y apretándolo en sus manos, oró: don Serafín, ayude a que no vaya pasarle nada al joven Martín, ni a su bebé... yo sé que Carlos no ha sido un buen hombre, pero esa criatura no tiene la culpa de nada... Dios Mío, ¡sálvalos, por favor!

Bajo la lluvia, Carlos conducía su camioneta a toda velocidad, mientras que Martín no dejaba de llorar: mi bebé... no quiero que le pasé nada a mi bebé...

Julián: tranquilo, Martín, no les va a pasar nada, ni a ti, ni a tu bebé...

El dolor que sentía y la angustia por el hijo que esperaba le hicieron decir a Martín entre sollozos: esto es tu culpa, Carlos... si mi bebé se muere, tú tendrás la culpa... no te lo perdonaré nunca... aaayyyy...

El barbado no contestó nada y apretó con más fuerza el volante de su camioneta... en esos momentos, las palabras de Martín salían sobrando, ya que en la mente de Carlos no dejaba de recriminarse por el dolor que estaba viviendo su doncel.

El varón pensaba que nuevamente, él era culpable de provocarle un dolor tan grande a Martín, pero por encima de todo, él mismo no se perdonaría si el hijo que esperaban moría y no por lo que ese bebé representaba en el testamento, sino por todas las ilusiones que ya había depositado en Carlos Samuel.

**********

En la estación de policía, Diego platicaba con Mauro, quien se encontraba en los separos.

Ver a su hermano tras las rejas, dentro de esa lúgubre celda, le partía el alma al ojinegro, pero no lo demostraba e intentaba darle ánimos a su hermano menor.

Diego: no te preocupes, Mauro, Julián ya habló con Daniel para que retire la denuncia en tu contra... vas a salir de esta, hermano, ten confianza...

El ojimiel respondió con pesar: quizás Dani quiera retirar la denuncia, pero el doctor Montero no lo dejará, él debe estarlo envenenando en mi contra... además, no confío en Julián... tú o Carlos debieron ir a hablar con Dani, Julián no me soporta y no creo que haga mucho por mí...

Ese comentario molestó a Diego, que refutó con seriedad: ya basta, Mauro... ¿tú también vas hablar mal de Julián?... ¿hasta cuándo tú y Carlos van a entender que Julián no tiene nada en su contra? Él solo ha intentado ayudarlos una y otra vez, pero ustedes ven con malos ojos todo lo que dice y hace... yo sí confío en Julián y tú tendrás que tragarte tus palabras cuando Daniel te otorgue el perdón...

Mauro no tuvo tiempo de responder porque el celular de Diego sonó y contestó: bueno... ¿Tomasa? ¿qué pasa? te escucho muy nerviosa... ¿qué?... pero, no puede ser, ¿cómo pasó eso?... sí, claro, entiendo, yo también iré para allá, gracias por avisarme...

Al ver la preocupación reflejada en el rostro de su hermano mayor, Mauro cuestionó: ¿qué pasó? ¿qué te dijo Tomasa?

Diego: Martín tuvo un accidente en la casa... se cayó de las escaleras y tuvieron que llevárselo al hospital... Tomasa teme que por esa caída, Martín pierda al bebé de Carlos... lo siento, Mauro, pero tengo que irme al hospital...

Sorprendido por la noticia, el ojimiel contestó: claro, entiendo... vete y avísame cualquier cosa que suceda, por favor...

Diego asintió y salió apresuradamente, mientras que Mauro se sentó en la fría cama de cemento, donde tendría que pasar toda la noche.

En la oscuridad y mirando su sombra en la pared de enfrente, a través de los gruesos barrotes de la celda, Mauro se sintió más solo y desamparado que nunca.

Con los ojos llenos de lágrimas, el semental menor pensó: Dani, ¿cómo llegamos a esto? cuando te conocí, jamás imaginé que terminaríamos así...

Y aunque a diferencia de Mauro, Daniel se encontraba en su cálida y cómoda cama, dentro de su habitación, el doncel también sufría sin saber qué decisión tomar.

Por un lado, su corazón le aconsejaba otorgarle el perdón a Mauro para que no fuera condenado a 5 años de prisión, pero por otra parte, su razón le indicaba hacer lo "correcto" y no defraudar una vez más a su padre, el hombre que a pesar de todo, siempre lo ha apoyado.

Con el corazón y la mente en conflicto, Daniel comenzó a evocar su vida antes de que Mauro entrara en ella, todos los sueños e ilusiones que tenía y que dejó de lado cuando el semental se adueñó de su corazón.

Flashback

Dentro de su habitación, Daniel, con 11 años, bailaba imitando los pasos de ballet clásico que veía en la televisión... el doctor Montero entró sin llamar la puerta, sorprendiéndose de ver a su pequeño hijo bailar.

Montero: ¡vaya! no sabía que te gustara bailar danza clásica, Dani...

Sonriendo, el pequeño doncel contestó: yo tampoco lo sabía, lo descubrí el otro día que vi "El lago de los cisnes", me encantó esa obra y he estado viendo más obras de ballet clásico... ¿sabes? me encantaría ser como uno de esos bailarines, bailar así de bien frente al público y que todos aplaudan por mi talento en el escenario...

Viendo cómo a su hijo se le iluminaban los ojos al hablar, el consentidor padre dijo: si ese es tu sueño, entonces, ¿por qué no lo practicas de manera más profesional? Si tú quieres, puedo inscribirte en una academia de baile, aún estás en edad para iniciar tu formación como bailarín y si eres constante y disciplinado, algún día tu sueño podría volverse realidad...

Daniel: ¿a ti te gustaría que sea un bailarín profesional?

Montero acarició la mejilla de su pequeño doncel: a mí me hace feliz, todo lo que a ti te haga feliz...

El ojiavellana sonrió y pocos días después comenzó con sus clases de danza clásica... los años pasaron y el niño se convirtió en un bello joven, que seguía mostrando interés por convertirse en un bailarín profesional.

Daniel, incluso, pensaba mudarse de San Benito a la capital del país para estudiar en una reconocida academia de danza clásica con los mejores maestros... pero un día sus sueños cambiaron, el día que Mauro Obregón se atravesó en su vida.

Todas las tardes, después de la academia de danza, Daniel acostumbraba a seguir practicando en el auditorio municipal al aire libre, que se ubicaba en el centro del pueblo... el lugar siempre estaba abierto para el público, pero nadie llegaba a menos que se ofreciera algún espectáculo.

Daniel se subía al escenario realizando sus mejores pasos aprendidos imaginando que frente a él había un gran público que le aplaudía... pero los aplausos solo estaban en su imaginación, hasta el día en que tras terminar una coreografía, el eco de dos palmas aplaudiendo resonó en sus oídos.

El doncel observó de quién se trataba y su mirada se encontró con un gallardo joven, unos cuantos años mayor que él, fornido y atractivo con grandes ojos color miel.

Sonrojado, Daniel bajó del escenario y se acercó al varón, quien se levantó de la butaca con una gran sonrisa.

Daniel habló con la seguridad y coquetería que siempre lo caracterizaron: no me fijé a qué hora llegaste, pero gracias por el aplauso...

Mauro respondió engrosando la voz y sacando el pecho: te mereces muchos más aplausos, eres muy buen bailarín... ¿diariamente vienes a practicar aquí? porque si es así, ya tengo un pretexto para venir a verte todos los días...

El ojiavellana sonrió comprendiendo las intenciones del musculoso muchacho.

Mauro: discúlpame, ni siquiera me he presentado, mi nombre es...

Daniel interrumpió: no necesitas presentarte, ya sé quién eres... todos en el pueblo te conocen a ti y a tus hermanos... eres Mauro Obregón, uno de LOS SEMENTALES...

El ojimiel sonrió: así es, soy Mauro, pero no creas en todo lo que el pueblo dice de nosotros... mis hermanos y yo no somos como nos pintan...

Daniel: entonces ¿no es cierto que se la pasan jugando con donceles y mujeres?

Mauro contestó acercándose mucho más a Daniel y mirándolo fijamente a los ojos: lo único cierto, en mi caso, es que aún no he encontrado a alguien que me interese tanto como para olvidarme de todos los demás... no he conocido a nadie que llame tanto mi atención, como tú...

El coqueto doncel sonrió: eres un mentiroso y muy malo por cierto...

Mauro: no estoy diciendo mentiras... eres un chico hermoso y si me quedé viéndote bailar es porque captaste toda mi atención... ¿por qué no me dices tu nombre? así sabré el nombre del doncel con quien soñaré esta noche...

Las palabras del semental menor resultaban sosas y aduladoras, pero para un doncel inexperto como Daniel sonaban como miel en sus oídos.

Daniel: soy Daniel Montero, el hijo del doctor César Montero, supongo que a él si lo conoces ¿verdad?

Mauro: por supuesto que lo conozco... sabía que tenía un hijo doncel, pero no uno tan bello como tú...

Daniel preguntó sin dejar su coquetería: ahora que ya sabes mi nombre ¿qué vas hacer? ¿vas a invitarme a salir?

Mauro sonrió nuevamente: veo que eres un doncel muy seguro... me agrada que seas directo... eres muy diferente a todos con los que he tratado...

Daniel: es que para qué andar con rodeos... la vida es solo una y hay que vivirla... eso sí, si quieres salir conmigo, tendrás que invitarme a un lugar para bailar... y tú tendrás que bailar porque no me gustan los chicos que no saben moverse...

Percatándose que el ojiavellana le coqueteaba descaradamente, Mauro le acarició la mejilla diciéndole: no soy muy bueno bailando, pero tú puedes enseñarme... quizás no llegue a ser tan buen bailarín como tú, pero algo si puedo asegurarte, yo puedo hacer de tu vida una eterna fiesta donde bailaremos juntos por siempre...

Los ojos del semental se clavaron en los ojos del doncel, quien desde ese momento cayó rendido al encanto de Mauro, olvidándose de sus sueños e ilusiones, los cuales fueron enterrados bajo un velo confeccionado de seducción y capricho.

Fin del flashback

"yo puedo hacer de tu vida una eterna fiesta donde bailaremos juntos por siempre"

Esas palabras resonaban en la mente de Daniel, quien acostado en su cama lloraba abrazado a su almohada.

Daniel: ¿por qué tenías que entrar en mi vida? ¿por qué me prometiste tantas cosas si no ibas a llegar amarme? ¿por qué tuve que enamorarme precisamente de ti?

Con el rostro bañado en llanto, el doncel suspiró: Mauro, ¿cómo llegamos a esto? cuando te conocí, jamás imaginé que terminaríamos así...

**********

En el hospital de San Benito, Carlos y Julián esperaban en uno de los pasillos, mientras que Martín era atendido por el doctor Montero y Fabricio.

Carlos daba de vueltas como una pantera al achecho, en tanto que Julián se mantenía recargado en una pared, sin poderse sentar por los nervios que sentía.

Cuando el barbado pasó cerca del doncel, este le detuvo: Carlos, todo va salir bien, ten fe...

El ojiverde contestó con rabia: no necesito de tu piedad... de ti menos que de nadie...

Julián: Carlos, por favor, en estos momentos deberías olvidarte de tus rencores... a mí también me preocupa muchísimo Martín y el niño que espera... te juro que yo no le dije nada sobre el testamento...

Carlos: ahora eso es lo que menos me importa... lo único que quiero es que Martín y mi hijo se salven...

En esos instantes, Diego apareció y comentó: Tomasa me avisó que Martín se cayó de las escaleras... ¿cómo está él y el bebé?

Julián: aún lo están revisando... no nos dicen nada...

Carlos golpeó la pared con rabia: así es, no nos dicen nada y yo ya no puedo con esta incertidumbre...

Diego: tranquilo, hermano, cálmate... mejor cuéntame ¿qué pasó? ¿cómo se cayó Martín?

Antes que Carlos respondiera, Julián contestó: fue un accidente, Diego... un desafortunado accidente, solo eso...

No hubo tiempo de decir más porque en ese momento, Fabricio apareció y tanto Julián como los dos sementales se acercaron al médico para indagar.

El semental mayor preguntó con desesperación: ¿cómo está Martín? contéstame ¿está bien?

Fabricio respondió con tono hosco: el doctor Montero y yo acabamos de hacerle las pruebas pertinentes a Martín y afortunadamente no tiene huesos rotos y los golpes que recibió fueron leves... en realidad son mayores el shock y el susto que las lesiones físicas...

Carlos inquirió con la misma emoción: ¿y mi hijo? ¿cómo está mi hijo?

Tras guardar un breve silencio, el médico respondió: el bebé se salvó... afortunadamente, pese a la caída, el producto no se desprendió y continúa su desarrollo dentro de Martín... tampoco hay sangrado interno...

Carlos suspiró hondamente, Diego sonrió y solo Julián emitió palabras de alegría: gracias, Dios Mío, gracias por ayudar a Martín y su bebé... gracias...

Inmediatamente, el barbado semental exigió: quiero ver a Martín... quiero verlo ahora mismo...

Con rostro serio, Fabricio expresó: lo siento, pero eso no se va a poder... tú no puedes entrar a ver a Martín...

Carlos contestó molesto: ¿qué no puedo verlo? ¿por qué no?

Fabricio: porque esas son las indicaciones que tengo y tú debes acatarlas...

Carlos levantó la voz: no... a mí no van hacerme lo mismo que a Mauro... yo tengo derecho a ver a Martín porque estoy casado con él y es mi doncel legalmente... el doctor Montero no puede pedirme que no lo vea...

Fabricio también alzó la voz: no es el doctor Montero quien impide que pases a ver a Martín... es el mismo Martín, el que no quiere verte... él mismo pidió que se te niegue la entrada...

Carlos: eso no es cierto... Martín está muy asustado y nervioso, no sabe lo que dice...

Fabricio: precisamente porque está muy nervioso, te pido que respetes su decisión... vete a tu casa y espera ahí a Martín, si él se estabiliza emocionalmente, le daremos de alta mañana por la noche... Carlos, no compliques más las cosas...

El barbado vociferó: ¿irme a mi casa sin Martín? ¡JAMÁS!... no voy a dejarlo aquí solo...

Julián intervino: tranquilízate, Carlos... Martín no se quedará solo, yo me quedaré con él toda la noche...

El ojiazul se dirigió al médico: ¿o acaso Martín tampoco quiere verme?

Fabricio: de ti no dijo nada, Julián, y sí es conveniente que alguien se quede con Martín... creo que tú eres el más indicado para eso...

Carlos gritó: el más indicado soy yo... Martín es mi doncel y yo soy su marido... el que debe quedarse con él, soy yo...

Diego posó su mano en el hombro de su hermano y habló con voz recia: tranquilo, Carlos... entiende que Martín está muy nervioso y si pidió no verte, debes respetarlo... Julián se quedará con él y es el más indicado porque es enfermero ¿recuerdas?

Julián: así es, Carlos, ten la seguridad que yo voy estar toda la noche con Martín, cuidándolo... no te preocupes y vete para el rancho con Diego...

Carlos: yo no me muevo de aquí... me voy, pero llevándome a Martín...

Fabricio habló con firmeza dirigiéndose a Carlos y Diego: ya basta... esta no es una cantina para tanta gritería, aquí hay gente enferma y deben respetarla... el doctor Montero dio indicaciones claras que ninguno de los hermanos Obregón entraran a este hospital, si se les permitió la entrada es por la gravedad del caso de Martín, pero ahora les pido que se vayan o me obligarán a llamar a seguridad...

Carlos gritó rabioso: tú a mí no me obligas a nada, hijo de...

Diego detuvo el arranque del semental mayor agarrándolo por los brazos: tranquilo, Carlos, no provoques un escándalo o vas a terminar en la cárcel... eso es lo que el doctor Montero quiere, vernos a todos los Obregón en la prisión... será mejor que nos vayamos...

Carlos: pero ¿cómo voy a irme sin Martín? ¡SIN MI MARTÍN!

Diego: precisamente por Martín tienes que controlarte... hazlo por él y por tu hijo, hermano... no le provoques otro dolor a Martín sabiéndote encarcelado... vámonos y deja que Julián cuide de tu doncel... hazme caso, por favor...

Lleno de rabia, Carlos comprendió que Diego tenía razón y furioso le dio una patada a la pared, para después marcharse apresuradamente.

Diego miró a Julián y Fabricio con un gesto serio, para después irse detrás de su hermano mayor.

Quedándose solos, el doncel y el joven médico se miraron a los ojos.

Fabricio rompió el incómodo silencio diciendo: ven conmigo, Julián, te llevaré con Martín...

**********

En la casa Riva Palacio, dentro de su habitación, Tiago acariciaba el collar de perlas que robó a su examante, mientras se miraba al espejo.

Tiago: cuando me case con Diego Obregón tendré muchas más joyas como esta... Diego tendrá que darme todo lo que yo quiera, voy a sacarle hasta el último centavo de la herencia de su abuelo...

El licenciado Riva Palacio entró sin tocar la puerta y se sorprendió al encontrar a su nieto con ese collar en las manos... Tiago no tuvo tiempo de ocultar la joya.

Tiago: abuelo, ¿por qué entras así a mi cuarto? respeta mi privacidad...

El anciano no hizo caso del reclamo y cuestionó: ¿y ese collar? ¿de dónde lo sacaste, Tiago?

El pelirrizado respondió molesto: ¿cómo de dónde? lo compré en la capital...

El abogado le arrebató el collar a Tiago y expresó mientras apreciaba la joya: pero este collar es muy fino y además se ve que es muy antiguo, debe costar una fortuna... ¿de dónde sacaste el dinero para compararlo? porque en la capital no trabajabas en nada y vivías de la mesada que te enviaba...

El rubio le arrebató la joya a su abuelo guardándola inmediatamente en un cajón de su tocador: está bien, no lo compré, me lo regaló un amigo...

Joaquín: ¿un amigo? ¿qué clase de amigo hace ese tipo de regalos? contéstame...

Tiago: ay ya abuelo... deja de reclamar cosas que no vienen al caso... si me regalaron este collar a ti qué mas te da... lo que debería preocuparte es mi situación con Diego... él aún no se comunica conmigo para hacerse responsable de su hijo...

Joaquín: deja de preocuparte por Diego que precisamente hoy hablé con él y llegamos a un acuerdo...

El ojiazul sonrió: ¿un acuerdo? ¿lo convenciste de casarse conmigo?

Joaquín: podría decirse que sí... Diego me dio su palabra de responderte como yo quiera que lo haga, pero antes tú tienes que demostrarle, con los análisis que te pidió, que ese hijo que esperas es de él...

La sonrisa se esfumó del rostro de Tiago: ¿qué? ¿pero tú aceptaste que yo me haga esos análisis? ¿vas a permitir que Diego siga humillándome y poniendo en duda mi reputación?

El anciano aseveró: Diego tiene todo el derecho de exigir lo que pide... además, no entiendo por qué tu negativa a realizarte esos análisis... si tanto deseas que Diego se case contigo, hazte esas pruebas y ya...

Tiago: pero es que hacerme esas pruebas es humillante y...

El viejo abogado sentenció: deja de buscar pretextos y hazte mañana mismo esos análisis, ahora soy yo quien te lo exige... porque antes de mostrarle esas pruebas a Diego, quiero verlas yo...

Llorando, Tiago expresó: no puedo creer que tú, mi abuelo, se ponga en mi contra...

Joaquín: no me vas a conmover con tus lágrimas y hazte esos análisis, porque a estas alturas, yo también ya dudo que ese hijo sea de Diego...

El anciano se marchó muy molesto mientras que Tiago se limpió sus falsas lágrimas y habló mirándose al espejo: maldita sea... ahora no tengo de otra más que conseguir esos malditos análisis... los tengo que conseguir sea como sea...

**********

En el rancho, Carlos entró a la casa dando un fuerte portazo y gritando: no puedo creer que Martín me haga esto... que haya pedido que yo no entrara a verlo...

Diego, que venía detrás del semental mayor, dijo: ya cálmate, Carlos... comprende que ahora Martín está muy nervioso, pero si mañana le dan de alta, podrás verlo aquí en la casa... no hagas tanto drama...

Carlos: es que Martín tampoco querrá verme mañana... él está molesto conmigo porque ya sabe toda la verdad del testamento... hoy se enteró que me casé con él para cumplir con la cláusula número 3...

Asombrado, Diego cuestionó: ¿qué? ¿tú se lo dijiste?

Carlos: no, yo no le dije nada... creo que fue Julián quien se lo dijo...

El ojinegro afirmó: pero eso no puede ser, Julián no pudo haberle dicho nada a Martín porque cuando tú y él salieron de la comisaría, tú te viniste a la casa y Julián se fue a hablar con Daniel, después Julián regresó a la comisaría y me contó lo que había platicado con Dani... Julián no se topó con Martín en ningún momento...

Carlos: pues si no fue Julián, entonces no sé quién se lo dijo, pero eso ya no importa... Martín me desprecia porque está seguro que me casé con él solo por interés y al principio así fue, pero después yo... yo me...

Diego: dilo Carlos... no tengas pena de expresar tus sentimientos... terminaste enamorándote de Martín ¿verdad?

Mirando a los ojos de su hermano menor, Carlos al fin reconoció: sí, la dulzura de Martín me conquistó y ahora estoy perdidamente enamorado de él... Martín me tiene loco, tanto que no soporto la idea de pensar en perderlo...

Diego respondió con optimismo: es que no lo vas a perder... quizás ahora Martín esté molesto, pero cuando le digas que lo amas, él te va a corresponder porque es obvio que también te quiere...

Carlos: es que ya le dije a Martín que lo amo, pero no me cree... piensa que todo lo que le he dicho y hecho es solo por interés... no sé cómo convencerlo de lo contrario...

Diego: ten paciencia, hermano... ya verás que Martín te va a perdonar, creo que ya te ha perdonado cosas peores... vete a tu cuarto a descansar tranquilo, mañana será un mejor día, ya verás...

Carlos: es que no puedo descansar sabiendo que Martín está con Julián... seguramente Julián le va a llenar la cabeza de tonterías a Martín, va hacer que Martín termine odiándome tanto como él me odia a mí...

El comentario hizo enojar a Diego: no puedo creer que con todo lo que está pasando, no te des cuenta que Julián no está haciendo nada más que intentar ayudarte...

Carlos: ¿ayudarme? Julián es el principal sospechoso de haberle dicho todo a Martín porque él estaba presionándome para que revelara la verdad, incluso me amenazó...

Diego refutó: y si le hubieras hecho caso a Julián, esto no estaría pasando... Martín debió enterarse de la verdad por ti y no por alguien más... si Julián te presionaba para decirlo era por tu bien, no para hacerte daño... porque si Julián te odiara como dices, le habría dicho todo a Martín desde el primer día que lo trajiste al racho, pero si Julián calló fue por ti... para darte tiempo a que reconocieras tus sentimientos por Martín... Julián también se convirtió en tu cómplice y lo hizo solo para ayudarte, porque antes que tú mismo, Julián se dio cuenta que amabas a Martín...

Carlos escuchó cada palabra de Diego sin saber qué responder.

El semental ojinegro colocó su mano sobre el hombro del barbado al tiempo de decirle: entiéndelo hermano... comprende que Julián no es tu enemigo... si alguien ha puesto en riesgo tu relación con Martín, eres tú mismo...

Carlos no dijo más y subió apresuradamente las escaleras llegando hasta su habitación, donde se encerró.

Al ver la cama vacía, Carlos expresó sintiendo una fuerte presión en su pecho: Martín, te necesito aquí conmigo... mi Martín...

**********

En el hospital, Martín conversaba con Julián, expresándole sus sentimientos tras conocer toda la verdad.

Con lágrimas en los ojos, Martín le dijo al pelirrubio: tú también me mentiste, Julián... yo confié en ti, hasta te consideré un hermano y tú también me engañaste... tú sabías toda la verdad del testamento y nunca me dijiste nada... tú sabías que Carlos se casó conmigo solo por interés...

Acercándose a la cama del ojicafé, Julián respondió: perdóname, Martín... entiendo que te sientas decepcionado y desilusionado de mí, pero si no te dije nada es porque cuando llegaste al rancho yo apenas te conocía, te había visto solo una vez antes en toda mi vida... no sabía qué clase de doncel eras, ni siquiera sabía si tú te habías casado conociendo la verdad del testamento... incluso, recuerdo que la noche que llegaste, Carlos me afirmó que te habías casado porque lo amabas realmente...

Martín: ¿y tú le creíste?

Julián: por supuesto que no, pero tampoco podía desmentirlo porque no conocía nada más de ti... tú te mantuviste hermético por varios días y te consta que intentaba acercarme a ti para saber la verdad de las condiciones de tu matrimonio... tu historia con Carlos la conocí gracias a Fabricio, quien me contó todo lo que habías vivido... hasta ese momento, supe cuáles habían sido tus razones para casarte...

Martín inquirió: entonces ¿por qué no me dijiste nada? ¿por qué seguiste callando?

Agachando la cabeza, Julián confesó: porque creí que eso era lo mejor...

Martín: ¿lo mejor? ¿lo mejor para quién?

El doncel respondió apenado: para Carlos... callé porque para ese momento, yo ya me había percatado que Carlos sentía algo más por ti...

Martín: ¿algo más?

Julián: sí, Martín... es verdad que Carlos se casó contigo por la herencia, pero también es verdad que Carlos terminó cayendo en su propia trampa porque se enamoró de ti...

Sorprendido, el ojicafé cuestionó: ¿cómo puedes afirmar algo así?

Julián: porque conozco muy bien a Carlos... él es un hombre grosero, odioso, terco, testarudo, tiene mil defectos y tú lo sabes... pero esos mil defectos cambian cuando está contigo... yo me di cuenta que a ti te trataba diferente... aunque intentara parecer de piedra, al estar contigo era otro... pude ver esa chispa que existía en él cuando estaba a tu lado...

Martín escuchaba incrédulo las palabras de Julián: si tú hubieras visto cómo Carlos te defendió cuando Dani te insultó... cómo se peleaba con quien fuera que se atreviera a decir algo contra ti, incluso contra sus propios hermanos... esa pasión con la que peleaba por ti no es propia de un hombre interesado, sino de un hombre enamorado...

Martín: entonces ¿tú crees que Carlos se enamoró de mí al estar casados?

Julián: sí, estoy seguro de eso... como también estoy seguro que tú eres el doncel que Carlos necesitaba para cambiar... al conocerte más, me di cuenta del maravilloso chico que eres y entendí que solo tú podías transformar a Carlos para que dejara de ser un SEMENTAL... por eso fue que callé, porque no quise arruinar lo que tú y él construían día con día...

Martín contestó con tristeza: lo que me queda claro es que tú antepusiste tus propios intereses antes que los míos... con tal de cumplir tu promesa de cambiar a LOS SEMENTALES, no te importo que yo viviera en un engaño...

Julián respondió con entereza: acepto tu reproche porque tienes razón... por cumplir la promesa que le hice a don Serafín he cometido muchos errores, pero créeme que otra razón para callar fue porque me di cuenta que tú también te estabas enamorando de Carlos... si yo hubiera visto que tú lo despreciabas totalmente, que no había la más mínima chispa de amor en ti, yo te habría dicho todo y hasta te hubiera ayudado a escapar... pero poco a poco, tú me demostraste que también sentías algo más por Carlos...

Martín: pues ese "algo más" se terminó hoy... jamás volveré a creer en Carlos porque aunque tú asegures que él me ama, yo no lo creo... para mí no es más que un mentiroso, un excelente mentiroso...

Julián: Martín, ahora hablas así porque estás muy afectado por saber la verdad, pero date tiempo para pensar... medita bien las cosas y pon todo en una balanza... cuando estés más despejado te darás cuenta de detalles que ahora el coraje no te permite ver...

Martín: sí, Julián... yo sé que tengo que pensar muy bien todo, principalmente por este bebé que espero... después de todo, Carlos es su padre y eso no puedo cambiarlo, pero también por mi bebé, no quiero regresar con Carlos...

Julián: ¿por qué dices eso?

Martín: porque hoy comprobé que Carlos nunca va a cambiar... de nada sirve que conmigo sea amable, si sigue siendo agresivo con todos los demás... yo vi cómo te atacó en las escaleras... si yo no me hubiera metido, quizás el que se habría caído eres tú... como sea, yo terminé en este hospital y mi hijo corrió grave peligro, y el único culpable de todo es Carlos... Carlos y su agresividad...

Julián: pero yo creo que si tú lo ayudas, Carlos podría cambiar y...

El ojicafé habló con tono decidido: no, yo no tengo por qué ayudar a cambiar a nadie... antes que todos, está mi bebé y por este niño que espero, creo que lo mejor es separarme de Carlos... porque no quiero que mi hijo termine convirtiéndose en otro SEMENTAL...

**********

Al día siguiente en la estación de policía, un guardia despertó a Mauro, quien apenas pudo conciliar el sueño, para decirle que tenía visitas.

El ojimiel se levantó de la dura cama y grande fue su sorpresa al ver que quien lo visitaba era Daniel.

Muy asombrado, el varón se aferró a los barrotes de metal diciendo: Dani, ¿tú aquí?

Observando el frío y oscuro lugar donde Mauro había pasado la noche, el ojiavellana respondió: solo vine a decirte que acabo de retirar los cargos en tu contra... te otorgué el perdón para que no te condenen a tantos años en la cárcel...

Muy emocionado, el ojimiel agradeció: gracias Dani, gracias... perdóname por lo que pasó, te juro que yo nunca quise lastimarte, fue un accidente... pero te prometo que todo va a cambiar entre nosotros... cuando regreses al rancho todo va a ser diferente...

Daniel interrumpió: yo no voy a regresar al rancho, Mauro...

Sorprendido, el semental menor inquirió: ¿cómo? pero ¿por qué no? independientemente de lo que pasó, tú y yo seguimos casados...

Haciendo un esfuerzo para hablar sin que la voz se le quebrara, el ojiavellana dijo: eso no será por mucho tiempo más porque iniciaré con los trámites del divorcio... si de verdad estás agradecido conmigo por concederte el perdón, firma los papeles de nuestra separación sin poner obstáculos...

Deseando atravesar los barrotes que le impedían acercarse a Daniel, Mauro expresó: ¿cómo puedes decirme eso? si realmente me has concedido el perdón ¿por qué quieres divorciarte de mí?

Daniel: no te confundas, Mauro, te concedí el perdón "jurídicamente hablando", para que no seas sentenciado a varios años de prisión... sin embargo, ya entendí que tú solo te casaste conmigo por la ambición de recuperar la herencia de tu abuelo... ya entendí que tú y yo jamás podremos ser una pareja feliz porque no queremos lo mismo y porque somos tan iguales que ninguno va a ceder a los caprichos del otro...

Mauro: pero Dani, escúchame... yo no me casé contigo solo por ambición... esto que pasó me hizo darme cuenta que...

Daniel: no digas más, Mauro... no te mientas a ti mismo, ni pretendas enredarme nuevamente... en esta relación, ambos cometimos muchos errores y ambos somos culpables del fracaso de nuestro matrimonio... tú por casarte conmigo solo por el testamento de tu abuelo y yo por hacer promesas que no estaba dispuesto a cumplir...

Mauro: pero Dani, déjame hablar... déjame decirte que...

El ojiavellana interrumpió nuevamente: no, Mauro, no quiero escucharte... no quiero que me convenzas de nuevo con tus falsos juramentos... mi decisión ya está tomada y sobra decirte que no insistas en acercarte a mí, porque hay una restricción judicial y si me buscas, te meterás en problemas legales otra vez... adiós Mauro...

El doncel no dijo más y se marchó apresuradamente mientras que aferrado a los barrotes de la celda, el semental menor gritaba: Dani, no te vayas, escúchame... Dani, escúchame... Daniiiiiiiiiiii...

**********

En el hospital, Julián salió de la habitación de Martín para respirar aire fresco cuando fue interceptado por Fabricio, que le comentó: te ves cansado, deberías irte al rancho a descansar...

Julián: no quisiera dejar solo a Martín, aún está muy susceptible por todo lo que ha pasado...

Con voz serena, el ojiverde insistió: no te preocupes por él... sabes que aprecio mucho a Martín y lo mantendré bien cuidado... además, en la noche se le dará de alta y podrá regresar al rancho sano y salvo... vete a descansar...

Julián: tienes razón... la verdad es que no pasé buena noche... le diré a Martín que me voy al rancho...

Antes que el doncel se marchara, el joven médico lo detuvo sujetándolo del brazo: espera, Julián... tú y yo tenemos una plática pendiente...

Mirando a los ojos de Fabricio, Julián respondió: ¿a qué te refieres? la última vez que hablamos fuiste muy claro conmigo, creo que ya no tenemos nada más que decirnos...

Fabricio: la última vez me porté muy grosero y dejé que el coraje hablara por mí, por favor, Julián, necesito platicar contigo... te invito a cenar esta noche ¿aceptas?

Julián intentó negarse: ¿esta noche? no sé... sería mejor que platiquemos otro día...

Pero Fabricio insistió: por favor, Julián, tú sabes que no tengo muchas noches libres... el trabajo en el hospital me absorbe demasiado, pero hoy estoy libre... acepta mi invitación ¿o es que temes que Diego se entere y no te deje ir?

El doncel habló con orgullo: Diego no tiene por qué prohibirme nada... él no es mi dueño y en estos momentos, ni siquiera estamos juntos como pareja...

Fabricio: entonces con mayor razón, acepta mi invitación... ¿te parece bien a las 7 de la noche?

Julián dudó por unos instantes, pero terminó aceptando la invitación para cenar esa noche con Fabricio.

**********

En casa de la familia Montero tenía lugar una fuerte discusión entre padre e hijo.

Montero: no puedo creerlo, Dani, no puedo creer que hayas retirado la denuncia contra Mauro... otra vez me defraudaste... me has dejado en ridículo frente a las autoridades...

El doncel contestó con firmeza: lo siento papá, pero no podía permitir que Mauro pasara tantos años en la cárcel por un golpe que yo también provoqué... no justifico a Mauro, pero también tengo que aceptar mi responsabilidad...

Montero: es que aunque tú lo hayas provocado, ese tipo no debió levantarte la mano... casi te cuesta la vida, hijo... lo correcto fue denunciarlo y no debiste retractarte...

Daniel: un amigo me hizo entender que lo "correcto" no siempre es lo más "justo" y yo elegí el camino de la justicia... de verdad lo siento, papá, pero hice lo que mi corazón me ordenó...

Con sarcasmo, el médico comentó: y ¿qué más te ordena tu corazón? ¿acaso también vas a volver al rancho para vivir con tu flamante "marido"?

El ojiavellana aclaró: no, eso no... una cosa es que haya retirado los cargos contra Mauro y otra muy distinta es que piense regresar con él... ya te dije que entendí que mi relación con Mauro no tiene futuro, por eso estoy decidido a iniciar con los trámites del divorcio y me gustaría que me ayudaras para separarme lo más pronto posible...

Montero comentó: no estoy seguro de apoyarte esta vez, porque no quiero quedar como imbécil nuevamente... nada me garantiza que no te arrepientas un minuto antes de firmar el divorcio...

El doncel se acercó a su padre para tomarlo de la mano: por favor, papá, no te enojes conmigo... te aseguro que esta vez sí estoy decidido a olvidarme de Mauro, tanto que hasta he pensado en mudarme a la capital, tal como tú querías antes que me fugara...

Montero: ahora resulta que sí te quieres ir a la capital, ¿para qué?

Daniel: para continuar con los sueños que abandoné por Mauro... papá, quiero irme a la capital para inscribirme en la mejor academia de ballet clásico, deseo retomar mis clases y convertirme en un gran bailarín, ¿no te gusta la idea?

El médico miró a los ojos de su hijo, encontrando en ellos, la chispa de la ilusión que perdió por mucho tiempo.

Montero acarició el mentón de Daniel al tiempo de decirle: lo único que quiero es que seas feliz y yo sé que Mauro no es capaz de darte la felicidad que tú te mereces... él es el tipo de hombre que quiere una pareja para someterla y tú tienes todo para desarrollarte, hijo... yo quiero que cumplas todos tus sueños, cualesquiera que estos sean...

Daniel aseguró con firmeza: así será, papá... al fin abrí los ojos y ya no deseo ser solo el doncel de un hombre como Mauro... voy a cumplir mi sueño de ser un bailarín de danza clásica, pero primero tengo que romper con todo lo que me ata a este pueblo... primero tengo que divorciarme de Mauro...

**********

Alrededor del mediodía, Julián regresó a "Los Manzanos", donde fue recibido por Tomasa, quien se alegró de saber que Martín saldría del hospital esa misma noche.

Tomasa: bendito sea Dios, que tanto Martín como el bebé regresarán a esta casa, sanos y salvos... sin duda, don Serafín ayudó para que nada le pasara a su primer bisnieto...

La mujer sacó de una de las bolsas del mandil que siempre portaba, el amuleto de don Serafín: por cierto, Julián, ayer después que se fueron al hospital, encontré esto en las escaleras... es tuyo, guárdalo tal como el abuelo quería...

Al tomar entre sus manos el colguije, Julián expresó: por este amuleto pasó el accidente... ya ni siquiera sé si soy merecedor de portarlo...

Percatándose de la tristeza que envolvía al ojiazul, Tomasa preguntó: ¿por qué dices eso, Julián?

Julián: porque es la verdad... he cometido muchos errores y no he logrado nada en todo este tiempo que llevo como albacea... LOS SEMENTALES siguen siendo los mismos y a estas alturas ya no creo que ninguno vaya a cambiar... fallé miserablemente en mi misión...

Tomasa: ¿ninguno? ¿te refieres también a Diego? Julián, yo sé que te sientes decepcionado de él, pero a pesar de todos sus defectos, de algo puedes estar seguro y es que Diego te ama... él te ama como no ha querido a otro doncel...

Julián miró con ternura a Tomasa, pensando que ella también vivía engañada teniendo una falsa imagen de Diego.

Julián: ay, Tomasita, si yo te contara...

Tomasa: cuéntame... sabes que puedes contar conmigo... dime qué es lo que te tiene tan abatido y decepcionado... lo que sea, dímelo, confía en mí...

En esos momentos, Carlos apareció por las escaleras y tras bajarlas apresuradamente, se acercó a Julián para preguntarle: ¿cómo está Martín? muy temprano fui al hospital, pero no me dejaron ni asomarme, así que me regresé al rancho para no armar escándalos... dime ¿cuándo le darán de alta a Martín?

El ojiazul respondió: esta misma noche... aunque Martín continúa muy perturbado por todo el asunto del testamento...

Carlos: eso no importa... yo voy hablar con él y lo convenceré que mi amor es sincero... le diré que aunque me casé por interés, ahora estoy enamorado como un loco de él y tendrá que perdonarme...

Julián y Tomasa se miraron muy sorprendidos al tiempo que el barbado preguntó: ¿por qué pelan así los ojos?

La mujer aclaró: Carlitos, es que es la primera vez que tú... la primera vez que dices estar enamorado del joven Martín...

Carlos se dio cuenta que había hablado sin pensar dejando que su corazón expresara con palabras sus más íntimos sentimientos.

Carlos: lo sé... he sido un imbécil por no atreverme a reconocer lo que siento por Martín, pero ahora, después de casi perderlo a él y a mi hijo, he encontrado el valor para aceptar que amo a Martín y no tengo pena de decirlo...

Tomasa: el amor nunca deber ser motivo de vergüenza, hijo, nunca...

El barbado se dirigió al doncel diciéndole: Julián, yo quiero ir por Martín esta noche al hospital, pero ni siquiera me dejan entrar... ¿tú puedes hablar con el doctor Montero para que me permita el paso?

El ojiazul dudó, pero entendió la necesidad de Carlos: pues... creo que sí puedo convencerlo, pero solo para que vayas a recogerlo en la noche... y por favor, te suplico que no vayas hacer ningún tipo de escándalo...

Carlos: así será, lo prometo...

Julián esbozó una sonrisa, que por primera vez fue correspondida por Carlos, con una muy disimulada mueca de alegría.

En esos instantes, la puerta de la casa se abrió dando paso a Diego, que llegó acompañado de Mauro.

Diego: miren quién regresó...

Tomasa brincó de felicidad: ¡Mauro! ¡gracias a Dios que estás de vuelta!

La mujer se lanzó a abrazar a Mauro, quien mostraba un gesto de alegría por volver a casa, pero también reflejaba tristeza por la advertencia de divorcio de Dani.

Carlos se acercó a su hermano menor y tras estrecharse las manos, lo abrazó en muestra de la felicidad que le daba verlo libre.

Observando a los tres SEMENTALES reunidos junto a Tomasa, Julián no pudo evitar sentirse alegre, pues aunque creía que su misión había fracasado, de pronto atisbó una chispa de esperanza.

**********

Pero las nubes negras no dejaban de acechar a LOS SEMENTALES... Tiago hizo una nueva visita al consultorio del doctor Cisneros, esta vez decidido a convencerlo de sus perversos planes.

Con los ojos nublados por lágrimas falsas, Tiago expresó: se lo suplico doctor Cisneros, ayúdeme con esos análisis... Diego ha conseguido manchar mi reputación, incluso con mi abuelo... mi hijo y yo no tenemos el apoyo de nadie... le ruego su ayuda...

Fabricio guardaba silencio, pues por primera vez, en toda su carrera profesional como médico, dudaba de su propia ética y moral.

El pelirrizado colocó su mano sobre la del médico al tiempo de decir: doctor, hágalo por mi hijo, por mí... y también por Julián... recuerde que si Diego se casa conmigo, Julián quedará libre... ¡LIBRE PARA USTED!

Fabricio miró directamente a los ojos de Tiago, descubriendo en ellos una chispa de maldad... el médico ya intuía que la negativa de Tiago para hacerse realmente los análisis, se debía a que Diego no era el verdadero padre del bebé que esperaba.

Pero Fabricio tenía que tomar una decisión y solo había dos opciones; la primera, negarse a ayudar a Tiago, por lo que la mentira se descubriría y Diego se reconciliaría con Julián; la segunda, ayudar a Tiago con análisis falsos y destruir definitivamente la relación de Diego y Julián.

Fabricio estaba en una encrucijada moral... ¿debía seguir a su ética y perder para siempre a Julián? o ¿debía seguir a sus instintos y quedarse con Julián, aunque fuera a base de una mentira?

Tiago: por favor, doctor, no me haga esperar más... ¿qué decisión tomó?

Finalmente, Fabricio decidió sucumbir a sus instintos.

Fabricio: está bien, Tiago, voy ayudarte... voy a darte los análisis que necesitas para comprobar la paternidad de Diego Obregón...

Las falsas lágrimas desaparecieron al instante del rostro de Tiago, quien con sonrisa infame, expresó: gracias, doctor, yo sabía que usted tomaría la decisión más inteligente y conveniente para todos...

Fabricio: sí, Tiago... estoy perfectamente consciente que la decisión que estoy tomando NOS conviene a todos...

Tiago: entonces, ¿cuándo puede darme esos análisis?

Fabricio: mañana mismo... solo necesito tu tipo de sangre para elaborarlos...

El pelirrizado contestó sin dejar de sonreír: ¿mañana? perfecto, doctor... mañana vendré por esos análisis... no sabe cuánto le agradezco y le juro que algún día le voy a pagar este gran favor...

Fabricio: no me debes nada, Tiago... lo único que te pido es que jamás reveles con nadie lo que estamos haciendo...

Tiago: despreocúpese, doctor... Fabricio... jamás diré que tú me estás ayudando porque a partir de este momento, ambos somos amigos y también cómplices...

El doncel extendió su mano derecha hacia Fabricio, quien tras dudarlo unos segundos, estrechó su mano con la de Tiago, sellando así su siniestro pacto.

**********

En el mismo hospital, pero a varios metros de distancia, Martín recibía, dentro de su habitación, la visita de Daniel.

Daniel: ay Martín, cuando mi papá me contó lo que te pasó y que estabas hospitalizado, me sentí tan culpable... perdóname, por favor... por mi indiscreción, tu vida y la de tu bebé estuvieron en riesgo...

Con la ternura que lo caracterizaba, el ojicafé respondió: tú no tienes la culpa de nada, Dani... es más, tú hiciste lo que otras personas que dicen quererme no hicieron por mí, me abriste los ojos...

Daniel: pero es que te provoqué un gran problema... y ahora ya no sé si hice lo correcto...

Martín: hablar con la verdad siempre será lo correcto, Dani... te agradezco mucho por abrirme los ojos, con esto me demostraste que realmente eres mi amigo...

Daniel sonrió: ¿amigo? ¿en verdad me consideras tu amigo? ¿después de todo lo grosero que me porté cuando llegué al rancho?

El ojicafé también esbozó una sonrisa: olvida ya eso... ahora, quisiera pedirte un favor, Dani, un gran favor que solo tú puedes hacer por mí...

Daniel miró a los ojos de Martín respondiéndole: claro, el que sea cuenta conmigo... ¿qué favor necesitas?

**********

El teléfono sonó en el rancho y Julián contestó... Tiago era quien llamaba.

Tiago: buenas tardes, Julián, solo te hablo para decirte que ya me hice los análisis para comprobar la paternidad de Diego... mañana me los entregan y quisiera que estuvieras presente, cuando se los muestre a Diego...

Julián: y-yo no sé si deba estar presente porque...

Tiago: por favor, Julián, te suplico que aceptes estar conmigo en ese momento... quiero que tú, junto con Diego, comprueben al mismo tiempo que les he hablado con la verdad...

Julián colgó el auricular tras aceptar la propuesta, pero en realidad no sabía si tendría la fuerza suficiente para comprobar que Diego era realmente padre del hijo de Tiago.

Julián: mañana... mañana por fin sabré, no solo si Diego es el padre del bebé de Tiago, también comprobaré que Diego me mintió y jugó conmigo todo este tiempo... mañana, todo terminará entre Diego y yo, si él resulta ser padre de ese niño...

Y dentro del departamento que rentaba en San Benito, Fabricio sacó de uno de los cajones de su guardarropa, el anillo de compromiso que alguna vez le regaló a Julián, el mismo que Julián le devolvió cuando terminó con su relación.

Con la sortija entre sus manos, Fabricio se dijo a sí mismo: este anillo volverá a ser tuyo, Julián... mañana, cuando compruebes que Diego es padre del hijo de Tiago, todo acabará entre ustedes... y yo estaré ahí para consolarte, para reconquistarte... volverás a ser mío, Julián... serás mío, como siempre debió ser...

**********

En punto de las seis de la tarde, Carlos salió del rancho a bordo de su camioneta... Martín sería dado de alta a las 7 de la noche, por lo que el semental mayor se tomó el tiempo de pasar a comprar un ramo de 24 rosas, con las que quería demostrarle a su doncel todo el amor que sentía por él.

Al comprar el ramo de rosas, Carlos recordó que esta era la segunda vez que compraba flores para Martín... la primera vez no pudo entregárselas porque fue el mismo día que se enteró que Martín y Diego se habían hecho novios.

Pero esta vez sería diferente, pensó Carlos... esta vez nada le impediría que le entregara las rosas a su doncel... sabía que Martín aún estaría molesto, pero él se encargaría de convencerlo de que su amor es verdadero... solo necesitaban hablar.

Carlos llegó al hospital 10 minutos antes de las siete y con su ramo de rosas, se dirigió a la recepción, donde una enfermera le preguntó: buenas noches, señor...

Carlos: buenas noches... vengo por mi doncel, que le darán de alta en unos minutos...

Enfermera: ¿cómo se llama su doncel?

Carlos contestó con orgullo: Martín Salas de Obregón...

Tras unos segundos, la enfermera informó: lo siento, señor, pero el doncel que busca ya salió del hospital... le dieron de alta desde las cinco de la tarde...

Sorprendido, el barbado exclamó: ¿qué? pero a mí me dijeron que saldría a las siete...

Enfermera: usted es el señor Carlos Obregón ¿verdad?

Carlos: sí, ¿por qué?

Enfermera: es que precisamente, el joven Martín Salas dejó esta carta para usted... tome...

El ojiverde recibió la carta y abrió el sobre con desesperación para leer la misiva.

"Carlos... conocer toda la verdad del testamento de tu abuelo ha puesto mi mundo de cabeza... cuando por fin había aceptado que tú eras el hombre que amaba y me amaba, enterarme que mi hijo y yo solo somos parte de un plan para recuperar tu herencia, hizo remover viejos fantasmas que creí ya haber superado.

Mi corazón no solo está dolido, sino muy afligido, porque a cada palabra de la cláusula número 3 del testamento, se antepone algún buen recuerdo de los bellos momentos que vivimos en los últimos días... la duda se ha apoderado de mí y ahora desconfío de cada palabra y cada gesto tuyo.

Por eso, he decidido alejarme por un tiempo... necesito reflexionar, necesito aclarar mis sentimientos y para hacerlo tengo que estar lejos del rancho y de ti... tengo que pensar si mi amor es tan fuerte como para volver a creer en las palabras de un mentiroso.

Por favor, Carlos, no me busques...

Martín Salas".

El ramo de rosas cayó al suelo luego que Carlos terminó de leer la carta de Martín.

Con gesto de dolor e incredulidad, el semental mayor arrugó el papel en sus manos diciendo: ¡NO, MARTÍN... TÚ NO ME PUEDES ABANDONAR! ¡TÚ NO!

¡HASTA AQUÍ EL CAPÍTULO DE HOY!

¿A DÓNDE SE HABRÁ IDO MARTÍN? ¿PODRÁ CARLOS ENCONTRARLO?

¿LOS ANÁLISIS FALSOS DE TIAGO DESTRUIRÁN DEFINITIVAMENTE LA RELACIÓN DE DIEGO Y JULIÁN?

¿DANI SE DIVORCIARÁ DE MAURO?

NO OLVIDEN SEGUIR APOYANDO LA NOVELA CON UNA ESTRELLITA Y COMENTANDO.

NOS LEEMOS MUY PRONTO
🤠🤠🤠

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