24 de diciembre de 1519; Topkapi.
— Mi sultan, la señorita Firuze desea verlo. — un agha informó.
— Dile que pase. — el sultán aun estaba molesto, pero era con su madre.
— Su majestad. — Firuze entró con una sonrisa, haciendo una reverencia.
— Firuze, pasa. — el sonrió. — ¿Como está mi sultana?
— Está muy bien su majestad. — ella sonrió. — Lo extraña, al igual que yo.
Suleyman le dio una sonrisa a la mujer, invitándola a sentarse junto a el.
— ¿Y tu como estas? — le preguntó.
— Estoy bien, solo, extrañando su presencia. — ella tomó la iniciativa, besando al sultan, mientras este le correspondía.
Ambos se dejaron llevar por la pasion despues de tanto tiempo de no compartir la cama juntos, Suleyman no podía negar que los sentimientos por la hermosa mujer frente a el seguían vivos, no era amor, solo deseo, pues la única mujer que amaba era Mihrimah.
La joven rusa despertó de pronto en medio de la noche, tenía un presentimiento extraño, algo que no la dejaba dormir.
De pronto observó el amuleto que le había dado esa extraña mujer, un pequeño brillo dentro de el resplandecía, haciéndola confundir.
— ¿Nuray? — llamó a su amiga.
— ¿Que ocurre Mihrimah? — la mujer llegó preocupada hasta ella.
— Lo siento, no quise despertarte, es solo que, no puedo dormir. — ella la miró con pena.
— Es excelente porque yo tampoco. — le sonrió. — ¿Que pasa? Estas pálida.
— No lo se, creo que necesito un poco de aire. — Mihrimah susurró, mirando hacia la ventana, el oscuro cielo de medianoche comenzaba a iluminarse por decenas de estrellas fugaces, era como si de fuegos artificiales se tratase.
— Oh por Allah, ¿estas viendo eso? — Nuray preguntó emocionada. — Es hermoso.
— Lo es. — Mihrimah sonrió, sintiendo de pronto que algo iba mal, pues un liquido extraño le mojó las piernas, para después sentir un fuerte dolor en la parte baja de su vientre. — ¡Oh por Allah!
La joven gritó con fuerza, dejándose llevar por el dolor.
— Mihrimah ¿que pasa? — Nuray la miró asustada.
— Va a nacer, ya va a nacer. — susurró.
— Voy por la doctora, solo, espera un minuto. — Nuray salió corriendo de los aposentos, dejando a la joven sola.
— Allah te lo suplico, que sea una niña. — dijo en voz alta, sintiendo nuevamente el dolor recorrer toda su espina dorsal.
Mihrimah pensó que algo iba mal, pues notó sangre manchar las sabanas.
— No me abandones Allah. — respiró pesadamente, tratando de tranquilizarse.
— Mihrimah. — Firial entró junto con la doctora y Nuray. — ¿De donde es la sangre?
— Señorita Mihrimah, respire tranquila ¿bien? — la doctora la miró, haciendo que ella asintiera y tratara de tranquilizarse mientras la revisaba. — Bien, no será un parto largo, el bebe ya quiere salir.
Los gritos llenos de dolor de Mihrimah inundaban la habitación, pues el bebe no queria esperar mas, estaba listo para nacer.
— Ponle este trapo en la boca o sus gritos despertaran a todo el palacio. — la doctora ordenó a Firial.
— Te arrancaré la cabeza si te atreves a hacerlo. — amenazó Mihrimah, totalmente adolorida, estaba dando a luz, lo mínimo que merecia era un poco de respeto.
— Mihrimah vamos, una vez mas, ya va a salir. — Nuray tomó su mano, dándole una sonrisa.
Nuevamente sintió el dolor llenarla y justo cuando pujó una vez mas, un fuerte llanto inundó la habitación.
"Oh Allah, te suplico que sea una sultana, te lo ruego por favor." — la joven miró hacia el techo implorando que así fuera, le aterraba dar a luz a un príncipe.
— Felicidades señorita, ha dado a luz a un hermoso príncipe. — la doctora la felicitó.
— ¿No estas feliz Mihrimah? Has dado a luz a un príncipe, ahora eres una sultana. — Firial sonrió. — Has ganado.
— No he ganado Firial, a partir de hoy se que no podré dormir con tranquilidad jamas. — Mihrimah secó sus lágrimas. — Tendré que ser fuerte por el o morirá, mi pequeño principe tiene una vida dificil por delante.
La doctora aun limpiaba el rostro del pequeño bebe cuando la sultana madre entró, interrumpiendo la conversación de ambas mujeres.
— Es un niño, un principe. — susurró Firial.
— ¿Como salió todo? — preguntó al escuchar el llanto del pequeño.
— Mihrimah se encuentra bien. — sonrió. — Dio a luz a un hermoso niño.
— No me interesa la concubina rusa, solo quiero saber como está mi nieto. — Hafsa respondió, ganándose una mala mirada de Nuray.
Mihrimah fingió no escuchar las palabras de la sultana, mientras miraba a la doctora.
— ¿Donde está mi hijo? Quiero cargarlo. — susurró.
Firial sonrió, tomando al bebe en brazos para llevarlo con su madre, justo cuando la sultana la detuvo.
— No es el momento Firial, trae a mi nieto y vistelo. — ordenó. — Ella lo podrá ver mas tarde.
Mihrimah regresó su vista a la mujer frente a ella, su hijo no llevaba ni siquiera una hora de nacido y ya estaban tomando decisiones sobre el, ella lo había traído al mundo y aun así, no la había tocado siquiera aun.
— Mihrimah. — el sultán llegó apresurado a los aposentos en cuanto se enteró de la noticia.
— Hoy otro hijo se ha unido a la familia. — sonrió la sultana madre. — Felicidades.
— ¿Como está Mihrimah? — preguntó directamente.
— A pesar de que fue un parto dificil el niño está bien. — la sultana respondió, haciendo que la frente del sultán se frunciera, había preguntado por la salud de Mihrimah también.
— ¿Mihrimah? — preguntó entonces a la doctora. — ¿Por que está inconsciente?
— Ella se encuentra bien su majestad, como la sultana lo dijo, fue un parto dificil, pero Allah mediante todo ha salido bien. — la doctora respondió. — Solo está dormida.
— Mihrimah. — el sultan se sentó en la cama de la joven, acariciando su rostro.
— Suleyman. — Mihrimah sonrió al verlo, dándole también una mala mirada a la sultana.
— Mi hermosa sultana. — el sonrió. — Has dado a luz a un valeroso príncipe.
— ¿Donde está mi hijo? ¿Porque no me dejan verlo? — ella lo miró, iba a victimizarse frente a el. — La sultana madre se lo ha llevado y no me han permitido verlo siquiera, lleva apenas unos minutos en el mundo y no lo he conocido aun.
Suleyman entonces miró a su madre con molestia, ¿porque insistía en seguir lastimando a Mihrimah? Le dio una sonrisa a la pelirroja, yendo el mismo por su hijo, para después ponerlo en sus brazos.
Ella sonrió entre lágrimas al mirar el rostro de su pequeño bebe, durante nueve meses habia temido que este dia llegara, rogaba y suplicaba a Allah que fuese una sultana y no un príncipe, pues sabia que si daba a luz a un príncipe iba a entrar en la lucha por el poder, debía hacerlo si quería asegurar la vida de su amado niño, pero ahora que lo tenia en sus brazos, que podía verlo y abrazarlo, no se arrepentía de nada, contrario a eso estaba feliz, estaba agradecida con Allah por poder verlo.
— Es hermoso ¿cierto? — ella sonrió. — Es tan pequeño que temo que algo le suceda.
— Es el bebe mas hermoso que mis ojos han visto. — Suleyman le sonrió, besando su frente, aumentando la molestia en las demás mujeres.
~~"Y en una noche donde las estrellas llovían, un valeroso príncipe nació".~~
¡Gracias por leer!❤
Como dije, estoy muy inspirada :)