Era ya de noche, domingo día exacto, y a pesar de que los fines de semana eran los días que la pasaban en familia, esta vez Chaeyoung decidió no salir. Sus hijas se la pasaron todo el día jugando con sus juguetes encerradas en su habitación mientras ella simplemente veía series en la televisión. No series que solía ver con sus hijas, sino unas que eran aburridas para ellas, por eso no las tuvo encima todo el día.
Pero la hora de dormir había llegado, y mientras le ponía la pijama a Yeri, Sana jugaba con sus juguetes en la cama.
— ¿Aún no te contesta mami Mina? — La mayor levantó la mirada hacia la menor de sus hijas, quien tenía un pequeño puchero.
Ya qué importaba, qué más daba si ella sabía algo de Mina. Habían pasado dos meses sin saber nada, sin que le abriera la puerta de su casa porque vaya que la había buscado, sin que Jeongyeon le dijera algo porque la mayor se había involucrado en otra pelea y necesitaba de nuevo una abogada.
Si, seguía amándola, seguía queriendo que algún día se apareciera por la puerta y que le explicara todo. Ya ni siquiera le importaba ella, simplemente quería que le diera un explicación a Yeri,que le hiciera entender que de ahora en adelante ya no tendrían nada que ver y que no sería correcto que le llamara mamá.
Por qué a diferencia de Sana quien estaba feliz porque ya no veía a Mina y le habían quitado su castigo, Yeri si sufría y también le lloraba.
— ¿Qué cuento quieres que te lea esta noche? — Chaeyoung cambió de tema.
— Ninguno — Yeri se acomodó en la cama, debajo de las cobijas y dándole la espalda a las dos.
Y Chaeyoung odió a Mina, porque los problemas que tenían no debían de incluir a alguien que sí la amó y respetó.
Finalmente se dirigió a Sana quien ya la esperaba sonriente, y cuando terminó de ponerle la pijama se acercó a besarle la frente.
— Sana.
— Mande, mamá.
Se lo pensó unos segundos, observando el rostro de su hija.
— ¿No extrañas a Mina?.
— No.
— Ni siquiera sus desayunos ricos, o su voz cuando te cantaba en la noche, ¿nada de eso?.
Sana frunció el ceño,¿acaso debería hacerlo?.
— Mami, ¿cómo puedo extrañar a una persona que hacer llorar a mi hermanita todas las noches?. Y sobre lo demás, me gusta desayunar cereal con yogur y pan quemado con mermelada que preparas en las mañanas, y también que a veces cantes muy rápido para tratar de dormirnos a pesar de que no lo hacemos. Así que no extraño a Mina ni un poquito.
Chaeyoung asintió finalmente, y allí fue cuando entendió, que si pudo superar a Rosé, podía superar a Mina.
— No puede simplemente golpear a su esposa porque no le preparó la cena correctamente, señor Kim — Habló Chaeyoung, el problema que ahora tenía era de un señor con problemas de ira que abusaba de su esposa. La señora había decidido no dejar más que su esposo la violentara y finalmente optó por demandarlo.
Y se supone que ella debía defenderlo, a pesar de que estaba en contra de la violencia contra las mujeres, a pesar de que quería levantarse y golpear al señor Kim por tan machista que se estaba escuchando. Pero tenía que tener calma, era una buena paga y a pesar de que odiaba con todas sus fuerzas defenderlo, tenía dos hijas a las cuales mantener.
— Pero es que ella es una inútil, de verdad, no sabe como satisfacer a un hombre, no deberían ni existir.
Chaeyoung no contestó, no porque no quisiera porque estaba apunto de decirle que las mujeres eran la principal razón de que ellos existireran, pero al voltear hacia el gran ventanal que su oficina portaba y ver a Mina caminar por la acera, le hizo levantarse de su silla y correr directo a la salida, dejando así al señor Kim con la palabra en la boca.
Corrió sin importarle chocar con varios empleados en el bufet y cuando salió finalmente la buscó con la mirada, encontrándola con Jeongyeon y Nayeon mientras reían y esperaban su turno de cruzar la calle.
El aliento le empezó a faltar, sus nervios aparecieron y aunque temía la reacción de Mina, se acercó a ellas con paso rápido y antes de que el semáforo de peatones se pusiera en verde, alcanzó a tomar a la mayor del brazo.
— Mina — Habló mientras la hacía voltear — ¿Podemos... hablar?.
Tanto Nayeon como Jeongyeon se voltearon a ver con duda, Jeong con el ceño fruncido y tratando de reclamar, de decirle a Chaeyoung que no se acercara a su amiga nunca más, pero Nayeon le detuvo diciéndole con la mirada que no era su problema y que debían esperar a la decisión de su amiga.
Por otro lado Mina solo asintió lentamente.
La verdad era que también quería hablar con Chaeyoung, saber de Yeri del cómo estaba y si le estaba yendo bien a ella, pero era una cobarde porque le daba miedo tener que regresar con ellas y que las cosas no se hayan solucionado.
Se encontraban en la cafetería donde se conocieron, pero en diferente mesa a la que solían sentarse. La mesera llegó con dos tazas de café, ya no eran esos pasteles y malteadas, ya no estaban riendo y platicando animadamente y eso les hizo fruncir el ceño a los empleados que ya las conocían.
— ¿Cómo está Yeri? — Inició Mina, jugando con el mango de la taza.
— Si te interesara hubieras ido a verla.
El silencio volvió por unos segundos.
— Lo siento,de verdad que si. Quería simplemente darles un tiempo.
— ¿Un tiempo? — Interrumpió la coreana, azotando un poco sus manos en la mesa.— Mina, te fuiste sin decir la razón, huiste de nosotras como si fueramos el peor virus que pudo existir. ¿Por qué no contestaste las llamadas?¿ Sabías que la mitad de estas eran hechas por Yeri?. Entiendo que Sana y yo hayamos cometido errores contigo, pero a pesar de todo eso mi hija no se merecía el que dijeras que la querías, que la llamaras hija y la abandonaras al poco tiempo.
Chaeyoung relamió sus labios, viendo como a Mina se le llenaban los ojos de lágrimas,de cómo limpio su rostro cuando estas cayeron.
— Y te odio por eso, Mina, porque estás haciendo sufrir a mi hija. Pero tampoco te puedo echar la culpa de tus actos porque yo fui quien creo todo éste problema. Pero a pesar de todo, de que odie tu comportamiento al desaparecer, quiero decirte que te extraño, y que sueño con tu regreso todas las noches a pesar de que nunca lo harás. Así que por favor, piensalo una vez más, por favor regresa a la casa.
Y es que la verdad Mina no tenía que pensar en nada.