La consejera sexual de Ashton...

By KaluAngim

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Ashton Carter es el cliché personificado. Un sexy chico popular, que juega a todas esas mierdas de deportes... More

Dedicatoria
Introducción a la tragedia
ADVERTENCIA
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Personajes.
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
POV Ashton: Especial 50k
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
POV Ashton: Especial 60k
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
POV Ashton: Especial 70k
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85| Final
Epílogo
Agradecimientos garrapatosos.
¿Quieres seguir sufriendo?
Extra uno| Novios
Extra dos| Esposos
Extra tres| Padres
La consejera sexual de Ashton YA EN FÍSICO
Noticias y las extrañé

Capítulo 64

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By KaluAngim

COMENTARIO ESTRELLA (08/06/2022): moquinak Esta chica va a salir corriendo en cualquier momento ...

Capítulo 64| Ya no puedo.

Cuando movió los labios, supe que nada bueno saldría de allí.

—No tenías derecho a meterte —soltó, enfurecido. Abrí la boca para hablar, pero él continuó: —. Te expliqué la razón para no hacerlo, te confie algo que era privado y lo que haces en la primera oportunidad es entrometerte en algo que nadie te pidió. ¡¿En qué estabas pensando?!

Di un respingo hacia atrás cuando gritó. Rabiaba, estaba rojo, con los puños cerrados a los lados y la voz ronca. Como si se estuviera conteniendo para no llorar.

Negué, nerviosa e impaciente por explicarle todo y que se le pasara el enfado.

—No pude quedarme quieta al ver como te trataban. Tú hubieras hecho lo mismo por mí —exprese, mientras sentía las pulsaciones subir poco a poco y una sensación desagradable instalarse en mi estómago —. Michael necesitaba saberlo...Tú... Tú hubieras hecho lo mismo —volví a repetir.

Negó, mordiéndose el labio inferior.

—No es lo mismo, Lúa. Yo jamás intervine en una decisión que hayas tomado. No lo hice con lo de tu embarazo. Ni se me cruzó por la cabeza contárselo a tus amigos o padres, no me metí en cómo lo manejaras. Tampoco me metí con el tema de Fabrizio, y te juro que aún no se me van las ganas de partirle la cara. No me metí cuando no quisiste reportar a Scott... No hice nada que no quisieras. Solo estuve ahí, te apoyé. Y eso quería, que estuvieras ahí sin meter las narices donde no tenías derecho porque yo por algo lo callé durante años.

—Si, por culpa, o miedo —hablé subiendo el tono como él.

Lo entendía, la había cagado, pero eso no quitaba la realidad. Si yo no hablaba, él seguiría en lo mismo.

—¡Por lo que sea! ¡era mi problema! ¿Quieres decirme con qué cara miraré a Michael ahora que se a peleado con toda su familia por mí? —volteó, nervioso. Intentando procesar todo aquello —. No tienes idea de lo que has hecho... No... No piensas antes de actuar, solo haces lo que se te da la gana y que el resto arda en tus llamas.

¿En serio? ¿Eso pensaba? Había pensado horas sobre si hablar con su padre o no. Me cuestione todo, y jamás me habría metido si no fuera porque él estaba mal y me dolía verlo así. 

—Lo mirarás con la misma de siempre, Ashton. Es tu padre y te ama.

Decidí ignorar lo demás. Jamás había tenido que tratar con él en ese estado, y no tenía idea de qué cosas podrían molestarlo más. Me había dolido aquello último, demasiado, pero ni siquiera me salía enojarme.

Dio un paso al frente y me encogí por instinto. Bufó, al ver mi reacción y se apartó al percatarse de esto. Rió sin humor llevando las manos a sus caderas. No dejaba de moverse de un lado a otro.

—Me ama, pero eso no significa que no se cansará. Ya bastantes problemas ha tenido por mí, llevó la responsabilidad de criarme durante años.. —Se apretó el puente de la nariz con dos dedos y volvió a tratar de tranquilizarse. Clavó sus ojos en mí antes de hablar—. Esto no pasará como si nada, no quedará todo en paz. ¡Lo estoy haciendo elegir entre su familia y el hijo de su esposa muerta!

Me rompió en dos sus palabras. Lo roto de su voz, su mirada atormentada y sus ojos a punto de soltar lágrimas. Lo habia arrinado, me metí donde no me incumbía y destrí una parte de él. La primera vez que intentaba ayudarlo y solo lo hacía sentirse más inseguro, miserable. 

—No es así.

—Lo es, yo sé que lo es. 

Me refregué el rostro y dejé vagar la mirada por la habitación mientras que el único sonido que se escuchaba allí, era el de nuestras respiraciones agitadas. 

—Vamos a pensar esto de manera pausada. Y no nos adelantemos a los hechos —hablé con voz cautelosa. Tomé una inspiración —. Lo siento, no debí decir nada, cometí un error al no consultarlo contigo, al no respetar tu decisión, pero sabía que te ibas a negar, Y ¡Maldición, Ashton! No era justo que pasaras por esas cosas con esa gente.

—Solo eran un par de veces al año.

—¡Las suficientes para hacerte mierda el autoestima y lastimarte! —estallé—. ¿Te has visto? Aceptas relaciones de mierda, te callas, sales con personas que sabes que no te valoran... Scott, Ailyn, tu padre... Yo...

«Yo»

Él seguía al lado de personas que no lo cuidaban como merecía.

Negó, con media sonrisa amarga y sin dejar de mirarme. 

—No estamos hablando de nosotros —aseveró —. No tiene nada que ver.

Me abracé a mí misma.

—Es parte de todo —musité. 

—Si estás buscando excusas, de nuevo, para terminar. Solo sé clara —La frialdad con la que habló me paralizó —. Habla —insistió.

—No busco excusas. Solo estoy siendo sincera y...

Avanzó a tanta velocidad que se detuvo a centímetros de mí. Me sentí pequeñita bajo su altura y porte. Por primera vez, Ashton me intimidó a tal grado que no pude sacar ese lado que necesitaba en esos momentos. Esa frialdad y sequedad que haría que me odiara y no volviera a acercarse. Porque al final, eso era lo que necesitábamos. Distancia y dejar de ser un estorbo en la vida del otro. 

Todo el problema fue lo que precisaba para confirmar que yo jamás iba a poder darle lo que él necesitaba. 

Me apuntó con su dedo y me examinó el rostro con rapidez antes de hablar de manera rigurosa.

—¿Sabes cuál es tu maldito problema? Que estas tan acostumbrada a que te quieran mal, que no sabes qué hacer con lo que yo te doy. No eres ejemplo de amor propio, Lúa. Crees que lo único que puedes ofrecer es sexo, te cierras a ello y buscas el prototipo de hombre que solo eso querrá de ti.

Esa fue la primera y única vez que Ashton me hirió con intención. Se notaba su rabia y crueldad en cada palabra, en cada expresión. Buscaba lastimarme, y lo lograba.

—No tienes idea de lo que hablas —murmuré, con voz ahogada.

—¿No la tengo? —Dió un paso más, quedando a solo un palmo de mí. Su aliento me dio de lleno en el rostro —. Saldrías corriendo si te dijera lo que siento —Volví a alejarme y visualicé mi mochila en una de las esquinas de la habitación, sobre la silla — Tranquila, no voy a decirlo —murmuró volviendo a alejarse. 

Se sentó en la cama, apoyó los brazos en sus muslos y se encorvó hacia delante. 

Me quedé quieta en mi lugar, tratando de asimilar sus palabras, la situación, y el hecho de que mi mente solo me pedía a gritos que escapara de allí antes de que doliera más. Antes de que sintiera que lo necesitaba para seguir. Antes de que él me dejara a mí porque no soportaría lo que yo implicaba. El sin fin de problemas que le traería. 

Ashton estaba equivocado. Alguien roto jamás podría hacer feliz a otro.

—Voy a irme —hablé al cabo de un par de minutos en silencio. 

Él elevó la mirada.

—No hemos terminado de discutir.

Negué, conteniendo el nudo en la garganta.

—No, Ashton. Voy a irme de tu vida. Voy... Vamos a terminar esto, lo que sea que tenemos, este juego en el que nos metí y... Y seguiremos cada cual por nuestro camino. 

Se puso de pie de inmediato y me observó suspicaz, pero no se acercó.

—Todo el mundo discute. No puedes irte cada vez que sucede.

—No se trata de la discusión. Ya no quiero esto —nos apunté a ambos —. Me cansé de esto, de ti y de mí. 

No pude leer nada en él, no pude saber que se le cruzó por la cabeza esos segundos eternos que le siguieron a mis palabras, pero solo quería una cosa, que me pidiera que me quede. Que me dijera que lo valía, que me abrazara, que lo arreglemos. A pesar de saber que igualmente no cambiaría de opinión, solo quería irme sabiendo que él quería intentarlo. 

Asintió al tiempo que metió las manos en los bolsillos y bajó la mirada al piso unos instantes antes de observarme mucho más calmado. Sereno. 

El corazón me latía tan rápido. La angustia me avasallaba, el miedo me entumecía cada extremidad quitándome la posibilidad de moverme. 

—Ya no puedo —sonrió, triste. Sus ojos azules estaban fijos en los míos —. No puedo ir detrás de ti buscando que me creas. Escapas de mí, buscas maneras de alejarme. Cuando creo que logré avanzar, agrietar la coraza que te pusiste y que... entiendo lo hayas hecho, vuelves a cerrarte y debo comenzar desde cero. No te hago bien, Lúa. Me duele ver que luchas internamente para abrirte a mí, para querer sin miedos pero no lo logras. Me destroza verte sufrir por no saber cómo afrontar lo que te pasa conmigo. Y me lastima ver tus dudas sobre lo que sientes. Si quieres irte, hazlo. No puedo obligarte a quedarte, aunque quisiera... No puedo permitirme sentir más y que te vayas cuando ya no pueda olvidarte. 

Me tragué todo. Las lágrimas que querían salir, la angustia, el terror. Oculté las ganas de pedirle perdón, de retractarme, de explicarle que no se rindiera. Pude hacerlo, pude guardar todo como antes y solo quedó una sonrisa tranquila y falsa. 

Ese día me rompí por completo. Porque él tenía razón. Ashton solía tener razón la mayor parte del tiempo. Y lo mejor que pudo decidir fue no luchar, dejarme ir, seguir. 

Me devolvió la sonrisa y como si acabáramos de hablar de algo totalmente trivial, pasó por mi lado y se metió al baño. 

Solté el aire de manera entrecortada cuando el sonido de la puerta se escuchó detrás de mí y me limpié una lágrima que se me escapó para luego tardar menos de cinco minutos en meter mi ropa en la mochila y calzarme las zapatillas. Observé la puerta del baño una vez antes de avanzar hasta la entrada y salí de allí sin pensarlo dos veces o correría de nuevo hacia él. 

El rostro de Michael, que estaba apoyado en la pared del frente de la habitación, me tomó por sorpresa. Estaba serio y de brazos cruzados. 

—Lo siento —fue lo primero que me salió decir —. Lamento todo, yo... de verdad lo siento. Y le agradezco la invitación y todo esto, Michael...

Se incorporó y su mano se posó sobre mi hombro, conciliador. 

—No tienes por que disculparte conmigo. Te lo dije ayer, agradezco lo que hiciste Lúa. Y a Ashton se le pasará, correrá a pedirte perdón, pero no le dejes todo el trabajo. No puede acercarse a ti si no se lo permites.

No supe qué decir. Él había escuchado todo, me sentí tan culpable y avergonzada. 

—Creo que lo mejor que ha hecho fue terminarlo. Yo no soy buena para él. 

Negó, con una media sonrisa que haría jurar que Ashton llevaba su sangre.

—No necesitas ser buena para él, necesitas ser buena para ti. Lo demás es un bonus —Acarició mi mejilla con dulzura —. Hay un taxi para ti afuera, pregunta en recepción. Ya está pago, no te preocupes por nada y dile a tu padre que me avise para saber que llegaste bien. 

—Muchas gracias.

—A ti. 




Los treinta y cinco minutos que duró el viaje, fueron una tortura. La conversación que tuvimos se repitió en mi cabeza como bucle, haciéndome sentir cada vez más segura de mi desición. Si él se sentía así, no tenía razón para permanecer a su lado. Si lo quería, debía dejarlo libre, que tuviera la oportunidad de conocer a alguien que lo supiera cuidar. 

Metí la llave en la cerradura y me sorprendió ver todo a oscuras, excepto por la pantalla de la televisión que iluminaba la sala y el torso de mi madre solo con sostén sobre el sofá. Los gemidos de la película porno que se reproducía en la tv se mezclaban con los de mi progenitora y padre, a pesar de que no lo veía porque estaba cubierto por el respaldo. Parecía estar acostado en el sofá mientras mi madre estaba sentada sobre él...

¡Dios! Jamás borraría esa imagen de mi mente. 

—¡Mamá! 

Giró la cabeza asustada y en cuanto me vio, fue tal el susto que cayó al suelo, quedando fuera de mi campo de visión también. Mi padre se sentó y solo pude verle la cabeza y los hombros desnudos. 

Estaba atónita. Con la boca abierta, parada sin mover un pelo y con la puerta aún sin cerrar. Nunca viví algo tan vergonzoso, hubiera preferido que me encontraron masturbandome antes de tener la imagen mental de ellos teniendo sexo en el sofá donde me sentaba a ver series, comer y hasta dormir siestas de vez en cuando. 

No volvería a tocar ese sofá, ni los dos pequeños. Ni siquiera pensaba volver a comer algo hecho por mi madre, ahora solo podía pensar que su mano había estado en lugares de mi padre que...

Iba a vomitar. 

—Hijita —se rascó la entradas de cabello, apenado —. ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿no llegabas a la noche?

Ah, ¿iba a fingir que no pasaba nada cuando en la tv se seguía reproduciendo el video de una chica rubia siendo penetrada por dos hombres y sus gritos seguro los estaba escuchando todo el barrio?

Elevé ambas cejas, sin creerlo y me quité la mochila para ponerla a un lado de mi rostro cuando tuve que pasar por su lado para llegar a mi habitación. En cuanto entre al pasillo y ya no estuve en su campo de visión ni ellos en el mío, los oí echarse la culpa uno a otro entre risas.

Si, genial. Rían mientras dejaron traumada a su única hija de por vida. 

Arrojé la mochila al piso al llegar a mi recámara y me tiré en la cama sin preocuparme por nada más. Llevé la mano al cuello para sentir la L de madera y me pregunté si tendría el valor de quitarmela o la valentía de que él me viera con ella aún cuando no estábamos juntos. 

¡Hola, garrapatitas!

Quiero darles un aviso. 

He decidido subir los capítulos siguientes de LCSDA en una app de paga. Así que no publicaría más nada aquí en Wattpad. Me encantaría que puedan leerme por allí y seguir disfrutando de la novela. 

Bueno no jajajajaja ya pueden borrar los insultos (mejor no, quiero ver que tan malas pueden ser)

Ay, debo dejar de hacer estas bromas jajaja

Seguro haga eso en algún momento pero avisaré antes. No les voy a cortar la emoción así de la nada. Solo que me ofrezcan un contrato millonario y me va a importar tres carajos, necesito comer *carita de ángel*

Ya quiero ver qué les parece como actuaron los niños. Espero sus comentarios. 

Con cariño.

¡Kalu!

Pd: Sorry por siempre escribir como si me leyeran solo chicas, sé que hay un chico. También te tengo presente. Y si hay más, me avisan ¡Muak!

Pd2: Si gustan pueden seguirme en instagrama ver si logro llegar a los 500 seguidores antes de que acabe el año (faltan menos de 90 ¡POR FAVOR, AYUDA!) y en Facebook, pero no en la página que no la uso. En una cuenta KALU ANGIM ESCRITORA ahí si doy spoilers dos por tres, y subo otras porquerías como post donde me burlo de sus comentarios o esas cosas. Todo sano y dulce, como yo. 

Pd3: Estuve pasando la novela a Word por las dudas de que se me borre y pierda todo ya que escribo en Wattpad directo, y el contador de palabras total me dio unas 150.000 palabras en lo que llevamos. Me preocupa, voy a tener que sacar muchas cosas en la edición. Una novela juvenil va de las 50.000 a 100.000 palabras. Es eso o editarla para que sean dos libros, lo que me llama bastante la atención. No sé, solo les cuento el chisme porque no tengo amigos y estoy sola en esta vida *mi amiga a la que harto hablando y mi familia que ya tengo cansada leyendo esto indignados*  

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