La última de las estrellas ✓

By Mari_p08

3.5M 195K 86.1K

LIBRO 1. SAGA «COX» Dani es la típica chica que nunca puede decir que no. Ryan es el goodboy que tiene un in... More

Sinopsis.
Capítulo 2. ¿No sabes quién soy?
Capítulo 3. Yo puedo
Capítulo 4. ¿Eso piensas?
Capítulo 5. A primera vista
Capítulo 6. Esperaba encontrarte.
Capítulo 7. No sabes cuánto.
Capítulo 8. Me encanta sorprender.
Capítulo 9. Lo haré
Capítulo 10. No es casualidad
Capítulo 11. ¿Pensando en mí?
Capítulo 12. Te gusta.
Capítulo 13. No pienso hacerlo.
Capítulo 14. Tengo una pregunta
Capítulo 15. Yo te ayudaré
Capítulo 16. Eres maravillosa
Capítulo 17. Me preocupo por ti.
Capítulo 18. Más fuerte de lo que crees
Capítulo 19. Lo soy contigo
Capítulo 20. Es un sí
Capítulo 21. Felicidades, elefante.
Capítulo 22. Por siempre.
Capítulo 23. ¿Quién es ella?
Capítulo 24. Por ahora.
Capítulo 25. Te tengo a ti.
Capítulo 26. Yo estoy aquí.
Capítulo 27. Ayúdame.
Capítulo 28. Eres todo lo que quiero.
Capítulo 29. No me alejaría de ti.
Capítulo 30. A dónde sea.
Capítulo 31. Lo haría siempre.
Capítulo 31. Parte 2
Capítulo 32. Quédate.
Capítulo 33. Te necesito
Capítulo 34. Solo un minuto.
Capítulo 35. ¿Estás bien?
Capítulo 36. Yo sí lo creo.
Capítulo 37. No te vayas.
Capítulo 38. Tu eres mi suerte.
Capítulo 39. Déjame estar contigo.
Capítulo 40. Me tendrás
Capítulo 41. Guapa.
Capítulo 42. Como la primera vez
Capítulo 43. Igual que el mío.
Capítulo 44. ¿Te gusta bailar?
Capítulo 45 final. Estoy orgulloso de ti.
Epílogo. Todos los días
Agradecimientos
Extra 1.
Extra 2.
ESPECIAL HALLOWEEN
ESPECIAL NAVIDEÑO
Extra 3.
Extra final.
ESPECIAL | Archie y Erik.
ESPECIAL. Probablemente.
ESPECIAL. Para toda la vida.

Capítulo 1. Bien

151K 6K 3.5K
By Mari_p08

A los lectores que son #R (o sea que están releyendo la historia) que me dejen spoilers así sea algo muy cortito, los bloqueo:). Dejen que los demás disfruten la lectura y no la arruinen desde el primer capítulo.

*

Bien

28 de febrero, 2020

Viernes en la noche.

Lo que para muchos era un día hecho para salir de fiesta, divertirse y hacer amigos o muchas cosas más, para mí era como un martirio, y más si era el último viernes del mes, pues eso significaba convivir toda una noche con dos personas que eran tan desagradables que podrías inventar que estás enfermo solo para no asistir.

Lo pensé, enserio, excepto que mi madre me conoce bien y sabe cuáles son mis «síntomas fingidos» todo para no salir de mi cuarto. Lo que me hace pensar que soy pésima mintiendo, eso y que en realidad no investigué bien.

Perfecto

Al menos el ambiente, aunque era tenso, parecía no ser frustrante, pues nadie ha pronunciado palabra alguna desde que la velada empezó.

Mi madre es quien siempre inventa un tema de conversación para intentar llevarnos bien, mientras que mi padre ha sido más como una estatua que solo se mueve cuando echa la comida a su boca.

Algo muy normal en él, al parecer.
La mujer a su lado tiene una sonrisa entusiasta en su rostro, corta la carne en trozos iguales, con su espalda recta y modales incluso fastidiosos para cualquiera.

No hay que ser genios para saber que Lola, al ser mi madrastra quiere demostrar ser mejor que mi madre.

Y eso hace que todo sea mucho peor.

Suspiré.

Kate, su hija pelirroja tiene un interés muy notorio por odiarme, a pesar de que nunca le he hecho nada en este tiempo que lleva queriendo meterse a mi vida.

Mi padre insiste en que debemos llevarnos bien y aunque Lola la llama mi hermana, es como si ninguna de las dos pusiéramos de nuestra parte.

Nos odiamos, más específicamente.
En mi defensa, es un fastidio. Y para ella lo soy yo.

No probé bocado, sin embargo, me dediqué a cortar toda la comida que pudiera haber en mi plato para disimular un poco que no me gustaba la elección.

Bebí sorbos de agua para no dejar mi garganta seca. En eso, mis ojos se movieron de lado a lado, tratando de adivinar quién cortaría el silencio en la estancia.

Y mi madre se aclaró la garganta

Aquí vamos

—¿Qué tal la cena? —sonrió

Nadie le respondió en ese instante. Excepto por Kate que susurró algo en su idioma inentendible y luego se estiró en su asiento, golpeando mis pies con los suyos

Conté hasta diez, respirando

—Está exquisito —le respondió Lola, con una fingida educación—. Tienes manos mágicas, Nora.

—Lo sé, Edward me lo decía todo el tiempo.

Escupí un poco de mi agua atragantándome. Mi padre se quedó completamente quieto, mirando hacia ningún lugar en específico.

Bueno, al menos esta vez mi madre no disimuló lo celosa que se ponía cada vez que inventaban estos estúpidos planes de unión familiar.

Lola soltó una risita

—Tan graciosa como siempre —canturreó, entre dientes

Me limpié los labios con una servilleta

—Oh, no era una broma —la mujer a mi lado clavó el tenedor en su carne—. ¿Verdad, Edward? ¿Por qué no confirmas los hechos?

—No hablemos de la cena —decidió hablar él—. Mejor, ehm... ¿qué tal si hablamos de Dani? En pocos días inicia la universidad, ¿no te alegra eso, cariño?

Aclaré mi garganta, asintiendo

—Será... divertido —murmuré, en voz baja

—Oh, Kate también está feliz —Lola le acarició el brazo, la chica se zafó disimuladamente—. ¿Verdad, cielo? Después de todo, con su excelente promedio pudo entrar a la misma universidad a la que irá Dani.

—¿Excelente promedio? —habló por primera vez, esbozando una sonrisa sin gracia—. ¿Hablas de como fuiste a rogarle a la decana por un puesto?

Apreté mis labios.

Lola se puso roja de la ira

—Sí, Kate —le murmuró con más advertencia—. Hablo de tus buenas notas.

Ella asintió para sí misma, como si se estuviera auto felicitando por lo que había dicho. Entonces, puso su vista en todos nosotros

—Reprobé un año —comentó—. Y mi madre donó dinero a la escuela para que todos los maestros me aprobaran. Además de que sobornó a la directora para que dijera que había sido el mejor promedio en mi generación.

—Kate, ya basta —advirtió

Mi madre no ocultó la sonrisa

—Ese sí es un tema de conversación —se burló

El hombre la miró con los ojos entrecerrados

—¿Sabes qué, Nora? Sí hablemos de la cena —clavó la servilleta en sus piernas, con algo de enfado. Mientras Lola y Kate discutían en voz baja—. La mayor parte de los alimentos están quemados, ¿y quieres saber qué es lo mejor? El vino está viejo, lo que me hace pensar que fue el que yo te obsequié hace más de dos años cuando celebramos uno de nuestros aniversarios.

La mujer entreabrió los labios, sorprendida

—Para que lo sepas, el vino sabe mucho mejor viejo.

—Y eso no es todo —continuó—. Compraste el postre en el supermercado y aun así aseguraste que lo habías hecho tu misma.

—¡Lo hice yo misma!

—Ay, por favor, Nora. Vi la caja en la basura.

—¡Eso es mentira!

—¡Es la completa verdad!

Mientras ellos dos discutían, Kate y Lola estaban a punto de levantarse de su asiento para pasar a los gritos. Me quedé en mi lugar, bebiendo pequeños sorbos de mi agua, y solo para confirmar, eché un trozo de carne a mi boca, en efecto, tuve que escupirla luego en la misma servilleta.

Sí, está horrible.

Mierda, ¿por qué mi madre no tomó un curso de cocina?

Entonces, decidí dejarme de tanta tontería y solo salir de aquí. Usé mi teléfono bajo la mesa, metiéndome a mis mensajes para luego ingresar al grupo que tenía con mis amigos

Los tres mosqueteros <3

Yo: Código rojo.

Alicia: Joder, ¿es grave o super grave?

Archie: ¿Llamo a los bomberos?

Levanté un poco mi cabeza para responder a la pregunta. En eso, Kate se puso de pie casi arrojando todo lo que había en la mesa

—Me iré al jardín a fumar hierba, quizás así pueda morir de una maldita sobredosis.

—¡Kate! —chilló su madre—. ¡Kate, no te atrevas a irte!

La pelirroja ni siquiera miró atrás. Entonces, los tres adultos se quedaron en silencio, Lola esbozando una tímida sonrisa y mis padres mirándose como si estuvieran en una especie de competencia.

El silencio nunca es bueno

Yo: Super grave.

Alicia: Salimos para allá.

Archie: Resiste, elefante.

Suspiré, apagando el aparato y dejándolo boca abajo en la madera.

Me tomé la libertad de esperar, con las manos en mi regazo y mi plato completamente lleno de la comida que preferí arrojar antes que comer. Lo peor es que no era la primera vez que estas cenas terminaban en desastres.

Pero ¿quién las cuenta?

Las miradas fueron puestas en mí, lo que me confundió

—Lo lamento —pronunció papá, frotándose los ojos—. Lo siento, Dani, esto ni siquiera es maduro, no sé... perdón, pequeña. No fue la mejor forma de actuar.

—Yo también lo siento —mamá tomó mi mano—. Empezamos a discutir olvidando que tú estabas aquí y odias que discutamos, ¿me perdonas?

Los miré al uno y al otro, estaba a punto de abrir la boca de no ser porque Lola la abrió primero

—Ay, sí, yo también lo siento —murmuró—. Kate es muy rebelde, y ya ni siquiera sé cómo manejarla. Lo lamento, Dina.

Mis dientes se apretaron

—Me llamo Dani —corregí

—Oh, eso —se rió—. Lo siento, es que a veces lo olvido.

«A veces» Sí, claro.

Respiré hondo

—No te preocupes, igual no me importa —respondí, más amargamente—. Ahm... creo que me voy.

—¿Te vas? —mi madre frunció el ceño—. ¿A dónde vas a ir son las nueve?

—Tu madre tiene razón, es tarde —murmuró él

—Saldré con Alicia y Archie —me puse de pie—. Llegaré temprano, lo prometo.

—Oh, esa es una buena idea —Lola decidió hablar, sonriéndome—. ¿Por qué no llevan a Kate? Le hará bien, en lugar de estar metiéndose porquerías en el cuerpo.

El poco buen humor que me quedaba se fue al caño

—¿Eh? No, no... el auto está lleno, no podría...

—Ay, ¿por qué no? —codeó a mi padre—. Dile, Edward. ¿No crees que es una buena oportunidad para que se lleven bien?

Lo miré sin creerlo, pues él solo suspiró

—Dani, Lola tiene razón.

Entreabrí mis labios, entre sorprendida y molesta. Al menos antes de que pudiera hablar, escuché toques en la puerta. Me apresuré a salir, con mi teléfono en manos, dando pasos demasiado rápidos hasta que llegué y abrí, topándome con dos cabezas rubias que conocía bien

Archie fue el primero en ingresar

—Buenas noches —saludó cortésmente

—Hola —Alicia también se asomó

—Hola —mi madre les sonrió—. Antes de las once, por favor.

—Sí, señora —respondió ella

—¡Kate! —Lola gritó—. Llegaron tus amigos.

Los rubios me miraron confusos, apenas negué demasiadas veces

—Bueno, nosotros nos vamos —habló él—. Tenemos que ir al veterinario, nuestro perro se enfermó, posiblemente muera. Dani era muy unida a él, iremos a despedirnos. Bien, adiós.

Salió primero.

Alicia solo sonrió, incómoda

—Traeremos a Dani temprano, adiós —me tomó del brazo y los tres escapamos de allí antes de que alguno de los adultos dijera algo más

Recosté mi espalda en la puerta, soltando un respiro

—Gracias por eso —murmuré

—¿Qué onda con tu madrastra? —el rubio hizo una mueca, mientras empezábamos a caminar por la acera—. ¿Kate? ¿Tus amigos? Esa gótica ni siquiera nos agrada.

—No le hagan caso —rodé los ojos

—Pobre de ti —Alicia me pasó un brazo por los hombros—. Por suerte vivimos cerca y vinimos a rescatarte, damisela en peligro.

—No sé qué haría sin ustedes.

—Estarías perdida, literalmente —se burló él—. Bueno, vamos a un bar a embriagarnos hasta no saber nuestros nombres.

—¡Wow! Eso me gusta —animó la rubia

Negué con una pequeña sonrisa.

Obviamente no haríamos eso, pero al menos nos alejamos de esa casa por lo que restó de la noche.

📚

01 de marzo, 2020

Metí la última maleta en el baúl de mi auto, cerrando con un poco de fuerza, para luego poner mi vista en las dos personas que me miraban entre tristes y emocionadas.

Me dediqué a soltar un suspiro, dando algunos pasos hasta que me detuve justo en frente, con los labios apretados

Mi padre dio un paso al frente

—Estoy muy orgulloso de ti —murmuró

Asentí, hundiendo mis manos en los bolsillos delanteros de mis jeans.

Esperaba que no empezaran a darme su discurso de amor que al final nos dejaba a los tres con los ojos llorosos. Había dejado de ser mi estilo hacía mucho.

—No me he graduado —bromeé

Él sonrió un poco

—Vas a cumplir tu sueño, y estoy seguro de que te irá muy bien —asintió para sí mismo, antes de que mi madre soltara un sollozo que causó la mueca en su rostro—. ¿De verdad estás llorando?

—Ay, cállate —le golpeó el brazo—. Es mi hija quien se va al otro lado de la ciudad.

—La mía también y no estoy de llorón.

—Es porque los idiotas como tú no tienen sentimientos.

—Desearía no haberlos tenido cuando te conocí.

Cerré mis ojos brevemente, soltando una respiración

—¿Ya terminaron? —pregunté, deteniendo su discusión en susurros—. Si no les molesta, no me apetece ser espectadora del «odio que se tienen»

—Tu padre es un tonto, no le hagas caso —ella sacudió su mano, restándole importancia. Entonces, se acercó a mí para acariciar mi cabello—. Llámame, ¿okey?

Asentí, sin saber qué más decir. Al momento de hacerlo, ella pasó sus brazos por mis hombros atrayéndome a un abrazo, decidí devolverle el gesto solo porque podría ofenderse si no lo hago.

Y... porque también me estaba despidiendo.

Una vez mi madre se retiró, el hombre fue el siguiente en aferrarse a mi cuerpo como una muestra de cariño y al mismo tiempo, diciéndome que me iba a extrañar.

Sentí como dejó un beso en mi cabeza

—Te quiero, hija.

—Yo a ti, papá.

Tan pronto nos separamos, les di una última sonrisa y luego empecé a caminar a pasos rápidos hasta subirme al asiento principal del auto que era de mi madre pero que me había obsequiado para la universidad. Les di una última mirada por la ventanilla, y entonces encendí el motor.

De acuerdo, aquí voy.

Solté el aire retenido, empezando a andar. Y ni siquiera pude ir muy lejos cuando un llamado me interrumpió

—¡Darla! —canturreó una voz chillona

Oh, mierda.

Solo hay una persona que me cambia el nombre a pesar de saber perfectamente cómo me llamo solo porque le gusta sacarme de quicio.

Vi por el espejo retrovisor como Lola se acercaba arrastrando la maleta de la chica pelirroja a sus espaldas que caminaba con desgano

—Joder —mascullé

La mujer se acercó a la ventanilla del copiloto

—Oh, que bueno que te alcanzamos —lanzó la maleta de Kate al asiento trasero—. Así pueden irse juntas.

—¿Cómo? —articulé, ceñuda

—Ya mátame —siseó la chica

—¿No es una buena idea? —Lola le preguntó a mi padre, con una sonrisa entusiasta—. Así se conocen mejor y ¿quién sabe? Tal vez se hagan amigas en el trayecto. ¿No sería genial que compartieran residencia?

—No —respondimos ambas al mismo tiempo

Me apresuré a asomarme en el asiento solo para buscar a mi padre con la mirada. Gesticulé un «no» mientras negaba demasiadas veces. Aun así, eso pareció valerle un pepino.

—Es una buena idea —concedió

Pegué mi frente al volante, resoplando
Mejor no voy a decir cómo en menos de un segundo la pelirroja se había adentrado al asiento del copiloto con total libertad.

No me tomé la molestia de mirarla, Lola casi se adentra también solo para darle besos en la frente que Kate no se molestó en esquivar.

Apreté las manos

—Ya vámonos —bufó ella, poniéndose el cinturón

—Tu no me das órdenes —murmuré, volviendo a arrancar

—¿Quieres que mi madre se ponga peor?

No respondí nada más. Por el espejo logré ver como los dejamos atrás, a las tres personas que agitaban su mano despidiéndose. No me molesté en asomarme, pues la situación me dejó tan enfadada que por un momento consideré estrellar el auto contra un árbol.

Una vez estuvimos un poco más lejos, aceleré

Kate encendió la radio

La apagué de un manotazo

—Mi auto, mis reglas —bufé

No obtuve respuesta, sin embargo, podía sentir su mirada mortal taladrándome el cráneo. Si ella no me soportaba, yo menos, y la idea de tener que convivir por la patética unión de nuestros padres era más como una película de horror que quería dejar atrás.

Solté un suspiro

—¿Sabes? —murmuró ella—. Hay que hacer esto más fácil.

—¿Sugieres...? —tanteé

—No vamos a fingir que nos caemos bien, pero tampoco vamos a demostrar que nos odiamos para que nuestros padres se pongan pesados.

—Bien —me encogí de hombros—. Pero no quiero que fumes en mi auto.

—Encenderé la radio.

—Si pones del rock que te gusta la apagaré.

—¿Puedo poner pop? ¿O prefieres One Direction? Se nota que son tus gustos.

Blanqueé mis ojos, absteniéndome de decir algo más

—Adivinaste —bromeé

—Ay, no puede ser. Eso es patético.

—¿Sabes que sí es patético? —me concentré en el camino, sin voltear a mirarla—. La escenita que hiciste en la cena del viernes.

—En mi defensa quería huir de allí, la comida que hace tu madre podría matarme.

—Debiste comerla entonces.

No dijo nada, y yo tampoco fui consciente de lo que dije hasta que me detuve unos segundos a pensarlo. No pareció ofendida o molesta de alguna manera, es más, si mis sentidos no me fallaban, juraba haberla visto esbozando una pequeña sonrisa

—Debimos —corrigió

—Debiste —insistí—. Y ahora debes callarte que me desconcentras.

Eso no era cierto, a decir verdad, mi padre me había enseñado a conducir hace dos años, obviamente sabía hacerlo bien y tenía la suficiente experiencia, pero no iba a decir la verdad para luego tener que soportar su molesto tono de voz

Ella pareció reír

—No eres para nada la niña educada que tu padre presume.

No pronuncié respuesta alguna

Era consciente de la fama que había adquirido mi padre cuando se convirtió en escritor por completo. Así mismo era netamente consciente del orgullo que había sido para él cuando me gradué con honores y como la mejor de mi clase el año pasado.

Una parte de mí temía fallarle.

Y la otra solo quería poder ser yo misma, tanto para escribir mis propias historias como para no necesitar su ayuda cuando quiera publicarlas. Mi plan era graduarme de la universidad y forjar mi propio destino.

Por ahora, solo me concentraba en empezar.

—Puedes encender la radio —murmuré, al percibir el silencio incómodo que se formó—. Pon lo que quieras, pero no le subas todo el volumen, ¿puedes?

No me respondió, aun así, me hizo caso.

Y el camino se me hizo eterno.

Algunas horas más tarde me encontraba en mi nueva habitación, descargando la maleta y algunas cajas que también había traído.

Me encargué de empacar cualquier cosa que pudiera necesitar, desde una camisa vieja que podría servirme, hasta unos tenis que había dejado de usar desde el año pasado.

Sin embargo, todo era necesario.

La estancia estaba conformada por dos habitaciones, una cocina, una pequeña sala con un sofá largo, una pequeña televisión en una mesita y una ventana para ver hacia el resto del campus. Del resto era prácticamente lo mismo. Por ahora solo estaba yo ya que mi compañera no había llegado.

Y hablando de compañera, dejé todo en el suelo y me senté en el sofá, algo cansada. Saqué mi móvil, empezando a marcar el número de mi rubia amiga de mi lista de contactos

Tres tonos después, me respondió

Hooooola, universitaria.

Sonreí un poco

—Hola a ti también, universitaria. ¿Dónde estás?

En nuestro cuarto —respondió, un tanto divertida—. ¿Puedes creer que las paredes son azules? No te preocupes, traje una pintura rosa porque sabía que la necesitaríamos. Hablaré con la dueña de este edificio y empezaremos con la remodelación ahorita mismo. Convertiremos nuestro cuarto en nuestro santuario, ¿no es genial?

Abrí y cerré mi boca casi al mismo tiempo, entre pensativa y confusa

—¿Dijiste que estás en nuestro cuarto?

Así es, ¿dónde estás tú? ¿Ya llegaste?

—Ahm... Alicia, yo estoy en nuestro cuarto.

Hubo un pequeño momento de silencio, antes de oír su voz temerosa

¿Qué llaves tienes?

—La 306 me dio la chica.

Yo tengo la 309, debe ser una equivocación.

—¿Nos dieron cuartos distintos? Eso quiere decir que...

—¡Ni lo digas! —me cortó, más preocupada—. ¡No puedo compartir cuarto con alguien que no seas tú! ¿Entiendes mi dilema? Nadie más va a comprender mi jueves de mascarilla y masajes.

Me recosté en el asiento, algo desganada

—A lo mejor sí se equivocaron. Mi «compañera» aún no llega.

La mía tampoco, eso quiere decir que... —se cortó a sí misma, pues alcancé a reconocer algunos toques en la puerta. Segundos después, cambió al sonido de unos tacones y luego oí una conversación—. ¿Y qué se supone que eres tú?

Ahm... supongo que eres Alicia.

Soy yo, ¿quién eres?

Tu compañera de cuarto.

¡No! —escuché la puerta cerrándose bruscamente, y luego los pasos veloces como si estuviera corriendo—. ¡Dani, tenemos que hacer algo! ¡Está aquí!

Fruncí las cejas, confundida

—¿Le cerraste la puerta en la cara?

¿Qué más querías que hiciera? Es una intrusa.

Me froté los ojos, soltando un respiro

—Déjala pasar, la pobre chica no tiene la culpa. Si quieres ahora mismo vamos tú y yo a pedir un cambio.

—¿Segura? —se oyó temerosa—. Es que no sé si es de fiar.

—No es un extraterrestre —resoplé—. Alicia, ya déjate de tonterías, ¿puedes? Hablamos más tarde.

¡No me dejes con...!

Colgué, dejando el aparato a un lado

Sí, no tenía idea de que iba a ser de Alicia y de mí si no compartíamos residencia. Todo lo habíamos hecho juntas desde que teníamos como siete años, simplemente yo no imaginé que algo así fuese a suceder.

Tuvimos suerte de encontrar nuestras carreras en la misma universidad y solo por eso no nos separamos, aunque las clases que recibiremos serán completamente distintas.

Dudaba mucho de poder conseguir un cambio, y solo por eso suplicaba que mi compañera no fuese una mala persona.

Entonces, mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose. Me mantuve en mi lugar, aunque incliné mi cabeza un poco para ver de quién se trataba, y toda gota de paciencia explotó como un globo en cuestión de segundos.

Kate atravesó la entrada con su maleta y una cara de aburrimiento total en sus facciones. De todas formas, se detuvo abruptamente cuando se dio cuenta de mi presencia, y entonces miró a ambos lados como si intentara confirmar lo obvio.

Al ver mis cosas, suspiró con cansancio

—¿Es broma? —cuestionó

—¿Es tu cuarto? —pregunté

—Eso me dijo la chica —bufó—. Dime que te equivocaste.

—Es lo que más deseo ahora mismo.

Descargó su mochila en el suelo

—Esto seguramente será divertido.

📚

La observé dando pasos rápidos y en círculo como si quisiera gritar o simplemente golpear a alguien.

El lugar en el que me encontraba era cómodo y aunque tenía mi espalda recostada en el asiento, me abrumaba la idea de caerme de culo cuando ella soltara el grito, y eso lo supe al ver cómo se giró hacia mí abruptamente

Di un respingo por instinto. Alicia me apuntó

—¿Así que tu compartes cuarto con su hermanastra amargada y yo tengo que soportar a la esquizofrénica que tiene el cabello verde?

Abrí mi boca para responder, pero no lo hice cuando escuché una voz proveniente de lo que supongo que es el baño

—¡Más loca estarás tú!

—¡Cállate! —le devolvió el grito, más fuerte. Luego volvió a mí, soltando el aire con bastante lentitud—. Siento que me arrancaré las orejas como sigamos compartiendo tan solo un minuto más.

La miré con una pequeña sonrisa divertida. La rubia solo bufó, dejándose caer a mi lado, por instinto se acostó en el sofá poniendo su cabeza en mis piernas. Entonces miró hacia el techo, pensativa

—Dígame algo, doc —murmuró—. ¿Por qué el color verde para un tono de cabello rubio platinado? Ciertamente no combina.

—Ah, ¿estamos en una sesión? —pregunté, confusa—. Ahm... debo ir por mi libreta.

Soltó un gruñido de molestia

—¿Es enserio, Dani? Eres mí psicóloga, no necesitas una libreta.

—Oh, claro —asentí, sin saber qué más hacer—. ¿Entonces cómo te sientes con esto?

—Como si me hubiese arrollado un tren y hubiera dejado mi glorioso cuerpo en el suelo.

—Uh... —torcí mis labios mientras pensaba—. Eso no es bueno y menos viniendo de ti. Nadie te pisotea.

Se mantuvo en silencio, observando el techo como si fuese lo más interesante. Alicia tenía momentos de locura y se supone que yo era su psicóloga, sin embargo, en esta ocasión cuando vi como sus ojos azules brillaron de un momento a otro, supe que nada iba a salir bien.

Se puso de pie inmediatamente

—¡Tengo una idea! —exclamó, con una gran sonrisa—. Hablaremos con la decana y le diremos que somos hermanas y que tú tienes una enfermedad que debes cuidar y que yo soy la única que sabe cómo hacerlo. ¡Y todo sale bien! ¿No es buena idea?

La miré con una mueca en mi rostro

—O podemos solo decirle que queremos un cambio y ya —negué con la cabeza, descartando su tonta opción en cuestión de segundos

Ella resopló

—Como sea, pero mí idea era mejor.

—No pueden hacer eso —ambas dimos un respingo al oír una voz del otro lado. La chica de cabello verde salió con una toalla en su cabeza—. La decana no vendrá hasta dentro de una semana.

—¿Y tú como sabes? —le pregunté

—Disculpa, ¿no tienes una bolsa de basura que usar para hacer un vestido? —le dijo ella, al mismo tiempo

La chica bufó

—Es mi madre —obvió en su respuesta—. Se encuentra enferma.

—¿Ah sí? —me acomodé para verla—. Eso no puede ser, ¿y qué tiene?

—Se le dice flojera, y si te quedas mucho en cama se te pega.

Mi expresión interesada cambió rotundamente a una más aburrida. Dejé de mirarla, mientras que Alicia se quedó viendo hacia la nada con el ceño fruncido

—¿Eso es real?

—Entonces vuelve en una semana, ¿no? —la ignoré—. Cool.

—No creo que obtengan un cambio, pero vale la pena intentar —siguió hablando—. Además, a mí también me serviría para deshacerme de esta rubia psicótica que tiene una obsesión con la moda.

Alicia la miró abruptamente

—No es mi culpa que te vistas como en un funeral.

—Cállate.

—Está bien, bien —me puse de pie, antes de que ambas siguieran discutiendo—. Gracias por la información, eh... ¿cómo te llamas?

—Kathleen —se encogió de hombros

—Oh, es un gusto conocerte —le sonreí—. Me llamo Dani...

—No me importa —me dio la espalda, metiéndose a su cuarto de un pequeño portazo

Parpadeé, algo confusa. Entonces puse mi vista en Alicia

—Creo que ambas tenemos problemas.

—Ni que lo digas —rodó sus ojos

La conversación se vio interrumpida por unos cuantos toques en la puerta. La rubia decidió ir a abrir mientras que yo tomé asiento una vez más, revisando distraídamente mi teléfono solo para ver mensajes de mis padres

Papá: ¿Qué tal tu día, cariño?

Mamá: ¿Qué tal tu día, cariño?

Mi ceño se frunció, con algo de confusión.

Sí, se la pasan discutiendo, pero en cosas demasiado obvias se parecen, tanto que sin darse cuenta ambos terminaron publicando el mismo mensaje, casi al mismo tiempo. Eso de por sí es raro, no quiero ni imaginar cómo se pondrán cuando lleve más días aquí.

Les respondí algo simple, y lo guardé para prestarle atención al rubio que ingresó ojeando toda la estancia

—¿Azul? —cuestionó, poniendo una mueca

—Lo sé, lo sé, es horrible —se quejó ella

—No puede ser peor que mi habitación —se encogió de hombros—. Oí que no son compañeras, pobrecitas. No podrán sobrevivir por mucho.

—¿Gracias? —enarqué una ceja

—¡También lo sé! —se frustró la chica

Negué con la cabeza, casi al instante

Archie sonrió

—Les tengo una invitación.

—No —me adelanté

—¿Cuál invitación? —ella lo miró, sonriente

Buenoooo —alargó la palabra—. Oí decir a los chicos de mi residencia que hay un partido esta noche, es algo así como la apertura o no sé qué. Dicen que estará bueno y que los de nuestro equipo son los mejores.

—No —seguí diciendo

—¡Eso sería increíble! —chilló Alicia, contenta—. Podré salir de estas cuatro paredes que ya son mi tormento. Iug.

—¡Te escuché! —gritó la chica en la habitación

—¡Por eso dije iug, genio! —le devolvió el grito en esa dirección

—¿Cómo que no? —Archie me miró, serio

Solté un largo suspiro

—Odio los deportes —puse una mueca—. ¿Partido de qué? ¿Futbol? Ni siquiera sé como se juega, pasar un balón de un lado a otro no tiene gracia.

—¿Prefieres quedarte en tu cuarto con Kate? —ella cruzó sus brazos, viéndome con una ceja enarcada

Mierda, en eso sí tenía razón.

Si no salía tendría que aguantarme su odiosa presencia causándome náuseas. No solo sería peligroso para mi salud mental sino también para mi salud física, nunca se sabe de qué es capaz una pelirroja con antecedentes criminales bastante altos.

Me encogí de hombros

—Bien, hay que ir.













*

Espero que les guste este nuevo inicio, como podrán ver hay personas q no han cambiado, pero iremos viendo la evolución con el desarrollo de la historia así q no se me preocupen❤️

Continue Reading

You'll Also Like

31.8K 1.3K 13
Nora Jáenz es una mujer temerosa y frágil que esta presa de la violencia a manos de la persona que menos imaginó: Álvaro Barradas, su marido.Tras uno...
1.5K 96 5
-Siento a verme alejado de ti, siempre te quise a ti... pero al llegar de nuevo, agarré tu mano delicada y grande, la alejaste de inmediato diciendo...
2.6K 400 11
El mejor asesino del mundo ahora es un gran empresario el cual sigue luchando consigo mismo, su pasado no lo deja avanzar y sigue atormentandose y a...
6.6K 358 16
Ships 👇 #rodrivan #karlnap #DNF _____________________ Todo es omeverse!! ______________________ Omegas Rodrigo Karl George ______________________ Al...