Ylenia había terminado su jornada del día, había estado con Theseus, ordenando y arreglando la sucursal que ambos habían formado con ayuda del ministerio.
Y para colmo, Theseus y ella por fin había averiguado el gran secreto de la supuesta Tina. No daban crédito de lo que habían descubierto, habían intentando pensar una manera suave de contárselo a Newt, pero a ninguno se le había ocurrido nada, estaban demasiado molestos con la pelinegra y su misteriosa aparición en la vida de todos.
La castaña se abre la puerta del local, haciendo sonar la campanita. Las luces no estaban apagadas, así que siguió caminando hasta encontrarse con un pelirrojo en el mostrador de la tienda vacía.
-Hola- saluda ella, acercándose para dejar un beso en la mejilla del chico -, ¿qué tal?
George le sonríe con alegría.
-Animado- dice con entusiasmo -, mañana abrimos. ¿Vienes, no?
-Pues claro, tonto- ríe y ve a su prometido aparecer por la puerta que daba al almacén -. Hola.
Fred se acerca sonriendo, con algo de cansancio en su mirada.
-Hola, cariño- deja un beso en sus labios y coloca las manos sobre sus propias caderas, suspirando -. ¿Qué tal tu día?- pregunta mientras su hermano se dedica a colocar pequeñas figuras en el mostrador transparente dónde estaba grabado en rojo el nombre de la tienda; Sortilegios Weasley.
-Mal- ambos la miran con preocupación. Ella suspira -. Al parecer, Tina no es Tina.
Ellos hacen silencio.
-No te entiendo- Fred frunce el ceño, acercándose un paso.
-Pues que no es Tina- repite, sin aclarar nada -. No es la verdadera Tina Goldstein.
-¿Cómo que no?- pregunta algo confuso su prometido.
-Theseus consiguió un periódico del mundo mágico, de Queens, dónde supuestamente trabaja Tina, en el ministerio mágico, y.. no es ella, chicos- suspira, frustrada -. No se parecen en nada, solamente en el cabello... estoy tan molesta. ¿Pero qué coño pasa?
-Pero, ¿que dices?- George habla sorprendido.
-Que sí- suspira nuevamente la Lupin -. Y no sé como decírselo a Newt.
-¿Por qué se haría pasar por alguien que no es?- pregunta de nuevo el gemelo menor.
-Eso me gustaría saber a mi...
Fred aprieta sus labios, no le gustaba ver a su chica triste o frustrada, y sabía como estaría si se trataba de su gran amigo Newt.
-Que fuerte- exclama George.
El pelirrojo mayor le hace una seña a su hermano, y él pilla la indirecta, se da la vuelta y entra al almacén para dejar sola a la pareja.
-Estás muy guapa- Fred se acerca, agarrando las caderas de su prometida -. No me gusta verte así, angustiada.
Ella resopla.
-¿Qué hago, Fred?
Él suspira, sin saber cómo ayudarla.
-Lo siento- sonríe tristemente y deja un beso en la comisura izquierda de sus labios -, amor.
Ylenia sonríe levemente.
-¿Te queda mucho?
-Un rato.
Asiente.
-¿Os ayudo?
-No, cariño, ve a casa.
-Nunca has querido que te ayude.. déjame ayudaros...
-No- vuelve a negar, ella resopla -. No quiero que trabajes aquí.
-No es trabajar, es ayudar.. que eres mi novio.
-¿Tú novio?- sonríe con picardía - Soy el padre de tus hijos, bombón, soy tu prometido, y próximamente.. marido.
Ylenia ríe.
-Pues con más razón.. más esfuerzo que con el parto de los bichos te digo yo a ti que no voy a hacer aquí ayudándoos.
-Me da igual, es que no quiero. Tu eres una reina.
Ella arquea una ceja, o al menos lo intenta.
-Sí, pues luego bien que te gusta azotarme cuando tengo mi culo en tu cara- él sonríe -. Y bien que te gusta tirarme de la coleta cuando me las hago. ¿Eso es de ser una reina?
-Son situaciones diferentes.
La mujer ríe.
-Entonces me voy a casa- reniega de su intento en ayudar -. Estoy cansadísima y tengo ganas de ver a los bichos, hoy casi no los vi..
-Yo también quiero verlos- sonríe -, fui a verlos después de almorzar, estaban despiertos, jugando con Ed... bueno, pegándole.
Sonríe.
-Mis bichos- se acerca y deja una caricia en el pecho de su prometido -, y mi bicho número uno- alza las cejas y él sonríe -. Me voy ya.
Fred asiente, acercándose para dejar un beso algo intenso en los labios de la menor.
-Quiero que tengas una coleta cuando yo llegue, ¿hm?
-¿Para?
-Ah...- dice con misterio - ya lo sabrás.
-Lo que yo digo- se aleja y pone bien su bolso -, un bicho. Así han salido los niños...
-Cómo si tú fueras lo más buenito del mundo..
-Más que tú, sí.
-Más que yo cualquiera...
-También- ríe -. Bueno... ¿te espero despierta entonces?
-Si estás cansada duérmete, cariño.. mañana te daré tu dosis de masoquismo.
-Fred- regaña riendo.
-Si es lo que eres..- se acerca y enreda sus dedos entre las raíces del cogote de su cabello -no te hagas la tonta que a ti bien que te gusta que te tire- tira levemente del castaño cabello y ella jadea con suavidad -. ¿Ves?
-Calla- ríe por lo bajo, obligándolo a soltarla -, ¿seguro que no te quieres venir conmigo?
-Querer quiero- aclara, sonriendo enormemente -, pero aún me queda un poco por hoy... quiero quitármelo de encima y no hacerlo mañana con la prisa y el agobio.
-Vale- acepta, dejando un beso en casto en sus labios -, pues como no me vas a dejar ayudar... me voy a ir a dormir.
-Sí, cariño, descansa.
-No vengas muy tarde, anda...
-No- vuelve a sonreírle su prometido -, usa la red flu del piso.
Ella asiente, dándole un último beso antes de ir hacia al almacén, despedirse de su cuñado e irse al piso para usar la Red Flu.
La mañana estaba siendo agotadora para los gemelos Weasley.
Estaban agobiados... y aunque sus hermanos los estaban ayudando.. tenían esa inquietud de si todo saldría bien.
Sortilegios Weasley volvía al mercado.. lo que significaba menos tiempo libre para los dos, pero más dinero.
Los hermanos Weasley ya estaban esperando a que su familia llegase antes que cualquier comprador, pero se habían retrasado y ya habían entrado varios clientes.
Tras unos minutos, los Weasley-Lupin y respectivas familias llegan al local, entrando y saludando a los pelirrojos que yacían con una sonrisa al verlos.
Ylenia se acerca a su prometido, con JJ en brazos.
-Hola- sonríe, mirando de arriba a abajo a los Weasley, especialmente a Fred -, perdón por el retraso... JJ se había hecho caca y lo ha tenido que cambiar Ed porque yo estaba en el baño... total, Ed se ha manchado entero, JJ también y hemos tenido que cambiar a los dos. Bueno... mi hermano se ha cambiado solo- bromea.
Fred ríe.
-No pasa nada- deja un beso en sus labios y otro en el cabello de su hija -, mis preciosas.
La castaña sonríe y se marcha con su hija a echar un vistazo a los nuevos productos de los Weasley.
-¿Recuerdas los viejos tiempos?- Ylenia suspira al oírlo tras ella, hablando levemente en su oído para que la escuchara por el alboroto de gente que había en la tienda -. Yo tengo buenos recuerdos en el almacén...
-¿No me digas?- habla con ironía, sin mirarlo.
Agarra un bote de cristal color morado transparente de un estante y lo mira con detenimiento.
-¿Lilas?- pregunta confundida -, ¿qué es? Es nuevo, ¿no?
Fred le arrebata el bote de las manos, le da la vuelta y le enseña el botón negro con la W inscrita.
-Púlsalo.
Ella obedece, le da al botón, y en cuestión de un segundo, un gran ramo de flores sale lentamente del tarro, dejando el tarro como un tramo para agarrar el ramo.
Ylenia sonríe mirando aquellas petunias color lila.
-Que bonito.
-Quédatelas- deja un beso en su mejilla y ella sonríe -. Ahora mismo sólo tenemos el modelo Lila, pero sacaremos muchos más.. Margaritas, Rosas, Tulipanes.. lo que se pida.
-¿Y por qué petunias?
Fred sonríe.
-No te hagas la tonta, anda- deja una pequeña palmada en su trasero y se da la vuelta al oír su nombre.
-Hermano, ¿cuánto es esto?- Ron lo llama de lejos.
El pelirrojo le hace una seña con la mano.
-Ya vuelvo, preciosa- pasa la mano por su cintura antes de irse y dejarla con el ramo de petunias en la mano.
La chica vuelve a cerrar las petunias, haciéndolas volver al bote, y lo guarda en su bolso, con el rostro sonriente por aquel detalle de su prometido.
Fred había sido siempre tan detallista con ella.. tan bueno. Ylenia estaba segura de que lo que él sentía por ella era de verdad.. y su amor por él también lo tenía bastante claro.
Amaba a Fred con toda la fuerza de su cuerpo, con todo su corazón. Y todos sabían lo mucho que se querían... se notaba en el ambiente.
Siempre se había notado el cómo aquel Weasley miraba a esa castaña de una manera tan.. tan.. ¿cómo diría George? Una mirada de tonto enamorado, que era lo que Fred solía ser.
NOTA AUTORA
Perdón por tardar en actualizar, pero estoy en la recta final del curso y tengo muchas ocupaciones.
De todas maneras, cuando puedo me pongo a escribir para actualizar lo más antes posible.
Espero tengan paciencia, que disfruten el capítulo,
Ronnie.