『 Meraki』【℘ơʂɛıɖóŋ】ⓢⓝⓥ

By ElleLa_

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❝Poseidón es el dios más temido, nunca ha sentido nada, él no aprecia nada, no respeta nada. Poseidón..no pos... More

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By ElleLa_


  
   
      
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               "Solo un humano más.."
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  «────── « ⋅11va Ronda⋅ » ──────»

Las barras por el lado de los dioses incrementaron al momento de ser testigos del nuevo ataque, la flecha dio en el blanco después de dar por inicio a la última etapa de la batalla.

Exhaustos ambos sujetos se dedicaron una mirada seria, antes de que el humano en cuestión desapareciera entre la nieve y los árboles de dicho escenario.

Las valquirias sobrantes ahora reunidas en un mismo balcón aun discutían con la mayor de todas, por lo que estaba haciendo y sobre todo por que estaba próxima a ser descubierta por los dioses, Brunhilde seguiría adelante a costa de todo.

Los panteones divinos incompletos por el momento, los griegos tenían un tema pendiente con los nórdicos, una junta se llevaría a cabo si llegaban a comprobar una supuesta "traición".

En medio de todo ese conflicto, los servidores de cada Dios que había culminado su duelo en el Ragnarok comenzaron a marcharse, todos llevando consigo algo valioso de su amo, Zagreo no era la excepción.

Su expresión apagada y triste fue golpeada de repente cuando alguien se interpuso en su camino, sintió que el alma se le salía del cuerpo.

-Señor Adamantin- saludó tras recuperarse de su inesperada presencia-, ¿en que puedo servirle?.

-¿Ya te vas?, ¿aun cuando nuestro panteón sigue en duelo?- cuestionó con una expresión seria, su atención no estaba en el chico, más bien en aquello que sostenía en sus manos con tanto recelo.

-Creí conveniente regresar al Helheim para hacerme cargo de todos los pendientes pertinentes a nuestra situación Señor, disculpe no haberle avisado- parecía un pequeño soldado de pie frente al más alto e intimidante dios.

-Ya veo..- contesto desinteresado, había algo que le importaba obtener del chico-, me quedaré con esto- anuncio estirando una de sus manos hacia el arma divina que con tanto cuidado llevaba el chico.

-...-no lo pudo evitar, el apretar con más ahínco dicha arma contra su pecho y fruncir el ceño al dios, era su deber- lo..lo siento, tengo indicaciones, no puedo entregar el Vidente de su hermano.

-¿No confías en mi sirviente?- inquirió casi burlesco el dios de mala actitud.

-C..claro que lo hago, pero tengo un protocolo e hice un juramento frente al soberano a quien serví desde que tengo uso de razón- habló atropellando algunas palabras en tanto daba algunos pasos hacia atrás.

-Un objeto con esa importancia estará más seguro si es custodiado por un dios, soy el aliado más leal de tu amo y aunque no está con nosotros, el me confiaría esta gran responsabilidad- explicó fingiendo amabilidad.

-Pero...- lo dejaban sin muchas salidas.

-Zagreo..-lo llamó por primera vez haciéndose el inocente-  nuestro panteón ha pasado por mucho estas últimas horas, he sufrido el deceso de mi sangre.., nada me tranquilizaria más que llevar personalmente la fusión de mis dos hermanos hasta un lugar seguro- su discurso fue convincente hasta cierto punto- y..no dejare que caiga en manos equivocadas- ese punto.

Zagreo tragó con dificultad en tanto estiraba temblando el arma, sus dedos aun se aferraban indecisos.

-Entregame..a mis hermanos- bromeó presionando su agarrare en el Vidente, en cuanto logró que el chico lo soltará su expresión endureció al instante, oscureciendo su mirada sobre el arma, un brillo casi retorcido atraveso sus ojos antes de darse la vuelta y desaparecer listo para cumplir con la idea que se le había ocurrido.

Ahora dependía de él, cumpliría con algo que llevaba milenios queriendo hacer, llevó su plan paso a paso, para que todo saliera perfecto y ahora tenia la oportunidad.

También el poder, su sonrisa al levantar el arma divina se lo confirmó.

    
  ────❝de Poseidón a Caesar❞────

    
                                                         16 años

Sus mejillas teñidas de un rojo intenso se desviaron hasta el piso de cerámica, todo el valor con el qué se había presentado ya no existía más, se trabó con sus propias palabras que con tanto esmero conjugó para que fuera algo inolvidable, pero lo hizo.

Tuvo la valentía de confesar sus sentimientos.

-...- terminó de cerrar su casillero, inexpresivo como siempre, sin embargo se detuvo unos segundos en tanto todo el pasillo de ese colegio se mantenía expectante a su respuesta-....

Sintió su inocente corazón golpetear con fuerza cuando lo vio ponerse frente a ella, la ansiedad la terminaría hiperventilando.

-..que ridícula- respondió por fin en lo que claramente era un cruel y definitivo rechazo, sus ojos oceánicos se mantenían vacíos aun cuando algunos de sus compañeros comenzaban a murmurar en su contra cuando lo vieron romper sin lastima la carta que la chica le había entregado, simplemente ese no era su problema y por supuesto que nunca saldría con ninguna de esas humanas ordinarias.

En realidad con nadie.

Salió de ese lugar con total serenidad.

Por otro lado la jovencita que hizo la declaración ahora tenia el corazón roto y un recuerdo que la perseguiria de por vida, llevaba años con esa ilusión del "chico con apariencia y educación de príncipe" que algún día podría fijarse en ella.

Ella lucia como toda una belleza adolescente, casi de ensueño, cabellos rubios y ojos jade, había rechazado a muchos chicos por alimentar su "ideal" de novio, aun sabiendo que "Caesar" llevaba rechazando a varias chicas desde hace mucho tiempo, ahora entendía el dolor que todas ellas sintieron y se arrepentía por haberse burlado de algunas.

................

-Llevaremos a las chicas al concierto después del paseo Karissa, dame permiso- suplico con las manos juntas a forma de convencer a la mayor.

-Aemon..- lo llamó viéndolo con desconfianza, un silencio se hizo en lo que la pelirroja analizaba esa petición.

-Oh vamos Karissa tengo 19 años, ¡es increíble que te siga pidiendo permiso mujer!- chilló el de ojos violetas cruzado de brazos- ¡ah..aaah!- lamentó cuando su oreja derecha fue jaloneada por su hermana.

-¡No me hables así descarado!- lo regaño mientras estiraba la pobre oreja de su hermano- ¿cómo que "mujer" mocoso?, no soy una de tus amiguitas, soy tu hermana y si aun pides permiso es por toda la inseguridad que hay allá afuera.

-Sufro más inseguridad en mi casa- susurro masajeando su humeante oreja, había inflado los cachetes como cuando era un niño pequeño.

-Te oí..-dijo la pelirroja masajeando sus sienes, de reojo observó al callado rubio que continuaba cenando imperturbable y lejano de la pequeña discusión- esta bien Aemon..irás- concedió preparando el "pero".

-Jeje..¡por eso te amo tanto! hermanita- agradeció saltando desde su sitio para besar la frente de su hermana, hasta el dolor de su oreja había olvidado.

-..y Caesar también irá con ustedes ese día- finalizó palmeando el dorso del pelirrojo que aún la abrazaba por los hombros.

-¡¡¡¡¿Qué?!!!!- gritó haciendo que el eco se repitiera por todo el barrio, Karissa se tapó los oídos intentando frenar una sonrisa divertida, Aemon vio al rubio quien se había tensado de pronto con la cabeza hacia ellos dos- ¡Caesar es un aburrido y un petulante Karissa!.

El de cabellos rubios apretó los labios y el cubierto entre sus dedos al mismo tiempo.

-Es la condición Aemon, agradece que aún tienes permisos después de lo que hiciste la última vez- le recriminó señalandolo con el dedo en la frente- ¡casi te denuncian!.

El pelirrojo tuvo que sentarse maldiciendo en voz baja al menor, aunque siempre repetía las mismas tres palabras "no me arrepiento", si se metían con el, respondería de la misma forma.

Nadie se burlaria de él.

-¿No confías en mi Karissa?- se victimizo agachando la cabeza, debía intentar cambiar la decisión de la pelirroja- ¿crees que soy un delincuente?.

-..-suspiró poniendo una mano sobre la del de ojos violetas- eso nunca bobo, solo muy impulsivo, soy tu hermana- lo tranquilizó acariciando una de sus mejillas, de reojo volvió a ver al rubio sonriendo gratamente- ni Caesar ni yo desconfiamos de ti- afirmó despeinando al chico.

-Entonces..puedo ir solo, ¿por esta vez?- insistió suavizando su voz.

-..No- negó con una sonrisa y antes de oír al pelirrojo refutar se aclaro la garganta- ¡pero!..solo para que lo recuerdes, Caesar es tu hermano y te quiere, irá con gusto a tu salida y se divertirán- habló con vista al menor de los tres que bebía agua sin hacerles caso.

-¿y bien Karissa?- pregunto en tono burlesco Aemon tras esperar por lo menos dos minutos a que el rubio hable- ¿dónde esta el "cariño"?- dijo haciendo comillas con los dedos.

-¡Caesar!- le gritó para llamar su atención distante, consiguiendo que volviera a voltear hacia ellos.

-..¿Qué?- cuestionó impaciente el rubio adolescente.

-Dile algo a tu hermano mayor- pidió animada la mujer.

-..¿quieres que le diga, lo que pienso de él?- estaba harto de ser metido en asuntos que no le importaban, ese humano ni siquiera era su hermano y odiaba el parentesco que le daban con ese par de "idiotas".

Karissa asintió sonriente.

Una pesada exhalación fue soltada por el de ojos azules, en tanto Aemon aun tenia una expresión retadora hacia su menor, no lo creía capaz de decir nada bueno a favor de salir con el y sus amigos.

-En principio..- comenzó apoyándose en el espaldar- Aemon no es un delincuente- dijo con la mirada en su plato, el nombrado abrió los ojos incrédulo, Karissa enternecida- le hace falta un cerebro para serlo- soltó de brazos cruzados y vista hacia las ventanas.

Aemon gruñó clavando sus dedos en el borde la mesa en tanto su furia crecía desmedida.

-..es un mequetrefe e inservible despojo del planeta que puede ser extinguido cuando sea, opino que es un cabestro, gandul y pelele desechado- casi nunca se explayaba con respecto a sus dos mayores, su declaración dejó atónita a la mujer y..

-¡Maldito arrogante miserable!-..un enardecido Aemon que gritó en tanto saltaba sobre el adolescente de dieciséis años para taclearlo aun estando sobre la silla.

Algunos platos y vasos cayeron destrozandose, el hermoso mantel artesanal hecho por la misma Karissa yacía manchado y la misma mujer intentaba separar a sus dos menores que ya se asemejaban a un perro y un gato en plena contienda.

-¡Niños!- les gritó intentando jalar al pelirrojo- ¡basta!- oía maldiciones a cada segundo mientras los dos chicos se peleaban- ¡¡SEPARENSE!!.

Ahora sabían por que el rubio casi nunca se explayaba.

.............

-Solo esto me faltaba- murmuró con su atención desviada del menor, aun resentia su último encuentro- seguir al prepotente- mascullo afirmando el agarra de sus brazos alrededor de la caja que llevaba.

El de piel pálida ignoraba olímpicamente las quejas de su mayor desde hace una hora, aunque estaba se acuerdo con el al decir que ellos no tenían que ir juntos, se vio tentado a empujarlo a la avenida por lo menos veinte veces, sus hebras rubias cubrían sus ojos ensombrecidos, nunca le perdonaría el ataque de la noche anterior, se había atrevido a golpearlo a ¡ÉL!, pero le dio su merecido e intentaba recordar eso para no asesinarlo por tal "osadía".

-Oye..bebé llorón estoy cansado, ¿cuándo vamos a llegar al dichoso hotel?- preguntó con los ojos sobre la caja que trasladaba.

-...-contó veintiuno cuando una camioneta pasó a máxima velocidad a su lado y tuvo otra vez la tentación de lanzar al pelirrojo contra el coche, decidió no darle importancia cuando se detuvo frente una fila de autos estacionados de camino a la entrada principal de un lujoso edificio con decenas de pisos en tonos grises y azulados.

-Woooow- su sorpresa era grata con semejante hotel delante, el nunca había estado tan cerca a la vida de la gente adinerada- mira esto hermanito, sabes con quien codearte- le dijo con ironía antes de prepararse para entrar.

-..No- soltó deteniendo al de ojos violetas.

-¿Que?, ¿tanto te avergüenzan tus orígenes que incluso me prohibiras entrar contigo?- cuestionó con un deje de amargura.

-...- Caesar no respondió a esa provocación, optando por rodear la enorme entrada hasta llegar a unas gradas hasta abajo de lo que era la puerta para empleados.

Aemon siguió los pasos del más joven enarcando una ceja cuando lo vio tocar un timbre, decía solo personal autorizado, al oír las indicaciones ambos fueron metidos en ese sitio.

-Hubieras dicho que solo teníamos que entrar por otro sitio niño- lo regaño sin aceptar que se equivocó al alterarse minutos antes.

El rubio frunció el ceño pensando en que a el no le importaban los sentimientos de su mayor, tenía un "deber" en cuanto lo cumpliera se iría tan lejos como pudiera del lado de su "hermano".

-Los meseros contratados se encargarán de estos detalles para las copas, el giro se hará a cuenta de la artista en breve, pueden retirarse chicos..gracias- les explico la asistente que los recibió- tomen el ascensor para dirigirse a recepción a firmar la entrega y el horario antes de irse- pidió aun observando de reojo al rubio adolescente.

-Es menor de edad- recalcó Aemon al "despedirse", harto de la situación entra esa chica y su menor- que demonios con las mujeres de hoy en día- farfullo presionando varias veces el botón para llamar el ascensor.

Una vez arriba se mantuvo en trance, maravillado por la riqueza de ese elegante sitio, sus ojos violetas brillaban emocionados.

El menor se dedicó a llenar un pequeño formulario, suspiro sabiendo su misión terminada, las artesanías de Karissa estaban "a salvo".

-Oye..oye, esa chica de allá no era una de tus fans- fastidió señalando una alta chica en medio de un tumulto- es linda hermanito, que tonto eres- acusó suspirando dramaticamente.

Caesar fingió no estar escuchando.

-Uy..esos chicos tienen pinta similar a tus adorables compañeros- se burló para seguir molestando al rubio- deberías ir a saludar principito- insistió.

Soltó el boligrafo bruscamente enfocándose por primera vez en el pelirrojo.

-Largate si estas aburrido- ordenó de mala gana.

-Auch, así hieres mis sentimientos Caesar- mintió con exageración- vamos, observa este sitio..dudo que podamos pisar lugares así muy seguido, aprovecha y que te guste algo niño- aconsejó viendo a la multitud de gente influyente que entraba hasta recepción, siendo casi deidificada por los empleados, sintió pena ajena de inmediato arrepintiendose al instante de su consejo.

Allí no había nada que pudiera gustarle a el y a su hermanito tampoco.

-Mejor vamos a almorzar bebé llorón- le dijo avanzando hasta la salida.

En su mente repasó las palabras del pelirrojo, en el olímpo se vivia en opulencia y adulación absoluta, entre dioses enaltecidos en ego.

Creía tan innecesario tener seguidores, pues ellos solo eran movidos por su propia conveniencia, en el fondo todo era un gran mentira, las emociones eran resultado de un impulso por una situación, tan pasajeras como el mismo respirar a cada segundo, cambiantes e irreales.

No había nada en ese sitio que llamara su atención, nada lograba sorprenderlo, en medio de tanta basura terrenal y mundana, solo alguien hueco podría caer en alguna de esas tentaciones.

-espera Caesar- avisó el pelirrojo alejándose para tomar una muestra de un bocadillo.

En ese preciso momento, de pie en medio de ese gran recibidor algo..llamó su atención.

Fue solo un pequeño descuido, solo hizo falta mover el ángulo de su cabeza en el momento indicado, para encontrarse con el rostro de la tentación más grande para el ser humano, aquella que seguramente permanecía en la cima de toda la porquería de la que el siempre se consideró enemigo, antes siendo un dios y ahora..también.

Sin embargo fue sacudido por una inestable corriente desde su nuca cuando ella giro sobre sus talones y comenzó a caminar.

No se atrevía a verla a los ojos directamente, sus tacones punta resonaban en sus oídos sin provocar disgusto, su piel con relieves brillantes le detuvo el aliento, ascendió hasta su sonrisa y sin querer descendió otra vez hasta sus curvas, tragando duro, inhalo con torpeza sintiendo debilidad en las piernas.

-¡¡Caesar!!- fue sacudido por el pelirrojo que lo veía seriamente, sus miradas chocaron solo por un segundo pero este se asombró- escribiré sobre nuestro choque de miradas en mi diario tarado- dijo risueño- ¿qué ves con tanto esmero?- preguntó curioso.

-Nada- respondió algo inestable antes de avanzar rápidamente hasta la salida.

-¡Oye!, ¡espérame!- chilló siguiéndolo.

Sus pasos fueron el doble de rápidos, su mirada estaba en sus pasos, pero ya no podía concentrarse, maldijo por lo bajo cuando su curiosidad lo obligó a dirigir una vez más su mirada hasta "la perdición", abrió los labios con ligereza al descubrirla con sus azules y claros ojos sobre él, fue como un duelo en el que el rubio sintió que le ganarían haciendo trampa.

La sonrisa divertida de esa mujer se lo confirmó, le frunció el ceño unos segundos antes de seguir su camino, lejos de ella.

Muy lejos y deseando no volver a encontrarla.

Atravesó la sensación más incómoda de su existencia humana, por primera vez no entendía que le ocurría.

...........

-Bahari- llamó el sujeto de traje negro- tu reservacion te aguarda.

-Claro, siempre es un gusto volver a América- se despidió la mujer, marcando un numero en su celular- quiero estar sola Herseo- ordenó cuando las puertas del ascensor se abrieron.

-¿Hoy?.

-Y todo el tiempo que permanezca aqui- fue muy directa, aunque no daría explicaciones del "por qué", ella era libre de hacer lo que deseara siempre, no importaba el momento ni el lugar, si quería algo lo obtendría por sobre todos.

Esa necesidad crecía siempre que encontrará algo que le gustará, eso era todo lo que podían saber quienes la conocían.

Cómo estaba pasando ahora.

   
                  

   
    
_____________________________________

✎Los problemas comienzan.

✎Próximo capítulo 21/05, espero les haya gustado..(≧◡≦), ¡I love you!.

  
         

    
                                      BYE   BYE ( ˘▽˘)っ  

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