❝ Forbidden ❞ || Michaeng

By _xYoungOnce

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❝ Aveces las sensaciones prohibidas son las mejores ❞ ⚘ Aclaraciones en el primer capítulo ¡! ⚘ Mención de... More

𓏲 Prólogo
𓏲 Capítulo 1
𓏲 Capítulo 2
𓏲 Capítulo 3
𓏲 Capítulo 4
𓏲 Capítulo 5
𓏲 Capítulo 6
𓏲 Capítulo 7
𓏲 Capítulo 8
𓏲 Capítulo 9
𓏲 Capítulo 10
𓏲 Capítulo 11
𓏲 Capítulo 12
𓏲 Capítulo 13
𓏲 Capítulo 14
𓏲 Capítulo 15
𓏲 Capítulo 16
𓏲 Capítulo 17
𓏲 Capítulo 18
𓏲 Capítulo 19
𓏲 Capítulo 20
𓏲 Capítulo 21
𓏲 Capítulo 22
𓏲 Capítulo 23
𓏲 Capítulo 24
𓏲 Capítulo 25
𓏲 Capítulo 26
𓏲 Capítulo 27
𓏲 Capítulo 28
𓏲 Capítulo 29
𓏲 Capítulo 30
𓏲 Capítulo 31
𓏲 Capítulo 32
𓏲 Capítulo Final
𓏲 Extra O2
𓏲 Extra O3
𓏲 Extra O4
𓏲 Extra O5

𓏲 Extra O1

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By _xYoungOnce

Sana, Momo y Dahyun. 

Eventos sucedidos en la pijamada en casa de Mina (capítulo 11)

Sana se encontraba extremadamente inquieta, incómoda y nerviosa, el hecho de que Momo la haya encontrado espiando en la puerta de Mina, le dió mucha vergüenza, realmente no quiso quedarse hasta el final, sin embargo, el morbo y la curiosidad le ganaron, nunca había visto algo como eso así de cerca, y por alguna razón, el cosquilleo en su estómago no resultaba tan desagradable como le gustaría que fuera, porque no podía negar que a pesar de sus mejillas rojas por la vergüenza, tuvo el vago pensamiento de querer intentar algo como eso.

Bajó con rapidez hacia la planta baja, dejando a Momo atrás, aún con su corazón latiendo con fuerza por lo que acababa de presenciar. Tomó su posición inicial sobre el sofá, encogió sus piernas hacia su pecho e intentó mantener la calma ante la situación, su mente dando vueltas en todo lo que estaba pasando a su alrededor y en las decisiones que tomó hace un rato; se besó con una chica estando totalmente sobria, ¿qué decía eso sobre ella? La culpa la estaba golpeando tan tortuosamente que empezó a sentirse ansiosa.

Recargó su mentón sobre sus rodillas, abrazando sus piernas mientras ignoraba todo su entorno; visualizó la botella de alcohol frente a ella en la pequeña mesa, empezando a llenarse de tontas ideas, siendo una de ellas, intentar beber de nuevo.

Momo tenía razón, nadie estaba viéndola, nadie le diría qué cosas hizo, y tal vez, si intentaba tomar un poco más, tendría un poco de calma momentánea, aunque de por sí, esa idea era demasiado estúpida, quizás solo estaba buscando una excusa para mantenerse entretenida y no tener que pensar en que había besado a una chica y había visto a sus amigas en una situación demasiado excitante.

Estaba consciente de que su mente no la dejaría tranquila, pero todas sus amigas estaban viviendo su momento, mientras que ella se seguía lamentando por haber sido tan idiota como para acceder a dejarse llevar por su propia curiosidad. Ya había pecado, la culpa estaba ahí, ella solamente quería alejar ese sentimiento.

Los primeros tres tragos se sintieron horrible en su garganta, cada sorbo que daba, era como fuego en su boca, ¿por qué lo seguía haciendo entonces? Solo buscaba un escape, no quería sentirse fuera de lugar, no quería pensar demasiado, y aunque estaba cometiendo un error al dejarse influenciar, no iba a negar que la adrenalina por hacer cosas incorrectas se sentía hasta cierto punto, muy gratificante.

Luego de un rato, dejó de sentirse tan mal como al principio, su mente daba vueltas en otras cosas que no tenían nada que ver con lo que lo había estado atormentando hace un rato, enfocándose nada más en la botella casi vacía en su mano. Era una sensación extraña, se sentía más liviana y su cabeza divagaba de vez en cuando. Se quedó quieta en el sofá, pensando en qué debía hacer ahora que ya no tenía nada más para beber.

¿Debería buscar más?

Rascó su nuca mientras fruncía el ceño, ¿a dónde se habían ido todas sus amigas y por qué de repente todo estaba tan en calma? Se levantó del sofá y perdió el equilibrio por unos segundos, causando que volviera a caer sentada mientras soltaba una pequeña risa, a pesar de que no era para nada gracioso.

Suspiró sonoramente y volvió a levantarse, sus pies dirigiéndola hacia la cocina en busca de algo para comer, su estómago empezó a rugir con hambre de repente, pero se detuvo de golpe al empujar la puerta de la cocina y encontrarse con Jeongyeon besando a Nayeon contra la pared con mucha dedicación, las manos de su amiga recorriendo el cuerpo de Nayeon con urgencia. Ambas dejaron lo que estaban haciendo y miraron a la recién llegada.

— Sana — se sorprendió, Nayeon, soltándose del agarre de la más alta.

— Tengo hambre — fue lo único que dijo, ignorando por completo lo que acababa de ver, sintiéndose todo muy divertido — ¿Hay algo de comer?

Jeongyeon ladeó la cabeza un tanto confundida, cayendo en cuenta de que su amiga se encontraba ebria, porque de otra manera no estaría hablándoles con tanta tranquilidad sin escandalizarse.

— ¿Cuánto bebiste?

— Solo un poquito~— rió, recargándose en la puerta sin apartar la mirada de ambas — Solo un poquito, de verdad — repitió.

Nayeon suspiró y sonrió, caminó hacia la menor y agarró su muñeca, sacándola de la cocina sin decirle nada.

— Tú necesitas dormir.

— ¿Qué? No, no quiero dormir — hizo un puchero, viéndola con ojos suplicantes — Tengo ganas de comer dulces.

— Está bien, voy a conseguirte dulces y luego vas a dormir, ¿de acuerdo?— Nayeon la vio asentir.

La dejó en el inicio de las escaleras y regresó a la cocina, buscó en todas las gavetas algo para darle, hasta que encontró una caja de galletas; no había nada más, era lo más cercano a un dulce que tenían en esa casa, así que regresó hacia Sana y le entregó un par de galletas. Minatozaki sonrió satisfecha y empezó a comerlas mientras Nayeon la guiaba escaleras arriba.

— Usa esa habitación — señaló al fondo del pasillo — Mina dijo que podíamos usar esa porque ni la de su hermana ni la de sus padres están disponibles.

Sana asintió, y tras terminar su segunda galleta, caminó hacia donde la castaña le había indicado mientras limpiaba despreocupadamente sus manos en su pantalón. Abrió la puerta y todo estaba oscuro en su interior, así que se adentró con total confianza. La luz del exterior era muy débil, apenas podía ver con claridad.

— Sana, ¿qué haces aquí?

La mencionada pudo reconocer rápidamente la voz de Momo en esa oscuridad, sintiéndola demasiado cerca, ¿estaba esperándola? Ese pensamiento la emocionó un poco, causando que su cuerpo se estremeciera con un extraño cosquilleo ante el fugaz recuerdo de cuando esa atractiva chica la besó.

Apenas pudo verla a través de la oscuridad, pero el alcohol en su sistema estaba haciéndole más efecto de lo esperado, por lo tanto, se estaba dejando llevar sin limitantes, posiblemente porque nunca había estado ebria en su vida y no conocía sus propios límites, no sabía cómo debía comportarse en ese estado.

Con sus manos tanteó a la contraria frente a ella, y con mucho atrevimiento de su parte, arrugó el cuello de la camisa de Momo y la acercó, otra vez su cuerpo sacudiéndose ante la sensación que su cercanía le ocasionaba.

Sin detenerse a pensarlo demasiado, unió sus labios en un beso demasiado desordenado e inexperto, sus dientes chocando de vez en cuando, sus lenguas apenas rozándose y sus respiraciones agitadas. Sana no estaba segura de lo que estaba haciendo, no estaba pensando al respecto, su mente estaba en blanco, entregándose de nuevo a esa emocionante y placentera sensación de ser besada, a ella le gustaba mucho que la besaran.

Momo jadeó sobre los labios de la otra, y luego de unos segundos, logró que el beso se tornara en algo un poco más coordinado y caliente, llevando ahora ella el control de la situación, con sus manos rodeó su cintura y la acorraló contra la puerta, sobando la piel bajo su camiseta con deseo, dejándola morder sus labios a su antojo sin quejarse, porque al parecer, la tímida Sana se encontraba muy deseosa y traviesa.

— ¡Momo! — una tercera voz dentro de la habitación las sobresaltó, en especial a Sana quien frunció el ceño al no sentir más esos labios sobre los suyos — Deja de besarla, me estabas besando a mi — Dahyun hizo un puchero, casi haciendo berrinche.

Momo soltó una suave risa, encendió la pequeña lámpara de la habitación para tener una mejor vista de ambas chicas, encontrándose con Sana muy sonrojada y con Dahyun con los brazos cruzados.

— Lo siento, Dubu, Sana empezó — caminó hacia la cama y se sentó en el borde de esta, palmeando el espacio vacío a su lado para que Dahyun tomara asiento ahí, a lo que ella obedeció — ¿Cómo iba a negarme? — sobó su mejilla son suavidad, obteniendo una sonrisa de su parte por el toque.

Sana no tenía nada que decir, ver como Momo interactuaba con Dahyun le causaba algo parecido a los celos, algo así como envidia, ella quería eso también.

— ¿Puedo sentarme también a tu lado? — preguntó tímida la pelinegra, llamando la atención del par. Momo sonrió ladina y asintió.

Dahyun no se opuso, la molestia que sintió hace unos momentos al verlas besándose, ya no estaba, simplemente se encontraba ahí, atenta a lo que sucedería.

— Entonces, Dahyun — se giró hacia la menor de las tres, delineando su mentón la yema de sus dedos, captando su total atención — ¿Qué te parece si Sana nos hace compañía, mh?

Momo sabía que una propuesta de ese tipo podía salir mal por muchas razones, principalmente porque esas dos chicas podrían escandalizarse e irse, pero no encontraba otra solución a ese pequeño problemaㅡno tan problemaㅡ, ambas seguían buscando su atención y no había mejor solución que pasarla bien las tres sin tener que llevarlo tan lejos.

Habían muchas maneras de disfrutar sin tener sexo, y ella podía ayudarlas.

Dahyun asintió sin entender del todo a qué se refería con esa pregunta, solo haciéndole caso.

— ¿Y tú, Sana? — se giró hacia el otro lado, encontrándose con sus ojos curiosos — ¿Quieres hacernos compañía?

También asintió.

Momo estaba ebria, las ideas en su cabeza se cruzaban, dejándose guiar por su lujuria en esa situación de la que apenas y podía mantener la compostura con dos chicas extremadamente lindas que estaban dispuestos a romper sus barreras, al menos por una noche, justo con ella.

— Está bien. Dahyun, recuéstate — pidió con amabilidad, guiándola hacia el centro de la cama.

La menor obedeció sin dudarlo. Puso unas cuantas almohadas y se recostó sobre estas, quedando un poco elevado para mayor comodidad y accesibilidad. Momo sonrió ante la imagen y se acercó a besarla con lentitud, siendo correspondida al instante por los suaves labios de la tierna castaña que muy tímidamente se aferraba a la tela de su camisa, rompió el beso momentos después para dirigir su mirada ahora a Sana, quien las observaba desde la orilla de la cama, en silencio, fascinada con la escena.

— Acércate — Momo extendió su mano para que Sana la tomara, y cuando lo hizo, la jaló con suavidad hasta tenerla lo suficientemente cerca de Dahyun — Puedes besarla también si quieres — animó.

Besar a Dahyun, la idea no le parecía mala en lo absoluto por alguna razón que desconocía, así que se acercó lo suficiente al rostro de su amiga, analizando sus facciones antes de rozar sus labios levemente, dejando escapar un jadeo cuando sus labios fueron atrapados por los de la contraria, siendo Dahyun la que tomaba la iniciativa de aquel desordenado beso. Sana aceptó gustosa, siguiendo el beso con la misma intensidad.

Momo relamió sus labios, deleitándose con la vista que las menores le proporcionaba. Quitó su propia camiseta al sentirse acalorada, tirándola a un lado de la cama antes de acercarse al expuesto cuello de Dahyun, empezando una húmeda sesión de besos que la hicieron estremecerse por la sensibilidad de la zona. Dahyun amortiguó sus jadeos en la boca de su amiga que seguía besándola con mucho deseo, llevó su mano derecha hacia la nuca de Sana con la intención de profundizar el beso, mientras que con su otra mano hacía presión en la cabeza de Momo, evitando que se alejara de ella. Le gustaba mucho ser consentida así, se sentía muy bien esa atención, su cuerpo entero reaccionando ante las leves mordidas en su cuello y labios.

Sana y Dahyun rompieron el beso por falta de aire cuando no pudieron seguir, además de que Dahyun se sentía demasiado acalorada e inquieta. Se elevó un poco para quitar la parte superior de su ropa, y vio a Sana hacer lo mismo con la misma rapidez, apreciando el torso descubierto de ambas.

— Son muy hermosas las dos — halagó Momo, tocándolas con lentitud, apreciándolas.

Momo se acercó hacia Sana y empezó a besarla con ganas, ambas de rodillas sobre la cama mientras Dahyun las observaba con detenimiento, emocionada por obtener más. Rompieron el beso luego de unos segundos, jadeando y con sus respiraciones pesadas, sintiéndose adictas a ese delicioso hormigueo en sus labios. Momo se recostó a un lado de Dahyun e hizo que la mirara a los ojos mientras deslizaba su mano sobre todo su pecho, bajándola hasta la orilla de sus pantalones de dormir, todo sin romper el contacto visual para no perderse las expresiones de placer que se formaban con el contacto.

— Sana, ¿podrías encargarte de su cuello por mi? — le preguntó con voz suave, escuchando un sonido de afirmación para seguidamente empezar su labor.

Dahyun gimió bajito al sentir los labios de su amiga recorrer su cuello con mucha paciencia, a veces utilizando su húmeda lengua.

— Ahora, Dahyun, voy a tocarte — avisó, metiendo poco a poco su mano bajo su pantalón — ¿Alguna vez te has tocado a ti misma?— Dahyun asintió al mismo tiempo que gimió, Sana había mordido levemente su hombro.

— Está bien, esta vez lo haré por ti — alcanzó sus labios una vez más, sintiendo la humedad de Dahyun bajo la palma de su mano, sobando sobre la ya húmeda ropa interior, sintiendo la respiración entrecortada en medio del beso.

Sana apartó su rostro del cuello de su amiga, atenta a lo que Momo hacía con ella. Su cuerpo se sacudió con excitación, un escalofrío la recorrió hasta que se instaló en su vientre. También quería intentarlo y experimentar ser tocada por otra persona de esa manera tan incorrecta, dirigió su vista hacia la menor, su cuerpo era bonito, llamativo; besó su mejilla y con su mano recorrió todo el pecho de su amiga, deteniéndose en uno de sus pezones, tomándolo entre sus dedos para darle un muy leve pellizco, a lo que Dahyun reaccionó gimiendo alto, toda la mezcla de sensaciones la estaban mareando, siendo el placer mucho más grande que su ebriedad.

Momo dejó de tocar la intimidad de Dahyun, ganándose un quejido de su parte por romper el placentero contacto. Rió ante el ceño fruncido en su expresión, dejando un corto beso en sus labios antes de alejarse y despojarse de su pantalón y ropa interior, expuesta ante los ojos deseosos de las menores.

— ¿Qué desean hacer ahora?

— Quiero que me toques — pidió sin pensarlo dos veces, Sana con el corazón latiendo con fuerza ante la oportunidad, demasiado inquieta por la humedad en su ropa interior.

Momo asintió con una sonrisa traviesa. Dahyun se apartó del lugar en el que estaba, dejando que su amiga se recostara esta vez. Sana decidió quitar sus pantalones por su cuenta, sorprendiendo a Momo.

— ¿Puedo besarla? — preguntó, Dahyun mientras relamía sus labios sin apartar la mirada de los labios entreabiertos de su amiga.

— No me pidas permiso a mí, bonita — le respondió la mayor con voz dulce — Solo hazlo.

Dahyun asintió e inició un beso mucho más apasionado con Sana , sintiéndose un poco más en confianza para hacerlo así. Momo empezó a masturbarse con más fuerza, dejando que todo su líquido mojara su ropa interior, haciendo más fácil el movimiento de sus dedos.

Sana no pudo evitar gemir con desesperación cuando los labios de Dahyun se apartaron de los suyos y bajaron hacia sus pezones, chupándolos y mordiéndolos con cuidado. Momo aprovechó la situación y bajó su ropa interior, tomándose el atrevimiento de tocar y posteriormente masturbar su hinchado clítoris, ansiosa por ver a Sana correrse.

— Dahyun, tócate, date un poco de placer con Sana a tu disposición.

La menor captó con rapidez la orden, bajó lo que le quedaba de ropa hasta quedar completamente desnuda, sintiendo su piel erizarse ante las corrientes de aire que entraban por las ventanas.

Los gemidos de Sana se intensificaron, resonando en toda la habitación junto a los gemidos de sus dos acompañantes. Momo se sintió enormemente tentada y con el deseo llenando su cuerpo, metió su lengua en la intimidad de Sana, regalándole un diferente tipo de placer que sabía lo mucho que le iba a encantar.

— Oh, si, así~— gimió, moviendo sus caderas de manera inconsciente en busca de llegar más profundo.

Dahyun no podía dejar de verlas, ejerciendo más fuerza sobre los movimientos en su clítoris.

Momo dejó de hacerle el oral luego de un corto tiempo y besó sus muslos internos, dejando pequeñas marcas ahí, subió poco a poco, besando su cuerpo con delicadeza hasta que logró llegar a sus labios de nuevo, mordiéndolos con suavidad.

— ¿Qué te pareció eso? — susurró sobre su boca, lamiendo sus labios con descaro.

— Me gustó mucho — respondió con sinceridad, aturdida por el placer que seguía recorriéndola.

— Y tú, Dahyun, ¿quieres intentarlo? — su oscura mirada se posó en la menor

La mencionada asintió repetidas veces, deteniendo su masturbación.

— Vuelve a recostarte ahí— Sana se hizo a un lado, dejando que Dahyun nuevamente tomara esa posición, solo que ahora estaba un poco más elevada que antes, pero no estaba sentada tampoco — Tú, Sana ponte frente a ella con tus piernas a cada lado de su cuello — hizo caso de inmediato, percatándose de que en esa posición, su intimidad quedaba demasiado cerca de los labios de su amiga, solo algunos centímetros de por medio.

Dahyun se sentía muy nerviosa ahora, un poco extraña por tener de esa forma a Sana, a su amiga de años. Sin embargo, su deseo era cada vez más grande, opacando cualquier cosa que la hiciera dudar justo ahora que estaba más necesitada. Mientras Momo se posicionaba entre sus piernas, llevó sus manos hacia los muslos de su amiga, sobándolos con suma delicadeza, sintiendo como la piel se le erizaba. Sana rió un poco antes de soltar un gemido muy audible, y es que, Dahyun había pasado la lengua sobre la humedad de su feminidad de manera sorpresiva, tomándola desprevenida en un área tan sensible.

— ¡Al menos avísame! — exclamó, pero volvió a gemir cuando Dahyun apretó entre sus manos su trasero con fuerza, preguntándose por qué todo eso se sentía tan bien.

— ¿Puedo empezar ya? — preguntó Dahyun sin dejar de ver el cuerpo de su amiga, sintiéndose demasiado valiente y atrevida en ese momento.

Momo ni siquiera respondió, metiendo su lengua dentro de Dahyun de una sola vez, siendo esa su señal para comenzar ella también. Dahyun repitió las acciones de la mayor, pero en su amiga frente a ella. Empezó a lamer con ganas, sintiendo a Sana moverse con ansias mientras cerraba sus ojos con fuerza, entregándose al placer que su boca proporcionaba en su intimidad.

La habitación volvió a llenarse de incontrolables gemidos, los centros de Dahyun y Sana siendo muy bien atendidos. Dahyun llevó una de sus manos al clítoris hinchado su amiga y la masturbó mientras lamía con mucha dedicación hasta el punto de enloquecerla, olvidándose por completo de lo demás, solo prestándole atención a lo que Momo le hacía sentir con su maravillosa lengua que se paseaba desde la arriba hasta abajo, prestándole atención a los balbuceos incontrolables de Sana quien empezó a mover su pelvis, buscando más.

— Si, Dubu, hazlo así — gimió en voz baja, enredando sus dedos en la cabellera castaña de la menor para ejercer un poco más de fuerza.

Dahyun gimió sobre la intimidad de su amiga cuando sintió la lengua de Momo hacer presencia en la punta de su clítoris, succionando y besando cada parte con devoción, haciéndola temblar hasta casi el límite.

Sana sintió su orgasmo aproximarse cuando el montón de sensaciones se empezaron a acumular en su vientre, soltó los cabellos de la menor y se alejó, tomando asiento sobre su estómago sin dejar caer todo su peso encima de ella mientras se masturbaba con rapidez, por fin acabando sobre el pecho de Dahyun, siendo acompañada de un fuerte gemido volviendo a sentir como le hacía falta aire con cada temblor en su cuerpo.

Cayó sobre el pecho sudoroso de Dahyun, casi sin fuerzas, elevándose lo suficiente a su rostro para besarla, rodeando su cuello con sus brazos con la intención de profundizar el toque de sus labios, a lo que Dahyun respondió rodeando su cuerpo también, dejando que sus lenguas se tocaran con morbo, hasta que después de unos momentos, Dahyun gimió con fuerza también, la punta de sus pies enroscándose y sus brazos presionando el cuerpo de Sana contra el suyo, siendo esa la señal de que había alcanzado su orgasmo con éxito

Momo sonrió satisfecha con haber complacido a sus lindas chicas, llenando sus dedos con los fluidos de ambas para seguir masturbándose de rodillas en la cama, viéndolas tan cansadas, y es que le resultaba extremadamente excitante ver sus cuerpos sudorosos y jadeantes, estaba segura de que eso era suficiente para hacerla acabar con mucho gusto, pero no vio venir que Dahyun se pusiera de rodillas frente a ella para besar su cuello, dejando largas lamidas desde su hombro hasta su mentón. Gimió complacida, echando la cabeza hacia atrás, sintiendo ahora como Sana besaba su pecho y su vientre, acercándose peligrosamente a su centro.

¿Cómo seguir conteniéndose? La excitación fue tanta que luego de unos segundos más, logró llegar a su orgasmo, haciéndola sentir cansada al instante.

Vio al par de chicas y las besó a ambas, notando las sonrisas avergonzadas.

Hizo que se recostaran en cada orilla de la cama, dejándolas descansar mientras ella se encargaba de buscar algo para limpiarse las tres. Se puso su ropa interior y en total silencio salió de la habitación, dirigiéndose hacia el baño del pasillo en donde encontró exitosamente unas toallas húmedas. Regresó a la habitación, y con mucho cuidado, limpió el pecho y piernas de Dahyun, hizo lo mismo con el cuerpo de Sana cuando terminó con el otro, buscó la ropa interior de cada una, agradeciendo mentalmente a que había puesto atención a eso y se las colocó a ambas chicas quienes ya estaban casi dormidas del todo.

Se posicionó en el espacio que había entre las dos menores, cubrió a las tres con una sábana y se detuvo a analizar un poco lo que acababa de pasar. El alcohol realmente hacía estragos en ella, solo esperaba ser capaz de recordarlo al día siguiente, y estaba casi segura de que así sería, de seguro la ebriedad en las tres bajó con todo lo sucedido. Suspiró cansada, besó la mejilla de Dahyun y la frente de Sana antes de caer profundamente dormida.

A la mañana siguiente, Chaeyoung fue la que la despertó cuando entró a la habitación. El cuerpo de Dahyun la hizo reaccionar un poco mientras sobaba sus sienes debido a la resaca, pero la presencia de Saba fue el detonante de los eventos en su cabeza, apareciendo uno a uno con total nitidez. Quiso quedarse para darles una explicación, pero Chaeyoung le pidió que ordenara el desorden lo más rápido posible para irse, así que se fue con la esperanza de poder aclarar las cosas con ellas.

Aunque al final solo logró conversarlo con Dahyun cuando decidieron intentarlo, creía que era importante aclarar lo que había pasado puesto que Sana era su amiga y no deseaba que en algún momento eso llegara a influir.

Las tres estaban ebrias, dos de ellas aprovechando eso para abrirse a lo prohibido, usando esa excusa, mientras que la otra lo tomaba como una oportunidad para disfrutar una vez más sin saber que sería el inicio de su propia historia.

N/A: Lo que vienen pidiendo desde el capítulo 11, aquí lo tienen. No está de más recordarles que las tres estaban ebrias, así que nadie forzó a nadie, ni siquiera Momo que era la que estaba 'controlando' la situación. Nada más tengan en mente eso.

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