╔ ╗
Irremediable condena
╚ ╝
1/2
๑
๑
«────── « ⋅ʚOLIMPOɞ⋅ » ──────»
Una pesada exhalación fue soltada, por aquel que masajeaba sus sienes, en estos casos hasta el perdía la paciencia y su buen humor.
Otra vez falló.
Zeus.
Sin importar todo el poder que poseía, ese mismo no servía de nada tratándose de...ese "problemita", como solía llamarlo.
Además de él, varios metros lejos estaba acompañado por la imponente presencia del señor de Helheim.
Hades.
Su hermano mayor, con un semblante pensativo, el tema le había dado motivos para analizar una pronta solución.
Aunque según él, no había mucho de que hablar.
Con pesadez recargó su peso en el espaldar de su sillón.
-Es inaudito, tu también lo viste, si sucedió- apunto hacia donde permanecía de pie su hermano mayor, seguía recordando el último suceso-, ¡creo que se dio cuenta y por eso no funciono!- razonó tratando de darle una explicación al tema.
Hades continuaba en silencio, no tenía mucho que decir al respecto, aunque si debía dejar su opinión clara.
-No, no fue por eso- hablo a sabiendas de lo que en serio había pasado-, el resultado fue muy obvio- sus ojos amatistas subieron hasta al frente en tanto se sentaba, su expresión denotaba aburrimiento.
El menor de los griegos se hundió notoriamente ofendido, esa idea no podía fallar, era imposible, no le encontraba lógica alguna.
-Pero.., Hades, él hizo que la flecha luminosa designada a producirle un amor genuino se tornara negra, ¡se hizo polvo en cuanto le tocó la piel!- se escandalizó creyendo aun imposible que eso pasará.
El poder de un Dios nunca debería ser quebrantado por nada y por nadie. Se supone que no había una forma de evitarlo.
Pero alguien ya lo había hecho.
-...- un suspiro bajo fue soltado por él soberano del inframundo, sus piernas cruzadas fueron intercambiadas de lugar-, él lo hizo, además vio los restos de la flecha.
Zeus, colocó ambos brazos en los reposaderos que tenía a los lados, casi olvidaba esa parte de la história.
-Jeje, ¿crees que vaya por Eros?- preguntó temiendo por el futuro del dios del amor.
Hades asintió.
-Después por ti- añadió conociendo lo que pasaría.
-Ejem, solo hice lo que es correcto, Poseidon sigue reacio a mis intentos para ayudarlo- se quejó pasando cuenta de las cosas que ya había hecho en pro de la causa.
Cosas, que en realidad el dios de los mares nunca le pidió y Hades conociendo a sus hermanos era consciente de eso, se había rendido hace tiempo.
-Dijiste algo "hermanito", este será tu ultimo intento- enfatizó manteniendo uno de sus codos apoyado y su mentón en la palma-, por eso accedí a cubrirte.
Zeus no hizo nada por ocultar su decepción, tenía buenos motivos para querer cambiar a su terco y orgulloso hermano Poseidón.
Además, era un medio de distracción factible para su aburrida rutina como padre del cosmos.
Al principio se lo tomó como un reto, para quienes consideraban al segundo de los hermanos como la clara representación del terror, alguien desalmado.
Era su obligación velar por toda su familia.
Hades estaba negado a mover un solo dedo para ayudar en la idea del menor de sus hermanos, sin embargo dadas las circunstancias también creyó que una compañía seria beneficiosa para el dios de los mares.
Cuando estuvo casado esta teoría tomo fuerza, pues al lado de Persefone el fue inmensamente feliz.
Razón por la que durante un tiempo apoyaba la osada idea de Zeus para buscar una esposa a su único hermano soltero.
Fallaron en incontables ocasiones.
Para el ya estaba claro, Poseidón no deseaba compartir su vida con nadie, no sentía amor por ninguna mujer (ni hombre) inmortal o mortal.
Pero Zeus era demasiado necio e insistente con el asunto, para el era ir a una guerra en la que usaría todo el arsenal, hasta agotar el último recurso.
Comparando el agotamiento que demostraba en la actualidad al hablar del reto que era Poseidón en su infinita existencia, al entusiasmo de un niño con energías infinitas con el que inició, estaba un abismo de proporciones espaciales.
Fue muy tonto.
Desde el principio.
Cuando obligó al tirano a casarse con Deméter.
«─────«⋅Primer Fracaso⋅»─────»
Deméter.
Siendo una de las hijas menores de Gaia y una talentosa Diosa entre los olímpicos recién conformados, su magnífica potestad sobre la tierra le dio la fama no sólo requerida si no de sobra para ser elegida por Zeus, como la esposa del soberano de los mares.
Sí, la noticia conmocionó a todos los habitantes del olimpo.
Mas sorprendente fue que, tras un momento de silencio después de oír la decisión de Zeus, el tirano acepto. Él frío dios poseedor del tridente había abandonado su estatus de soltería.
No menciono palabra alguna solo un ligero asentimiento de cabeza.
Zeus se sintió victorioso, Hades desconfiado y Adamas(que en ese tiempo aun vivía)no salía de la conmoción.
La reacción de este último fue compartida por los demás dioses, quedaron en que tal vez Poseidón no se estaba tomando en serio la orden y nunca se presentaría el día de la "boda".
Algunos casi caen al suelo de la impresión cuando el mismo dios apático se hubo parado delante de Zeus y al lado de la"novia".
Al finalizar, ambos estaban casados.
Zeus ilusoriamente imagino que desde ese día Poseidón cambiaría su forma de ser.
Sus esperanzas se vieron arruinadas cuando el tirano se retiraba a sus dominios..sin su ahora"esposa", cuando lo correcto era llevarla consigo a comenzar una vida de pareja.
La respuesta del contrario fue..
-Hice lo que querías, políticamente cumplí.
Entonces se fue sin escuchar los reclamos del padre del cosmos, en realidad Poseidón no se habia dirigido ni una sola vez a Deméter.
Hades pensó, que era de suponerse y Adamas casi se ríe.
Pasaron meses en los que Poseidón jamás se presentó, aunque ahora su estado civil era "casado", no lo parecía.
Zeus harto de ese comportamiento fue en busca del dios de los mares, exigiendo que se hiciera cargo de Deméter quien cada vez empeoraba su humor por las constantes burlas de las demás diosas a su situación.
Poseidón acepto con un..
-Bien.
Zeus retorno con "la buena noticia", dando algo de alivio a la diosa de los cultivos y la agricultura.
Ejm..fue otro error.
La espera de Poseidón yendo por su "esposa"..terminó. Quien llego fue Proteus su más fiel subordinado, iba para dirigir a Deméter a su "nuevo hogar".
Otra vez Zeus se sintió victorioso, ante sus ojos Poseidón no era tan trágico como todos pensaban.
Iluso.
La cara de Deméter era todo un poema cuando llegó hasta una especie de prisión, que se alzaba sobre el océano, en medio de la nada.
Y es que Poseidón solo dijo que le daría un hogar, nunca que viviría con ella. Por eso la pobre Deméter se hallaba sola, en el centro de la tierra en donde sólo el interminable océano la rodeaba.
Al cabo de unos días de buscarlo, de haberle costado tanto salir de ese "infierno", Poseidón ni siquiera la dejó pasar en su castillo.
Tuvo que regresar al olimpo, las demás diosas se burlaron por el estado en el que había retornado, harta de todo ese maltrato, pidió al padre del cosmos la separación del tirano.
Zeus furioso convocó a su hermano, este se presentó solo para dejar en claro que..
-Nunca pedí esto, es tu problema..
El rey de los mares, salió del lugar sin terminar de oír los gritos de su hermano menor, Deméter lo maldijo mil veces pero tampoco le importó.
Zeus con dificultad pudo superar esa derrota.
La primera de muchas, y no se comparaba a su siguiente fracaso.
Cuando lo intento con Anfitrite.
«─────«⋅Segundo Fracaso⋅»─────»
Anfitrite.
Hermosa.
Perfecta.
Su voz melódica y dulce.
Un rebozo de virtudes según Zeus y todo el olimpo, su cabello rojizo brillante ante la luz solar, sus facciones perfectamente esculpidas, dignas de envidia en muchas diosas y una figura casi alucinante se habían convertido en un gran aliado para Zeus.
La nereida sería la siguiente, el padre del cosmos creyó que tal vez Deméter no le parecía lo suficiente bella o femenina a su hermano, después de todo era más carácter que "obediencia", pero Anfitrite era lo contrario, además estaba relacionada al océano.
Esperaba ganar, su plan estaba trazado con extremo cuidado, tras su primer fracaso esperó un tiempo considerable antes de intentarlo otra vez.
Realizó todo a detalle, tendiendo trampas elaboradas de "seduccion" al tirano, en donde la hermosa nereida cantaba sobre una elevada roca en el mar, también hizo que demostrará sus dotes como bailarina, antes de cada "trampa", la mandaba a arreglar para que quedará incluso más deslumbrante que la misma Afrodita.
La ponía en puntos por donde sabia que Poseidón pasaría, este último si pasaba pero solo la veía por el rabillo de sus ojos, su atención quedaba pegada en las olas de su potestad más que en la misma mujer.
Ella le sonreía con algo de timidez, Poseidón seguia su camino sin intercambiar una sola palabra, inexpresivo a pesar de los bellos paisajes que la mujer creaba.
Una vez lograron que subiera al olimpo, Zeus repitió su actuar de hace tiempo atrás, ofreciéndole otra esposa.
En efecto no recibió respuesta de su temible hermano mayor, fue cuando comenzó a recitarle sus obligaciones como Deidad principal, terminando con..
-¿No es hermosa?, estoy seguro que ella te hará dichoso, será una grandiosa esposa y mujer para ti.
Poseidón inhalo, impaciente.
-Si ya esta decidido, porque sigues diciendo mentiras.
Zeus se calló por una breve lapso antes de reír nerviosamente, apenas se había casado y conocía del carácter cambiante que podían tener las mujeres, eludiendo el comentario prosiguio a darle la fecha de la "boda" y felicitarlo por intentarlo otra vez.
El tirano estaba negado a compartir algún tiempo con Anfitrite, ya se había negado también a ir a hablar con el padre de esta.
Zeus trató de que fuera la nereida la que conquistase a su hermano, falló.
No importaba que tanto pudiera intentarlo enviándola cada vez más arreglada, con vestidos más finos, más creativos, joyas impresionantes, nada resultaba.
Proteus tuvo que negarle la entrada al dios del rayo y a la nereida al castillo de su amo. Por ordenes del mismo.
Fue cuando Zeus queriendo no caer en la misma trampa del tirano, lo obligó a prometer que se haría cargo de ella, que vivirían juntos.
Poseidón se tenso, no quería, su rabia iba en aumento pero tuvo que aceptar.
Anfitrite..se convirtió en la esposa nueva de Poseidón, lo cual la hizo enaltecerse, ella era la Reina de los Mares, una de las esposas principales, sería amada y respetada por todo el séquito de su marido, uno de los dioses más temidos del olimpo.
Fue llevada con honores al imponente castillo de su "marido", recibida por docenas de sirvientes, pero..su sueño fue cortado cuando quiso seguir el camino que el tirano de los mares emprendia.
A la habitación del mismo, Proteus fue el encargado de dejarle en claro que ella tenia prohibido acercarse a esa ala del castillo, aunque Anfitrite no lo entendió hasta que..
-Este es mi dominio, comportate como la invitada ocasional que eres.
Esas fueron las primeras y únicas palabras que su "esposo" le dedicó en mucho tiempo.
El soberano de los mares, siempre dejaba expuesto su rechazo por la hija de Nereo, el fastidio que sentía cuando estaban en el mismo sitio, la rabia que le nacía cuando está intentaba hablarle cariñosamente y sobre todo el odio que le enseñaba cuando está se acercaba mucho a él, intentar tocarlo ya era sinónimo de asco, la expresión en su rostro lo decía todo.
Anfitrite llegó a sentir mucho miedo de su marido, de las cosas que hacía, de su trato en general, él no aceptaba errores, no aceptaba imperfecciones.
Era malo y confeso de su insensibilidad, aun así Anfitrite aun estaba embelesada con el tirano, le bastaría con que la aceptará, no planeaba cambiar nada en él. Ella era la Reina..
Era.
-Como te atreves.
Fueron las primeras tres palabras que su esposo le dedicó, después de una decada "juntos", la entonación era furica, su arma divina aun estaba alzada.
Anfitrite aun no espabilaba de la violenta reacción de su "compañero", de un solo movimiento con el tridente había destruido el salón junto a todos los arreglos hechos con anterioridad.
-Fuera.
Demandó el dios manteniéndose en el mismo sitio, su brazo no dejaba de estar elevado con la punta del tridente hacia el frente, apuntando a la nereida.
Los invitados, se habían hecho humo.
-Soy tu esposa.
-No eres nada, no soporto mas. ¡Largo!.
Ordenó fuera de si, el estridente grito que soltó llego hasta por fuera de su Reino, el chisme de su ruptura llegaría en cuestión de nada a los oídos del olimpo, no le importaba.
A sus lados llegaron sirvientes que sin preguntar la tomaron de los brazos para retirarla de la presencia de su soberano, ella no hizo nada por detenerlos, el aura asesina que desprendía el tirano le decía que la mataría sin dudar si se quedaba.
Anfitrite escogió su vida, regresando al olimpo para hablar con Zeus y pedir la separación.
La petición le cayo como un puñetazo en la boca del estomago, el menor de los hermanos no esperaba eso.
Mandó traer al tirano, él no aceptaria los "berrinches" del orgulloso y arrogante dios, ese matrimonio no podía acabarse.
-Irrespeto mi autoridad, se aprovechó de mi titulo, no soy "dichoso".
Fueron las palabras de Poseidón, no dijo nada cuando la mujer lo acusó de intentar hacerle daño, de descuidarla. El "intento" de asesinato heló la sangre de los miembros del olimpo.
La discusión unilateral por parte de Zeus terminó convirtiéndose en un asunto de rencores para los involucrados, Poseidón reclamó el derecho de expulsar a la nereida y sus familiares de sus dominios, despojarle sus títulos, sobre todo..el de haber sido "su esposa" por un tiempo.
Por recomendación de Hades, Zeus tuvo que ceder, impuso un castigo sobre Anfitrite, negandole su estadía en toda la amplitud de los mares en el mundo, además de privar su entrada a el olimpo por dos milenios.
Los lamentos de la mujer se oían con desespero por doquier, un odio desmedido creció para quien fue su "esposo", se tendría que ir muy lejos conociendo de las represalias que este podía tomar si insistía en quedarse.
El dios de los mares por primera vez se quedó hasta el final en esa sala, al verlo permanecer, Adamas y Hades también decidieron seguir allí, el padre del cosmos sabia que su hermano mayor diría algo, pero no imaginaba que fuera..
-No vuelvo a hacerlo, estoy harto, déjame tranquilo o pagarás las consecuencias.
Advirtió recibiendo el aura oscura de su menor, ni se inmutó, no respetaba nada.
Zeus le ordenó que de mantener esa actitud tampoco regrese al olimpo.
Poseidón se retiro ni bien termino de oír, no le importaba que le negarán ir, como sea no le gustaba estar entre tanto"inútil".
Tenía mejores cosas en que preocuparse. Como sus dominios y la forma de asegurar el bienestar de estos.
Guiado por un su rabieta Zeus tuvo que pausar ese "trabajo", por su rabieta y por que ahora que estaba casado tenia otras cosas en que distraerse, como su casi docena de hijos, entre otras cosas también sus enfrentamientos con Gaia.
Aburrido no estaba.
Pasaron siete siglos en armonía, cuando decidió retomar su "trabajo" de celestino.
Zeus estaba en plena etapa de "filosófico", motivo por el que si al gruñón del rubio no le gustaban las mujeres, entonces le gustaban los hombres, después de meditarlo por meses, esa era su "logica"
Si, Zeus no le tenía miedo a la muerte.
Por eso hizo su siguiente intento.
Con Céneo, un apuesto y valiente guerrero.
Zeus iba a ocasionar una tragedia para el inocente.
Continuará..
______________________________________
✎ Los personajes no están apegados a su mitología original.
✎ Tengo la gran duda, de como alguien como Poseidón podría enamorarse pero..enamorarse en serio, de forma natural. Veremos que sucede..( ˘▽˘)っ.