Besos Cuestionados

By Storiesscris

7.9K 918 194

Demian Colón tiene una fascinación por el mundo del periodismo desde siempre, quizá para muchos magnates juga... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Epílogo

Capítulo 40 (Final)

200 18 5
By Storiesscris


Pasé el día en su casa, informándome, queriendo saber más. Tomé su ordenador y leí todo lo que había recopilado de información sobre su enfermedad. Llevaba meses sabiendo de esto y no había abierto la boca en ningún momento. Eso me llevó a pensar algo, ¿si no hubiera entrado en su teléfono ella me lo habría dicho?

Probablemente no.

Lo más seguro es que alargaría más esto hasta que ya no le quedara más remedio que decírmelo, eso era lo que más me jodía de toda esta situación.

Al caer la noche le dije que me quedaría a dormir, así que mientras ella se daba un baño yo me decanté por escribirle a Julienne, preguntándole si estaría en casa esa misma noche. Su respuesta no tardó en llegar.

"Si, no tengo mucho más que hacer, estaré en el piso. Ya sabes dónde queda. ¿Vas a venir?"

¿Iba a ir?

Si, claro que iba a ir, no debería de hacerlo pero no me podía aguantar las ganas. De lo contrario me arrepentiría más tarde.

"Tengo que hablar contigo de algo importante."

No dije más, aún sabiendo que ella me siguió escribiendo después de ese mensaje, preferí ponerlo en silencio y bloquear el teléfono. Después lo dejé sobre la mesita de noche y miré la hora, eran casi las once de la noche, en una hora sería mi cumpleaños y, por primera vez en mucho tiempo, no me sentía para nada entusiasmado.

Saber que Ivanna estaba enferma me había caído como un balde de agua congelada en pleno invierno. Ella me decía que debería de acostumbrarme, ¿pero como iba a acostumbrarme a eso? No había manera, me negaba a aceptarlo.

—¿Todavía estás despierto? —me preguntó cuando salió del baño, ya con su camisón puesto.

—Es temprano.

—Los niños buenos se duermen temprano —se mofó, acostándose a mi lado.

—Entonces tienes suerte de que no soy uno de esos —murmuré divertido, envolviendo su cuerpo con mis brazos para acercarla a mi cuerpo y darle mi calor corporal—. ¿Tú tienes sueño?

—No dormí demasiado la noche pasada por estar pendiente de ti, tenía miedo de que en tu estado te cayeras de la cama o ya puesto que te ahogaras con tu propio vómito. Por suerte no pasó nada de eso.

Sonreí al escucharla, por mi culpa estaba cansada, pero lo había hecho por cuidarme. Yo ahora tenía una misión similar, ¿no? También debía de cuidarla, pero no sólo hoy, también mañana, pasado, y si me dejaba lo haría el resto de mi vida. Todavía era temprano para hablar de un "siempre", y mas cuando se trata de Ivanna que no le gusta atarse por mucho tiempo, pero cuando el amor es amor, no hay ataduras que cuenten, el vínculo va más allá.

—No quería decírtelo antes de tu cumpleaños —susurra—. Siento que es una manera de estropearlo todo.

—No estropea nada —aseguré—. Deberías de habérmelo dicho mucho antes y no sólo a mi...

—Demian —dijo a modo de advertencia.

—Ella merece saberlo, ¿cómo crees que se sentirá cuando se entere?

Se quedó en silencio, a veces era el mejor aliado en situaciones de tensión, sabía de sobra el miedo de decírselo a ella. Tal vez por eso me tocaba hacerlo a mi. Estaba mal. Si. Era consciente. Pero también era consciente de que más tarde se arrepentiría de esta decisión.

Le acaricié el pelo hasta que se quedó dormida, al parecer era cierto que estaba cansada porque no tardó demasiado en caer. No me fui al instante, me quedaría muy feo ser esa clase de chico. Sabía que eran pasadas las once y media cuando la dejé con cuidado en la cama, haciendo el mínimo ruido para que no se despertara. Me puse los zapatos, puesto que estaba descalzo, y guardé mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón antes de irme.

Creo que sus padres aún no estaban en casa, no los había escuchado llegar. Era raro. Ya era tarde y no habían regresado. Tampoco es como si me importaran ellos demasiado...

Fuera hacía frío, me arrepentí un poco de no llevar puesta una chaqueta, pero había cosas mas jodidas en la vida así que dejé a un lado el pensamiento de coger hipotermia.

Podría haberme pedido un taxi pero tampoco quería llamar mucho la atención, así que simplemente caminé. Me envié un mensaje a Julienne para avisarle y que no le tomara por sorpresa mi llegada. Me empezaban a doler los pies cuando llegué, pero aún así subí las escaleras, sabía que el ascensor se tardaría más. No hizo falta tocar a la puerta, ya ella estaba allí con esta abierta.

—Te vi por la ventana —justificó, con una sonrisa ladeada—. Pasa.

—Gracias, pero no vengo para quedarme, es un tema serio —murmuro mientras entro, ella cierra la puerta y me mira con cierta preocupación—. Se trata de Ivanna.

—¿Qué ha pasado? —es rápida en preguntar.

—Ella nos ha estado ocultando algo importante... No quería que lo supieras pero sé que mereces saberlo, porque sé lo mucho que te importa y todo lo que darías por ella.

—Demian, no me asustes, dime de una vez que está pasando.

Mi teléfono vibra en mi bolsillo.

Mierda.

Lo saco solo para confirmar mis sospechas. Ivanna se había despertado y tenía una idea de lo que yo estaba haciendo.

"Demian, ¿dónde diablos estás?"

"Joder."

"No hagas ninguna tontería, voy para ahí."

Los nervios me atacan al instante.

—Tiene demencia juvenil, es una enfermedad similar al alzheimer, pero producida en los jóvenes y no en los mayores. No hay cura. Solo tratamiento para saber llevarlo... Está en la última fase, pronto empezará a olvidarse de todo, incluso de nosotros. Ella no lo va a admitir pero en el fondo es lo que más le jode, dice que puede con esto, que ya tiene todo muy bien asimilado. Pero sus ojos mienten. Le duele, le duele más de lo que va a dolernos a nosotros.

Me mira durante largos segundos, esperando a que diga algo más pero al ver que me callo se lleva las manos a la cabeza y llora. Llora de manera desconsolada como hice yo.

—No, no... Ella no... Ella no puede olvidarse de nosotros, tenemos que hacer algo Demian, como si tenemos que crear la puta cura, pero algo tenemos que hacer —lloriqueó.

La abrazo, sintiendo como su dolor también me perfora a mi el pecho. Las cosas iban a estar difíciles de ahora en adelante, pero podríamos con ello, teníamos que poder.

El teléfono me vuelve a vibrar, pero esta vez es una llamada y no una serie de mensajes.

—Debe de ser Ivanna, sabía que venía —suspiré y atendí la llamada nada más ver allí su nombre, sin embargo, antes de yo decir nada me interrumpe.

—¿Hola? —es la voz de un hombre, mis sentidos se agudizan al instante, de fondo se escucha ruido.

—¿Hola? —contesto con el mismo tono—. ¿Quién eres y que haces con el teléfono de Ivanna?

—Ivanna acaba de tener un accidente —me hace saber.

Mi mundo se cae una vez más.

Esto había sido mi culpa.

Si yo no me fuera de su casa, ella no tendría que salir a buscarme.

—Eres la última persona con la que habló así que supuse que debería de avisarte a ti... No sé cómo está, acaba de llevársela la ambulancia, la guardia civil está examinando la zona para ver cuáles han podido ser las causas del accidente.

—¿A dónde se la llevan? —pregunto, lo demás me importaba tres gaitas. Él me responde al instante y yo no tardo en agradecerle para después cortar la llamada—. Tenemos que irnos.

Julienne asiente, había escuchado la conversación, pues estaba situada a mi lado. Estaba tan nerviosa como yo, se le notaba tan solo en la manera de moverse.

Bajamos a toda prisa, fue la primera vez que la vi conduciendo tan rápido, solo esperaba que no tuviéramos un accidente también nosotros dos.

El hospital quedaba a a veinte minutos, pero con la conducción temeraria de Julienne llegamos en menos.

—Ivanna Lancarte —dije su nombre con la respiración agitada, el médico se detuvo un instante a mirarme y después puso la peor cara que podría haber puesto.

No.

No, no, no.

—La señorita Lancarte murió en el acto —suspiró—. No pudimos hacer nada por ella, se noqueó. Sufría demencia juvenil, sospechamos que fue la causa del accidente, pues uno de los cambios cognitivos es la dificultad con las habilidades visuales y espaciales —relató, con cada palabra más me hundía—. Lo siento.

Jamás le temí a las despedidas, siempre fui consciente de que algún día volvería a encontrar a la otra persona. ¿Pero que se hace cuando tienes que despedirte para siempre? Porque no volveré a verla más, es un hecho. Ya no despertaré con ella al lado. Ya no discutiré con ella después de las reuniones. Ya no la tendré en mi vida.

Tengo miedo.

Miedo de olvidar todo eso, de olvidarla a ella.

Julienne me apretó la mano, haciéndome saber que estaba ahí, que ambos estábamos en la misma situación.

Y justo en ese momento todo se detuvo. Era imposible avanzar, solo quería gritar lo más fuerte que pudiera, pero mi garganta no quiso colaborar y el silencio me sostuvo. Entre tantas lágrimas no era capaz de controlar todo el dolor.

|| F I N A L ||

Continue Reading

You'll Also Like

1M 48K 41
Quién diría que el atractivo hombre con el que te besaste en un antro, sería tu jefe al día siguiente. Elizabeth Wood, una jóven, que tras una salid...
3.4K 252 38
Kat Jones, un mujer muy talentosa de 25 años, es fotógrafa y modelo he incluso tiene su propia empresa. Bella y encantadora persona de ojos azules co...
130K 13K 38
Piensa en el lugar donde me conociste: en una escapada de auto. Portada hecha por @tanficticia Hace hermosos trabajos ♡ Libro #1 La noche que te cono...
11.8K 1K 66
Tori Rusell, una química cosmetóloga en crecimiento, se entera en la noche de su boda, que su esposo la estaba engañando con su hermana menor, así q...